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Capítulo 7🌊

*Pov SeokJin*

Como ya mencioné antes, mi nombre es SeokJin, y es más que lógico que saben lo que soy, un tritón.
Pero les hace falta saber mi historia, así que comencemos...

Tal como Caroline dijo, soy un príncipe, o era, no sé si aún cuente como uno. Me gusta como se escucha la palabra, así que seguiré presentandome como tal.

Verán, según yo y mi mente necia, soy todavía un miembro de la realeza, nacido en el, valga la redundancia, Reino Blue Pearl, sí, bonito nombre lo sé, pero no por éso es muy bueno.
Me gustaba vivir allí, porque al ser un príncipe tenía muchas comodidades, y en verdad, muchas...

Salía a tomar el sol a la orilla por horas, tenía una gran colección de conchas y perlas de cualquier color imaginable que nadie tenía permitido tocar, podía quedarme en mi habitación todo el día si así lo deseaba, en fin. Nadie me molestaba con ruidos o ahogamientos, claro, a menos que fuera un asunto de suma importancia en el Reino.

Mi padre, el rey Murdoch -feo nombre pero con un significado muy acorde a él-, es una persona estricta y seria, en serio que toparse con él era un sentimiento de miedo e intimidación muy grandes.
Sin embargo, la razón por la que nadie objetaba para retirarle la corona, era porque tenía mucha benevolencia hacia su gente, y con éso bastaba.

No teníamos la mejor de las relaciones padre e hijo, lo intentábamos, pero nuestro carácter chocaba constantemente, provocando discusiones repetitivas.

Aquí viene el punto de diferencia entre mi pasado y los de mis amigos.
Ellos fueron echados en contra de su voluntad de sus reinos.
Yo, por el contrario, escapé del mío.

¿Por qué lo hice si era el príncipe? Mi vida era muy cómoda, prácticamente perfecta ¿no?
Pues, las cosas no siempre son totalmente buenas.

Cierto día -no me interesa qué fecha fue- mi padre llegó a mis aposentos sin aviso previo, cosa que nunca hacía por dos motivos. Uno, cada vez que me "visitaba" me llegaba una nota anticipada. Dos, a él nunca le a gustado convivir conmigo. Ésa acción me desconcertó un poco.

- Debemos hablar. - cerró la puerta, yo por respeto más que por interés, dejé de lado mis ocupaciones.

Antes de darme la noticia importante, me recitó un sermón bastante largo sobre la responsabilidad y las cosas que uno como miembro real debía hacer por el bien de los súbditos.
Tenía una ligera idea de lo que me diría, pero conservé una pizca de esperanza de estar equivocado.

Como ya dije, las cosas no siempre son buenas del todo.
Por ejemplo, mi suerte fue pésima.

- Por motivos de Alianza entre el Reino Kim y el Wang, te casarás con su hijo mayor, Jackson. - sin más rodeos, me puso en una posición complicada.

No sabía si defenderme o no, si protestar y negarme o aceptar con la cabeza baja igual que siempre.
Pero, era algo que realmente no quería hacer, ¿yo casarme?, a penas llegaba a mi adultez, no podía hacerlo.

Por supuesto reclamé, me negué rotundamente a unir mi vida con alguien que ni siquiera conocía de frente. ¿Quien sería tan imbécil como para aceptar un matrimonio así?
Le dije que no lo haría, y que intentara lo que quisiera.

En fin... De idiota, egoísta, insensible y prepotente no me quitó.
Se fue de mi habitación gritando que me casaría porque él así lo ordenaba, y que si continuaba negándome acabaría mal.

No necesitaba ni deseaba más problemas con mi padre, así que ésa misma noche escapé del Palacio. No me llevé ninguna de mis pertenencias, sólo nadé sin mirar atrás en ningún momento, tiempo no tenía como para desperdiciarlo.

Divagué por varios días en el mar, ni siquiera sabía si había cruzado ya los límites del agua que mi padre gobernaba o no.
Y los rumores que susurraban otras sirenas y peces no me ayudaban con mi estrés.
Él me estaba buscando, jurando que cuando me encontrara me encerraría en mi cuarto, me obligaría a casarme y me mantendría confinado en el Palacio sin contacto con nadie más que él y Jackson.

Me asusté, sabía que sería completamente capaz de hacerme éso y más, y créanme, no quería comprobarlo.

Seguí y seguí, tardé demasiado tiempo en poder decir que por fin estaba a salvo. Tanto... Que incluso pensaba que moriría en cualquier momento, no había comido en al menos una semana y media, estaba débil, desubicado y asustado.

Llegué a tierra firme, y tuve que salir del agua para buscar ayuda -ya les explicaré como hice éso-, fue cuando encontré a la reina del bosque por pura suerte.
Ella vió lo mal que estaba, y me permitió quedarme aquí. Con su magia trajo un trozo de océano para que pudiera vivir allí, pues mantenerme fuera de él me causaba mucho dolor físico, y quedarme en la costa no era una opción viable.

Poco a poco, fueron llegando más de mi especie, aunque aún seguimos siendo menos de diez.
Cada que alguien nuevo entraba al agua, me escondía entre las grietas marinas temiendo porque fuera un enviado de mi padre.

No quiero volver a mi "hogar" pues no creo que ése lugar merezca ser llamado así, mucho menos aceptaré darle el gusto al Rey que lo gobierna, prefiero vivir aquí ocultando mi existencia cada que sea necesario, a regresar y condenarme. No sé si continúen buscándome, pero espero que después de ya dos décadas se hayan rendido.

También por éstos motivos odio usar mi apellido Kim, así que siempre que me presento con alguien solamente pronuncio mi nombre a secas.

Ahora, recapitulemos un poco más a fondo sobre mí. Porque creo que dejé muchas dudas ¿cierto?

Bueno, número uno.
¿Puedo salir del agua? Sí, sorpresa, le mentí a Namjoon.
¿Como puedo hacerlo sin morir? Ésa es la parte dolorosa.

Sí puedo salir del agua, dije que no podía porque el proceso para lograrlo es horrible y prefiero no hacerlo muy seguido. Namjoon me hubiera pedido una demostración probablemente, y me hubiera sentido mal de negarme.

Verán, cuando me arrastro a tierra firme, mi cola comienza a doler y desde mi aleta se empieza a marcar una línea algo brillante, dividiendo justo por la mitad mi extremidad.
Lo siguiente que pasa seguro se lo imaginan...
Es doloroso el hecho de que mi cola se separe en dos piernas, mis branquias se cierren por algunos segundos para dejar que mis pulmones se activen, mis escamas desaparecen dejando mi piel lastimada y las membranas en mis manos y orejas se contraen hasta quedar invisibles por así decirlo.

El color de mi piel deja de ser azulado, pasando a ser pálido.
Me duele básicamente todo el cuerpo por un par de horas hasta que me acostumbro a la nueva figura, y por lo regular mi equilibrio se vuelve pésimo, lógicamente, yo no nací para caminar en dos pies. Además de que tengo problemas para respirar por la nariz en lugar de mis branquias.

Lo peor es que por la transformación, quedo como Poseidón me trajo al mundo, lo cual es bastante vergonzoso.
Por éso mi primer encuentro con la reina no es algo que me guste recordar... Dios, que pena.

Siguiente pregunta, ¿cuantos años tengo?, con exactitud, 168. Ya deberían de saber que las edades en seres mágicos y en humanos son sumamente diferentes.
Me veo como de 28 años, así que aún me quedan muchas décadas de belleza por delante.

Última, ¿qué poderes poseo?
Diría que muchos, pero estaría mintiendo. A veces envidio un poco a Jimin, él descubre una nueva habilidad a diario...
En fin, mis poderes son limitados, aunque creo que útiles.

El primero y más obvio, es que mi voz tiene un tono muy específico de timbre, por lo que las melodías que canto son bastante hipnóticas.
Con ella puedo hacer dormir a la gente, confundir sus mentes, hacerlos delirar o incluso hacer que se tiren al agua para ahogarse.

Lo sé, no es bonito.
Debo admitir que me asusté cuando Nam me pidió cantar, no quería que acabara lastimado por culpa mía. Por suerte, lo saqué del trance.

Otra habilidad que tengo es la metamorfosis, la cual ya expliqué. Es horrible, pero al menos sirve en ocasiones.

Por último, logro un poco la adivinación del futuro cuando me concentro totalmente. Jimin a entrenado ésa habilidad más que yo, por lo que debo decir que mis predicciones suelen ser erróneas.

Detalle extra que no pidió nadie pero me gusta mencionar, las sirenas por naturaleza somos muy vanidosas.
Motivo por el cual siempre me verán con perlas colgando de mi cuello y orejas, flores en el cabello, conchas brillosas en mis brazaletes, joyería en mi cola y muchos brillos en mi aleta.
Considero como un don mi sentido de la moda, ¿ustedes no?

Y bueno... Pasando al presente con un pequeño resumen, después de que Namjoon se fue del lago, salió el señor amargado de su árbol.
Solía ayudarlo a reclamarles a Jimin y Cari, pero ahora... Dudo mucho que el reclamo sea para ése par.

- ¿Es en serio Jin? ¿Tú también? - me miró mal.

- Perdóname la vida, él sí es lindo. - los otros dos hicieron muecas.

- ¿Él sí? Cállate pez parlante. - bufó Jimin - Mi osito es más lindo.

- Ja, no me hagan reír. - intervino Cari - Mi solecito es el más bello.

- Iugh. - hizo cara de asco - No era necesario que empezaran con sus cursilerías.

- Te llegará el amor también señorito, y ya te veré siendo un cubo de azúcar con piernas. - bromeó Jimin.

- Si es que me llega, lo cual dudo, será alguien mágico mínimo. - se cruzó de brazos - No un vil mortal.

- Éso decía yo. - sonreí con nerviosismo - Y mira, tenía que aparecer un bonito chico amante de los cangrejos.

- El día en que la reina vuelva a despertar su enojo, ése chico dejará de parecerte bonito. - se fue con un gesto molesto.

Ahora entiendo bien el sentimiento que ellos tenían, y me hace sentir mal el pensar que los juzgué sin conocer sus razones exactas.
No quiero creer que me enamoré de Namjoon, porque bueno, mi especie también es muy enamoradiza, pero... Me conecté con él de una forma tan perfecta, que no sé qué otra palabra exista para describir mi sensación.

Tal vez me acabe enamorando de un humano.


















Si han visto la serie "Siren" seguramente notaron las referencias.

Los amo. ❤

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