Llegada a la base militar
— Bienvenido a la base militar de Yeoncheon, soldado Kim. — Comentó Bang al descubrir que el nuevo recluta admiraba con asombro su alrededor. — Dices que antes fuiste un capitán, déjame informarte que aquí tendrás que empezar desde cero. — Taehyung chaqueó su lengua al pensar que estaría en un rango mucho más bajo al que pertenecía el tipo que lo acorraló contra el suelo. — No me he presentando, mi nombre es Bang Hyejin y ocupo el puesto de Mayor en esta base.
Taehyung asintió tras escuchar la presentación de la fémina, obsequiándole una sonrisa que de inmediato fue aceptada y correspondida. Sin necesidad de palabras, sin requerimiento del contacto físico, existía una conexión inexplicable que unía a ambos individuos aún sin solicitar el permiso de los mismos. Una mirada era suficiente para que Taehyung comprendiera lo que Hyejin tratara comunicar, una sonrisa bastaba para que Hyejin entendiera lo que Taehyung intentara expresar.
Dos equilibristas sobre una cuerda floja que oscilaba sobre lo raro y lo extraordinario, cubiertos por una capa de afecto que, con el simple aleteo de una mariposa, podría dejarse caer y trasladarlos a un entorno más intimo.
Se trataba de algo nuevo para ellos, esa supuesta atracción con la que ambos habían fantaseado, podría borrarse por completo en un abrir y cerrar de ojos. Apenas era su segundo encuentro, pero estaríamos mintiendo si alguien se atreviera a decir que ambos personajes no habían dejado de pensar en el otro desde la noche de su primer encuentro.
¿Harían algo para detenerlo? En lo absoluto, no había necesidad de hacerlo. Sin embargo, por ese instante, prefirieron ignorarlo.
— ¿Dónde se encuentra el Centro de Entrenamiento de Reclutas? — Preguntó el hombre mientras daba vueltas por la base tal y cómo si hubiera estado en dicho lugar con anterioridad. — Supongo que debo empezar prácticamente desde cero.
— Vaya, eres listo. — Taehyung no pudo evitar ser contagiado por la sonrisa de Hyejin. — Aunque al ya haber pertenecido a la milicia de manera obligatoria y seguir de forma voluntaria, lo más seguro es que te ubicarán en un rango según los resultados de tu evaluación física y mental. — Informó mientras se encogía de hombros. — Pero no tienes que preocuparte por ello en este momento, primero tenemos que realizar el papeleo correspondiente y dejarte prácticamente calvo, como la mayor parte de la población masculina coreana desde los últimos años.
Soltó un suspiro al conocer lo que le esperaba, en su pueblo natal no era común que los chicos utilizaran el cabello largo, por lo que al llegar a Seúl se había enfocado en dejarlo crecer y cuidarlo a su gusto, cosa que había cambiado cuando se presentó a su servicio militar obligatorio y tuvo que recortarlo una vez más. Había pasado algún tiempo desde dicho suceso y se encontraba un tanto afligido al pensar en el tiempo que le tomaría a su cabellera volver a crecer.
— No morirás por recibir un corte de cabello, chico artista. — Hyejin se burlaba en su rostro. — Pero sí podrías hacerlo si el peluquero cortar sin querer alguna de las venas cercanas a tu cabeza. — Se encogió de hombros y soltó una carcajada cuando el joven la miró con preocupación. — Broma, amenaza o advertencia, tómalo como quieras.
A lo lejos, Taehyung pudo apreciar la figura de una persona que podría reconocer en cualquier parte del mundo. Soltó un suspiro ahogado y su sonrisa socarrona provocó que se delatara a sí mismo.
— Pareces conocerla. — Comentó Hyejin al notar la dirección del enfoque de su mirada. — Llegó aquí en el mismo auto que tú, ¿poseen algún parentesco?
— Somos amigos de la infancia, crecimos juntos en nuestra tierra natal.
— ¿Ella también es de Daegu?
— Vaya, eres lista.
— Siempre lo he sido.
Taehyung río incrédulo ante sus palabras. No podía negarlo, ella era de su agrado.
— No solemos reclutar mujeres, ya que ellas, a diferencia de los hombres, no cumplen con un servicio militar obligatorio que les dé entrenamiento previo. — Pronunció Hyejin a la vez que volvía a enfocar su mirada en la fémina. — Sin embargo, se me ha informado que ella ha decidido venir aquí por voluntad propia.
— Y le puedo asegurar que así es.
— Pareces conocerla bien.
Taehyung meditó su respuesta antes de pronunciarla, ¿qué podría decir? ¿cuál información le era permitida soltar y cuál no?
Lee Yoona, su amiga de la infancia, su compañera de entrenamiento militar y su mejor amiga en la actualidad. No sería nada sin ella, de eso estaba seguro. Cómo una hermana mayor que siempre estuvo para él en cada una de las etapas de su vida, pese a ello, cualquier error que pudiera llegar a cometer uno de los dos, podría dar paso al final de la vida de ambos.
Dirigió su mirada a Lee Yoona, la cual evitó el contacto visual en el primer instante en el que hubo conexión. Ella sabía las consecuencias que un mal movimiento les podría traer, ambos eran conscientes del fracaso eterno que les conllevaría el cometer un error irreversible. No podían revelar el vínculo que existía entre los dos, nadie podía enterarse de la relación especial que ambos tenían.
— No tengo nada que ver con ella. — Respondió sin titubear. — Sólo somos conocimos, nada más allá de eso.
La Mayor Bang no se mostró muy satisfecha ante la respuesta que le fue otorgada, sin embargo, decidió dar paso al protocolo de bienvenida y en lugar de seguir su tiempo con Kim Taehyung. No quería que lo involucraran con ella en ese preciso instante, ya que podría llegar a malinterpretarse la situación y cualquier llegaría a pensar que tenía preferencias entre los novatos. El joven músico era de su agrado, por nada del mundo provocaría que fuera blanco de acoso por personas que ni siquiera se soportan así mismos.
Por otro lado, el pecho de Taehyung ardía desde su interior, una flameante llama de sentimientos encontrados danzaba de un lado a otro a la vez que calcinaba todo lo que se encontrara a su paso. Si quería vivir, debía construir una mentira que lo ayudara a salir adelante, por lo que temía quedar atrapado en la misma.
No había vuelta atrás, el segundo paso del plan había sido completado.
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