1, apolo hidalgo
chasing pavements, adele.
Delilah se paseaba por su patio, danzando, al compás de la música que se reproducía en el pequeño parlante, Adele cantando mientras ella seguía el ritmo de la canción que ella interpretaba: Chasing Pavements.
Una de las canciones favoritas de la castaña, la cual la disfrutaba mientras bailaba contemporáneamente aquella melodía, y aunque ella no estuviera al tanto estaba siendo observada por su vecino: Apolo Hidalgo.
El menor de los Hidalgo un día había decidido asomarse por su ventana al patio de sus vecinos los Cedeño, y descubrió que Delilah bailaba en horas específicas, y se volvió un hábito verla para él.
Aquella pequeña familia que llevaba ahí desde siempre constaba de un padre viudo, Lucas, y sus dos hijas, Delilah y Marissa, así encontrándose con la mayor de las hermanas.
Delilah para Apolo era como un fenómeno natural, era un tornado, era un sismo, era un huracán, era una lluvia de estrellas, era un incendio pero aún más importante: era lo que vivía día a día en la mente de Apolo.
Delilah sintió la mirada de alguien encima, decidió barrer el perímetro con la mirada, al ver el movimiento de Apolo al esconderse detrás de la pared ríe para sus adentros y decidió seguir adelante con su rutina de baile: pero con un pequeño cambio.
Para Apolo ver a Delilah al girarse fue una alerta, se arrodilló rápidamente y se hizo bolita, esperando que la castaña no lo viera, cuando volvió a levantarse para poder ver si ya no lo estaba observando se encontró con que la castaña lo miraba a los ojos.
Apolo sintió cómo sus mejillas se sonrojaron, mientras Delilah rió por lo bajo, y siguió bailando pero de vez en cuando mirando a Apolo en las pausas.
Y ahí estaba, Apolo estaba apunto de desmayarse, bien sabía que Delilah y Ares eran buenos compañeros de clase, ella nunca lo había notado, así que esto era un cambio, un gran cambio.
Una semana después Ares se encontraba hablando con Delilah en el último descanso de la práctica de fútbol, Lilah decidió hacer la pregunta que venía teniendo en la cabeza hace varios días.
—Ares —llamó la castaña, él le dirigió una mirada dándole a saber que la estaba escuchando— ¿por qué Apolo no estudia aquí? Sé que el año pasado estaba aquí...
—Oh, si, bueno según él es porque no sentía que encajaba aquí —este se encogió de hombros y se fue a seguir practicando, la castaña estaba ahí porque después se tenía que marchar con él ya que tenían que hacer un trabajo juntos
Se quedó pensando en eso, ella no era de una familia millonaria como ellos, pero era estudiosa e inteligente, lo que la llevaba a tener becas y estar en colegios de otro estatus social que el de ella.
Alzó la mirada, encontrando a Ares haciéndole una seña de diez minutos, así que empezó a guardar sus cosas ya que había sacado el libro que estaba leyendo actualmente, los post it, los resaltadores, y algunos colores. Se levantó y fue al baño, necesitaba peinarse los cuatro cabellos de la cabeza.
—¿Y qué estaba haciendo? —escuchó unas risas femeninas dentro de un baño
—Bailando, se veía tan estúpida haciéndolo ¿cómo está en esta escuela? —y más risas, sabía que hablaban de ella, Regina Rodriguez, una chica que estaba perdidamente enamorada de Ares Hidalgo y pensaba que Delilah estaba en la misma página que ella
¿Cuál era el problema? Bueno si, a Delilah le gustaba un Hidalgo, pero el menor no el del medio.
Cuando salió nadie estaba en la cancha, solo el entrenador revisando sus carpetas, cuando Lilah tomó su mochila y se sentó a lado de él.
—Lilah ¿qué me dices de esta partida? —el mayor le mostró su carpeta con dibujos de los movimientos, ella lo revisó y analizó
—Debería poner más defensa por los lados, será más fácil para el otro equipo infiltrarse por los laterales si se dan cuenta que van por el medio —musitó, mientras apuntaba a las anotaciones
—¡Delilah! —la voz de Ares aparece, lo que la hace girar encontrándose con el ojiazul parado esperándola
—También saque provecho de las habilidades específicas que tienen los jugadores, así tendrán mejor rendimiento —el entrenador le sonrió en agradecimiento, ella copió el gesto antes de despedirse e ir detrás del Hidalgo
—¿Ahora eres mejor amiga del entrenador? —bromeó Ares, riéndose
—Siempre hemos sido mejores amigos, de hecho los fines de semana vamos a Laser Tag —Ares se rió acompañado de la castaña, se metieron en el carro rumbo a casa de los Hidalgo.
Mientras llegaban discutían los temas del trabajo de Literatura, para el chico era tedioso pero para Delilah le parecía fácil, ella decía lo que él tenía que escribir y él lo hacía, eran un buen dúo.
—Creo que Apolo está en casa, pero no creo que nos interrumpa —dijo mientras se bajaban del carro, el nerviosismo de Delilah se incrementó, esto nunca le había pasado con ningún chico, ninguno la había puesto nerviosa solo al escuchar su nombre.
—No hay ningún problema —entraron a la casa, recibiendolos el silencio, cierta pelirroja apareció bajando las escaleras con una canasta vacía en una mano—. Claudia, hola.
—Oh, Lilah, hola, ¿qué haces aquí? —cuestionó al mismo tiempo que me saludaba
—Trabajo de la escuela —le sonreí, ella me sonrió de vuelta con amabilidad, Ares me hizo una seña para ir a arriba
Entraron a la habitación del ojiazul, dejaron sus mochilas a un lado sin antes sacar los materiales que necesitaban, la ojiverde se sentó en la cama y Ares en la silla de su escritorio. Empezaron a intercambiar más opiniones y puntos de vista de lo que entendieron del tema. Delilah empezó a dictar mientras él tecleaba en la computadora, cuando ya tenían más o menos dos mil quinientas palabras decidieron ir a por un vaso de agua o algo para comer a la cocina.
Al bajar, los otros dos Hidalgo hablaban, ambos se callaron al ver entrar a cierta castaña con su hermano. Apolo la observó con confusión, y algo de encanto, ambas reacciones por su aparición en la casa, mientras que Artemis lo único que lo abarcaba era la curiosidad.
—¿Hola? —saludó y preguntó el mayor de los hermanos
—Hola, debes ser Artemis Hidalgo, mi nombre es Delilah Cedeño, soy su vecina y amiga de Ares —ella se presentó sin problema, extendiéndole su mano como saludo
—Bueno, ya me conoces, Artemis —él estrechó sus manos
—¿Qué haces aquí? —preguntó el menor, actuando desinteresado, pero por dentro la confusión lo consumía
—Está aquí haciendo un trabajo de tres mil palabras así que no quiero que desgasten su inteligencia con cuestionarios —la chica rió antes de recibir la botella de agua y la manzana que Ares le extendía—. Vamos
Subieron nuevamente a la habitación, se centraron nuevamente en el trabajo, cuando terminaron cayeron en cuenta que ya eran las cinco de la tarde, habían pasado casi dos horas. Delilah guardó sus cosas, se despidió de Ares y bajó, encontrándose al menor de los Hidalgo saliendo del cuarto de juegos.
—Lilah —este llamó su atención, ella se giró, observándolo a los ojos con nerviosismo
—¿Si, Apolo? —la ojiverde respondió inmediatamente, el ojicafé se petrificó, pero tomó una respiración antes de hablar
—¿Quisieras salir el sábado a los bolos?
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