tres
la mañana siguiente harry se encontraba despertando en la cama de otra persona.
este no era su hogar.
las sábanas blancas y la luz de la ventana resplandeciente lo hicieron reaccionar acerca de donde encontraba.
repasó sus manos en su rostro, mientras que tomaba fuerzas para huir de otro apartamento después de una noche con una desconocida o desconocido.
se levantó con rapidez de la cama y tomó sus pantalones que se encontraban en el suelo.
su cabeza era un infierno, con sus recuerdos borrosos acerca de cómo bebió tanto tequila que ahora se rehusa a siquiera pensar en su ahora y después encontrándose con ese omega de mirada seductora y labios rojos.
—¡harry! ¡amor! —el alfa negó, mientras escuchaba como el propietario de esa voz se encontraba del otro lado de la puerta. —nos traje café, cariño...
harry frunció el ceño.
maldita sea.
detestaba cuando sus conquistas pensaban que él quería quedarse con ellos.
termino la noche, es momento de ir a casa.
en este caso huir de ese departamento.
el alfa con rapidez tomó entre sus manos sus cosas y corrió a la ventana entre más escuchaba esos pasos acercarse.
mierda. mierda. mierda.
la escalera de incendios en ese momento fue una buena idea.
—¿quieres ir a un brunch con mis amigos?
mierda. mierda. mierda.
salió por la ventana sin siquiera ver atrás.
con rapidez corrió por la escalera sin siquiera tener su camisa puesta.
tiene que dejar de meterse con omegas lunáticos.
・。・。・。・。・。・
harry suspiró al llegar a aquella cafetería con flores en la entrada y los mejores muffins de la ciudad.
el alfa no tenía un zapato, su camisa tenía una gran mancha de labial rojo carmesí y su apariencia era muy mala.
¡ni siquiera tuvo tiempo de lavarse la cara! ¡no es su culpa!
el omega al verlo entrar lo vio con decepción.
tenía dos cafés en sus manos que se mantenían estáticos, las dos mujeres de la tercera edad de la vez pasada frente a él también observaban con incredulidad al alfa que acababa de entrar a la tienda.
—oh por dios... —el omega despertó de su trance y le entregó sus cafés a las mujeres. —estás demente.
el alfa negó.
—te ruego por un café. —se sentó en una de las sillas junto a la barra.
el omega negó.
—fuera de aquí. —louis habló firme.
harry sollozó.
—por favor, lou, te lo ruego.
el omega negó.
—primero, anoche me abandonaste por otro omega. a pesar de que la única razón por la cual fui a la boda fue por ti; —el omega lo vio con enojo. —y segundo, te ves ridículo... ¡asustas a mi clientela!
harry vio nuevamente a su pie descalzo.
—sé que tienes una de mis camisetas en los lockers de la parte de atrás. —el alfa sentenció. —y un par de tenis que nunca usas porque son demasiado grandes para ti.
el omega lo vio con incredulidad.
—¡no puedo creer que me exijas después de que anoche me...
la voz del omega se detuvo cuando su mirada cayó en la entrada.
sus mejillas se pusieron rojas y sus labios se mantenían en una expresión de sorpresa.
el omega bajo la mirada con timidez y acomodo su flequillo.
justo como siempre hace cuando está nervioso.
harry dirigió su vista a la entrada y encontró a un alfa que entraba a la cafetería.
su ropa era sofisticada, con un traje negro que parecía recién planchado y con un porte que demostraba que era un hombre maduro y que expulsaba seguridad y confianza en sí mismo.
sus facciones eran definidas, con su mandíbula siendo fuerte, su cabello rubio almendrado oscuro que dejaban ver unas cuantas canas que de una forma u otra lo hacían ver irresistible y sus ojos azules veían con atención el lugar después de que el alfa se quitara sus gafas de sol, sus manos tenían unos cuantos tatuajes.
—buenos días. —su voz era rasposa y le ofreció una sonrisa carismática al omega.
louis bajo la mirada con timidez y sonrió.
—b-buenos días. —el omega soltó una pequeña risita que hizo que harry frunciera el ceño.
el alfa misterioso le guiñó un ojo.
harry lo veía con odio.
nunca había visto a louis actuar así.
ese alfa estaba provocando que su louis actuara como un adolescente.
algo que siempre reconocía harry acerca de louis era su madurez. louis siempre había sido el más maduro de los dos a pesar de ser menor que harry.
a su corta edad de 23 años ya ha terminado su licenciatura en administración de empresas y es dueño de su propio local, especialmente después de que louis haya perdido a su madre.
su madre era su único soporte y con el dinero que le había heredado su madre el omega logró comprar su establecimiento.
louis se ha hecho cargo de su hermano menor desde hace tres años.
harry lo admira por todo lo que ha hecho.
lo admira por todo lo que es louis.
como ama eso.
quiere decir que lo ama como su mejor amigo.
es increíble eso.
—¿q-qué le puedo ofrecer, caballero? —el omega jugaba con la taza de café en sus manos y veía con una sonrisa tierna al hombre frente a él.
el alfa sonrió y vio el menú con atención.
—es un lugar muy bonito, justo como su dueño. si me permite decirlo. —el alfa habló con confianza.
louis bajo la mirada sonrojado y soltó una risita adorable.
"no, no le permito decirlo." harry pensaba.
—bienvenido a mi cafetería, señor...
—bradley pitt. —el alfa extendió su mano hacia el joven omega. —¿y tú eres?
el omega acercó su mano.
—louis... —el omega se sonrojó aún más cuando el alfa besó el dorso de su mano.
harry veía todo con asco y una expresión de enojo en su rostro.
sus puños se encontraban apretados y solamente veía como ese imbécil se encontraba hablándole a su louis.
—dame un café, lou, —¡¿lou?! ¡eso si que no! —y algo tan dulce como tú.
el omega asintió y le entregó un muffin de moras azules.
—lo mejor de la casa. —el omega habló con alegría en su voz.
el alfa tomó su cartera y le entregó el dinero al omega.
harry estaba feliz de que este intercambio había terminado, pero el imbécil volvió a hablar.
—soy nuevo en la ciudad, louis... —el alfa lo vio con atención y una sonrisa carismática en su rostro. —quería saber si quisieras darme tu número, me gustaría conocerte más... tal vez puedas enseñarme londres.
la sonrisa del omega se expandió mucho más.
di que no, por favor...
—¡c-claro que si! —el omega tomó una hoja de papel y se la tendió al hombre frente a ellos. —espero me llames, bradley...
harry gruñó.
el alfa junto a él por fin le presto atención.
—es adorable que dejes a indigentes pasar a tu local, bonito. —el hombre sacó su billetera y le entregó diez libras al alfa. le guiño un ojo a louis que intentaba mantener su carcajada y harry lo veía con asombro (e indignación). —adiós, bonito.
sin más el alfa salió de la cafetería y louis soltó una carcajada viendo el asombro de harry.
—¡es un imbécil! —el alfa chilló.
louis negó y tomó el dinero de las manos de harry.
—pagó tu café y es terriblemente atractivo, no es un imbécil. —harry lo vio con incredulidad y negó.
—¡de seguro es más viejo que mi abuelo!
louis negó y lo vio con enojo.
—¡es guapo y posiblemente sólo sea unos cuantos años mayor que yo!
el alfa negó.
—no aceptes salir con él.
louis sirvió su café (en la taza especial de harry, en forma de snoopy) y negó.
—es un alfa atractivo, agradable y si me llama: aceptaré. —louis sin más se fue a la parte de atrás a traer la ropa para que harry pueda cambiarse.
las mujeres junto a él rieron.
una de ellas con su dulce voz se burló de él con la simple frase:
—te lo han ganado.
sin más el alfa hizo un puchero y siguió tomando su café en su taza de snoopy.
・。・。・。・。・。・
3/10
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