Muerte.
Un hombre vestido completamente de gris tocaría el hombro de Lázaro, asustándolo por tercera vez.
— Jovencito, escuché mi apellido entre murmuros — dijo aquel hombre.
— Jesús no entiendo por qué el participa, es un pederasta — dijo Lautaro.
Jesús solo calló, hasta que rompió el silencio diciendo.
— Necesitamos su talento, el de comer personas... —.
Lautaro sentía escalofríos del terror...
De repente llegó el demonio Sitri, y a su lado un hombre barbón y deteriorado. Se trataba de Caín quién se propuso redimirse de su pecado.
Caín empezó a brillar y Sitri se volvió una masa que disparado salió hacía la mandíbula del hombre vestido de gris, quién se retorció de dolor y sonriendo mostró afilados y grises dientes.
Y su arma era una mandíbula más potente que una trampa para osos.
Así la vigésima ronda comenzó, y el lugar donde estarían combatiendo sería El Purgatorio...
Por los Dioses, la Diosa Romana de... Espera, no pueden estar ustedes Tres en el coliseo.
Decia el presentador mientras apuntaba a Diosas del destino en el coliseo, Nona, Décima y Morta.
De repente Invidia, la Diosa Romana de la Venganza y los celos, usó un rayo de luz que usaría para polimerizar a las Tres Diosas formando una sola entidad.
De repente Júpiter se acercó al presentador y le entregó un papel con su siguientes líneas...
Ejem.
Por los Dioses, la representación del destino, la fusión entre Nona, Décima y Morta, hablamos de la mismísima muerte... ¡La Parca!
Por la humanidad, el asesino más despreciable de la historia, aquél que mató a más de 150 niños, más grande que Jack el Destripador, o que el Asesino del Zodiaco, el hombre gris... ¡Albert Fish!
— ¿Ese sujeto peleará por la humanidad? — dijo Viktor Bukarov, uno de los más grandes detectives de la historia.
Albert Fish fue abrumado por un monton de almas de niños, 150 para ser prescisos, almas atormentadas y afligidas por ver a aquel humano, pués si te arrebatan la vida, no podrás ir a otro lugar que no sea el Limbo. Por ende todo el rencor de aquellos niños caían como toneladas de peso sobre Albert, a lo que este solo rió, y entre carcajadas dijo.
— Esto me produce mucha pero mucha alegría —.
De repente del lúgubre lugar aparecieron Tres puertas, de ellas salieron tres entes, los purgadores, Anubis, San Pedro y Enma.
Ellos no iban a combatir, sin embargo al poner el alma del humano en la balanza y ver que pesa más que un yunque, los tres pero sobre todo Anubis pondrían cara de asco.
— Yo también pude participar, el es solo un viejo — dijo Jeffrey Dahmer.
— Quizás, pero no hay nadie tan despreciable como él, incluso entre nosotros — respondió John Wayne Gacy.
Albert Fish se lanzó contra La Parca quién solo estiró su mano y antes de que este tocara a su oponente, Albert esquivó su esquelético brazo y de un mordisco como si de una trampa para ratas se tratase, pulverizó el hombro izquierdo de la Diosa Romana, desprendiendo el brazo y causándole muchísimo dolor, de pronto Albert siguió corriendo y en el brazo derecho mordió el codo...
Dejando solo un muñón.
— No soy tonto, sin tus manos no podrás usar tus habilidades — dijo mientras agarraba con ambas manos el inerte brazo de La Parca y empezó a comérselo, todo el público se dió cuenta que entre más comía se iba rejuveneciendo...
— Éste es mi talento, el don de ingerir personas — dijo Albert Fish mientras sus ojos se tornaban de un color rojo sangre.
Caín empezó a desaparecer parcialmente, pués dió una cantidad tan grande de su alma que iba carcomiendo su cuerpo con cada segundo que pasaba... Así que gritó al coliseo.
— ¡Acabala rápido, no nos queda mucho tiempo! —.
Albert Fish solo asintió y como una piraña intentó morder la cara de su oponente, quién a duras penas logró evitar el ataque perdiendo uno de sus vendados ojos, Fish se haría más y más fuerte...
Albert decidió dejar de jugar con su comida y con una llave, dejó inmóvil a su oponente y agarrando con ambas manos la cabeza de La Parca, con una fuerza desmesurada mordió su cráneo, y empezó a ingerir su cerebro de la manera más mórbida posible... Terminando así el combate.
¡Increíble el participante humano logró empatar a los Dioses!
— Tenías razón, su talento nos dió la victoria — dijo Lautaro con los brazos atrás de la cabeza.
Albert Fish abrió su boca de forma tan grande que su cara se partió en dos, muriendo también en el momento...
La Parca VS Albert Fish. Victoria Albert Fish. Duración 11 minutos.
Dioses X Humanidad X.
— Es turno de la última Faraóna — dijo Lázaro.
Fin del capítulo.
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