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Simpatía Mejorable

Pov normal:

Días mas tarde. En el viaje disforme.

La Tormenta de Fuego viajaba a una velocidad superior a la luz mientras el astropata guiaba la nave entre los mares disformes. Mientras tanto, Maki yacía en una mesa de uno de los comedores de la nave comiendo una sopa procesada, con bastante pesar.

Con una cuchara, comía poco... recordando una y otra vez esas súplicas... esas voces... y esos gritos...

—¡AHHHHHH!—

—¡LOS XENOS ELIMINARON AL ESCUADRÓN... AHHHHH!—

—¡AYUDA! ¡EMPERADOR SÁLVAME!—

—¡POR FAVOR NO, AHHHHHHHH! ¡POR FAVOR BASTAAAAA!—

—¡REFUERZOS! ¡NECESITO REFUERZOS!—

—¡MALNACIDOS XENOS POR TODAS... (Se corta)!—

—¿Papa? ¿Hermanos? ¿Lock? Despiértense... levántense... su deber no ha... (Voz quebrada)—

—No me dejen solo... emperador... no me abandones... (llorando)—

Pero no solo eso, también recordaba tanto las palabras del príncipe Luthanor y de Druhai, mientras recogía algo de la sopa con la cuchara.

—Tú... eres de mi propiedad. Todo lo que haces y tienes es gracias a mi. Tu alma y cuerpo me pertenecen. Tú... vas a lograr lo que te estoy pidiendo... ¡TÚ, VAS A SER MI PUTA, MI PERRA, MI CONSORTE; TE GUSTE O NO!—

—Solo quería decirte algo, "comandante Maki", no olvidaré esto... algún día iré por ti... y serás mi puta esclava...—

Maki se masajeó los ojos con los dedos pulgares, dejando caer la cuchara junto con algo de su contenido, ensuciando el suelo. Maki suspiró con molestia al escuchar el sonido de la cuchara. Iba a levantarse para limpiarlo, pero vio una mano limpiando el suelo con una servilleta.

—Comandante Maki, entiendo que las provisiones de la nave no son lo mejor, pero no debería desperdiciar ni una gota, sobretodo considerando lo muy escasas que son las provisiones ahora.— Comentó Zaccai limpiando el suelo.

Maki lo observó en silencio. Recargó su cabeza en un puño con el codo recargado en la mesa metálica. Cerró los ojos y suspiró nuevamente.

—Gracias Zaccai.— Dijo Maki con cansancio y estrés.

Esperó a que el comisario tirara la servilleta sucia en la basura. Al hacerlo, Maki comenzó a hablar.

—Zaccai... quiero preguntarte algo...— Dijo Maki lentamente, con los ánimos muy por debajo al seguir recordando esas memorias una y otra vez, sin cambiar su postura física.

Zaccai se quedó mirando al frente de la basura, luego giró hacia ella lentamente.

—Claro, ¿tiene alguna orden que desea ser cumplido?— Respondió y preguntó el comisario con una leve sonrisa.

Es cierto que hablaron bastante antes de ese combate naval, pero no platicaban nada serio, y Maki solo hablaba con él porque le caía bien y para pasar el rato, no dándole casi nada de importancia. Pero en realidad no se tienen mucha confianza como uno podría pensar.

—¿Alguna vez, como comisario, se sintió responsable de las vidas que dirige? De ser así... ¿sintió remordimiento por una acción que los llevó a su muerte?— Preguntó Maki, con bastante desánimo, pero también con una discreta leve esperanza de recibir empatía.

Maki miró su alma. Observó cómo el alma de Zaccai comenzaba a expresar tristeza, remordimiento... y miedo.

—Yo... si.— Dijo Zaccai, con el miedo creciendo al no recibir una respuesta inmediata.

Maki se quedó pensando. Luego preguntó.

—¿Cómo te sentiste? No es necesario que me cuentes tu historia, pero si quieres... escucharé, y no juzgaré. — Dijo Maki, con cansancio en su voz.

Zaccai lo pensó, se cruzó los brazos por la espalda mirando al suelo.

—Mal... culpable... basura... y un inútil.— Dijo con mayor pesar lo último. —Todo el tiempo escucho y sueño sus súplicas y reclamaciones. Todo porque... bueno... yo...— Intentaba formular palabras lo último, pero su alma reflejaba un miedo creciente.

Maki esperó, pero tras un largo tiempo, el comisario finalmente finalizó.

—Huí...— Terminó de decir. —Fui tan cobarde... tan asustado... tan... inútil, que no pude dar mi vida privilegiada al emperador por las vidas de esos hombres y mujeres.— Zaccai no terminó de hablar y siguió hablando con auto desprecio. —Yo creía estúpidamente que ser "buen chico", seguir las leyes del emperador y hacerle caso a mi madre me iba volver un orgullo para el emperador, pero eso es tan solo una prueba de mi debilidad y estupidez.— Apretó sus bíceps con ira, y mucho pesar.

—Sé que sentir culpa y miedo son debilidad sobretodo para un comisario... sé que mi deber es quitar vidas aliadas para asegurar una victoria... pero... yo... no soy fuerte.—Dijo lo último con tristeza.

Maki lo miró fijamente, notó cómo el alma del comisario incrementaba en miedo, ira y tristeza. Zaccai la observó fijamente y suspiró, con voz temblorosa y el miedo dominando su alma... luchando contra la culpa que lo maldecía.

—S-si q-quieres empuñar l-la justicia d-del emperador en mi por el b-bien de esos hombres... ha-azlo... n-no me resistiré...— Dijo temblando de miedo el comisario, con su respiración obviando ese sentimiento.

Maki lo miró fijamente... pero su mirada... se relajó... para gran sorpresa de Zaccai.

—¿Por qué viniste aquí? ¿Me intentabas hacer compañía porque sabías exactamente por lo que estoy pasando? ¿Porque sabías de primera mano lo que es sentir estos sentimientos tan crueles?— Preguntaba Maki, con una voz menos pesada.

Zaccai no entendía la intención en esas palabras, pero asintió lentamente. Esto causó que Maki se levantara, provocando que el sentimiento de miedo del comisario aumentara drásticamente. El mencionado a pesar de este terror cerró los ojos y esperó su muerte... pero recibió una mano en el hombro derecho, causando que abriera los ojos y mirara a Maki sorprendido.

—Es cierto que la huida suele ser por cobardía, pero sentir culpa y miedo no son debilidad. La valentía viene de personas luchando contra el miedo, no de seres insensibles. Eso me lo enseñaron hace mucho tiempo.— Dijo con leve melancolía Maki al recordar su vida pasada.

—Prométeme esto: A cambio de no revelar tus actos cobardes y de tus sentimientos, quiero que hablemos en privado. No tengas miedo en decirme lo que sientes, yo también quiero tener a alguien con quien empatizar y hablar con libertad, yo también soy alguien muy "débil".— Dijo Maki con una leve sonrisa en lo último.

Zaccai abrió los ojos aún más, no comprendiendo del todo el cómo Maki no desataba la justicia del emperador sobre él. Sin embargo, la bocina comenzó a sonar.

—Comandante, estamos llegando a nuestro destino.— Anunciaron por las bocinas con una voz cansada.

Maki respiró hondo y suspiró, luego miró a Zaccai.

—¿Podrías acompañarme a la cabina del mando?— Preguntó Maki.

Zaccai parpadeó, luego, con una sonrisa, asintió. Ambos comenzaron a caminar hacia la cabina del mando. Los pasillos llenos de metal daban una ambientación incómoda, sobretodo por las aburridas luces. Maki luego habló.

—Comisario Zaccai, dado a que me has dicho un secreto tuyo... ¿te cuento el mío? Solo prométeme que no se lo dirás a nadie.— Pidió Maki a susurros.

—No hay problema, puedes contar conmigo.— Respondió Zaccai a susurros.

Maki sonrió agradecida, luego comenzó a contarle.

—Verás... hace unos meses, yo era la criada de un noble muy poderoso.— Dijo Maki con una discreta auto compasión.

—¿En serio?— Susurró algo emocionado el comisario, pero al notar la mirada cabizbaja de la chica, perdió su sonrisa. —¿Es realmente tan malo?— Preguntó.

—Bueno... cuando era criada lo tenía casi todo... casi, así que no era tan malo.— Dijo Maki, recordando esa noche cuando mencionó la palabra "casi". —Sino lo que vino después...— Dijo muy decaída la chica. —Verás, la razón por la que soy comandante es porque el príncipe me encomendó ganar suficiente renombre para engrandecer el suyo. Si fallo, muero. Si lo logro... me convierto en su perra y trofeo.— Dijo Maki con desánimo.

Zaccai volteó a mirarla sin detener su paso, bastante sorprendido.

—Básicamente, ninguna de mis opciones me gusta y estoy forzada a sobrevivir, le tengo miedo a la muerte y a perder mi libertad. Pero ahora... además de todo eso, voy a ser perseguida por un maldito eldar como una presa y por la culpa de perder parte de mi tripulación por mis acciones.— Dijo lo último con bastante angustia y estrés.

El comisario miró hacia delante, suspiró profundamente.

—No sé que decir, lo siento.— Se disculpó el comisario, sintiendo cierta empatía por ella, aunque no entiende algunas partes de lo que contó del todo.

—Está bien. Al menos puedo hablar con una persona normal.— Comentó Maki con una ligera sonrisa aliviada, causando que el comisario la mirara como si le creciera una segunda cabeza.

—¿Crees que una persona cobarde y sensible es alguien normal?— Preguntó Zaccai con mucha incredulidad.

Maki río levemente. Olvidó por la conversación que tenía con Zaccai que está en el universo de warhammer 40,000, y encima, entre las fuerzas militares del imperium.

—Entre nosotros, eso es ser normal y cuerdo.— Respondió Maki haciéndole un guiño, causando que el comisario intentara devolver el guiño, no lográndolo y en vez de eso, cerrara ambos ojos, causando que Maki riera un poco más fuerte, para la gran vergüenza de Zaccai.

Después de varios minutos de plática, Maki, aunque no olvidó la culpa y sus otros problemas, se sintió mucho más contenta y animada. Ambos llegaron a la sala de mando mientras discutían algo.

—¿Tienes 14 años? ¿En serio? Yo creí que eres una persona enana. Me niego a creer que tienes esa edad siendo comandante.— Comentó Zaccai.

—La vida tiene muchas sorpresas, como un comisario siendo una persona normal.— Dijo Maki mirándolo con burla amistosa.

Zaccai se quedó en silencio negando con la cabeza con una sonrisa. Entraron a la sala de mando, notando a Boris, a Brenda, los "controladores" de la nave y, para su sorpresa (excepto Maki), al sargento Lodius.

—Comandante... escuché que me llamaba. ¿Hay algunas órdenes que debo cumplir?— Preguntó el sargento no sin antes hacer el saludo militar.

Maki miró rápidamente de forma imperceptible para el ojo incluso eldar el trasero de Lodius con una imaginación un tanto perversa, sin embargo, notó que Brenda no apartaba su mirada del trasero de Lodius al igual que Zaccai, por diferentes razones.

—Si, me informaron que gracias a ti, muchas vidas se salvaron y lograste repeler a los eldar. Felicidades, ahora eres teniente. Confiaré en tus habilidades para poder dirigir a la tripulación.— Dijo Maki, ya lo suficientemente animada para usar su lenguaje corporal y dar una sonrisa formal.

Todos miraron hipnotizados su lenguaje corporal, no lo entendían, pero resultaba demasiado hipnotizante para ignorarlos, incluso Lodius no pudo ignorarlo. Lodius luego sacudió su mirada, procesando lo que dijo.

—Oh... muchas gracias comandante.— Dijo el sargento, bastante contento, teniendo muchas ideas y planes.

—Bueno, teniente Lodius, mi primera orden para ti como teniente de la guardia imperial es que entrenes a la tripulación, tanto en mente como en cuerpo. Solo asegúrate de no consumir demasiados recursos.— Ordenó Maki.

Lodius parpadeó, su alma brillaba de felicidad y de ligero agradecimiento.

—No la decepcionaré.— Prometió Lodius.

La Tormenta de Fuego salió del viaje disforme, seguida de la nave del capitán Ratius.

—Bueno, voy a bajar. Boris, Brenda, acompáñenme. Teniente Lodius y Zaccai, les confío que mi nave quede bien supervisada al igual que la tripulación.— Dio otro par de órdenes Maki.

Después de unas horas, la nave de Maki se había estacionado en el puerto y comenzó a recibir reparaciones y suministros. Mientras tanto, Maki y su dúo de acompañantes estaban en el mundo imperial.

El mundo imperial es uno estándar, es decir, no tiene nada que lo destaque, más allá de tener masivas ciudades y gente, aunque no al nivel de un mundo colmena. Los 3 ya estaban reclutando algunos guardias imperiales para su nave, hasta que el astropata comenzó a hablar.

—Comandante, siento algunos psíquicos cerca. ¿Cuales son sus órdenes?— Preguntó Boris muy serio a susurros.

Maki lo miró con sorpresa y seriedad, pero también sentía algo de pesar.

Los psíquicos... los psíquicos humanos son constantemente perseguidos por el imperium, la mayoría son sacrificados para mantener con vida al cadáver del emperador, otros para volverse partes esenciales de unas máquinas (como munición, entre otras cosas), y muy pocos para ser entrenados en una escuela especial para convertirlos en psíquicos imperiales, como los astropatas e inquisidores.

—Captúralos y llévalos a la nave, si son demasiado poderosos y más fuertes que tú, déjalos en paz. Pero los quiero vivos. Puedes dejarlos inconscientes. Solo trata de no ser muy violento con ellos de ser posible.— Ordenó Maki. —No me importa, yo les daré cobijo, además, mi nave necesita tripulantes poderosos. Aunque esto vaya en contra de la norma imperial, dudo mucho que encuentren sospechoso que una nave tenga entre 10 y 50 psíquicos.— Pensó Maki con determinación.

Después de unas horas, Boris dejó inconscientes a varios psíquicos que encontró en su camino y los teletransportó en la nave vigilándolos personalmente. No subestimen el poder de un astropata, los astropatas no son psíquicos cualquiera y no por nada son muy raros y valiosos en el imperium.

Maki y Brenda fueron con los psíquicos después de ser teletransportadas por el astropata con ellos, siendo acompañadas por este mismo.

—Comandante, si me permite preguntar... ¿qué planea hacer con todos estos psíquicos? ¿No es muy peligroso?— Preguntó Brenda.

Maki agarró su mandíbula inferior con 2 dedos, luego respondió.

—Pienso reclutarlos. Tranquila, tengo una manera de convencerlos, y no será mentira.— Respondió Maki con seriedad.

Minutos después.

Los psíquicos comenzaron a despertarse. Observaron a su alrededor, bastante confundidos, asustados, hostiles y cautelosos. Pero luego solo vieron a una adolescente... acompañada del monstruoso astropata y de una psíquica imperial, con el alma muy afinada.

—¡Sácanos de aquí!— Gritó asustada una psíquica cautiva, intentando atacar la mente de Maki... pero quedó en shock al ver que no le hacia ningún efecto, pero luego cesó cualquier hostilidad por completo al reconocer al astropata...

—¿Podrían calmarse por favor? Estar enojados no les ayudará en nada. No con mis amigos aquí a lado al menos.— Dijo Maki con total seriedad, usando su lenguaje corporal.

El lenguaje corporal de Maki, a diferencia de antes que solo hipnotizaba y enamoraba a los testigos, aumentó enormemente el efecto de intimidación, logrando que los psíquicos quedaran asustados y se calmaran.

Así como cierto lenguaje, tono y orden verbal puede causar los efectos buscados en la psicología humana, el lenguaje corporal sobrehumano de Maki logra esto de una manera mucho más efectiva. Y dado a que fue entrenada en su lenguaje corporal por un mayordomo de alto estatus en la nobleza, esa efectividad se afiló enormemente. Maki supo usarlo y hasta manipularlo muy bien.

—Para poder entendernos mejor, quisiera escuchar lo que piensan que sucederá con ustedes. Siéntense libres de expresarse, pero será en orden, empezando con él hasta el último de su izquierda.— Habló más "calmada" Maki, quitando toda intención en su lenguaje corporal.

Los psíquicos se calmaron. El primer psíquico comenzó a hablar.

—¿Seremos... asesinados?— Preguntó uno, luego la psíquica de su lado habló.

—¿Seremos esclavos?—

Las respuestas varían en palabras, pero normalmente llegan a esa conclusión, excepto uno que creía que serían torturados.

—Les diré la verdad. Ese destino les espera a la mayoría de los psíquicos, pero extremadamente pocos no.— Dijo Maki mirando a Boris y a Brenda.

Todos los psíquicos comenzaron a acudir al pánico.

—Pero...— Añadía Maki. —Yo no quiero eso. Yo les tengo una oferta en cambio. Pero para que entiendan un poco más el peso de la oferta, les pediré que se guarden las preguntas hasta que termine.— Dijo Maki, logrando que los psíquicos se quedaran callados y esperaran su explicación.

—Los psíquicos, en su mayoría, son cazados para ser sacrificados, o volverse partes de ciertos armamentos, incluyendo munición. Otros son esclavizados, otros torturados y otros asesinados por la crueldad de muchos. Muy pocos tienen la suerte de volverse psíquicos imperiales, como los que ven aquí.— Explicaba Maki.

Todos comenzaron a tensarse mucho más al escuchar eso, pero Maki siguió explicando.

—Mi oferta es la siguiente: Únanse a mi tripulación. Si nosotros caemos, ustedes caerán también, pero ya no serán perseguidos por ser psíquicos, quedarán bajo mi protección y cobijo. Solo pido sus servicios como tripulantes psíquicos. ¿Alguna duda?— Preguntó Maki.

Un joven psíquico la miró fijamente, Maki le permitió preguntar con un ligero asentimiento.

—¿Qué nos asegura que no buscas sacar el máximo provecho de nosotros antes de entregarnos?— Preguntó el joven.

Maki lo miró fijamente, tensándolo.

—Aparte de que con estos chicos aquí para obligarlos de ser necesario, evitando que sea necesario que confíen en mi, no tengo argumentos. Preferiría que lo hicieran voluntariamente. Los trabajadores trabajan mejor estando felices. Si se niegan a unirse a mi, los dejaremos ir, pero conste, que les advertí de lo que les pasa a los psíquicos, y no será a causa mía. Hay muchos cazando a los de su tipo.— Respondió Maki con calma.

Los psíquicos la revisaron, pero luego notaron la sincera sorpresa de Brenda y Boris al escuchar la voluntad de Maki de dejarlos ir. Los 12 psíquicos al final, aceptaron unirse a su tripulación al notar las enormes ventajas.

Maki sonrió satisfecha con esto al ver en sus almas que expresaban emociones sinceros de aceptación, dejando sorprendidos a su dúo de psíquicos.

—Boris, Brenda, quiero que entrenen a estos nuevos tripulantes. Durante los viajes disformes no se esfuercen mucho, pero quiero la máxima eficiencia posible, ¿quedó claro?— Preguntó Maki con una sonrisa.

—¡Si, comandante!— Asintieron ambos, sorprendiendo a Maki al esta notar en sus almas que expresaban cierta admiración hacia ella.

Algunas semanas después.

La Tormenta de Fuego fue completamente reparada y recargada en combustible y suministros. Maki añadió 2,000 guardias imperiales en su tripulación además de 13 psíquicos adicionales aparte de los 12 ya reclutados.

Maki yacía al lado de Brenda, Lodius, Zaccai y Boris en el mando de la nave. Estaba satisfecha con lo que consiguió hoy, sobretodo con los progresos que hacían sus psíquicos más cercanos con sus nuevos psíquicos y los progresos de Lodius en el entrenamiento de los guardias imperiales y ogretes, siendo la excepción los soldados de Catachan al ser demasiado hábiles para las habilidades de Lodius.

—Comandante, el capitán desea comunicarse.— Informó una mujer.

—Ábralo.— Ordenó Maki.

—Comandante Maki, nos llegó un mensaje de emergencia de parte de un sistema solar cercano. Solicito su asistencia para purgar a los xenos.— Informó el capitán Ratius.

—Entendido.— Dijo Maki para luego empezar a dar órdenes al notar que el capitán cortó la llamada después de darle las coordenadas. —Avancen a las coordenadas recibidas. Prepárense para un salto disforme.— Ordenó Maki.

Maki después de escuchar a Druhai:

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