〖16〗
Jeon SoYeon había entrado a su recámara con un moretón en la mejilla. Su hermano, JooYeon, que a pesar de que era menor que ella, le había dado una terrible paliza después de un combate de práctica.
Se sentía furiosa, es más, la palabra le quedaba corta. Detestaba ser la mayor y ser despreciada por su reino. Nadie confiaba en ella como futura reina, JooYeon era menor, pero era hombre y fuerte físicamente, y solo eso bastaba para que las personas pusieran todas sus esperanzas en él.
—¡Lo odio! —gritó cuando su madre entró a su recámara.
—Debes tranquilizarte.
—¿Cómo esperas que lo haga? Siempre que estamos practicando un combate escucho los cuchicheos de todos alrededor, diciendo que ni siquiera debería estar intentándolo, que debería conformarme con solo ser una seguidora más de JooYeon. ¿Tienes idea de lo indignante que es eso?
Ella quería demostrar que podía hacerlo, podía ser una buena reina, que ella era la mayor y merecía ese puesto independientemente de si era hombre o mujer. La corona le pertenecía, pero debía convencer a su gente para ello.
La reina estaba consciente de eso, y lo cierto era que, aunque ambos eran sus hijos, estaba de acuerdo con su primogénita.
—Jeon SoYeon, eres una mujer hermosa...
—¿Y eso de qué me sirve? —espetó—. No me lo digas solo para que me conforme con ser una buena esposa y la sombra de mi hermano.
—Al menos déjame terminar —se acercó a ella y la miró directo a los ojos durante unos segundos. Inició a acariciar el cabello de su hija y luego lo pasó por detrás de su oreja, dejando más a la vista el golpe en el rostro—. Eres hermosa, inteligente y fuerte. Cada una es un arma si lo sabes manipular bien y tú tienes las tres, aprovéchalo y demuestra a cualquier costa que eres la mejor, incluso si se trata de tu hermano. Solo así, las personas verán tu potencial como heredera.
Dicho eso, la reina se fue y dejó a su hija pensando en esas palabras.
Su hermano era fuerte, pero nada más que eso, le faltaba mucha astucia aún, y ella se había perdido tanto en el enojo y sus ganas por vencerlo en batalla, que había olvidado que para ganar se necesitaba más que golpear bien.
Después de tomar un baño, bajó al comedor, donde su familia se encontraba cenando, su hermano y su padre bebían vino como si no hubiera un mañana.
—Vaya, perdedora, pensé que te saltarías la cena —se burló JooYeon—. ¿Por qué no vienes y me sirves más vino? Así te empiezas a acostumbrar a tus quehaceres cuando te cases.
SoYeon no dijo ni una palabra como normalmente haría, tampoco mostraba ningún tipo de expresión en su rostro, pero no desobedeció a la petición de su hermano. Se acercó a una de las sirvientas, le quitó la jarra de vino de las manos y caminó hacia el costado derecho de su hermano para verter el vino en su copa.
—Mañana, volvamos a intentarlo.
—¿No te cansas de humillarte? —se carcajeó.
—¿O tú tienes miedo de que esta vez pueda vencerte?
JooYeon dejó de reír y la miró con furia. Colocó la copa sobre la mesa con brusquedad, ocasionando que el vino se rebalsara sobre la superficie. El príncipe se puso de pie para encarar a su hermana.
—¿Vencerme? —cuestionó—. Eres una debilucha al lado mío. Ni en tus mejores sueños podrías vencerme —la miró directo a los ojos, su hermana tenía que alzar el rostro para verlo, pues él era más alto—. Pero está bien, hagámoslo mañana.
—Con espadas de verdad —indicó ella.
JooYeon soltó un pequeño bufido para luego volver a sonreír.
—Espero que esta valentía la sigas manteniendo durante nuestro combate.
—Así será.
Y así fue. Ninguno de los dos lo dijo de manera explícita, pero en la mirada de ambos se podía ver que estaban dispuestos a luchar incluso hasta la muerte desde el momento en que acordaron hacerlo con espadas reales. No era una sorpresa para nadie que ellos no se querían como la familia que eran. Tener lazos de sangre siempre fue importante para cualquier reino, pero eso a ellos no les importó.
La palabra "familia" fue lo último en lo que SoYeon pensó cuando ese día en específico, su espada cruzó el pecho de su hermano menor, quitándole la vida.
Todo el resto de la tarde lo pasó como si estuviera en una especie de trance, había asesinado a su hermano para demostrar su fortaleza, la noticia se esparció como el polvo y ahora sus súbditos temían de ella, otros iniciaron a respetarla más y otros se encontraban molestos, pedían que su cabeza fuera cortada por haber acabado con alguien de su misma sangre y además el heredero al trono.
Su padre, el rey, apaciguó todo a regañadientes. No era una sorpresa que su hijo varón era su preferido entre los dos, pero ahora él estaba muerto y la única heredera era su primogénita. No le quedó de otra más que aceptarlo.
La reina, en cambio, felicitó a su hija por su valentía y antes de los Prixodium constantemente le hacía comentarios sobre jamás darse por vencido y ser mejor que todos los demás, incluso si eso implicaba manipulación y traición. Como siempre, aprovechándose de su belleza y de su astucia.
Eso fue justo lo que SoYeon hizo, haciéndose pasar por una princesa reservada y dejándose subestimar por todos los demás que entrarían a pelear por la corona junto con ella. Hasta que en la noche de la cena, justo cuando todos se estaban retirando, conoció a Kim HyoJong, el príncipe de Nebilia.
Esa noche, ella perdió su virginidad con él. No lo hizo porque le gustara y mucho menos por goce, lo hizo para crear un lazo con él. Porque ambos prometieron protegerse en los Prixodium y conseguir los diamantes juntos luego de eso.
[Actualidad]
SoYeon y HyoJong acorralaron a DongHan contra una roca gigante, apuntándoles con sus espadas, DongHan también se encontraba armado, a pesar de que luchar contra dos personas no iba a ser tan fácil para él.
—No queremos asesinarte —comentó HyoJong. SoYeon dirigió la mirada hacia él durante un segundo, antes de volver a posarla en el príncipe de Haluxia—. Solo danos el diamante.
—No sé de qué hablan, yo no poseo ningún diamante.
—No hace falta que mientas —habló la princesa—. Utilizamos magia para localizar uno de los diamantes desaparecidos y nos llevó hacia ti. Lo único que debes hacer es darnos el diamante fucsia y prometo que desapareceremos de tu vista.
—¿Y qué pasará conmigo después? Independientemente de si me matan o no, si les doy esto igual moriré en este bosque, ¡y no quiero morir aquí! Lo siento, pero darles el diamante no es una opción para mí.
—Como desees.
SoYeon fue quien decidió iniciar la batalla. Dirigió el filo de la espada hacia el cuello del príncipe, pero este pudo esquivarla a tiempo, por lo que el metal chocó con la roca. HyoJong se involucró en la pelea también, más DongHan sabía defenderse muy bien, contrario a lo que había demostrado en Eraditia, él era un buen guerrero que detenía cada golpe que intentaban propinarle con la espada y con el puño. Cuando SoYeon se acercó a él, este volvió a esquivar el golpe y le dio un puñetazo en el rostro antes de estrellar su cabeza contra otra roca. El golpe fue tan brusco, que la chica cayó relativamente inconsciente sobre el suelo, sintiéndose adolorida y con la sangre y la mugre mezclándose sobre su piel.
HyoJong logró hacerle un corte al otro chico en el brazo, ocasionando que soltara la espada, le dio una patada en el abdomen que le hizo caer al suelo, pero justo cuando HyoJong se colocó encima de él, alzando la espada con las dos manos para insertarla en su corazón, DongHan tanteó en el suelo, alcanzó lo que parecía ser la punta de una flecha rota y la clavó en el tobillo de HyoJong, sacándole un fuerte quejido por el dolor y que también soltara su arma. Lo empujó, haciéndole caer. Esta vez fue DongHan quien se colocó encima de HyoJong, tomó la espada del mismo príncipe y la alzó para asesinarlo con ella.
HyoJong pudo jurar que iba a morir ahí mismo. No obstante, de un momento a otro, la espada cayó sobre el pasto junto con una mano aún aferrada a ella. Lo siguiente que HyoJong escuchó fue el grito desgarrador de DongHan, con la sangre deslizándose por todo su brazo y gotas de la misma cayendo sobre él, pues su mano había sido desprendida del resto de su cuerpo.
La causante de eso, por supuesto, no había sido nadie más que Jeon SoYeon.
La chica atravesó la espada en el abdomen de DongHan y poco después le dio una patada que le hizo caer lejos del cuerpo de HyoJong. Volvió a caminar hacia él y colocó su pie sin ninguna clase de piedad sobre la muñeca herida de DongHan, haciendo que este volviera a gritar del dolor. Ella se agachó hacia el bolso del príncipe e inició a buscar en su interior hasta que logró encontrar el diamante.
Sin decir una sola palabra, se dirigió hacia HyoJong y lo ayudó a ponerse de pie. El chico no podía caminar muy bien, por lo que ella pasó el brazo del mayor por sobre sus hombros para que tuviera un poco más de apoyo.
—¿Lo dejaremos así? —preguntó HyoJong.
La chica analizó la imagen que se mostraba frente a ella. La sangre alrededor de DongHan iniciaba a esparcirse cada vez más, manchando el pasto de color carmesí, su mirada parecía estar desenfocada y le estaba costando mucho trabajo respirar, además, había iniciado a salirle sangre de la boca también.
—Morirá desangrado. Vámonos, ya tenemos lo que nos importa —iniciaron a caminar—. Necesitas recuperarte, aún tenemos dos diamantes más por buscar.
SeokJin, JungKook, JiMin y YoonGi, acordaron buscar el diamante amarillo, el único que aún aparecía en el mapa y, por lo tanto, nadie había tomado aún.
El camino fue bastante silencioso entre ellos. Todos iban prestando atención a su alrededor y lo que sea que pudiera convertirse en una amenaza para ellos. SeokJin era quien los dirigía con el mapa en manos, JungKook iba a su lado, JiMin y YoonGi iban dos pasos atrás de ellos.
Habían perdido la cuenta de cuánto tiempo habían estado caminando, y pese a que todos ya se encontraban agotados, ninguno dijo nada al respecto y solo continuaron andando.
Al cabo de un rato. JiMin frunció el ceño cuando percibió un mal olor.
—¿Soy yo o algo aquí apesta?
JungKook cubrió su nariz con su mano.
—Parece que algo se está pudriendo.
—Creo que ya encontré la razón —comentó YoonGi.
Todos voltearon a ver hacia donde YoonGi miraba, encontrándose con un cuerpo decapitado y en estado de descomposición. Intercambiaron miradas durante un momento y, con precaución, se acercaron a él.
La sangre ya estaba seca, había varios agujeros en el cuerpo a causa de los gusanos, le faltaba su brazo derecho y muchas moscas lo rondaban también, sin duda, no era algo agradable de presenciar. Aunque por lo que se apreciaba del uniforme, SeokJin pudo deducir de quién se trataba.
—Es el príncipe de Zutonia.
—¿Jackson? —dijo JungKook, sorprendido.
—Le cortaron la cabeza —comentó YoonGi—. No pudo ser algo del bosque, esto lo tuvo que haber hecho otro príncipe.
—Entonces esto va muy en serio —dijo JiMin, atónito—. De verdad nos estamos asesinando.
No es que fuera algo nuevo, todos sabían que tenían que luchar por la corona de Xumiria. Pero aún no parecía ser tan real hasta ese entonces. Ellos no habían luchado contra nadie de otro reino, en cambio, habían reunido fuerzas. Pero ver a uno de los suyos asesinado por otro de los suyos, era impresionante y muy aterrador.
—Miren eso —señaló JungKook.
El cuerpo estaba en muy mal estado, pero no lo suficiente como para que iniciaran verse los huesos, por eso al menor le sorprendió el hecho de que las costillas estuvieran tan visibles, como si le hubieran arrancado la piel.
—Vámonos de aquí —pidió SeokJin—. No quiero seguir viendo esto.
Todos dieron la media vuelta para alejarse, hasta que el ruido de ramas secas siendo aplastadas llamó su atención. Giraron hacia varios lados, en buscas del causante, pero no pudieron encontrarlo.
Sutilmente, JungKook tomó la mano de SeokJin, tratando de transferirle un poco de seguridad, aunque no funcionó demasiado cuando volvieron a escuchar como si algo se escabullera entre la maleza.
YoonGi dirigió la mirada hacia varios lados, hasta que se dio cuenta de algo; si el zutoniano había sido decapitado, ¿dónde estaba la cabeza? Había desaparecido al igual que su brazo.
Pero su respuesta llegó a él cuando a varios metros de distancia, bajo el tronco de un árbol, divisó lo que parecían ser unos huesos prácticamente triturados.
Regresó la mirada hacia los chicos, vio que JiMin abrió la boca para decir algo, pero de inmediato se la cubrió con su mano para evitar que hiciera ruido.
JungKook volteó a verlo, y con un gesto de su cabeza, el rey de Distria le indicó que se tenían que ir. El menor asintió y lentamente fueron retrocediendo.
Aunque para su desgracia, el animal ya los había percibido.
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Al fin otra actualización de War of Love jajaja
Ténganme paciencia porfas ;;
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