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Primer Contacto: Corrupción

La música de arriba es para una situación en concreto. Les avisaré si lo quieren poner. Esta música es solo para los cultos. 🗿

Pov: Normal.

Días más tarde.

Maki inmediatamente despertó de su cama. Su corto cabello yacía despeinado y un poco más largo que hace días. Con ojos perezosos, pero al mismo tiempo perturbados, suspiró largamente, con los ojos cerrando lentamente. Su mirada indicaba un largo margen de pocos amigos.

Otra vez... todavía no lo supero.— Pensó Maki, recordando las pesadillas que soñó. Recuerda vívidamente esos gritos de desesperación... recuerda sus propias órdenes... y también los cuerpos...

Se masajeó los párpados lentamente hasta levantarse de su cama, todavía sin darse cuenta de que seguía abrazando su almohada. Vestía de una pijama de rayas verdes y blancas, siendo un pantalón con resorte y una camisa simple.

Sin embargo, se detuvo en seco. Olfateó el aire con su olfato inhumano, volteó a mirar su cama. Se acercó perezosamente y descalza a su cama, y observó un tinte rojo, contrario a la cama completamente negra.

—¿Todavía no acaba? Maldito. ¿De qué sirve ser una súper humana si no elimina el periodo?— Pensó con gran amargura, tocándose la parte baja, haciéndola torcer un ojo del dolor. —Extraño mi infancia...— Pensó una vez más Maki con dolor.

Maki fue a su baño personal. Hizo sus necesidades y luego se miró el espejo. —¿Debería dejarme crecer el pelo?— Se tocó los mechones, pero luego un pequeño gemido de dolor salió de su boca. —Mi espalda... mierda... decidido. Lo dejaré crecer por ahora y me lo ataré en una cola de caballo salvaje.— Se marchó no sin antes peinarse el pelo con un peine.

Mientras se peinaba, miró su reflejo. Solo veía el rostro de Maki... como siempre. Cerró los ojos lentamente, y se miró la mano... solo para quedar asustada al ver sangre escurriendo de su mano, miró su reflejo, mostrando a una Maki sonriendo con sadismo empapada de sangre, pero detrás del reflejo, había algo arrastrándose hacia ella, ensangrentando, dejando un camino de sangre arrastrado además de algunas tripas.

—¡Tú, nos mataste!— Gritó un cadáver masculina sin extremidades mirándola con odio, lleno de sangre.

Maki se estampó a espaldas en la pared de su retaguardia, pero... no había nada. No había sangre... ni tampoco estaba ese cadáver.  Suspiró amargamente, con una mirada menos enojada y más una... triste.

Antes de llegar al mundo donde reclutaron varios psíquicos, Maki había pasado por los corredores donde fueron abordados por los drukhari. Ahí había visto varios cuerpos cercenados, al igual que algunos guardias imperiales llorando sus pérdidas. Eso, sumado a las comunicaciones de súplica de los guardias imperiales, y su memoria fotográfica siendo incluso sobre eldar, la hicieron sentir extremadamente culpable.

Caminó hacia la sala de mando, ni siquiera animada para comer. Un guardia imperial pasó por delante de ella, este rápidamente tomó postura de saludo militar, Maki dio un movimiento de mano desanimado para responder su saludo.

—Oye...— Decía Maki al lado del guardia imperial. —¿Algunos de los muertos de la batalla contra xenos eran queridos tuyos?— Preguntó, desanimada.

El guardia imperial solo miró abajo en respuesta, con una mirada extremadamente triste, pero no expresando sus emociones.

No es la primera vez...— Adivinó Maki, con una mirada mucho más culpable. —Lo siento...— Se disculpó Maki recargada en una pared sentada.

—¿Por qué te importa mis pérdidas?— Preguntó el guardia imperial, con tristeza pero también con leve sorpresa.

—Era de mi tripulación, era mi responsabilidad, y tuviste que experimentar otra pérdida por mi culpa. Sé que no tiene caso sentir pena y que muchos consideran la culpa como debilidad, pero no puedo evitarlo. Me hace extrañar volver al mundo forja como una vil trabajadora.— Respondió Maki, con una voz ronca.

El guardia imperial solo suspiró, aunque por dentro, quedó bastante sorprendido de que su comandante no le gustara tanto el puesto que tiene y que su culpa fuera genuino.

El guardia imperial miró a los lados, no supo cómo responder ante esto. Maki luego se levantó, e inclinó levemente la cabeza en una señal de agradecimiento y se marchó.

Maki sentía intenso dolor físico sobretodo en la parte baja dr su espalda y en su pelvis, pero su culpa la hizo ignorar la mayoría del dolor. Entró a la sala del mando, con una mirada muy perdida. Esta vez Brenda estaba descansando y comiendo, mientras Boris guiaba la nave entre los mares disformes.

—Comandante, ¿todavía sigue en ese período?— Preguntó Brenda al notar su mirada.

Maki la miró con muy malos ojos, causando que Brenda se pusiera seria muy incómoda. Luego, Maki miró al astropata.

—¿Cuándo llegamos?— Preguntó con una voz muy ronca.

—10 minutos.— Respondió el astropata con dificultad, sorprendiendo en gran manera a Maki.

Maki observó al comisario dormido a un lado, Lodius estaba en una postura de guardia constante, observando de vez en cuando al comisario con una rara mezcla de desdén y simpatía.

Maki observó al comisario y suspiró. Se acercó a Zaccai y lo sacudió un poco. El comisario se despertó y miró a los lados un poco confundido y somnoliento, luego se levantó y tomó postura de soldado, bastante avergonzado.

La nave salió del viaje disforme, acompañada del crucero ligero del capitán Ratius. Maki esperó algunas órdenes del capitán, y no tardó mucho en que este mismo hablara.

—¡Comandante! ¡Oculta tu presencia! ¡Múltiples transportes herejes están atacando la flota de un inquisidor! ¡Les mostraremos el fuego purificador del emperador!— Gritó el capitán.

Maki se sintió presionada al escuchar la palabra "inquisidor", pero logró ocultarlo.

—¡Entendido! ¡Activen el modo sigilo y que toda la tripulación se prepare para un posible ataque!— Dio la orden Maki.

La Tormenta de Fuego y el crucero ligero, estando en el modo sigiloso, comenzaron a acercarse rápidamente al planeta más cercano.

Eventualmente, se encontraron con una batalla espacial bastante grande, tan grande que todos los que fueron testigos de aquella batalla quedaron con las bocas abiertas.

La flota del inquisidor, o lo que queda de aquella, consistía de un crucero acorazado y de 2 cruceros de batalla, mientras que la flota invasora consistía de varios cruceros ligeros y un crucero estándar. Pero... lo que dejó a Maki más incómoda... es que esas naves son del caos...

Mierda... mierda mierda mierda mierda...— No dejaba de insultar mentalmente la situación en la que se encontraba.

Todas las naves, tanto aliadas como enemigas, son mucho más poderosas que su nave. Se sentía como una hormiga que acaba de entrar en el hogar de varios osos hormigueros.

—¡COMANDANTE! ¡FUIMOS DETECTADOS POR UN RADAR ENEMIGO!— Gritó un hombre.

Maki abrió los ojos con sorpresa, pero antes de poder dar una orden...

—¡COMANDANTE, LA NAVE INSIGNIA ENEMIGA VA POR NOSOTROS!— Gritó una mujer.

Maki luego miró a su lado... y el miedo... la llenó en su ser...

MÚSICA INICIO AQUÍ.

El crucero estándar del caos, es decir, la nave insignia, estaba a su lado... superándola más de 3 veces el tamaño de su nave. Su color negro y enrojecido, reflejaba una intensa sed de sangre...

—¡APARTENSE! ¡A TODA VELOCIDAD! ¡CARGA RÁPIDA!— Ordenó rápidamente Maki extremadamente asustada.

La Tormenta de Fuego se marchó a una velocidad muy superior del alcance de las armas de la nave. Pero la nave del caos solo se acercaba.

—Comandante, comunicación entrante. No sabemos si es del enemigo o de los nuestros.— Informó un hombre.

—Demasiada sed... demasiada...— Murmuraba Brenda bastante perturbada.

—Ábranla...— Dijo Maki un poco dudosa.

—Ahhhh... Maki... tu sangre es muy codiciada por Khorne...— Dijo una voz enferma y sedienta. —Tanto tú como tu tripulación sangrarán y serán el sacrificio para Khorne. Una vez hecho... ¡ascenderé como un príncipe demonio!— Dijo con orgullo la voz para luego cortar la comunicación.

—...Mierda...— Pensó Maki cayendo sentada.

Al final, resultó que el ser que la trajo aquí no terminó de divertirse con ella. Los dioses del caos... saben de su existencia.

—¡Comandante! ¡Solicito fuego de apoyo! ¡Ayúdame a derribar esa nave!— Se comunicó el capitán Ratius.

Maki se levantó, observó la enorme nave no dejando de perseguirla, hasta que el capitán se acercó y comenzó a dispararle ronda tras ronda de ataques logrando derribar sus escudos.

—Mantengan la distancia, eviten su radar.— Ordenó Maki.

Toda la flota enemiga, a excepción de la nave insignia, estaban embotellados con la flota de la inquisición. Eso y tomando la ventaja de tener el menor tamaño, la mayor maniobrabilidad y la mayor velocidad, podrá lograr adentrarse y atacar a sus puntos débiles, sobretodo al tener las lanzas como arma.

—Llamen al capitán.— Ordenó Maki.

—¡Comandante! ¡¿Por qué no está asistiendo al combate?!— Preguntó muy molesto el capitán Ratius.

—Capitán, necesito que no solo lo distraiga, sino que también inutilice el radar enemigo. Voy a intentar destruir sus motores, pero necesito permanecer intacta.— Pidió Maki.

—Muy bien, enviaré 2 batallones, pero hazlo rápido, mi nave no puede sola contra esa abominación.— Pidió el capitán.

—Lo haré.— Cortan la comunicación. —Acérquense a toda velocidad fuera del alcance de sus armas hacia su retaguardia. Luego de recibir la confirmación del capitán, nos acercaremos lo más posible, eviten que sus lados nos apunten. Derribaremos sus motores.— Ordenó Maki.

El capitán envió a un grupo de naves de abordaje, seguido de cápsulas de abordaje contra la nave enemiga. Maki seguía manteniendo distancia para evitar ser marcada nuevamente por el radar enemigo y ser destruida en un abrir y cerrar de ojos.

—Comandante, el radar enemigo fue destruido. ¡Enorgullece al emperador!— Informó el capitán, con sus escudos cayendo muy rápidamente.

—Acérquense a toda velocidad fuera del alcance de sus armas hacia su retaguardia. Nos acercaremos lo más posible a toda velocidad a su retaguardia, eviten que sus lados nos apunten. Derribaremos sus motores.— Ordenó Maki.

La Tormenta de Fuego hizo lo que Maki ordenó. Mantuvo la distancia, pero luego se acercó rápidamente hacia la retaguardia, y comenzó a bombardear los motores con las lanzas.

En la cabina de fuego.

—Motores vistos, ¡disparen!— Ordenó un sargento imperial, causando que los artilleros disparen la lanza, dañando los motores, pero recargaban rápidamente.

En la sala de mando.

—Uno de los motores de la nave fue destruido, ¡pero la nave está girando rápidamente a nuestra posición!— Avisó un hombre.

—Eviten sus lados, avancen rápidamente a toda velocidad hasta que deje de usar el combustible para girar rápidamente. ¡No cambiaremos nuestra posición hasta que esos motores sean destruidos!— Ordenó Maki.

—¡Comandante! ¡¿Cuánto más?! ¡Hemos logrado destruir su capacidad de salto disforme, su generador de escudos y micro salto! ¡Pero mi nave está siendo abordada, perdimos el generador de escudos y mis batallones enviados están muertos!— Preguntó el capitán, más desesperado.

—¡Estamos destruyendo sus motores lo más rápido posible!— Informó Maki, sintiéndose más presionada.

La Tormenta de Fuego no dejaba de dispararle a los motores con una furia ardiente sin igual. El giro de la nave enemiga se hacía más lento conforme perdía motores, hasta que no pudo moverse en lo más mínimo.

—¡Motores completamente destruidos! ¡No podrán repararlos en el campo de batalla!— Informó una mujer.

—¡Retiren la nave a toda velocidad hasta estar lejos de su detección principal! ¡Entren modo sigiloso una vez que estemos fuera de su alcance!— Ordenó Maki.

La Tormenta de Fuego se retiró, al estar fuera de rango, entró en modo sigiloso.

—¡Golpearemos y huiremos de forma sucesiva! ¡Tan pronto que entremos en alcance, disparen y luego nos retiramos para luego repetirlo!— Ordenó Maki.

La Tormenta de fuego se retiró, giró y se acercó para disparar una lanza de energía, y luego huir para repetir el proceso, apuntando principalmente los lanzadores de cápsulas de abordaje, todavía en estado sigiloso.

—¡COMANDANTE, ASEGÚRATE DE DESTRUIR A TODOS ESTOS HEREJES EN EL NOMBRE DEL...!— El capitán gritaba, pero se cortó.

Maki luego alcanzó a ver una explosión roja a la distancia... los restos del crucero ligero del capitán volando a la deriva.

—Comandante... el crucero ligero del capitán fue destruido...— Informó uno de los hombres.

Maki abrió los ojos, sorprendida... una sensación de leve tristeza y culpa la azotaron, pero esto solo se incrementó al recordar la muerte de esos más de 700 hombres y mujeres, y también el dolor de ese guardia imperial.

—Comandante... viene otra comunicación, es posible que sea el inquisidor.— Informó una de las mujeres.

—Si, es del inquisidor.— Aclaró el astropata, prediciendo lo que iba a preguntar Maki cuando esta volteó a verlo.

—Ábranlo...— Dijo Maki mirando de vuelta a su anterior posición, un poco asustada pero todavía desanimada.

—Soy el inquisidor Jolandyr Vex, solicito su identificación.— Ordenó una voz alta y autoritaria.

—Comandante Maki, solo Maki. Era la asistencia del capitán Ratius Ken. El capitán luchó muriendo hasta el final.— Informó Maki, bastante ronca.

Puede que no haya conocido muy bien al capitán, pero fue gracias a él por la cual pudo sobrevivir en más de una ocasión, y ganar. Le tenía agradecimiento... y lo pagó enviándolo a la muerte.

—Entendido, mi flota se encargará de estos herejes, mientras tanto, solicito tu presencia y la de tu tripulación en mi nave una vez que estos herejes sean tratados. ¿Quedó claro?— Preguntó el inquisidor.

—Iremos hacia su posición.— Aseguró Maki, sólo para luego tener la comunicación cortada por el inquisidor.

—Comandante... ¿comandante...?—

Maki temblaba de miedo, respiraba más rápido de lo normal. Era más que obvio que el inquisidor iba a revisar su nivel de corrupción.

—¡COMANDANTE!— Gritó Lodius.

Maki lo miró rápidamente.

—Cálmate. Mostrar tu miedo solo levantaría sospechas al inquisidor, los inquisidores castigan mucho al sospechar.— Explicó calmado el teniente.

Maki relajó la mirada en comprensión, respiró hondo y suspiró.

En la nave del inquisidor.

Maki caminaba por los corredores. Su mirada expresaba mucha intranquilidad e inseguridad. Al llegar a una cabina, notó no solo al inquisidor, sino también a su séquito, conformado de un ogrete armado, un soldado de Catachan, un adeptus arbite, una adepta sororita y sorprendentemente, un eldar exiliado (No es exodita).

El inquisidor es bastante atractivo. Su cabello es corto de color azabache, con sus rasgos muy finos y destacados, una buena musculatura, una altura de 194 cm, ojos cafés y una vestimenta bastante imperial de gran importancia. Tiene una espada de energía oculta al igual que una pistola bólter.

Sin embargo, varios rugidos, zarpazos y golpes se escucharon desde una gran caja reforzada. Maki miró nerviosa ese lugar.

—Comandante, sígueme a mi cabina.— El inquisidor se marchó, Maki luego lo siguió.

Fueron a una oficina muy pequeña, bastante imperial. El inquisidor se sentó al igual que Maki y comenzó a hablar.

—¿Cuánto tiempo estuviste con el caos?— Preguntó repentinamente el inquisidor de forma simple.

—¡Yo n-!— Decía Maki, pero luego, se quedó en shock al notar lo que estaba diciendo.

El inquisidor le dedicó una mirada inteligente, una leve sonrisa llena de desdén de formó en su rostro.

—Permítame reformular mi pregunta... ¿Cómo sabe del caos?— Preguntó el inquisidor, más serio que antes.

Maki se quedó perpleja... inmediatamente entendió que la anterior y repentina pregunta era para provocar una reacción rápida. Obtuvo lo que quiso... ahora sabe de su consciencia en el caos.

Maki pensó rápidamente en varias soluciones, soluciones. Entendió que las mentiras no funcionarían, pero, ¿qué puede hacer? Inmediatamente obtuvo una idea.

—Escuché... rumores.— Dijo Maki, recordando en su vida pasada el cómo su hermano friki habló de warhammer 40,000, lo que la llevó a ver videos de YouTube al estar bastante interesada en la historia y contexto de este mismo.

El inquisidor lo pensó, luego dio otra pregunta.

—¿Quién fue el que esparció dichos rumores?— Preguntó el inquisidor.

—No sé con seguridad... pero sé de su alias...— Respondió Maki con cuidado.

El inquisidor hizo un movimiento de mano de que continuara. Maki respiró hondo y exhaló, mirándolo con seriedad, miedo y cuidado.

—Huntleo3...—

El inquisidor parpadeó. Puso 2 dedos en su barbilla, luego respiró hondo y suspiró.

—Que nombre tan extraño...— Admitió el inquisidor. —Muy bien, puedes volver a tu nave.— Dijo el inquisidor para luego levantarse.

Maki parpadeó, luego lo miró en total shock.

—¿A-así de simple?— Preguntó Maki tartamudeando un poco de la incredulidad.

Ella está consciente de los inquisidores y de lo muy paranoicos y crueles que son. Que el inquisidor se marchara es bastante extraño.

—Solicitaré que te den una nueva nave por tus buenos actos hacia el emperador. Pero comandante...— El inquisidor se acercó a ella, intimidándola un poco. —La estaré vigilando, dile a tu astropata que establezca un canal de comunicación con el mío.— No dio más explicación y se marchó.

Maki se quedó callada, no entendiendo casi absolutamente nada de lo que acaba de ocurrir. Asintió levemente y se marchó. Luego, el inquisidor tuvo una mirada más dura.

—Señor, ¿no crees que es obvio que es una hereje?— Preguntó la sororita bastante seria.

—¿Has visto cómo el demonio actuó al notar su presencia?— Preguntó el inquisidor.

La sororita movió sus pupilas, luego lo miró pidiendo más explicación.

—Ningún demonio actúa así con alguien de tan poco potencial psíquico. El caos la quiere, la quiere por algo, y quiero saber el porqué.— Dijo el inquisidor, con una astucia silenciosa brillando en sus ojos.

La adepta parpadeó sorprendida, pero asintió.

—Observaremos hasta entonces. Quizás ella sea un peligro para el caos, ya ha ocurrido algo como esto algunas veces. Necesito saber si la podemos aprovechar, de cualquier manera, no podemos dejarla morir, sobretodo si el interés del caos podría ser su alma.— El inquisidor luego se marchó lentamente, con la sororita siguiéndolo.

En otro lado.

Varios gritos de horror se escuchaban, varias naves caían, al igual que varias explosiones ocurrían.

Una adepta sororita, una canonesa específicamente, corría a la iglesia, sin un brazo, armada con solo un bolter. Tenía toda su armadura puesta.

—Emperador, bendíceme, y trae la ruina a estos xenos...— Oraba en bajo volumen, pero luego, unos pasos pesados se escuchaban.

Una armadura espinosa, bastante desastrosa pero terriblemente efectiva se mostró, al igual que una gran figura de 3 metros. Una figura... verde.

Aquel orko tenía un ojo cibernético, pero no tenía implantes cibernéticos más allá de eso. Usaba una gorra de comisario y también ropas de comisario debajo de su espinosa armadura, la cual portaba los mismos colores para combinar.

—Canonesa Lanynere... ¿me equivoco?— Una voz bastante elegante pero fría y fuerte se escuchó, congelando el corazón de la adepta.

La adepta se quedó mirando al gran orko en total shock, incluso asustada... pero se engañaba a sí misma de que no estaba asustada... fallando.

—Alto gótico, me interesaba un poco su lenguaje. Es difícil y quizás para mi raza se considera confuso, no orko y anticuado, pero en mi opinión es bastante bueno, sobretodo para gritar groserías.— El orko habló de una forma extremadamente fluida, con una leve sonrisa.

La adepta disparó rápidamente, pero el orko con un guante de garras desvió el disparo de un zarpazo, cortando el bolter.

—Se ve que no estás en condiciones para luchar. Déjame ayudarte.— El orko se acercó lentamente, asustando a la canonesa aunque ella trató de golpearlo inútilmente.

El orko la agarró con la garra y la forzó a beber algo, inmediatamente después, la canonesa tuvo su brazo perdido regenerado, al igual que la parte de armadura perdida, para su total shock. Para su mayor confusión, el orko le ofreció su espada sierra, pero luego entendió cuando el orko mostró una espada sierra como la que usan los marines espaciales.

La hermana de batalla gritó en furia y atacó con un espadazo, el orko se defendía de forma anticuada pero suficiente para bloquear sus espadazos. El orko estaba a la defensiva por un tiempo... pero luego fue a la ofensiva.

La sororita se defendía bien, notando con dolor en su orgullo que el orko se contenía en fuerza y velocidad para evitar matarla, causando que se enojara aún más.

Pero luego... el orko... en un instante, con una destreza marcial que sorprendería incluso a un marine espacial, la desarmó de un ataque, luego la agarró... y se comió la mitad superior de un mordisco.

—La destreza marcial de las adeptas no es tan buena ni muy efectiva para mí tamaño...— Comentó el orko, comiéndose el resto de la adepta, incluyendo la armadura.

De repente, miró hacia un lado, una gran sonrisa ocurrió en su rostro.

—Ya veo...— De repente sacó un dispositivo. —¡Oigan Chikoz! ¡Ya termine aki! ¡Rekogenme! ¡Tenemoz otro planeta ke konkiztar!— Cambió su tono.

—¡Okay jefe!— Respondieron de vuelta.

El orko sonreía un poco emocionado... una nueva conquista se aproxima.

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