La Batalla Por El Planeta Farium
Avisaré cuando poner la música de arriba, es recomendable. La epicidad tarda un poco en empezar. Disfrútenlo.
Pov: Normal.
Semanas después. En un planeta imperial de puerto avanzado.
El planeta imperial Farium... un planeta imperial de puerto espacial de buena calidad, aunque palidece frente a mundos forjas y ante los puertos más avanzados. Es un planeta de apenas suficientes recursos y tecnología para construir hasta cruceros de batalla.
Protegido por un trío de cruceros ligeros aparte de 4 naves escoltas, pocos consideraban que valía la pena intentar atacarlo.
Pero... hay uno... al que no le importa.. .
—¡Xenos! ¡Desaten la furia del emperador!— Gritó un capitán.
Una enorme flota ligera de orkos se acercaban. Parecían un montón de chatarra encimada una con otra, pero no se equivoquen, son aún muy efectivos.
Los cruceros ligeros y naves escolta imperiales se acercaron a las naves orkas y comenzaron a disparar, sin embargo, los orkos en vez de cargar al ataque como siempre, estos comenzaron a rodear a un crucero y bombardearlo de macroarmas, dejando enormes espacios el uno al otro.
—¿No cargan? Ja, estúpidos, ni siquiera saben como usar su mayor ventaja!— Gritaba con orgullo el hombre.
Sin embargo, desde todos los espacios abiertos que dejaron los pieles verdes... nuevas naves cargaron a toda velocidad... y chocaron contra el incrédulo capitán... destruyendo su crucero ligero al instante...
—¡Señor! ¡Detecto múltiples naves de los orkos! ¡Unos 30 transportes!— Gritó un hombre.
—Este mundo... no vale la pena. Abandonen el mundo, que el emperador se apiade de esa gente.— Dijo un almirante.
Las naves imperiales se retiraron...
En el mundo imperial.
Pero lo que desconocían los cruceros imperiales, era que todo esto lo veían los civiles.
—¡Malditos!— Gritó un asustado guardia imperial.
—¿El emperador nos abandonó?— Cuestionó una civil.
Habían inmensas pantallas flotantes por todas las ciudades del planeta. Todos estaban asustados, tristes y enojados con lo que veían.
—¿Ven? ¿Ven cómo su fe en el emperador es tan... frágil? Es gracioso... su imperio se hace llamar el imperio del hombre... y abandonan a los suyos como si no fueran de su misma especie... como desechables...— Un orko de 3 metros se burlaba hablando fríamente.
—Nadie llorará por ustedes... el emperador no le importa sus vidas... ¿o porque todos sus seguidores los abandonaron tan pronto, sin dudarlo, al ver mis fuerzas? ¿Algunos aunque sea un par no se hubieran quedado a pelear por ustedes si fueran importantes para ellos o para el emperador?— Preguntó el orko astutamente, con una escondida gran sonrisa.
Todos los civiles y guardias imperiales se quedaron en silencio. No tenían nada para refutar sus palabras. La moral de cada uno de los soldados y civiles sufrió una gran pérdida de moral.
—Afortunadamente para ustedes, a mi raza les importa mucho el mano de obra que pueden ofrecer además de su carne.— Dijo con maldad.
Todos comenzaron a asustarse al entender la implicación de las palabras del orko.
—Nadie los ayudará... nadie los apoyará... quemaremos sus hogares... los haremos trabajar hasta que su única valía es la carne que ustedes o sus hijos pueden ofrecer... ¿y sus únicos defensores y gobernador? Serán un entretenimiento verlos intentar pelear contra hambrientos squigs en las arenas.— Dijo con inmensa y cruel frialdad el orko para luego apagar la transmisión, excepto las pantallas para causar mayor daño moral con las flotas orkas acercándose lentamente.
Todos los civiles y guardias imperiales abrieron sus ojos del terror. Varios comenzaron a gritar, otros a llorar, otros a guardar silencio incrédulos, mientras que otros huían a todas partes. Sin importar cuán grande era su fe en el emperador... la perdieron... por completo.
En su locura, quemaron a los comisarios y a toda hermana de batalla que encontraban, incluyendo la iglesia, al ser presas del resentimiento.
En el espacio.
La nave Desafío salió del Immaterium, en modo sigiloso, pero observaron a lo lejos como las naves imperiales de defensa huían iniciando saltos de emergencia.
—Malditos...— Susurró Lodius bastante enojado al verlos huir.
Maki, con su vista súper humana, notó con horror las 3 enormes flotas orkas, sobretodo una gigantesca, tan gigantesca que incluso un acorazado imperial quedaría minúsculo a su lado.
—¿Realmente fue buena decisión lo que decidí?— Se cuestionó Maki, pero sacudió esos pensamientos. —No hay vuelta atrás... no tenemos suficiente combustible para hacer otro salto de todos modos.— Pensó Maki, tratando de formular una estrategia.
Zaccai tragó duro, Boris se tensó. Maki ideaba varios planes y movimientos a una velocidad incluso muy antinatural para los eldar, pero todos terminaban en un completo fracaso... excepto uno...
—Tengo un plan, pero hagan lo que hagan, no digan nada, no pregunten, guarden silencio y solo obedezcan y esperen. Esto podría fallar, pero es lo único que se me ocurre.— Dijo Maki para luego dar una orden. —Avancen hacia la nave xeno más cercana, pero mantengan la distancia. Entablen una comunicación con ese orko.—
Todos a su alrededor la miraron con incredulidad. Pero Maki con una mirada seria, tan solo miró al frente, observando un acorazado orko acercándose, siendo obviamente la nave insignia de toda esa primera flota.
—¡¿Ke kierez?! ¡¿Por ke no te mueztraz zoggin kobarde?!— Cuestionó un orko de 2.8 metros por la comunicación.
—Deseo pelear contra usted... tú y yo, sin ayuda. Pero como no sé tú posición específica, desearía que me mandaras las coordenadas de tu posición para pelear uno contra uno y que bajaras los escudos.— Dijo Maki muy seria.
Todos la miraron en total incredulidad, pero el orko se río a carcajadas.
—¡JAJAJAJAJA! ¡¿Tú?! ¡¿Una gretchin umie kiere enfrentarme?!— Cuestionó el orko a risas bruscas.
—Oh... ya veo... ¿les estás diciendo a tus chicos que eres tan puto, pero tan puto... que le tienes miedo al desafío de una sola y pequeña chica humana, a quien todavía ni le crecen los ovarios? ¿Acaso tus chicos siguen a un orko tan no orko? ¿Uno tan cobarde? ¡Apuesto que juntas un montón de dinero a escondidas para pagarle a otros orkos a hacer tu trabajo!— Cuestionó e insultó Maki sin piedad.
Los orkos alrededor del kapitan lo miraron muy enojados, listos para darle una buena patada. En el lado de Maki, nadie podía creer que ella, siendo tan educada, pudiera ser tan grosera si se lo propone.
—¡¿Te atrevez a gritar mentiraz de mi?! ¡Muy bien! ¡Aquí eztan tuz zoggin koordenadaz! ¡Te voy a deztrozar komo a un zoggin gretchin!— Amenazó el orko antes de bajar los escudos y cortar la comunicación.
—Boris, envíame a las coordenadas. Hagan lo que hagan, no dejen que nos detecten.— Ordenó Maki.
—Capitana, antes de eso...— Zaccai dijo, ofreciéndole su pistola bólter y espada motosierra.
Maki los toma bastante agradecida.
—¿Acaso pensabas en desgarrarle con tus uñas a un orko?— Preguntó Zaccai con una sonrisa.
—Si... ese era el plan, pero gracias por ayudar a hacer más creíble mis victorias.— Pensó Maki, divertida.
—Pero capitana... usted se va a enfrentar a un orko grande... no uno normal. Hasta dónde yo sé, usted no tiene ninguna habilidad de combate.— Dijo Boris.
Todos los astropatas pueden teletransportarse o a otros, o al menos es la única prueba de teletransportación en lo que battlefleet gothic armada 2 muestra. De lo contrario, las naves pequeñas no serían tan necesarias. Maki lo sabía gracias a que vio a Boris hacerlo unas cuantas veces.
—Si... pero tengo que ser yo. Un orko me verá como una líder cobarde y no aceptarían a alguien que no fuera el líder. Por lo que escuché, respetan la fuerza sobre todas las cosas.— Mintió un poco Maki, pero nadie lo pudo notar, ni siquiera Lodius. —Boris, si ves las naves orkas cambiando de dirección o que pasen 5 minutos, teletranspórtame de vuelta.— Ordenó Maki.
—Oye, capitana.— Decía Lodius. —No mueras.— Dijo el mencionado con seriedad.
Maki le dio una sonrisa, y fue teletransportada.
Observó por breves momentos el espacio disforme.
—Maki...— Un demonio susurraba.
—Todavía no... todavía no es perfecta...— Susurraba otro.
—Esperaremos tu delicia...— Dijo otro demonio.
Maki apareció de la nada bastante perturbada por esas voces. Los orkos la vieron brevemente algo sorprendidos, solo para luego gritar animando el lugar. El gran orko vino, casi duplicando en altura a la chica.
—Nunca he usado toda mi fuerza... espero que finalmente soltarlo no cause tantos problemas...— Pensó Maki algo preocupada.
—¡Waaaaaagh!— Gritó el orko claramente no muy contento.
Sin embargo... en un instante, Maki apareció detrás de él, con la cabeza del orko en una de sus manos. El cuerpo orko cayó... decapitado.
—¡PUAAAAJ!— Maki gimió de asco arrojando la cabeza con tal fuerza, que atravesó una parte de la nave como si estuviera hecho de vidrio, dejando volar sesos y sangre para más disgusto de la chica.
Los orkos miraban a Maki en total shock, incapaces de moverse. ¿Cómo es que una humana tan pequeña y con apenas masa muscular pudo matar a su jefe con tal facilidad?
Maki se controló y se tapó la nariz con asco. El olor de sangre ya es de por sí sola muy apestosa, añade hongo podrido y el olor se vuelve peor, y aún más con sus súper sentidos de olfato. Maki luego se sentó en la silla del orko.
—¿Saben? Escuché que la otra flota tenía también otro orko cobarde que se hace pasar por un gran jefe. Y aún así, muchos orkos le siguen. Se hace pasar por muy fuerte y grande, pero ODIA el color verde, al punto que se cambia el color de piel a una humana cuando nadie lo ve.— Comentó Maki como si fuera lo más obvio del universo.
Los orkos se enojaron enormemente, y el segundo orko más grande, siendo un Mek (Mecánico), tomó mando de la nave inmediatamente.
—¡Deztruyan a ezoz eztupidoz kobardez! ¡¿Komo ze atreven?!— Gritó muy enojado el Mek.
Maki solo sonrió astutamente para luego ser teletransportada de vuelta.
Maki al volver a la sala de mando, la hermana de batalla que la seguía fue corriendo hacia ella abrazándola, para gran sorpresa de la anterior mencionada, quien solo sonrió bastante conmovida por esto acariciándole la cabeza a la sororita.
—¿Por qué me agarró cariño? ¿Será que la destruyeron tanto que busca el más mínimo afecto?— Pensó Maki con tristeza, olvidando que está pintando un poco de rojo el cabello de la sororita por la sangre de sus manos.
—¿Cómo lo hiciste?— Preguntó Zaccai, incrédulo.
—El emperador me bendijo.— Mintió con descaro, a pesar de que usaba su sobrehumana lenguaje corporal para convencerlos. —Diríjanse a la tercera flota, la que tiene la nave más grande. Recuerden, no pueden detectarnos.— Ordenó Maki con seriedad.
Mientras la Desafío seguía en su nuevo curso, la primera y segunda flota orka estaban enfrascados en una intensa pelea, destruyéndose los unos a los otros. Tras un tiempo, comenzaron a contactar no con la nave más grande, sino con un acorazado orko en específico.
—Si, ahí está el orko más grande.— Informó Boris, usando sus poderes psíquicos en un acorazado orko.
—Entablen comunicación con esa nave.— Ordenó Maki.
—¡¿Una...?!— Gritaba el orko, pero luego fue interrumpido con una gran inesperada frialdad de Maki.
—Quiero que bajes tus escudos y me des las coordenadas de tu ubicación, nos enfrentaremos solo tú y yo. ¿O acaso les vas a mostrar a tus chicos que eres un grandísimo cobarde gretchin que nunca acepta desafíos que sabe que no puede ganar? ¿Acaso escondes dinero debajo de tu lamentable agujero para pagarles a otros a hacer tu trabajo? ¿Eres siquiera orko?— Cuestionó Maki, extremadamente fría.
Tanto orkos como humanos se sintieron intimidados, sobretodo por el lenguaje corporal Maki que intensificó la frialdad e intimidación de esta misma. El gran orko de 3.5 metros se enojó con su propio temor.
—¡Bien! ¡Te voy a...!— Gritaba el orko pero la comunicación se cortó.
—Boris.— Llamó Maki con seriedad.
—Lo sé.— Respondió Boris.
En el planeta imperial.
Los civiles y guardias imperiales lograron ver por la pantalla como un solo crucero ligero imperial provocaba el caos entre las fuerzas orkas.
—¿Quién es?— Preguntó un civil.
—No estamos abandonados...— Dijo con felicidad un guardia imperial.
—¿Acaso... hay esperanza?— Preguntó una mujer con su bebé, incrédula que una sola nave pudiera causar tanto caos.
Todos miraban a las pantallas con felicidad y esperanza renovada.
De vuelta a la nave Desafío.
La tercera flota orka se puso en total contra de la nave más grande, comenzando a bombardearla de múltiples disparos de diferentes tipos.
—No lo puedo creer pero... lo lograste.— Decía Lodius bastante incrédulo.
—No, esa nave es demasiado grande y poderosa como para caer ante una sola flota orka. Comuníquenme con el orko de esa nave. Después de esto, terminará todo esto y podremos descansar... por un tiempo.— Dijo Maki muy preparada.
—¡Zoggin umie! ¡Tú fuizte la rezponsable de todo ezto! ¡¿No?!— Preguntó un orko de 3 metros vestido de comisario bastante enojado.
—¿Quieres deshacerte de mi? ¿Porque no me mandas tus coordenadas y nos enfrentamos en un uno contra uno? ¿O eres demasiado cobarde para enfrentarme a solas?— Preguntó Maki bastante burlona.
No había necesidad de pedirle que baje los escudos, de eso se encargó la tercera flota orko.
—¡Bien!— Gritó el orko muy enojado para luego cortar la comunicación.
Cuando recibieron las coordenadas, Boris teletransportó a Maki dentro de la masiva nave orka.
En la nave del último orko capitán.
Maki se encontró en un lugar absolutamente oscuro. Para un humano normal, sería imposible ver con tanta oscuridad, pero para una súper humana como Maki, es un poco visible a pesar de que no tiene la visión nocturna.
—¿A oscuras?— Se preguntó Maki, sintiendo que algo andaba mal.
De repente, una pantalla apareció, el mismo orko "comisario" de 3 metros se mostraba, con una gran sonrisa.
Un disparo salió de la nada, pero Maki lo esquivó por reflejo y desvió otro disparo con la mano, causando que el orko riera.
—Jajajaja... finalmente estás aquí, realmente estás aquí...— Decía muy fríamente contento el orko con una gran sonrisa.
Maki se quedó en blanco, su corazón tuvo una reducción de ritmo cardíaco y miró a la pantalla.
—¿Habla bajo gótico?— Maki tuvo una horrible sensación de peligro al escucharlo hablar, más aún al identificar su lenguaje corporal.
—No tienes ni idea de cuánto he esperado verte... Maki...— Dijo lo último con una gran sonrisa.
Maki miraba asustada y confundida al orko. ¿Cómo sabe su nombre?
—Probablemente en estos momentos estés confundida o incluso asustada por la incredulidad. ¿Te preguntas cómo sé tu nombre? Simple, Gorko y Morko me lo dijeron. Eres muy famosa entre los dioses, ¿sabes?— Respondió y preguntó el orko, entretenido con sus reacciones.
Maki se enfriaba más y más con cada palabra que decía el orko.
—Tan brutal como Gorko... pero tan astuta como Morko... eso es la descripción que yo te doy.— Decía el orko con una fluidez de idioma inmensamente alta. —Has usado tu astucia, aprovechando tu pequeña nave para colarte en mis fuerzas, y luego insultar y desafiar a mis estúpidos subordinados para lograr que se peleen entre ellos. Pero también has requerido usar tu brutalidad, tu incomparable fuerza humana para lograr dichos objetivos.— Alababa el orko con sinceridad y con una furtiva pero existente admiración en sus palabras.
Maki seguía escuchando, bastante confundida y asustada, escuchando al orko mientras intentaba usar su súper oído para lograr detectarlo y traspasar la bocina, pensando en qué hacer.
—Sin embargo, mi futura rival, no tiene sentido ni nada de interesante si no me conoces.— Dijo el orko tomando una gran bocanada de aire.
—Yo soy el orko bendecido con la brutalidad de Gorko y la astucia de Morko, soy la causa de tu existencia, y tú eres mi propósito de existencia. Mi nombre es Satoru Armani, y te declaro como mi primera y casi última rival. Lo sé, mi nombre es mucho más humano que orko, pero quiero un nombre que destaque.— Anunció el orko con fuerza.
Maki, ya dándose una idea de dónde está, se prepara pero el orko sonrio burlón.
—¿Crees que no estoy consciente de tus capacidades antinaturales? ¿Incluyendo tus sentidos? O más importante... ¿de la ignorancia e importancia de tus amigos?— Dijo el orko mientras unas puertas se mostraban.
Maki observó con sorpresa y algo de miedo al ver varias capas de la nave orka abrirse, siendo expuesta y viendo a la nave Desafío.
—¿Me pregunto... cómo podrías escapar de esta explosiva nave... sin tus capacidades súper humanas? ¿O cómo reaccionarían tus amigos al ver que les estuviste escondiendo tus "mutaciones"? ¿El imperium le gustará ver eso? O más importante... ¿cuánto lloraras al ver como tu "familia" arde en el vacío espacial? Bueno, veremos que pasa después de 20 minutos.— El orko se burló con crueldad para luego apagar esa pantalla.
Maki miró con intenso miedo al ver como la gran nave orka le estaba dando prioridad a la nave Desafío antes que los orkos y el cómo un número apareció en una nueva pantalla... siendo de 10 minutos.
—No... si uso mi fuerza... todos sabrán que no soy una humana normal... pero si no hago nada...— Observó como los escudos del vacío del crucero ligero caían rápidamente ante los bombardeos de la masiva nave orka. —¿Por qué? ¿Por qué esto tiene que pasar?— Pensó Maki con agonía emocional.
De repente, observó como la nave se iba. Maki comenzó a llorar.
—¿Me van a abandonar...? ¿A pesar de todo...?— Maki miró la nave en silencio con tristeza.
En la nave Desafío.
POV: Zaccai.
—¡Escudos del vacío al 43%! ¡¿Dónde está la capitana?!— Anunció y gritó un hombre que manejaba la nave.
Observaba con miedo como la nave temblaba violentamente ante los múltiples disparos de la gran nave orka, la cual parecía ignorar la gran potencia de fuego de las naves menores como si fueran hormigas picando a un rinoceronte.
El miedo me llenaba. Y más aún al notar a Maki a lo lejos estando encerrada en un lugar. ¿No eran los orkos estúpidos?
—¡Miren! ¡Ahí está la capitana!— Avisó una mujer.
Observé cómo la sororita, una sororita que seguía a Maki como una hija buscando a su madre, miraba enfocada a Maki con agonía. No entendí su agonía hasta que vi con horror como decenas de pieles verdes atacaban a Maki.
—¡Boris! ¡Teletranspórtala de nuevo!— Ordenó Lodius, como siempre, con gran valor en su miedo y fuerza.
Recuerdo haber escuchado de algunos guardias imperiales que el teniente mató a uno de esos eldar a mano limpia sin que pudiera reaccionar. Y también escuché que los eldar son extremadamente rápidos, demasiado para cualquier humano. Desearía ser como él...
—¡AHHHHH!— Boris cayó al suelo agarrándose la cabeza con dolor y agonía. —¡No puedo! ¡Me tienen bloqueado!— Gritó antes de desmayarse.
Me llené de miedo, viendo cómo Maki trataba de dispararles a los orkos con una puntería peor que la mía, mientras tenía la espada motosierra a un lado.
—¡Escudos caídos! ¡Repito! ¡Escudos caídos!— Avisó una mujer asustada. —¡No podemos ayudarla! ¡Tenemos que escapar!— Dijo la mujer, girando la nave hacia otra dirección.
Oír eso... me... dolía...
—¡No!— Gritó Lodius bastante enojado.
—Teniente... ¿vas a sacrificar todos esos hombres y mujeres por una sola chica?— La misma mujer comenzó a manipularlo...
Lodius golpeó a un lado, muy enojado.
—¡MIERDA!— Insultó el teniente muy frustrado.
Miraba al hombre completamente en shock. No lo podía creer...
De repente, una imagen de Maki, congelada y muerta en el espacio, mientras miraba a nuestra nave con lágrimas enojadas y tristes... me llegó en la mente... y eso me llenó de... miedo... y lo que más odio de mi, algo muy familiar que me ha condenado desde que nací: Impotencia...
(Flashback)
Recuerdo el día en que yo pasaba por los escasos prados de mi casa. Corría y reía como si no hubiera mañana... comía hasta llenarme las tripas... y miraba las nubes con una satisfacción sin igual.
Mi madre era una adepta sororita hermosa y preciosa. Su corto cabello negro, su angélico rostro y su sonrisa iluminaba hasta los hombres más estoicos que he conocido. Ella siempre se quedaba a cuidarme, pero nunca la aprecié como debería debido a que siempre deseaba que papá pasara más tiempo conmigo.
Mi padre era un simple civil. Nunca tuve consciencia de lo mucho que trabaja por ambos, siempre codicié su presencia como si fuera la segunda venida del emperador, mientras apartaba el amor de mi madre sin notarlo. Aún así, siempre se esforzaba por ir conmigo.
Mi madre siempre me enseñaba del emperador... siempre lo hacia. Me enseñaba a portarme bien y ser un orgullo del emperador. Recuerdo como le oraba al emperador por un día más con mi padre, y en su gracia, me lo cumplía unas pocas veces.
Mi madre me inscribió en una academia especial, una para convertirme en un comisario. Recuerdo como era el mejor en tanto fe como en estudios, logrando conseguir el puesto de comisario a una muy temprana edad. Me daba escalofríos la idea de matar, pero me engañaba a mi mismo que es mejor matar a uno que dejar morir a varios.
Siempre pensé que la vida estándar era la que yo tenía, pero que yo tenía un brillante futuro... hasta ese día.
Un día, mientras volvía de mi graduación con mi traje de comisario para presumírselo a mis padres antes de irme, vi fuera de mi casa a un comisario que nunca vi, siendo acompañado de 15 guardias imperiales, sosteniendo a mi padre y a mi madre por igual.
—¡No! ¡No!— Gritaba enojada y asustada mi madre, mientras un par de guardias imperiales sostenían a mi padre.
—¿Mamá? ¿Papá?— Mi voz de un joven triste y preocupado de 13 años se escuchó.
Corrí a mis padres, pero luego el un guardia imperial me sostuvo y se preparó para dispararme, pero el comisario lo detuvo.
—Alto, él no es un hereje, es confirmado por un inquisidor. No dispares.— Dijo el comisario.
—¿Zaccai?— Preguntó mi madre.
—¿Mamá?— Pregunté, no sabiendo que decir.
—Mi niño, regresa, todo está bien, solo ve.— Me dio una falsa sonrisa mi madre mientras me hablaba con un tierno voz.
No entendía nada... quería respuestas pero nunca me las dieron... o eso creía.
—Por la justicia del emperador, tú y tu inmunda pareja son acusados de herejía, usted por seguir a los herejes y la corrupta por no hacer su trabajo contigo.— Dijo el comisario, y sin decir nada más, disparó un tiro a la cabeza de mi padre, esparciendo sesos.
—¡NOOOOOO! ¡NOOOOO!— La sororita gritaba en agonía, con lágrimas saliendo de sus ojos.
No tenía palabras... sentí mis rodillas debilitarse y caí al suelo, con la garganta ahogada y ardiendo al igual que mi corazón... sintiendo gotas calientes deslizarse de mis ojos.
Vi como apuntaban el arma a la sororita, es decir, mi madre. Quería evitarlo... quería detenerlo y no perder a mi madre... pero solo me quedé mirando, temiendo, lamentando y llorando en silencio.
—Zaccai... hagas lo que hagas... obedécelos... nunca abandones al emperador... sonríe... y sé amable con todos...— No escuché nada más de mi madre después de eso.
Años después de eso, comencé a hacer mi trabajo como comisario, dirigiendo regimientos imperiales.
—Comisario...— Decía un comisario mayor, el mismo que ejecutó a mis padres, mientras había un guardia imperial frente a mi, atado y golpeado. —Es hora de que desates la justicia del emperador.— Terminó.
Recuerdo como apunté el arma a su cabeza... recordando cómo el bolt perforaba a mi madre... y con el cuerpo temblando... no jalé el gatillo.
Al final, otro guardia imperial lo hizo. Mientras el comisario me miraba con desprecio.
—Usted es una vergüenza para ese uniforme y el emperador.— Dijo el comisario duramente.
Recuerdo como mi regimiento se retiraba, y tenía que dar el ejemplo para forzarlos a seguir luchando... y no lo hice... lo que terminó en más bajas de lo que debería.
Mi cobardía y traumas me hacían incapaz de matar a nadie. Nunca acepté mi realidad por más que lo intentaba.
—¿Escucharon de ese joven comisario?— En la noche, había un trío de guardias imperiales hablando juntos, mientras yo seguía despierto, fingiendo dormir.
—Si, es un maldito cobarde. Un maldito fracaso. Por su culpa varios de mis amigos están muertos.— Dijo el segundo.
—Apuesto que ni puede matar a una mosca. JAJAJAJAJJAA.— Los 3 comenzaron a burlarse a mis espaldas.
—En serio, a veces me pregunto si sus padres eran perras que cogen sin parar y luego lo tratan como a una princesa. No me sorprendería si ese sería la razón por la que lo hace.— Decía el tercero.
Me molestaba eso... pero como siempre... como el fracaso que soy... nunca hice nada... y además... tenían razón, soy un maldito malcriado como princesa.
—De hecho...— El primero decía. —El otro comisario no dejaba de quejarse de eso. Creo que es cierto...—
—No... ¿en serio?— Respondió el tercero a punto de reírse.
—¿No habías dicho que no te sorprendería, bocón?— Comentó el segundo, divertido.
—Wahhhhh, mi mami y papi no están conmigo, ¿dónde están mis mimos? ¿Dónde están mis papis? ¿Podrían dejar de coger y salvarme? Soy tan inútil que no puedo hacer nada ni siquiera por mi mismo, WAAAAAAHHHH.— Se burló el primero intentando imitar mi voz.
—¡JAJAJAJAJAJAJJAJA!— Todos comenzaron a reírse a carcajadas.
—¡Esa mierda seria muy divertido de oír!— Comentó el segundo.
Me sentía horrible, y había llorado en silencio, pero no les dije nada... porque me lo merecía...
Tenían razón, fui un inútil... y también soy un cobarde. Siempre quería evitar las peleas cuando podía.
En la nave que estoy ahora y estuve, es decir, desde la Tormenta de Fuego, las cosas no eran mejores, sobretodo en la cafetería general.
—Mírenlo... ahí caminando como si nada... mientras nuestros compañeros morían.— Dijo un guardia bastante rencoroso de mi.
—¿Qué tan perras fueron sus parientes para que actuara como si nada?— Decía otro.
—Es un maldito cobarde... ¿o es un fracaso como comisario? ¿Cómo es que siquiera está aquí?— Me dolía mucho saber lo muy cierto que estaba.
Desde la muerte de mis padres, como si el emperador me deseara lo malo por fallarles a mis padres y no apreciar el amor de mi madre hasta que la perdí...
Todos me trataban mal. Cada palabra me destrozaba y recordaba la ilusión de que estaba destinado a la grandeza. Incluso los que no sabían nada de mi, se burlaban incluso de mi amabilidad.
—¿Es tan débil que trata de ser amable con otros para ganar escudos de carne?— Preguntó una guardia imperial hace mucho tiempo.
Todos llamaban a mi amabilidad como un truco sucio, debilidad o incluso estupidez. Todos me llamaban fracaso a mis espaldas cada vez que podían. Mi renombre era de solo un joven débil comisario cobarde que no sabe siquiera cuál es su nombre. Llamaban incluso mi incapacidad de matar a una persona: debilidad. Yo solo quería al menos honrar la memoria de mi madre un poco... y ni eso logré cumplirlo.
—¿Puedo tener el honor de conocer tu nombre?—
Excepto ella...
Maki... una chica sin apellido. Una comandante incluso mucho más joven que yo...
Ella me trataba con educación a pesar de que no lo merecía, me trataba como si fuera alguien de alto status...
Durante los viajes disformes, me buscaba para hablar... como si yo fuera su hermano... o como mejor amigo.
Un día, al escuchar varias burlas hacia mis parientes, hacia mi y hacia mi forma de ser. Fui a buscar a Maki... para pedirle que me matara. Escuché sus lamentos... sabía que se sentía horrible... pero en mi lamento por mi mismo, creí que yo no le importaría... y que ella me odiaría si le dijera lo que escondía...
Le dije partes por cobardía, le dije de mi cobardía, culpa e inutilidad... pero...
—Es cierto que la huida suele ser por cobardía, pero sentir culpa y miedo no son debilidad. La valentía viene de personas luchando contra el miedo, no de seres insensibles. Eso me lo enseñaron hace mucho tiempo.—
A pesar de eso... ella...
—Prométeme esto: A cambio de no revelar tus actos cobardes y de tus sentimientos, quiero que hablemos en privado. No tengas miedo en decirme lo que sientes, yo también quiero tener a alguien con quien empatizar y hablar con libertad, yo también soy alguien muy "débil".—
Maldita sea... no lo merecía... no merecía esas palabras... ¿Por qué?
(Fin flashback)
No... no más... ya no más... no permitiré que por culpa de mi ser... de mis fracasos... ella muera...
—V-vuelve...— Dije débilmente, el miedo me llenaba, pero no iba a permitir que me domine.
—¿Qué?— La mujer me habló como si fuera un estúpido niño.
Todos sabían que soy muy "sumiso" y débil... todos lo sabían... por eso, esa mujer me hablaba así. Pero... esta vez... esta vez... ya no más...
Con toda la furia en mi ser, cargado de miedo, le arranqué de sus brazos a un guardia imperial su lasgun. Apunté el arma hacia ella.
—¡DIJE QUE VUELVAS!— Grité con toda la ira en mi ser.
—No, no podemos ayudarla. No hay nada que hacer. Me entristece, pero... debemos dejarla morir...— Dijo la mujer con ligera tristeza, pero notaba en sus ojos el intenso miedo que sentía.
La ira me llenó, y golpeé a la mujer con tanta fuerza que quedó aturdida con sangre saliendo de su boca. Luego le apreté la cabeza con el lasgun, causando que llorara de miedo. Me daba asco hacer eso... pero más la idea de dejar atrás a Maki...
—¡DIJE QUE VUELVAS! ¡O TE DISPARARÉ EL MALDITO CRANEO!— Grité, pero alguien me jaló, y ese alguien... era Lodius.
—Comisario, no hay nada por hacer...— Decía Lodius con tristeza y ciertamente frustrado, pero grité... grité con tanta fuerza que incluso tensó la mirada un poco.
—¡¿CÓMO PUEDES DECIR ESO?!— Le intenté golpear pero un poderoso golpe de su parte me derribó antes de siquiera terminar de prepararlo.
Pero... me levanté, solo para ser sujetado por Lodius.
—¡Si vamos a salvarla, más gente perderá la vida!— Gritaba el teniente pero lo interrumpí.
—¡No me importa! ¡Desde que lo perdí todo, siempre fui el inútil, el fracaso, el cobarde, el hazmerreír!— Grité, no notando que comenzaba a llorar. —¡NO ME IMPORTARÍA SER MAYOR FRACASADO POR ELLA!— Grité con colera, pero continué. —¡ES GRACIAS A ELLA QUE ESTAMOS AQUÍ!— Grité, pero ahora sollozando. —No me pidas que vea morir a alguien más...—
Me soltaron, pero me levanté para seguir luchando, solo para detenerme Lodius.
—Tienes razón...— Dijo lentamente Lodius, sosteniéndome los hombros. —Es gracias a ella... que vivimos...— Dijo el teniente. —¿Pero... quien dirigirá la nave? ¿Quienes vendrán a rescatarla?— Preguntó ahora.
De repente, múltiples pasos metálicos se escucharon. Todos volteamos a ver en dirección a los pasos, y vimos varias adeptas sororitas en formación, con todo su armamento. Logré reconocer que la de hasta adelante es la misma sororita que sigue a casi todos lados a Maki.
No eran las mil, sino eran apenas docenas o decenas, pero entendí el mensaje.
—Creo que ya sabemos que hacer, despierten a Boris.— Dije, limpiando mis lágrimas y respirando mocos.
Pov: Normal. Muy pocos minutos después.
Maki seguía matando orko tras orko, ya usando su fuerza sobrenatural por el dolor emocional que sentía, pero también porque sabe que no puede escapar.
—A pesar de todo lo que hice por ellos... ¿por qué me abandonan? ¿Así es el universo en el que vivo?— Preguntó Maki mentalmente, muy triste.
Pero... de repente... una cápsula perforó el casco de la nave... y una horda de hermanas de batalla salieron de la cápsula. Maki las miró sorprendida, luego, tuvo una sonrisa agradecida.
Reconoció a la sororita que la seguía, quien llevaba una estandarte imperial y se la dio. Los orkos miraban a las nuevas adversarias con mayor emoción.
—D-debemos... destruir... bloqueo... psíquico.— Decía con dificultad una adepta sororita, todavía víctima de las traumas y torturas que le provocaron los drukhari.
La sororita que habló le dio un panel. Maki tomó el panel y vio con una sonrisa algo:
La fuente que les impide ser teletransportadas por Boris.
PONGAN LA MÚSICA.
—¡Sororitas!— Gritó y llamó Maki.
Todas tuvieron una postura más fuerte, Maki observó el cronómetro, teniendo solo 8 minutos para escapar.
—¡CARGUEN!— Maki apuntó con la espada sierra, portando el estandarte en otro lado.
Las sororitas, a pesar de todo lo que sufrieron, sus habilidades de combate no se han reducido ni un poco. Cargaron con ira y traumas contra los pieles verdes, matándolos a todos con sus rifles bolter y espadas sierras.
Maki guardó su espada sierra y comenzó a usar su pistola bolter disparando junto a las hermanas de batalla contra las hordas de pieles verdes, buscando la fuente que impedía que Boris los trajera de vuelta.
Las adeptas sororitas avanzaban rápidamente, recibiendo las balas de los orkos como si fueran bolitas de papel.
Una hermana de batalla recibió un disparo pesado que atravesó su hombro izquierdo, salpicando sangre, pero ella siguió avanzando como si nada, ignorando el dolor como si no fuera más que un leve rasguño.
Finalmente, llegaron a la fuente, con tan solo 5 minutos restantes. El campo de fuerza protegía la fuente, pero una hermana notó rápidamente cómo desactivarla y fue a intentarlo.
—¡Protéjanla!— Ordenó Maki mientras se alzaba entre la multitud de hembras. —¡Por decreto mío, los orkos no pasarán aquí! ¡Aquí los detenemos en nombre de nuestra tripulación!— Gritó Maki, alzando el estandarte y luego desplegarla de una manera digna.
Todas las adeptas (excepto la que intenta desactivar el escudo) rodearon a Maki estando al frente de ella, y juntas comenzaron a dispararle a las docenas de oleadas verdes que se aproximaban a ellas.
—¡MON'KEIGH, MON'KEIGH MON'KEIGH! ¡MOOOOOON'KEIGH!— La adepta que desactivaba el escudo gritaba la única palabra que recordaba y sabía decir, avisando que el escudo se desactivó.
De repente, todas las adeptas y Maki, dispararon al generador y lo destruyeron inmediatamente, logrando ser teletransportadas de vuelta.
FIN DE MÚSICA.
En la nave Desafío.
El pequeño batallón de sororitas y Maki aparecieron cerca de la sala de mando, mientras la nave giraba y se alejaba de la enorme nave orka.
—¡Capitana!— Gritó el comisario corriendo a ella.
Maki se levantaba, pero recibió un inesperado abrazo de parte de Zaccai. Maki abrió los ojos sorprendida, pero luego, abrazó con una sonrisa al joven con una lágrima de felicidad saliendo de sus ojos.
—Creí que me habían abandonado...— Comentó Maki muy contenta.
Casi todos se tensaron al oír eso, pero trataron de fingir que no escucharon eso. Maki notó su lenguaje corporal... y un enorme golpe a su corazón llegó. Pero Lodius se acercó.
—Capitana... temo decir, que eso es cierto. Si no fuera por el comisario... nosotros hubiéramos... yo...— Lodius decía sintiéndose muy culpable. —Yo no merezco este rango. El comisario también nos ayudó a evitar los abordajes y ataques de la nave. Él se lo merece.— Dijo Lodius, mirando con respeto a Zaccai.
Zaccai miró a Lodius sorprendido. Una ligera alegría pero también empatía aparecieron en su corazón.
Maki tuvo una mirada muy seria, se acercó a Lodius, pero este solo la miró a los ojos, pero no la estaba desafiando, sino que... esperaba un castigo. Pero lo que recibió en cambio fue una mano en el hombro.
—No voy a mentirte, me sentí traicionada, me dolió mucho ver su nave irse por unos momentos, y la verdad pensaba en destruirlo todo y matarlos a todos.— Decía Maki. —Pero... puedo ver que no lo hacías por maldad y lo hacías porque te preocupabas por toda la tripulación... y gracias a ti me di cuenta de lo muy bendecida que estoy ahora. Te perdono... teniente Lodius.— Dijo Maki con una sonrisa empática, observando el alma del teniente.
Sin embargo, su mirada fue muy fría hacia quienes manejaban la nave, dejándolos sin oxígeno por el miedo.
—Lo que hicieron fue muy cobarde, traicionero y mierda, ni siquiera lo hicieron por el bien de los demás. Trataré de perdonarlos por eso, pero no será rápido y ciertamente me aseguraré de que reciban su merecido. ¿Quedó claro?— Preguntó Maki, para nada contenta.
Maki ni se molestó en ver sus reacciones, y miró a la hermana de batalla con una tierna sonrisa.
—Muchas gracias, y también a ustedes.— Acariciaba la cabeza de la sororita líder, quien solo sonreía tiernamente como una niña.
Maki luego miró a Boris.
—Muchas gracias, la verdad no esperaba que te importara tanto. Mis disculpas.— Dijo Maki a Boris muy agradecida.
—No hay problema...— Se desmaya Boris por el esfuerzo psíquico.
Maki luego mira a Zaccai muy contenta.
—Te nombro comodoro de la nave.— Ordenó Maki.
—C-capitana... usted no puede hacer eso. Es un rango muy superior incluso para ti. Yo no merezco tal rango...— Dijo Zaccai muy sorprendido.
—Sub-comodoro. Y la jerarquía imperial me importa una mierda, además, hay comodoros que solo están al segundo mando de un líder de escuadrón de cazas. Así que, te ordeno que seas mi segundo al mando.— Ordenó Maki. —Por cierto, disfruten los fuegos artificiales...—
De repente, la enorme nave orka explotó en una masiva y hermosa explosión, causando que todos aplaudan muy contentos.
—Capitana, hay una comunicación entrante.— Dijo nerviosamente un hombre manejador.
—Ábrelo.— Ordenó Maki.
—Sabía que sobrevivirías. Lamento haber tenido que encerrarte de esa forma, pero necesitaba probar también a tu tripulación. Resulta que tu tripulación es tan digno como tú.— Una voz elegante y fría muy familiar se escuchó.
—Satoru Armani...— Dijo Maki, muy enojada y fría.
—Guarda esa ira titánica para nuestro gran futuro waaagh... nos volveremos a ver... hasta entonces, crece, madura y vuélvete más poderosa y hábil. Esperaré con ansias tu desafío...— Armani corta la comunicación, mostrando una nave orka dando un salto disforme.
Maki miró con cansancio esto. Ya van 3 obsesionados con ella y un segundo enemigo que escapa.
Una hora más tarde.
La nave de Maki se estacionó en el puerto. Sin embargo, al desplegarse en tierra, el gobernador planetario y muchos civiles, aparte de algunos guardias imperiales que no son de su tripulación, fueron a verla y a alabarla.
—¡MAKI! ¡MAKI! ¡MAKI!— Alababan cómo un coro organizado mientras trataban de agarrar a Maki y llevarla como un desfile.
—¡Wow! ¡¿Cómo saben mi nombre?!— Reaccionó Maki algo sorprendida, incómoda y feliz al ser cargada y festejada, mientras sus tripulantes la miraban con una sonrisa.
De repente, la aterrizaron con suavidad ante el gobernador del planeta. Ella observó el alma de este, no sabiendo cómo se siente aparte de una gran felicidad y agradecimiento puros.
—Maki... no tienes ni idea de cuánto te agradecemos.— Decía el gobernador muy sonriente.
El gobernador es un hombre bigotón bastante delgado, con un lente en un ojo además de llevar ropas elegantes dignas de un noble.
Maki pudo oler una apestosa orina en sus pantalones. Se controló para no expresar disgusto, y también por compasión, sobretodo al notar que este noble no es como los demás...
—Bueno, la verdad yo no lo hubiera logrado sin mi tripulación... aunque hice gran parte del trabajo.— Dijo lo último con una gran sonrisa confiada.
—¡No tengo dudas!— Dijo con gran sonrisa, pero se veía que intentaba ocultar su entrepierna lo más que podía para no mostrar que se orinó del miedo.
—Estúpidos imperiales, ustedes y su estúpida creencia nos dejó a la suerte, ¡y una niña si tuvo la dignidad de escupirle en la cara a esos xenos y salvarlos! Peor, ¡juraría que esta niña ni el emperador la merece!— Maldecía el noble muy enojado mientras bendecía a Maki.
—¡HURRA!— Apoyaron muy enojados la población del mundo como un coro de ejércitos.
Maki se sintió nerviosa y un poco preocupada de que el gobernador está tan enojado, al igual que los demás, que ya no les importa si dicen herejías.
—Entre nosotros, sé muy bien que no eres muy fan del emperador. ¿Cómo lo sé? Hubo pantallas gigantescas que mostraron cómo el imperium huía y como tú dabas todo por nosotros, entre esos, mostraron tus batallas en una nave orka y nunca dijiste "por el emperador". Un orko no dejaba de hablarnos e intentar desmoralizarnos.— El gobernador le guiñó un ojo con una sonrisa.
Maki se sorprendió. Eso explicaba el porqué están tan resentidos con el imperium, el cómo saben su nombre y el porqué la alaban tanto. Espera... eso significa que saben...
—Tranquila, no diré nada. No quiero condenar a nuestra salvadora de que es una supuesta "mutante".— Dijo con calma y a susurros, mostrando sinceridad en su alma. —Desde ahora, tendrás todo el apoyo de Farium, tendrás nuestra protección y podrás lamerte las heridas aquí. Serás bienvenida.— Dijo el gobernador con una gran sonrisa.
Maki estaba perpleja, luego el gobernador habló.
—Por cierto... ¿quieres que te construyamos un crucero de batalla? Sé que tienes problemas de poder espacial. Pero si no es molestia... ¿podemos conservar tu nave una vez que te hagamos esa nave?— Preguntó el gobernador.
Maki estaba sorprendida por todo esto. ¿Tan resentido y asustado estaba el gobernador al punto que desea ayudarla en lo posible?
Maki lo pensó, miró a su tripulación, luego miró al gobernador, lista para dar su respuesta...
Hola, bueno, debo decir que estamos en uno de los puntos más importantes de la historia.
Fuera de eso, muchas gracias por el apoyo. Hasta ahora solo quiero saber su opinión sobre los personajes, sobretodo de la protagonista.
Para el usuario que pidió acerca del teniente Lodius, tranquilo, let me cook. Y también te pido perdón por mi grosera respuesta.
Ahora quiero que tengan algo muy en cuenta, y es CRÍTICO para que entiendan la coherencia de lo que va a suceder en el viaje de Gabriela (Maki de este fic).
Y es:
Con suficiente superas todo:
En el universo de 40k, hay algo ilógico pero que es coherente que sucede de vez en cuando en el Lore:
Vulkan golpeó con tanta fuerza a los drukhari más sadomasoquistas al punto que a estos mismos no les gustó.
Hubo un hombre (que no me acuerdo quien fue) que golpeó con tanta fuerza a un demonio que literalmente le destruyó el alma, matándolo para siempre.
Hubo un marine espacial torturado por tau que tenía tantas traumas y tanta fuerza de voluntad que no pudo ser controlado y mató a los tau.
El emperador era tan exageradamente poderoso psíquicamente que incluso podía caminar entre múltiples hermanas de silencio sin ser afectado en lo más mínimo por su presencia nula.
Stern, es decir, la demonífuga o la nacida 3 veces, era tan exageradamente poderosa psíquicamente que pudo abrir un portal de telaraña de un golpe y pudo ser inmune a la energía NULA de los necrones.
Ghazgskull era tan pero tan orko y fuerte, que pudo cerrar un portal demoníaco de un cabezazo.
Bueno, creo que ya me entienden a donde voy. Solo necesito que recuerden mucho esa frase, porque si, le voy a seguir la coherencia de ese Lore y va a pasar algo similar.
Hasta entonces, nos leemos en el siguiente capítulo... o comentario que hagan.
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