Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

〖14〗


JiMin despertó con la respiración pesada, a la vez que se incorporaba con brusquedad.

Bajó la mirada hacia sus manos, no entendiendo muy bien lo que estaba pasando, ¿así se veía la vida después de la muerte? Tocó su cuello y se dio cuenta de que tampoco tenía ninguna herida por esa zona. Estaba completamente sano.

Miró a su alrededor, notando entonces que estaba dentro de una tienda de campaña. Sin pensarlo demasiado, salió de ahí, sintiendo el corazón casi salir de su pecho.

—¡TaeMin!

Sin embargo, él no estaba ahí.

JungKook y SeokJin estaban acurrucados frente a la fogata mientras YoonGi se encontraba de pie y brazos cruzados al lado de un árbol. Los tres voltearon a verlo cuando hizo acto de presencia. Y aunque se alegraron por verlo despierto, JiMin no pudo evitar sentirse mal.

—Sigo vivo —murmuró.

—Deberías agradecérmelo, utilicé dos veces mi magia para poder sanarte. Ahora estamos a mano.

JiMin subió la mirada hacia YoonGi, quien se mostraba imperturbable al igual que siempre. Eso por alguna razón le molestó.

—Yo no te pedí que me salvaras —frunció el ceño.

—JiMin, ya no estamos dentro de la neblina, ya no eres una damisela en riesgo y ya no tienes que seguir fingiendo que quieres morir.

JiMin le dedicó una mala mirada a YoonGi durante varios segundos. Quería responderle, en serio que la lengua le picaba por soltar todos los insultos que se le cruzaban por la mente. Pero en lugar de eso, solo se alejó de todos ellos hasta perderse en la oscuridad de la noche.

YoonGi suspiró pesado, arrepintiéndose instantáneamente de lo que había dicho. Rascó su nuca mientras maldecía por lo bajo e iba en busca del príncipe.

JungKook y SeokJin se mantuvieron viendo la escena hasta que ambos desaparecieron. Procuraron no entrometerse, ya que parecía ser algo que solo ellos dos debían resolver.

—Ahora estamos solos —dijo JungKook.

—Tal vez deberíamos seguirlos, por si algo sucede.

—Estarán bien, a menos que JiMin termine asesinando a YoonGi.

—Creo que eso es lo que debemos evitar.

Ambos sonrieron, aunque el gesto se desvaneció en tan solo un par de segundos.

—Es curioso, ¿no lo crees? —comentó JungKook, viendo hacia el fuego—. El príncipe Park se veía decepcionado por seguir con vida, pero yo estoy feliz de que tú y yo lo estemos —se giró hacia SeokJin—. ¿Tú cómo te sientes?

—No me importa morir o vivir, siempre y cuando tenga le seguridad de que tú estarás bien.

—No quiero estar en un mundo donde tú no lo estés.

JungKook de puso de pie, alejándose de la calidez del cuerpo de SeokJin, este último se mantuvo viendo hacia la fogata, perdiéndose por completo en sus pensamientos.

No obstante, regresó en sí cuando escuchó el sonido seco de algo caer al suelo, justo al lado suyo. Giró el rostro en esa dirección, quedando boquiabierto al ver a su amante ahora totalmente desnudo.

Se puso de pie, observando todo su entorno para asegurarse de que YoonGi y JiMin no estuvieran lo suficientemente cerca como para apreciar la desnudez del pelinegro. Luego regresó la mirada a él, aún sin ocultar su sorpresa.

—JungKook, qué...

—Hagámoslo.

—¿Qué? —soltó, anonadado por la repentina propuesta.

—Hoy te vi morir, SeokJin —se cruzó de brazos, sintiendo un escalofrío de sólo volver a pensar en la imagen de SeokJin desangrándose, sin que él pudiera hacer nada para ayudarlo.

—Cielo, solo fue una alucinación —colocó sus manos sobre los hombros del contrario.

—Lo sé, pero todo se sintió tan real, que... —se mordió el labio inferior por unos segundos—. En serio pensé que no volvería a tenerte conmigo. Pensé que no volvería a escuchar tu voz, ver tu sonrisa, sentirte junto a mí. No quiero volver a sentir eso —negó—. Pero... creo que ahora realmente soy consciente del peligro que representa este lugar y... ¿y si ninguno sale con vida?

—Oye, no. No digas eso. Vamos a salir de aquí.

—Pero, ¿y si no sucede? Nadie sabe lo que pasará. Y si voy a seguir con la incertidumbre hasta que los Prixodium acabe o hasta que alguien logre matarme, no quiero seguir esperando. Así que... —suspiró mientras señalaba la tienda de campaña donde ellos dormirían—. Quiero que te desnudes y me hagas el amor, ahora —ordenó, sintiendo las mejillas calientes.

En efecto, ese no era el lugar ni el momento más adecuado como para pensar en ese tipo de cosas. Pero ver a JungKook con una expresión que le parecía de lo más tierna, con una actitud demandante y con un cuerpo de ensueño mostrando todos sus atributos... definitivamente SeokJin no podría negarse.

YoonGi llegó al lado del río donde JiMin se había detenido para tomar asiento sobre una enorme piedra, cerca de la orilla. Al rey de Distria no le sorprendió ver el agua, pues por eso habían decidido pasar la noche en ese lugar, la corriente del agua incluso podía escucharse en donde estaban acampando.

Sus ojos se habían adaptado a la oscuridad y la luz de la luna. Pese a que no podía ver a JiMin con extrema claridad, podía distinguir su silueta.

—Perdóname. No quería actuar como un hijo de puta.

—Pues entonces tienes un grave problema, porque siempre actúas así.

YoonGi esbozó una sutil sonrisa ante la respuesta del contrario. Se acercó más a él, hasta colocarse al lado suyo.

—¿Puedo sentarme?

JiMin no respondió, así que YoonGi tomó eso como un sí. Se sentó a su lado derecho, sobre la misma roca, y permanecieron en silencio por un corto lapso de tiempo, hasta que YoonGi decidió volver a hablar.

—¿Quién es TaeMin?

—No es nadie.

—¿En serio? Porque lo nombraste un par de veces, cuando saliste de la tienda y cuando estábamos dentro de la neblina. Dijiste que le debías la vida.

JiMin mantuvo la mirada en el río, no muy seguro de querer responder. Sin embargo, al cabo de unos minutos lo terminó haciendo.

—Era mi amigo... y mi amante. Mis padres se dieron cuenta de ello y no les agradó la noticia. Amenazaron a TaeMin con hacerle daño a toda su familia si no se alejaba de mí, yo no lo supe hasta poco después. Pero fui egoísta y lo convencí de seguir a mi lado en secreto. Cuando padre lo supo... él... —tragó saliva, sintiendo un enorme nudo en la garganta que le estaba impidiendo hablar con claridad—. Lo metió a un calabozo, me llevó donde él y me obligó a asesinarlo. M-me resistí todo lo que pude, le supliqué que se detuviera. No podía hacerle eso a la persona que amaba, pero mi padre sí, así que él lo mató para darme una lección. Luego incendió el hogar de TaeMin con su familia dentro y lo hizo pasar por un accidente.

—Santo cielo, tu padre es un monstruo.

—Cada día que me despierto pienso que... si no hubiera sido tan iluso en querer luchar por nosotros y pensar que las cosas saldrían bien, si hubiera pensado más en él que en mí, TaeMin y su familia seguirían con vida y estarían a salvo.

—No fue tu culpa, JiMin.

El príncipe esbozó una sonrisa amarga y negó con la cabeza.

—La neblina no me hizo querer acabar con mi vida, YoonGi, lo he querido desde hace mucho tiempo. Si ser un rey significa ser un monstruo, entonces yo no quiero serlo. Jamás lo quise. Lo único que quise siempre fue huir. TaeMin y yo planeábamos escapar de Eraditia, irnos a un lugar donde nadie me reconociera y poder iniciar una vida juntos... pero él ya no está.

—No nos metas a todos en un solo saco. Yo soy rey y no soy un monstruo. Sí, soy un hijo de puta, pero no un monstruo. Que tu padre sea así, no significa que tú serás igual cuando heredes la corona, en realidad podrías hacer del reino uno mejor —suspiró sonoramente—. Pero si en verdad eso no te interesa... aún puedes huir.

JiMin giró el rostro hacia él.

—¿De qué hablas?

—Tienes que aprender a vivir sin culpa. Tú no hiciste nada malo, lo hizo tu padre y es él quien debe enfrentar las consecuencias, no te sientas atado por él ni por nadie. Si estás siendo sincero y de verdad quieres dejarlo todo... Cuando esto termine, puedes escapar e irte a Distria —se alzó de hombros—. Puedes iniciar una nueva vida ahí, si tú quieres. No es tan cálido como Eraditia, es un lugar muy frío, pero no tienes que preocuparte. Me encargaré de que vivas bien.

—¿Por qué me ofreces eso? ¿Por qué quieres ayudarme?

YoonGi se alzó de hombros nuevamente.

—¿Lo de la noche de la cena es verdad? ¿Por eso me ignoraste después de que regresaras de hablar con tu madre?

—Es verdad —respondió en voz baja, desviando la mirada hacia el río—. No me había sentido así desde TaeMin. Se supone que no debía decírtelo, pero pensé que no viviría para sentir la humillación que siento ahora.

—No tienes por qué sentirte así.

—Por favor, YoonGi, no tienes que ser condescendiente.

—No lo soy, solo estoy siendo sincero. Escucha, yo... vivo en una mentira. Mi matrimonio con Suran no es real. Nunca la he amado de esa forma, ni ella a mí. Éramos muy buenos amigos, ella servía en el castillo y luego me di cuenta de que su padre la quería vender al hijo de un duque. Era un hombre horrible tanto por fuera como por dentro, se sabía que varias de sus esposas habían fallecido por "causas misteriosas". Ella era bella, inocente y pura, todo lo que ese hombre buscaba. Pero no pude permitir que se fuera con él. Les dije que ella no estaba disponible, les dije que ella era mi amante y que nos íbamos a casar. Y así fue. Su padre murió por enfermedad luego de nuestro casamiento, pese a ello, continuamos con la farsa, no nos incomodaba fingir nuestro amor. Luego la presión de tener un heredero empezó a caer sobre nuestros hombros. Intentamos tener un hijo, muchas veces, yo nunca había estado con una mujer hasta ese entonces, y fue ahí cuando descubrimos que... jamás habría un heredero porque mi semilla no sirve. No puedo embarazar una mujer. Soy hijo único, así que eso representaba un problema para mi reino. Cuando se anunciaron los Prixodium, jamás pensé en ganarlo. Iba a luchar, pero también estaba dispuesto a rendirme en el último momento. No soy digno de tener una corona cuando no puedo darle a mi reino la seguridad de que tendrá un buen heredero que seguirá viendo por él —suspiró con pesadez—. Y... realmente no sé por qué te estoy contando todo esto porque lo que de verdad quiero decir es que... todo este tiempo no he dejado de pensar en lo que dijiste, y es porque no sé qué siento al respecto. Si nunca me he enamorado, no sé qué es lo que debo sentir.

—Bueno, no es que tengas que corresponderme. Y tampoco dije que me había enamorado de ti, solo que sentía algo.

—Es solo... que no sé si siento lo mismo que tú, solo sé que no es rechazo. Cuando te vi dentro de la neblina, lo único que tenía en mente era que no quería dejarte morir. Y siendo sinceros... JungKook y SeokJin no me importan tanto como tú lo haces.

—Wow, viniendo de ti, creo que eso es muy halagador.

—Lo es. Tal vez por eso me indignó tu actitud cuando me ignoraste —asintió con una sonrisa burlona hacia sí mismo—. Pero no importa lo que sea, en serio deseo que estés bien y la propuesta de que vayas a Distria es real.

—YoonGi...

—No respondas ahora, hazlo hasta que todo esto termine y salgamos con vida de aquí.

JiMin no lo mencionó en voz alta, pero en su interior se sintió muy agradecido de que YoonGi lo invitara a vivir a su reino. Estaba bien, él había sido sincero con sus sentimientos y YoonGi también. No le importaba si le gustaba o no, lo único que necesitaba ahora era un amigo y YoonGi era lo más parecido a eso en ese momento.

No obstante, una duda muy lejana al tema que estaban tratando se le vino a la cabeza.

—No conseguimos obtener el diamante, ¿cierto?

YoonGi suspiró, mostrando con ello su decepción.

—No. Pero esto aún no acaba, vamos a recuperarlo al igual que los otros dos. No importa quién los tenga. Confía en mí.

•••

JungKook aferró sus manos a la espalda de SeokJin, clavando las uñas en su piel y entregándose por completo al hombre que amaba.

SeokJin se había acomodado en medio de las piernas del pelinegro. Compartieron muchos besos y muchas caricias, siempre le daban prioridad a estas dos porque así se sentían más deseados, amados y unidos al otro. Más allá de solo tocar sus cuerpos, era como si todo su ser, incluso sus almas, se reencontraran y estuvieran a la total disposición del contrario. Con ello experimentaban el mayor placer que solo habían conocido el uno con el otro desde la primera vez y que no se podía igualar a nada en todo el mundo.

JungKook flexionó más las rodillas, alzando las plantas de sus pies. Contuvo la respiración cuando sintió a SeokJin entrar lentamente en su interior. Siempre era un poco doloroso, pero le era fácil acostumbrarse una vez que entraba por completo y su interior se amoldaba al grosor de su pareja. Se vieron a los ojos por un momento, la mirada de ambos brillaba con tanto afecto, que fue inevitable que sus bocas volvieran a encontrarse para un nuevo beso.

Era demasiado peligroso lo que estaban haciendo, lo sabían. Se suponía que debían estar alertas ante cualquier amenaza, pero en un momento tan íntimo como ese, no podían pensar en nada más que no fueran ellos dos y el calor que se esparcía por sus cuerpos, provocándoles más de un espasmo y constantes jadeos.

Mas siendo sinceros, para ese entonces ni siquiera les importaría morir después de eso.

JungKook se aferró tanto a SeokJin, que en ocasiones le era difícil al castaño moverse. Sin embargo, no se atrevió a decirle nada, no podía imaginarse lo duro que debió haber sido para él creer que lo había perdido. Si la situación fuera al revés, SeokJin probablemente hubiera enloquecido por pensar que JungKook había muerto. El pelinegro era un hombre noble, pero seguía siendo fuerte física y emocionalmente, admiraba mucho eso de él. No obstante, ser consciente de que su pareja consideró seriamente quitarse la vida por él, le conmovió y a la vez lo hirió. No quería que JungKook hiciera eso si algo le pasaba. Quería que siguiera siendo el hombre de sentimientos fuertes que tanto le gustaba, el mundo no podía perderse a alguien como él solo por culpa suya.

—E-estás pensando demasiado —dijo el pelinegro, jadeante. Sostuvo a su pareja de las mejillas para obtener toda su atención—. ¿En qué piensas?

SeokJin se quedó mirándolo durante unos segundos. Reacio a decirle la verdad, se inclinó para volverlo a besar. JungKook estaba tan sumido en el placer que no le importó la evasión del tema y en cambio, correspondió al beso con necesidad. Gimió sobre la boca de SeokJin cuando este aumentó la velocidad en los movimientos de sus caderas. Inició a tocar ese punto exacto que hacía a JungKook retorcerse y derretirse debajo suyo. Sus paredes se contraían, ocasionando que SeokJin lo sintiera más apretado, llevándolo a soltar leves gemidos también.

—SeokJin —susurró JungKook. Su voz sonó tan dulce y excitada, que SeokJin incluso sintió su miembro palpitar dentro del pelinegro.

—Te amo —también susurró.

SeokJin escondió el rostro en el cuello de su amante y continuó embistiéndolo, hasta que ambos lograron tocar el cielo y las estrellas por un corto lapso de tiempo.

Ambos se mantuvieron recostados al lado del otro, dentro de su campaña de acampar, mientras se recomponían de la reciente actividad.

JungKook llevó su mano izquierda a su abdomen bajo. SeokJin había liberado toda su esencia dentro de él y ahora podía sentirla salir. Nunca le había molestado que su amante hiciera eso, en realidad, por alguna extraña razón le gustaba.

—Eso fue increíble —comentó, con una amplia sonrisa en el rostro.

—Siempre dices eso cuando hacemos el amor —también sonrió.

—Es porque siempre es increíble.

SeokJin se alzó, apoyándose con uno de sus codos, para ver fijamente a su pareja. Había pasado de una expresión totalmente relajada a una mucho más seria.

—JungKook, hay algo que debo decirte —dijo en voz baja.

JungKook también se alzó, intrigado por la tensión que podía percibir en su príncipe.

—¿Qué sucede?

SeokJin se incorporó por completo y alcanzó una de sus botas, metió la mano en ella como si estuviera buscando algo dentro. JungKook solo lo miro, expectante. Pero pronto sus ojos se abrieron más de lo normal cuando su pareja le mostró, dubitativo, la pequeña piedra color turquesa que reposaba en la palma de su mano.

—Es... ¿es el diamante? —susurró, anonadado. Subió la mirada hacia SeokJin para verlo asentir, luego volvió a enfocarse en el diamante—. ¿Lo has tenido todo este tiempo?

—No sé por qué, pero la neblina pareció guiarme hacia él. Luego de tomarlo fue más fácil encontrar a YoonGi, a JiMin y a ti. Era como si la advertencia que vimos al inicio no se hubiera referido a fuerza física como tal, sino... a otro tipo que aún no logro comprender del todo.

—Espera —lo interrumpió—. ¿Me estás diciendo que antes de ir a buscarme, decidiste ir por el diamante primero?

—¿Estás molesto? —preguntó con cierto temor ante su posible reacción.

Contrario a lo que SeokJin pensó, JungKook soltó una pequeña carcajada y lo atrajo hacia él para besarlo, notándose la emoción en la brusquedad de sus labios.

—Santo cielo, Jin. ¡Eres un genio! ¿Lo ves? Eres el cerebro del grupo.

—Como sea, yo... —carraspeó, sintiéndose un poco abochornado por el cumplido—. Sé que YoonGi piensa que alguien se nos adelantó mientras perdíamos la batalla ahí dentro, pero... tal vez deberíamos decirle a él y a JiMin que lo tenemos.

La sonrisa del pelinegro se fue desvaneciendo poco a poco. Desvió la mirada un momento, y mientras más segundos pasaban, SeokJin más se moría por saber en qué rayos estaba pensando el contrario.

—JungKook.

—No —soltó tajante.

SeokJin miró a JungKook, sorprendido. Realmente no se había esperado esa respuesta por parte suya.

—¿Qué? ¿No quieres que lo sepan?

—No por ahora —cerró la mano de SeokJin, escondiendo el diamante en su puño—. No hasta asegurarnos de que son de fiar. Por ahora son buenas personas, pero no sabemos hasta cuándo durará eso. Por ahora... lo mantendremos en secreto.

▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂

Última actualización del año xd 💜✨

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro