nineteen. for my sun
O19 | FOR MY SUN
Shoto salió de su casa temprano por la mañana, sintiendo la brisa acariciar su rostro. El cielo aún mostraba un ligero tono azul, mientras el sol comenzaba a elevarse. Ir al hospital a visitar a su madre se había vuelto una rutina en su vida, pero hoy tenía una razón especial para hacerlo. Necesitaba su consejo, algo que rara vez buscaba, pero que en esta ocasión sentía que era necesario.
Al llegar al hospital, caminó rápidamente por los pasillos, su mente llena de pensamientos sobre cierta chica de cabello rosado. Desde que se confesaron mutuamente, había algo diferente entre ellos, una tensión dulce y emocionante, pero también un aire de incertidumbre que lo inquietaba. Se detuvo frente a la habitación de su madre y, tras respirar hondo, entró.
La encontró sentada en la cama, con una sonrisa que siempre le daba una sensación de calma. A pesar de todo lo que había pasado, su madre era un faro de luz en su vida, alguien en quien podía confiar sin dudar.
—Hola, mamá —dijo Shoto, acercándose para tomar asiento junto a ella.
—Hola, hijo. ¿Cómo has estado? —preguntó.
Después de intercambiar algunas anécdotas sobre sus entrenamientos y sus compañeros, la conversación tomó un giro más personal.
—Y cuéntame, ¿cómo te ha ido con Kaori? —Rei preguntó, su expresión cambiando a una mezcla de curiosidad y ternura—. ¿Fuiste honesto con tus sentimientos?
Ante la mención de la chica, Shoto sintió que su corazón latía más rápido. Recordó aquel momento, la mezcla de nervios y emoción en sus voces.
—Sí... Pero no hemos hablado mucho desde entonces —admitió, dirigiendo su mirada hacia el suelo, sintiendo cómo la inseguridad comenzaba a apoderarse de él.
Rei frunció el ceño con confusión al escucharlo, mirando a su hijo con una mezcla de sorpresa e incredulidad.
—Eso no debería ser así, cariño —musito, apoyando una de sus manos sobre las suyas—. Kaori podría pensar que no te interesa o que fue solo una locura de momento.
Sin poder evitarlo, las palabras de su madre resonaron en su mente. Era cierto que había una especie de vacío entre ellos, y aunque sabía que a Kaori le agradaba su forma de ser, no podía evitar sentir que no estaba haciendo suficiente.
—Quizás debería ser un poco más directo con ella —murmuró.
—Exactamente. No tienes que cambiar quién eres, pero un pequeño esfuerzo puede hacer una gran diferencia. Ella merece saber cuánto la aprecias —le aconsejó su madre con una sonrisa alentadora.
Shoto asintió, sintiendo que la conversación le había brindado la claridad que necesitaba. Sabía que era hora de dejar de lado la timidez y ser más demostrativo con la chica que significaba tanto para él.
Mientras su madre le contaba sobre una de sus enfermeras favoritas, Shoto comenzó a visualizar el momento que quería crear con Kaori. Podía imaginarlo: una hermosa puesta de sol, las olas del mar de fondo, y el momento en que finalmente le diría lo que sentía. El simple pensamiento provocó que su corazón latiera a gran velocidad.
Sintiendo un leve rubor en sus mejillas, el bicolor se armó de valor y decidió compartir con su madre lo que había estado planeando.
—En realidad... —comenzó, un poco titubeante—. Estaba pensando en comprarle un collar a Kaori.
—¿Un collar? ¿Y qué tipo de collar? —Rei preguntó con interés, sintiendo como una sonrisa de emoción de formaba en sus labios.
—Quiero que sea un sol. Porque ella es como un sol para mí —admitió, apartando su mirada con rapidez.
Su madre lo miró con ternura y orgullo, sintiendo lo mucho que su hijo había crecido y madurado. Sabía que Shoto tenía buenos sentimientos y era un buen hombre.
—Eso es hermoso, Shoto —Rei respondió, con la voz suave y llena de calidez—. Estoy segura de que a Kaori le encantará. Es un gesto muy dulce.
El chico sintió que el rubor se intensificaba en sus mejillas, y desvió la mirada, un poco avergonzado por la atención que estaba recibiendo.
—Es solo un collar... —murmuró, aunque en su interior sabía que significaba mucho más que eso.
—No subestimes el poder de un gesto significativo. —la mujer sonrió, acercándose a él—. A veces, son esos pequeños detalles los que cuentan más. Tienes que ser valiente y expresar lo que sientes.
Shoto asintió, sintiéndose un poco más seguro, aunque la idea de hacer una declaración formal lo llenaba de nervios. Era un gran paso, pero quería que Kaori supiera cuánto significaba para él.
—Gracias, mamá. Voy a hacerlo.
Con una sensación de determinación renovada, salió del hospital, sintiéndose listo para enfrentar el próximo desafío que tenía por delante. Su mente estaba llena de imágenes de Kaori, y cada vez que pensaba en ella, una sonrisa inevitable se dibujaba en su rostro.
Hoy era el día.
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Kaori estaba en el camerino, ajustándose cuidadosamente su traje de baño deportivo frente al espejo, mientras las demás chicas charlaban animadamente a su alrededor. El ambiente estaba lleno de risas y comentarios despreocupados mientras todas se preparaban para la tarde que habían planificado en las piscinas de la UA.
—¿Estás lista, Kaori? —le preguntó Tsuyu con su típico tono calmado, al tiempo que ajustaba su gorro de natación.
—Sí, ya casi —la aludida respondio con una sonrisa. Se miró una vez más al espejo para asegurarse de que todo estuviera en su lugar antes de soltar un pequeño suspiro. Hacía tiempo que no pasaba una tarde relajada, lejos de los entrenamientos o las misiones.
—Oye, Kaori —intervino Mina de repente, acercándose a ella con una sonrisa traviesa—. ¿Apuestas a que Shoto también estará por ahí entrenando? A lo mejor "accidentalmente" lo vemos nadando.
Las demás chicas soltaron risitas, y Kaori no pudo evitar sonrojarse ligeramente al escuchar el comentario. Sabía que sus amigas no dejarían de hacer bromas sobre su relación con el bicolor.
—No hemos quedado con los chicos, esto es solo una tarde entre nosotras.
—Por ahora... —dijo Jirou, alzando una ceja con una sonrisa cómplice.
Cuando todas las chicas finalmente salieron del camarín, riendo y hablando entre ellas, se detuvieron al ver a Shoto Todoroki en el pasillo. Estaba con la parte inferior al descubierto, con su torso ligeramente húmedo y usando solo su short de piscina, preparándose para entrenar. Kaori sintió cómo su corazón daba un vuelco y su rostro se sonrojaba al instante. Era bastante obvio que Shoto tenía un buen fisico debido al entrenamiento, pero no sabía que se veía tan increíble.
Las otras chicas intercambiaron miradas cómplices, conteniendo las risas al notar la reacción de su amiga.
—¡Vaya, qué coincidencia! —Mina exclamo con un tono travieso mientras daba un ligero codazo a la pelirosada—. ¿No te dije que podríamos encontrarlo por aquí?
Antes de que Kaori pudiera responder, las chicas soltaron risitas y, casi al unísono, se echaron a correr lejos del lugar, dejándolos solos en el pasillo.
Kaori se quedó inmóvil por un segundo, sin saber exactamente qué hacer. El silencio entre ellos se volvió palpable, pero cuando finalmente levantó la vista, Shoto la estaba observando con esa mirada tranquila y seria que siempre lograba ponerla nerviosa.
—Hola —dijo Shoto, con su voz suave pero firme.
Kaori, aún sonrojada, intentó mantener la compostura, aunque su corazón seguía latiendo rápido.
—Hola, Shoto... —murmuró mientras jugaba con un mechón de su cabello, incapaz de sostener su mirada mucho tiempo—. ¿Vienes a entrenar?
—Sí —respondió él, con una pequeña sonrisa en los labios—. ¿Y tú? ¿Pasando el rato con las chicas?
Kaori asintió rápidamente. El aire entre ellos estaba cargado de esa mezcla de incomodidad y cercanía que ambos siempre sentían cuando estaban solos, aunque ahora eso había aumentado desde la confesión. Shoto dio un paso más cerca, bajando la mirada hacia la chica, como si quisiera decir algo más, pero las palabras se le escapaban.
Finalmente, después de unos segundos de silencio, el bicolor rompió el silencio.
—Te ves bien... Con ese traje de baño —dijo con torpeza, lo que solo hizo que Kaori se sonrojara más.
—Gracias... —murmuró, sintiendo como su corazón aceleraba aún más.
Antes de que el silencio se volviera demasiado incómodo, Kaori decidió tomar la iniciativa.
—Bueno... Será mejor que me alcance con las chicas.
Sin embargo, antes de que la chica pudiera dar un paso más para alcanzar a sus amigas, sintió cómo una mano cálida tomaba la suya. A los segundos después, sintió como Shoto, sin previo aviso, se inclinó y le dio un suave beso en la mejilla. El gesto fue tan inesperado que dejó a Kaori completamente en blanco, con la piel encendida y el corazón latiendo a mil por hora.
—Vamos —el bicolor habló con una sonrisa apenas perceptible, sin soltar su mano mientras comenzaba a caminar hacía la piscina.
Kaori sintió que las piernas le temblaban, como si no pudiera controlarlas. Odiaba sentirse tan nerviosa cuando estaba con él, pero al mismo tiempo, el suave apretón de la mano de Shoto le daba una extraña sensación de seguridad. Todo se sentía irreal, como si estuviera flotando.
El calor en su mejilla, donde había recibido el beso, aún seguía presente, y aunque trataba de calmarse, su mente iba a mil. Las risitas de las chicas ya no se oían, pero sabía que en cuanto las alcanzaran, no tardarían en hacerle comentarios traviesos.
A pesar de todo, Kaori no podía evitar sonreír, aunque fuera en silencio, mientras caminaba a su lado, con sus manos entrelazadas. La sensación de estar tan cerca de él, de esa forma tan natural y sin presión, la hacía sentir extrañamente feliz, aunque nerviosa a la vez.
Cuando llegaron a la piscina, Kaori soltó suavemente la mano de Shoto y se dirigió hacia donde estaban sus amigas, quienes ya estaban estirándose y preparándose para nadar. A lo lejos, vio cómo el bicolor se unía a los chicos, que ya lo estaban esperando, y pudo notar cómo Bakugo le lanzaba una mirada de desdén, como si supiera exactamente lo que había ocurrido momentos antes.
—¡Kaori! —llamó Mina con una gran sonrisa en su rostro, agitando las manos para que se apresurara—. ¡Ven, estamos a punto de empezar con los estiramientos!
La chica se unió rápidamente al grupo de chicas. Todas la miraban con ojos traviesos, como si supieran algo que ella no quería discutir, aunque Kaori se limitó a fingir que no las notaba.
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Las chicas estaban tumbadas en las reposeras, disfrutando del calor del sol que bañaba la piscina de la UA. Después de haber pasado horas nadando, corriendo y jugando en el agua, todas estaban completamente relajadas, dejando que el sol secara sus cuerpos mientras se reían entre ellas.
Kaori cerró los ojos, dejándose llevar por las risas y conversaciones de sus amigas. El día había sido perfecto, y no había nada como relajarse bajo el sol después de tanto movimiento. Sin embargo, el sonido de pasos acercándose la hizo abrir los ojos lentamente.
—¿Tienes sed? —la voz de Shoto interrumpió el silencio.
Kaori levantó la vista, logrando ver al bicolor con un refresco en sus manos. No pudo evitar sorprenderse por el gesto, ya que él no solía hacer cosas así en público. Sonriendo, tomó la lata, sintiendo el frío contra su piel.
—Gracias, Shoto —dijo ella, llevándose el refresco a los labios para un sorbo rápido.
El chico asintió lentamente y, después de unos segundos en silencio, se inclinó un poco hacia ella.
—Cuando termine el entrenamiento —comenzó—. Quiero que vayamos a la playa cerca de tu casa. Solíamos ir mucho allí cuando éramos pequeños.
Kaori lo miró con sorpresa. La playa había sido su lugar secreto, un refugio donde ambos podían ser simplemente ellos mismos, lejos de las expectativas y los entrenamientos.
—Claro —murmuró con una sonrisa—. Me encantaría.
Las chicas, que hasta entonces habían estado distraídas, rápidamente captaron el intercambio entre ellos y no tardaron en reírse entre dientes, compartiendo miradas cómplices. Kaori se sonrojó un poco, sabiendo que lo que acababa de pasar no pasaría desapercibido por mucho tiempo.
—¡Todoroki! —gritó Iida desde el borde de la piscina, agitando la mano en su dirección—. ¡Vamos a hacer una competencia de nado, 50 metros! ¿Te unes?
—Parece que es algo inevitable —el aludido musito en dirección a Kaori.
Las chicas, al ver la escena, comenzaron a reírse entre ellas, notando el típico comportamiento de los chicos cuando trataban de demostrar quién era el mejor en algo.
Kaori, con una sonrisa juguetona en los labios, se inclinó hacia Shoto antes de que él pudiera moverse. Rápidamente, le dio un beso suave en la mejilla, devolviendo el gesto que él había tenido con ella momentos atrás.
—Buena suerte —le susurró.
Shoto se quedó en silencio por un momento, visiblemente sonrojado. No era algo que sucediera a menudo, pero el gesto de Kaori lo había desarmado. Aún así, le sonrió con ternura antes de darse la vuelta y dirigirse hacia la piscina.
—Iida, nosotras les ayudaremos —Momo habló, acercándose a los chicos.
—¡Gracias!
—¿Y los dones? ¿Podemos usarlos? —preguntó Ojiro.
—Como estamos en la escuela, no debería de haber ningún problema —el delegado respondió rápidamente, causando que los demás sonrieran con emoción—. Pero no pueden dañar los edificios ni lastimar a nadie.
—¡Te aplastare, Deku! —exclamó Bakugo, mirando fijamente al peliverde, quien se negó a apartar la mirada de él. Luego, se giró hacia Todoroki, quien estaba recostado sobre la pared—. ¡A ti también, idiota mitad y mitad!
Shoto se apartó de la pared, observándolo con una chispa de determinación en los ojos. Aunque al principio no había pensado mucho en la competencia, el comentario del rubio le había molestado. No podía permitirse perder.
Momo se acercó a la línea de salida con un silbato que había creado con su don. Las chicas miraban con emoción desde un lado de la piscina, mientras los chicos se colocaban en sus posiciones, tensos y listos para la señal.
Segundos después, Momo levantó el silbato a sus labios y miró a los chicos, todos listos para lanzarse al agua. Con un rápido soplido, el silbato resonó en el aire.
Kaori sonreía con admiración mientras observaba cómo Todoroki creaba un puente de hielo para cruzar la piscina. La precisión y el control que tenía sobre su poder siempre la impresionaban. Parecía tan natural para él, y aun así, cada vez que lo veía en acción, no podía evitar sentir una mezcla de asombro y orgullo. Lo que más la sorprendía, sin embargo, era el hecho de que sus sentimientos por él fueran correspondidos. A veces le resultaba difícil creer que el chico que había amado por tanto tiempo en secreto ahora la miraba con la misma intensidad.
Las carreras continuaron, con todos los chicos participando, y las risas llenaron el ambiente mientras se retaban entre sí. Las chicas también animaban a sus compañeros desde el borde de la piscina, disfrutando de la competencia y el buen humor que se había creado entre todos.
Cuando las carreras terminaron y los últimos participantes salieron del agua, Iida se levantó y anunció en voz alta:
—Los ganadores de las carreras previas deben enfrentarse en una última competencia para determinar quién es el mejor nadador.
Todos rieron ante el entusiasmo del delegado de la clase, pero no pudieron evitar emocionarse con la idea de una última carrera.
—¡Eso significa que Todoroki, Bakugo y Midoriya tendrán que competir entre ellos! —continuó.
—¡Idiota mitad y mitad! No te contengas como en el festival deportivo—exclamó, mirándolo fijamente—. ¡Hazlo en serio!
—De acuerdo —respondió con tranquilidad.
—¡Tú también, maldito Deku! —Bakugo continuó, girándose hacia el peliverde con brusquedad.
—Está bien, Kacchan.
La tensión en el ambiente era palpable, y los estudiantes alrededor se prepararon para ver la gran final. Todos se encontraban animando a sus favoritos.
—¡La carrera final de 50 metros al estilo libre comienza ahora!
Todos contuvieron el aliento mientras Iida alzaba su mano con el silbato lista para dar la señal. El silbato sonó con fuerza y, en el mismo instante, los tres chicos se lanzaron al agua, pero antes de que pudieran activar sus dones cayeron de golpe al agua.
—¿Qué?
—¿Borraron sus dones?
—Son las 17:00. Terminó su tiempo en la piscina —dijo Aizawa con su característico tono apagado. Inmediatamente todos se dieron cuenta de que había utilizado su don para desactivar los poderes de los tres competidores—. Váyanse a casa.
Los chicos intentaron quejarse, pero bastó una sola mirada del hombre para que guardaran silencio.
—¡Si, profesor!
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Kaori y Shoto se separaron, cada uno dirigiéndose a un baño diferente para prepararse antes de ir juntos a la playa. Mientras el chico se miraba en el espejo, sintió un cosquilleo de nerviosismo recorrer su cuerpo. Su mirada se detuvo en la pequeña caja que había colocado en su mochila. Dentro de ella había un collar de oro con un pequeño sol dorado en el centro.
Shoto respiró hondo en un intento de calmar su mente. Sabía que este momento era importante, y que el collar era una forma de expresar sus sentimientos. No se trataba solo de un regalo; era una invitación a dar un paso más en su relación.
Justo en ese momento, la puerta del baño se abrió y Deku entró, sorprendido al ver a su amigo con la caja en las manos.
—¡Todoroki! —exclamó, con una expresión curiosa—. ¿Es para Kaori?
El aludido asintió lentamente, apartando su mirada cuando sintió como sus mejillas se sonrojaban.
—Sí... —murmuró—. Pero no estoy seguro. ¿Y si no le gusta?
—Es un regalo, ¿verdad? —dijo con suavidad. Su ceño estaba levente fruncido, ya que no entendía cuál era la preocupación de su amigo—. Estoy seguro de que le encantará. Pero entiendo que estés nervioso.
—No quiero que se sienta obligada.
—Solo sé tú mismo —Izuku musito, tratando de sonar tranquilo—. Kaori ya te quiere como eres.
Las palabras de su compañero le dieron un poco de aliento, aunque todavía sentía como los nervios le removían el estómago. Sabía que había algo especial entre ellos, pero la idea de dar un paso adelante lo intimidaba.
—Gracias —habló finalmente, sintiéndose un poco más seguro—. Creo que puedo hacerlo.
El peliverde le sonrió con un pequeño asentimiento, dándole espacio para que se preparara.
—Tómate tu tiempo. Solo no olvides disfrutarlo.
Mientras tanto, Kaori estaba en el baño de mujeres, colocándose nuevamente su ropa normal y sonriendo al pensar en la idea de pasar un día divertido en la playa con Shoto. Sin embargo, también sintió una punzada de nerviosismo al pensar en lo que había estado sucediendo últimamente entre ellos.
Ambos terminaron de prepararse casi al mismo tiempo. Kaori salió del baño con una sonrisa brillante, mientras que Shoto estaba a punto de cerrar la mochila. Al encontrarse, sus miradas se cruzaron y una chispa de emoción pasó entre ellos.
—¿Lista para irnos? —preguntó la chica.
—Sí, estoy listo —respondió él, sin poder evitar que una pequeña sonrisa se dibujara en su rostro al verla.
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Los chicos llegaron a la playa justo cuando el sol comenzaba a descender en el horizonte, tiñendo el cielo de intensos tonos naranjas y rosas. La brisa marina acariciaba sus rostros y el sonido de las olas rompiendo suavemente en la orilla creaba una melodía relajante.
Mientras caminaban por la arena, ambos comenzaron a recordar los momentos que compartieron en ese lugar en su niñez: Los castillos de arena, las carreras por la orilla y las promesas de que siempre estarían juntos. Kaori se detuvo, sintiendo la calidez de la arena entre sus dedos, y sin pensarlo demasiado, se quitó los zapatos de un movimiento rápido.
—¡Vamos, Shoto! —exclamó mientras corría hacia el agua con una gran sonrisa en su rostro.
El bicolor la observó desde un poco más atrás, sintiendo cómo una sonrisa se dibujaba en su rostro. La felicidad de Kaori era contagiosa, y no pudo evitar recordar cuántas veces habían compartido este lugar. Ella era su rayo de sol, su refugio, y en ese momento, el peso de su nerviosismo se sentía más ligero.
Kaori se dio la vuelta, agitando su mano en el aire con entusiasmo mientras le indicaba al contrario que se uniera a ella, sus ojos brillando con la luz del atardecer.
Sin dudarlo, Shoto se quitó los zapatos y comenzó a trotar hacia ella. Cuando la alcanzó, ambos comenzaron a correr descalzos por la orilla, sus risas llenando el aire como un eco de pura alegría.
—¡Mira! —gritó Kaori, saltando con rapidez hacia una ola que se acercaba. El agua salada salpicó sus piernas, y su risa se elevó aún más al ver la expresión de sorpresa en el rostro del chico. Él no podía evitar reír también, sintiendo cómo la felicidad de la pelirosada lo envolvía.
Mientras el sol se ocultaba en el horizonte, pintando el cielo de colores cálidos, Shoto con un gesto suave, tomó la mano de la chica y la acercó hacia él, empujándola delicadamente para que quedaran frente a frente.
Kaori sintió como el calor subía a su rostro con violencia cuando Shoto colocó sus manos en su cintura, acortado la distancia entre ellos. La cercanía entre ellos era electrizante, y en ese momento, todo el mundo parecía desvanecerse a su alrededor.
Shoto se quedó en silencio por un momento, el corazón latiendo fuertemente en su pecho. Con un leve suspiro, sacó la caja con el collar y se la entregó a Kaori. Ella lo miró con confusión, intrigada por el gesto.
—¿Qué es esto? —preguntó, abriendo la caja con delicadeza.
—Quería preguntarte algo... —Shoto dijo en un susurró—. ¿Quisieras hacer oficial lo que tenemos?
La chica frunció el ceño, tratando de entender lo que decía. Luego, una chispa de comprensión iluminó su rostro.
—¿Te refieres a ser novios? —preguntó. Aunque había intentado contener su emoción, el tono de su voz la había delatado.
Shoto sonrió con ternura, sintiendo como el nerviosismo que había sentido antes se desvanecía al ver su reacción.
—Sí, exactamente —asintió, inclinándose un poco hacia ella—. Kaori, ¿puedo ser tu novio?
La sonrisa de la aludida se amplió, iluminando su rostro. Sin dudarlo, lanzó los brazos alrededor del bicolor, abrazándolo con cariño.
—¡Sí! —exclamó, sintiendo una oleada de felicidad.
Con delicadeza, Shoto le puso el collar alrededor del cuello. Kaori sostuvo el collar entre sus manos, observándolo con una gran sonrisa. Era un hermoso diseño, pero lo que realmente la conmovió fue la inscripción en la parte de atrás, que decía:
"Para la persona que ilumina mi vida, incluso en los momentos más oscuros."
Sus ojos se llenaron de lágrimas de felicidad al leer esas palabras. Miró a Shoto, quien la observaba con una mezcla de ternura y amor.
—Es perfecto —dijo, sintiendo que su corazón se llenaba de calidez.
—Tú eres perfecta —respondió Shoto, su voz suave mientras se acercaba a ella, el mundo a su alrededor desvanecido en ese instante mágico que ambos habían creado juntos.
JES'S NOTE !
MIS NIÑOS FINALMENTE SON UNA PAREJA OFICIAL 😭 soy una mami orgullosa ! ahora si son el verdadero #itcouple
SHOTO ES EL ESTANDAR, estoy literalmente enamorada de como lo he escrito en este fic 🫶🏻 de verdad que es el ser más romántico y tierno que existe
me da demasiada ternura pensar en como shoto siempre pide la ayuda de su mamá o de su hermana para cualquier cosa que se trate de kaori 😞 mi niño quiere dar lo mejor de sí mismo para ella <3
GRACIAS POR LEERME <3
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