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020.

Choi Yuna

La relación con mi padre, cada día empeora más. Empezando con que los minutos de charlas que manteníamos, se reducen. La leve confianza se desvanece, y me hace sentir más alejada. Hoy solo cruzamos palabras, para darle un sobre con dinero, para que pagara las cuotas atrasadas del restaurante, ya que habíamos prometido algo. Él, pagar sus préstamos y yo lo otro.

Aun así, todo tendrá que cambiar poco a poco. La semana que viene iniciaré de nuevo la universidad, con mi nuevo proyecto, clases, y el trabajo de maestra. Puesto que, en el club ya no estaré. Los ingresos disminuirán, pero al menos me alcanzó para ahorrar lo suficiente para futuros gastos.

Caminé por el pasillo de la tienda, tomando otro paquete de pinceles y yendo directo a la caja, para pagar. El otro día, que fui al club temprano, escuché por ahí que había llegado un hombre, y que vio a algunas empleadas sin su antifaz, agradezco que yo me mantuve en mi camerino empacando cosas.

Después de pagar, tomé mi bolsa y salí. Justo, me encontré a Bora.

—¡Unnie!

Me miró y pronto me dio un corto abrazo, el cual recibí con gusto. He de admitir que aún no me acostumbraba a verla con ese color rosa en su cabello, pero le quedaba muy bien.

—¿Cómo estás? Tenía tiempo de no verte.

Ambas empezamos a caminar juntas, íbamos hacia el barrio.

—Mucho trabajo, y últimamente estoy estudiando mucho. Estoy sacándome el carnet de conducir, debo obtener antes del primero de septiembre.

—Falta una semana para ello.

Mencioné riendo.

—Sí, lo sé. Dentro de dos días tendré el examen final, el práctico. Me dijeron que lo hacía perfecto, pero debía procurar conducir con un poco más de velocidad. No te voy a negar que me da temor. Pero, Jungkook cumple años en nada y quiero llevarlo a un sitio especial.

Cierto. Bora y Jungkook eran novios. Parecían llevar una bonita relación, se preocupaban mutuamente, y por lo que escuché una vez de Namjoon, este estaba muy enamorado de ella. Namjoon... me pregunto como estará él.

—Es muy lindo de tu parte. Por cierto, ¿lo has visto? Digo, a Namjoon.

Se quedó pensativa unos segundos, para luego verme.

—Ayer estuve en la casa de Jungkook, que apenas pudimos pasar rato, ya que estaba a ayudando en algo a Namjoon, quien parecía inmerso en no sé qué, haciendo llamadas y más.

¿En qué andará? Llegamos al barrio, y nos despedimos cerca de su casa, mientras que yo seguí de paso, hacia la mía. No podía comprender muy bien lo que sucedía. Desde el día que dormí en su apartamento, no hemos hablado. Le mandé mensajes, y ni siquiera los leyó.

Me preocupa, más por el hecho de que no sabía que iba a pasar con nosotros, ahora, después de confesar nuestros sentimientos, no había nada oficial, ni siquiera puedo asegurar que él lo quiera.

Entré a mi casa, yendo directo a mi estudio, donde dejé –casi tirando– la bolsa con las cosas que compré. No podía decir que estaba enojada, para nada. Solo un poco confusa, queriéndome montar alguna película en mi cabeza, pero era demasiado absurdas. Preocupada e indignada. Puede ser que le ha pasado algo, ¿pero por qué no me dijo?

Soy una tonta, pero no soy su novia para sentirme celosa, pero hace unos días tuvimos el mejor sexo de mi vida, obtuvimos palabras melosas y nos dejamos llevar, ¿no debería sentirme molesta, aunque sea por no recibir un mensaje suyo? Debo parar.

—¿Yuna? —Escuché mi nombre, así que salí. Vi a mi padre con los zapatos puestos— No sabía que habías vuelto. Ya que te veo, necesito que me ayudes en el restaurante, date prisa por favor.

Asentí, viendo como tomaba algo de la mesa, y se salía. No quisiera ser egoísta, eso era un sentimiento y una palabra que odiaba, pero ponerme en el lugar de los demás, ayudar hasta el punto de cansarme mentalmente, llegaba a mi límite. No obtenía recompensas por ayudar a mi padre, él decía que solo era una ayuda, y apenas un par de veces me pagó. "Él me crio, me alimentó todos estos años" ¿Por qué debería cobrarle? Pero yo también he trabajado duro.

No sé qué me sucedía, estaba sobre pensando demasiado, debo dejar ir todo esto. Me cambié de camisa, y salí de la casa en camino al restaurante. Seguramente estaba lleno.

Me adentré al lugar, viendo primero a Rowoon, de pie en el mostrador recogiendo una bandeja. Lo ignoré, adentrándome a la cocina. Por lo visto, Lía llegaría tarde hoy, y necesitaban ayuda. Mi padre cocina, inquieto, así que tomé todos los platos que tenía hechos y los llevé al mostrador.

En un momento, me coloqué el delantal del bar, y empecé a ayudar a dejar la comida en las mesas correspondientes. Lo peor ocurrió, cuándo dejé una sopa a un cliente de la mesa final, estuve a punto de tirarla. Había visto a ese señor en el club, justo anoche. No podía irme peor.

Me di la media vuelta, luego de medir disculpas y tratar de esconder mi rostro. Traté de rezar lo más posible, para que no me reconociera y no pasar por aquel mismo momento, donde me insultaron.

Casi asustada, llegué a la cocina, sin importarme que mi padre estuviese ahí. Me recosté sobre la pared, tocando mi pecho y calmando mi cuerpo. Sentía miedo, de escuchar esa voz llamándome por mi otro nombre, que me llamaran puta, haciéndome sentir usada, cuándo no era así, o talvez sí.

La mano de mi padre tocó mi hombro, pero por inercia la quité rápido, asustándolo. No sé qué me estaba pasando, era como revivir todos esos años y semanas que viví trabajando en ese lugar, que aunque estuviese haciendo cosas que me gustaba como bailar, que hombres mayores y medianamente asquerosos me miraran con aquellos ojos, me afectaba en verdad aunque lo negara.

Me hacía sentir sucia, oprimida, sin sentido alguno.

—Hija, ¿qué sucede?

Tan asqueada, que estoy segura de que Namjoon no merece estar con alguien como yo, y tengo merecido que ni siquiera me llame.

—Estoy bien papá, disculpa.

—Necesito decirte algo, ya sé lo que le sucedió a Rowoon. Este no me lo quería decir, pero lo obligué, por qué está preocupado por ti. ¿Por qué ese tipejo lo golpeó? Quiero que te alejes de un violento como él —Suspiré. La violenta era yo, por qué quien jodería su vida era yo, una cualquiera. Mi cuerpo fue atrapado por los brazos de mi padre, quien dio palmadas en mi espalda, que al menos me sirvieron como consuelo—. Tú eres mi niña, mi única hija, la cual atesoro como lo más precioso. Sabes que no quiero que nada malo te suceda, así que, quiero lo mejor para ti.

Y es que quería gritarle, diciéndole que Namjoon podría ser lo mejor para mí, pero simplemente acepté su abrazo, el cual siempre estuvo para mí, por más distanciamiento. Además, de calmar mis miedos. Recosté más mi rostro sobre su hombro, y levanté mis brazos para pasarlos por su espalda. Quería que estuviese siempre para mí, pero nadie evitará que el día en que él se entere en donde trabajaba, me viera con ojos de decepción, y le daría más razones de compararme con la mujer que le hizo daño.

Lo sentía por él, por qué su hija nunca lo haría sentir orgulloso.

Dejamos todo de lado, y agradecí que Lía llegara, así yo me quedaría con mi padre en la cocina. No podía sentir otra cosa más que pesar en mi corazón, todo se estaba acumulando, y tenía miedo del día en que lo dejara salir todo.

Alcé mi mano, para ver la hora en mi reloj. Ya era tiempo de que me fuera. Terminé de lavar los platos sucios que había dejado mi padre, limpié un poco el suelo, y aunque afuera había más trabajo, eso le tocaba a los demás.

Por mi parte, decidí salir. Fue como tomar aire, sentir oprimida, justo como toda la vida me hacía sentir últimamente. Puedo asegurar que lo que me hace falta era estar sumergida en mis obsesiones, el arte. Sin importar que vuelva a ser estresante, anhelo llegar a la semana que viene, para empezar con la escultura.

Ahora que lo pienso, no detendría mi paso. Iría justo a la biblioteca, sería una excusa, pero quería un libro, y a la vez encontrarme con él. Puede ser que esté trabajando, lo más normal. Verlo, aunque sea de lejos, sería bueno, todo para saber que es real.

Debería disfrutar estar a su lado, hasta que se entere de que lo engañé, podría ser bonita compartir tantas cosas, digo, no todo dura para siempre.

"No todo dura para siempre" También era un pensamiento tonto, no tenía una gran visión para el futuro, solo yo con mis millones de esculturas y obras en algún apartamento, pero imaginarme un poco a Namjoon en mi lado, puede ser alentador.

Gran imaginación, podría ser.

Seguí caminando, viendo a lo lejos ya la biblioteca. Debería dejar de lado mi vergüenza de decir como me siento, es decir, dejar el miedo de que me rechace a un lado. Eso creí, hasta que me detuve, viendo como en la puerta del edificio está Namjoon, abrazando justo a una mujer.

Mi cuerpo se tensó, más cuándo se separaron y este le tocó la barriga a la mujer, esa misma con la que lo vi una vez. Recuerdo haber dejado aquella teoría atrás, sobre que ese bebé sería suyo, por la cercanía de ambos, pero teniendo en cuenta como desapareció, hace que esos pensamientos vuelvan. Se miraban tan cercanos, que cualquiera pensaría que eran esposos, felices por esperar a su hijo.

Joder. La mirada de Namjoon cayó sobre mí, y simplemente pude girarme, dándole la espalda y empezando a caminar. Le dije que no era valiente, peor para confesarme, tampoco lo era como para quedarme.

Caminé varios minutos hasta aquí, pero mejor tomaré el autobús e iré directo al club. Este día estaba siendo un completo subibaja, me confunde tanto que me provocan hasta náuseas.

Gracias a Dios, llegué a tiempo a la parada de buses. Saqué de mi bolsillo, mi móvil, para sacar de la carcasa la tarjeta de bus, pero fue inútil cuándo tomaron mi brazo. Retrocedí varios pasos, solo para ver a Namjoon a mi lado, sin soltarme.

—¿Qué te sucede? —Habló. Fruncí mis labios, sintiendo pesado mi pecho—. Dime algo, ¿por qué saliste corriendo así?

—Por nada.

Musité apenas. Soltó mi brazo y suspiró.

—Yuna, no sé en qué estás pensando, pero no...

—No tienes que darme explicaciones —Era la verdad. Traté de hacer una pequeña sonrisa, montándome otra película—. Ahora entiendo por qué no me has hablado, casi puedo decir que me siento usada. Oh Dios, qué tonta soy, simplemente no hay nada que decir, te hice una pregunta hace tiempo, que no lo negaste, y ahora otra vez dirás lo mismo, negando a ese bebé.

Lo miré, confusa al verlo suspirar con fuerza.

—He estado muy ocupado con unos asuntos, que ni siquiera he tocado el móvil.

Tomó mi mano, pero me solté. Bora había dicho que él estaba haciendo llamadas, ¿por qué mentía él? Bufé, dándole la espalda para caminar. Soy tan idiota, en todo sentido, no sé qué me pasaba, ni lo que sentía.

>>> —Pero detente, no entiendo porqué te vas —Se colocó enfrente de mí, haciendo que detuviera mi andar—. Estoy teniendo problemas familiares, mi padre sufrió otro ataque de corazón y cada persona me está obligando a viajar a Seúl para cumplir con mi supuesto deber de ser el siguiente sucesor de la empresa familiar.

Me sentí mal, por la forma en la que parecía tan sincero, teniendo cuidado qué palabras usar, es como ser la dramática aquí, tal vez lo era.

>>> — Lo lamento, enserio lamento no haberte llamado. Pero quiero que sepas que en estoy días pensé en ti, y por no poder ponerme en contacto contigo, le dije a JungEun que te enviara flores, casi cuatro veces. Además, no tengo nada con Sooyoung, la mujer con la que me viste dos veces. Ella es una vieja amiga, y ni siquiera soy el padre de su hijo.

Bajé mi cabeza. Creo que la presión de casa, de escuchar a mi padre repitiendo las mismas palabras, el estrés de saber que un día todo el mundo me dejara por saber donde he trabajado por tanto tiempo, me consume, hasta el punto de no saber en qué día estoy. No debería ser una excusa, solo... debería disculparme como siempre, debo estar loca por ir imaginando cosas irreales.

—Quién lo lamenta, soy yo. Me comporté horrible, solo pensé en mí.

Con uno de sus dedos, tocó mi barbilla para alzar mi cabeza.

—Cariño, está bien pensar en ti. Cometí el error de no llamarte, a penas cogí el móvil de Jungkook para hacer llamadas a otros.

Sonreí apenas. Entonces volvió ese pensamiento, no lo merecía, era un punto negro entre los colores más bonitos.

—Las flores... no llegaron nunca —Mencioné, a lo que este me miró confuso. Sacó su móvil, y a los segundos me mostró su pantalla, donde salían varios pagos de una floristería, que por cierto no eran nada baratos. Negué, viéndolo ahora a él—. No llegaron.

—No pasa nada, puedo enviarte muchos más.

Tomó mi mano y se acercó a mí. Me puse de cuclillas, evitando que bajara un poco su cabeza, todo para darle un corto beso en sus labios. Antes de que todo se acabara, haré que sepa que siento algo real por él, por más sentimientos absurdos aparezcan.

—Acabé de trabajar en el bar de mi padre, y por ello quise venir a la biblioteca, con la excusa de buscar un libro.

Sonrió, apretando con fuerza mis manos.

—Vamos.

Caminamos en silencio hasta aquel edificio, donde pude ver que ahí seguía esa mujer, con una bolsa en su mano, y masajeando su gran barriga. Qué vergüenza, pensará que soy una loca que sale corriendo todo el tiempo, y que tienen que ir a buscarla.

Se dio cuenta de nuestra presencia una vez cerca. Me regaló una leve reverencia, al igual que yo.

—Perdona por haberte dejado aquí. Mira, ella es Choi Yuna —La mujer de manera sincera, y atractiva me sonrió. Guau, en verdad que era hermosa— Y, Yuna, ella es Sooyoung.

—¿Por qué te fuiste tan rápido? Bueno, eso es lo de menos. Mucho gusto, eres muy linda.

Sonreí avergonzada. Tuve muchos pensamientos hacia ella, pero era tan diferente y sonriente.

—Usted también es linda, y se ve muy bien.

Aunque, si ella estuviese con Namjoon, harían tan buena pareja... me hace pensar de alguna manera de que en el pasado tuvieron algo, espero que no.

La mujer dejó de verme, todo para alzar la bolsa hacia Namjoon, a lo que esté aceptó.

—Muchas gracias de nuevo por la comida.

¿Comida? Le trajo comida. No podía creerlo. Esperé a ver como se iba, todo para seguir confusa.

—¿Por qué te trajo comida?

—No tenía nada para comer.

—Oh, compró comida y te trajo.

—No, ella hizo la comida. A veces suele hacerlo, ya que dice que no tiene mucho que hacer en casa —Me rehúso o creer que estos son celos, no lo son. Puede ser normal que le traiga comida hecha por ella, hasta su trabajo y... no, no es normal— ¿Quieres acompañarme?

Dios, estaba perdida.

Acepté ir con él a la sala de empleados, de la biblioteca. Namjoon y yo no teníamos una relación formal, así que sentí este sentimiento dentro de mí, era un pecado.

Seguí sus pasos, hasta llegar a aquella sala vacía, donde pronto fuimos a sentarnos.

—No sabía que esta era tu hora de comer.

Mencioné, viendo como sacaba los tappers de la bolsa.

—Sí, decido comer un poco más tarde de lo normal —Se detuvo de lo que hacía, todo para mirarme— Quiero contarte que, mi padre es el dueño de Hankook tire, por decirlo así. Lo heredó de mi abuelo, pero la familia Kim no era la principal cabeza, hasta años después. Seguro te sonará esa empresa, es una industrial que agrupa varios negocios, y los más reconocidos son los de fabricación de neumáticos y construcción.

Abrí mi boca, sin creerme lo que escuchaba. No podía esperarme para nada algo así. Que me dieran un pellizco, o parecería que estaba viviendo en una serie coreana. Yo enamorada del heredero, y este enamorado de su vida ajena a la de su obligación.

—Por lo visto, tú no quieres tener nada que ver.

Asintió.

—No es el típico cliché de que el dinero no lo es todo, nada que ver. Crecí teniéndolo todo, pero obligado a ser alguien que no era. Eran demasiado estrictos conmigo, me tenían como un niño prodigio, y yo simplemente me rebelaba contra ellos cada vez que podía. Pero, deberías saber que todas las industrias son un negocio, más aquí. Que te consigan a una mujer para tomarla como tu esposa, heredar el negocio de tu padre y vivir atado por el resto de tu vida, o hasta que algún contrato acabé, así como el matrimonio de mis padres.

Alcé ambas cejas. No sabes lo que guarda una persona, ni su pasado... eso lo tenía claro.

—Y de tanta presión, ¿decidiste irte a vivir a Australia?

—Por ello y más cosas. Fue gratificando manejar mi propia vida, pero dejando muchos detalles sueltos, regresé por qué me harté de sus amenazas de que si no regresaba a cumplir con mi deber, me quitaría todo mi dinero, y lo hizo. Pero, el problema fue que, de alguna forma, tomó lo que yo gané con mi propio esfuerzo, descubrí que acosaba a mis mejores amigos, a mi familia, amenazándolos a ellos, todo para que al menos le diera la cara. Todo aquello me dejó en una esquina, con las manos atadas, obligando a venir.

Lo entendía aún mejor ahora. Dejó de hablar poco a poco, mientras empezaba a comer.

—¿Qué estás haciendo entonces, que no vas a Seúl a enfrentarlo?

Cuestioné, aun viendo como disfrutaba la comida. Entonces recordé que la mujer esa fue quien la hizo. Mi estómago se revolvió.

—Si te soy sincero, es como enfrentarte a todo tu pasado con las manos vacías. Busca pruebas, información, que lo inculpen de su acoso, de sus amenazas, ya que aparte de demandarlo por ello, me robó. No lo inculparía, sino que le dejaría caer todo aquello, para decirle que no estoy dispuesto a tolerarlo, y que me deje en paz.

Tomó entre sus manos una botella con agua, viendo hacia algún punto fijo. Enfrentar tu pasado, enfrentar tus miedos. Casi como yo.

>>> —Esa es la razón por la que estoy aquí, y agradezco que al menos eso hizo que te conociera.

Sonreí, tomando su brazo. No me quiero alejar de él, quisiera verlo, enfrentar todo aquello que tiene en Seúl, ayudarlo y ser de alguna forma, un soporte.

—No dudo que irá todo bien cuándo te toque ir.

Quedamos unos minutos en silencio, comiendo, ya que me ofreció un poco. Esa mujer, mejor dicho, Sooyoung, aparte de ser hermosa, cocina genial. Recuerdo que la madre de Bora, solía darme comidas, casi me recuerdan a las suyas. Vale, y lo admito, pensar que ella es cariñosa con Namjoon, me dan celos.

—Tenía planeado llamarte esta noche, quería invitarte a salir el viernes por la noche.

Lo miré, y no dudé ni un segundo en aceptar.





Salí del baño con el cuerpo envuelto en una toalla, y en la cabeza en otra. Caminé hacia mi habitación, pero me desvié a la cocina, donde miré una caja de fresas afuera del refrigerador. La abrí, pero me espanté por el ruido. Creí que estaba sola, no he visto a mi padre desde ayer, no coincidimos, por más que traté de verlo para preguntarle sobre las flores.

Giré mi cuerpo, alejándome de las fresas, pero no era mi padre, sino Rowoon. Abracé mi cuerpo, con pudor al ver como me miró de pies a cabeza cuándo apareció.

—¿Qué haces aquí?

Chillé. Este se dio la espalda.

—No fue mi intención, tu padre me mandó a recoger algo.

—¡¿Desde cuándo mi padre te tiene tanta confianza?

Bufé, consternada. No le presté atención y me fui hacia mi habitación.

—Yuna —Ignorándolo, abrí la puerta, pero no llegué a cerrarla, por qué este puso un pie, como obstáculo— ¿Vas a salir esta noche?

Miré su rostro por aquel pequeño espacio de la puerta.

—No te interesa, estás invadiendo mi privacidad, aléjate y vete.

—Espero que no estés saliendo con ese tipo, parece insistente.

Se me cruzó la idea, de que ahora que por lo visto entra a mi casa, pueda existir la posibilidad de que sepa sobre las flores de Nam.

—Te lo repito, a tú no te interesa con que tipo yo esté saliendo.

—Pero Yuna, es un acosador, un violento, hasta sabe a la perfección la dirección de tu casa para mandarte cosas.

Lo sabía. Solté la manija de la puerta, teniéndolo enfrente.

—¿Acaso sabes tú que me ha mandado cosas? Dime, de que hablas —Me miró, y de pronto bajó la mirada. Sabía lo de las flores. Mi corazón empezó a latir rápido por la rabia que sentía, y simplemente formé mis manos en un puño— ¡¿No te cansas de ser un idiota que se entromete en todo?! ¡Déjame en paz, tú cortaste conmigo, me insultaste y me degradaste hasta que me sentí como una mierda! ¡¿Por qué crees que tienes algún derecho de hablar mal de alguien que ni conoces, y de querer alejarme de él?!

Expulsé. Hubo un silencio sepulcral, que me hizo sentir tan culpable por haber alzado la voz. Solo tuve que alejarlo como siempre, pero era verdad. No podría llegar a estar de nuevo con un hombre que dijo cosas tan hirientes... a pesar de que ahora creo que eran verdad. Estaba siendo egoísta, puede ser que Namjoon piense eso de mí en un futuro.

—Sí, sabía lo de las flores, pero yo no soy el responsable de que nunca llegaran. Sé que te lo dije, y que parecías haberme perdonado, pero es obvio que no es así. De igual, lamento el pasado, y por ello quiero acercarme a ti, y que te des cuenta de que mi amor por ti es más grande que otros.

Sus ojos negros, grandes y brillantes, miraban a los míos. Suspiré, sintiendo impotente.

—Si sabes lo de las flores...

—Tu padre. Él sabe todo, recibió todas las flores y de inmediato las tiró a la basura. Un vecino confirmó que han visto a ese tipo que me golpeó varias veces por aquí, hasta entrar a su casa dos veces.

Papá...

Herbst

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