Versión alternativa de la vigésima tercera ronda...

Volviendo al presente.

Por los Dioses, el Dios filisteo que fue demonizado, el gran señor de las moscas, su presencia forma parte de la trinidad demoníaca junto a Lucifer y Leviatán... ¡Beelzebub!

Por la humanidad, la bruja terrateniente, la mujer conocida como "La Quintrala", la definicion de aristocracia, bella, perversa y abusadora...
¡Catalina de los Ríos y Lisperguer!

Belial quién habia descendido de los cielos se transformó en un gigantesco látigo con pinchos en todo su largo y una afilada cuchilla en el extremo.
Arma qué, Catalina tomó casi sin mirar.

- Oh, querida... Después de todo lo que he hecho por tí, vamos a tener que enfrentarnos - dijo Beelzebub.
- Después de todo, no valió la pena, finalmente podré, usar toda mi magia contra alguien a la altura - respondió la Quintrala.

De repente Catalina empezó a azotar, como si de un esclavo se tratase, aunque Beelzebub no se movía un milímetro. Tres círculos de fuego rodearon a la humana y empezaron a girar, el látigo se prendió en llamas y de un solo ataque directo y veloz, se clavó en el ojo izquierdo del demonio, de un tirón se llevó consigo tanto el ojo como parte del párpado superior.
Beelzebub con furia materializó un báculo, con el cuál, invocó a una horda de moscas que volaron hacía Catalina de los Ríos y Lisperguer, quién con un halo de fuego, incineró todos los insectos que se acercaban.

La humana con destreza amarró el cuello de su oponente, quién agarrando el látigo tironeó de aquél, trayendo lentamente a la humana, y de un golpe al vientre las ruedas de fuego desaparecieron, de un segundo embate sin precedentes, la mandó volando contra la pared del coliseo, justo abajo de las gradas.

Luego de caer, Catalina lanzó un hechizo, de repente una lluvia de sangre hirviendo cayó sobre Beelzebub, quemando su piel morada...

Lázaro estaba estupefacto, era sadismo puro.
Beelzebub se retorcía del dolor.
— Estúpida humana... ¡Sufrirás! — exclamó.
— No antes que usted, mi señor oscuro — respondió.
Acto seguido el látigo se transformó en un gigantesco sable, el cuál de un violento corte rebanó la cabeza de Beelzebub.
¡Sin embargo! Seguía con vida, Catalina de los Ríos y Lisperguer lo comprendió en ese preciso instante...
Tenía que... Desintegrar a su enemigo, eso haría Catalina, usando una cantidad incontable de Círculos de fuego rodando a su alrededor, empezó a flotar y cuando todos los anillos se alinearon... Un rayo fotónico de fuego incineró completamente el cuerpo de Beelzebub, dejando como único rastro el ojo que Catalina aún no le quitaba.

Jesús celebraba la victoria con un poco de temor por la humana, pero al fin y al cabo era solo una humana más...

Fin del capítulo.