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〖06〗

El sol comenzaba a salir. Todos habían sido trasladados a un punto muerto muy a las afueras de Eraditia. llegaron a un terreno de superficie plana que no tenía más que pasto seco en él. Habían instalado varias carpas de campaña y todo lo necesario para mantenerse por lo menos un día entero en ese lugar. Cabía destacar que también había público de cada reino, pues al pueblo también le interesaba saber quién sería su próximo rey.

Todos los príncipes estaban con su familia, quizás despidiéndose de ellos y dándoles ánimos o palabras de aliento, algo que JiMin no pudo compartir. Él sabía que si moría, sus padres no sentirían pena por él, no llorarían por él y quizás ni siquiera le extrañarían. Tal vez lo único que sí les dolería sería saber que nadie de su sangre tendría la corona.

Era impresionante cómo una simple preferencia había hecho que ellos cambiaran con él de una manera tan drástica.

—Sé muy cuidadoso —le decía Suran a YoonGi, con sus manos en las mejillas de este.

—Lo seré —le prometió, colocando su propia mano sobre la de la chica.

—Quiero que regreses Min YoonGi, por favor, prométeme que regresarás sea como sea.

—Haré lo que pueda —YoonGi sabía que no podía prometer algo como eso, su futuro y el de todos los que participarían, era completamente incierto.

Suran, reprimiendo sus ganas de llorar, se abrazó a su esposo lo más fuerte que pudo y él le correspondió. No era que ella quería que YoonGi ganara la corona, ella solo quería asegurarse de que llegara con vida hasta el final. Tal vez su matrimonio no era el más perfecto, pero estaba claro que ambos se amaban de una u otra forma.

SeokJin se despidió de sus padres con un fuerte abrazo, por último abrazó a TaeHyung, aun cuando este expresaba claramente que no quería que lo tocara.

—Te amo, realmente espero que algún día llegues darte cuenta de eso —le susurró en el oído. TaeHyung en ningún momento correspondió al abrazo—. Si algo me pasa, cuida muy bien de nuestros padres, ¿sí?... De HoSeok también.

Al escuchar lo último, TaeHyung empujó a SeokJin lejos de él, notablemente molesto.

—¿Pero qué te pasa?

—TaeHyung —le recriminó su madre en voz baja.

—¿Dije algo malo? —la pregunta de SeokJin iba de verdad.

El mencionar a HoSeok había hecho que TaeHyung entrara en pánico y reaccionara de aquella manera, al parecer su mente no fue capaz de recordar a tiempo que SeokJin lo había dicho porque eran amigos desde la infancia y nada más. Porque claro, su hermano mayor no tenía manera de saber que se acostaba con su sirviente.

Por otro lado, JungKook no se dio cuenta de que SeokJin se estaba despidiendo de su familia, porque él estaba muy ocupado pensando en la suya.

—¿Papá sigue con sus "asuntos"? —le preguntó el príncipe de Gamvoria a su madre.

—Lamentablemente sí —La Reina vio cómo su hijo sonreía con total ironía—. ¿Qué sucede?

—¿En serio lo preguntas? Mamá, voy a correr hacia la muerte en tan solo unos minutos y papá ni siquiera está presente.

—Tiene sus razones, JungKook.

—¡Pero no puedo entender cuáles son esas razones si no me las dices!

—¡Baja la voz! —le regañó en un susurro.

JungKook se quedó esperando a que su madre dijera algo sobre la cosa tan importante que su padre estaría haciendo como para dejarlo a él de lado. Pero no obtuvo nada. El príncipe trató de no alterarse, no quería irse y que todo terminara en una discusión, por lo que optó por abrazar a su madre.

—Los amo, quiero que se lo digas cuando lo veas. Aunque me hubiese gustado que estuviera aquí para que lo escuchara de mí.

—Se lo dirás cuando regreses.

La Reina no hizo más que abrazarlo, intentando transmitirle con ello todo el amor que sentía por su hijo. Ella sabía que JungKook quería una explicación, pero no podía dársela, no en esa situación. Aparte de que su padre quería tratar de decírselo en persona, ella no podía revelarle que el Rey de Gamvoria estaba muriendo, eso lo distraería y lo enviaría a una muerte más que segura.

De repente una ola de viento llamó la atención de todos, el cielo se llenó de nubes color gris y todos dirigieron su mirada hacia esa dirección. El cambio había sido muy inesperado.

—Está aquí —susurró JiMin, siendo el único que veía al frente suyo.

Tal como si los demás le hubiesen escuchado, bajaron la mirada. A unos metros de ellos estaba el que sería su guía en los Prixodium. Nadie, a excepción de JiMin, vio cuando el Kriston apareció ante ellos.

Los Kriston eran uno de los seres más enigmáticos que existían. Debido a su magia, muchos podían confundirlos con brujos, pero la realidad es que eran muy diferentes a ellos; los brujos no tenían poderes a menos que contaran con rituales para conseguir lo que querían. Los Kriston, en cambio, la magia era natural en ellos, eran seres sabios, poderosos y muy misteriosos. Nadie comprendía exactamente su origen, cómo es que una persona podía tener tal poder, era como un don o una bendición que los Dioses le otorgaban solo a uno entre miles, por lo que cabía destacar que no había muchos de ellos, eran tan escasos entre todos los reinos, que por un tiempo varios reinos los creyeron extintos.

No obstante, todos los presentes en ese lugar podían dar fe de que no era así.

Y este Kriston tenía una historia un tanto particular. Kim NamJoon, era conocido por ser un Kriston y el último ciudadano con vida de un reino que en la actualidad ya no existía, Qimelia. Y a pesar de que NamJoon se veía como un hombre de veintitrés años, la realidad era que pasaba de los quinientos.

Absolutamente todos se quedaron en silencio, sin dejar de ver al Kriston. NamJoon levantó su mano derecha para hacer un chasquido con sus dedos. Inmediatamente el terreno vacío que había detrás de él se convirtió en un bosque con árboles frondosos y de gran tamaño. El bosque emanaba una neblina que no dejaba ver mucho de su interior, y estaba demás decir que desde afuera el lugar se veía un poco tétrico.

—Ese —habló el Kriston—. Será su campo de batalla.

—¿Un bosque? —susurró JongIn.

—No es cualquier bosque —NamJoon dirigió su mirada hacia él, haciéndole sentir a JongIn un escalofrío detrás de su nuca, era casi imposible que a la distancia a la que estaban le hubiese escuchado perfectamente—. El bosque está encantado, por lo que deberán protegerse no solo de los demás que estarán en batalla, sino también de cualquier tipo de criatura con la que se encuentren, e incluso, de sus propias mentes —explicó—. Pero antes de proseguir con las indicaciones, veamos quienes serán nuestros guerreros.

SeokJin buscó con la mirada a JungKook. El menor también volteó a verlo, por lo que sus miradas se conectaron por breves segundos. JungKook le dedicó una sutil sonrisa, el mayor sabía que con ello quería decirle que a pesar de lo que había dicho el Kriston, no quería que se preocupara. Pero eso era imposible. Y JungKook parecía aún no estar enterado de nada.

El Kriston pasó su mirada sobre varias personas hasta detenerse en alguien en específico.

—Jeon JungKook, príncipe de Gamvoria —el nombrado volteó hacia NamJoon, rompiendo aquella pequeña burbuja en la que estaba metido con SeokJin—. Al frente, por favor.

El príncipe obedeció, caminó derecho hasta quedar a dos metros del Kriston. SeokJin no pudo dejar de seguirle con la mirada, su temor crecía tanto por él como por su amante.

—Jackson Wang, príncipe de Zutonia —llamó NamJoon, el mencionado caminó hasta colocarse al lado de JungKook—. Park JiMin, príncipe de Eraditia. Kim DongHan, príncipe de Haluxia. Min YoonGi, rey de Distria. Kim JongIn, príncipe de Kuzodia. Kim HyoJong, príncipe de Nebilia. Jeon SoYeon, princesa de Staviria. Oh SeHun, príncipe de Ipreia —todos los mencionados iban tomando lugar al lado del otro—. Kim SeokJin, príncipe de Krodia.

JungKook pudo sentir cómo todo su mundo se venía abajo luego de escuchar ese nombre. Sintió como si su corazón se hubiese detenido y ahora respiraba con algo de pesadez.

Volteó sin ningún disimulo hacia su derecha, donde sabía que SeokJin había tomado lugar al lado de SeHun. El mayor tenía la vista al frente, incapaz de voltearlo a ver.

—Abran la boca —pidió el Kriston.

Todos le quedaron viendo, confundidos, pero al notar que su petición estaba lejos de ser una broma, lo hicieron aunque sin mucha confianza. Todos menos el príncipe de Gamvoria, que parecía estar en un mundo ajeno a ese.

—Príncipe Jeon —JungKook tardó un par de segundos en prestarle atención a la persona que le llamaba, se sentía desorientado, pero al fin pudo enfocar su vista en el Kriston—. Abre la boca.

El príncipe volteó una vez más a su costado derecho para darse cuenta que los demás esperaban a que él obedeciera.

—Claro, lo siento —se disculpó en voz baja antes de hacer lo que le habían pedido desde un inicio.

En ese momento, otro chasquido por parte del Kriston hizo que algo parecido a un pequeño remolino de humo entrara por la boca de cada uno de los jugadores, ocasionando que por varios segundos sintieran como si se estuvieran ahogando o si les hubiesen cortado la respiración. Cuando el efecto se fue, algunos comenzaron a toser mientras que otros respiraban sonoramente.

—¿Qué era eso? —preguntó Jackson con el ceño fruncido, sus palabras habían salido con algo de dificultad.

—Magia —respondió NamJoon, tranquilamente.

—¿Magia? —esta vez habló DongHan.

—La suficiente como para utilizarla tres veces. Sabrán cómo desarrollarla cuando estén dentro del bosque. Espero que la utilicen sabiamente —explicó el Kriston—. Con la magia solo habrá una regla, no se usará para conseguir los diamantes de forma instantánea, ya que eso sería considerado como trampa.

—¿Cuáles diamantes? —preguntó SoYeon.

—De eso trata los Prixodium. Cada príncipe aparecerá en un punto diferente allá adentro —NamJoon comenzó a dar las indicaciones—. Hay tres diamantes —alzó tres dedos—. Todos tendrán un mapa que indicará dónde está cada uno de ellos. Lo más probable es que alguien se le adelante a otro, así que no quedará de otra que luchar para recuperar el diamante. Cuando uno de ustedes obtenga los tres diamantes, el mapa le indicará dónde ir y qué hacer para regresar aquí. Si aún hay alguien con vida, aparte de la persona que obtuvo los diamantes, lamentablemente ese alguien desaparecerá junto con el bosque. Aquí también jugaremos un poco con el tiempo; para ustedes podrán pasar días o incluso semanas, pero para nosotros no pasará máximo de la medianoche.

Todo aquello aturdió mucho más a JungKook. No por él, sino por SeokJin.

—Sin más que decir —continuó NamJoon viendo al público—. Que los Prixodium inicien —sentenció.

El público gritó. El ruido comenzó a sofocar más a JungKook, y sin pensarlo ni un segundo más, dejó su lugar para correr hacia donde estaba su pareja, queriendo evitar que pusiera su vida en riesgo en ese lugar.

Sin embargo, jamás pudo llegar a él. Justo en ese momento otro chasquido de dedos por parte del Kriston hizo que todos los jugadores desaparecieran.

—¡SeokJin! —gritó JungKook.

Mas ya era demasiado tarde.

JungKook tropezó y cayó de rodillas al suelo, apoyándose con sus manos. Cuando vio sus brazos pudo notar que no estaba con la misma ropa que llevaba puesta hacía un segundo, en cambio ahora tenía una camisa cuyas mangas llegaban hasta sus muñecas, y un pantalón, ambos con el color que representaba a su reino. Ajustado a su cadera tenía una funda donde reposaba su espada, y por su pecho pasaba la correa de un bolso, donde en su interior contenía el mapa, una cantimplora y los materiales necesarios para armar una pequeña carpa para acampar.

JungKook se puso de pie, viendo a su alrededor. Los árboles se mostraban imponentes, no había neblina, el cielo se veía despejado, pero la luz del sol no hacía que la situación se viera menos temerosa.

JungKook estaba solo. Los Prixodium habían iniciado. SeokJin estaba dentro del juego. Y ahora ya no había vuelta atrás.

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Agradezco su paciencia para las personas que aún están leyendo esto xD 💜✨

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