Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

iii.

LA LLEGADA AL CAPITOLIO LLEGÓ Y A PESAR DE HABER ESTADO TUMBADA DOS HORAS EN UNA CÓMODA CAMA NO HABÍA PODIDO DESCANSAR. Después de comer vieron la repetición de las Cosechas de todos los Distritos y en la suya sintió como sus ojos se cristalizaban al ver por unos segundos cómo la cámara enfocó a su abatida familia después de que ella subiera al escenario. Brett y ella habían accedido a ser aliados sabiendo que tendrían más oportunidades de sobrevivir más tiempo juntos que separados (y Cecily sabía que nunca se lo perdonaría si el niño muriera por su culpa). Dio una infinidad de vueltas entre las sábanas maldiciendo al presidente y sus estúpidos juegos en su mente. Todo eso para que horas después estuviera al lado de una ventana saludando con una sonrisa a las personas que gritaban de emoción y sacaban fotografías de ellos.

Repugnancia, eso era lo que sentía. Para la joven era curioso cómo algunos vivían entre los lujos y riquezas sin importarles derrochar cualquier cosa y otros literalmente mataban para poder seguir con vida. ¿Que no había diferenciación de clases sociales? ¡Ja! Cecily se reía de eso sabiendo perfectamente que en ese país no había igualdad entre los ciudadanos comenzando y terminando en el Capitolio. Pero lo que pensara una cría de 15 años daba igual ¿no? Lo realmente importante para esas personas era el entretenimiento que iba a dar, todo era un espectáculo televisado que para su desgracia comenzó el momento en el que Delta escogió la papeleta con su nombre.

El tren había parado y la joven Demeter alisó la falda del vestido que llevaba puesto desde esa mañana y tocó una última vez el medallón de su cuello donde había introducido dos de las diminutas margaritas que habían decorado sus mechones. Respiró hondo y salió del vehículo recibiendo flashes por todas partes. A pesar del agobio de la situación intentó mantener una cara agradable, que no se viera forzada, aunque era una tarea un tanto difícil ante semejante situación. Pero la reconfortante mano de su mentor que se situó entre sus escápulas para guiarla a paso ligero hacia el edificio hizo que se sintiera un poco mejor sabiendo que no estaba sola, que la iban a ayudar. O por lo menos intentar.

Allí fue llevada a una sala donde esperaban tres mujeres que físicamente gritaban a voces "¡Capitolio!" llamadas Yonah, Berlina y Rowena. Le pidieron (aunque más bien era una orden) que se quitara la ropa para que pudieran comenzar. Nunca había sentido un dolor igual al que notaba por todo su cuerpo cuando comenzaron a retirar el vello que tenía su cuerpo. Si la preparación era así no quería imaginarse lo que iba a vivir, nunca se había depilado básicamente por el claro color de los pelos y jamás vio la necesidad. Su piel parecía más clara que antes aunque notaba un poco de picor por todo el tratamiento que había recibido su cuerpo.

Sintió alivio cuando comenzaron a trabajar su cabello después de que dieran forma a sus cejas. Lo lavaron con mucho esmero empleando productos con un olor bastante agradable y lo cortaron dejándolo justo por debajo de su pecho. Le dieron forma mediante calor para conseguir un poco de volumen y ondas sueltas. Entonces sacaron brochas y maquillaje, pero todas la intentaron tranquilizar asegurando que seguían órdenes directas de su estilista y este no quería un maquillaje muy recargado (aunque, ¿qué es poco recargado para ellos?). Hidrataron su cara y cuello para después aplicar una capa de maquillaje consiguiendo un tono uniforme en la piel. Cerró sus ojos y durante mucho rato notó las suaves brochas sobre sus párpados casi consiguiendo relajarse. Manteniendo la cabeza inmóvil notó como hacían una raya en el ojo.

Con diferentes tonos contornearon su cara para resaltar sus facciones aunque manteniendo la esencia inocente y niña de Cecily. Pasaron también por sus pómulos y mofletes. Sus labios eran de un color que por lo que consiguió a alcanzar era un tono rosado que parecía bastante discreto. Sus pestañas fueron rizadas y pintadas de negro. Finalmente le pegaron algunos brillantes y diamantes en tonalidades amarillas y doradas. Todo esto sucedió mientras le arreglaban las uñas por lo que no podía ni rascarse a pesar de que le picara algo.

Y entonces quedó sola en espera de conocer a su estilística. Los espejos estaban tapados por lo que no tenía ni idea de cómo había quedado, solamente esperaba que no fuera de cereal. Un hombre entró a la sala y dio una vuelta a su alrededor examinándola, la chica jamás había sentido tanta vergüenza y se esforzó en no taparse. El hombre no debería tener más de 30 años, llevaba el cabello totalmente negro a excepción de un mechón rubio recogido en un pequeño moño y lo que destacaba de él eran sus tatuajes y ojos dorados.

―Puedes ponerte la bata, mi nombre es Oriol y seré tu estilista. ¿Cómo te sientes?

Puede que él no lo supiera pero había sido la primera persona desde que llegó al Capitolio que se interesó en saber cómo estaba. Y eso significó mucho para ella.

―¿Sinceramente? Aterrada. Creo que esta situación me supera. ¿Y tú?

La última parte pareció darle gracia, probablemente no muchas personas ahí eran tan educadas. A decir verdad ningún tributo le había preguntado qué tal estaba, nunca en esos 12 años de estilista. Y supo en ese momento que la elección del estilo era la correcta.

―Muy bien, gracias. Desde que te vi por primera vez supe cómo quería enfocarte. Tu mentor me ha puesto al día de la estrategia que emplearemos para conseguir patrocinadores. Tu papel será el de una joven dulce y amable que derretirá el corazón de todos, con una belleza natural indiscutible pero también de gran inteligencia. No te podemos mostrar al Capitolio como totalmente inofensiva, eso le sirvió el año pasado a Johanna Mason y dudo mucho que vuelvan a caer en el mismo acto.

―Cierto, pero la diferencia es que ella sí era letal y sabía usar las hachas muy bien. Yo no.

―No te preocupes por eso en estos momentos, ahora céntrate en llamar la atención en el Desfile de Tributos. Voy a coger tu vestido para ayudarte a ponerlo, pesa bastante.

Y cuando Oriol lo trajo entre sus brazos se dio cuenta que de verdad era grande, demasiado para su gusto. Había volantes amarillos por todas partes y la longitud de la tela era importante. El color llamaba bastante la atención (aunque suponía que esa era la intención) y afortunadamente para que Brett no pareciera tan pequeño no iba a tener que usar tacones, siendo reemplazados por unas sandalias planas con unas cuerdas que se enlazaban hasta sus gemelos, aunque no llegaban a verse. Y cómo no, su medallón seguía en su cuello por lo que estaba agradecida de que le permitieran llevarlo en su cuello aunque no se viera al estar tapado por el cuello del vestido.

Cuando se visualizó por primera vez en un espejo se sorprendió bastante, sabía que era ella pero... se veía bastante guapa, más mayor pero con ese aire y brillo juvenil que la caracterizaba. Lo complicado sin duda alguna sería moverse con ese vestido que tenía cola para simular con el movimiento del carruaje un campo de trigo con brisa aunque Cecily tenía miedo de que se enganchara con alguna rueda del carruaje haciendo que se cayera. Si eso sucedía dudaba mucho conseguir patrocinadores para los juegos.

―El año pasado optamos por la temática de los cereales, pero este año solo nos centraremos en las tonalidades amarillas y doradas. Quiero que deslumbres con tu presencia, además, no mereces un traje ridículo. Te ves hermosa y por lo tanto vas a conseguir que todos te deseen o quieran ser tú.

Con su ayuda se metieron en un ascensor para bajar al punto de encuentro desde el cual saldrían los carruajes y las náuseas de nervios e impotencia volvieron a cada paso que daba. Podía oír los gritos eufóricos de las personas que estaban en las gradas sobre ella pero siguió avanzando sabiendo que no tenía opción de huir, ya no. Fue ahí donde visualizó por primera vez en persona a la mayoría de los tributos. Había de todo, desde trajes extravagantes hasta los más discretos que podía haber en el Capitolio. Al lado de su carruaje ya estaban los mentores, Delta, Brett y su estilista. Él llevaba un traje del mismo color amarillo que su vestido con unas mangas que tenían al final unos pequeños volantes como los suyos y su cabello tenía pequeños ricitos dándole un aire de niñez que tanto le representaba. Delta dio unos pequeños saltos sobre sus grandes plataformas con tacón y soltó un bajo chillido de emoción al verla.

―¡Estáis espectaculares chicos! Sin duda tenéis material de ganadores, ¡los patrocinadores se volverán locos al veros!

A Cecily le parecía que exageraba pero, de nuevo, recordó el poco entusiasmo y ganas que mostraron los tributos de su Distrito durante años y supo que verlos traería nuevas emociones para todos, especialmente para Delta, Frederick y Agatha. Cuando se anunció que el desfile comenzaría en breve ayudaron a ambos jóvenes a subirse al carruaje tirado por caballos explicándole a Cecily que habían incorporado un pequeño aparato que generaba aire para mantener la falda del vestido flotando en el aire (evitando que se enredara creando posiblemente una catástrofe). Y después de un último recordatorio de que sonrieran y saludaran a las gradas se fueron a sus respectivos lugares.

Poco a poco se movían mientras los carruajes de los Distritos anteriores al suyo eran mostrados al público. Entonces oyeron el número de su Distrito seguido de sus nombres y lo siguiente fue estar rodeados de gritos y aplausos al son de unos tambores. Inmediatamente se recordó a sí misma de que debía dar una buena impresión por lo que de manera progresiva sonreía y saludaba a las gradas. Con la mano que agarraba el borde del carruaje apoyó la suya sobre la de Brett para animarlo y hacer que él también iniciara sus saludos. De vez en cuando lanzaron uno que otro beso a los espectadores siendo respondidos con más ímpetu. Y cuando miró para atrás notó que, en efecto, su vestido creaba un efecto visual precioso. Esperaba que eso ayudara a ambos para conseguir patrocinadores.

Pararon delante de un balcón donde apareció el presidente Snow con su característica mirada calculadora. Sus ojos recorrieron todos los carruajes y Cecily sintió como el aire desaparecía de sus pulmones con pánico cuando esos ojos con veneno se posaron durante unos segundos sobre ella. Sus oídos pitaban y notaba cómo su corazón golpeaba su pecho. Panem nunca olvidaría su sacrificio, eso decía pero todos sabían que los tributos caídos acababan siendo olvidados a excepción de sus familias con el tiempo.

―Felices Juegos del Hambre y que la suerte esté siempre de vuestra parte.









Aquí tenéis un capítulo nuevo, ¿qué os está pareciendo la historia hasta el momento? Espero que la estéis disfrutando. Soy consciente de que Johanna Mason ganó los 71° Juegos del Hambre pero para que la historia tuviera sentido la puse como ganadora del año anterior.

Quería hacer la aclaración que Cecily va a ser descrita como asustada, triste... y entiendo que a alguien no le pueda gustar esto e incluso le llegue a cansar pero quiero que entendáis la gravedad de los Juegos del Hambre. Ser una niña y tener que enfrentarte a otros 23 jóvenes por poder vivir es un gran trauma antes, durante y después de estar en la Arena. Y al no tener nada de preparación y poca esperanza de sobrevivir esos sentimientos son más que normales a mi parecer.

Por último os dejo una pequeña edición mostrando el vestido dque Cecily llevó en el Desfile de Tributos para que podáis visualizarlo mejor.



Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro