Capítulo dos
Cuando Sloane decidió seguir al grupo de Clarke hasta Monte Weather se preparó física y mentalmente para cualquier situación. Ella, como tantos otros, había crecido oyendo las terribles historias que se contaban sobre ese monte. Había aprendido a mantenerse lejos, sin embargo la curiosidad de comprobar o desmentir aquellos cuentos siempre había estado allí y ahora tenía la oportunidad de saber la verdad. Era algo que no desaprovecharía ni en mil años.
Para llegar a Monte Weather había que atravesar un río, sin dudas no era una tarea complicada. Mientras los adolescentes trataban de cruzar dicho río con una liana, Sloane se mantenía oculta entre los arbustos. Los observaba con atención, pero también mantenía sus ojos alrededor. Estaban tan cerca de Monte Weather que Sloane había comenzado a inquietarse.
Había imaginado cientos de escenarios, pero nunca previno lo que realmente sucedió.
En el momento en que Jasper puso un pie al otro lado del río, se convirtió en el blanco perfecto. Ni los adolescentes ni Sloane sabían que entre los árboles había otras personas, las cuales no tenían buenas intenciones.
Fue cuando ocurrió.
Una lanza cortó el aire, atravesando el río y clavándose en el pecho de Jasper. La alegría de los adolescentes se desvaneció al instante y Sloane se alteró como nunca cuando se dio cuenta que había bajado la guardia por un momento.
Trikru había atacado.
Sloane lo sabía.
Ahora solo podían correr por sus vidas.
Cuando los adolescentes salieron corriendo de vuelta a la nave, Sloane tuvo la oportunidad de salir de su escondite y alejarse de los demás. Con rapidez corrió con dirección a los túneles, lo cual era arriesgado ya que los guerreros de Trikru aún seguían en la zona.
El corazón de Sloane latía más rápido de lo normal, sentía los fuertes latidos en sus oídos. Sus extremidades temblaban levemente ante lo sucedido. Estaba nerviosa, sobre todo porque temía que la siguieran hasta los túneles y que su clan se viera involucrado.
Entonces un grito desgarrador llamó la atención de Sloane y los adolescentes. Todos se detuvieron súbitamente.
—Es Jasper —oyó la agitada voz de Clarke y al instante se escondió detrás de un árbol. —Sigue con vida.
Con su corazón latiendo a una gran velocidad, Sloane observó que Clarke regresó al río en busca de Jasper. Ella lo pensó, realmente consideró regresar junto a la rubia. Su curiosidad la incitaba a seguir a los adolescentes, sin embargo la razón ganó y decidió ir en busca de Kile. Ya se había entrometido demasiado y no se arriesgaría a comprometer a su gente. Debía regresar a los túneles inmediatamente, pero no lo haría sin Kile.
Sloane sabía que Trikru estaba alterado con la llegada de Skaikru. Estaría a la defensiva y tendrían cada rincón del bosque vigilado, estaba segura. Y eso le traería problemas a ella y su clan, quienes eran fugitivos de Trikru. Sin embargo, no dejaría de observar a Skaikru. Había algo en ellos que la atraía fuertemente, en especial de Bellamy y Clarke.
Cuando llegó a la nave, caminó sigilosamente alrededor de esta, buscando a Kile. Le sorprendió ver que ningún adolescente estaba frente a la nave o dentro de esta. La parte frontal del campamento estaba completamente vacía, lo que la preocupó. En ese momento pensó que tal vez Trikru los había atacado, pero descartó esa opción en cuanto oyó un gran bullicio proveniente del lado norte de la nave.
Con confusión y cautela se dirigió hacia el lugar de donde provenían los gritos. No tardó en encontrar a Kile. Estaba escondido entre los arbustos, observando el espectáculo que los adolescentes estaban montando. Sloane se acercó a él, saludándolo con un silencioso asentimiento de cabeza. Kile la miró por unos cortos segundos y luego ambos miraron a los adolescentes.
Wells y Murphy se encontraban enfrentados a los pies de la pequeña colina en donde había aterrizado la nave y a su alrededor se amontonaban el resto de los adolescentes quienes gritaban ansiosos por una pelea. Bellamy, por otro lado, los miraba con una pequeña sonrisa en el rostro. Todo indicaba que él había iniciado, de cierta forma, la pelea entre Wells y Murphy.
Los ojos de Sloane se clavaron en los adolescentes que protagonizaban la pelea. Observó que tenían unos pequeños cuchillos en sus manos, con los cuales luchaban. Era un arma inferior a las lanzas y espadas que Sloane y su clan poseían. Eso le hacía pensar que tal vez no eran una amenaza.
—¡Wells! ¡Suéltalo! —apareció Clarke de entre los árboles, interviniendo en la pelea. Detrás de ella venían los demás, agitados.
Su repentina aparición alertó a Sloane y a Kile, quienes se escondieron mejor para evitar ser vistos. El rubio los examinó con atención y finalmente dejó sus ojos sobre Octavia, quien estaba herida.
Wells soltó a Murphy de una manera brusca en cuanto vio a Clarke y a los demás. Murphy, ansioso por una pelea, buscó luchar nuevamente, pero Bellamy lo detuvo con un grito autoritario.
—¡Murphy!
El castaño obedeció a regañadientes y se mantuvo al margen, aún con ganas de iniciar una pelea con Wells.
Los ojos de Bellamy se posaron en su hermana, quien caminaba con la ayuda de Monty, e inmediatamente fue a ayudarla. Sloane no supo cómo fue que terminó herida, pero no le tomó importancia.
—¿Y la comida? —cuestionó Bellamy, mirando a Clarke.
—No llegamos a Monte Weather —informó Finn, sentándose para descansar.
—¿Qué fue lo que pasó allá? —exigió saber Bellamy, al ver la herida de su hermana.
—Fuimos atacados —agregó Clarke, alterada.
Al oír las palabras de la rubia, Kile giró su cabeza para mirar a Sloane. Preguntando con la mirada si lo que decía Clarke era cierto. Sloane asintió y el causante de dicho ataque vino a la cabeza del rubio.
Trikru.
Aquello enfureció a Kile, sobre todo porque le había advertido a Sloane que Trikru andaba merodeando. También se preocupó porque ella podría haber sido capturada y eso significaba la muerte. Él no estaba preparado para perderla, jamás lo estaría.
—¿Y tú brazalete? —Se oyó la voz de Clarke.
Wells se deshizo del agarre de Clarke y miró con odio a Bellamy.
—Pregúntale.
Todos posaron la mirada en Bellamy, a la espera de una respuesta.
—¿Cuántos más? —exigió saber la rubia.
—Veinticuatro... y contando —intervino Murphy, con una expresión burlesca.
—Idiotas —susurró Clarke, sin entender el comportamiento de sus pares. —¡El soporte de vida del Arca está fallando! ¡Por eso nos mandaron aquí! Necesitan saber si el suelo es habitable otra vez y necesitamos su ayuda contra lo que hay aquí —informó, mirando a cada adolescente antes de volver a alzar la voz. —¡Si se quitan los brazaletes no solo los están matando a ellos, sino a nosotros!
Todos los adolescentes permanecieron en silencio. Algunos arrepentidos por haberse quitado los brazaletes y otros satisfechos al oír las palabras de Clarke. Mientras tanto, Sloane y Kile solo podían pensar en las otras personas del arca. Se preguntaban cuántas serían y, sobre todo, si eran guerreros. Eso era lo que más le interesaba. Por otro lado, Sloane observó a Bellamy atentamente. Ella sabía que él quería deshacerse de los brazaletes y estaba segura que haría todo lo posible para que nadie más los tuviera.
Y Sloane no se equivocaba. Bellamy no quería que las personas del Arca bajaran al suelo.
—¡Somos fuertes! —exclamó Bellamy, contradiciendo a Clarke. —No la escuchen, es una de los privilegiados. Si ellos vienen, ella quedará bien, ¿cuántos pueden decir lo mismo? —dio unos pasos, acercándose a los adolescentes. —¡Podemos cuidarnos solos! Ese brazalete en sus brazos los hace prisioneros y ya no somos prisioneros. Dicen que perdonarán nuestros crímenes, ¡yo digo que aquí no hay criminales! Son guerreros, sobrevivientes —hizo una pausa, mirando a todos. —Los terrestres deberían temernos.
Todos los adolescentes de su alrededor exclamaron, de acuerdo con lo que Bellamy decía.
Sloane sabía que Bellamy no era un prisionero como los demás. Lo supo porque, después de observarlos todo un día, se dio cuenta que era el único que no tenía un brazalete. Además aparentaba ser más grande que todos los demás, él no era un adolescente. Su pequeño discurso había tenido un gran impacto en Sloane. En ese momento ella pensó que Bellamy era una persona peligrosa. Era alguien fuerte, decidido y sobre todo sabía cómo ganarse a las personas.
Todas las cualidades de un líder, las tenía Bellamy.
Y mientras Sloane pensaba en Bellamy, Kile también lo hacía, pero de una forma totalmente diferente. Para él las palabras de Bellamy habían sido una clara amenaza. No se fiaba del azabache y creía que era alguien ambicioso que buscaba poder y supremacía. Eso lo llevaba a pensar que Bellamy atacaría a los demás clanes.
En ese momento Clarke se alejó de Bellamy y sus seguidores, totalmente molesta e indignada por el comportamiento de sus pares.
—Sigamosla —ordenó Sloane, refiriéndose a Clarke.
Kile asintió sin cuestionar su orden, aunque no entendía la fascinación de Sloane por Skaikru. Él había comenzado a verlos como una amenaza.
Así, con pensamientos divididos, ambos terrestres se escabulleron entre los arbustos hasta llegar donde se encontraba Clarke. No había sido fácil y habían tardado más de lo previsto, pero lo habían logrado. Para cuando llegaron la rubia ya llevaba varios minutos en el interior de la nave, así que esperaron a que saliera nuevamente.
Después de un par de minutos más, Sloane y Kile observaron que Clarke salía de la nave, seguida de Wells, para dirigirse hacia Bellamy, quien curaba la pierna de su hermana en el otro extremo del campamento.
Los siguieron a través de los arbustos.
—Pudo haberte matado. —Sloane alcanzó a oír la voz de Bellamy.
—Lo habría hecho si Jasper no hubiera saltado para salvarla —dijo Clarke, llegando a su lado.
A Bellamy pareció molestarle su presencia, por lo que ni siquiera la miró.
—¿Ya se van? —Octavia intentó ponerse de pie. —Yo voy a ir.
Bellamy se puso de pie obstruyendo el paso de Octavia.
—No vas a ir. No otra vez.
—Tiene razón. Tu pierna va a retrasarnos —apoyó Clarke para luego mirar a Bellamy. —Vine por tí.
Bellamy volteó a verla, sin creer lo que estaba sucediendo. Ni siquiera él se esperaba que Clarke pidiera su ayuda, no después de enfrentarla como lo hizo.
—Clarke, ¿qué haces? —cuestionó Wells en desacuerdo con la rubia.
Bellamy era el que incitaba el caos, era quien quería robarles el puesto de líder. Era la peor pesadilla de Wells, al igual que Murphy.
—Oí que tienes un arma —dijo, ignorando a Wells. Bellamy en ese momento levantó un lado de su camisa, dejando al descubierto el arma. —Bien. Sígueme.
A Sloane y a Kile le inquietó ver el arma de Bellamy. Era algo que nunca habían visto, pero podían imaginarse que era un arma mucho más poderosa que las espadas y lanzas de ellos.
—¿Por qué haría eso?
Clarke se detuvo y lo miró de forma retadora.
—Porque quieres que ellos vayan contigo —dijo, refiriéndose a los adolescentes. —Y ahora, ellos creen que estás asustado.
Sloane no pudo evitar sonreír. La rubia sí sabía cómo actuar, sabía perfectamente qué decir y en qué momento. Sloane estaba asombrada por el carácter de líder que ambos tenían. Estaba segura de que en algún momento dejarían las diferencias de lado y gobernarían codo a codo.
—Murphy, ven conmigo —ordenó Bellamy. —Atom, mi hermana no sale del campamento, ¿está claro?
—No necesito niñeras —se quejó Octavia, sin embargo fue ignorada.
Con el tiempo que los había vigilado pudo darse cuenta que Octavia y Clarke eran las mujeres con más carácter del campamento. Eran tan hermosas como poderosas y testarudas. Una combinación que a Sloane le gustaba mucho.
Así, Clarke, Wells, Bellamy y Murphy se adentraron al bosque. Los dos primeros para rescatar a uno de los suyos. Los dos últimos para saciar sus propios intereses. Era un mismo camino para diferentes destinos.
Cuando todos los adolescentes desaparecieron de la vista de Sloane y de Kile, la joven se sintió libre de expresar su fascinación.
—¿Ves? —preguntó, emocionada. —Skaikru es fascinante, su forma de lidiar con las cosas, sus ideas, sus problemas, todo.
Kile la miró mientras hablaba. Siempre pensó que Sloane era buena para liderar, pero también era muy descuidada e intrépida. No comprendía por qué Skaikru le fascinaba tanto.
—Y pueden ser peligrosos —agregó.
Sloane frunció el ceño.
—Eso aún no lo sé, pero al parecer ellos solo quieren vivir aquí —dedujo después de haberlos observados por horas. —Si sigo observándolos...
—Sloane, no —interrumpió Kile. —No sabemos quiénes son o qué quieren, además Trikru está al acecho. No podemos arriesgarnos.
—Si nos ocultamos bien, Trikru no nos verá.
Kile bufó.
—No es solo Trikru, Sloane —comentó, harto y preocupado. —Todos vieron caer esa nave, incluído los montañeses.
Los miedos de Kile eran reales. Él tenía razón en cada cosa que decía. Todos habían visto la caída de la nave y eso incitaba al conflicto.
—¿Qué tienes con los montañeses? —cuestionó Sloane, bufando. —No sabemos si las historias de Monte Weather son reales.
—Pero, ¿y si lo son? —puso en duda. —Debemos ir a otro lugar, Sloane. Skaikru atrae a Trikru y Trikru aleja a Gonkru. Así funciona.
Sloane no estaba de acuerdo con lo que Kile decía. Ella creía que podrían convivir con Skaikru sin problema alguno, después de todo no eran tan diferentes.
—No, nos quedaremos aquí.
—Arriesgas a Gonkru.
Sloane apretó los labios en una fina y recta línea, molesta. Miró a Kile, quien le dedicaba una mirada retadora.
—Ve a los túneles y vigila a nuestros hombres, que nadie salga —ordenó con un tono firme y cuando Kile estaba por protestar se apresuró a hablar. —¿Fuí clara?
Kile la conocía lo suficiente como para saber que no cambiaría de opinión. Asintió y salió corriendo en dirección a los túneles, pensando que su reina había comenzado a flaquear con la llegada de Skaikru. Sloane, por su parte, seguía firme a sus ideas.
Confiaba en que Skaikru y Gonkru podrían convivir en paz.
Sloane corría por el bosque, sin rumbo alguno. Había perdido el rastro de los adolescentes y no sabía dónde podrían estar. Tampoco sabía en qué lugar podría estar Jasper. Trikru y todo lo relacionado al clan había cambiado demasiado desde que Sloane decidió huir y ella muy poco sabía de las formas que actuaba dicho clan.
Y mientras ella corría logró ver una cabellera azabache que se movía al compás del viento. Súbitamente detuvo su andar al darse cuenta de quién se trataba.
Era Bellamy, quien estaba de pie dándole la espalda. Lo vio a unos metros de ella y sintió que su corazón se saldría de su pecho. Si Bellamy volteaba, la descubriría y la confundiría con los terrestres que habían atacado a Jasper. Sloane odiaría ser confundida con los guerreros de Trikru, no se parecían en nada.
Decidió dar un paso hacia atrás para tratar de no llamar la atención de Bellamy, pero la jugada le salió mal. Su pie pisó una rama y esta se quebró de inmediato. Era pequeña, pero hizo el ruido suficiente para que Bellamy volteara.
El corazón de Sloane se detuvo por unos momentos, pero eso no hizo que se paralizara.
Unos segundos antes de que Bellamy volteara completamente, Sloane se arrojó a unos arbustos cercanos. El problema era que los arbustos no eran tan espesos como para cubrirla, sin embargo eran suficientes.
O eso creía Sloane.
Desde su posición, Bellamy podía ver algo entre los arbustos. Si bien no podía ver el rostro de Sloane, podía adivinar que alguien estaba escondido allí. Bellamy empuñó su arma y con pasos lentos comenzó a acercarse al escondite de la terrestre.
Con cada paso que el azabache daba, el corazón de Sloane latía cada vez más rápido y su respiración se volvía más irregular. Los nervios recorrieron su cuerpo de pies a cabeza. Era una sensación que Sloane nunca había sentido, pero que, definitivamente, no le gustaba para nada.
De repente, y para buena suerte de Sloane, un grito desgarrador se oyó por todo el bosque.
—¡¿Qué rayos fue eso?! —gritó Murphy desde algún lugar del bosque.
Los gritos llamaron la atención de Bellamy, haciendo que este volteara para ver de qué se trataba. Vio que Clarke y los demás corrían entre los árboles, directamente hacia los gritos.
Entonces Sloane vio su oportunidad y aprovechó la distracción de Bellamy. Siendo sumamente sigilosa, corrió para esconderse en otro arbusto mucho más espeso y grande. Cuando Bellamy volvió la mirada al arbusto, no vio nada. Con su mirada recorrió todo el lugar y, cuando no encontró nada, se convenció de que había sido producto de su imaginación y comenzó a correr hacia los demás.
Sloane lo observó mientras se alejaba. Suspiró aliviada mientras llevaba una mano a su pecho, sintiendo los fuertes latidos de su corazón.
—Eso estuvo cerca —susurró para sí misma.
Al instante reaccionó, recordando los hechos anteriores.
Sloane sabía que la lanza eventualmente tendría que haber matado a Jasper, a menos que alguien lo hubiera curado y ella sabía quiénes habían sido. Trikru lo había salvado para usarlo como carnada.
Si bien Sloane solía poner la lógica sobre el sentimentalismo, no pudo evitar entrometerse. No dejaría que alguien inocente muriera, no cuando ella había dedicado los últimos años a proteger inocentes. Así que, sin importarle que la vieran, corrió hacia la misma dirección que habían tomado Bellamy y los demás adolescentes.
Sin embargo, para cuando llegó al campo de donde provenía el grito, todo había empeorado. Observó que Bellamy sostenía a Clarke, quien estaba por caer a una fosa. Entonces Sloane notó que Bellamy dudaba en salvar a la rubia, mientras los otros le pedían que la ayudara.
—¡Clarke! —gritó Wells y luego miró a Bellamy. —¡Súbela!
El azabache dudó.
—¡Súbela! —ordenó Finn.
Bellamy dudó nuevamente.
Entonces, justo cuando Sloane estaba por intervenir para salvar a Clarke, los tres chicos restantes corrieron hacia ellos y entre todos subieron a Clarke. Sloane volvió a esconderse, sin poder creer que haya estado a punto de dejarse al descubierto con tal de salvar la vida de la rubia. Aunque no era la primera vez que quiso ayudar a alguien que no fuera parte de su clan.
Luego del altercado de la fosa, y cuando todos recuperaron la calma, los adolescentes comenzaron a hacer su parte para ayudar a Jasper, quien estaba atado a un árbol en el medio del campo. Sloane no lo había notado hasta que Finn se acercó a él.
No había pasado mucho tiempo desde que habían encontrado y bajado a Jasper cuando un ruido los alertó, haciendo que sus corazones comenzaran a latir con fuerza.
—¿Qué fue eso? —preguntó Wells, mirando a su alrededor.
Bellamy tragó saliva, un tanto nervioso.
—Terrestres.
Pero era algo mucho peor.
Repentinamente de entre los árboles una gran pantera negra apareció, asustando a todos, incluso a Sloane. El animal estaba hambriento y enojado, dispuesto a todo con tal de conseguir un poco de comida.
—¡Bellamy! —llamó Clarke, impaciente. —¡Arma!
Bellamy inmediatamente llevó una mano a su cadera para tomar el arma que cargaba, sin embargo allí no había nada. Su piel palideció al notarlo.
Fue entonces cuando un disparo se oyó, sorprendiendo a todos. Era Wells quien tomó el arma y le disparó a la pantera.
Un tiro no era suficiente. El animal continuaba avanzando enfurecido hacia los adolescentes, estos estaban paralizados y no sabían qué hacer. Así que Sloane no tuvo otra opción más que intervenir.
Salió de su escondite, poniéndose de pie de forma retadora y quedando totalmente al descubierto. Corrió con seguridad y velocidad hacia el animal, no le tenía miedo y lo demostraba con cada paso que daba. Armándose de valor, tomó su espada y rápidamente la lanzó como si de una lanza se tratara. Esta cortó el aire y se clavó en el costado izquierdo de la pantera. En ese momento el animal cayó al suelo, soltando un rugido de dolor.
Los jóvenes dirigieron su mirada hacia Sloane, sorprendidos por lo que acababan de ver. Clavaron sus ojos en Sloane, admirados por el valor y las agallas que la azabache había demostrado. Aunque también estaban algo aterrados, pues tenían a una terrestre frente a ellos. Sloane solo los miró con su habitual seriedad, la cual resultaba un poco escalofriante.
En ese momento la pantera se removió mientras soltaba unos rugidos furiosos hasta que finalmente logró deshacerse de la espada. El animal se puso de pie con un nuevo objetivo y, como si nada hubiera pasado, comenzó a correr hacia Sloane. La terrestre se mantuvo en su lugar y de la parte trasera de sus pantalones sacó un cuchillo. Sabía que no era mucho, pero lucharía de todas formas.
—¡Wells! ¡Rápido! —ordenó Clarke, desesperada.
Y el moreno disparó nuevamente. Las balas se clavaron en los muslos de la pantera, por lo que soltó un fuerte gruñido. Entonces el animal, iracundo, se abalanzó sobre el pequeño cuerpo de Sloane. La azabache apenas logró hacerse a un lado, sin embargo las garras de la pantera se clavaron en su abdomen. Soltó un jadeo antes de caer al suelo.
Dos disparos más se oyeron, los cuales impactaron directamente en la cabeza de la pantera. Esta vez cayó muerta, junto al cuerpo de Sloane.
Una vez que el lugar se sumió en un pesado silencio, la azabache se puso de pie bajo la atenta mirada de los demás. Ante el brusco movimiento sintió una fuerte punzada en su estómago. Soltó un quejido. Las garras de la pantera quedaron marcadas en el abdomen de la terrestre.
Sloane levantó la mirada y vio que todos los presentes la miraban. El miedo y la sorpresa podía verse en sus ojos. Entonces posó su mirada en Clarke y luego en Bellamy. Este último solo se limitó a mirarla mientras soltaba un suspiro debido al estupor. Estaba delante de la terrestre que los había salvado y fue cuando un sentimiento de contradicción apareció en Bellamy.
Los terrestres habían herido a Jasper, pero una de ellos los había salvado.
«¿Qué clase de personas son realmente?», se preguntó Bellamy.
De un momento a otro, Sloane se sintió insegura. Sintió que no estaba a salvo, así que no tuvo otra opción más que huir. No sabía cómo reaccionaría Skaikru ante su presencia, pero tampoco quería averiguarlo.
Como pudo, sacó la espada del estómago de la pantera y le echó un último vistazo a Skaikru antes de salir corriendo lejos de ellos. Aguantándose el dolor corrió hacia los túneles, hacia donde su clan se resguardaba. Llevó su mano a la herida para ejercer presión y cortar el sangrado, sin embargo no aguantó el dolor y decidió no tocarla. Miró su mano, empapada de sangre, y supo que la herida era profunda.
Esta vez, su fascinación por Skaikru casi la mató. Su curiosidad la volvió imprudente y pudo haberlo pagado muy caro.
Kile tenía razón, Skaikru hizo que La Reina Guerrera flaqueara.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro