18; INSEGURIDADES
―Tranquila. Soy yo, Hana ―murmuró con la voz suave y aunque no pudiera ver sus labios, estaba segura que estaba sonriendo, porque sus ojos se volvieron un poco pequeños brillando con más intensidad y unas arruguitas se formaron a los costados de estos.
La fémina se sentía temblar y como el oxígeno abandonaba sus pulmones, mientras no era capaz de reaccionar o hablar a pesar de tener sus labios entreabiertos. Siempre deseó poder tener en frente a Jungkook, decirle lo feliz que la hacía con sólo ver sus videos, sus fotos, escucharlo cantar.
Deseó poder abrazarlo y decirle cuánto lo admiraba, pero jamás esperó que la primera vez que lo viera fuera en esas circunstancias, que no pudiera moverse y que deseara más que nada huir, más al notar como observaba con detenimiento cada centímetro de su rostro.
―Estás sangrando, Hana ―mencionó preocupado bajando la mirada.
Hana logró soltarse y bajó la mirada a su pierna. Su jean estaba roto, por lo que lograba ver que tenía sangre en la rodilla, así que rápidamente comprendió porque era la parte del cuerpo que más le dolía y no era capaz de caminar bien.
Sentía sus mejillas arder por la vergüenza y volvió a levantar su mirada, encontrándose con la suya de preocupación, que la hizo estremecer.
―¿Estás bien? ―intentó acercarse, pero ella dio un paso hacia atrás―. Déjame ayudarte...
―N-No...
―Pero estás herida...
―No me duele. D-Debo volver.
Su voz sonaba tan débil y temblorosa que era casi inaudible, por lo que cerró los ojos con fuerza, empuñando las manos. La vergüenza comenzaba a intensificarse y se detestaba por actuar de esa manera, pero la presencia de Jungkook la ponía demasiado nerviosa, ¿y cómo no? Si se trataba de la persona por la cual sentía una gran admiración, la persona de la cual escribía y era su bias.
―No lo creo. No puedes caminar bien, permíteme llevarte a tu casa ―dio un paso hacia adelante con algo de inseguridad―. Tengo mi coche aquí.
―¿Qué? ―lo miró asustada por su idea―. Vine en bicicleta.
―Vamos. No te preocupes.
―No. No entrará.
―Haremos que sí. Vamos, Hana.
Intentó tomar su mano, pero ella volvió a alejarse asustada, notando la sorpresa en sus ojos oscuros, como también algo de decepción que intentaba ocultar.
―N-No puedes acercarte.
―¿Por qué?
―Covid ―respondió obvia, volviendo a colocarse la mascarilla con algo de torpeza―. Mantén la distancia, por favor.
―Oh, vamos ―soltó una risilla―. Ni tú, ni yo lo tenemos...
―¿Cómo estás tan seguro?
―¿Serías tan irresponsable como para salir? ―arrugó levemente la frente, aunque ella no podía verlo.
Hana sintió sus mejillas volver a arder y agradecía que por la mascarilla no pudiera notarlo Jungkook. Empuñó las manos nuevamente, tomando una bocanada de aire para tratar de tranquilizarse.
―N-No.
―Entonces, puedo...
―De todas maneras, mantén la distancia.
―¿En serio? ―preguntó sorprendido.
―Ya debo volver.
Empezó a caminar con algo de dificultad hacia su bicicleta, pero sintió la mano de Jungkook envolver su brazo impidiéndoselo con suavidad. Volteó a verlo sorprendida y se soltó rápidamente al sentir su corazón golpear con fuerza.
―L-La distancia...
―Lo siento. Lo siento ―alzó ambas manos―. Déjame llevarte, ¿sí?
―No.
―Pero estás lastimada.
―Vivo a ocho cuadras. No te preocupes.
―Entonces, déjame caminar junto a ti. Me sentiría más tranquilo si te acompaño.
―No...
―Por favor, ¿sí?
Al escuchar su voz salir tan dulce y cómo la observaba ilusionado, le recordó a un niño, por lo que quiso sonreír, pero la reprimió asintiendo mientras se acercaba a la bicicleta, pero Jungkook le ganó tomándola.
―¿Y si te llevo?
Hana abrió los ojos a la par por la sorpresa, pues empezaba a recordar que había visto eso en los dramas, como la protagonista se sujetaba de su interés amoroso. El pensar en que debía hacer eso con Jungkook, sintió un circo en su estómago que la hizo sacudir la cabeza.
―Caminaremos.
―Qué aburrida ―dijo en un murmuro casi inaudible, y al ver la mirada de sorpresa de Hana, soltó una risilla inocente―. Era broma. Vamos, tú indícame.
―Tenemos que doblar a la izquierda.
Este asintió comenzando a caminar con Hana a su lado, que trataba de hacerlo normal fingiendo que no le dolía, aunque no podía evitar hacer unas muecas, como presionar los labios al sentir un dolor punzante en su rodilla y en sus brazos.
―¿Sabes? Aún estás a tiempo de cambiar de decisión e ir en mi coche, sin tener que fingir que no te duele.
La fémina resopló y volteó a verlo por un momento, pero no era capaz de sostenerle la mirada por lo que volvió la vista hacia el frente.
―Sólo decía ―musitó.
Los segundos pasaban, los cuales se hacían eternos para Hana, que aún no podía creer que realmente estuviera pasando, por lo que parpadeaba tratando de despertar. También fingió abrazarse a sí misma, pellizcando su brazo, pero al no despertar quiso llorar, hasta que un sonido involuntario escapó de sus labios por el dolor de haberse pellizcado.
Eso llamó rápidamente la atención de Jungkook, que volteó a verla preocupado.
―¿Estás bien?
―S-Sí.
Volteó a ver al pelinegro que bajaba la mirada a sus brazos algo desconcertado, por lo que los bajó rápidamente, ya que no quería que se diera cuenta de lo que había hecho. Este volvió la mirada al camino, tratando de reprimir una sonrisa y ella lo miró de pies a cabeza, como iba todo vestido negro, sintiéndose maravillada ante su presencia.
Jungkook al sentir su mirada giró la cabeza a verla y ella al notar como sus ojos se volvían pequeños, supo que estaba sonriéndole, por lo que sintió sus mejillas arder y volvió rápidamente su mirada hacia el frente.
Temía que se aburriera con su presencia, pero los nervios eran tantos que no se sentía capaz de hablar. Olvidaba cómo expresarse, cómo entablar una conversación y se sentía muy tonta, mientras reprimía su emoción que la hacía querer chillar.
―Tienes carácter...
―¿Q-Qué? ―frunció el ceño mientras lo miraba.
―Te escuché todo lo que le dijiste, más que nada el viejo ciego.
―Oh, te juro que no soy así. Al contrario, soy muy respetuosa y más que nada con las personas mayores ―aclaró rápidamente sintiendo sus mejillas arder.
―Tranquila ―soltó una risilla―. Lo entiendo. No debió tratarte de esa manera.
―¿Viste todo?
―Una parte.
―¿Qué hacías allí?
―Me gusta correr por esos lados y al ver la situación, principalmente a ti, logré reconocerte ―confesó con tranquilidad―. No dudé en intervenir. Ese hombre está loco y tú no parecías nada tranquila ―rieron.
―Qué gran forma de conocerme ―murmuró avergonzada, llevando un mechón de cabello detrás de su oreja mientras volvía a ver hacia el frente.
―Hubiera sido aburrido conocernos de otra forma, ¿no crees?
―Entonces, ¿casi morir atropellada, valió la pena para no aburrir a Jeon Jungkook? ―preguntó divertida.
―¡No! N-No me refiero a eso...
―Tranquilo. Sólo estoy molestándote, espero que esta vez no te enojes.
Jungkook abrió los ojos a la par por la sorpresa, ya que no podía creerse que haya dejado sus nervios a un lado, por lo que sonrió emocionado.
―Vaya, no creí que te atrevieras a molestarme también en persona.
Hana sentía sus mejillas arder y desvió la mirada arrepintiéndose, pero es que ni siquiera lo pensó.
―Hay que doblar a la izquierda.
Carraspeó la garganta tratando de mantener la calma y escuchó una risilla por lo bajo de parte del pelinegro, que provocó un cosquilleo en su estómago.
―Bien, aquí ―se detuvo llevándose una mirada de confusión.
―Pero... Pero aún no hemos hecho las ocho cuadras.
―No puedo llegar contigo, ¿lo olvidas?
―No me verán.
―Claro que lo harán porque tengo vecinos chismosos, y si mi madre sale y me ve contigo, ¿qué le diré?
―Bueno. Tienes razón.
―Bien...
―Tienes que curarte eso ―mencionó señalando su pierna―. ¿Volverás a escribirme, Hana?
Sintió su mirada tan intimidante que bajó la suya porque nuevamente un circo apareció en su estómago, y esta vez no sólo sus mejillas sino todo su rostro ardía, por lo que quería correr muy lejos de él.
―Hana...―intentó acercarse, pero ella levantó la mirada rápidamente, lo que le hizo detenerse, mirándola con intensidad.
―E-Está bien.
―Hazlo en cuanto llegues, y te responderé al instante ―aseguró con una sonrisa.
En ese momento quedaron mirándose, mientras la tensión empezaba a crecer al no saber qué hacer, pues notaba que Jungkook tenía la intención de acercarse, pero no lo hacía porque ella le había pedido que mantuviera la distancia, y seguía aferrada a eso porque estaba segura de que si se acercaba aún más, iba a desmayarse.
―¿Puedo...?
―Bien, debo volver antes de que se preocupen por mí.
―Hana...
―Adiós, Jungkook.
―Quiero...
―Muy buena forma de conocernos ―tomó el manillar de la bicicleta y al rozar su mano con la de del pelinegro, se sintió estremecer quitándola rápidamente.
La puso a unos cuantos centímetros más lejos y movió la bicicleta con la intención de que él notara que quería caminar.
―Oh, lo siento...
―Adiós, Jungkook ―hizo una pequeña reverencia y comienza a caminar.
―Espero volver a verte ―escuchó su voz que la hizo voltear a verlo sorprendida―. Adiós, Hana.
Al ver como movía su mano despidiéndose y con sus ojos más pequeños por la sonrisa, no pudo evitar sonreír sintiendo un circo en su estómago, pero aún así volteó para volver a caminar, tratando de mantener la calma y no soltar un grito ahí mismo que podría ser escuchado por él. Pues, recordaba que quería que lo tratara como si no fuese alguien reconocido mundialmente.
Cuando ya estuvo lo suficiente lejos, volteó algo nerviosa a ver a Jungkook, logrando divisar su silueta que estaba caminando hacia el sentido contrario, por lo que soltó un suspiro de alivio volviendo a concentrarse en su camino, y en llegar cuanto antes a su casa.
Al llegar su madre chilló asustada al verla lastimada, por lo que comenzó a contarle lo sucedido preocupándola aún más, obviando el encuentro con Jungkook, ya que ni ella misma podía creérselo, así que si se lo dijera a su madre pensaría que había enloquecido.
Tuvo que cambiarse y ponerse un short para que su madre desinfectara sus heridas que le ardían demasiado.
―A partir de ahora no dejaré que vuelvas a salir a comprar.
―Pero mamá...―al sentir el contacto del algodón nuevamente en su rodilla, gimió de dolor.
―Mira lo que ha pasado ―suspiró―. Cada vez las personas conducen peor.
―Lo sé, pero me hizo bien salir ―aseguró haciendo una mueca―. La próxima vez caminaré.
―Debo cuidarte ―se levantó y acarició su cabello.
Hana suspiró levantándose y se dirigió con algo de dificultad hacia la escalera, encontrándose con Félix que al ver su rodilla soltó una risilla mirándola burlón.
―¿Qué te sucedió, torpe?
―Cállate.
Intentó golpearle, pero logró esquivarlo soltando una carcajada que la hizo rodar los ojos, para luego terminar de subir y dirigirse a su habitación.
Observó el jean que usó que estaba en el suelo y soltó un suspiró echándose a la cama, cerrando los ojos al colocar las manos sobre el abdomen.
Empezó a recordar a Jungkook, su voz, su tacto, su risa, su manera de mirarla, cómo sus ojos se volvían pequeños al sonreírle y las arruguitas que se formaban a los costados de estos. Tomó el cojín poniéndolo sobre su rostro y comenzó a gritar emocionada, pues seguía sin creerse todo lo que sucedió con él.
Se sentía estremecer y se quitó el cojín, para luego tomar el celular que estaba sobre la mesa de noche. No le había escrito apenas llegó como dijo que lo haría y es que no sabía si hacerlo, porque estando con él sólo quería huir de los nervios que le provocaba.
(...)
Jungkook al llegar al edificio se dirigió a darse un baño, y esperó sentado en la cama por varios minutos un mensaje de Hana. Al no recibir nada empezó a preocuparse, pero al entrar a su perfil vio que hacía sólo unos minutos en su tablero había respondido una pregunta, se relajó de gran manera aunque le decepcionaba que no le escribiera.
―¡Es aún más hermosa en persona, hyung! ―sonrió echándose sobre el sofá.
―Siempre dicen eso...
―¡Es en serio!
―Te creo, sólo bromeaba ―aseguró riendo―. Con Tae dijimos que nos parece linda, pero no quisimos decírtelo porque eres un celoso.
―¡No soy celoso!
―Si tú lo dices...
―¿Puedes prestarme atención?
Seokjin soltó una risilla y se sentó en el sofá de al frente, con sus piernas abiertas, inclinándose hacia adelante, juntando sus manos y mirándolo atentamente. Pues, realmente le gustaba ver a su amigo embobado, contándole todo lo sucedido emocionado, como si no se lo hubiera contado dos veces anteriormente.
―Te escucho...
―Cuando estaba con ella, rayos, no podía dejar de sonreír como idiota ―explicó riendo―. Es maravillosa, Jin. Tanto así, que no me sentía incómodo, ni tenía miedo. Sólo quería seguir junto a ella, acercarme más. Hasta quise pedirle llevarla en la bicicleta, así ella podía abrazarme como vi en un drama...
―Deberías haberlo hecho.
― Ella estaba muy nerviosa ― hizo una mueca juntando las manos sobre el abdomen―. Antes de que nos despidiéramos, quise pedirle un abrazo porque es algo que realmente deseo hacer, pero estaba muy nerviosa y no quería incomodarla.
―Eres muy tierno. Entonces, ¿van a volver a hablar?
―Supongo que sí. Dijo que me escribiría, pero aún no lo ha hecho ―mencionó algo decepcionado―. Aún así, sé que llegó a su casa porque vi que respondió una pregunta que le hicieron por Wattpad, así que estoy tranquilo por eso. Pero me preocupa demasiado que no le haya gustado verme como a mí me gustó verla.
―No pienses así, Jungkookie. No debe ser fácil encontrarte a quien admiras por la calle así como así.
―¿Tú crees que pueda enamorarla? ―se sienta mirándolo esperanzado.
―¡Claro que sí! Pero tienes que se directo con ella.
―¿Directo?
―¿Cómo crees que le quite el lugar a Filip?
―¡Félix!
― Bien, ese. Ese idiota nunca fue directo con ella, llevaba meses esperando que lo fuese, así que llegué yo ―acomoda su camiseta sonriendo triunfante.
―Es que me da pena por ellos...
―Tienes que luchar por ella, Jungkookie, porque en cualquier momento ese tal Jinnie puede recuperarla.
―No digas eso ―suspira pasando las manos por su rostro―. Lo peor es que sé que no soy competencia a su lado.
―¡¿Cómo vas a serlo?! Eres el mismísimo Jeon Jungkook, él es...él.
―No lo entiendes. No es algo que adore al tratarse de ésto, porque su exnovio pasó dos años a su lado, tienen recuerdos juntos y ella está o estaba perdidamente enamorada de él ―explicó desviando la mirada―. Ahora siento que sería más fácil si realmente fuera ese tal Jungsu por el que me hice pasar.
―Deja esas inseguridades. Estoy seguro de que puedes enamorarla.
Jungkook le sonrió a medias, pues agradecía que lo escuchara y tratara de darle ánimos, pero una gran parte de él sentía que debía sacar esas ilusiones, mientras la otra parte le gritaba que siguiera los consejos de Seokjin.
Recordaba todo lo sucedido aquella mañana y se convencía de luchar, porque el ver sus ojos cafés, escuchar su dulce voz, le hizo darse cuenta que sus sentimientos eran más intensos de lo que creyó, le hacía empezar a desear más que nada poder abrazarla algún día, poder probar sus labios delgados y rosados que no pudo evitar admirar, a pesar de la situación en la que se encontraban.
Los minutos pasaban y se encontraba jugando un videojuego junto a Seokjin, mientras Taehyung se burlaba de ellos por la forma en la que peleaban, lo cual lo entretenía demasiado.
Jungkook tenía sus piernas abiertas, su espalda inclinada hacia adelante, apoyando los brazos en las piernas. Estaba realmente concentrado tratando de ganarle, mientras el mayor se burlaba demostrando su seguridad, lo que lo motivaba más, hasta que sintió su celular vibrar en la chaqueta, provocando que toda su concentración se esfumara, tirando el mando a un costado para tomar el celular rápidamente.
―¡¿Qué haces?! ―alzó la voz, Seokjin.
Jungkook no le respondió rogando que se tratara de un mensaje de Hana, y al ver que es así, sonrió emocionado.
―¡Me escribió! ¡Hana, me escribió! ―exclamó observando a sus amigos.
―Diablos, no pueden seguir con eso ―habló frustrado el castaño, masajeando sus sienes.
―¿Qué te ha puesto?
Hola.
Hana
No sabes cuanto me alegra que
me hayas escrito
―Hola ―sonrió.
―Ya, Jungkook, acaba con eso ―ordenó Taehyung―. Además de que no eres para nada correspondido, es demasiado arriesgado.
―Cállate ―exigió Seokjin―. Vaya, te ha propuesto matrimonio, Jungkookie ―bromeó soltando una risilla.
El pelinegro decidió ignorarlos, pues cuando le contó a Taehyung lo que sucedió, no pareció alegrarse para nada como pasó con Seokjin. Parecía demasiado preocupado, lo cual entendía a la perfección porque sabía que era arriesgado, pero aún así quería continuar.
Esperaba seguir contando con su apoyo sin que dijera una sola palabra, hasta que pudiera avanzar con ella y se sintiera confiado de poder hablar con los demás, principalmente con Namjoon, porque estaba seguro de que tendría el apoyo del resto, más que nada de Jimin.
¿En serio?
Claro
Por algo te dije que me escribieras, ¿no?
Tienes razón
Lamento no haberlo hecho antes
Fueron demasiadas emociones hoy
No te preocupes
Entiendo
También lamento como actué
Debes pensar soy una idiota
¿Quieres saber qué pienso en realidad?
Sí.
Pienso que eres muy tierna
Aún más hermosa en persona
Y quiero conocerte más
Quiero volver a verte, Hana
¡Hola!
¿Qué les pareció el capítulo? ¿Les gustó?
Espero que sí, no se olviden de votar y comentar, amores
¡Nos leemos pronto!
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