nine. what if all i need is you?
OO9 | WHAT IF ALL I NEED IS YOU?
Era temprano por la mañana cuando Shoto Todoroki salió de su casa, con una expresión decidida en su rostro.
—Shoto, ¿a dónde vas tan temprano? —preguntó Fuyumi, acercándose a él con rapidez.
El menor hizo una pausa, respirando profundamente antes de responder.
—Voy al hospital.
—¿Qué? ¿Tan de repente? ¿Por qué? —expresó la chica con confusión. Al no recibir respuesta, habló nuevamente—: Espera, Shoto, ¿no le dirás a papa?
—Si.
—¿Por qué quieres ir a ver a mamá después de tanto tiempo?
El bicolor se dio la vuelta, mirando a su hermana por unos breves segundos.
—Volveré.
Después de decir esas palabras, el chico salió de su casa y comenzó a caminar hacia la estación de tren. Durante el trayecto, su mente estaba llena de pensamientos y emociones. No había visto a su madre desde que era un niño, específicamente desde que había sido internada en el hospital psiquiátrico después del incidente que había marcado a su familia.
El viaje en tren fue tranquilo. Mientras el paisaje pasaba rápidamente por la ventana, Todoroki reflexionaba sobre todo lo que había pasado y cómo había llegado a este punto. Ahora, más que nunca, sentía la necesidad de reconectarse con ella y entender mejor el pasado.
Al llegar al hospital, Shoto sintió una mezcla de nerviosismo y anticipación. Caminó por los pasillos con determinación, siguiendo las indicaciones hasta la habitación de su madre. Al llegar a la puerta, tomó una profunda respiración antes de entrar.
Rei Todoroki, su madre, estaba sentada junto a la ventana, mirando el jardín del hospital.
—Mamá... —dijo el chico con suavidad.
Al escucharlo, ella giró la cabeza lentamente y sus ojos se iluminaron al reconocer a su hijo. Shoto se acercó a ella, sintiendo cómo se le formaba un nudo en la garganta.
Se sentaron juntos, reconectando poco a poco, sanando heridas y reconstruyendo su vínculo.
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Kaori despertó con el primer rayo de sol que se filtró a través de las cortinas de su habitación. Sin embargo, no fue la luz lo que la hizo abrir los ojos de golpe, sino el sueño que acababa de tener. En su sueño, ella y Todoroki estaban caminando juntos por un campo lleno de flores, tomados de la mano, riendo y disfrutando de la compañía del otro. Shoto la miraba con ternura, sus ojos bicolores reflejando una calidez que solo había visto en momentos privados. De repente, él se inclinaba hacia ella, y justo cuando sus labios estaban a punto de tocarse, Kaori se despertó, sintiendo como su corazón latia con fuerza.
Se incorporó rápidamente en la cama, su rostro completamente sonrojado y una sensación de nerviosismo recorriendo su cuerpo. ¿Por qué había soñado algo así? Aunque ya había admitido que tenía sentimientos por Shoto, nunca había imaginado un escenario tan romántico y realista. La chica se llevó una mano a la frente, intentando calmarse y recomponerse.
En ese preciso momento, la puerta de su habitación se abrió de golpe y su madre entró con una energía desbordante.
—¡Buenos días, Kaori! —exclamó la mujer con una sonrisa radiante—. ¿Lista para un nuevo día?
Kaori se sobresaltó y trató de ocultar su cara detrás de las manos, pero su madre fue más rápida y notó de inmediato el rubor en las mejillas de su hija.
—Oh, pero mira quién está toda roja como un tomate —dijo Seoyeon en un tono burlesco, riendo suavemente mientras se acercaba—. ¿Acaso estuviste soñando con alguien especial?
—¡Mamá! —protestó la chica, sintiendo como su rostro se volvía aún más rojo si era posible—. No es eso... Es solo que...
Su madre se sentó al borde de la cama, mirándola con una mezcla de diversión y curiosidad.
—Vamos, cuéntame. ¿Fue un sueño bonito?
Kaori suspiró, sabiendo que no tenía escapatoria. Sin embargo, desvió la mirada, aún demasiado avergonzada para compartir los detalles del sueño. Además, sabía que si le contaba quien era la persona involucrada, lo iba a gritar a los cuatro vientos.
—No es nada, solo un sueño extraño —dijo finalmente, intentando sonar tranquila.
—Si tú lo dices. Pero esa cara roja dice otra cosa —replicó su madre con una sonrisa divertida—. Bueno, baja a desayunar cuando estés lista. Tu padre y yo hemos preparado tus platos favoritos para celebrar tu éxito en el festival deportivo.
—Gracias, mamá. Bajo en un minuto.
Cuando la mujer salió de la habitación, Kaori dejó escapar un suspiro de alivio. Se levantó de la cama y se dirigió al baño para lavarse la cara. Mientras se miraba en el espejo, no pudo evitar que sus pensamientos volvieran al sueño y a lo que podría significar.
Mientras se cepillaba el cabello, Kaori comenzó a recordar sus interacciones con Todoroki. Siempre había sentido una conexión con él, algo más profundo que una simple amistad. Sin embargo, ambos eran tan reservados con sus sentimientos que nunca habían hablado abiertamente sobre lo que sentían.
¿Y si Shoto no sentía lo mismo? ¿Y si confesaba sus sentimientos y arruinaba la amistad que tanto valoraba?
Negando con la cabeza, la chica terminó de arreglarse y bajó las escaleras, decidida a no dejar que sus dudas le arruinaran el dia. Una vez abajo, el aroma de sus platos favoritos invadieron su nariz. Sus padres la esperaban en la cocina, sus rostros iluminados por sonrisas de orgullo y amor.
—¡Felicidades, princesa! —exclamó su padre, levantando una taza de café en un brindis improvisado—. Estamos muy orgullosos de ti.
Kaori sonrió, sintiendo el amor de su familia. A medida que se sentaba a desayunar, decidió que, sin importar lo que el futuro le deparara, enfrentaría sus sentimientos con la misma valentía que mostraba en la arena.
Después de todo, ser una heroína no solo significaba luchar contra villanos, sino también ser honesta consigo misma.
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Las horas habían pasado y el joven Todoroki aún se encontraba en la habitación del hospital de su madre. El ambiente era tranquilo y la luz del sol entraba suavemente por la ventana. Rei Todoroki sonreía, feliz de ver a su hijo después de tanto tiempo.
—Entonces, Shoto, cuéntame, ¿has hecho nuevos amigos? ¿Hay alguna chica especial en tu vida? —preguntó la mujer con una sonrisa curiosa.
El chico se sonrojó levemente al escuchar la pregunta. La imagen de Kaori pasó de forma involuntaria por su mente, recordando todos los momentos que habían compartido. Su madre, observando su reacción, supo que había tocado un tema sensible.
—Bueno, hay una chica... —Shoto comenzó a hablar, sin poder evitar sonrojarse aún más—. Siento cosas raras cuando estoy con ella. Mi corazón late más rápido, me pongo nervioso, y cuando pienso en ella, me siento... Feliz y asustado al mismo tiempo. No sé si estoy enfermo o algo así. Tal vez debería de ir al médico.
Rei rió suavemente, observándolo con cariño. Su pequeño hijo estaba teniendo su primer enamoramiento. Y ella ya tenía a una sospechosa en mente.
—Shoto, cariño, eso no es una enfermedad. Es lo que se siente cuando estás enamorado —aseguró. Shoto la miró con sorpresa—. Parece que has encontrado a alguien especial.
—¿Enamorado? Pero... ¿Cómo puedo saber si realmente estoy enamorado?
—El amor es complicado, Shoto. Pero si ella es alguien en quien piensas todo el tiempo, alguien con quien te sientes feliz y nervioso, entonces es muy probable que estés enamorado. ¿Quién es esta chica?
Shoto hizo una mueca mientras miraba a su madre, sintiendo repentinamente tímido.
—Es Kaori. Últimamente, he notado que siento algo más por ella. Pero no sé si ella siente lo mismo.
Rei sonrió, recordando los días en que Shoto y Kaori jugaban juntos, y cómo su hijo la admiraba desde lejos.
—Kaori siempre ha sido una chica especial. Recuerdo cómo la mirabas con tanta admiración cuando eran pequeños —continúo la mujer—. No tengas miedo de explorar esos sentimientos, Shoto. Habla con ella, sé honesto con tus emociones. El amor puede ser hermoso si le das una oportunidad.
Shoto se quedó pensativo por un momento, y luego, con una leve inquietud en la voz, le preguntó a su madre:
—¿Qué significa que me duela el estómago cuando la veo hablar con otro chico?
Rei sonrió con ternura, no se había tardado demasiado en entender la situación.
—Eso, querido, se llama celos. Es una reacción natural cuando te importa alguien y sientes que podrías perder su atención o afecto. Los celos pueden ser incómodos, pero también son una señal de lo mucho que te importa Kaori.
El bicolor asintió lentamente, procesando la nueva información. Todo esto era nuevo para él, y la sensación de confusión lo abrumaba. Nunca había sentido algo así antes y no sabía cómo manejarlo.
—Entonces, ¿eso significa que realmente me importa mucho? ¿Que... La quiero?
Shoto sabía que sus sentimientos eran completamente normales, pero aun así, el miedo a lo desconocido y la incertidumbre lo hacían sentir incómodo.
Como si pudiera leer sus pensamientos, Rei apretó suavemente la mano de su hijo, mirándolo con comprensión y cariño.
—Sí, Shoto. Los celos son una señal de que tus sentimientos por ella son fuertes. Es normal sentirlos, pero es importante manejarlos de una manera saludable. Hablar con Kaori y ser honesto sobre tus sentimientos puede ayudar a aclarar las cosas entre ustedes dos.
Shoto suspiró. No quería arruinar su amistad con Kaori. Ella era importante para él y la idea de que algo cambiara entre ellos lo aterrorizaba.
—Tengo miedo —confesó el chico luego de unos segundos en silencio—. No quiero...
—¿Lastimarla como tu padre lo hizo conmigo? —preguntó la mujer, aunque había sonado más como una afirmación. Shoto asintió lentamente—. No eres tu padre, cariño. Entiendo que lo que sucedió hace unos años te afecto, pero debes permitirte amar y ser feliz.
El bicolor la miró con inseguridad. Entendía lo que decía, pero no sabía si estaba listo para eso.
—Que avances sin nada deteniendote y que seas feliz con la persona que amas, será mi felicidad y salvación.
Una sonrisa apareció en los labios de menor al escuchar las palabras de su madre. Agradecía que no le incomodara su presencia y que siguiera amándolo como el primer día.
—Entiendo. Hablaré con Kaori.
Estaba dispuesto a arriesgarse.
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El sonido de la lluvia contra la ventana despertó a Kaori antes de que su alarma sonara. Abrió los ojos y miró hacia el exterior, viendo las gotas de lluvia deslizarse por el cristal. El cielo estaba gris, y una sensación de calma se mezclaba con una leve melancolía en el ambiente.
La chica se sentó en el borde de la cama, preparándose para lo que se venía. Sabía que tendría un día bastante pesado en la UA. La joven se estiró en su cama, tratando de despejar el sueño de sus ojos.
Después de refrescarse, Kaori se colocó su uniforme con rapidez. Justo cuando estaba abrochándose el último botón de la chaqueta, su madre irrumpió en la habitación. Una gran sonrisa de alegría adornaba su rostro.
—¡Buenos días, cariño! —exclamó, con una sonrisa radiante—. ¿Lista para regresar a la U.A.?
—Buenos días, mamá —respondió Kaori, sonriendo levemente. La buena energía de su madre siempre le alegraba el día.
—Baja a desayunar cuando estés lista. ¡Te tenemos un buen desayuno para empezar bien el día!
Kaori asintió y su madre salió de la habitación, dejándola sola nuevamente. Una vez que finalmente estuvo lista, la chica bajó a la cocina, donde un delicioso aroma de comida casera la recibió. Sus padres la esperaban con sonrisas.
Kaori se sentó a la mesa y comenzó a comer. Después de un desayuno agradable, se despidió de sus padres y salió de casa, lista para dirigirse a la UA.
La lluvia seguía cayendo con fuerza cuando Kaori salió de su casa, protegiéndose bajo un paraguas. El aire fresco y húmedo de la mañana le causaron una mueca de desagrado. Odiaba la lluvia.
Al doblar en una esquina, Kaori vio a un grupo de niños jugando en el parque. Algunos de ellos la reconocieron inmediatamente y corrieron hacia ella.
—¡Es Kaori del Festival Deportivo de la U.A! —gritó uno de los niños, llamando la atención de los demás.
Una niña pequeña, con grandes ojos brillantes, se acercó tímidamente y la llamó con una voz suave.
—¿Eres una hada? —preguntó, mirándola con adoración.
Kaori se agachó para estar a su altura y sonrió con ternura.
—No soy una hada, pero me alegra que pienses eso. Las hadas son muy hermosas. ¿Cómo te llamas?
—Me llamo Hana —respondió la niña con una sonrisa tímida—. ¿Podemos sacarnos una foto contigo? Eres muy hermosa.
Su pregunta tomó por sorpresa a la mayor, pero eso no evito que sonriera con cariño. Eran demasiado tiernos.
—Claro.
—¡Gracias! —respondieron los niños al unísono, saltando de alegría.
Kaori se tomó una foto con ellos, asegurándose de que todos estuvieran en la imagen. Los niños se despidieron de ella con abrazos y sonrisas, y la chica continuó su camino hacia la UA, sintiéndose un poco más ligera de ánimo.
Poco después, se encontró con Izuku, quien también estaba de camino a la escuela. El chico tenía la mirada perdida en el suelo.
—¡Deku! —exclamó la pelirosada, acercándose a él con una sonrisa—. ¿Qué tal te va?
—¡Hola, Kaori! —respondió el con una sonrisa—. ¿Quieres caminar juntos hacia la UA?
—Claro, me encantaría —murmuró Kaori—. Por cierto, ¿estás bien?
—Sí, ¿por qué lo preguntas? —Izuku preguntó, confundido por su pregunta.
—Te ves decaído.
—Estoy bien, solo algo cansado —respondió con una sonrisa—. Pero gracias por preocuparte, Kaori.
La chica iba a responder, sin embargo se vio interrumpida cuando escuchó como alguien corría a gran velocidad hacía ellos. Cuando se dieron vuelta, lograron ver a Iida.
—¡Buenos días, chicos!
—¡Buenos días! —exclamó Kaori, sorprendida con su actitud.
—¿Llevas impermeable y botas? —Izuku cuestionó.
—¿Por qué van tan lento? —continuó el de lentes, ignorando su pregunta—. ¡Llegaran tarde!
Los contrarios compartieron una breve mirada, antes de comenzar a correr detrás de él.
—¿Tarde? Aún faltan cinco minutos para que toquen la campana.
—¡Los estudiantes de la UA llegan diez minutos antes! —exclamó, apresurando su paso.
Los chicos entraron rápidamente a la UA, sacudiendo sus paraguas y dejando las gotas de lluvia en la entrada. Kaori e Izuku se miraron, ambos pensando en si deberían preguntar a Iida sobre el estado de su hermano.
Kaori decidió tomar la iniciativa.
—Iida, ¿cómo está tu hermano? —preguntó con suavidad, deteniéndose en el pasillo.
—Está todo bien. Me disculpo por haberlos preocupado sin necesidad —respondió Iida, evitando el contacto visual antes de alejarse rápidamente de ellos.
Kaori e Izuku intercambiaron una mirada de preocupación, pero no tuvieron tiempo de decir nada antes de que Iida se marchara.
—No creo que esté todo bien —murmuró Izuku.
—Yo tampoco —respondió Kaori, suspirando. Luego, ambos comenzaron a caminar hacia el salón, dejando atrás la conversación pendiente.
Al entrar al aula, fueron recibidos por el bullicio de sus compañeros, quienes hablaban con entusiasmo sobre las personas que los habían reconocido en la calle. La emoción llenaba el aire mientras compartían sus experiencias.
—¡Kaori! —exclamó Mina, acercándose con una sonrisa—. ¿Alguien se te acercó hoy?
—Sí, un grupo de niños pequeños me reconoció —respondió, sonriendo al recordar el momento—. Una de las niñas pensó que era una hada y todos querían una foto.
—¡Qué adorable! —dijo la contraria, riendo—. Es increíble cómo la gente nos reconoce ahora, ¿verdad? ¡Mucha gente me hablo de camino!
—¡Si, a mí también! —Kirishima exclamó.
—Unos de primaria me dijeron "no te preocupes" —murmuró Sero, cabizbajo. Aún se veía bastante afectado por su rápida derrota contra Shoto en el festival.
—¡No te preocupes! —Tsuyu repitió, haciendo que el chico se llevara las manos a la cabeza con angustia.
Kaori carcajeo levemente, pero se acercó al chico y le puso una mano en el hombro con una sonrisa suave.
—No dejes que una derrota te desanime.
El chico levantó la cabeza y esbozó una sonrisa, aunque con un toque de picardía.
—Claro, Kaori. Pero tú solo me dices eso porque Todoroki es tu novio, ¿verdad?
Kaori sintió como el calor subía con rapidez hacia sus mejillas al escuchar sus palabras, negando con rapidez.
—¡No es eso! Solo quiero que sepas que todos creemos en ti y en tu potencial. Además, Shoto no es... —se interrumpió, sintiendo que se ponía más roja.
Los demás comenzaron a reír ante la situación, disfrutando del momento. Nunca antes la habían visto tan nerviosa.
Todoroki, que estaba sentado en el fondo del salón, escuchó la conversación con atención. Aunque mantenía su expresión seria, una leve sonrisa apareció en sus labios. No le molestaba para nada que la gente pensara que ellos eran pareja.
El bullicio en el salón se interrumpió de repente cuando la puerta se deslizó y el profesor Aizawa entró, con su característico semblante serio y envuelto en su saco de dormir. Todos los estudiantes se enderezaron y guardaron silencio, listos para recibir las instrucciones del día.
—Buenos días —dijo Aizawa, con su voz monótona—. Bueno, hoy tendremos una clase de informática especial. Nombres en clave. Elegirán sus nombres de héroe.
El ambiente en el salón se volvió eléctrico de inmediato. Todos comenzaron a murmurar con emoción, imaginando cómo se llamarían a sí mismos cuando se convirtieran en héroes profesionales.
—¡Nombres de héroe! —exclamó Denki, con una sonrisa brillante—. Esto va a ser increíble.
Kaori sintió una mezcla de emoción y nerviosismo. Había pensado en su nombre de héroe durante mucho tiempo, pero ahora que el momento había llegado, la presión se sentía real.
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La campana del almuerzo sonó, y los estudiantes de la U.A comenzaron a dirigirse al comedor, ansiosos por descansar y reponer energías. Kaori caminaba junto a Kaminari, charlando animadamente mientras esperaban en la fila para servirse la comida.
—Entonces, ¿ya sabes a que agencia iras? —le preguntó Kaminari con curiosidad, mientras ambos avanzaban lentamente.
—Aún no estoy segura. Tener tantas ofertas me pone nerviosa —respondió Kaori, sonriendo ligeramente.
Mientras hablaban, la chica miró alrededor del comedor y su atención se centró en una mesa en particular. Allí, Momo y Todoroki estaban sentados juntos, compartiendo el almuerzo. Momo parecía estar explicándole algo al bicolor, gesticulando con entusiasmo, mientras él escuchaba atentamente y asentía de vez en cuando.
Kaori sintió una punzada de incomodidad en el pecho. A medida que observaba la escena, los pensamientos comenzaron a arremolinarse en su mente. No podía evitar sentir cómo los celos se instalaban en su interior.
—Oye, Kaori, ¿estás bien? —Kaminari la miró con preocupación al notar su cambio de expresión.
—¿Eh? Oh, sí, solo... Estaba pensando en algo —respondió ella rápidamente, forzando una sonrisa.
La chica trató de concentrarse en la conversación con el rubio, pero no podía evitar que sus ojos se desviaran de vez en cuando hacia Todoroki y Momo. Cada vez que los veía interactuar, su mente se llenaba de más preguntas e inseguridades. Tal vez estaba siendo demasiado insegura, pero el bicolor no solía hablar con más personas, por lo que verlo hablar con una chica la extrañaba.
Cuando finalmente llegaron al inicio de la fila, Kaori tomó su bandeja de comida y se sirvió lo que comería en el almuerzo. Aún se sentía algo incómoda y abrumada por sus pensamientos, así que se despidió de Kaminari.
Con una sonrisa forzada, se dirigió hacia la mesa donde Nejiire estaba sentada. Al llegar, notó que también estaban Mirio y Tamaki, dos de los mejores amigos de la peliceleste.
—¡Hola, chicos! —saludó Kaori, cambiando repentinamente de actitud.
Nejiire le dio una cálida bienvenida, y Mirio levantó la mano con entusiasmo en señal de saludo. Tamaki apenas levantó la mirada, era bastante tímido por lo que la presencia de alguien más lo ponía incómodo.
—Kaori, quiero que conozcas a Mirio y Tamaki —dijo Nejiire, acercándose a sus amigos.
—¡Mucho gusto! —dijo la aludida, sonriendo ampliamente. Su atención se dirigió hacia el peliazul, quien tenía la mirada perdida en su plato de comida—. Tamaki, tus orejas son realmente lindas. Me encanta cómo se ven.
El chico se sonrojó profundamente y, en un acto reflejo de su timidez, estampó su cabeza contra la mesa con fuerza.
Kaori se sobresaltó y abrió los ojos de par en par.
—¡¿Lo maté?! —exclamó en pánico, llevándose las manos a la boca.
Mirio y Nejire compartieron una rápida mirada, para luego reírse de la situación, mientras Tamaki levantaba la cabeza lentamente, frotándose la frente.
—No, estoy bien... —murmuró aún sonrojado, pero con una pequeña sonrisa avergonzada.
Mirio le dio una palmadita en la espalda a Tamaki en forma de apoyo, pero aun reía.
—Tranquila, Kaori. Tamaki solo es un poco... Sensible a los cumplidos.
—Lo siento. No quería asustarte.
—Está bien, Kaori. Solo... No estoy acostumbrado a los halagos —el mayor la tranquilizo.
—¡Eso es porque no recibe suficientes! —se quejó Nejire—. Pero no te preocupes, Kaori. Le estás haciendo un gran favor.
La conversación continuó, esta vez con un aire más ligero y risueño, mientras Kaori intentaba conocer más a Tamaki y compartir intereses con Mirio y Nejire. La mañana pasó rápidamente entre risas y anécdotas, creando un lazo más fuerte entre ellos.
La chica había disfrutado tanto la compañía de los chicos que olvido por completo lo que la atormentaba minutos atrás.
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—Ahora que todos decidieron sus nombres, hablaremos de las practicas. Duraran una semana —habló Aizawa, dándole inicio a la clase—. En cuanto a donde serán, los que tienen ofertas tendrán sus listas y podrán elegir. Los que no tengan ofertas, elegirán entre las 40 agencias del país que aceptan a nuestros alumnos. Trabajan en distintos sitios y tienen diferencias especialidades.
—Por ejemplo, Trece se centra en rescates de accidentes y catástrofes más que en enfrentar a villanos —agregó Midnight.
—Piensen bien antes de elegir.
Rápidamente, la emoción y la incertidumbre llenan el salón mientras los estudiantes revisan las solicitudes recibidas. Kaori observa la larga lista de agencias interesadas en ella. Entre todas las solicitudes, dos destacan de inmediato: las de sus padres, ambos héroes respetados, y la de Endeavor, el segundo mejor héroe del país. Esta ultima la había sorprendido bastante, ya que no creía que el la consideraría después de la conversación que tuvieron la última vez que estuvieron a solas.
—Chicos, ¿decidieron a que agencia irán? —preguntó Mina, quien se encontraba recostada sobre su mesa.
—¡Iré con Mount Lady!
—Mineta, piensas en algo pervertido, ¿no? —Tsuyu cuestionó, aunque ya sabía la respuesta.
—¡Claro que no! —el chico se apresuró a negar, aunque realmente nadie le creyo.
—Deku, ¿ya te decidiste? —Kaori cuestionó.
Cuando los demás se dieron la vuelta para observar al peliverde, lograron verlo murmurar por lo bajo, probablemente analizando su situacion.
—¿Izuku?
—¡Lo siento! Me perdí en mis pensamientos —se disculpó rápidamente, sintiéndose avergonzado.
—Lo meditas realmente bien, ¿no? —Tsuyu aseguró.
—¡Yo ya me decidí! —exclamó Uraraka con emoción, lanzando golpes al aire—. La agencia del héroe de batalla: Gunhead.
—¡Gunhead es del tipo de batallas! ¿Iras allí, Uraraka? —Izuku se apresuró a preguntar.
—¡Si! ¡Recibí una oferta de ellos!
—Pensé que intentabas ser una heroína como Trece —Kaori murmuró, confundida.
—En un futuro si —aseguró la castaña—. Pero luchar contra Bakugo me hizo pensar. ¡Cuánto más fuerte sea, más posibilidades tendré! Si solo hago lo que quiero, tendré menos perspectiva.
Kaori se recostó sobre su asiento, suspirando levemente. Desde que descubrió su don, ha estado bajo la tutela de sus padres. Durante años, su hogar fue su campo de entrenamiento, y cada día aprendía algo nuevo sobre el arte de ser una heroína. Sin embargo, a pesar de todo lo que ha aprendido y de lo mucho que aprecia el tiempo y el esfuerzo de sus padres, siente que ha llegado a un punto donde necesita nuevos desafíos y perspectivas para crecer aún más.
Endeavor, era conocido por su enfoque riguroso y su reputación imponente, por lo que parecía ser la opción perfecta para llevar sus habilidades al siguiente nivel. Kaori sabía que trabajar con Endeavor sería un gran reto, pero también una oportunidad invaluable para convertirse en la heroína que siempre ha aspirado ser. Sin embargo, se sentía incomoda al saber que tendría que pasar tiempo con el hombre que había arruinado la infancia de su mejor amigo.
Finalmente, con una decisión firme, Kaori marca la solicitud de Endeavor. Mientras lo hace, no puede evitar sentirse nerviosa. Sabia que trabajar con el hombre no sería fácil, pero también que la experiencia será fundamental para su desarrollo como heroína.
Cuando se levanta para entregar su elección, Aizawa le da una mirada aprobatoria, haciéndola sonreír levemente. Cuando se dirige de regreso a su asiento, Kaori respira profundamente, sabiendo que ha tomado la decisión correcta, y se prepara mentalmente para el intenso entrenamiento que le espera..
Mientras Kaori se sienta, Todoroki la observa desde el fondo del salón. Después de un momento de vacilación, se decide a acercarse a ella. Sin embargo, justo cuando está a punto de hablarle, Kaori se levanta, recoge sus cosas rápidamente y se dirige hacia la puerta. Todoroki se detiene, confuso y sorprendido, viendo cómo ella se va antes de que pudiera decir una palabra.
Shoto se queda en su lugar, sintiendo una mezcla de desconcierto y preocupación. Piensa que quizás hizo algo mal o que Kaori está molesta con él por alguna razón. Esta idea lo inquieta, ya que no quiere que su relación con ella se vea afectada, especialmente cuando está empezando a reconocer sus propios sentimientos por ella.
Mientras Kaori sale del salón, Todoroki se queda mirando la puerta por la que ella desapareció, preguntándose qué podría haber hecho para que ella lo evitara. Sabe que debe encontrar una forma de hablar con ella y aclarar cualquier malentendido, pero por ahora, solo puede esperar a que llegue el momento adecuado para hacerlo.
JES'S NOTE !
SHOTO FINALMENTE ADMITIO SUS SENTIMIENTOS POR KAORI 😭 les confieso que yo siempre pensé que canonicamente, shoto tendría una conversación así con su mami cuando le comenzara a gustar alguien 🤷🏻♀️
como se habrán dado cuenta, mi niña no sabe manejar sus celos ☺️ así que para el próximo capítulo habrá una conversación reveladora ;)
kaori y tamaki van a ser mi próxima amistad favorita 💪🏻 los adoro
GRACIAS POR LEERME <3 luv u.
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