〖03〗
—La habitación se ve muy acogedora, ¿no lo crees? —dijo SeokJin en un intento de aligerar la pesada atmósfera entre ambos.
TaeHyung caminó hacia una de las enormes camas y se sentó en la orilla, dando suaves saltos, comprobando la suavidad del colchón.
—¿Sabes? Esto sería mejor si no nos dirigiéramos la palabra —habló el menor.
SeokJin suspiró cansado mientras se dirigía hacia la cama que estaba en el otro costado de la habitación.
—¿Quieres dejar eso ya? —pidió con voz suave—. Tae, somos hermanos, no puedes estar enojado conmigo para siempre a causa de una tontería.
—¡No es una tontería! —gritó molesto—. Y no te preocupes que no será para siempre si mueres dentro de los Prixodium —espetó.
SeokJin se quedó en silencio sin apartar la mirada de él, un tanto indignado. Realmente no podía creer las palabras de su hermano menor. Prácticamente le estaba deseando la muerte porque las cosas no estaban saliendo como él las quería. Su hermano a veces era indiferente con él, pero esta era la primera vez que veía tanto desprecio en sus ojos.
SeokJin sabía que su relación con TaeHyung últimamente no había sido la mejor, el más joven se había alejado de él hacía años y por más que el mayor trataba de volver a acercarse, no lo dejaba. Aun así, el amor que SeokJin sentía hacia su hermano no se había apagado en lo absoluto. Pero al parecer, el de TaeHyung sí.
—¿Qué te ha pasado? —se atrevió a preguntar, aún dolido por las anteriores palabras del menor.
—Te lo dije esta mañana —respondió gélidamente—. Estoy harto del favoritismo que hay hacia ti.
—¿De verdad crees que mi padre me ama más a mí que a ti?
—SeokJin, me he esforzado mucho y me he preparado para ser quien represente a Krodia. Sé perfectamente que tú lo mucho que hiciste fue practicar una sola vez. Él sabía que yo deseaba luchar por esa corona. Y aun así, te eligieron a ti.
—Y yo no estuve de acuerdo con eso —le aclaró—. Pero soy el mayor, TaeHyung, debo tomar la responsabilidad antes que tú.
—¿Y en serio crees salir vivo de allí?—le cuestionó—. Mírate, ni siquiera sabes sujetar correctamente una espada.
—¿Y tú por qué tienes el afán de luchar por esa corona?
—Porque sé que yo soy mucho más que tú, y sé que haría lo mejor. ¡Yo debía estar en ese maldito puesto, no tú! —TaeHyung, molesto, se puso de pie y dio varios pasos hasta estar frente a su hermano mayor—. Tú no mereces esa corona.
SeokJin se puso de pie también, enfrentándose a su hermano por primera vez. SeokJin a veces intentaba hacer agradar a TaeHyung, tomando algunas decisiones y callando cuando aquel resaltaba sus defectos y errores a cada minuto. Pero tal vez ya debía empezar a defenderse.
—¿Harías lo mejor? —bufó—. ¿Lo mejor para quién? ¿Para Krodia, Xumiria o para tu ambición y altanería?
—No hables como si realmente me conocieras —le amenazó.
—Oh, lo hago. Te conozco lo suficiente —aseguró, viéndole fijamente—. ¿Sabes por qué ni siquiera aunque fueras el mayor mi padre te permitiría participar en los Prixodium? —no le dejó soltar palabra alguna, puesto que decidió responder por él—. Porque te has vuelto despiadado. Xumiria no necesita un Rey así.
TaeHyung no dijo nada, pues no encontraba palabras para defenderse, sin embargo tampoco se dejó doblegar. Ambos se quedaron viendo, desafiándose con los ojos por un par de segundos, al menos hasta que el menor se apartó para caminar hacia la puerta.
—¿Adónde vas? —preguntó SeokJin.
—Me enferma estar aquí contigo —fue lo único que dijo antes de salir, cerrando de un portazo.
Francamente TaeHyung no sabía dónde ir. Estaba en un castillo ajeno y no conocía muy bien el reino. Por lo que solo tomó la decisión de sentarse en el suelo, al lado de la puerta de su habitación. Quería irse a su hogar, no entendía por qué debía estar ahí si ni siquiera participaría en el juego.
Los músculos de su mandíbula se tensaron al pensar en las palabras de su hermano. Estaba enojado, demasiado enojado. Pero sabía que no podía perder el control en el lugar en el que estaba. Intentó contar hasta diez para relajarse un poco. Y justo cuando iba por el número 6, alguien salió de la habitación de al frente, TaeHyung no se movió de donde estaba, solo subió la mirada hacia el otro príncipe, quien le veía con sorpresa y curiosidad.
—Príncipe Kim, ¿qué haces aquí?
—¿Y tú? —preguntó alzando una ceja.
—Yo, ahm... Escuché ruido y me preocupé —el príncipe de Gamvoria caminó hacia TaeHyung para luego sentarse al lado suyo. Aunque era visible su estado de ánimo, quiso preguntar—. ¿Estás bien?
TaeHyung soltó un pequeño bufido. Si el príncipe Jeon siempre era así de atento con todos los demás, le hacía suponer que no duraría mucho en los Prixodium.
De igual manera, decidió responder con otra pregunta.
—¿Qué se siente ser hijo único?
TaeHyung volteó a ver al chico a su lado, quien se vio un tanto sorprendido por la pregunta. Sin embargo, segundos después posó su vista al frente, pareciendo estar pensando en alguna respuesta.
—A veces te sientes bien, no voy a negártelo —dijo finalmente luego de unos segundos—. Pero otras veces te sientes solo. No tienes a nadie con quien jugar cuando eres niño. Tampoco alguien con quien hablar, incluso con quien pelear —sonrió—. Tampoco tienes a nadie con quien compartir tus cosas, tus sentimientos, no tienes a nadie que cuide de ti y viceversa.
—Pero para eso tienes a tus sirvientes y caballeros, ¿no?
JungKook soltó una suave risa.
—No es lo mismo que tener a alguien de tu sangre al lado tuyo. Porque sabes que, sea como sea, tu sangre jamás te va a traicionar —volteó a verlo.
—Bueno... Yo no lo veo de esa forma —admitió.
Principalmente porque TaeHyung tenía casi todo lo que JungKook había dicho: alguien con quien jugar en su niñez, alguien con quien hablar, alguien con quien expresarse, alguien quien cuide de él. Solo que ese alguien no era su hermano mayor, era Jung HoSeok, un sirviente. Y estaba más que seguro que HoSeok nunca en su vida lo traicionaría.
—¿Qué hay de ustedes? —preguntó JungKook, sacando a TaeHyung de sus pensamientos—. Todos los presentes vimos que no querías compartir la habitación con tu hermano. ¿Qué sucede? ¿Es por eso que estás aquí?
—Sinceramente, no creo que eso sea algo de tu incumbencia.
—No, tienes razón —asintió—. No me incumbe, pero... Si mis sospechas son ciertas, no creo ser capaz de dejar que pases la noche aquí, por lo que estaba a punto de ofrecerte mi habitación. Un cambio, mejor dicho.
—¿Es en serio? —preguntó sorprendido. Cuando el príncipe asintió, TaeHyung entrecerró los ojos, analítico—. ¿Y tú que ganas con todo esto?
—Nada —se alzó de hombros.
Pero claro que JungKook esperaba ganar algo con eso. Quería agradarle al hermano menor de su amante, además, gracias al cambio de habitaciones, aprovecharía a pasar la noche con él.
SeokJin caminaba de un lado para otro, pensativo y un tanto ansioso. Tal vez se había pasado un poco con lo que le dijo, realmente no estaba seguro, solo sabía que quería disculparse.
Realmente no quería que TaeHyung lo odiara, aunque ya parecía que su relación no podía empeorar más. Y aunque quería hacer algo al respecto para revertirlo, por alguna razón no se atrevía a poner un pie fuera de la habitación.
De repente la puerta se abrió, y SeokJin fue capaz de escuchar los pasos de alguien adentrándose al lugar.
—Tae, yo... —calló de repente cuando se giró y pudo ver que no se trataba de su hermano, sino de JungKook—. ¿Qué haces aquí? TaeHyung podría entrar en cualquier momento —dijo casi en un susurro mientras se acercaba a él, sintiéndose un tanto molesto por el descuido del contrario.
—Tranquilo, acabo de hablar con él y le di mi habitación.
—¿Qué?
—Claramente quería tener su propio espacio y yo no tengo problemas en compartir el mío, así que intercambiamos —le echó un pequeño vistazo al lugar—. ¿Ahí iba a dormir él?—dijo señalando la cama de al fondo. No esperó una respuesta ya que enseguida caminó hacia donde había indicado. Igualmente no era algo muy importante, puesto que planeaba dormir en la misma cama que SeokJin. Se sentó en el borde del colchón y llevó su mirada hacia la de su amante—. ¿Qué ha pasado entre ustedes dos?
En ese momento SeokJin apartó la mirada de él. JungKook aún no tenía ni idea de que él sería quien iría al juego de supervivencia, y no quería decírselo en ese momento. Era otra cosa que no se atrevía a hacer.
Sí, él en verdad era un cobarde.
—Peleas bobas de hermanos, ya sabes... —se alzó de hombros, restándole importancia—. Ya se nos pasará.
—Mm, realmente no lo sé, pero confío en tu palabra.
Como había dicho TaeHyung, el príncipe de Gamvoria era hijo único, por lo que no sabía exactamente cómo eran esas "peleas bobas de hermanos".
Ambos príncipes volvieron a conectar miradas. JungKook aprovechó para sonreírle y palmear el lugar libre al lado suyo.
SeokJin comprendió lo que quería. Caminó hacia él y se sentó sobre la cama, JungKook no se hizo esperar mucho para colocarse a horcajadas encima suyo. Sus labios se encontraron con los de SeokJin y ambos se entretuvieron en un beso lento pero que no dejaba de ser apasionado para ellos.
Cuando se separaron JungKook mantuvo los ojos cerrados mientras abrazaba al contrario por el cuello y pegaba su frente con la suya.
Había tenido un pequeño cambio de humor y SeokJin lo pudo notar inmediatamente.
—¿Qué sucede? —preguntó, posando sus manos en la espalda baja del menor.
JungKook negó suavemente, se separó un poco solo para poder verlo a los ojos.
—Solo quiero estar contigo así, aunque sea una última vez —tomó una pequeña pausa antes de proseguir—. Durante el camino a Eraditia, he estado pensando en algunas cosas. Me di cuenta de que todas las personas que me rodean son buenas. Amo el lugar donde nací. Mis padres han sido los mejores hasta ahora. Me considero un hombre de buenos sentimientos. Y encontré al hombre de mis sueños —le sonrió mientras una de sus manos subía a acariciar su mejilla—. No me puedo quejar de la vida que tuve.
—¿Por qué hablas como si te estuvieras despidiendo?
—Porque no sé lo que va a pasar dentro de los Prixodium. Y estoy consciente de que no podré despedirme de ti frente a los demás cuando llegue el momento, por eso intento hacerlo ahora... —JungKook esta vez abrazó a su amante con algo más de fuerza—. No voy a mentirte, estoy asustado. Pero lo único que me alivia es que tú estarás a salvo.
SeokJin no dijo nada, solo correspondió al abrazo. Ahora tenía menos valor que antes para decirle la verdad. JungKook por su lado, al no escuchar que su amante negara algo de lo que había dicho, le dio la seguridad de que SeokJin estaría fuera del juego, y eso era un enorme peso que se le había quitado de encima. Ni en sueños estaba dispuesto a matar a la persona que amaba por conseguir una corona.
Un nuevo día había llegado para todos. El clima era fresco y el cielo estaba completamente despejado, todo lucía muy tranquilo y alegre.
Gran parte de las personas se encontraban en el enorme jardín del castillo de Eraditia. Algunos de los príncipes interactuaban con otros, los Reyes estaban hablando entre ellos y las Reinas también tenían su propio grupo en el cual estaba incluida Suran, quien desde la distancia veía cómo YoonGi, sentado sobre el pasto, parecía no querer hablar con nadie.
—Reina... ¿Reina Suran?
La chica reaccionó después de varios llamados y volteó hacia donde estaban las demás mujeres. Realmente no había estado prestando atención a nada de lo que las Reinas estaban hablando.
—Lo lamento —dijo en voz baja.
—Es lindo ver cómo aún te pierdes viendo a tu esposo —dijo la Reina de Eraditia—. Dentro de unos años más eso desaparecerá y todo se volverá una rutina.
—No le digas eso —le recriminó la Reina de Gamvoria.
—¿Cuánto tiempo llevan casados? —preguntó la madre de SeokJin y TaeHyung.
—Tres años —respondió Suran, con una suave sonrisa adornando su rostro—. El Rey Min tenía veintiún años en ese entonces y yo veinte.
—Fue en una buena edad —comentó la Reina de Haluxia. —¿Qué hay de los hijos?
—¿Disculpe?
—Los hijos —repitió la Reina de Zutonia. La expresión de Suran había cambiado por completo y eso se lo dijo todo—. ¿Aún no tienen?
Suran negó con la cabeza. Había escuchado claramente desde la primera vez, solo quería hacerse tiempo aunque fuera unos segundos para pensar en cómo responder a esa pregunta, lastimosamente no había pensado demasiado rápido.
Los hijos era un tema demasiado importante para la realeza, fuera mujer u hombre, debía haber un heredero al trono. Llevar tres años de casados y no tener las intenciones de dar a luz a un ser de sangre azul, no daba una muy buena impresión que se dijera.
—Mi hijo no quería apresurarse —habló la madre de YoonGi—. Tenían buena edad para casarse, pero un hijo era demasiado pronto. Por otro lado, YoonGi estará compitiendo por la corona de Xumiria y en caso de que las cosas fallen para él, no se quería permitir dejar a un bebé sin su padre, sería un golpe fuerte tanto para Suran como para el niño.
Las demás Reinas parecían haber comprendido bien la situación. Siguieron hablando entre ellas mientras que Suran veía a su suegra con total agradecimiento por haberla apoyado.
YoonGi veía casi a todos los príncipes hablar con otros. Los príncipes de Kuzodia, Haluxia y Zutonia estaban juntos, platicando y de vez en cuando practicando con la espada que cada uno tenía en mano, estas eran especiales para lo mismo, no contenían filo para evitar accidentes. Los príncipes de Krodia y Gamvoria estaban por otro lado, sentados sobre el pasto y hablando de solo los dioses sabrán qué. Los de Nebilia, Staviria e Ipreia también estaban en sus propios asuntos. El único que parecía estar tan solo como él era el príncipe TaeHyung, quién también se encontraba viendo al trío practicar, parecía casi como si estuviese analizando los movimientos de cada uno.
Solo había un príncipe al que aún no había visto.
—¿Puedo sentarme?
YoonGi levantó la mirada, encontrándose con el único que faltaba, el príncipe Park.
—Es tu castillo, no me pidas permiso —contestó casi inexpresivo.
—Le pertenece a mis padres, no es mío —dijo mientras se sentaba al lado suyo.
—Lo será algún día.
—Solo si sobrevivo —su mirada volvió al frente, observando a todas las personas con las que competiría en un juego a muerte el día de mañana. Todo se veía tan normal y todos se trataban tan bien que parecía como si aquello fuera solo una mentira—. ¿Por qué dejan que hablemos entre nosotros? Puede ser muy peligroso para cuando estemos en los Prixodium.
—Eso es justamente lo que buscan —respondió YoonGi.
—¿A qué te refieres? —volteó a verle.
—Lo hacen a propósito —señaló sutilmente al trío de príncipes que tenían las espadas en mano, mostrándolos como ejemplo. JiMin posó su mirada en ellos—. Puede parecer solo un juego lo que están haciendo. Bromear y cruzar espadas. Pero es una forma de averiguar los puntos débiles de tu enemigo y él puede que esté haciendo lo mismo contigo. Tómalo como un arma de doble filo.
JiMin se sorprendió tras escuchar las palabras del contrario. Se dio cuenta de que YoonGi tenía razón, todo lucía muy lógico.
—Hasta crear una conversación puede ser peligroso —volvió a hablar YoonGi, llamando de nuevo la atención del príncipe de Eraditia—. Las palabras surgen efecto en algunas personas. Pueden llegar a agradarte, agarras algún tipo de afecto hacia ese alguien y luego dudas a la hora de luchar —explicó tranquilamente—. Todo esto lo hacen con intención. Al parecer los Prixodium también planea jugar con nuestra mente. Debes estar atento a todo.
—¿Por qué me dices esto si cuando estemos allá seremos enemigos? —la pregunta no iba demás, era evidente que ahora JiMin también tomaría precaución en cada uno de sus actos. Ahora entendía por qué YoonGi estaba tan apartado de todos.
—Porque no es un secreto en sí. Puedes notarlo si prestas mucha atención y lo analizas detenidamente.
—Eres muy inteligente —admitió.
Aunque ahora todo lo miraba con obviedad, si YoonGi no se lo hubiera dicho, a él no se le hubiese pasado por la cabeza. Y estaba seguro que los demás príncipes tampoco tenían ni idea.
El Rey de Distria solo sonrió hacia su halago, en muestra de agradecimiento. Sin embargo, su sonrisa se esfumó cuando bajó la mirada hacia la mano vendada de JiMin.
—¿Qué te pasó en la mano?
JiMin carraspeó e intentó cubrir con su mano sana, la que tenía vendada. Estaba nervioso por no saber qué responder, pero al mismo tiempo se sintió bien el hecho de que por primera vez alguien le había preguntado qué le sucedía.
—No es nada, solo me lastimé un poco la última vez que practiqué para los Prixodium.
—Deberías ir con un sanador. Tu herida puede ser una desventaja para ti cuando estemos dentro del juego.
—No es nada grave, no te preocupes —le sonrió.
—No me preocupo, solo no quiero que seas tan fácil de matar, no sería muy entretenido.
YoonGi le dedicó una pequeña sonrisa burlona, a lo que JiMin respondió soltando un pequeño bufido y rodando los ojos. Se mantuvieron en silencio cerca de un minuto hasta que el joven perteneciente a Distria volvió a hablar.
—¿Por qué te has acercado a hablarme?
—¿No es obvio? Quiero agradarte y que agarres algún tipo de afecto hacia mí, cuando dudes a la hora de luchar me será una gran ventaja para acabarte.
Ahora era JiMin quien poseía una sonrisa burlona. A pesar de que le había dado gracia el haberle pagado de la misma forma, se sentía extraño bromear con esas cosas. En cualquier momento ellos podrían enfrentarse de verdad.
JungKook y SeokJin se habían apartado un poco más del resto, estaban sentados sobre el pasto mientras hablaban sobre varias cosas, de vez en cuando SeokJin volteaba hacia los demás para asegurarse de que nadie los estuviera observando. Se sentía nervioso por estar al lado de su amante frente a todos. Y JungKook claramente se había dado cuenta de eso.
—SeokJin, tranquilo. Todos los príncipes están interactuando entre ellos, nadie sospecha de nosotros —habló el príncipe de Gamvoria cuando SeokJin volteó a ver a los demás por última vez—. Deja de ser tan paranoico. Que estés viendo muchas veces hacia atrás hará que sí sospechen algo.
—Lo siento —dijo casi en un susurro, bajando la mirada.
El silencio se hizo presente entre ellos, pero JungKook en ningún momento apartó sus ojos del chico al lado suyo.
Otro tema quizá un poco más importante había llegado a su mente.
—SeokJin, ¿crees que te estoy quitando mucho tiempo?
—¿A qué te refieres? —preguntó confundido, volteándolo a ver.
—No soy el único que conoces que arriesgará su vida. Desde anoche no me he separado de ti, creo que estoy siendo egoísta en tenerte aquí conmigo cuando también debes pasar tiempo con tu hermano.
—TaeHyung aún no quiere estar cerca de mí debido a nuestra discusión —utilizó como excusa, a pesar de que sí era cierto, el problema iba más allá de eso—. No te preocupes, de cualquier forma me despediré de él mañana.
—¿Estás seguro?
—Por supuesto —le sonrió. JungKook se vio más convencido por sus palabras, pero aún así, se veía algo desanimado—. ¿Qué sucede?
—Mi padre aún no llega de Gamvoria y sé que mi madre no quiere decirme exactamente el porqué.
—¿No hablaste con él antes de venir a Eraditia?
—No... —bajó la mirada al suelo— Ni siquiera me despedí de él, creí que solo se retrasaría unas horas y nada más.
—No te tortures aún, puede que llegue a la hora de la Cena.
JungKook asintió con la cabeza, realmente deseaba que las palabras de SeokJin llegaran a ser ciertas. No quería entrar a los Prixodium sin ver a su padre una última vez. Aparte de SeokJin, para JungKook sus padres eran todo su mundo, amaba a su familia. Y esa era una de las cosas que el príncipe de Krodia amaba de él, JungKook sin duda tenía uno de los corazones más puros que podían haber.
TaeHyung estaba sentado en una de las cinco gradas que estaban conectadas al castillo y servían para llegar al jardín. En todo momento había estado viendo a los príncipes de Zutonia, Haluxia y Kuzodia practicar. Lo había estado haciendo por tantos minutos, que TaeHyung ya se había aprendido algunos movimientos. Volteó hacia un costado donde estaban los Reyes conversando. Ahí estaba su padre, el Rey de Krodia. Y TaeHyung podía aprovechar la situación para que su padre se cuestionara si elegir a SeokJin había sido buena idea.
Se puso de pie y caminó hacia donde estaban los tres chicos, quienes ahora descansaban mientras reían y conversaban.
—¿Qué opinan de Staviria? —preguntó JongIn, el príncipe de Kuzodia.
—La princesa Jeon representará el reino —dijo Jackson, el príncipe de Zutonia, mientras veía en dirección a la chica—. Será la única mujer que entrará a los Prixodium —comentó. Segundos después posó su mirada en los dos chicos que estaban frente a él—. Apuesto a que será la primera en morir —sonrió—. Y si no es ella, estoy seguro de que lo serás tú —miró a DongHan, el príncipe de Haluxia, quien solo bajó la mirada ante ese comentario.
—¡Tú!
JongIn, Jackson y DongHan, voltearon en dirección al chico que caminaba justo hacia ellos.
—Sí, tú —dijo TaeHyung, señalando al príncipe de Zutonia. Pues para él, Jackson había sido el que daba más competencia—. ¿Qué te parece un combate entre los dos? —preguntó una vez que se detuvo a dos metros de ellos.
Los tres príncipes intercambiaron miradas. El perteneciente a Zutonia volvió a TaeHyung con una sonrisa algo altanera.
—Suena bien. ¿Qué prefieres? ¿Un combate cuerpo a cuerpo?
—Dejaré que tú lo decidas.
El Zutoniano pareció haberlo pensado por unos segundos.
Al estar ya seguro de su elección, le quitó su espada al príncipe de Haluxia para tirársela a TaeHyung, quien la tomó en el aire desde su empuñadura.
TaeHyung miró de reojo a su padre, esperaba que pronto se diera cuenta del error que estaba cometiendo al haber preferido a su hermano mayor.
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