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022.

Kim Namjoon

Han pasado, aproximadamente, 3 horas desde que se llevaron al padre de Yuna, y aún no tenemos conocimiento de la situación. Por mi parte, me encargué de que después de que lo atendieran, lo trasladarían a una habitación privada que yo me haría responsable de los pagos, aunque Yuna no tenía conocimiento de ello.

Cuándo llegamos al hospital, no sabía qué hacer, ver la forma en que no dejaba de llorar, me rompió tanto, además, tal vez no viene al caso ahora, pero las ganas de alejarla de ese tipo de Rowoon, cuándo este la abrazó, fueron más grandes que cualquier cosa. Pude controlarme, ya que no era la situación adecuada.

Tomé la mano de Yuna, quien seguía dormida y su cabeza estaba apoyada en mi hombro. Estaban tardando tanto en traerlo a la habitación, que cayó rendida. Era pasada la media noche, seguro estará cansada de tanto llorar.

Cuándo veníamos de camino a este pasillo, escuché la pequeña conversación del tipejo ese con Yuna, de una de las cosas que posiblemente pudieron suceder. Por lo visto, el señor Choi llamó personalmente al tipejo, y este al encontrarlo, estaba inconsciente por una saldada de cuentas, por deudas.

Lo que me dejó pensando, fue que Yuna no tenía conocimiento de aquello. Según conoce a su padre, pero no creyó que estuviera en demasiados problemas para llegar hasta este punto.

Sujeté mejor su mano, queriendo abrazarla para que sintiera mi calor. Me da tantísima pena no hacer más, al menos puedo decir que estoy junto a ella en estos momentos.

Escuché unos pasos, así que levanté la cabeza, todo para encontrarme con el tipejo de Rowoon acercándose, con dos cafés. Cruzamos miradas, pero poco me importó que volví a ver al frente.

—¿Qué haces aquí?

Guardé silencio. Me dolía la cabeza, pensando en todo el camino que tenía por delante, todo para agradar al padre de Yuna. Digo, no quiero ser un problema para que discuta con su padre por mí.

—Oye, ¿no tienes boca? ¿Qué es lo que haces aquí?

Suspiré.

—La respuesta es tan obvia, con solo ver a Yuna recostaba sobre mi hombro.

Giré para verle, a punto de decirme algo, pero me distraje viendo a unas personas con una camilla. Era el señor Choi. Toqué suavemente el hombro de Yuna, para que despertara. Su cabeza se movió poco a poco, todo para encontrarme con sus ojos adormilados, se veía tan tierna.

—Acaban de entrar a la habitación con tu padre.

Se alteró un poco, levantándose con prisa. Pero, antes de querer entrar, un doctor salió.

—¿Sois los familiares del señor Choi Chinmae? —Esta asintió— Por ahora, los enfermeros se están haciendo cargo de pasarlo a su cama, y ordenar todo. Antes de entrar a verlo, nos gustaría que terminaran de rellenar los papeles de ingreso y otras cosas necesarias que la persona que lo trajo, no acabó.

—Por supuesto, me gustaría saber de él. ¿Qué es lo que tenía?

—Recibió golpes en distintas zonas, y las más afectadas fueron directamente a la pared abdominal y el hígado. Esto se debe a que los golpes fueron realizados con un tipo de objeto, provocando más daño. Tiene un traumatismo, pero no encargamos correctamente con la operación para detener la hemorragia interna y su padre ya se encuentra estable. Debe guardar completo reposo, hasta que hagamos el análisis completo, sabiendo que todo está correcto en el interior, además de la cabeza, ya que recibió un traumatismo leve también.

Eran demasiadas cosas. Casi me recordaba cuándo acompañaba a Jungkook al médico, después de que lo dejaban molido después de un combate. Sentí el cuerpo de Yuna temblar, para luego ver como se giraba para verme.

—¿Po... podría entrar a verlo?

—Por supuesto, solo una persona y por poco tiempo.

El doctor hizo una reverencia y se alejó. Sus ojos nuevamente estaban llorosos. Tomé su rostro entre mis manos, buscando la forma de tranquilizarla.

—Estará bien.

—Pero... ¿Acaso no escuchaste? Seguro le duele mucho... está inconsciente... le operaron... tiene que estar mucho tiempo en cama... yo no sé qué hacer, son tantas cosas.

Sus lágrimas empezaron a caer, y mi corazón se rompió.

—Cariño, yo estoy aquí, te ayudaré en todo. Tu padre se recuperará con las medidas necesarias que nos indique el médico, te aseguro que haré lo imposible por qué él no salga de este hospital hasta que esté completamente recuperado.

Mordió su labio, casi escondiéndolo, para después no permitir que sus mocos salieran de su nariz. Traté de no reír, y simplemente pasé mis dedos por sus mejillas limpiando sus lágrimas.

Las personas que lo estaban trasladando, salieron y cerraron la puerta. Ella se quedó ahí, viendo por medio del cristal que tenía la puerta. Entonces recordé que el tipejo aún seguía ahí, y no puedo negar que me supo mal que siguiera esperando con los cafés, así que llamé la atención de Yuna, que al verme, justo, se fijó en Rowoon.

—Supongo que escuchaste lo que dijo el doctor.

—Sí. Me siento muy mal por el señor Choi, no tengo la menor idea quién pudo hacerle esto —Los pequeños silencios me incomodaban un poco— Mira, te traje café.

Tardó unos segundos en aceptarlo, pero eso era algo para mantenerla despierta.

—Después de acabarlo, deberías entrar a verle.

Y así fue. Me alivió tanto, ver la rapidez con la que entró a la habitación. Ella quiso que la acompañara, pero ese momento era de ellos, yo no era nadie. Decidí que se quedara ahí, por mi parte, iría a hacer un par de cosas.








Guardé mi tarjeta, después de haber pagado y rellenado un par de cosas. Le indiqué detalladamente a la encargada, que no era necesario que le dijera a la tutora del señor Choi, quien fue la persona que pagó la factura médica. Ahí mismo, me iban a descontar los demás días que él estuviese ingresado, que era aparte, pero no tenía problema.

Si la paliza que recibió, fue por deudas, lo más problemático sería tener más deudas con un hospital, donde podría enfrentar penalidades.

Me giré, todo para buscar a Yuna. Había ido a la recepción a rellenar los papeles, por desgracia el tipejo la acompañó. Cuándo la encontré con la mirada, decidí quedarme un tanto alejado, sería lo más conveniente.

Saqué mi móvil de mi chaqueta, para ver que JungEun me llamaba.

—Volví, ¿sigues allá arriba?

—Sí. Ahora estoy esperando a Yuna.

Contesté.

—Perfecto. Supongo que se sabe que es lo que ocurrió.

—No del todo. Saldada de cuentas, eso mencionan. Por mi parte, prefiero no preguntar más, me quedaré por aquí hasta que ella lo quiera.

Habían acabado, lo supuse, ya que pude ver como esta me buscaba con la mirada.

—Estaré unos minutos aquí, me dices si quieres que me vaya.

—Sin problema. Nos vemos.

Terminé la llamada. Alcé mi mano, llamando la atención de Yuna, que ya venía hacia mí. Seguramente tenía tanto en su mente, me preocupa.

—Hola.

—¿Todo bien, cariño? ¿Has podido rellenar todo?

Asintió.

—Sí. Casi todo estaba vacío. Había un informe suyo, de hace un par de años, que vino de emergencia por una bacteria estomacal, gracias a ello tenían datos, pero bueno. Lo importante es que ya está —Ahora que la tenía así de cerca, pude ver lo rojo que tenía debajo de sus ojos, y las pocas ganas de hablar que expresaba—. No termino de comprender esas deudas, nunca lo esperé. Le pregunté a Rowoon por si acaso, pero tampoco tiene idea.

Pasé mi mano por mi cabello, confuso también.

—Creo que lo mejor será que descanses, ya es demasiado tarde y solo has dormido unos minutos.

De pronto, sus brazos atraparon mi cuerpo, abrazándome con fuerza.

—Gracias por estar aquí. Y disculpa porque este día no acabó siendo más lindo, sabiendo que era tan importante para ambos.

Coloqué mi mano sobre su cabeza, suspirando.

—No tienes que agradecerme por nada —Quise decir más, pero Rowoon venía hacia nosotros. Me separé de ella un poco—. Estaría bien si vas a descansar un poco.

—No.

—Yo puedo quedarme aquí, por si algo ocurre. Yuna, deberías ir a descansar.

Lo miramos, y después sentí su mirada. No había nada que la impidiera ir a dormir un poco. Rendida, hizo una reverencia hacia el tipo, a lo que yo también lo hice por educación. Empezamos a caminar hasta el ascensor, y su mano tomó la mía.

—Sabes, no sé qué es lo que haré, cuándo me den la factura de los gastos médicos.

No tendrá que hacer nada. Sonreí, al menos esto tenía solución y agradecía tener dinero para ayudarla en algo.








Después de todo, acabé durmiendo en la casa de Yuna. No quería dejarla sola, se veía muy mal y por supuesto que me preocupaba. Por respeto, decidí quedarme en el sofá, sería inapropiado meterme a su habitación.

Traté de sentarme, el sofá en el que dormí era demasiado incómodo que me dejó adolorido todo el cuerpo. Estiré mis brazos y giré mi cabeza, masajeando mi cuello. De inmediato, tomé mi móvil para ver la hora, pero me encontré con miles de mensajes de Wonwoo.

Por lo visto, atraparon a un nuevo tipo quién estaba detrás de Sooyoung, vigilándola y hasta acercándose a ella. Esta situación rebalsaba mis límites, al menos Wonwoo hizo algo por qué se lo dejé a cargo. Todo tendrá que ver con sacarle información a ella, sobre si el hijo que espera es mío, seguramente si así fuera, mi padre se volvería loco.

Las cosas y a las personas a las cuales les tengo aprecio, deben pasar por la aprobación de mi padre, según dice él, pero estaba tan equivocado.

Además, me decía que encontró un vuelo con fecha dentro de tres semanas, pero solo respondí que no comprara nada. No podría irme de viaje, al menos, dentro de un mes. El padre de Yuna tardaría más en recuperarse, y sé que el asunto con mi progenitor es más importante, pero no la dejaría a ella solo aguantando esto.

Escuché una puerta abrirse, y al darme vuelta, miré que se trataba de la habitación de Yuna, con ella saliendo. Seguía con la misma ropa de anoche. Me puse de pie y fui hasta ella, entonces me fijé en como tenía su maquillaje corrido.

—Buenos días, ¿por qué no te pusiste algún pijama?

—Hola... ni siquiera he podido dormir bien. Debo volver al hospital a ver a mi padre, para saber si despertó y como se siente.

Negué ante lo que dijo, sus ojos parecían tan perdidos.

—Deberías ir a ducharte, alistarte, comer algo y luego te llevaré al hospital. No puedes ir así.

—No, Nam, no quiero tardar tanto.

Tomé su mano, para que me prestara atención. Me daba mucha pena verla así.

Después de convencerla, logré meterla a la ducha, mientras que yo la dejé unos minutos sola, para ir a mi casa a darme una ducha también, casi a la velocidad de la luz. Tomé un par de cosas que me hacían falta del departamento, y regresé, con la ayuda de JungEun que me trajo.

Regresé en poco tiempo, siendo recibido por una Yuna despeinada, pero ya duchada. La perseguí, yendo hasta su habitación, donde se sentó enfrente de su tocador para peinarse. Quise guardar silencio y no mencionar nada, tal vez eso necesitaba ella en este momento, si quiere hablar, aquí estaré con gusto.

Luego de un gran rato, ya estábamos en el hospital. Nos tardamos un poco, ya que ella aseguró que su padre podría necesitar algo de ropa o productos necesarios, además en el camino pasamos comprando unos cupcakes, eso fue mi culpa, porque no quería comer nada y la obligué a comprar aunque sea algo.

Nos despedimos de JungEun, para luego ingresar al hospital, donde al llegar a la recepción detuve mi paso. Solté la mano de Yuna por la impresión y rabia que sentía en esos momentos. De espalda, preguntando algo por lo visto en recepción, estaba el maldito de Jooheon.

Tengo que admitir que me dio un tanto de temor que me viera con Yuna, lo último que quisiera es que se obsesionaran en acosarla también.

—Adelántate, tengo algo que hacer.

Esta me vio, dudando unos segundos, pero luego asintió, alejándose de mí. La alcanzaría pronto, pero ahora quería era ver como ese se larga de este lugar, si no estaré en constante prevención.

Tenía varías personas a su alrededor, no sé qué se creía, si el jefe de una mafia o que. Metí las manos en mi pantalón, observando con atención todos sus movimientos, hasta que se dio la vuelta buscando algo, hasta encontrarse justo con mi mirada. Desde aquí pude ver su estúpida sonrisa, y sus pasos viniendo hacia mí. Esto no era lo que yo quería.

Deseando que no pasara nada malo, también me acerqué a él.

Ambos nos detuvimos cuándo estuvimos enfrente del otro. Este, con esos hombres gigantes detrás de él, viéndome con una sonrisa.

—Seguramente te preguntarás que hago aquí.

—Pues la verdad, no me interesa.

Llevó su mano a su pecho.

—Me ofende que no te interesa tu querido hermano. Lo que sea, tuve la obligación de venir a ver a uno de mis hombres que resultó herido, coincidencias.

—¿Tus hombres y tú aquí? Creí que estarías en Seúl ya, ¿Por qué cojones sigues aquí?

—Me fui, pero me tuve que regresar por ciertos asuntos.

Bufé, asqueado.

—Tus asuntos tienen que ver con Sooyoung seguramente —Me miró con confusión—. ¿Qué hacen tus hombres siguiéndola? No te hagas el tonto.

—Oh, vamos, ni siquiera sé que hablas. Nuestro padre tiene muchos negocios en todo el país como en el exterior, si nos hubiésemos encontrado en Australia, ¿creerías que es todo por ti?

Di un paso hacia adelante, acercándome a él. En aquella acción, sus hombres se fueron querer venir en contra de mí, pero ese los detuvo.

—Te lo dije ese día en el club, que dejarás en paz a Sooyoung, y como por lo visto no escuchaste, tendré que ponerme de verdad serio. Te vas a arrepentir.

Se mofó, casi ignorándome. Hizo un gesto de bostezo y poner su mano sobre su boca, que solo me generó más rabia.

—Hermanito, no te preocupes. Mejor ten cuidado con los pasos que das, me llegó un informe de que estás dando pasos extraños —Dio una palmada en mi hombro—. Venga, nos vemos.

Y sin decir más, se alejó de ahí, desesperándome por completo. Era un idiota. Jamás pensé que alguien podría odiar a un hermano de tal forma, pero ni siquiera siento algo mínimamente por él. Recuerdo cuándo decían que mi rechazo a él era porque éramos medios hermanos y él productos de una infidelidad. Era lo último que me importaba.

Vi como salía del hospital, así que me di la vuelta para ir hacia donde estaba la habitación del padre de Yuna. Supuse que ella ya estaría dentro, pero la encontré afuera viendo como justo salían los médicos de la habitación de su padre.

—¿Qué sucede?

—Le estaban haciendo una revisión de como sigue —Suspiró—. Entremos.

Tomó mi mano con fuerza, y es que la verdad creí que sería adecuado que ella entrara sola, pero si necesitaba mi apoyo, ahí estaría. Ambos ingresamos. Su padre tenía una máscara respiratoria y varios cables conectados a su cuerpo. No estaba lo suficientemente estable, se veía tan mal.

Dejó mi mano, para ir a sentarse en un banquillo, al lado de la camilla de su padre. Con cuidado, pasó su mano por la frente del hombre, acariciándolo y peinándolo a la vez un poco. Me hacía sentir tan triste la situación, al saber como se sentirá ella.

—Papito... —Entonces, escuché un leve sollozo que hizo que fuera a colocarme detrás de ella. Coloqué mi mano en su hombre, en señal de apoyo—. Mira como tiene su carita morada.

—Se recuperará pronto.

—Jamás creí verlo así, y me rompe el alma. No sé si será el mismo sentimiento que tuvo él cuándo me caí en mi bicicleta. Ese día fue el mejor de mi vida, y según dice, el peor para él.

—¿Qué sucedió?

Sonrió un poco.

—Sabía como andar en bicicleta gracias al amigo de Bora, pero mi padre sabía que yo deseaba una, así que con el sudor de su frente, gastó el dinero que tenía para el bar, y lo invirtió comprando la mejor que había en la tienda. Ese mismo día que me la regaló, salí afuera solo para caerme y fracturarme la rodilla. Yo sufrí el daño, pero él parecía pasarlo tan mal.

—A los padres les duele ver mal a los hijos.

—Tuvo una gran deuda por años a causa de eso —Suspiró—. Me siento tan mal por ser una mala hija.

Llevó su mano a tapar su boca, como si aquello fuera a silenciar su llanto. Me puse a su lado, viendo como lloraba sin parar, debilitando mi corazón.

—Cariño, no digas eso. Seguramente has hecho lo posible porque tu padre se sienta orgullosa de ti. Trabajas hasta horas exageradas, estudias, lo ayudas. Demuestras en eso cuánto lo amas.

Negó con su cabeza, tratando de tranquilizar su llanto. Quité un par de cabellos que se pegaron a su mejilla por las lágrimas. Sus grandes ojos negros, brillantes y tristes me miraron. Se notaba el temblor de sus labios, que no sabía qué hacer para calmarla.

—No lo soy... le miento. Él ha hecho todo por mí desde que nací, ha sido capaz de ir con zapatos rotos para que yo tuviera nuevos. Pero sin compasión, he estado discutiendo con él. He sido egoísta por sentirme cansada.

Resoplé. Tomé su cuerpo para esconderlo en mis brazos. A los segundos, escuché su llanto contra mi pecho y el fuerte agarre de su mano contra mi camisa. Yuna, ¿por qué dices que le mientes a tu padre? Más bien, entiendo que su padre hubiese sido así con ella, pero eso es la obligación del progenitor, lo que no me queda claro, es la forma en la que esta debe trabajar hasta tarde para darle todo su suelo a él, para que luego tuviese grandes deudas. No era justo, no lo era, ya que ella sufría sobremanera.

Sus lágrimas no eran por gusto, sentía su sufrimiento. Cuándo casi se desploma, cuándo vio a su padre escupir toda esa sangre y ahora. No solo eso. Ya la había visto llorar antes, y eso fue horrible.

La alejé un poco de mi cuerpo al sentir como estaba dejando de llorar. Pasé con cuidado mis dedos por su mejilla, limpiando, hasta que tomé con ambas manos su rostro.

—Escúchame bien Choi Yuna. Deja de martirizarte de esa forma. Tu padre te crío adecuadamente, hizo su trabajo como padre, ¿No? —Asintió, encorvando su labio inferior— Él sufrió y sufrirá cuándo a ti te pase algo, y eso será viceversa. Pero no debes culparte de nada, por qué te estás esforzando más de lo que debes. Se entiende que lo verás como una paga, pero es algo que te nace por lo buena hija que eres, y ya está. No le busques 6 patas al gato.

Volví a darle un corto abrazo, para luego darle un beso en la frente. Desde que la conozco, nunca he escuchado que hable de su madre, no sé murió, pero si fuera así, aunque sea en su casa habría alguna foto de ella, pero no era así.

Acaricié su espalda, viendo como tomaba la mano de su padre. Mi Yuna, me pregunto cuantas cosas ocultas, y lo que conlleva eterno dolor para ti. Ojalá saberlo algún día y apoyarte sinceramente. 

Lamento tanto haber
tardado mucho tiempo
en actualizar, pero
ver la forma en la que
ganó en la categoría de
smut en un concurso, me dio
más ánimos.

Gracias por seguir y esperar.

Manténgase saludables.
Dios les bendiga.

Herbst

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