🐑 UNO 🐺
Despertó varias horas después, se sentía súper calentito y cómodo, sus ojitos marrones se abrieron notando inmediatamente el tenue resplandor de una chimenea, entendió que de ahí venía el agradable calor que ahora lo envolvía.
Fue cuestión de segundos para darse cuenta que no había rastros de dolor, también que en su vientre habían varias compresas y quiso acreditar que los malestares habían desaparecido gracias a ellas. Su naricita se movió al sentir el conocido aroma de los pinos, fue en ese preciso momento cuando recordó al poseedor de dicha fragancia.
Jimin entró en pánico, sus pies abandonaron la cama en cuestión de segundos; notó su cuerpo para comprobar que ninguna parte le faltará, sintiendo un leve alivio al verificar que estaba completo. Sus ojos claros se movieron por todo el lugar buscando una posible salida para poder escapar; había madera por todas partes, muebles del mismo material y un ventanal a su alcance. Intentando controlar a su desesperado corazón cerró los ojos por breves segundos, tenía que calmarse o su aroma lo delataría.
El problema de Jimin es que siempre fue un cachorro miedoso y llorón, y ahora ese era su principal conflicto.
Porque los latidos de su corazón no eran normales, el miedo recorría cada fibra de su cuerpo, ¿dónde estaba?, ¿Qué pasó con él después de encontrarse con un cambia forma lobo? Solo sabe que después de ver aquellos profundos ojos amarillos todo se volvió completamente negro.
En un arranque de miedo y desesperación comenzó a forzar la ventana, la cual rechinaba a causa de los bruscos movimientos.
La oveja en su interior estaba muy temerosa de lo que le fuera a ocurrir, tenía miedo de morir devorado; solo de imaginarlo su piel se enchina y su pulso se acelera, por eso quiere escapar; pero sus brazos son tan delgados y débiles que la impotencia de no poder hacer nada lo comienzan a molestar.
─ Abre... por favor ─ rogó, una súplica que salió combinada con lágrimas rebeldes, las cuales libremente se deslizaron por sus gorditas mejillas muriendo en su mentón.
La oveja en su interior quiso alertar que el aroma del pino se estaba acercando; pero estaba tan concentrado intentando abrir la ventana que no le puso atención, su animal interior emitió un chillido y aún así no fue escuchado, se sentía acechado y lo único que le quedó por hacer fue esconderse en lo más profundo de su ser.
Cansado y resignado recargo su frente sobre la pared, era inútil que lo siguiera intentando. La puerta no era una opción, pues la posibilidad de ser visto era más grande y lo que menos quería era eso.
─ Vaya, eres persistente ─ una segunda voz se escuchó en aquella habitación, erizando los vellos del cachorro. Jimin trago grueso, de pronto su respiración se tornó desordenada.
─ Tu aroma te delata, tienes miedo de mí ─ siguió hablando, Jimin estaba congelado y su cuerpo no era capaz de darse la vuelta y enfrentarlo; lejos de eso comenzó a temblar cual gelatina, sus piernas las sentía pesadas y su corazón disparado.
Yoongi quien había estado observando la inútil batalla en silencio durante varios minutos se moría de ganas por ver el rostro del omega que había rescatado del frío; pero entendía que este le tuviera miedo, sabiendo lo que ambos eran era normal que tuviera esa reacción. Aún no entendía el motivo de esto; pero no podía quejarse, finalmente lo había encontrado, de la forma menos esperada, pero había dado con él.
─ No hay motivo para temerme, no te haré daño, te doy mi palabra... ¿podrías darte la vuelta por favor? ─ su tono fue suave, quería demostrarle que no significaba un peligro, que jamás le haría daño.
─ ¿Y quién me lo asegura? ─ no confiaba, su naturaleza era cazar y matar, él solo era una presa, ¿porque debía de creerle?
─ De haber querido hacerte algo lo hubiera hecho cuando estabas inconsciente, aún así no lo hice, porque mis intenciones nunca fueron hacerte daño ─ no mentía, quizá si se vio atraído por su intenso aroma el cual demostraba que estaba en celo; pero jamás lo hubiera lastimado.
Aquellas palabras tuvieron mucho sentido para Jimin, lejos de hacerle daño al parecer cuido de él; le brindó él calor necesario, lo cubrió con compresas frías para disminuir el dolor y le brindó una cama espaciosa, suave y cómoda. Aún así no podía confiar tan rápido, pues el miedo se rehusaba a abandonarlo; lo desconocía completamente, era un lobo, una persona muy misteriosa a la cual de milagro le había podido ver el rostro, notando que ya era mucho mayor que él.
─ ¿Tienes hambre?
Fue como si hubiera leído su mente, porque su estómago rugía.
─ N-no ─ mintió.
─ ¿Seguro?, has pasado casi dos días durmiendo, tu cuerpo tendría que exigir la comida ─ obviamente no le creía.
─ ¿D-dos días? ─ eso era posible.
─ Así es, cuando te encontré no solo sufrías los malestares del celo, al parecer las altas temperaturas te provocaron una fiebre terrible que te hizo perder el conocimiento; desde ese entonces has pasado durmiendo ─ fue sincero. Era obvio que se enfermería cuando no estaba acostumbrado al clima y es que al ser un bosque el frío se penetraba más en cada uno de los árboles haciendo el ambiente el doble de helado que fuera de él.
Jimin se atrevió a mirar sobre su hombro, admirando a un hombre alto y de cabellos rebeldes que se mantenía con los brazos cruzados y recargado sobre el costado de la puerta.
Poco a poco sus pies fueron cediendo hasta finalmente quedar de frente.
─ Deberías bajar a comer algo, puede que no sientas hambre; pero necesitas alimentarte. Puedes tomar algo cómodo de mi armario, tengo una gran variedad de abrigos que podrían servirte ─ ánimo el Alfa de cabellos oscuros ─, seguimos hablando cuándo estemos comiendo, responderé a todas tus preguntas si es lo que deseas ─ agregó para que el pequeño omega comenzara a entrar en confianza.
Dicho esto el mayor abandonó la habitación dejando solo al peliblanco. Jimin intentó procesar lo que acababa de ocurrir, su corazón aún latía con fuerza; pero debe de admitir que se siente aliviado de encontrarse sano y a salvo, así como también reconocer que está sorprendido de que el pelinegro no le haya hecho nada.
"Será una trampa, será que me quiere engordar para después comerme" en su mente ya maquinaba muchas ideas erróneas; sin embargo la necesidad en su estómago lo hizo quejarse.
Lentamente se asomo a la puerta, encontrándose con un estrecho caminito que guiaba a las escaleras. Se quedó ahí durante un largo minuto que en realidad pareció mucho más que eso, sus ojitos curiosos demostraban la batalla que estaba teniendo con el mismo, decidiendo si bajar era lo más sensato, tomando en cuenta la posición en la que se encontraba; pero luego pensó, tarde o temprano tenía que abandonar la habitación por algún motivo, no podía pasar todo el tiempo encerrado, tampoco podía ignorar la necesidad en su estómago.
Finalmente lo hizo, de forma lenta y dudosa comenzó a bajar la escaleras, la madera estaba fría y sus pies descalzos, la chimenea ya no le brindaba el agradable calor que lo había recibido al abrir los ojos; por ende, su cuerpo comenzó a sufrir las consecuencias de su descuido.
Tomando en cuenta que portaba ropas ligeras se arrepintió de no haberle tomado la palabra al pelinegro y tomar un abrigo de los que le había ofrecido; aunque claro, el cachorro ni siquiera imaginaba que la tela que los componía era de piel de varios animales.
Finalmente llegó abajo e inmediatamente noto el resplandor del fuego, se trataba de otra chimenea en la zona del comedor, algo que agradeció mentalmente.
Yoongi se encontraba sirviendo ambos platos, en medio había dos candelas las cuales brindan la suficiente luz para poder ver con calidad, la mesa no era muy grande, en realidad era perfecta para dos personas.
─ Me alegra que estés aquí, por favor siéntate ─ apuntó la silla más cercana. Jimin no pudo evitar admirar la sonrisa de aquel desconocido, a pesar de su aura intimidante poseía una sonrisa cálida y amable; quizá por eso sus piernas se movieron sin su consentimiento hasta llegar al lugar señalado. Sus ojitos observaron con detenimiento cada uno de los movimientos del mayor, como si lo analizara silenciosamente.
─ ¿Estás cómodo? ¿tienes frío?, ¿porque no te abrigaste? ─ Jimin noto un brillo de preocupación en sus amarillentos ojos, algo que lo conmovió y también creó un nudo en su garganta, ¿porque lo hace? ¿Querrá jugar con su mente? Después de lo que le habían hecho sus padres podría esperar cualquier cosa de las personas y es justamente por eso que la opresión en su pecho es imposible de ignorar.
─ ¿Por qué quiere ayudarme? ─ Jimin quiere saber cuál era el interés detrás de sus buenas intenciones.
Yoongi tiene pensado contarle absolutamente todo, sin saltarse ningún detalle; pero tiene miedo, teme la posibilidad de no ser aceptado, lejos de eso que el miedo en los ojos del cachorro no desaparezca cada vez que lo mira.
─ Te contaré todo, te doy mi palabra; pero primero intenta comer algo ¿si? ─ insistió.
Jimin tomó el cubierto y miro la carne servida, una duda cruzó por su cabeza, algo que jugó con su mente. Yoongi lo notó y como si leyera sus pensamientos habló para tranquilizarlo.
─ Tranquilo, es conejo ─ es lo único que pudo cazar, tomando en cuenta la temporada en la que estaban.
─ ¿N-no me está mintiendo? ─ pregunto con duda.
─ Lo prometo ─ aseguró.
Minutos bastaron para que Jimin comenzará a degustar del alimento, la carne era deliciosa y en demasía blanda; estaba en el punto perfecto y debido al hambre voraz no se detuvo a sentir lástima por el inocente animal.
Yoongi lo observaba con una sonrisa enternecida, la tenue luz le permitía ver con claridad el regalo que la diosa Luna le había obsequiado después de tantos inviernos solo.
El cachorro aún poseía rasgos que demostraban su corta edad, su piel tierna y blanca cual porcelana, su cabello blanco y esponjoso cayendo libremente sobre su frente, sus ojitos marrones e inocentes poseedores de un brillo hermoso; pero lo que complementa aquella obra de arte hecha con sumo cuidado por los mismo dioses son esos labios color durazno los cuales muerde y se saborea involuntariamente al tragar o masticar.
Sin olvidar las orejas características de un cordero adornando su cabeza, detalle que lo hace ver tierno.
Tuvo que regañar se mentalmente pues se le había quedado viendo por mucho tiempo y sus pensamientos no habían sido los más puros que digamos; su mirada fue a otro lado, debía mantener la cordura y no portarse como un animal.
Cuando sintió el olor característico de un omega en celo su alfa tomó gran parte de su cuerpo; pues por algún motivo se vio fuertemente atraído por el delicioso aroma de los duraznos que llegaron a hacer estragos en todo su interior. Diez años sin sentir aquella sensación, diez años viviendo pacífica y desinteresadamente, diez años en los que su alfa no mostraba interés por nada ni nadie y como una avalancha en un día de invierno la deliciosa fragancia llegó a poner todos sus sentidos de cabeza.
Pero cuando lo vió solo, temblando y llorando todo instinto por poseerlo se esfumó casi en su totalidad, estaba tan asustado y se veía tan vulnerable que un extraño sentimiento se alojó con fuerza en su pecho; era desconocido pero sacudió su interior de una forma alarmante, tanto él y su lobo supieron de qué se trataba, comprendieron el significado que tendría a partir de ahora ese pequeño.
Después de caer inconsciente lo trajo a su vieja cabaña, donde lidió con los síntomas del celo con compresas frías y velo para que su fiebre no empeorara y disminuyera.
─ Soy Min Yoongi ─ finalmente el silencio fue roto por la ronca voz del alfa.
El menor ya había terminado de comer y su mirada cayó sobre el mayor.
─ P-park Jimin ─ pensó que también debería presentarse. Poco a poco su omega fue abandonando su escondite, lo que significaba que comenzaba a confiar, todo iba lento; pero Yoongi lo estaba logrando, su aroma sirvió de mucho, por alguna razón éste le transmitía una enorme seguridad y tranquilidad.
─ Bien Jimin ─ no sabía por dónde iniciar ─, sé que quizá te parezca apresurado que pregunte, pero quisiera saber que hacía un cambia forma oveja en el bosque, un lugar tan peligroso contando los peligros que te acechan, ¿porque estabas solo?
El menor jugó con sus manos debajo de la mesa, sus mejillas ganaron un color carmín y sus ojos picaron, eso era un tema delicado el cual aún le costaba procesar.
¿Estaba bien confiar?, ¿La amabilidad que le reflejaban aquellos orbes amarillos era sincera? ¿Porque pregunta cuando en realidad no hay un motivo que lo justifique?
Eran muchas preguntas las que rondaban por su mente, tantas que lo mareaban.
No contestó nada, el silencio fue lo único que Yoongi recibió.
─ Está bien, no te sientas obligado a contestar ─ en realidad estuvo mal preguntar a la primera; pero este tipo de cosas nunca fue su fuerte, ni cuando aún vivía con la manada, era de esas pocas por no decir raras personas a los cuales se le hacía difícil entablar una conversación, siempre fue el alfa solitario y callado.
─ Y-yo... fui abandonado ─ las lágrimas no pudieron contenerse, estas cayeron sobre sus manos empuñadas recargadas sobre sus piernas ─ n-no querían a u-un omega... y y-yo... ─ mordió su labio, aquello era difícil.
─ ¿Te abandonaron solo por ser un omega? ─ su lobo quiso golpearlo, fue demasiado insensible al decirlo así de golpeado.
El nudo en la garganta de Jimin dolió, su cuerpo comenzó a sufrir espasmos y Yoongi a desesperarse; no sabía qué hacer, siente que la ha cagado y su lobo se lo confirma.
─ Oye, por favor no llores... ¿Ay que hago? ─ se alteró, sus manos se movieron y su rostro se llenó de preocupación ─, cachorro, mirame ─ sin pensar que aquello sería peligroso y tonto de su parte se levanto de golpe y camino hacia el cuerpo tembloroso. Una vez estuvo cerca se inclinó para quedar a su altura y que sus rostros pudieran verse.
Yoongi no era dueño de su propio cuerpo en ese momento solo hacia lo que su corazón dictaba y lo que este le indicó fue ser él mismo.
Llevó su mano a la mejilla del menor, por reflejo este se asustó y sus movimientos quedaron congelados, los ojitos marrones se le quedaron viendo con una mezcla de miedo y curiosidad.
─ No me temas, jamás te haría daño ─ tranquilizo, Jimin no percibió malas intenciones; al contrario fue su omega quien le hizo sentir que debía confiar, pues su oveja interior había comprendido todo, solo faltaba la parte humana, la cual se negaba a confiar ─. ¿Sabes porque te traje conmigo y cuide tanto de tí? ─ su voz seguía siendo ronca y madura, pero hablaba con tanta delicadeza, lo que sea para ganarse la confianza del pequeño.
Yoongi acarició la mejilla con su dedo pulgar con una sutileza adormecedora que hizo estremecer al más pequeño; quería recargarse sobre aquella cálida mano, era un extraño deseo que nació en su interior.
Negó como respuesta a la anterior pregunta hecha por el pálido.
─ Es fácil, porque la Diosa Luna tejió al omega más tierno y hermoso para ser mi complemento, porque antes de tí yo no tenía nada y estaba solo; pero al verte comprendí todo, porque mi lobo te reconoció inmediatamente y el inmenso deseo de protegerte está y permanecerá conmigo siempre; porque si me lo permites y te quedas a mi lado te cuidare y te brindare el calor necesario para que ya no pases frío, ¿entiendes? ─ los ojitos cristalinos seguían reflejando confusión, pero el corazón del cachorro latía con una fuerza desconocida y el carmín ya no era solamente por el llanto y el frío ─, eres mi omega Park Jimin, el elegido especialmente para mí.
Los aleteos en la pancita del peliblanco jamás los había sentido, sus manos temblaban y su oveja interior movió su esponjosa colita, feliz y emocionada.
─ Y-yo... no, no s-se que decir ─ estaba muy nervioso, el hombre a su lado le sonrió comprensivo.
─ Y lo entiendo cachorro, también fue repentino para mí ─ lo admite. En realidad pasó todo un día reflexionando sobre lo que haría, horas y horas dándole vuelta al mismo asunto, algo que siempre daba a la misma conclusión. Su cabeza dolió, incluso se desesperó; pero finalmente entendió que las cosas tenían un porqué.
─ P-pero usted es un l-lobo y yo una presa ─ es que simplemente aquello carecía de sentido y aunque la idea quizá comience a gustarle y su omega ya se encuentre feliz y emocionada; como la parte racional que era debía ser más cuidadoso y no dejarse llevar por la necesidad de sentirse amado y querido.
─ ¿Y? ¿Dime eso en que nos afecta a ambos? ─ la mano que tenía libre tomó una de las más pequeñas pertenecientes a Jimin.
─ Y-yo... no estoy seguro, tengo miedo ─ miedo a salir lastimado, miedo a caer en una cruel trampa disfrazada de ilusión, miedo a que solo sea un sueño y al despertar caería de nuevo en aquella pesadilla que es su realidad.
─ Y es normal, no pienso presionarte a nada que no quieras; sin embargo está es tu casa, está cabaña no es la gran cosa pero a partir de ahora me esforzare en mejorar su condición para que te sientas cómodo ─ para Yoongi ahora lo primordial era Jimin y su bienestar.
Aquellas palabras bastaron para que la parte racional se rindiera y cediera a los deseos de su omega.
Lo que Yoongi vio calentó su corazón, un cálido sentimiento que ni las altas temperaturas de allá fuera pudo eliminar.
La sonrisa más pura, hermosa y cargada de inocencia que sus ojos hayan podido admirar.
Hola! Espero hayan tenido un lindo día.
¿Que les pareció? 👉👈
Solo para que se hagan una idea, la imagen en galería es como sería la cabaña de Yoongi dentro de esta historia.
Esto será un three shot, los capítulos no bajan de las 3000 palabras y en esta misma semana se estará publicando el final.
Gracias por todo y linda noche.
21/12/21.
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