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010.

Choi Yuna

Mi alma volvió a mi cuerpo, justo cuándo pude ver quién era el supuesto fantasma. Se trataba de nada más ni nada menos que Namjoon, que por obra del destino solo llevaba sus pantalones.

Estaba confundido, igual que yo, que solo pude sonreír apenas, teniendo en cuenta que podía desmayarme ahí mismo por ver su pecho a la vista, y sus abdominales, se notaba que cargaba consigo un cuerpo realmente trabajado, que debía ser estudiado por la ciencia.

Relamí mis labios, evitando su mirada, hasta que recordé qué literal estábamos en la misma habitación.

—¿Qué haces aquí?

Cuestioné.

—Aquí duermo, es mi habitación.

Musitó y solo pude volver a verle. Ah, qué tonta soy, tuve que prender aunque sea la luz para fijarme en donde me había metido la torpe de Bora. Estoy segura de que ni siquiera escuchó bien las indicaciones de Jungkook y me dejó aquí.

—No sabía, simplemente seguí a Bora.

Me levanté de la única silla que había aquí, dispuesta a irme, pero apenas me moví al ver como este dio un paso hacia mí.

—Quédate. Hay otra habitación y seguro iré ahí —Me sonrió— Y, ¿quieres que te tome una foto? Antes de espantarte, vi que ibas a tomar una.

Lo pensé un momento, para ver hacia atrás y los edificios. Le ofrecí el móvil, dejándolo en sus manos con la cámara abierta. Me acomodé, tratando de peinar un poco mi flequillo de manera improvisada y vi a Namjoon, quien estaba listo desde hace unos segundos. Volví a la cámara y solo hice un par de gestos, esperando a que me dijese que ya estaba, pero parecía tomar muchas fotos, más viendo como empezó a moverse de lugar, cambiando de ángulo, haciéndome sentir avergonzada.

—¡Oh, basta! —Tape mi rostro, para que al final se detuviese y me diera el móvil, con una foto en pantalla— Me gusta esta.

Susurré viéndola.

—A mí también, por eso te la muestro. Pero las demás, donde estás distraída, lucen bien.

—Gracias.

Quedamos en completo silencio, y para que no fuese incómodo, me levanté, quedando de pie con la vista a los edificios, sintiendo el aire fresco y pregúntame si tendrá frío, era obvio.

—Sabes, es el único balcón de las habitaciones —Miré como se había puesto a mi lado— A veces salgo cuándo quiero pensar un poco, cuándo leo o cuándo quiero estar tranquilo.

Parecía pensativo, con las manos en su bolsillo, y yo como tonta, viendo su pecho subir y bajar. Era agradable, pero sería aún mejor si se cambiara, es que no estoy soportando.

—¿Quieres que entremos?

Cuestioné, aparte que me sentía cautivada por el, a pesar de estar en junio, el aire era fresco y no quería que cogiera un resfriado. Entré primero, tratando de ir hacia la salida para poder buscar el interruptor y prender la luz, pero fallé cuándo mi pie se chocó con la esquina de la cama, que me hizo caer como lo torpe que soy.

Que bueno por parte que la luz estaba apagada.

—Dios, ¿qué pasó?

Escuché entre risas. Las manos de Namjoon me tomaron por mis brazos, haciéndome levantar.

—Como puedes ver, o algo así, me caí.

—Pasan muchos accidentes cada vez que te veo. Primero lo de tu quemadura y ahora esto.

—Estoy bien.

Dije, ocultando mis ganas de reír, pero desaparecieron cuándo me di cuenta de que mis manos estaban sobre su pecho y las suyas sobre mi cintura. Me estaba faltando el aire.

Se alejó de mí, para ir hacia un lugar que descubrí luego de ver la habitación iluminarse un poco. Al lado de su cama había una mesita, junto a una lámpara. Provocó más el problema, por qué viéndole mejor, mi cuerpo se debilitó.

—Ahora podrás ver mejor. —Sonrió. Seguí con mi mirada todo lo que hacía, que era recoger su camisa junto a su chaqueta que había tirado en el sofá, encima de donde había dejado mi bolso— Me voy, espero puedas descansar.

Pero, no pude dejarlo ir por qué cuándo tomó su chaqueta, vi como se le había caído algo. Me acerqué para recogerlo y me di cuenta de que era una marca de cigarrillos. Lo tomé entre mis manos, para entregárselos y solo me miró.

—Oh, gracias, son de un amigo.

Asentí, sin más. Vi como salió de la habitación, dejándome más que devastada. Me dejé caer sobre la cama. Por lo menos dormiría bien, el colchón era cómodo, y olía... aquí dormía Namjoon. Dios mío, qué desgracia. Me levanté de golpe, estaba traumada realmente. Era mejor si dormía en esa sofá.

Escuché la puerta sonar y fui hasta esta, solo para encontrarme con él, me atormentaba completamente.

—Hola, ¿necesitas algo?

Indagué al ver que no decía nada. Seguía sin su camisa, justo a como se fue justo hace unos segundos. Tenía sus labios mojados, entre abiertos, su cabello desordenado y su mirada lasciva completamente hacia mí.

—Yuna —Me preocupé un poco, más al ver como ni siquiera se inmutaba— no puedo irme, sin antes hacer esto.

Se abalanzó hacia mí, tomando con su mano libre mi cuello para besarme. Me sentía sofocada, y él me hizo quemarme. Sus labios se movían tan exquisitos que me dejé llevar, por qué estaba a su merced completamente.

Retrocedí sintiendo como ingenuamente me empujaba hacia dentro. Escuché la puerta cerrarse mientras nos detuvimos. Soltó su ropa, dejándola caer al suelo, y su mano ahora libre bajó para tocar mi trasero, justo como en el baño.

Gemí entre el beso, ya que su tacto contra mi piel me hizo sentir extraña, más por qué se escabullía entre mi falda. Me estaba dejando llevar tanto, que algo me dijo que estaba bien empezar a desabrochar aquellos botones de mi pequeño cárdigan, quedando con mi camisa de tirante interior, que servía como sostén.

Traviesa, toqué su pecho, cautivada por sus músculos, seguí bajando tocando sus abdominales que vaya que estaban tonificados. No podía bajar, que en medio de su beso, ese que no dejaba en paz mi lengua y no paraba de chupar mis labios, me llamaba a posicionarme en su cinturón.

Era como si fuésemos dos locos en celo, con ganas de tocar más, con ganas de ver hacer algo más que un simple beso, mostrando quién llegaba más lejos. Yo apenas podía respirar, estaba ahogada por el exuberante momento en el que estaba atrapada, literalmente. Su mano sostuvo mi cuerpo, mientras bajaba a besar mi cuello, hasta mi clavícula, que me hizo jadear y que me detuviera en quitar su cinturón.

—Si sigues gimiendo de esta manera, no voy a poder detenerme.

Sentí como de manera graciosa, sus palabras chocaron contra mi hombro, el cual besaba. Decía que era tan rápido, pero ¿podría considerar esto como el típico beso o más, que tienes en una noche de fiesta? No era de esas chicas, por supuesto que no, pero con Namjoon me sentía capaz de hacer cualquier cosa indecente, sin tener un maldito antifaz.

Recobré mi postura, para detenernos un poco. Puse ambas manos sobre su pecho, alejándolo y tratando de respirar mejor.

—No estoy segura de esto.

Murmuré en hilo de voz.

—¿De qué? ¿De qué de alguna manera nos deseamos? Si quieres que no pase, no pasará.

—No quiero que algo cambie entre nosotros, somos amigos, soy la maestra de tu sobrina y pronto serás mi modelo.

Sí, quería ser su amiga, por qué era un hombre interesante, pero ese instinto salvaje que él decía tener, las mujeres también cargaban con ello, y después de no estar con nadie desde hace un tiempo, he de admitir que me sentía estimulada rápido.

—Lo sé, pero eso no tiene que intervenir entre esto.

Fruncí mis labios, observándolo completamente, y sintiendo su pecho subir y bajar.

—¿Tienes condones?

Cuestioné, nerviosa.

—Jungkook me dio un paquete hace unos días, según él podría ocuparlos en mi instancia aquí.

Me sentía más que nerviosa, por eso mismo... no había tenido sexo con alguien desde hace tiempo, y Namjoon, el señor hoyuelos, haría que eso acabara. Dejé caer mis brazos, rendida y viendo hacia algún punto fijo del suelo. Mi piel necesitaba ser tocada por él, así que si tenía la oportunidad, no la desaprovecharía.

Y con la fuerza de mi cuerpo extasiado, quité mi camisa de tirantes, dejándome desnuda, tal cual estaba él. Pude ver como sus ojos se desviaron hacia mis pechos, y sonrió travieso. Se balanceó hacia mí, y empezó a besarme, pero esta vez con un poco más de calma.

Sentías tantas cosas, más debajo de mi estómago al sentir mis pezones chocar contra su piel, era la mejor sensación. Empezó a desabrochar mi falda y esta se deslizó hasta caer en el suelo. Pronto, sin problema, tomó mi cuerpo cargándome y crucé mis piernas al rededor de su cintura. Su mano acariciaba mi espalda desnuda, lo cual era un gran escalofrío, haciéndome divagar entre sí, estaba completamente sobria.

Llegamos hasta la orilla de la cama, y me dejo en esta con cuidado. Imponía tanto verlo desde aquí. Tragué saliva, sosteniéndome sobre mis codos, viendo como se recostaba encima de mí, arrodillado, con sus piernas a cada lado de mi cuerpo. Empezó a quitar su cinturón, el cual tiró a un lado, para desabrochar su pantalón, bajando el cierre. Mis manos cosquillaron, porque sentía ganas de hacerlo y bajar aquella prenda para ver que escondía ahí.

No puede ver más, ya que vino hacia mí, para besarme y caí sobre la cama. Cerré los ojos, dejándome llevar, sintiendo como su mano bajaba a mis pechos. Se quedó unos segundos, moviéndose como si fuesen una bola de estrés. Siguió bajando la mano, igual que sus labios, por mi quijada, mi clavícula, llegando a mí pezones, que los metió a su boca.

Apreté mi cabeza sobre el colchón por lo inquieta que me hacía sentir. Succionaba con ganas mi pezón y pasaba al otro, mientras que aquella mano traviesa deambula encima de mis bragas que yacían mojadas.

Mi mano fue a parar a su espalda, que tomé con fuerza, evitando gemir, pero fue imposible cuándo jadee con fuerza, abriendo los ojos a la vez, viendo como no dejaba de jalar mis pezones, mientras los chupaba con fuerza, y su mano empezó a masturbarme por encima de mis bragas.

Dejó de tocar un momento mi cuerpo, dejándome completamente loca. Se levantó, y parecía ir hacia la mesita de noche. Por mi parte, aproveché un segundo para quitar mis pendientes, dejándolos a un lado, pero supongo que se cayeron justo cuándo él estaba de vuelta. No podía ser verdad que estaba sucediendo esto.

Frente a mí, miré como se quitó los pantalones, quedando en ropa interior, igual que mi, o eso creí. Quedó de rodillas sobre la cama, y fue hasta el elástico de mis bragas, deslizándolas por mis piernas, hasta tirarlas. Puso sus manos encima de mis rodillas, mientras miraba tan lujurioso.

—En verdad que eres tan caliente como supuse.

Tragué saliva, siendo consciente de que estaba viendo mi cuerpo desnudo y que estaba empezando a separar mis piernas, para quedar entre ellas. Quito su última prenda y solo pude maldecir por no ver bien como era su miembro, ya que no dejaba de besarme.

Y así como mi cuerpo lo quería, volvió a mis pechos. Abrí los ojos, relamiendo mis labios. Miré como una de sus manos se dedicaban a ¿masturbarse? Quise preguntar, digo, yo podría ayudarlo, no voy a negar que quería hacerlo, era como si ahora esta habitación estuviese llena de desenfreno que cegaba mi buen juicio.

Se detuvo un momento, solo para fijarme como colocaba un condón en su pene, que ahora lo tenía a la vista. Suspiré, sin aire, sabiendo que eso iría dentro de mí, joder, estaba realmente necesitada.

Recostándose, su mirada buscó la mía y tomó mi mano.

—Lo voy a meter, ¿estás segura de que quieres esto?

Mis pies empezaron a hacer fuerza sobre la cama al sentir el roce de su miembro en mi vagina.

—Lo quiero, ahora.

Expulsé con la poca fuerza que podía sentir. Con suavidad, aun haciéndome abrir la boca un poco de pasmo, me penetró. Cerré los ojos, cayendo en la severa locura. Apreté con fuerza su mano que me sostenía, porque empezó a embestir poco a poco.

Su gruñido me hizo abrir los ojos, era tan grave que me excitaba sobremanera. Soltó mi mano, deteniéndose, saliendo dentro de mí. Tomó mis muslos, abriéndome más. Me avergoncé, porque podía ver todo lo que tenía y su único gesto fue relamerse los labios, iba a desmayarme por el calor.

Vi como tomó su pene, e intentó introducirlo nuevamente, pero esta vez era diferente, por qué me di cuenta de que solo metía la mitad, y aun así empezó a penetrarme. Dejó el agarre en mis muslos, empujando su pelvis contra mí. Lo escuché gemir, provocando que el libido existente incrementara.

—Joder, me estás apretando tanto.

Y de pronto, me ahogué en cuánto las embestidas eran más rápidas, haciendo que mis senos se movieran más. Su pene entró por completo, doblegando todo en mí. Miré el techo, soltando un sollozo fuerte, pero me callé en cuánto sus labios cayeron sobre los míos para callarme. A penas mantuvimos el beso, ya que no dejaba de hacerlo rápido.

Tomé su cuello para abrazarlo, y al tener su oreja cerca, quise besarla, y eso hice, pero por accidente no dejaba de gimotear en cada embestida que daba. Gracias a que estaba sujeta a él, me levantó, quedando de pie en el suelo, mientras que no dejaba de penetrarme, moviendo con fuerza mis glúteos.

Esto era demasiado erótico que me hizo querer ayudarle dando una especie de saltos en el aire, tomando fuerza en su propio cuerpo, pero no sirvió de mucho, por qué Namjoon tenía demasiada fuerza en sus brazos que no se le complicó mucho penetrarme así. Además, mis piernas estaban tan débiles. Me rendí, así que dejé caer mis brazos sobre sus hombros sin fuerza, mientras que mis piernas permanecían sobre sus brazos.

Busqué como loca su rostro y a penas logré ver como tenía sus cejas fruncidas y su nariz arrugada, mientras podía sentir como gruñía. Aproveché estar cerca de su cuello, para llenarlo de besos, pasando por su quijada y ya qué estaba tan caliente, saqué mi lengua y lamí todo lo que quise.

—Nam

Musité entre pequeños sollozos, ya que lo estaba haciendo demasiado rápido y sentía que estaba a punto de tocar mi punto máximo de excitación. En esta posición estaba llegando tan profundo que me hacía sentir extremadamente llena, y más cuándo gimotee lo más suave que pude, pero era imposible, puesto que sus embestidas de ultimátum me hicieron llegar a mi orgasmo y jadear cerca de su oreja.

Mis mejillas se sentían calientes, más por qué sentí como si me hubiese hecho pis, y me avergoncé. Sacó su pene y pude sentirme totalmente vacía. Bajó mi cuerpo, sentándome en la orilla de la cama, dejándome enfrente de su miembro aún erecto, con el condón y con rastros de mis fluidos. Tragué saliva, tratando de respirar correctamente por el cansancio, pero pronto miré como se deshizo del condón, que cayó al suelo.

Su mano estaba a punto de tocarlo, pero lo detuve. Yo, en verdad, quería meterlo en mi boca. Mordí mi labio, jugando con mis pies, viendo como este seguía cansado.

Alcé mi mano, y con la ayuda de mi dedo toqué su glande, y rápidamente miré sus ojos, que me miraban lujurioso.

—¿Está bien para ti si lo hago solo con mi boca?

Cuestioné. Por lo que sé, es mejor utilizar alguna crema o lubricante para tocar el pene, por qué sería un poco complicado hacerlo con mi mano seca.

—Lo que hagas, estará más que bien.

Musitó, con la voz más grave que había escuchado, era como si de tanto gruñir le hubiese quedado así. Relamí mis labios. Se acercó a mí y puse mis manos en su cadera para sostenerme. Antes de hacer gran cosa, le di un beso en la punta y abrí la boca para meterlo. Se deslizó por mi lengua, hasta llegar a tocar mi garganta y me detuve ahí, sacándolo, comprendí hasta donde llegaba y empecé lamiendo la punta de su pene, mientras sostenía su base, ya que ahora tenía rastros de fluidos suyos y de mi saliva. Estaba realmente duro.

Alcé mi vista, para ver su rostro y me encontré con su mirada puesta en mí. El suceso hizo que mi corazón fuese a mil y que volviese a sentirme excitada ahí abajo. Su cejas estaban fruncidas y respiraba con dificultad. Lamí suavemente de arriba a abajo, como si fuese mi mano que lo hiciera.

Quería hacerlo un poco más rápido, pero me daba un poco de temor que se cruzaran mis dientes, pero su gesto de tomar mi cabeza, me animó a llevarlo más profundo y hacerlo más rápido. Hice presencia de mis manos, para ayudarme a masturbar, además de ponerme de rodillas.

Nunca acabas de conocer a una persona, por qué yo creí que alguien como Namjoon jamás maldeciría, y no para de hacerlo desde que me penetró. Tomé con fuerza su cadera, pasando a su glúteo, para darme empuje a su penetración, mientras que por el momento, tuve que bajar mi mano a mi vagina, para tocarme. Combiné los movimientos, dándonos placer a ambos.

—Espera, espera

Apenas escuché, pero seguí haciéndolo rápido, hasta que escuché su respiración acelerada y un pequeño temblor en sus piernas. Comprendí que se había venido, justo al mismo tiempo que yo con mi dedos. Abrí la boca, dejando salir su pene, junto con su eyaculación, que por accidente cayó al suelo, ensuciando un poco mis labios y mis muslos. Era un líquido pegaso y salado, que pude ver como estaba en su miembro ya no erecto.

Me quedé cabizbaja, sin creer absolutamente nada de lo que acababa de ocurrir. Parecía una completa pervertida. No sé qué me pasaba, o tal vez sí, que llevaba 5 años sin tener sexo, y por lo visto parecía necesitada.

Levantó mi cuerpo, haciendo que me mantuviera de pie y le mirara.

—Eres tan cautivadora —Pasó su dedo limpiando mi boca y solo pude mirar como sonreía— Y extrañamente adorable.

Así como antes, me cargó. Enredé mi pies en su cintura y abracé su cuello, sintiendo como sostenía sin problema mis glúteos. Realmente era tan acogedor la manera en que el calor de su cuerpo podía apartar el fresco viento que entraba por la ventana que dejamos abierta.

Me di cuenta de que estábamos en el baño, después de que encendió la luz. Me dejó sobre la tapadera del inodoro y lo vi caminar desnudo de un lado a otro, hasta que regresó y me hizo una señal de que lo acompañara a la ducha. Eso hice, y ambos entramos.

Quedé detrás de él, quien abrió la llave y dejó que el chorro cayera sobre su cabeza y me atrajo para que también cayera sobre mí. No tenía planeado lavar mi cabello, me lo lavé esa misma tarde, pero me estaba dejando llevar. Se sentía tan bien, tan fresco, el agua era tibia y reconfortaba, hasta que Namjoon cerró la llave. Quitó el rastro de cabellos de mi rostro, y fue a besarme.

No nos conocíamos desde hace mucho, pero aquí estábamos, en su ducha, bañándonos después de tener sexo. El cuerpo de Namjoon era un delito que estaría dispuesta a cometer, era en serio, su cuerpo sería tan perfecto para ser moldeado y mostrado a los que no pueden presenciarlo detalladamente.






De repente estaba sintiendo demasiado fresco de lo normal, por ello tuve la necesidad de abrir los ojos, encontrándome con la imagen de una habitación completamente iluminada y la ventana abierta. Miré el techo color crema, comprendiendo que no estaba en mi casa, ni lo que había pasado anoche había sido un sueño.

No podía ser un sueño tener a un Namjoon profundamente dormido al otro lado de la cama, quien sostenía su cabeza en su brazo y tenía una fina sabana cubriendo de cintura para abajo. Llevé mi mano a mi rostro, avergonzada, recordando lo de anoche, como nos duchamos juntos haciendo un par de bromas, como si no hubiésemos tenido sexo.

Me senté sobre la cama, viendo toda la habitación que no pude ver anoche. Era tan bonita, cálida, colores apagados, una gran estantería con libros ordenados de una manera extraña, y a un lado una puerta, supongo que será un armario. Habían un par de mesas y arriba de una de estas, había un televisor.

Escuché a mi barriga rugir literal, además, no estaba segura de como reaccionar cuándo él se levante, así que. Toqué el suelo frío, tratando de buscar mis bragas por toda la habitación, y luego recordé que sería antihigiénico que me las pusiera cuándo tenían mis fluidos. Según la hora de mi móvil, era casi las 10 de la mañana, así que supongo que todos están despiertos y no podría salir solo con la camisa gigante de Namjoon que llevaba puesta.

Fui hasta la puerta y la abrí con cuidado, no parecía haber nadie, así que me escabullí sigilosamente hasta llegar a la cocina. Estábamos los dos solos. Lamentaba mucho tener que ser abusiva, pero tenía ansiedad y tenía que comer. Abrí la nevera y encontré un taper de arroz con carne, y no dude en tomarlo entre mis manos y llevarlo hasta el desayunador.

Después de varios segundos, encontré una cuchara y empecé a comer.

No podía creer el hecho de donde estaba, comiendo la comida de alguien. Me sentía abrumada. Anoche, después de bañarnos, me dio un cepillo que tenía nuevo y nos lavamos los dientes, nos fuimos a la cama luego, él en ropa interior y yo con una camisa que me dio.

Lo peor de todo sería si alguien me mirara, espero que no, en serio. No estaría mal si después de comer, me vistiera y me fuera, sin que Namjoon se diese cuenta. No me importaba mucho ser de esas personas que se van después del sexo, pero eso sería mejor, supongo.

Maldición. 

.

Hola!

Sin palabras 🥴

Foto que le tomó Namjoon a Yuna en su balcón y fue su favorita 👇

Dios les bendiga. Besitos,
Muak <3

Herbst

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