Jesús salió de la habitación con las siglas RO.

Pronto comenzaría el combate y a juzgar por la actitud prepotente de Hermes, Jesús adivinó quién sería la siguiente en participar por parte de los Dioses.
Por ello eligió a aquel humano.

— Estoy ansioso de saber cual será el siguiente — dijo Albert Einstein — Me hubiera gustado participar también — respondió Marie Curie — Quizás tengas otra oportunidad más tarde — dijo Einstein.

Horus se encontraba tratando las heridas de Ra, pues ella ya no podía hablar, su mandíbula salió volando. Afortunadamente, Ra sabía usar telepatía con sus similares del panteón Egipcio.

— ¿Por qué no me recomendaste a mi Ra? Sabes que soy muy fuerte — preguntó Osiris — no confío en ti, además ella tiene el potencial suficiente para machacar a cualquier sucio humano — respondió.

¡La décima tercer ronda de la batalla final entre el Dios y el hombre da inicio!

Por los Dioses, la patrona de los artesanos y arquitectos, aquella que inventó la construcción y se la dió al mundo, la Diosa principal del Menfis Ella es...
¡Ptah!

Por la humanidad, el pionero en la destrucción, trajo el averno al mundo, el físico que revolucionó las guerras y sobre todo las armas, estamos hablando de...
¡Robert Julius Oppenheimer!

El combate transcurrirá en Nagasaki por petición del participante de parte de la humanidad.

El cielo se oscureció y las nubes se apartaron, y las tinieblas apareció...
¡Belial! El demonio más poderoso de Salomón.
Y una vez en el coliseo miró a Ptah y pronunció.
— Te haré añicos, por todos mis compañeros caídos — dijo.
Mientras se transformaba en un par de guantes de cuero.
— Esta es mi redención, dí mi alma para este combate — dijo Judas Iscariote.
— Sabes, estos guantes me permiten cambiar la física y química a voluntad — dijo Oppenheimer.
— Vaya, que interesante saberlo — respondió — sin embargo, no me interesan esas invenciones humanas, de hecho odio las ciencias — agregó.
Robert, puso cara de asco y echó a correr contra su oponente.
De una patada tiró al suelo a Ptah y quitó la fricción de su cuerpo impidiendo que esta pudiese levantarse.
— ¡Basta de bromas! — dijo Ptah mientras no dejaba de resbalarse.
— De hecho estos guantes también me otorgan la fuerza de Belial — dijo Oppenheimer.

— Yo también pude participar — dijo Stephen Hawking — Tu no tendrías oportunidad — dijo Erwin Schrödinnger — ¿Y tú si? Yo debí participar — exclamó Isaac Newton.

Robert sacó del bolsillo de su gabardina un trozo de Galio, el cual con rapidez fundió y lanzó miles de agujas hechas del metálico material.
Y la potencia fue tal que voló uno de los cuernos de Ptah, llevándose consigo el ojo izquierdo de Ptah.
Quién con destreza usó su gigantesca espada para arremeter contra Oppenheimer, quién esquivó fácilmente, su oponente no era difícil de predecir.

Robert estuvo todos esos minutos guardando inercia en sus guantes, hasta que... ¡Zas!
Ambas piernas de Ptah fueron desintegradas por la fuerza centrífuga de la inercia de Oppenheimer, los fuertes vientos azotaban a los espectadores.

Pronto Ptah decidió atacar, usando su espada para no caer embistió a Robert, quién retrocedió para pensar en una solución.
Pasaron los minutos y Oppenheimer seguía esquivando.
— ¡Deja de huir! — gritó Ptah para luego sacar un par de picas en forma de Anj de la y luego las lanzaría hacía Robert. Quién con menos suerte que antes recibiría un ataque teledirigido hacía sus ojos, quedando completamente ciego, sin embargo afortunadamente pudo retroceder en el momento preciso para no recibir más daño.

Robert Oppenheimer jugó todo a su última carta, usando un trozo enorme de Plomo, que en segundos se haría líquido y cubrió a Robert.
Y antes de que el recubrimiento se concretase Robert, lanzó un pedazo de... Plutonio a punto de explotar.
El presentador exclamó que recubriesen el coliseo de de un material resistente.
Y así la única que fue desintegrada fue Ptah, no quedando rastro de ella.
La explosión fue tan grande que desintegró todo Nagasaki y los espectadores estaban impacientes de ver el resultado de la batalla.

¡Que está pasando, la explosión acabó con ambos! O no, ¡Esperen!
Algo se mueve.

De repente el cuerpo calcinado de Robert Oppenheimer logró sobrevivir gracias al recubrimiento de Plomo, salió de los escombros y alzó su mano en señal de victoria.
¡Sin embargo! El esqueleto quemado lanzó su espada contra Robert quién no pudo esquivar el impacto, no obstante, Belial salió de los guantes y con potente fuerza frenó el ataque.
Y Ptah murió finalmente.

— ¡Lo logró! — exclamaba el público.

¡Y así finaliza la décimo tercera ronda!

Ptah VS Robert J. Oppenheimer. Victoria Robert J. Oppenheimer. Duración 30 minutos, 12 segundos.
Dioses VI Humanidad VII.

— Perdimos otra vez... — dijo Hermes perdiendo la cabeza.

Odín llegó con el Dios mensajero y le ofreció su ayuda...

Lázaro estaba muy feliz, ya que Robert logró ganar.
— Ya solo nos faltan seis victorias más — exclamó — No es momento de festejar, espero que con esto me perdones Jesús — dijo Judas.

Fin del capítulo.