011.
Kim Namjoon
Estaba a punto de quedarme dormido, hasta que el timbre sonó y tuve que levantarme.
Mi cabeza podría explotar en cualquier momento. No sé en lo que me estaba metiendo, realmente había regresado a Seúl para buscar la forma de que mi padre me dejara en paz y que me devolviera mi dinero, en mis planes no estaban conocer a Yuna, ni mucho menos tener sexo con ella.
Abrí la puerta, mirando al repartidor. Hice una pequeña reverencia, ya que había pagado en línea cuándo hice el pedido. Cerré la puerta, y volví al sofá. Dejé el paquete encima de la mesa central, y lo abrí, sacando los tapers que traían la comida.
—¡Suni!
Chillé, y pronto pude ver como la pequeña volvía, y detrás de ella Jungkook junto a su perro Beom. Era increíble que parecía que los tres se comportaran igual a veces. Llegaron hacia mí.
—¿Son los panqueques de frijol? —Asentí. Sonrió emocionada. Dejé que tomara los que quería, al igual que Jungkook. — ¡Gracias!
La ayudé a sentarse en el sofá, mientras le puse algo en la televisión. Tuve que pasar a recogerla a su escuela, y aún seguía con su uniforme, pero no tenía ropa aquí, y mi abuela estaba en el hospital. Además, hoy iba a ir al club, así que la debía dejar en casa de paso.
No tenía mucha hambre, así que simplemente me quedé viendo los dibujos animados y escuchando como aquellos dos comían.
—¿Mañana vendrás a mi torneo?
Le miré. Estiró su mano para coger otro panqueque, mientras esperaba una respuesta.
—No sé, pero seguro iré a la fiesta.
—¿Es por qué te verás con ella?
Lo más graciosa es que no había tenido comunicación con Yuna desde ese día. Cuándo desperté, estaba solo. La busqué y solo encontré a Jungkook en el sofá, quien me dijo que vio como se marchaba del Penthouse esa mañana.
—No contesta ni mis mensajes.
Dije, bufando. No sé qué había hecho mal, bueno, realidad sí lo sé. Es decir, tuve que detenerme por más que nuestros cuerpo querían hacerlo. Todo increíblemente rápido, ni siquiera nos terminamos de conocer un poco cuándo ya estábamos en mi cama.
—La chica es la que sale corriendo la mañana siguiente después de una gran noche. Eso es lo que hacías tú antes.
Miré de reojo viendo a Suni, quien estaba concentrada aún en las caricaturas.
—Oye, hay un pequeña —Musité y este simplemente se disculpó— Y tienes razón. Pero ese no es el problema, es que... no me lo esperaba.
—¿Que te dejara botado? Bueno, siempre que salíamos eras el que tenía más mujeres al rededor, sin contar a Taehyung.
—No hablo de eso, tarado. Me refiero a... —Me acerqué un poco a Suni, llamando su atención— Nena, ve a la cocina y coge algo para tomar. Hay zumos en la puerta de la nevera. —Asintió y salió corriendo— Me refiero a que, es diferente. Pude acostarme con un par de mujeres que me interesaban cuándo estaba en Australia, pero jamás con intereses amorosos. Mi objetivo volviendo era otro, ni siquiera tenía planeado pensar en tener sexo.
Confesé.
—Namjoon, ¿acaso no lo ves? Te gustó.
Dejó de comer, prestándome más atención. Quedé pensativo unos segundos. Siendo realistas, había sido una de mis mejores noches que no tenía desde hace tiempo, tanto que me hizo recordar cuándo estaba con... lo que sea, no sabía qué hacer.
—¿Y si a ella no? Da igual, no sé por qué le doy tantas vueltas.
—Joder, yo que pensaba que eras más inteligente que yo. —Murmuró. Le miré, serio, esperando a que hablara— No solo te gustó el sexo, te gustó con quien lo hiciste.
Iba a defenderme, pero justo se acercaba Suni con un vaso de zumo y corriendo.
—Con cuidado, vas a caerte. —Se calmó, llegando al sofá, para seguir viendo la televisión— No regresé para que me gustara alguien, solo pudo haber sido una noche y ya. Solo que, me cae bien como una amiga.
Confesé, sintiéndome mareado de tantos pensar. Que esperara verla ayer cuándo recogí a Suni, o que casualmente pasara por el barrio donde vivía, no significaba absolutamente nada. Era la casual duda de saber por qué salió corriendo, y saber que no arruiné la posible amistad que estábamos teniendo.
•
Me acomodé, viendo como las personas iban y venían, la forma en la que esta noche el club parecía más tranquilo. Además, una de las chicas que solía estar en la barra, cuándo llegué, cantaba, una escena que me sorprendió.
Esto necesitaba, alejarme de todo, sin pensar en lo que me perturbaba, aunque sea por unos segundos, por más que el cuerpo de Yuna apareciera en mi cabeza. Al menos, los demás tipos no estaban, solo Wonwoo, quien invitó a Yong-sun para que nos acompañara.
Por lo visto, los planes de abrir un nuevo negocio en Seúl, habían iniciado. Por el momento, tenían el terreno establecido, también, estaban actuando con respecto a la plantilla de empleados, como eso de dejar que algunas tuviesen la oportunidad de cantar, no solo de bailar, siendo strippers. A mí me gustaba la idea, y vaya que daba otro aire al sitio.
—Kim, hablas muy poco —Miré a Yong-Sun, quien tomaba lo que había en su copa— No te cohíbas porque esté yo aquí.
—Es un hombre de pocas palabras.
Sonreí al escuchar a Wonwoo.
—Lo lamento, estoy un poco distraído. ¿Cómo va la nueva normativa?
Cuestioné, mientras llenaba mi copa de vino.
—Estoy encargada de ello, y planeó dejarlas igual, implementando más reglas estrictas. Queremos cuidar a nuestras empleadas, queremos que el lugar deje de ser el asqueroso prostíbulo de hace años, creo que lo hemos conseguido poco a poco.
Por lo visto, antes habían salas donde si pagaban más dinero, alguna de las mejores mujeres tenían sexo con los clientes. Algo horrible, puede ser un empleo, pero no me terminaba de agradar en lo más mínimo un sitio donde dejaban el derecho de las mujeres por los suelos, tratándolas como un objeto insignificante.
Resoplé, escuchando la canción que alguien cantaba ahora. La voz era distinta, tan atractiva que me hizo levantarme de mi asiento, para acercarme a la barandilla.
Sostuve mis brazos sobre el metal, bajando la mirada donde podía ver a otra chica diferente a la que cantaba cuándo llegué. No sabía de quién se trataba, ya que se encontraba de espaldas.
—¿Te gusta? —Musitó Yong-Sun poniéndose a mi lado, y solo asentí— No sabes como nos costó encontrar a personas con una voz algo "adecuada", para que cantaran. Son bailarinas, no cantantes, pero algunas tienen un brillo especial, así que las escogimos para que dieran pequeños espectáculos.
"Now I can't keep you from loving him, you made up your mind"
Buenas bailarinas, y por lo visto, buenas cantantes.
"Say I love you, girl, but I'm out of time"
Tanto daba vuelta mi cabeza, que podía asegurar que la voz era casi idéntica a la de Yuna. No podía dejar de pensar en todo lo que tuviese que ver con ella. Me sentía en un limbo, sin saber que hacer, luchando con algo que no veo.
"Said, I'm too late to make you mine, out of time"
Era tan loca la situación, que podía seguir sintiendo su piel contra la mía, su fragancia inundando mis fosas nasales, sus gemidos en contra mi oído... me ardía tanto mi cuerpo, que el calor me abundaba. Necesitaba volver a tenerla enfrente, hablar hasta que definamos nuestra relación.
No sé lo que hago, quiero librarme de la pesadez que se manifestó esa mañana cuándo no la encontré a mi lado. Es decir, tampoco tenía la obligación de quedarse, seguro le dio vergüenza, fue rápido, y puede ser que mi acción la pudo lastimar.
"Soon you'll be healed, forgiven, and refreshed, free from all trauma, pain, guilt, and shame"
—Que bien canta.
Asentí a lo dicho por Wonwoo. Terminó de cantar y todos los que estaban abajo le aplaudieron, y tuve que hacerlo también, lo había hecho de una manera tan celestial. Me daba curiosidad de quién se trataba, así que desde aquí la seguí con la mirada. Dejó todo en la pequeña tarima y bajó, yendo directamente a la gran barra. Como siempre, llevaba un antifaz, así que no podía reconocerla, peor desde aquí arriba.
—Namjoon, ¿sabes quién cantaba? —La miré y negué, mirando todavía a la cantante— La morena del pole dance.
Bufé. Así que era Yuju, no solo sabía moverse bien, sino que cantaba como si atrajera a todos los del lugar.
—No me lo esperaba.
—Yo tampoco me esperé que ese día te fueras y que regresarás preguntando por ella.
Me quedé callado. Tuve una buena razón para irme esa noche, tampoco fue como si hubiese escapado de la situación. Cuándo la volví a buscar, fue rendido, por qué no creí que regresaría a este sitio.
—¿No te sigue interesando? —Me quedé observando como atendía a un par de clientes, y se miraba tan atractiva con ese traje— Espero que no, se están implementando más reglas, para que no aparezcan tarados como Minhyuk.
Algo positivo, para que alejaran las intenciones maliciosas de las trabajadoras. Debía mantenerme alejado de ella, al menos de ella, a pesar de que ya nos volvimos a besar. No quería que sucediera lo mismo que con Yuna, no quería enredarme más.
Me distraje tanto, que perdí de vista a la morena. Al girarme, para querer regresar a nuestra mesa, pude ver como esta colocaba una nueva botella de vino. Mi cuerpo se tensó en cuándo nuestras miradas se cruzaron. Desde ese día que nos besamos en el baño, no he entablado alguna conversación, siento que es lo mejor.
Seguí a Wonwoo, hacia nuestra mesa, sentando justo a su lado, mientras que este hizo que Yong-sun se sentara sobre sus piernas.
—¿Necesitarán algo más?
Cuestionó Yuju, mirando directamente a los jefes.
—Sabes, tengo muchas ganas de Sushi, podrías traer un plato.
—Como ordene, Solar.
Hizo una reverencia y se alejó, sin ni siquiera mirarme. Tenía tremenda ganas de ir tras ella, pero inconscientemente solo la miré irse, percatándome de lo perfecta que le quedaba esa minifalda.
—No sabía que te seguían llamando Solar.
Musité, tratando de olvidarme de ella.
—Algunas empleadas que llevan años aquí, suelen hacerlo.
—Es un lindo nombre.
Escuché a Wonwoo. Me sentí fuera del lugar en el momento en que empezaron a besarse, así que me escabullí, yendo hacia la planta A. Iba directo hacia el baño, necesitaba remojar mi rostro y espabilar un poco. Era impotente no saber lo que hacía, me estaba desviando por completo, así que debía poner en marcha mi plan, averiguar los negocios de mi padre, ver como se maneja su familia e ir ahí, a enfrentarlo.
Pero si alguna de esas mujeres se seguían metiendo en mi camino, solo harían que perdiera la razón, justo como Yuju. Me detuve en medio del pasillo, justo cuándo estaba a punto de llegar a los servicios. Ahí estaba, caminando sobre su mismo eje, acariciando sus manos una y otra vez, como si algo le preocupara.
—Nos volvemos a encontrar en este pasillo.
Dije, haciendo que esta se espantara, pero se quedase de espalda. Me acerqué, colocándome justo enfrente suyo, y como siempre sus labios lucían rojos, brillantes y deseosos.
No obtuve alguna respuesta, solo estaba cabizbaja, viendo el suelo. Me intrigaba mucho esta mujer, y a pesar de que no me gusta meterme en asuntos que no son míos, quería averiguar los suyos. Toqué su barbilla, para alzar su cabeza y que me viera.
—¿Hay algo en lo que te pueda ayudar?
Su mano tomó mi mano, para que dejara de tocarla.
—Estoy bien, señor. Con permiso.
Se giró, pero en vez de irse se quedó parada, dándome la espalda y volviéndome loco por ese escote de su espalda. No sé quién haría que perdiera la razón, si Yuju o Yuna, como solo podía pensar en el cuerpo de Yuna cada vez que veía el suyo.
—Sea lo que sea que sucede, puedes tener confianza conmigo.
—No le conozco para nada, ¿cómo podría hablarle de cosas personales?
Tenía razón, toda. No sé en lo que estaba pensando, cometía un error en entrometerme con ella.
—Lo siento.
Musité. Escuché su leve suspiró y se fue, dejándome más que claro que debía alejarme de ella, y arreglar las cosas con Yuna.
Nada de mujeres y que sentimientos se interpongan, era lo menos que quería.
•
Salí del cubículo luego de hacer mis necesidades, dirigiéndome al lavamanos. Hoy es y sería un día cansado. Me tocaba salir tarde, y no podría asistir al combate que tenía Jungkook, pero al menos iría a la celebración que habría después. Estábamos seguros de que ganaría, y claro que le tenía confianza.
Abrí el grifo y dejé que el agua cayera sobre mis manos. Me miré en el espejo, percatándome que no estaría mal cortarme más el cabello, estaría bien.
Salí del baño, volviendo a la recepción. No sé qué pasaba, pero por lo visto hoy decidieron venir muchas personas a la biblioteca, tampoco era como si me molestara, era una pequeña ventaja para compartir conocimientos, eso me agradaba.
Miré hacia todas las mesas en el camino, asegurándome que todo estuviese en orden, pero me detuve en seco justo en el momento en que mi mirada se posó en la chica de flequillo perfecto, labios ligeramente abierta y rosas. Tragué saliva, sintiéndome incapaz de acercarme a ella para ser directo, preguntando por qué se fue, si acaso no le gustó, si fue incómodo, rápido, que me dijese algo.
Como pude, moví mis pies, viéndola detalladamente. Estaba tan concentrada con un libros en sus manos, pasando página de manera lenta y murmurando para sí misma. Verdaderamente, no podía detenerme.
—Yuna.
Musité, viendo la manera en la que se espantó, mirándome sin titubear. Nos miramos, y solo podía verla asustada ante mi presencia, no quería que fuese así. Dejó el libro en la estantería, estaba a punto de irse. Me moví un poco, impidiendo que pasara.
—Tengo prisa, por favor hazte a un lado.
—Yuna —Murmuré de nuevo, esperando su atención, pero no la obtenía, provocándome desesperación— No contestas mis mensajes desde hace una semana, ¿pasa algo?
Suspiró, al fin mirándome y alejándose de mí.
—Entiende, necesito irme.
Hasta sus ojos suplicaban irse. Sentí mis manos cosquillar, por tomar su brazo para detenerla, pero me quedé quieto en cuanto un desconocido llegó a nosotros, colocándose al lado de ella.
—Te estaba buscando.
Dijo a Yuna, quien ni siquiera se inmutó para contestarle. Me miró, con intenciones de irse, y fue inevitable volver a ponerme enfrente suyo, impidiendo su camino.
—Necesitamos hablar.
—¿Por qué no la deja en paz?
Se metió aquel hombre, que tenía unos centímetros más de altura que yo. Fruncí mis cejas al ver su impertinencia. Parecía tan altanero, colocándose en medio de los dos, separándonos y escondiéndola detrás de él.
Decidí hacerme un lado, al fin y al cabo, no sé cuál es la relación que pueda tener, mientras que yo no era nadie. La vi alejarse, un poco distanciada del hombre, hacia donde por lo visto estaba sentada.
Fui hasta recepción, donde agradecí que al menos podía ver a lo lejos la mesa donde ella estaba sentada.
—Oye, la chica quiere un libro.
Escuché a SeoJun y no me quedó de otra que ayudarle. Durante el transcurso de recoger un par de libros, miraba de reojo donde Yuna, quien parecía discutir con el tipo, vaya que si se podía decir que se conocían. Puede ser que era su novio, joder.
Ahora lo entiendo, por eso es que se alejó de mí, seguro se sintió mal de engañarlo. Maldición, tenía novio y yo fui su amante. Tampoco estábamos en la época de las cavernas, pero repito, no vine a Corea para tener una relación, peor para tener conflictos y volverme un amante.
De regreso en la recepción, le entregué el libro que necesitaba la chica y otro que me habían pedido. Hice un par de cosas en el ordenador, hasta que mi mirada se fue al tipo que pasó enfrente de nosotros, tan molesto que puedo jurar que mataría a alguien.
Miré donde Yuna, quien recogía todas sus cosas, así que tomé un poco de iniciativa.
—Jun, regreso en unos minutos.
Fui hasta la salida. Tenía que hablar con ella, sea como sea, no podía pasar de hoy, si no me volvería realmente loco.
No conocía de nada a Yuna, simplemente apareció en mi vida de una forma fortuita, brindándome más cosas en que pensar, como leer libros de arte, de esculturas, de cosas de las que me ha hablado mientras sus ojos brillan. Pero, quería saber más, sus sentimientos, su vida y acabó entre mis sabanas de imprevisto, sintiendo sus labios contra mi piel, deseando que la noche no acabara y suplicando al cielo volver a verla.
Carajo, era rápido, y tenía novio...
Salí de mi nube en cuándo la puerta se abrió y salió, teniendo la misma reacción de antes al verme.
—No huyas, por favor. —Supliqué. Me miró, sin decir nada, así que lo tomé como señal para hablar— Cuándo desperté, no estabas. Me pregunté por qué no me contestabas, hasta creí que me odiabas, te lastimé. Después de ver a ese hombre a tu lado, supongo que fue por eso, ¿es tu novio, cierto?
—Namjoon, él no es nada mío. Esa mañana, me sentí asustada y por eso me fui. Todo fue rápido, y accedí a mis impulsos, sintiéndome culpable, avergonzada.
Me sentí aliviado, al menos de que no fuese su novio.
—Acceder a lo que pide tu cuerpo, no siempre está mal. Fue algo que ambos quisimos. Rápido, pero tenemos tiempo para...
Guardé silencio. ¿Acaso quería yo conocerla más y tener una relación?
—Me caes muy bien, en serio, pero era como si lo que hicimos en la noche rompió la amistad que estábamos teniendo.
Confesó. No sé lo que quiero, justo ahora me siento nulo ante cualquier pensamiento. ¿Qué hago? ¿Qué siento? ¿Qué digo?
—Si así lo quieres, podemos olvidar eso. Quedemos esta noche, iniciemos de nuevo, seamos amigos.
Musité. Así sería, me haría su amigo, seríamos amigos, sería la maestra de Suni, y ya está. No es necesaria mezclar sentimientos que nos estrese al punto de pensar, alejarnos. Bien dijo José Ortega y Gasset "La belleza que atrae rara vez coincide con la belleza que enamora." Y eso es lo que sucede, me atrajo la forma en que sus palabras soñadoras me hicieron sonreír y pensar en lo que había olvidado. Era inteligente, atractiva, pero lo confundí posiblemente.
—Está bien. Esta noche no hago nada, ¿dónde quieres que nos veamos?
Suspiré, entendiendo mejor la situación. Me alejaría completamente en ese sentido, por qué seguía siendo agradable tenerla a mi lado.
—Te enviaré la dirección en un mensaje, junto a una invitación, ya que es un club un tanto exclusivo. Jungkook tiene una pelea hoy y estamos seguro de que ganará, así que haremos una celebración, como casi siempre.
—Nos vemos, entonces.
Hizo una leve sonrisa que me hizo perderme. Hice una leve reverencia, despidiéndome de ella. No sé en lo que estaba pensando, y solo pedía que no acabara mal, ya que al final del día, yo regresaría a Australia.
Justo cuándo estaba por entrar a la biblioteca, vi a un tipo que reconocería hasta a la distancia, y que no esperé encontrármelo en mi viaje, peor aquí. Las coincidencias eran un fastidio en estos casos. Y aunque lo ignorara, sabía que me iba a perseguir al notar mi presencia.
Lo había visto en fotografías, pero en persona se notaba más el cambio físico, parecía alguien maduro y respetable, pero presiento que sigue siendo la misma basura. Esa sonrisa falsa, no me engañaba.
—Podría encontrarme con cualquiera, pero menos con el caballero Kim Namjoon.
Se cruzó de brazos en el momentos en que llegó a mí, mirándome.
—Supuse que vivías en Seúl, Kim Taehyung.
—Y es verdad. Pero, tuve que venir para revisar unos campos de siembra que tiene mi empresa en la isla.
—Pues, ten un buen viaje. Me tengo que retirar.
Musité, sin importarme tan siquiera, que se quedara afuera. Lo único que no quería ahora, era una discusión con él. No tenía ganas de encontrármelo cuándo fuese a Seúl, y aquí estaba, campante.
Pudo haber sido mi mejor amigo, pero no le quitaba ser el patán que era. Me decepcionó en sobremanera, sus acciones hicieron que me alejara de él, hasta a Jungkook. Los momentos que pasábamos, fueron buenos, pero debían permanecer en el pasado y vivir por separados, para no dañarnos más de lo que hicimos.
—Veo que me sigues odiando. —Lo escuché a mis espaldas. — Kim, sabes que eso es del pasado, que por mí seguimos siendo amigos, a pesar de que nos abandonaras.
—Yo no abandoné a nadie, ni siquiera te odio. Tampoco somos amigos.
Los errores son del pasado, por eso lo dejé todo ahí y decidí irme a Australia, junto a mi madre, para librarnos de la banda de buitres que nos atormentaban, aunque eso significara que dejase a Jungkook un tanto desamparado y estando en discusión con Taehyung.
—Es algo feo, por qué yo sigo considerándote un gran amigo.
Lo sentía, y mucho, pero el egocentrismo nubló su vista desde siempre, volviéndose tan narcisista que sigo preguntándome como llegó tan lejos. No le deseaba el mal, pero no quería volver a encontrármelo.
—Anoche me encontré con Yuju.
•
—Herbst
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro