025.
Kim Namjoon
Sentí como sus piernas rozaban con las mías debajo de la sabana, mientras mi mano acariciaba su espalda desnuda y escuchaba un poco de como iba su proyecto en la universidad. Era tan satisfactorio este momento junto a ella, lo disfrutaba más que nada. Su voz parecía casi angelical que podía quedarme hasta dormido.
Lo que sentía por Yuna, llenaba mi corazón, realmente la amaba, me hacía levitar sintiéndome completamente bien. Por eso mismo, cuándo vi como tenía ese morete en su mejilla y las marcas de su cuello, me dolió en lo más profundo de mi alma y tenía tanta rabia.
Durante estos días, lo único en lo que he podido pensar es en esa situación. No puedo creer que alguien la golpeara, pagaría lo que fuera por saber de quién se tratan. Me aterra que pueda pasar algo peor por qué ya la hayan reconocido. Su padre se metió en un lío bastante grave.
Me puse en contacto con Wonwoo, para platicarle que necesitaba nuevamente su ayuda. Así que, creo que desde mañana ya tendrá dos hombres velando por la seguridad de ella. Quería que la protegieran, no sé qué es lo que podría pasar luego.
—Además, creo que si repaso en casa, no tendré problema cuándo esté en el salón —Su calor era impenetrable, me arropaba en cualquier segundo—. Sabes, veo preferible ir al salón, para practicar mejor, me ayudará.
Levantó su rostro un poco, quedando sus labios cerca de los míos, era hermosa desde cualquier perspectiva. Su cabello estaba completamente despeinado, al igual que el flequillo que siempre quiere mantener perfecto.
—¿Qué pasa?
—Antes de que llegue el miércoles, amaría saber sobre Suni.
Mi pequeña...
—Bueno, fue a Daegu de vacaciones, que de ahí es su abuela paterna. Las cosas con mi tía están yendo fatal, ya que la ingresaron definitivamente, así que ahora se está decidiendo con quién se quedará.
Ella le tenía bastante cariño a mi pequeña, y es que me da bastante pesar que yo no pueda hacer mucho por ella.
—Supongo que tendrá algún familiar que se pueda hacer responsable de ella, ¿no?
Ahora que lo pienso, no tengo ni idea. Mi madre podría hacerlo, pero sería demasiada responsabilidad, no tengo ni idea.
—Tendremos que esperar —Y antes de dejar que se volviera a recostar sobre mi pecho, hablé—. Yuna, haré un viaje a Seúl, creo que te lo mencioné hace unos días y tú me dijiste que querías ir.
—Sí, lo recuerdo. Nunca he salido de Jeju, y me gustaría viajar aunque sea a Seúl, ya que tengo unos asuntos pendientes ahí.
Era algo que no me esperaba, pero parecía bastante interesada. Esperé hasta ahora por la situación de su padre, pero al ver que esté ya está mejorando, creo que es el momento adecuado para ir. Los boletos ya estaban comprados para la semana que viene, así que podríamos organizarnos correctamente.
Me hacía bastante ilusión viajar con Yuna, cada día era más emocionante.
•
Ordené los libros correspondientes en la estantería, para después tomar el carrito e irme a recepción. Debía estar reponiendo cosas el día de hoy, y ordenando, así que no era tan ajetreado el trabajo.
Me detuve tomando otra gran pila de libros y colocarlos en el carrito, haciendo la misma vuelta que llevó haciendo hace 2 horas.
Ciertamente, tengo todo el papeleo listo para cuándo vaya a Seúl a enfrentar a mi padre, así que lo único que podía pensar era en Yuna. No quería que se enterara de que los guardias ya la seguían, puede pensar que quiero perseguir sus pasos, así que di la orden de avisar exclusivamente si ven un movimiento extraño cerca de ella.
Tomé un libro entre mis manos, Blonote, recuerdo que obtuve una edición especial firmada por el autor que es cantante, lo he leído dos veces y es genial. Recuerdo como siempre tuve presente "Las cosas a las que te aferras pueden convertirse en las cosas que te ahorquen", justo en el momento que me sentía reprimido por todos, hasta que recordé una frase nueva "Ahora que me he soltado, veo algunas cosas a las que vale la pena aferrarse." Puedo decir que gracias a alejarme de tanto, ahora mismo estoy a nada de cortar lazos con todo para buscar mi propia felicidad, que es volver a mi país que me abrazó, y tal vez con la mujer de la cual me aferré.
Llegué al club, era casi media noche y ya el lugar estaba repleto.
En la entrada me encontré a Wang, que con todo el gusto del mundo aceptó acompañarme. Será que no lo había visto desde hace un tiempo, pero se veía diferente, se tiñó el pelo a solo amarillo.
Se miraba cada día con nuevas renovaciones. Realmente Wonwoo sabía como llevar un negocio e incrementar los ingresos. Y mientras camino por este lugar lleno de escándalo y de mujeres bailando, solo pudo venirme a la mente Yuju, me pregunto que ha sido de ella, si le ha tocado trabajar hoy o si sigue trabajando aquí.
—Se le echaba de menos, señor Kim.
—Oh, vamos Jackson, nos conocemos de muchos años, ya es hora de que nos quitemos las formalidades.
—En realidad, usted debería tener más de formalidad, ya que soy mayor.
Sabía que era broma, pero la forma tan seria en que lo dijo, me dio gracia. Era un gran tipo, siempre he pensado eso de él. Es bastante reservado, pero a veces cuándo decide hablar, es genial.
Llegamos hasta el club trasero, que nada más entrar, ya me parecía más grande. La forma en que lo habían remodelado era de otro mundo, llamativo en toda regla. Mi mirada iba hacia todas las mujeres con diferente uniforme, pero ninguna era ella... debería dejar de pensar literalmente.
Subí las escaleras, donde Wang aún seguía escoltándome. A la parte final, se encontraba Wonwoo sentado en una mesa, bastante exclusivo. Nada más me vio, se puso de pie para saludarme.
—Vaya hombre, que bien se te ve.
Me senté al lado de él, mientras que el hombre que estaba sentado a su lado se marchó, parecía un socio.
—¿Cómo va la cosa? Solo hemos hablado por teléfono un poco. Veo que has hecho pequeños cambios.
—Así como lo ves. Como van las cosas, el club que quiero abrir será un éxito, las cosas están muy bien.
—Supongo que entre los socios al final está Lee Min-hyuk —Asintió—. Quería hablarte de él. Sé que sabes que es amigo de mí medio hermano, Joheon, siento que él es quien le manda información cuándo viene para aquí.
Una de las chicas, con ese misterioso antifaz, dejó sobre el escritorio una botella nueva de vino.
—Sí, Namjoon. Cada vez que Minhyuk viene, le hace millones de preguntas a mis chicas. Estuvo a punto de mantener una relación con una de ellas, la suspendí a ella claramente, y a él lo puse en penitencia, ya que sacaba provecho de quién venía y confirmaba tu asistencia.
—Qué hijo de puta. No entiendo para qué le va a servir esto a Joheon. Como sabes, el viaje a Seúl ya está cercano, así que tendré que dejar esto claro. Tengo los últimos datos que me enviaste y vaya que se delata él mismo a pesar de usar el nombre de nuestro padre, todo ilegal a la vista.
Miré como me sirvió un poco de vino en mi copa, así que la tomé para llevarla a mis labios.
>>> —Oye —Me miró—, sé que no es de mi incumbencia, desde que vine no veo a esa chica, a Yuju.
Se quedó en silencio unos segundos, viendo hacia enfrente.
—Renunció, por segunda vez. Creo que esta vez no volverá y en serio le deseo lo mejor. Pero, ¿por qué te interesa?
—No, era por saber.
Se fue... entonces posiblemente nunca más la vuelva a ver. Es un poco triste, no tengo ni idea de como es de verdad su rostro, pero me obsesioné con ella, hacía todo bien, hasta cantaba hermoso. Supongo que lo dejaré ahí, así como dejé a Sooyoung, aunque esto es más diferente. Debería contarla a Yuna sobre Yuju, me siento mal ocultándole de que cuándo estaba sintiendo cosas por ella, también lo sentía por otra mujer.
—Espero que no te interese mucho, ya que por lo que vi, estás interesado en otra mujer. Hablo de a quién le pusiste esos guaruras.
—Sí, se trata de mi novia. Tal vez te la presentaré más adelante. Decidí ponerle esos guardias por ahora, y cuándo volvamos de Seúl, me encargaré de su problema.
—Veo que no dejan en paz a las personas que quieres.
Pues tenía toda la razón.
—Deberé hacer algo pronto, si no después será demasiado tarde.
El cierto temor de lo que vaya a sucesor en Seúl, también me tiene la cabeza rodando, nunca se sabe con lo que podría encontrarme, ya había pasado bastante tiempo desde que no veo a ese hombre al cual debo llamar padre.
•
No sé como sentirme al respecto ante la situación. Me encontraba dentro de un coche después de bajarme del avión, junto a Yuna, que no ha hablado absolutamente nada.
Hace dos días, antes de viajar, la he notado bastante extraña desde que volvió del hospital de ver a su padre. Quise indagar un poco sobre el tema, pero ella solo dijo que se sentía un poco molesta por qué no es capaz de preguntarle a su padre sobre la situación en la que se metió. Le sugerí quedarse en Jeju, que no tenía problema, que mejor se quedara en su casa, para cuidar de su padre, para hablar y como se sintiera cómoda, pero su decisión fue rotundo, venir conmigo.
Ese era otro tema, parece insistente en Seúl, como si quisiera hacer algo o no sé, no he querido preguntar, ya que puede ser que de ella salga eso.
Pero hoy, cuándo nos vimos, simplemente nos hablamos y luego cruzamos un par de palabras. Igualmente con JungEun, que nos esperó en el aeropuerto de Incheon, estaba cortante, era raro y sospechoso. Sumando todo esto, teníamos planeado salir a primera hora de la mañana, pero al final no pudo ser así porque Yuna tuvo que ir al hospital.
Tuvimos que cambiar el vuelo lo que se me complicó un poco, no sé si será por eso que se sentirá irritada. Al final, llegamos casi cuándo estaba anocheciendo.
Le comenté a Jung Eun que nos dejara en el lugar en que nos hospedaríamos, que ella lo conoce a la perfección, en cambio, el camino era otro. El coche se detuvo y miré por la ventana ¿Que hacíamos enfrente del museo nacional?
Giré mi cabeza para ver a Yuna, pero esta se bajó del coche.
—Jung, ¿sabes algo de pasa? —Le preguntó, pero esta tampoco sabía nada. Sin más que decir, también me bajé sin reprochar, y a los segundos Jung Eun se fue, claro que ella sabía algo. Espero que cuide nuestras maletas al menos. Di unos pasos hacía frente, quedando a su lado— No es por nada, pero me gustaría saber que...
—Lamento mucho que llegáramos hasta ahora.
—No entiendo a que te refieres.
Me miró, parecía enfadada.
—Había hecho una lista de cosas que podíamos hacer hoy, ya que es tu cumpleaños y me duele que tal vez pienses que lo hayas olvidado. Hasta vi una foto de tus amigos dándote un pastel hoy, pero yo no he hecho nada por ti. Me siento mal por qué es mi culpa, el retraso, aunque al menos la parte final del plan, aún sigue en pie y llegamos a tiempo.
Nunca creí que ella se olvidara de mi cumpleaños y aunque eso hubiese sucedido, no pasaba nada de malo, comprendo perfectamente la situación que está pasando, tendrá tantas cosas en su mente ahora mismo que lo último que querrá es hacer algo.
Tomé su mano y la acerqué a mí.
—No tienes de que preocuparte cariño.
Era tan buena hija, buena estudiante, una gran mujer, todo para que se sienta mal por una cosa que no valía la pena. Tomé su otra mano y le dejé un beso en esta.
—Será mejor que entremos entonces.
—¿Al museo?
Hizo una gran sonrisa que lo confirmó. Me dio un cosquilleo enorme en la barriga, esta mujer era la mejor que yo había conocido. Tomó con fuerza mi mano y empezamos a caminar.
Según me comentaba, mientras nos adentramos –Sí, le enseñó un permiso al guardia de seguridad del lugar y nos dejaron pasar–, como JungEun le ayudó en todo esto. Todo lo del día, no quería contarlo, por qué dijo que podía ser que lo hicieran otro día, pero sobre el museo, se enteró de que este fue al primero que vine de niño, y uno de mis favoritos.
Por lo visto, lo alquiló, no sé como pudo hacerlo, pero es sorprendente.
Todo esto, me hace recordar la vez que nos encontramos por casualidad, justo en el museo nacional de Jeju, pensaba que yo era un acosador, y la verdad en esa época no sentía nada por ella. Ahora me encontraba completamente loco, viendo como miraba cada pintura, cada escultura. Lo mejor fue cuándo nos adentramos en una exhibición, donde se podían ver en las paredes videos de las montañas y ríos de la dinastía de Joseon.
—Mi parte favorita es en el tercer piso "Geumsa-ri, donde se fabricaban los jarrones lunares" No he trabajado con una porcelana tan blanca que se asemeje a la leche o la nieve.
Sus ojos brillaban cada vez que hablaba de su arte, pero hablando del arte de otros, le parecía más emocionante por qué la inspiraba. Por mi parte, me dediqué a sacar fotos de recuerdo, tanto de las exhibiciones, como de ella, que eran más importante. Si esta era mi sorpresa, vaya que me encanta por diversas razones.
Creí que veríamos más, pero eso de que estuviese viendo la hora casi siempre me hizo entender que nuestro tiempo afuera había acabado. Salimos por la parte de atrás, donde tomamos el pequeño camino que nos llevaba al pabellón al lado del río.
Tomé su mano con fuerza, mientras veía como la luna y las estrellas ya se reflejaban sobre el agua, se sentía el fresco de la noche y mi corazón latía mil por hora. Casi cuatro meses desde que la conocí, me parecía tan poco tiempo para lo rápido que le cogí cariño, a que podría morirme sin ella. Todo lo que respiraba, la anhelaba. Y es que, al principio, me sentía tan ansioso por saber si podía tener un futuro con ella, pero vivir el presente cada día es la mejor opción.
—Nam.
—Mmju.
—¿Qué sección del museo es tu favorita? La mía sin ninguna duda es la de escultura y artesanía. Y de ahí, los cuencos que tienen dibujada flores de loto, o voluta de loto de porcelana.
Sabía que habían sido su favorita, tengo miles de fotos de ella viéndolas mientras hablaba de que las había visto en un libro de la universidad.
—Las mías... mi única obra de arte que me encanta apreciar, eres tú —Escuché como soltó una risa—, es verdad. El mundo está lleno de cosas que todo el mundo tiene para apreciar, atesorar y admirar para la eternidad por qué las proclaman propiedad y tesoros de una nación. Pero lo único que he podido apreciar en estos meses, es a ti, en cada lugar que veo, para cosa que escribo, estás tú.
—No me digas estas cosas, yo debería decírtelas.
—Bueno, sé que lo sientes igual que yo, con eso basta.
Nos detuvimos enfrente del pabellón, así que tomé su cintura acercándola a mí. Pasé todo su cabello suelto hacia atrás, y le di un beso en su mejilla. Choi Yuna, sin esperarlo, te conocí y volcaste todos mis ideales.
—Aún no acaba la sorpresa.
—¿Hay más? —Asintió— Ahora me siento nervioso.
—Pero antes, quiero hacer esto.
Sus labios se pegaron a los míos y todo saltó. Sus dedos tomaron con fuerzas mi cabello y su lengua fue la primera entrar en mi boca, haciéndome sentir más seguro de hacer lo que quisiera. Subí mi mano a su espalda y luego la bajé a tocar su trasero con fuerza.
—Gracias.
Murmuré en medio del beso.
—Dámelas después.
Un escalofrío recorrió por todo mi cuerpo cuándo escuché que dijo eso, de esa forma en específico.
Era bastante joven cuándo estaba medio independizado de mi casa. Con el dinero que tenía, claramente, de mi padre, me compré un Penthouse en medio de gangnam, vaya que costó demasiado, pero lo hice en pequeña venganza por la forma en la que él le regaló una casa a su mujer, la madre de mí medio hermano. Si ella era una manipuladora, yo que era hijo, "¿no merecía también algo?" Fue lo que pensé en ese tiempo de inmadurez.
Desde entonces, nunca usé ese Penthouse, solo un par de veces y hoy iba a hospedarme una vez más en ese lugar. No tenía muchas cosas que digamos, en comparación que en Jeju.
Jung Eun nos dejó en el edificio, así que fue un gusto querer enseñarle el lugar a Yuna, que sabía que estaba limpio por qué encargué a Jung que estuviese todo listo, aunque, no sé cuándo me dará la sorpresa que ha dicho.
La puerta se abrió, dejándome ver el gran espacio. Tenía unas vistas hermosas gracias a los grandes ventanales. Vaya que me pasé comprando las mejores cosas. Sentí como Yuna soltó mi mano, y quedó frente a mí, impidiendo mi paso.
—Aquí empieza mi sorpresa.
—¿Qué?
—JungEun me mostró fotos del lugar, así que creo que puedo ubicarme. No sabe lo que haré, pero si le pedí ayuda en ciertas cosas. Ahora, sé que tienes tres baños en este lugar, ve a alguno y tómate una larga ducha, yo estaré aquí esperando por ti, ya que también me ducharé.
Oh maldición, era un idiota. Como no voy a hacer de que trata todo esto, bueno, no tenía mucha idea, pero todo mi cuerpo y directamente mi miembro sabía como acabaría. Sentía que estaba siendo un cumpleaños genial por estar a su lado, pero ahora será maravilloso.
Sin pensarlo, asentí. Tomé mi maleta, tratando de recordar donde estaban alguno de esos baños. Entré a una habitación que seguramente tenía baño. Dejé la maleta a un lado, la abrí, sacando la ropa que tal vez me pondría después. Quité todo lo que tenía encima, y fui al baño completamente desnudo.
Me duché primero, quería entrar a la bañera un rato, pero perdería tiempo. Cuándo menos lo esperaba, ya había acabado y salí, con una toalla en mi cintura. Me acerqué a la cama para tomar la ropa que me iba a poner, todo para encontrarme con una nota de color rojo que decía "Bienvenido a tu fiesta de cumpleaños". No puedo creerlo.
Tomé el pantalón holgado y luego me puse una camisa manga larga bastante fresca. Antes de salir, dejé a un lado todo el desorden y me eché perfume, siempre hay que estar presentable. Al salir de la habitación, solo me encontré con una luz tenue que apenas podía ver a lo lejos como había más luz.
Me acerqué, hasta llegar al salón principal y encontrarme con algo hermoso. Estaba lleno de velas que no me había percatado antes de que estaban. Había en el centro una mesa solo con una botella de vino y dos copas. Ella yacía cerca de la ventana, de espaldas, con un vestido puesto de tirantes, bastante corto que me volvía loco. Su cabello estaba sujeto y hermoso.
Podía ponerme melancólico y llorar por lo bonito del momento, más por la música relajante que se podía escuchar ¿Podía ser Jazz? Por supuesto que sí. Di un par de pasos hacia delante, lo que hizo que esta sintiera mi presencia. Se giró y en definitiva estaba más que enamorado de Yuna.
No sé qué expresión tenía en estos momentos, pero estoy seguro de que parecía un idiota enamorado.
Ambos caminamos hasta estar frente a cada uno, estiró su mano para que la tomara y lo hice con gusto.
—Buenas noches, señor Kim.
—Uh, no me digas así, que perderé la cabeza.
Y es que su seriedad me imponía, no la había visto de esa forma. Pasó su mano sobre mi hombre de forma delicada, mientras que la otra la subió, empezaríamos a bailar. Tomé su cintura con suavidad, acercándola más, y miré su hermoso rostro. Sus labios estaban más rojos que de costumbre, el collar de su cuello es igual de negro que sus ojos lascivos, y ni hablar de los tacones tan altos que llevaba, que aún seguía siendo bastante alto al lado de ella.
—Me has dejado con la boca abierta.
Susurré, pero esta no dijo nada. Nuestros cuerpos se balanceaban de un lado a otro, pero entonces se detuvo y me tomó de la mano, llevándome a sentar a la mesa.
—Quiero que te quedes ahí.
—Como ordenes, bombón.
La música cambio, seguía siendo igual, lenta, pero eso no era jazz, vaya que no. Me fijé como se alejó poco a poco de mí, con esa expresión tan seductora en su rostro, ¿iba a bailarme? No puede ser, esto me iba a matar.
•
—Herbst
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