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⑅ ˖⁠ ♡ 🩰 .Waste it on me. 〃

El sonido de sus pies colisionando una y otra vez con aquel escenario era lo que mayormente se escuchaba en el lugar. De fondo, en una bocina era reproducida la canción Lovely de Billie Eilish y frente a un montón de asientos vacíos un joven ensayaba por enésima vez la misma coreografía.

Y así era diariamente, prácticas sin descanso que terminaban con sus pies, dolores que a pesar de todo amaba sentir, porque era lo único que le recordaba que estaba vivo. Jungkook amaba el baile, lo hacía sentir libre pero a la misma vez lo mantenía preso en su propia realidad ideal.

Suspiró intentando relajarse cuando se tambaleó y cayó al suelo en el paso que debía inclinarse y luego saltar. Allí, estando sentado sobre el escenario observó las medias que cubrían sus pies,  completamente seguro de que cuando llegara a casa y las quitara tendría los dedos magullados.

Pero no importaba, así que se levantó del suelo de madera perfectamente pulida e hizo reproducir desde un principio la canción, posicionádose en el centro del escenario y comenzando a bailar el mismo número una y otra vez.

Hoy en la noche tendría una presentación y no podía permitirse fallar, definitivamente no había lugar para algún error.

Seis veces más bailó la coreografía, estando tan acostumbrado a la canción y los movimientos que se le hizo aburrido y monótono.

—Jungkook —Aquella voz femenina captó su atención y detuvo sus movimientos, tomándose unos segundos para apagar la música y escucharla —, ya son las seis, deberías ir a tu casa y descansar para que puedas estar aquí sin falta a las nueve y media.

—¿Puedo ensayar un poco más? Solo un poco...

—No, llevas cinco horas bailando sin descanso. No es bueno que te sobreesfuerzes, descansa y no te preocupes —Le dió la espalda al bailarín y a pasos lentos se fue retirando del lugar mientras decía —, yo se que no me vas a decepcionar.

Jungkook la observó irse y luego miró sus pies, una gota de sudor resbaló desde su frente hasta terminar sobre el escenario y él suspiró. Las últimas palabras que dijo su profesora antes de irse solo lograron estresarlo más de lo que ya estaba.

Sentía demasiado peso sobre sus hombros, el peso de no fallar, de no decepcionar a los demás y a sí mismo.

Recogió la bocina y la guardó en la mochila que trajo consigo, se colocó sus zapatos y estos le lastimaron los pies, pero ignoró el dolor y bajó los escalones del escenario. Rodeó los asientos para llegar a la puerta y en un suspiro dejó escapar un poco de aire.

Una vez en el pasillo se encontró con varios estudiantes de distintas áreas, unos pertenecientes a la clase de pintura, otros de escultura y algunos de música. Rodó los ojos cuando vió a aquel pelinegro que no dejaba de intentar hablar con él y se apuró a salir.

Pero fue demasiado tarde, el chico pelinegro lo había notado.

—¡Jungkook!

Su melodiosa voz llegó a oídos del peli-rosa y en lugar de detenerse apresuró el paso. Necesitaba escapar.

Una vez fuera de la escuela miró hacia atrás y sonrió al ver que había perdido al otro, por un momento pensó que tendría paz en el camino de regreso a casa, pero tan pronto como miró al frente sus esperanzas se esfumaron.

—Casi... —dijo agitado el contrario, apoyando las manos sobre sus rodillas e intentando calmar su respiración errática ya que debió correr—, casi no te alcanzo.

—Ah, que lástima —Jungkook respondió sin ánimos y retomó su camino a casa, ahora siendo seguido por el chico de la clase de música.

—¿Te acompaño a casa? —El pelinegro, de nombre TaeHyung , inquirió amablemente con una sonrisa plasmada en el rostro.

—No.

—Igualmente lo haré —A pesar de la mala respuesta que recibió de parte contraria, no se esfumó ni por un segundo la alegría en su rostro. Es decir… ¿quién no se alegraría de poder compartir un par de palabras con Jungkook?

—Dije que no —se detuvo abruptamente, causando que el cuerpo de TaeHyung  chocara con el suyo al estar caminando solo un poco detrás.

—Yo insisto, las calles se están volviendo peligrosas últimamente. No me agrada la idea de dejarte ir solo.

—¿Acaso pedí tu compañía en algún momento? ¿No verdad? —continuó caminando y enseguida fue testigo de como el pelinegro lo seguía—. Encerio TaeHyung , puedo cuidarme solo.

—Y no lo dudo, pero quiero acompañarte.

—Bien, pero solo si prometes que no hablarás en todo el camino —Accedió resignado.

—Lo prometo.

Y Jungkook aprendió que nunca mas debería confiar en las promesas de TaeHyung , ni cinco minutos el pelinegro se mantuvo en silencio, ahora preguntándole sobre absolutamente cualquier cosa y el bailarín se limitaba a responder con un "si" o un "no."

—Supe que hoy en la noche te presentarás por primera vez ante el público. ¿Debes estar nervioso verdad? —habló mientras observaba los cerezos en floración que rodeaban el camino que recorrían, haciendo comparaciones entre el pelo de Jungkook y las flores del "Sakura."

—Si.

—Bueno, estoy seguro de que lo harás muy bien. Estaré allí para verte —Le hizo saber y una vez fue visible a la distancia la casa de Jungkook él puchereó, porque el poco tiempo que tenía para hablar con el mayor se estaba acabando.

—Que bien.

—No pareces emocionado. ¿Te estoy molestando?

—Si —observó de reojo la expresión del menor, y aunque literalmente le estaba diciendo que no le agradaba su compañía él seguía sonriendo.

—¡Que mal! Espero poder llegar a agradarte algún día.

Y Jungkook lo observó solo unos segundos antes de centrar su atención en buscar las llaves de su departamento, subiendo los tres escalones hasta estar frente a la puerta y volteándose para ver a su molesto acompañante una última vez.

—Gracias por acompañarme.

Vale, en realidad no estaba agradecido. Hubiese preferido mil veces volver a casa sumido en sus propios pensamientos y sintiéndose pleno ante las paz que lo rodearía.

Pero no, tenía que aparecer el ruiseñor cantor a estropearle los planes.

—Oh, no hay de qué —respondió, feliz por el agradecimiento contrario, pero ignorante de que Jungkook no estaba ni mínimamente agradecido—. Por cierto, estaba pensando que si no tenías nada que hacer este fin de semana...

Sus palabras fueron interrumpidas por el ruido que causó un portaso. Jungkook sabía lo que pediría, razón por la cuál entró a casa antes de que terminase de decirlo. Se apoyó contra la madera de la puerta y a continuación escuchó:

—¡No me voy a rendir hasta que aceptes!

Negó con la cabeza y le fue imposible no sonreír un poco. TaeHyung  llevaba intentándolo invitar a una cita desde… la verdad no recordaba cuánto tiempo, pero TaeHyung  una vez le contó que era desde que lo había visto bailar por primera vez y asegurado que lo hacía increíble.

Tres años quizás.

A veces se sentía un poco mal por el chico, el cual a pesar de las veces que lo había rechazado seguía insistiendo. Pero Jungkook no estaba interesado en el amor, no lo quería, no lo necesitaba en su vida. Se sentía bien al simplemente dedicar su existencia al baile, estaba perfecto con eso.

Su mochila encontró lugar en el mueble frente al televisor, el cual mas tarde se hundió por el peso del peli-rosa al acostarse. Era consciente de que tenía que bañarse, comer algo y luego prepararse para su presentación esta noche.

Pero en realidad, anhelaba un descanso.

Si solo fuese un día, o unas horas, o incluso un par de minutos. Pero no se refería a descansar su cuerpo, sino su mente. Quería deshacerse de todos y cada uno de esos pensamientos que lo atormentaban diariamente.

Pero no tenía otra opción más que resignarse, no podía quejarse de nada, era feliz, hacía lo que amaba.

Entonces… ¿Qué era eso que le faltaba? Eso que necesitaba para sentirse completamente pleno.

No lo sabía, y por más que quisiera averiguarlo no tenía tiempo para eso.

Así que más pronto que tarde estuvo quitando sus zapatos y medias, observando múltiples cicatrices y moretones en sus dedos, todos declarantes del esfuerzo que hacía diariamente por ser perfecto.

Y no podía, no importa cuánto practicara.

Frunció el ceño observando una pequeña rajadura en la planta de sus pies, no era muy grande pero si molesta. Cómo no tenía tiempo de esperar a que sanara subió a su habitación, registrando los cajones de su cómoda en busca del pegamento.

Y si, cerró la herida usando pegamento. ¿Qué más podía hacer? Tenía una presentación en dos horas y lo que menos podía hacer era eso.

Agarró la toalla que colgaba en la esquina de su clóset y con ella como compañía entró al cuarto de baño. Apenas estuvo allí se deshizo de toda prenda sobre su cuerpo, al momento de levantar los brazos para sacarse la camisa estos dolieron.

Pero… ¿Qué más daba?

Dejó la ropa sucia en una esquina, seguramente más tarde la recogería. Sin esperar mucho tiempo se metió bajo la ducha, esperando que el agua tibia lo reconfortara un poco al acariciar con suavidad su piel.

Pero oh, Jungkook maldijo una y otra vez al momento que la maldita agua salió  malditamente fría empeorando su maldito malhumor y haciéndolo salir malditamente disparado del baño.

Que se bañe su abuela, si alguien lo quería limpio para la presentación de esta noche que viniera personalmente y arreglara su calentador.

Secó lo poco que su cuerpo alcanzó a mojarse bajo la ducha y abrió su armario en busca de ropa para ocultar su desnudez. En realidad no importaba que usara, de todas maneras sería reemplazado por el atuendo que tenían acordado para su presentación, por lo que no se molestó en buscar nada demasiado llamativo.

Lo último que colocó sobre su cuerpo fue uno de los muchos pares de medias que guardaba, blancas con detalles grises.

Y así, estando vestido y a medio bañar bajó las escaleras en busca de sus zapatos, los cuales encontró a un lado del sofá aprovechando para sentarse y ponerlos. Tomó su mochila y le dió una última mirada a su reflejo en la pantalla apagada del televisor.

Suspiró y medio sonrió al saber que ahora «a diferencia de esta mañana» su trayecto a la escuela de artes sería en completa paz y tranquilidad, entreteniéndose solamente con los sonidos de la naturaleza y-

—Hola Jungkook.

Mierda, mierda y más mierda.

¿El universo estaba en su contra hoy?

Observó incrédulo a TaeHyung  parado frente a él, luciendo tan emocionado por acompañarlo de regreso a la escuela que no pudo evitar que su corazón se encogiera un poquito.

Pero solo un poquito.

Algo que claramente no lo privó de hablarle de manera grosera.

—¿Se puede saber qué haces aquí? —interrogó, alzando una ceja sugestivamente hacia TaeHyung , haciendo al menor dudar un poco de haber venido.

Pero su rostro de duda fue inmediatamente reemplazado por uno de alegría.

Jungkook se preguntaba si no le dolían las mejillas de tanto sonreír.

—Acompañarte.

—Bien —Y siguió de largo, pasando a un lado de TaeHyung  y fue cuestión de segundos que el pelinegro comenzara a seguirlo. Rodó los ojos ante la insistencia del menor y decidió ignorarlo, así tal vez se cansaría de hablar solo y se callaría.

Error, TaeHyung  no cerró la boca ni un segundo en todo el camino.

Ahora que lo pensaba, tal vez podría aprovecharse de la amabilidad contraria y pedirle a TaeHyung  que arreglara el calentador de su baño.

Pero inmediatamente desistió, eso sería dejarlo entrar a su casa, a su baño, y no.

—Llegamos —anunció sonriente el de clases de música, tomándose un momento para admirar nuevamente el rostro de Jungkook desde su perspectiva.

Perfecto, pensó.

—Y bien, muuuchas graaacias por tu agradaaaable compañía —pronunció usando un tono irónico y sin darle tiempo al menor de contestar corrió en dirección al teatro escolar.

Allí se encontró con que su profesora ya lo esperaba, y no solo ella, también los maquillistas y demás. Observó los asientos vacíos e inevitablemente se puso nervioso por el pensamiento de que pronto estarían llenos de gente que venía solo para verlo bailar.

Algunos para admirarlo y elogiarlo, otros para criticarlo y rebajarlo. Pero eso era lo de menos.

No puedo fallar.

Tiene que ser perfecto.

Tengo que hacerlo bien.

Pensamientos como esos eran los más frecuentes dentro de su mente en estos momentos. Se dejó hacer cuando lo llevaron para maquillarlo y vestirlo adecuadamente.

El maquillaje no era nada demasiado llamativo, pero iba acorde al baile y lo que este intentaba expresar. Y el vestuario, pues, eso era otra historia.

Los pantalones blancos ajustados marcaban perfectamente cada curva de su cuerpo, algo que lo incomodaba un poco al tener que bailar frente a más de cincuenta personas. Y no hablemos de la camisa, la cual estaba rasgada a propósito para que combinara perfectamente con la actuación, revelando parte de su abdomen y hombro izquierdo.

Se sentía desnudo, solo esperaba que su nerviosismo no lo distrajera y pudiese hacer cada movimiento impecable.

—¡Ey Jungkook! No te distraigas, ya casi sales.

Luego de escuchar esas palabras por parte de su profesora de baile él asomó un poco la cabeza desde detrás del telón. Observando como poco a poco las personas iban llegando y tomando asiento, también notó que en la primera fila estaba sentado TaeHyung , luciendo algo ansioso.

Suspiró y se preparó mentalmente.

Esperó todo el tiempo necesario hasta que el teatro estuvo lleno; estudiantes, padres, críticos y otras personas comunes que solo estaban allí como espectadores.

Volvió a suspirar y se dijo a sí mismo que todo estaría bien siempre y cuando se calmara, que el miedo no lo llevaría a ninguna parte.

Y sin darse cuenta ya estaba situado en medio del escenario, siendo observado y juzgado por decenas de miradas.

La canción tan conocida para él llegó hasta sus oídos e inmediatamente rememoró cada uno de los recuerdos que tenía de sí mismo practicando la misma coreografía hasta el cansancio.

Comenzó dando tres elegantes pasos hacia delante, no olvidándose de puntear correctamente sus pies ni de colocar a la altura indicada sus manos.

Dió un leve giro sobre sus pies, cada movimiento que realizaba estando perfectamente calculado y grabado en su mente y cuerpo, bailando de manera instintiva la canción.

Todo estaba bien, y al público parecía gustarle. Jungkook no solo bailaba, el interpretaba el baile, tenía la facilidad de contar toda una historia a través del movimiento de su cuerpo y eso era lo que muchos de los que lo conocían admiraban o envidiaban.

La danza era parte de sí y él, parte de la danza a su vez.

Llevó dramáticamente las manos a su pecho, como si el corazón le doliera y en ese mismo lugar su camisa se manchó de pintura roja, simulando la sangre.

Por primera vez se atrevió a conectar miradas con el público, sintiéndose lo suficientemente confiado para hacerlo. Su vista de manera inevitable se cruzó con la del pelinegro, quién tan asombrado lo veía danzar sobre aquel escenario.

TaeHyung  sin ser consciente mantenía una sonrisa boba en sus labios, la cual se ensanchó al momento en el que Jungkook sonrió en su dirección.

¿Realmente Jungkook le había devuelto la sonrisa o simplemente lo había imaginado?

Tal vez era parte de su actuación, pensó.

No podía saberlo, pero le agradaba más la idea de ilusionarse con la primera opción.

Pero lo siguiente que ocurrió fue algo que ni Jungkook, ni TaeHyung , ni el público el general esperó.

El bailarín se agachó solo un poco antes de tomar impulso y saltar con gracia y verdadera elegancia, mas al momento en que sus pies regresaron al suelo estos dolieron tanto, oh, lo intentó...

Pero no lo pudo evitar.

Jungkook se había desplomado en el suelo de aquel escenario, observando sus pies con los ojos llorosos notó una pequeña mancha de sangre en uno de ellos, aunque ese último detalle solo lo pudo notar él mismo. Se escuchó un "oh" proveniente del público y el no pudo soportar ni un segundo más allí.

Se levantó y sin mirar a nadie salió corriendo del lugar, no estaba preparado para observar la mirada de lástima que le darían, y seguramente también algunas burlonas por fallar.

Realmente, realmente había fallado.

Había hecho lo que más temió hacer. Había decepcionado a todos, y a él mismo.

Así que corrió, sin saber a dónde pero eso era lo de menos en ese instante. Sus mejillas eran mojadas por las lágrimas que brotaban de sus ojos cafés y terminaban en el cuello de su camisa. El dolor en su pie lastimado pasó a segundo plano en el momento que se sintió consumido por la vergüenza y la decepción. Quería desaparecer, irse y no volver.

No volvería, no volvería a bailar, no-

—¡Jungkook! —escuchó una voz a sus espaldas y aunque sabía de quién se trataba no se detuvo. Continuó corriendo hasta que su respiración se tornó errática y el dolor en su pie, insoportable.

Se sentó en una banca a mitad de la calle y subió sus rodillas a la altura de su pecho, escondiendo su rostro en ellas y terminando por sollozar en tono bajo.

—¿Vienes a burlarte? Ya que sé hice una mierda en el escenario, no nece-

—¿Estás bien?

Su pregunta lo tomó algo por sorpresa, pero no lo demostró en lo más mínimo y prefirió responder de manera irónica.

—Uy, si, acabo de caerme en medio de una presentación y frente a decenas de personas y estoy bien. Gracias por preguntar.

—Fue... un poco estúpido de mi parte preguntar eso, ¿verdad?

—Mhm.

TaeHyung  suspiró y lo pensó dos veces antes de hacerse lugar a un lado del peli-rosa. Dudando entre si decirle palabras de ánimo o simplemente quedarse en silencio hasta que Jungkook decidiera hablar.

Y así pasaron unos minutos sumidos en una mudez total. Al menos ahora Jungkook ya no lloraba, pero observaba un punto específico sin expresión ninguna en el rostro y TaeHyung  no podía saber si eso era bueno o malo.

—¿Fui patético verdad?

TaeHyung  se sorprendió un poco ante esa pregunta, y aún más debido al tono usado por el mayor para hacerla.

Tan roto.

—Si me preguntas a mí, estuviste increíble.

—Tu opinión no cuenta porque yo te gusto.

—¿Que te hace pensar que me gustas? Tienes un alto autoestima si piensas eso...

—Ah, yo, no, es decir...

Fue interrumpido por una suave risita proveniente de TaeHyung  y el bailarín apartó la mirada avergonzado. Se le había ido la lengua y dijo cosas que no debió, joder.

—En realidad, no lo digo porque me gustes. Si digo que lo hiciste bien es porque de verdad lo hiciste bien Jungkook —admitió, observando de reojo la expresión ahora un poco más calmada en el rostro de Jungkook.

—Pero fallé, me caí, no lo hice como debía.

—Pero eso no significa que lo hicieras mal. Cualquiera tiene derecho a equivocarse, no somos perfectos Jungkook —tocó con suavidad el mentón del contrario para que le prestara atención, y cuando su silencioso pedido fue obedecido él continuó: —Una vez me desafiné mientras cantaba en una actividad escolar, eso fue en secundaria y pasé una gran vergüenza. Pero está bien, siempre tenemos la oportunidad de volver a hacerlo y hacerlo mejor. Y si no podemos hacerlo mejor entonces también está bien.

Y Jungkook no lo supo hasta entonces, no fue capaz de imaginar que esas palabras era todo lo que anhelaba escuchar, y provenientes de la persona con la que menos amable había sido.

Ahora se sentía culpable.

—¿Te duele mucho? —la voz de TaeHyung  volvió a hacerse oír, mediante una cuestión dirigida a su pie manchado en sangre.

El peli-rosa estuvo a punto de negar y decirle que estaba bien, pero no pudo hacerlo...

—Si, duele mucho.

—¿Vamos a casa? Eh- es decir, a tu casa. Digo, tú a tu casa y yo a la mía, Pe-pero primero puedo acompañarte a tu casa. Ah joder.

Jungkook sonrió ante el repentino nerviosismo que atacó al mayor. Viéndolo agacharse de espaldas a dónde él estaba para a continuación decir:

—Sube, te llevo.

—No hace falta —declinó, poniéndose de pie y lamentándolo al instante. Mas no estaba dispuesto a demostrarlo—. Yo puedo ir solo.

—¿Seguro? A ver, camina hasta aquel poste —señaló el lugar mencionado y Jungkook verdaderamente lo intentó, pero su pie derecho ardía tanto que le fue imposible hacerlo sin tambalearse, lo único que evitó que cayera fueron los brazos de Kim alrededor de su cintura.

—Vale, me rindo —Resignado subió a la espalda del chico una vez este volvió a agacharse. Entrelazó sus piernas por encima de las caderas de TaeHyung  y recostó la mejilla derecha en su fornida espalda.

El camino fue algo silencioso, solo de vez en cuando TaeHyung  preguntaba algo y el respondía brevemente para volver a quedar en silencio. Aprovechó esa tranquilidad para ocupar su mente el cualquier cosa que no fuera su reciente caída frente al público. En esos momentos solo quería tener la habilidad de borrar esa parte de sus recuerdos y reemplazarlos de manera que todo hubiera salido bien.

Si no hubiese fallado ¿ahora estaría siendo elogiado?

Si no hubiese caído ¿su profesora lo estaría felicitando?

Si simplemente hiciera las cosas bien, al menos una vez ¿su vida dejaría de ser tan lamentable?

Sin darse cuenta falló por completo en su objetivo de no pensar en lo ocurrido. Por lo que terminó sollozando en silencio y buscando consuelo al abrazar con fuerza al pelinegro que lo cargaba. Ese mismo al que había tratado tan groseramente, ese mismo al que siempre le dejó en claro lo poco que le agradaba.

Ese mismo que ahora estaba deteniendo su andar solo para bajar a Jungkook de su espalda y poder abrazarlo de frente.

TaeHyung  acarició los cabellos rosas de Jungkook cuando este escondió el rostro en su pecho, sus sollozos siendo cada vez más silenciosos hasta que el único rastro de que el bailarín estuvo llorando fueron las lágrimas casi secas en sus mejillas.

Estaban en medio de la calle, siendo casi las once de la noche, pero estaba bien, ellos estaban bien de esa manera.

—De verdad Jungkook, lo hiciste bien.

Jungkook se contuvo de negar esa afirmación, y aunque no estuvo completamente de acuerdo prefirió guardar silencio y continuar el camino a su casa una vez que volvió a subirse en la espalda del pelinegro.

Cuando estuvo frente a su puerta TaeHyung  se despidió de él, y aún algo preocupado se dió vuelta con intención de irse, siendo detenido por la suave voz de Jungkook llegando a sus oídos.

—TaeHyung … gracias.

Y por primera vez, estaba siendo completamente sincero con el pelinegro al decir esas palabras.

—No hay de qué.

Estando en la soledad de su vacío departamento se permitió llorar todo lo que quiso, intentando que las lágrimas lo ahogaran y el dolor lo consumiera hasta el punto de no volver a sentirlo.

Aunque eso era imposible.

Se dejó caer en su cama, ni siquiera se atrevió a mirar su pie lastimado, estaba seguro de que tendría una rajadura más grave que las que normalmente tenía, eso lo dedujo por el dolor insoportable que sentía.

Y observando el techo de su habitación se preguntó:

¿Por qué no puedo hacer nada bien?

¿Por qué yo?

¿Realmente es mi culpa?

¿Merezco esto?

Y con esos pensamientos quedó completamente dormido, siendo este uno de esos muchos días que lloraba hasta que sus ojos no aguantaban más y se cerraban solos en busca de algo de paz, una pizca de tranquilidad y descanso.



Esa mañana apenas despertó lo primero que hizo fue tomar un baño, el agua fría lo ayudó a despertar y una vez su cuerpo estuvo limpio vendó la herida de su pie.

Se vistió casualmente ya que hoy era sábado, hizo un poco de calentamiento «a pesar del dolor en su pie» y luego bajó a desayunar.

Se conformó con solamente prepararse un café y acompañarlo por una tortilla, hoy no estaba de ánimos para cocinar algo más elaborado, no sabiendo que pronto debería ir a la escuela para ver a su profesora.

Y pensarán ¿Qué hace Jungkook en la escuela los fines de semana?

Pues si bien la mayoría de estudiantes lo utilizan disfrutando, saliendo a alguna fiesta, pasando tiempo en familia o simplemente perdiendo el tiempo en las redes sociales... Jungkook ensayaba.

Si, incluso los sábados y domingos.

Y para él no era algo malo, le gustaba bailar y no le desagradaba ni un poco la idea de hacerlo también en sus tiempos libres. Aunque justo hoy estaba reconsiderando la idea, y es que el simple hecho de tener que prepararse mentalmente para los insultos que seguramente recibiría de su profesora de baile ya era demasiado.

Eso si no contamos el hecho de tener que ocultar perfectamente el dolor en su pie si quería que se le permitiera bailar.

Suspiró leyendo por enésima vez "Moonlight Arts School" en la entrada de su escuela antes de adentrarse a sus amplios y ahora, vacíos pasillos. No permitiéndose alguna distracción fue directamente al departamento de baile, más específicamente a la oficina de su profesora e inhaló profundamente antes de tocar la puerta.

Un "adelante" fue la palabra que escuchó y luego de eso entró, manteniendo la mirada fija en el suelo mientras Han LeeJin lo escrutaba con la mirada.

—Hiciste una mierda. ¿Lo sabes?

No fue a propósito, quiso responder, pero en lugar de eso simplemente dijo:

—Lo sé.

Escuchó un resoplido y Jungkook mordió su propio labio intentando que este no temblara y aguantando las ganas de echarse a llorar ahí mismo.

—No solo hiciste una mierda, sino también perdiste la oportunidad de que me volvie- de que te volvieras conocido. Había un montón de críticos entre el público, personas importantes que vinieron aquí simplemente porque les dije que eras muy bueno en lo que hacías. ¿Y que pasó? Me dejaste en ridículo. Se te debería caer la cara de vergüenza Jeon.

—Lo siento.

—Sentirlo no arreglará nada —ella negó y a continuación añadió: —El escenario está desocupado, ve a practicar.

—De acuerdo.

Quiso llorar, pero se contuvo.

Todo lo que había hecho TaeHyung  por convencerlo de que no fue su culpa fallar, su profesora lo derrumbó en unos segundos.

La decepción volviendo a recorrer cada vena del cuerpo del peli-rosa.

Y a consecuencia de estar caminando con la mirada gacha no notó el momento exacto en el que una cabellera azabache se cruzó en su camino e inevitablemente chocaron. Enseguida alzó el rostro y observó el rostro de preocupación de TaeHyung .

TaeHyung  siente lástima de tí, que patético eres.

Le dijo una voz en su interior y no pudo ignorarla.

—¿Estás mejor? ¿Ya no duele tu pie?

—Estoy bien. Adiós —pasó a un lado del pelinegro de camino al teatro escolar, pero debió suponer que TaeHyung  no se rendiría tan fácilmente.

—¿Estás libre ahora? Pensé que tal vez...

—Voy a ensayar —respondió fríamente, sin detenerse a pensarlo.

—Pero tu pie no debe estar bien aún, no creo que sea adecuado. ¿Qué tal si me acompañas a un paseo al parque? Podemos ir en mi bicicleta y así no te lastima-

—Dije que no. No me importa tu estúpido paseo al parque, te dije que voy a ensayar. ¿Qué parte no entiendes?

TaeHyung  no habló por unos instantes y Jungkook por primera vez pensó que se había excedido.

—Está bien. Siento molestarte con mi estúpido paseo al parque, espero que te diviertas ensayando.

Y dicho eso se dió vuelta para salir de la escuela y Jungkook continuó su camino al teatro.

El de mechones rosas subió al escenario luego de quitarse los zapatos y sacó de su mochila una bocina. Colocó una canción al azar y aunque quiso bailar no pudo.

Se sentía mal. Se sentía la peor persona del mundo por tratar así a quien la noche anterior le brindó apoyo en su peor momento.

No podía simplemente dejar las cosas así.

Por lo que sin darse cuenta del momento exacto, ya se encontraba saliendo de la escuela y corriendo desesperadamente a pesar del dolor en su herida, y el hecho de no saber exactamente a dónde se dirigió TaeHyung  luego de salir del lugar.

Para su suerte, lo encontró sentado en una banca del parque más cercano a la escuela. Tenía una expresión difícil de leer mientras observaba las flores de los cerezos caer lentamente al suelo.

Algo inseguro Jungkook se acercó y notó lo mucho que los hombros de TaeHyung  se tensaron al darse cuenta de su presencia.

—TaeHyung ...

—¿No tenías que ensayar? —interrumpió bruscamente, aunque al segundo siguente se arrepintió —. Lo siento, yo...

—No, yo lo siento.

No hablaron sobre nada más por varios minutos, aunque Jungkook podría jurar que él los sintió como horas. Se sentó a un lado del pelinegro y no se atrevió a mirarlo a la cara ni por un instante.

No después de lo bueno que fue  TaeHyung  con él, y su propia estupidez lo arruinó.

—TaeHyung  —comenzó a decir —, perdón, soy un idiota.

—No lo eres, y yo lo siento por ser tan insistente e irritante.

Jungkook negó.

—Si me parecieras insistente o irritante no estaría aquí pidiéndote perdón.

—Buen punto, pero no me convence —TaeHyung  giró un poco el rostro para poder admirar directamente el de Jungkook—. Sabes, si me dices que quieres que deje de molestarte lo haré.

El bailarín se quedó en silencio por unos minutos, sus pensamientos dando vueltas sin parar e intentando encontrar una respuesta que convenciera a TaeHyung  de que no lo quería lejos.

—Si te alejas... ¿quien me acompañaría hasta mi casa todos los días? Además, estaba pensando en pedirte que arreglaras el calentador de mi casa, y si te alejas definitivamente no podré hacerlo, y no aguanto un día más bañándome con agua fría.

TaeHyung  lo miró unos segundos y Jungkook pensó que tal vez había dicho algo mal, pero sus pensamientos se esfumaron tan pronto vió una sonrisa florecer en los labios del menor.

—¿Tienes destornillador en tu casa?

Okey, Jungkook no esperaba esa respuesta, pero estaba bien.

—¿Qué es eso?

—¿¡De verdad no sabes lo que es un destornillador?! —incrédulo respondió a su pregunta con otra.

Jungkook se encogió de hombros y seguidamente estalló en risas.

—Obviamente sé que es. Solo tenías que haber visto la cara que pusiste.

—¿Te gusta burlarte de mí? Pequeña mariposa bailarina —respondió desafiante, aunque su tono demostraba que no lo decía verdaderamente encerio.

—Tal vez...

Jungkook suspiró y reunió el suficiente valor para lo próximo que haría. Primeramente aclaró su garganta en un intento de encontrar su propia voz, acto seguido se levantó de la banca y quejándose en silencio por el dolor de su herida extendió una mano a TaeHyung .

El pelinegro, confundido, alternó su mirada entre la mano que se le era extendida y el dueño de ella. Finalmente la tomó y acompañó a Jungkook en cuanto a estar parados.

—Primero, no quiero que me interrumpas en lo que voy a decir.

Esperó hasta que TaeHyung  movió su cabeza arriba y abajo, afirmando que estaba de acuerdo con lo propuesto y solo así continuó:

—Soy un idiota, y uno muy grande. He sido de lo peor contigo y aún así, aún así en todos estos años no te has apartado de mi lado. E incluso luego de lo de hoy me sorprende realmente que no me guardes un poco de rencor —agarró aire en su pulmones y luego de exhalarlo prosiguió—. Quiero pedirte disculpas, y de paso invitarte a salir esta noche, a donde quieras, tú eliges. ¿Qué dices?

El pelinegro se mantuvo en silencio un rato más, analizando las palabras de Jungkook en su cabeza una y otra vez. Aunque esta acción Jungkook la tomó como una mala señal y se apuró a añadir:

—Si no quieres no tie-

—Si Jungkook, si quiero. Es solo que me tomaste de sorpresa. Digo, llevo años intentando invitarte a una salida y de repente vienes y me lo pides con tanta facilidad.

—No sé cómo tomarme eso, supongo que lo siento si alguna vez eso te hizo sentir mal.

—No, no importa.

—Vale, ¿entonces nos vemos a las ocho? —inquirió Jungkook, soltando con suavidad la mano de TaeHyung .

—Me parece bien.

Y de esa manera fue como quedó acordada su salida. Siendo sincero, Jungkook estaba más que nervioso, no es por TaeHyung  exactamente sino porque iba a ser su primera salida con un chico en la noche en plan... quién sabe qué y justo ahora no sabía que usar.

No quería vestirse demasiado bien y parecer que realmente se había esforzado por lucir así solo para una salida casual, pero tampoco quería verse desprolijo y que TaeHyung  pensaba que la salida le daba completamente igual.

Entonces encontró un punto medio entre verse bien y verse mediocre. Optó por usar el único outfit de color negro que guardaba en su armario, zapatos del mismo tono y solo por hoy decidió ponerse unos pequeños pendientes plateados.

Listo... Oh, faltaba algo.

Sobre sus labios aplicó una leve capa de un lápiz labial color rosa, casi imperceptible pero si se quedaran mirando fijamente lo notarían.

Y ya, ahora si estaba listo, y justo a tiempo porque cuando puso un pie en el primer escalón para bajar a la sala escuchó el timbre ser tocado.

—¡Ya voy! —exclamó, dándose un último vistazo en la pantalla de su televisión y contando hasta tres al momento de abrir la puerta.

—Jungkook... te ves precioso.

¡Ay joder! ¿Ahora como ocultaría el rubor que se extendió por todo su rostro? Agachó un poco la cabeza y salió de casa, cerrando la puerta tras de él.

—Mhm, gracias —levantó un poco la mirada para poder observar con más detenimiento al pelinegro. Llevaba unos jeans rasgados, acompañados por una camisa sencilla, todo el conjunto de color negro—. Tú también te ves bien.

—¿Vamos?

—S-si, vamos.

Mierda, ¿dónde había quedado su confianza? ¿Desde cuándo tartamudeaba al hablar? Y sobre todo ¿desde cuándo la simple presencia de TaeHyung  lograba ponerlo tan nervioso?

Se obligó a suspirar e intentar calmarse, pero todos sus intentos se fueron por la borda al momento en el que TaeHyung  entrelazó sus brazos para comenzar a caminar.

Cómo Jungkook había visto hacer a las parejas casadas.

Quiso decir algo, quiso apartarse y caminar a un metro de distancia de TaeHyung , pero no lo hizo, simplemente recostó la cabeza en el fuerte hombro del menor y así comenzaron su salida.

Esa noche caminaron las calles y avenidas, conversaron de cosas triviales y Jungkook descubrió que no era desagradable pasar tiempo junto a TaeHyung , todo lo contrario, el chico era divertido y sabía cómo entretenerlo.

Justo ahora estaban sentados en el muro frente a la costa, comiendo una pizza que ordenaron para llevar en un pequeño restaurante y disfrutando de como la brisa marina acariciaba sus pieles. Jungkook se tomó un segundo para mirar al chico a su lado, percantándose de que este ya lo estaba admirando.

Sonrieron nerviosos y regresaron su vista al frente, justo a dónde las olas rompían contra las rocas de la orilla, causando un sonido agradable.

—Jungkook, ¿puedo preguntarte algo? —luego de unos minutos de mudez fue que TaeHyung  tomó la iniciativa de preguntar aquello que tanto pensaba.

—Mhm, dime.

—¿Qué piensas sobre el amor?

Oh, no esperaba eso. No es una pregunta que le hacían muy seguido, por no decir que era la primera vez que se lo preguntaban. Su respuesta tardó en ser elaborada correctamente dentro de su cabeza para finalmente expresarla a través de palabras.

—Supongamos que hablas del amor de pareja, entonces... las personas suelen ver el amor como algo mágico, idealizan el sentimiento y lo catalogan como lo mejor que se puede llegar a sentir. Pero en mi opinión, el amor es algo que no necesito en mi vida, tengo claro cuales son mis objetivos y planes para el futuro, y el amor definitivamente no está entre ellos. Para mí, el amor es una pérdida de tiempo.

Suspiró cuando terminó su pequeño monólogo y observó a TaeHyung  en busca de alguna reacción, tal vez lo llamaría loco, tal vez...

—Oh, una respuesta poco común, e interesante. Cada día me gustas más Jungkook.

—TaeHyung ... yo encerio-

—Ssh —El pelinegro lo silenció llevando el dedo índice de su mano izquierda hasta sus labios, inclinándose un poco al hablar—, ¿qué tendría de interesante el amor si no lucho por él? Sé que tal vez justo ahora no me veas como nada más que un desconocido, pero… ¿no te da eso la oportunidad de conocerme mejor? Y además, también me da la oportunidad de conocerme a mí mismo, esa versión de mí que solo existe cuando estás tú, ¿no es más interesante de esa manera?

—Si lo dices así...

—Shh, no me interrumpas.

El peli-rosa asintió y mantuvo la mirada fija en el chico que hablaba frente a él. Estaba tan cerca que casi podía sentir su respiración mezclarse con la de TaeHyung  y se conocía tan bien a sí mismo que podría afirmar que sus mejillas estaban tintadas de un leve tono rojizo.

—Jungkook, puedo dejar de ser un extraño para tu dolor, podemos evitar eso. Sé que no hay forma de hacer esto de la manera correcta, soy consciente de que no puedo cambiar fácilmente lo que piensas.

»No sé mucho sobre tí, tus inseguridades, tus secretos, tus problemas, tu dolor. Pero si me permites acercame puedo recoger cada pieza de tu ser y ayudar a reconstruirte. ¿Piensas que no te he visto llorar cuando terminas tus prácticas de baile? ¿Crees que no sé que eso se debe a que te sientes insuficiente con lo que haces?

Jungkook nunca se había sentido tan expuesto como lo estaba ahora, cada palabra que salía de la boca de TaeHyung  estaba tan cargada de verdad que le dolía escucharlas. Dolía admitir que lo que decía era cierto, así que sus ojos picaron y una lágrima solitaria recorrió su mejilla.

TaeHyung  lo conocía tan bien...

»Jungkook, quisiera mostrarte lo perfecto que te ves desde mis ojos, quisiera que vieras por tí mismo lo bueno que eres en todo lo que haces, y aunque no lo seas está bien, porque no necesitas serlo. No tienes la necesidad de ser alguien perfecto cuando puedes ser simplemente tú mismo —Con su pulgar borró la traviesa lagrimita que por la mejilla del mayor corrió, a esa siguiéndole otra, y otra más. Ahora Jungkook lloraba en silencio y a TaeHyung  se le oprimió el corazón—. ¿No crees que después de esta mala temporada vendrá la primavera? ¿No crees que puedes ser mejor contigo mismo? Si no puedes Jungkook, entonces déjame ser tu primavera, déjame ser quien te ayude a amarte a tí mismo y a amar al mismo tiempo.

»Así que si piensas que el amor no es nada más que una pérdida de tiempo entonces, gástalo en mí.

Esa fue la segunda noche que Jungkook lloró en los brazos de TaeHyung . Si hace unas semanas le hubieran dicho que mostraría su lado débil e inseguro frente al pelinegro definitivamente se hubiera reído. Pero el destino es algo sobre lo cuál nadie tiene control, la vida está llena de sorpresas buenas y otras no tanto.

Entonces... ¿vale la pena vivir para sanar una herida que luego volverá a ser abierta? ¿Vale la pena sonreír un día sabiendo que esa sonrisa en algún momento se borrará y será reemplazada por lágrimas de dolor? ¿Realmente vale la pena querer a una persona cuando no sabes si esta se quedará a tu lado para siempre?

Jungkook no lo sabía, y si se detenía a pensarlo entonces su vida correría tan rápido frente a sus ojos que no tendría el tiempo de vivirla.

Así que se dejó llevar.

Tenía miedo, estaba completamente asustado de lo que deparara el futuro para él, pero cuando esos miedos amenazaron con atormentarlo...

—Yo estoy contigo, pase lo que pase.

TaeHyung  los ahuyentó, a todos y cada uno de ellos.

Pero como esto es una breve historia, no me apetece aburrirlos con una extensa narración, así que en sus mentes queda la tarea de imaginar como la relación de TaeHyung  y Jungkook avanzó hasta el punto de que no eran ellos mismos si el otro no estaba cerca. Poco a poco y con muchos tropiezos en el camino Jungkook fue dejando de lado sus inseguridades, y aunque siempre nacía una nueva, por más grande que fuera ahora sabía cómo afrontarla. Y TaeHyung , pues...

—Ey, Hobi —habló TaeHyung  a través de la línea telefónica—, ¿estás ahí?

—¿TaeHyung? —respondió el nombrado con la voz un poco ronca— ¿Qué sucedió? ¿Se volvió a romper el calentador?

—¿Qué? No, no. Hobi necesito tu ayuda, encerio. Lo que pasa es que pienso pedirle matrimonio a Jungkook, ya sabes que pasado mañana celebramos nuestro aniversario número cinco. Pero el problema es que todavía no me decido entre el anillo con el diamante blanco o el rojo. Además quiero regalarle flores pero no sé si le gusten más las rosas o las gardenias, aunque los lirios... ¿Hobi? ¿Me escuchas? —silencio—. ¡HOBI!

—¿Eh? ¡Mierda TaeHyung  que son las tres de la mañana! ¡Cómprale el anillo verde, el ramo de tulipanes y deja de joder carajo! —susurró/ gritó, luego de que la voz de TaeHyung lo despertara.

—¡Pero no había ninguno verde ni tulipanes!

—¿TaeHyung ? —la voz de Jungkook a sus espaldas logró que se asustara al punto de casi dejar caer el teléfono. Colgó la llamada y sonriendo nerviosamente se giró para ver a su novio — ¿Con quién hablabas?

—Eh, esto, yo... estaba pidiendo una pizza.

—¿A las tres de la mañana?

—Veras... es que me entraron ganas de comerme una pizza y pues... ¿No me crees verdad?

—No, nadita.

—Si te lo digo se arruinaría la sorpresa. ¿Con eso es suficiente para tí? —Casi suplicó con los ojos que Jungkook no cuestionara nada más, y para su suerte no lo hizo.

—Vamos a dormir —pidió el antiguo peli-rosa que ahora era rubio, abriendo sus brazos para que TaeHyung  lo cargara al estilo princesa y lo llevara a la habitación, como solían hacerlo a menudo.

—Jungkook —habló TaeHyung  una vez estuvieron ambos acostados, cubiertos por la sábanas y refugiándose en el calor del contrario —. ¿Te arrepientes de algo? Me refiero a nosotros, ¿te arrepientes de lo que somos?

—Nunca —respondió de inmediato, sin titubear en sus palabras. Estaba más que seguro de que TaeHyung  era todo lo que deseaba a su lado, por el resto de su vida.

—¿Entonces, ya no piensas que el amor es una pérdida de tiempo?

Oh, Jungkook recuerda el momento exacto hace cinco años que dijo eso, y nunca en su vida estuvo tan equivocado.

—No si es contigo.

Nada es una pérdida de tiempo si lo gasto en tí.

¿Fin?

¿Esto realmente es el fin, o es el comienzo de una larga historia de amor? Un relato de dos chicos que pelearon, discutieron, tuvieron desacuerdos, rompieron, volvieron, pero sobre todo eso...

Se amaron.

Entonces ¿Es correcto llamarle fin a algo que acaba de comenzar?


︶ ׅ  ︶⏝ ୨  🎶🩰  ୧ ⏝︶ ׅ  ︶
Waste it on me.
©Tsuki.
2024.

🌷—Taekook's version.

Si notan algún error no olviden avisarme. <3

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