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031.

Choi Yuna

Durante estos días, puedo decir que la relación con mi padre ha mejorado, algo que debería hacerme feliz, pero no es así. Pienso en la forma en la que él puede actuar después de que le cuente que fui a buscar a mi madre, si es que se puede llamar así a esa mujer. Pero, después de su accidente, hemos hablado mucho, dejando de lado el asunto de quién lo provocó, solo escuchando de su parte "no volveré a eso". Solo deseo creerlo, teniendo la seguridad de que sé por qué lo hizo, y espero que no lo vuelva a hacer.

Abrí la puerta de casa, adentrándome. Quité mis zapatos y los dejé a un lado de la entrada. Hoy fue el primer día de clase con los niños de cerámica, donde no vi a Suni, deberé preguntarle a Namjoon sobre si la matricularon este semestre o no. Durante toda la clase solo pude pensar en ella, más cuándo los padres fueron por los pequeños... es algo que dije que olvidaría, pero es difícil, puesto que han pasado tantos años, tal vez con una imagen tan diferente a la que ella me dejó ver ese día.

Mi idea era ir a mi habitación, darme una ducha, e ir a mi estudio para seguir con una parte de mi escultura que traje, pero al ver a mi padre viendo la televisión, entendí que debía animarme a hablar con él, como lo hemos estado haciendo, pero tocando ese tema.

—Hola hija, regresaste. Traje comida del restaurante, está encima del microondas.

—Buenas tardes, papá —Dejé mi bolso en el sofá y me senté frente a la mesa, donde estaba él— ¿Cómo fue el día?

Dejó la televisión, para prestarme atención.

—Mejor que ayer. Hoy traté de mover el brazo y no me duele tanto, seguro pronto me quitan este yeso molesto. Cuéntame tú que tal los niños.

Era cierto. Posiblemente, mañana le quiten el yeso que tiene en su brazo. Su carita ya no tenías esos rasguños horribles.

—Muy bien. Sabes, quiero hablar contigo sobre algo —Me miró seriamente, sintiendo tantos nervios que mi corazón iba a salir de mi pecho— ¿Recuerdas que te comenté que iba a hacer un viaje de la universidad?

—Sí, el campamento ese.

Tragué saliva. No era un buen momento, pero nunca sería un buen momento, más si sabe que viajé con Namjoon al cual odia.

—Te mentí. En realidad ese campamento es este fin de semana.

—¿Entonces a donde anda...?

—Papá, déjame acabar. Yo en realidad hice un viaje a Seúl, para buscar a... —La expresión de su rostro cambió, y los recuerdos me invadieron—... fui a buscar a mi madre.

Se puso de pie, viendo lo furioso que se encontraba en menos de un segundo. Cerré mis ojos esperando ese chillido por su parte.

—¡No puedo creer que hayas hecho eso Yuna! ¡Tu madre se fue, se largó! ¡Te he dicho que no quiero que hables de ella, ni siquiera sabes donde está esa mujer!

Abrí los ojos, viendo como llegó a la cocina y se sostuvo sobre una silla. Aquello de "tu madre volverá" en un punto cambió a "se fue" a "nos abandonó"... "Te abandonó". Al principio me molestaba que no comprendiera la necesidad de querer saber de ella, pero al menos pude comprenderlo yo a él, y su dolor por qué a su pequeña hija le hicieran eso.

—La encontré papá... me encontré con ella —Se giró, acercándose. Quedó frente a mí, agachándose y buscando en mí más información—. Sí, hablé también con ella.

Me tomó por los hombros, estaba respirando demasiado rápido, parecía más afectado que yo.

—¿Cómo te atreviste a buscarla? ¿Para qué lo hiciste Yuna? Nunca la necesitaste, siempre fui yo el que te di todo... ¡Todo Choi Yuna!

No iba a volver a llorar por ella, pero la presión de mi pecho era por mi padre.

—Se lo debía a mi pequeña yo, sé que tú me diste todo, pero algo dentro de mí tenía la esperanza de que dijera que me abandonó por alguna razón preocupante o necesaria.

—Maldición.

Murmuró, dándome otra vez la espalda, parecía desesperado.

—Papá, si lo que te preocupa es que me haya dicho cosas hirientes, que me contara que pensaba que estaba muerta por ti, es lo de menos. Fui porque quería verla a los ojos, si era tan bonita como me lo imaginaba... si era amorosa como me lo pintaban las vecinas... tan atenta...

—¡¿Te diste cuenta de como es en realidad?! —Asentí, cerrando mis ojos, apretando mis labios. Él tenía la razón, yo sabía que no mentía, pero eso no le iba a quitar las ganas a una niña de ver a su padre o madre después de toda una vida— ¡Esa maldita perra!

—Papá...

—¡Le dije que no se acercara a ti!

—Papá... ella no se acercó a mí, fui yo, ella ni siquiera se interesó un poco. Es una interesada, Namjoon tuvo que sobornarla casi para que aceptara hablar conmigo.

—¡Estúpida, interesada...! —Guardó silencio, mirándome aún más molesto, como si eso fuera posible, maldición— ¿Quién? ¿Él estaba en Seúl en ese momento también?

—Sí papá. Él tenía cosas que hacer en Seúl, por eso acepté cuándo me ofreció acompañarlo. Tú tienes la peor imagen de él cuándo en realidad...

—¡Choi Yuna! —Mi cuerpo se tensó al escuchar su grito y como pronunció mi nombre— ¡¿Cómo carajos te pudiste haber ido con él, a solas?! ¡¿Eres una cualquiera para andar de arriba para abajo, como si nada, sin comprometerte en verdad, sin que yo lo sepa?!

Me puse de pie. Era demasiado.

—Fue suficiente. No te quería mentir, por eso te lo dije, puesto que estás involucrado. Soy mayor de edad, lo suficiente, como para pedir tanto permiso. Comprendo tu molestia con respecto a mi madre, pero fui madura para afrontar esa situación que me dolió tanto, pero deberías agradecerle a Namjoon al que tanto odias, por estar conmigo, cuándo estaba al borde del llanto, del abismo, en como sus palabras me consolaron y no me achacaron como tú —Su semblante decayó—. Namjoon le pagó a esa mujer interesada para que hablara conmigo, una gran cantidad por qué le dolía verme desconsolada, pero cuándo me enteré, fui a obligarla a que me devolviera el dinero, que solo me enteré de que tengo una media hermana, que sí tuvo a su madre.

—Tiene otra hija...

—Papá, enfádate si quieres, está bien. Te agradezco por amarme tanto, como para ocultarme todo lo de que esa mujer, aunque siempre quise tenerla a mi lado. De ahora en adelante te prometo no preguntarte nada, puesto que ya sé muchas cosas y no me interesa más. Y gracias por cuidarme, por sacarme adelante y hacerte responsable tú solo por mí.

Fui hasta él, abrazándolo, recostando mi cabeza sobre su hombro. Era raro el afecto en los dos, y había pasado mucho tiempo desde que no me daba un abrazo o yo me atrevía a hacerlo. Y antes de que tal vez él pudiese aceptarlo, lo solté y fui directamente a mi habitación.

No se sentía horrible decir la verdad, pero ahora no tengo ese gran peso encima, que solo espero que él me pueda perdonar de haberle fallado alguna vez, así como bailar en un club de mala muerte, del cual jamás espero que se entere... ni siquiera Namjoon, que es el más afectado.

Me duché, pero no seguí con mi trabajo, en cambio, me metí a mi cama a tratar de dormir, algo que fui imposible. Traté de leer uno de los libros que me dio Namjoon, pero ni siquiera leí la mitad de una página, seguramente se trataba de bloqueo de lector o algo similar, es horrible.

Dejé el libro en mi mesita, para tomar la manta y abrigarme, esta noche parecía hacer frío. Y después de sobre pensar por varias horas, quedé dormida.















Durante todo el día de hoy, no he visto a mi padre. Cuándo me desperté para asistir a la universidad, él ya se había ido al restaurante. No sé si estará molesto conmigo, pero ojalá se le pase en algún momento.

Hoy, en clase, fui la última en salir, por estar trabajando en mi escultura. Ya tenía la forma, la cabeza también, la verdad es que le llevaba avanzada, pero veía cosas que no terminaban de agradarme completamente, no llamaba la atención para nada en mi opinión, tal vez debería centrarme en una expresión facial que pueda tener... tendré que trabajar arduamente para encontrar algo mejor.

Chaeyoung se me acercó durante la hora del receso, ansiosa por saber si al final iría al campamento o voluntariado como se hacía llamar, pero prefiero guardármelo, puesto que si iré, eso estaría bien para despejarme un poco.

Bajé del autobús, escuchando mi móvil sonar. Lo saqué de mi bolso todo para darme cuenta de que se trataba de Namjoon. Desde el viernes que no nos vemos, tampoco hemos hablado mucho, no sé si tiene algo que ver lo extraño que lo escucho.

—Nam, hola.

Hola, ¿qué tal?

Sí, se escuchaba raro, pero no voy a ser yo la paranoica.

—Muy bien. Estoy por llegar a casa que hasta ahora salgo de la universidad.

Creí que salías a las 5.

—Así es, pero llevaba atrasado el proyecto, y hay cosas que no me agradan como las llevo, por eso decidí quedarme a arreglar cosas.

Oh...

Esperé a que unos coches pasaran, así que crucé la calle. Hubo un largo silencio en la llamada que me incomodó. Me pregunto si es que su padre lo ha vuelto a molestar.

—¿Cómo estás tú? ¿Has comido? ¿Has leído algún nuevo libro?

Yo, pues bien, comí un poco hoy con Jungkook y regresé a mi apartamento a pasar el rato nada más.

—Entonces, ¿cuándo nos vemos? Te echo de menos.

Comenté, deseando que me dijera que sí, que nos veríamos esa misma noche, así como otras veces me ha dicho, o que viene a buscarme de una forma rápida, pero simplemente no fue el caso.

Lo lamento, tal vez eso sea hasta la semana que viene. Mañana tengo un viaje y ahora estoy arreglando un par de cosas. Te llamaba para escuchar tu voz aunque sea unos minutos.

Tragué saliva. Estaba llegando a mi casa, y miré a mi padre saliendo. Cuándo nos veamos, hablaré con él sin presionarlo, por lo que tal vez le esté pasando ahora, me sabe mal escucharlo tan distante, no me gusta tampoco esta sensación que tengo.

—Sabes, yo también salgo mañana, tengo un campamento de la universidad, creo que te lo comenté. Al final acepté a ir, es una buena decisión, ¿no lo crees?

—Oh, esperaba un poco más de emoción—. De todo corazón espero que puedas pasarlo bien, que compartas con tus compañeros.

Me adentré a mi casa, sintiendo pesado mi pecho, no entiendo qué le podría estar pasando, seguramente estará cansado o habrá tenido el día duro.

—Gracias. Yo llegué a casa, haré mis maletas y me daré una ducha.

Escuché un ruido proveniente de la llamada y una voz, parecida a la de su amigo.

Come algo antes de acostarte a dormir. Hablamos después, chao.

—Namjoon...

Dime.

—Te quiero.

Pequé mi espalda en la puerta de mi habitación, viendo fijamente una pintura que él me regaló.

Yo también. Nos vemos.

Y colgó.

"Si la verdad duele, es mejor escucharla que vivir en una mentira, ¿no?" Con algo tan simple que tal vez pueda tratarse de una Namjoon agotado y sin ganas de hablar, que es algo normal, me pone ligeramente mal, no me gustaría que llegue el momento en que se entere de que soy Yuju. Tantos meses, y no he sido capaz de decirlo, pero me da miedo, mucho miedo. Tendré que armarme de valentía y acercarme a él para confesárselo, aunque me duela, antes de que se llegue a enterar, por otra parte.

Este pequeño retiro servirá para poder despejarme, y puede ser que busqué la mejor manera de resolver estas cosas que simplemente me estorban.











Miré como el segundo autobús se iba, mientras que el nuestro sería el cuarto en llegar. Estaba frente a la universidad, en un sector donde estábamos los de la carrera de bellas artes visuales. Iban estudiantes de tres carreras diferentes también, que eran los de música y teatro, diseño y por último, dirección de empresas de entretenimientos, en la cual se encontraba Rowoon. No tenía idea de que él iba a asistir, lo que me tomó por sorpresa cuándo lo miré al llegar.

Coloqué mejor mi mochila en mi espalda, viendo como Chaeyoung se acercaba a mí nuevamente. Desde que llegué estaba siendo amable, y no podía negarle el habla, además de que es muy parlanchina, casi me recuerda un poco a Bora.

El siguiente autobús llegó, subiendo el grupo de Rowoon. Antes de entrar a la universidad ya éramos pareja, por ello decidimos estar juntos. Sus amigos sabían que yo era su novia, al igual que Chaeyoung que antes hablábamos un poco más.

—Mira, nuestro autobús llegó al mismo tiempo. ¿Nos podemos sentar juntas? Espero me digas que sí.

Es gracioso recordar como mi padre se levantó asustado esta mañana, creyendo que me iba de la casa. Solo me despedí y salí, asegurándole que iba al campamento de la universidad, hasta le dejé el panfleto en casa. Ojalá que cuándo regrese podamos hablar más.

El siguiente autobús se fue, llegando el nuestro frente a nosotros. En orden, nos subimos, yo sentándome al lado de la ventana, mientras que Chaeyoung en el pasillo. Al otro lado, al costado de ella, estaba una amiga suya, que me parecía conocida.

Durante el transcurso del viaje, fue tan extraño, y divertido en cierto modo. Estábamos a 4 horas de distancias, las cuales me dediqué a compartir gustos musicales con Chaeyoung, me mostró sus tatuajes que eran en verdad adorable, me contó sobre su novio que no tenía ni idea que era nuestro compañero, entre otras cosas que simplemente me provocó confianza y libertad para hablar un poco. Le recomendé un par de libros, sobre todo le mostré unas de mí pinturas que solo Namjoon había visto.

Uno de los errores que cometemos en juzgar el libro por su portada, o simplemente juzgar loas primeras páginas, sin darnos cuenta de lo grande que puede ser ese libro, de la buena persona que es verdad Chaeyoung. Sé que cometí el error de inculparla a ella por ese rumor mío de que trabaja en el burdel, puesto que me vio, pero en realidad no dijo nada, sino que me confesó que fue culpa de otras de las chicas que iba con ella, pero esa misma lo desmintió por qué no estaba segura.

No me atreví a hablar con nadie, a pesar de que el tema se dejó, me daba vergüenza, además de no poder olvidar los insultos.

Nuestro tutor se puso de pie, para querer hablarnos, pero algunos estaban dormidos.

—¡Muchachos! ¡Despierten! ¡Hemos llegado! —Moví un poco mi cabeza, me dolía un poco. Miré a Chaeyoung estirándose dramáticamente, para luego ponerse de pie. Salimos todos, para poder ir a sacar nuestras maletas— ¡Escuchen! ¡Sé que todos querrán ir a echar un vistazo, pero lo primero tenemos que hablar de ciertas cosas!

El señor Gim chillaba mucho, bueno, eso por qué todos hablaban y nadie lo escuchaba. Todo el grupo se juntó mejor con su respectiva maleta, viendo a nuestro tutor un poco enfadado, ya que tardamos en ponernos en orden.

—Pongan atención que no lo volveré a repetir. Hay una caseta o mejor dicho, una cabaña para cada grupo. Cuentan con tres piso, el primero que es la planta baja, el vestíbulo. Luego tenemos el segundo piso que están las habitaciones de los hombres y el último las habitaciones de las mujeres. En cada piso hay más o menos 5 habitaciones con 4 camas. El grupo de bellas artes visuales son 28, así que tenéis para escoger.

—Yuna —escuché a Chaeyoung susurrar—, dormimos en la misma habitación, vale.

Al parecer no tenía opción, tampoco era algo malo, pero gracioso por la forma sigilosa de hablarme.

—Los que vinieron el año pasado saben las reglas, saben que el lugar es gigante y como van las cosas, pero a los que no habían venido... Los organizadores para que este campamento se realizara, siempre hacen que sea posible que los alumnos sean capaces de hacer diferentes actividades, de pasar unos buenos días y sobre todo, nunca parar de aprender. Y con respecto a las reglas, detalladamente las podéis encontrar en vuestra cabaña. No se permite fumar, sin alcohol, no se permite que haya una combinación de habitaciones entre los hombres y mujeres, nada de escapes, nada de comportamientos violentos, los aparatos electrónicos en silencio y sin su uso cuándo se hagan las actividades, solo cuándo se encuentren en sus habitaciones.

Vaya que eran muchas cosas, lo cual era normal. Después de que acabó de decir un par de cosas más, nos guio a nuestra cabaña. Debíamos darnos una ducha y volver "al centro" que así se llamaba donde todos los grupos se reúnen por lo visto para pasar el rato, el cual también es el centro de todo el lugar.

El lugar era verdaderamente hermoso, me encantaba de verdad. La forma en la que se respiraba literalmente, aire fresco, limpio, una tranquilidad interminable. Todo era sereno, que me llenaba de paz. Llegamos a nuestra cabaña que era preciosa, tenía esos toques coreanos y occidentales, me agradaba. Subimos las escaleras hasta llegar a nuestro piso, donde Chaeyoung salió corriendo a abrir las puertas viendo cuál se veía mejor, al menos las demás chicas no habían llegado.

Tomamos la tercera habitación. Decidí irme a bañar primero, volviendo a los minutos para cambiarme. Como éramos menos chicas, por lo visto en un par de habitaciones sobraría una cama, aunque en la nuestra éramos tres. Chaeyoung, una chica rubia y yo. De igual, se sentía bien el lugar.

Después de estar las tres listas, bajamos. Caminamos hasta llegar al centro del lugar, donde miré que habían montado una gran plataforma con micrófonos y al lado otra pequeña y baja plataforma donde había instrumentos.

—Sabía que no te ibas a arrepentir de venir.

Aún era de día, pero parecía que estaban colocando unas luces para cuándo anocheciera. Era todo precioso, y agradable.

—Me gusta.

Unas personas estaban subiendo a la plataforma, como si ya iba a iniciar. Un grupo estaba colocando unas pequeñas carpas a los lados del sitio, con mesas llenas de comida. Me estaba dando hambre, además era la hora de comer.

—Yuna, mira, Somi nos ha traído platos de kimbap y onigiris.

Así era como se llamaba la rubia, Somi, era casi igual a Chaeyoung, normal que fueran tan buenas amigas. Tomé el plato y empecé a comer, estaban bastante buenos. Por lo visto habían venido un par de personas de gastronomía, eran buenos.

Nos acercamos más al centro, para sentarnos en las gradas artificiales que ya estaban por aquí por lo visto, para ver lo que hicieran. La llamada Somi desapareció unos segundos para ir por refrescos y justo comenzaron.

—Bienvenidos sean, al campamento anual universitario de Jeju Samyang Art Achool —Todos prestaron atención, muchos fueron a sentarse, mientras el que parecía el director hablaba, mientras yo seguía comiendo—. Me alegro ver a más alumnos en este año de otoño, que se hayan animado para poder aprender más. Y así como hacemos en cada año, presentaremos a los patrocinadores que siempre se mantienen y a los nuevos que han querido formar parte, que algunos de ellos han decidieron venir.

Los gritos aparecieron. Un par de personas subieron a la plataforma, mientras que el director hablaba de marcas de comidas, marca de ropa deportiva medianamente conocidas, centros que pertenecían del ayuntamiento del país, y de Jeju, bibliotecas y más.

—Llegué chicas, lamento haber tardado.

Tomé el vaso lleno de refresco que había traído Somi.

—Miren, está subiendo más personas. Esta vez han venido más.

Volvimos la mirada al frente.

Unos alumnos fueron a tocar un par de instrumentos como el piano y el bajo, dando más ambiente, mientras las personas invitadas hablaban. Me llamaba la atención las actividades que podíamos hacer, ya quería escuchar, estaría genial ponernos a pintar o algo similar.

—Y este año hemos tenido un gran privilegio al tener al mejor colaborador, que también fue invitado a venir y nos hizo los honores. Tenemos al gran empresario y heredero de Hankook tire, Kim Namjoon.

Abrí mi boca, sintiendo como me hacía falta la respiración. En medio de aplausos, este parecía sonreír mientras subía a la plataforma, haciendo reverencias, hasta sentarse al lado de todas aquellas personas. Era él, así que aquí era donde tenía que venir. Y... lucia tan guapo, tenía el cabello más corto, demasiado diría yo. Ni hablar de esa camisa marrón que portaba, qué atractivo.

Tragué saliva nerviosa, tratando de mantenerme serena, no me lo podía creer. Ahora que lo pienso, le llamaron "heredero", seguramente no haya aceptado que lo llamaran así.

—¿Heredero? No sabía que se seguía usando esa palabra, pero el caso es que es millonario.

—Más que eso seguramente. Imagina los millones que a tener en el banco. Bueno, también está guapo. ¿Tú que opinas Yuna? ¿Yuna?

—¿Ah?

Voltee a verlas, que ambas me miraban.

—Creo que Yuna se dio cuenta de que ese millonario era guapo también.

—Yo también lo creo Somi.

Sin prestarle atención, quise volver a verlo, pero todo mi cuerpo se estremeció al darme cuenta de que ya me estaba viendo, me había encontrado entre toda aquellas personas. Tampoco estábamos tan lejos, pero sus ojos puestos en mí me ponían nerviosa, como si no fuera yo su novia.

—Ahora, dejemos que el señor Kim pase a dar unas palabras.

Sin más, se puso de pie, frente al gran micrófono, aun con su mirada puesta en mí. Oh, mi Namjoon era el mayor colaborador para un campamento sin ánimo de lucro, y decidió venir tan guapo, casualmente donde yo también estaba.

Esta coincidencia será mi perdición, puesto que no sé si podré concentrarme al tenerlo en este mismo lugar.

Serán mis mejores 4 días. 




Chicas, disfruten lo que puedan, por qué una tragedia les está respirando en la nuca.

Espero estéis bien,
gracias por leer.

Dios les bendiga.

xoxo,

Herbst

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