Capitulo 14
Solté un gruñido. Estábamos caminando por los pasillos de los círculos mientras sosteníamos armas. Sentía la herida de bala en mi estomago removerse como si estuviera perforando un órgano.
Me dediqué a cerrar la boca y no preocupar a No-Eul. Era lo último que quería lograr. Estábamos bajando unas escaleras, cuando escuchamos un disparo que rebasó nuestras cabezas por poco.
Yo me agaché y tomé a No-Eul del brazo, para ese entonces, ambas teníamos nuestras máscaras. Gi-hun volvió a aparecer junto a Hyun-ju. Ambos nos apuntaron.
— Pensé que habías dicho que mataste a todos los guardias — dijo un hombre desde atrás, con el 388 en el pecho.
Yo me quise reír. Para que maten a todos los guardias en este lugar se van a necesitar días.
Gi-hun se acercó a No-Eul y le arrancó la máscara junto con el pasamontañas del rostro, luego hizo lo mismo conmigo, mientas ambas alzábamos nuestras manos en forma de rendición. Sus armas apuntaban hacia nosotras, solo para recordarnos quiénes mandaban en esa situación.
No-Eul tenía la respiración tensa, su mano derecha estaba sobre el arma pequeña que llevaba en su cintura sin saber bien que hacer.
— Dámela — más bien se la arrebataron.
— Ya déjenos... — logré murmurar, con sudor en todas las partes posibles de mi cuerpo mientras sentía un dolor insoportable en mi estómago. Detestaba cuando me veía de la maneras más débil posible, no les voy a dar el lujo.
— Llévenos con su líder, vamos a terminar con esta farsa de una vez por todas — Hyun-ju me miró por un segundo y luego miró mi traje manchado de un color carmesí —. Así que a ti te dispararon.
— Tienes una obsesión con el líder, ¿o me equivoco, Seong Gi-hun?
456 frunció el ceño claramente molesto por mis palabras, yo solo me dediqué a sonreír burlonamente mientras veía cómo en un arrebato, el me daba un golpe —otra vez— con el culo del arma que tenía entre sus brazos.
Hyun-ju me miró con pena, se acercó a mi mientras los ojos de No-eul se clavaban en ella.
— No vamos a resolver esto así — murmuró ella mientras revisaba mi herida. Bajo el zipper de mi traje dejando a su vista y a la de los demás, mis pechos cubiertos por un sostén y mi torso lleno de sangre, el costado con un color más carmesí —. Esto se ve mal.
— No me digas — murmuré mientras me intentaba soltar de su agarre. Todo se estaba volviendo nuboso y ya no sabía que hacer.
— Suéltala — escuché a No-eul hablar. Sus manos todavía estaban arriba mientras miraba a Hyun-ju con severidad —. Solo la lastimas más.
— No...no, solo la quiero ayudar.
— Es una guardia, déjala morir. Por su culpa muchos han muerto — la voz de Gi-hun comenzaba a ser un agobio.
Hyun-ju alzó la mirada, mirando a Gi-hun, mientras sus manos seguían presionando mi herida, intentando detener el sangrado.
— ¿Y qué ganas con eso, Gi-hun? ¿Otra muerte en tus manos? —su voz se quebró levemente al final, pero su determinación seguía igual — Eso no te hace diferente de ellos.
— Ellas son parte de esto, debemos terminar ya. —Gi-hun señaló hacia las cámaras ocultas que sabíamos nos vigilaban, sus ojos llenos de rabia y desesperación—. Cada guardia, cada trabajador... son cómplices. ¿O acaso crees que ella no sabe lo que está haciendo? ¡Mira a tu alrededor, Hyun-ju! Este lugar es una masacre, y ella lo defiende.
— No sabes nada de mí —logré murmurar con voz débil, mi garganta seca, apenas sosteniéndome en el delgado hilo de la conciencia.
Hyun-ju negó con la cabeza, volviendo a ignorarlo. — Sea lo que sea que haya hecho, es una persona. No voy a dejar que muera como si no importara.
No-eul bajó las manos lentamente, su rostro impenetrable mientras evaluaba la situación. Había algo en sus ojos, como si estuviera buscando opciones que ninguno de nosotros alcanzaba a comprender.
— Ella te mataría si estuvieras en su lugar, Hyun-ju. —La voz de Gi-hun ahora sonaba más fría, como si buscara convencerla con lógica, no con emociones.
Hyun-ju no respondió de inmediato. Solo continuó trabajando en mi herida, improvisando un vendaje con un pedazo de tela rasgado de su propia ropa. Sentí un destello de calor en mi pecho, no por la sangre que seguía escapándose de mi cuerpo, sino por el hecho de que alguien, al menos alguien, estaba dispuesta a ver más allá del uniforme rojo y la máscara que solía decorarme.
— Puede que tengas razón. —La voz de Hyun-ju finalmente se rompió el silencio, pero no se detuvo en lo que hacía—. Puede que ella me matara. Pero si hago lo mismo, ¿en qué me convierte eso? ¿En alguien mejor que ellos? No, solo sería parte del mismo juego.
Gi-hun se quedó callado, sus manos temblando mientras apretaba el arma entre sus dedos. Parecía estar en conflicto, atrapado entre su odio por todo lo que este lugar representaba y algo más, algo que aún luchaba por aceptar.
Finalmente, No-eul dio un paso adelante, rompiendo el tenso momento. Su mirada pasó de Gi-hun a Hyun-ju y luego a mí.
— Esto es una pérdida de tiempo. —Su tono era directo, casi cruel, pero había algo de verdad en sus palabras—. Si queremos salir de aquí vivos, no podemos cargar con alguien que no puede caminar por sí misma.
Sentí un nudo en el estómago. Sabía que ella tenía razón. Yo era una carga, y en este lugar, las cargas eran sentencias de muerte.
— Déjenme aquí —murmuré, apenas audible, pero lo suficiente para que todos me escucharan—. Solo los retrasaré.
Hyun-ju me miró como si hubiera dicho algo imperdonable, y Gi-hun soltó una risa seca y amarga. No-eul me miró de una manera que casi me hace pararme y besarla.
— ¿Ves? Hasta ella lo sabe —dijo, pero había algo roto en su voz.
Hyun-ju no se movió. Sus manos firmes seguían aplicando presión en mi herida, sus ojos fijos en mí.
— Yo la llevo — murmuró No-eul mientras me observaba en el suelo.
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