019. Ponte fecha Luke Castellan
Ayax trató de no doblarse por la fuerza del golpe, sentía contra sus oídos los fuertes latidos de su corazón mientras intentaba bloquear las palabras que seguían saliendo de los labios de Luke, burlándose de él, de lo crédulo que había sido.
No había tenido tiempo para sentirse mal y traicionado, no había tiempo para autocompadecerse porque ni bien despertó sintió el fuerte golpe de Luke Castellan contra su rostro y después de ese siguieron más.
—...Y estuve meses intentando salir con Daisy solo porque sabía que si la tenía de mi lado ella lograría convencerte... —seguía murmurando Luke, pero en este punto, para Ayax era difícil prestarle verdadera atención.
Estaba enojado.
Se sentía humillado y traicionado como jamás nadie lo había hecho sentir.
Sus manos se encontraban inmóviles a sus costados, Luke las había quebrado antes de que despierte y ahora era imposible invocar alguna de sus armas, no ahora que no podría moverlas en lo absoluto.
Ayax no pudo evitar preocuparse por Daisy, después de todo ella seguía siendo su mejor amiga incluso aunque haya tomado la peor decisión de todas, Ayax sabe que últimamente también ha tomado su propia cantidad de malas decisiones.
Entonces no es fácil ver a su amiga desmayada al otro lado de la cabaña de Hermes con sangre brotando del costado de su rostro, completamente abandonada por el chico que ahora se encontraba tomando a Ayax del cabello y tirando con fuerza para que sus miradas se enfrenten.
—Te quieren a ti. No sé por qué, pero yo solo sigo lo que ellos me piden y te querían a ti. Tu padre no podría, pero si yo estaba con ella, tal vez lograríamos convencerte. —una fuerte y escandalosa risa se escapó de los labios de Luke Castellan cuando Ayax logró darle una fuerte patada—. Mira, usualmente no me comportaría así, yo soy mucho mejor que esto pero... Tú y yo tenemos un par de asuntos pendientes, ¿verdad?
La mano del semidiós frente a él dejó de tomar su cabello y bajó hasta uno de sus propios hombros, tocándolo reflexivamente y haciendo una mueca, como si le costara recordar que hace tan poco tiempo Ayax había apuñalado esa zona sin ningún tipo de reparo.
—Sí, tú también lo recuerdas. —bromeó Luke asintiendo, Ayax le gruñó e intento sacarse el vendaje que cubría su boca, pero solo logró acumular más saliva en su rostro.
Se sentía rabioso, solo furia brotando de cada poro de su cuerpo, aprovechó el momento de contemplación de Luke para darle una nueva patada, pero solo sirvió para que un fuerte puño impacte una vez más contra el costado izquierdo de su rostro.
El tiempo parecía pasar en destellos, Ayax no podía decir cuánto tiempo llevaban allí encerrados, pero parecía que llevaban años, tal vez ni siquiera habrían pasado un par de horas.
Solo Luke Castellan hablando como si a alguien realmente en esa sala le gustara su voz además de a él mismo, maldito ególatra.
—...Pero entonces llegó Percy. —continuó Luke con su monólogo y en el momento exacto en que ese nombre fue mencionado Ayax intentó levantarse del suelo con la poca energía que le quedaba y arrojarse contra Luke, pero el hijo de Hermes logró inmovilizarlo con facilidad.
Lo había drogado.
No hay manera que un inútil como él pueda controlarme así.
Ayax volteó su cabeza hacia el rincón de la habitación una vez más, con la esperanza de que Daisy despierte y pueda ayudarlo.
Lo único que espera es que su amiga esté escuchando todas las estupideces que Luke Castellan relata como si fuera el glorioso villano de una película barata de superhéroes.
—Cuando descubrí que Percy era tu chico soñado creí que iba a ser mucho más fácil hacerme amigo de él y convencerlo de unirse. Si él se une sabía que tú también lo harías, una cadena perfecta. —Luke comentó entre tanto, el único de pie moviéndose por la cabaña como si el lugar le pertenecía.
Ayax se preguntó en dónde estaría el resto de la cabaña de Hermes y por qué aún no había llegado nadie para interrumpir al idiota.
—Y ahora tú te unirás a mí porque de otro modo no solo le haré daño a ella sino que también a él. —Luke le sonrió, una gran sonrisa que deformaba la cicatriz en su rostro, mirándolo desde arriba mientras Ayax se mantuvo impaciente tirado en el suelo.
Quiere pensar un plan, pero Ayax jamás ha sido estratégico, la única vez que lo intentó fue el mismo tipo que estaba frente a él quién logró llevar todo su plan a la mierda.
Ayax no era bueno pensando, era bueno enojándose y sabe que ahora Luke Castellan está realmente enfureciéndolo.
Entonces le queda esperar, y Ayax espera porque sabe que pronto Luke dirá la estupidez indicada que acabe con todo, que lo ayude a recomponerse lo suficiente para poder acabarlo.
De pronto Luke se agachó hasta donde estaba él y con fuerza maniobró a Ayax para sentarlo en el suelo, sus rizos oscuros cayeron ocultando su visión, pero aún así esa sonrisa maniática estaba frente a él tan cercana que era imposible ignorarla.
—Y a que no sabes... Ahora no solo te quieren a ti. Ya que descubrimos que Percy es hijo de Poseidón también lo quieren a él, lo cual es una buena noticia si lo piensan. Los dos podrán unirse a nosotros y Daisy... Bueno, es una pena, nos tendremos que deshacer de ella, pero supongo que no te importa, ¿Verdad?
El silencio que siguió después de esa pregunta hizo aún más evidente la inseguridad que Ayax estaba sintiendo en esos momentos, el conflicto interno que estaría viviendo y del que Luke Castellan parecía tan divertido.
¿Quiénes son?
¿Por qué nos quieren?
¿Por qué Daisy haría una cosa así por este tipo?
Bueno, Ayax internamente se rodaría los ojos si pudiera, la última respuesta ya la sabe y siempre ha estado frente a él: ella lo hizo por amor.
Luke la engañó, la hechizó con esa maldita sonrisa arrogante y promesas vacías solo para atraer su atención, por qué quería usarla.
La usó para llegar a mí y ahora que no le es de utilidad quiere desecharla.
¿Qué clase de extraños gustos tienes Daisy? Mierda.
La mandíbula de Ayax tembló al pensar en su mejor amiga y como ella siempre había estado batallando con las personas incorrectas, los amores incorrectos.
Una vez más su mirada se desvió de Luke a ella, estaba en la misma posición, pero fue solo un segundo y Ayax la vio, ella estaba despierta.
Lo único que había alcanzado a ver eran unos ojos brillando furiosos antes de que ella los cierre a tiempo para que Luke voltee.
—¿Por qué te importa? Ella es una traidora. —se preguntó Luke en voz alta, acercándose a Ayax solo para quitarle la venda de la boca y hacerlo hablar.
Cuando Castellan se encontró lo suficientemente cerca Ayax le escupió en la cara.
Sonrió arrogante al ver la mueca sorprendida de Luke, como si realmente no se hubiera esperado ello y en realidad creía que Ayax le diría una mierda.
Toda la saliva y sangre que Ayax había estado reteniendo en su boca se encontraba ahora contra el rostro asqueado de Luke que rápidamente cambió su espada de mano para limpiarse el rostro con un brazo.
Oh sí, Luke se encontraba armado.
Desde que Ayax despertó había estado amenazándolo con la espada aun cuando sus golpes solo fueron a puño limpio.
Ayax no sabía exactamente por qué, pero se sintió menos poderoso de lo usual, como si algo dentro de él que siempre había estado allí ahora había desaparecido.
Tal vez la bendición de Ares.
No sabe exactamente de que se trata, tal vez podría ser la lejanía que le trae la ausencia de Percy.
Percy...
¿Percy, amor, en dónde estás?
En este momento sí te agradecería si vienes a salvarme.
El pensamiento descolocó rápidamente a Ayax, fue por un solo segundo, tan fugaz que desapareció con un parpadeo, pero no le había gustado en lo absoluto.
¿Ayax Warlock necesitaba que lo salven del estúpido de Luke Castellan? gritó burlonamente una voz en el interior de su mente.
—No. —dijo Ayax, en un tono bajo que fue lo suficiente para llamar la atención de Luke.
Y justo en el instante en que el castaño volteó a verlo poniendo en Ayax toda su atención, Daisy se levantó con un fuerte grito siguiéndole los pasos y abalanzándose hacía la espalda de Luke.
Por la sorpresa Castellan dejó caer su espada y automáticamente Ayax se arrojó a atraparla, pero entonces recordó sus manos inútiles.
¿Cómo vas a salvarte y a ella si no puedes usar las armas, lo único en lo que eres bueno? esa voz burlona regresó, demasiado parecida a su padre y tal vez con una pizca del acento pretencioso de Dioniso.
Luke logró quitarse de encima a Daisy, pero ella no se dio por vencida e intentó golpearlo con sus puños.
—¡Me mentiste, todo este tiempo dijiste que era por amor! —gritó la pelinegra con todas sus fuerzas, su voz entrecortada por sus propios lamentos.
Ayax deseó cubrirse los oídos, el ruido de Daisy llorando jamás fue algo que supiera cómo controlar.
—Realmente nunca creí que los hijos de Afrodita sean tan crédulos... Hasta que te conocí. —Luke le respondió, dulzura brotando de su voz tan discordante con su serio semblante.
Daisy soltó un fuerte sollozo, como si no hubiera estado esperando esas palabras de su parte.
Y Ayax... Ayax podría sentirse traicionado, podía mirarla con odio y dejar que Luke se encargue de ella como tiempo atrás había prometido, después de todo, Daisy era una traidora, de alguna forma se lo tendría merecido.
Él podría dejarla a su suerte, pero hacerlo sería traicionarse a si mismo y el amor que siempre sintió por su mejor amiga.
Una sola equivocación no podría definir la vida de nadie, mucho tiempo Ayax creyó que su maldición lo definiría como persona y ni siquiera era un error que él cometió.
Un solo segundo, pero que parecieron horas fue lo que le tomó a Ayax decidirse por salvar a Daisy.
Pero ese solo segundo fue tarde.
Ayax se abalanzó hasta Luke, empujándolo lejos de ella lo suficientemente fuerte para que el tipo finalmente caiga al suelo y tome la posición que Ayax había tenido en el último tiempo.
Pero entonces no solo Luke cayó, sino que también Daisy lo acompañó con un fuerte ruido seco.
Ayax volteó a verla con sorpresa y encontró esos brillantes ojos azules mirándolo.
—¿Daisy? —preguntó Ayax, su voz se encontraba ronca por los gritos que antes había intentado para llamar la atención de alguien sin exito debido a la venda en su boca.
—Ayax... —lo llamó ella, una de sus manos estaba apretada contra su propio cuerpo justo debajo de una de sus costillas y la otra se extendió hasta él.
Luke Castellan estaba distraído, Ayax podría huir por la puerta e intentar encontrar alguna clase de refuerzo.
Sin sus manos era un inútil después de todo.
Podría huir...
O podría quedarse con su mejor amiga que ahora se encontraba herida.
Ayax era el único ahora que se encontraba de pie, Luke seguía tirado en el suelo, pero estaba a punto de levantarse, todavía seguía quejándose con una mano en su rostro, ya que había caído de cara.
Vamos, toma una decisión.
Pero... ¿Cuál sería la correcta?
Ayax intentó pensar que haría Percy, pero conociéndolo sabe que él se quedaría con Daisy a protegerla.
Y él debería protegerla, la amaba y era su mejor amiga.
Pero me traicionó...
Ayax se mordió el labio inferior con la fuerza suficiente para que sangre, ya sentía sangre cubriendo su rostro por los golpes de Luke y sabe que en este momento debe verse de todo menos encantador.
Sus manos caían inútiles a sus costados y cada vez quedaban menos segundos para tomar una decisión.
Ayax sintió un escalofrío recorrer todo su cuerpo cuando dio el primer paso en reversa hacia la puerta.
Diciéndose a sí mismo que no está huyendo, pero sabiendo que si su padre lo viera en esos segundos se retorcería sobre su maldita tumba sin flores, si los Dioses pudieran morir claro está.
No estoy huyendo.
Los ojos de Daisy seguían brillando con lágrimas contenidas, una pequeña sonrisa se encontraba en su rostro y finalmente su mano extendida cayó contra el suelo.
Y entonces Ayax comenzó a correr.
No sabía exactamente a dónde, pero una vez que abrió la puerta de la cabaña de Hermes se dijo a sí mismo que lo más lejos posible era una buena decisión.
Ningún otro Dios que no sea su padre podría curarle sus manos, sabe que Afrodita de alguna forma curó una cicatriz y eso dejó flotando en su mente la pregunta de si en realidad todos los Dioses podrían curar semidioses y Ares le había estado mintiendo cuando le aseguró que era el único que podía curarlo.
No sería la primera vez que miente de todas formas... Se dijo Ayax a sí mismo, corriendo lo más rápido que sus piernas adormecidas le permitían.
Se había cruzado un par de semidioses, pero ninguno que le preste verdadera atención, después de todo, era normal encontrarse con hijos de Ares heridos, ya que estos siempre se encontrarían peleando.
En el camino hasta donde sabe que puede encontrar a Dioniso, Ayax piensa en Daisy y finalmente el balde de agua fría cae sobre él.
¿Hace cuánto tiempo Daisy había estado enamorada de Luke?
¿Ella sabía el plan de ellos quiénes parecían ser los tipos que le daban las tareas a Luke?
¿Quiénes eran esos tipos de todos modos?
¿Qué podrían querer de Ayax?
¿Por qué querrían reclutarlo y para qué?
Demasiadas preguntas, pero ninguna en la que Ayax pueda prestarle mucha atención, después de todo, se encontraba ocupado respirando de manera irregular y corriendo hasta su destino.
En su camino se tropezó contra unas piedras y finalmente cayó hasta el suelo.
—¿Warlock? —una voz bastante conocida lo llamó y Ayax levantó la vista para encontrarse con la hija de Atenea que había querido abandonarlo en el Lotus.
—¿Chase? —jadeó Ayax casi sin aire, poniéndose de pie con dificultad y mirando rápidamente a su alrededor en busca de Percy—. ¿En dónde está...
—No está aquí todavía. Está devolviendo el rayo en el Olimpo. —aclaró Annabeth, dándole una larga mirada que logró incomodar a Ayax.
Ambos se quedaron en un extenso e incómodo silencio hasta que finalmente el pelinegro asintió, retrocediendo un paso para comenzar a alejarse de ella.
—Oye Warlock... Sobre lo del casino Lotus... —comenzó a decir Annabeth, pero un bufido de risa por parte de Ayax la interrumpió.
—Vete a la mierda, Chase. —declaró Ayax, finalmente volteando por completo y vislumbrando a Dioniso dando la vuelta a una de las cabañas a la distancia.
Sin esperar alguna otra respuesta, Ayax corrió hasta donde el Dios se encontraba con un plan formándose en su mente.
Solo necesito que cure mis manos, entonces volveré y mataré a Luke Castellan.
Daisy... Ella... Solo se veía un poco herida, sobrevivirá. Ella siempre lo hace después de todo.
Ayax recordó con una media sonrisa como una vez los hijos de Afrodita lo habían convencido de unirse a una gran pijamada que harían todos en el bosque con las ninfas, ya que querían que les den un par de consejos y necesitaban protección de alguien que sepa usar armas ergo Ayax.
Aquella pijamada se había salido de control cuando una hija de Afrodita insultó a una ninfa y está se ofendió e intentó atacarlos, pronto se había vuelto un gran caos y Ayax todavía podía recordar como Daisy se había abalanzado contra un grupo de ninfas.
Todos habían creído que no volverían a verla, pero luego ella llegó victoriosa a su cabaña, aún con ambos tacones bien puestos, una sonrisa en su rostro un poco golpeado y echándose el cabello hacia atrás y tan reluciente como si hubiera salido a dar un paseo nocturno y ya.
—Dioniso. —llamó Ayax a la distancia, su sonrisa desvaneciéndose al ver al Dios justo frente a él dándose la vuelta y mirándolo con aburrimiento.
—Adam, qué deseas además de molestar.
—¿Podrías curar mis manos? —dijo Ayax sin preámbulos, después de todo no había tiempo para ellos.
Extendió sus dos brazos justo frente al Dios quién examinó con aburrimiento las heridas rojas que comenzaban a volverse moradas en algunas zonas, por suerte para Ayax no eran expuestas, si no presentía que habría sido más complicado.
—¿Y por qué crees que puedo hacer una cosa así? —preguntó Dioniso con diversión, levantándose los lentes de sol del rostro y colocándoselos en su desordenado cabello, al tiempo en que se cruzaba de brazos para mirar a Ayax con atención.
Ayax miró sus propias manos y después una vez más al tipo frente a él.
—Porque eres un Dios... —dijo Ayax, con un tono que casi pareció pregunta.
El hijo de Ares soltó un fuerte bufido cuando el Dios frente a él comenzó a reírse a carcajadas, señalándolo con el dedo índice.
—¡Y eso qué! ¡Soy el Dios del vino no de los doctores! —gritó Dioniso entre risas, una de sus manos rápidamente subió a secarse una lágrima se su ojo.
—¡Mi padre tampoco es doctor y aun así puede curarme! Creí que tú también podrías. —se quejó Ayax, comenzando a mirar hacia atrás y preguntándose si era una buena idea hacerle una llamada a su padre para que regrese al campamento.
No, el idiota no lo haría. Está con el grupo de maniáticos que quieren reclutarlo.
—Tu padre es el Dios de la guerra, en la guerra hay heridas. Se supone que sus habilidades siempre tendrán relación con su poder como Dios. —explicó Dioniso exasperado, como si le estuviera hablando a un niño pequeño.
Y bueno, no es como que Ayax en realidad haya tenido una clase de aprendiendo acerca de los Dioses griegos como para saber aquella información.
Ares no era precisamente el profesor del año.
O el Dios del año.
O el padre del año...
—Pero Afrodita también logró curarme... —murmuró Ayax pensativo, intentando encontrar una explicación.
—Un acto de amor. —respondió simplemente Dioniso, encogiéndose de hombros.
—¡Pero!
—¡Niño, no me molestes más! Ya vete a dormir que es tarde y espera a que mañana se curen o una estupidez así. —le gritó Dioniso antes de retomar su caminata a quién sabe donde.
Ayax se quedó en silencio, mirando con irritación el camino que el Dios había tomado.
Si pudiera usar sus manos, estaría apretando sus puños con fuerza, el solo pensamiento lo hizo bufar una vez más.
—¿Ayax? —alguien lo llamó desde la distancia, rápidamente logró reconocer también esa voz.
—¿Qué quieres? —preguntó Ayax sin voltear a verla, cruzándose de brazos para esconder sus manos heridas.
Sabe que no puede esconder de la misma manera su rostro, de alguna forma presiente que no se encuentra muy presentable, pero por ello no puede hacer nada.
—No sabía que ya habías regresado. Ví a esa chica Chase y comencé a buscarte. —dijo acercándose aún más a él hasta encontrarse a su lado—. ¿Qué carajos te sucedió?
Ayax sonrió de lado, volteando finalmente su rostro para encontrarse con esos ojos oscuros que lo miraban con sorpresa, como si fuera algo surrealista encontrarse a Ayax Warlock golpeado.
Pero pronto Ayax tuvo que aceptar que él era realmente más débil de lo que alguna vez había creído.
—También me alegro de volver a verte, hermana. —saludó Ayax, observando el ceño fruncido que ella le dio.
—Creí que nunca te alegrabas de verme.
Ayax suspiró—. Clarisse...
—No, Clarisse y una mierda. ¡Te fuiste, otra vez! —se quejó ella, empujándolo por el hombro y sintiéndose mal al instante al ver la mueca de dolor que Ayax hizo—. Sin despedirte... Otra vez.
—No somos de esa clase de familia que se despide. —dijo Ayax encogiéndose de hombros.
—¿Tú y cuántos más lo decidieron? —replicó Clarisse con brusquedad—. Mira ya no importa. Ahora que te vi quiero hacerte una pregunta.
Ayax dio media vuelta para poder enfrentarla correctamente, su hermana había crecido un par de centímetros más y ahora lo había pasado, obligando a que Ayax levante un poco la vista para encontrarse con sus ojos.
—¿Qué?
—En ese viaje... —Clarisse frunció el ceño y guardó silencio durante unos segundos, como si estuviera buscando las palabras indicadas para hacer la pregunta—. ¿...El idiota ese hizo que me odies aún más?
El idiota ese siendo claramente Percy.
Ayax soltó una pequeña risita al ver la ahora muy notable incomodidad que su hermana sentía.
Como si en un momento todo su día de mierda haya quedado atrás y olvidado al sentir como Clarisse se encontraba insegura y tal vez por primera vez frente a él.
—¿Por qué dirías una cosa así? —preguntó Ayax, intentando ocultar la diversión en su voz.
—¿Eso es un no? —preguntó Clarisse, mirando aún con sospecha.
—No, Clarisse. Percy no me hizo odiarte más de lo que ya lo hacía. —la última parte se aseguró de decirlo con su voz más burlona, consiguiendo otro golpe en el hombro que lo hizo jadear.
—Huh, ¿qué te pasó de todos modos? —preguntó finalmente ella, a lo cual Ayax se encogió de hombros a lo que también resultó en un nuevo quejido.
—Algo que voy a solucionar pronto, descuida. —Ayax aseguró.
Pronto ambos hermanos se quedaron en silencio, la noche había comenzado a caer entre ellos y no sabe cuánto tiempo ha pasado exactamente desde que se escapó de la cabaña de Hermes y ha llegado hasta allí.
Se pregunta si Daisy estaría bien... Quiere asegurarse a sí mismo de que lo está.
Mira una vez más a su hermana y una parte interior suya realmente se alegra de volver a verla, de encontrarse una vez más en el campamento que era tan familiar para él, en el que tanto tiempo había pasado.
Sabe que por mucho tiempo no se ha permitido a sí mismo disfrutar del lugar, de la presencia de sus hermanos, de Clarisse en especial.
Recuerda como ella siempre intentaba acercarse a él, antes Ayax creyó que era porque Clarisse era la traidora, pero que sabe la verdad se da cuenta y no sin un poco de sorpresa que realmente su hermana solo quería pasar el tiempo con él.
—Y oye, ¿por qué preguntaste eso de todos modos? Lo de yo odiándote por culpa de Percy. —preguntó Ayax, una pequeña sonrisa formándose en su rostro al imaginarse que su hermana habría estado pensando en ello durante todo el tiempo que estuvo fuera.
—Huh... Esos dos idiotas hace un rato estaban mirándome como si hubiera matado a veinte cachorritos indefensos. —explicó Clarisse frunciendo el ceño ante el recuerdo.
—¿Esos dos? ¿Grover siquiera puede mirar mal a las personas? —se preguntó divertido Ayax en voz alta, sabiendo que su hermana estaría exagerando.
—No ese, el otro idiota, Jackson. —corrigió Clarisse y con solo ese nombre la sonrisa de Ayax cayó.
—¿Percy está aquí?
Clarisse asintió, mirándolo con los ojos entrecerrados como si sospechara algo de él.
—¿En dónde lo has visto por última vez? —preguntó Ayax, sintiéndose un poco más ansioso que antes, volviéndose hiperconsciente de sí mismo una vez más, de sus manos quebradas y su rostro ensangrentado.
Clarisse se tomó unos segundos en responder, como si estuviera mentalizándose de que al decirlo Ayax saldría corriendo lejos.
Y no era un pensamiento equivocado.
—Lo vi adentrándose al bosque con Castellan justo antes de venir aquí. —le explicó finalmente Clarisse.
Al escuchar el apellido Castellan Ayax sintió un fuerte escalofrío por todo su cuerpo, la sensación de peligro recorriéndolo sin control.
—Dime que tienes algún arma aquí contigo. —dijo Ayax, casi en una súplica, su hermana lo miró con curiosidad pero al ver la urgencia en sus ojos finalmente asintió y de su cinturón sacó una pequeña daga.
—La lanza está en... —Clarisse se detuvo, negando con la cabeza para restarle importancia, le extendió la daga justo frente a Ayax pero entonces ella notó sus manos y como se encontraban inútiles a sus costados—. ¿Cómo vas a...? ¿Qué es lo que quieres hacer de todos modos?
—Luke Castellan fue quién me hizo todo esto. —dijo Ayax, esperando que esa sea explicación suficiente para Clarisse.
Los ojos de su hermana brillaron con advertencia, giró el arma en sus manos como si estuviera preparada para ir ella misma por Castellan.
Ayax abrió la boca y a Clarisse le tomó un momento procesar lo que estaba pidiendo.
—¿Quieres que ponga el arma allí? —se quejó Clarisse, observando la daga en su mano—. Puedo acompañarte, sé dónde es.
Ayax cerró la boca y negó con la cabeza—. No, necesito que hagas algo por mí. Ve a la cabaña de Hermes y encuentra a Daisy, mi amiga por mí. ¿La recuerdas? ¿Cabello negro, hija de-
—Hija de Afrodita. —terminó Clarisse por él, asintiendo—. ¿Luke también la hirió?
—No estoy seguro pero sí, algo le hizo, tú ve a buscarla yo iré por Luke, fin. —Ayax concluyó, abriendo una vez más su boca y escuchando el bufido por parte de Clarisse hasta que finalmente ella le entregó el arma.
Ayax clavó sus dientes firmemente contra el costado del mango, el filo se encontraba de costado pero con un solo movimiento de su rostro podría clavarlo sin dificultad en el idiota de Luke Castellan.
—Es por allí, pasando los árboles seguro que hasta el campo. —le señaló Clarisse y después de un asentimiento ambos hermanos salieron corriendo en direcciones contrarias.
Ayax sentía todo su cuerpo vibrando con la adrenalina contenida, su mente se llenaba de preguntas y pronto la desesperación por llegar a Percy se hizo aún más grande.
¿Cuándo había llegado Percy al campamento?
Ayax creyó que no había pasado demasiado tiempo desde que vió a Chase hasta que se encontró con Dioniso.
A menos que Chase me haya mentido porque creyó que yo estaba del lado de Clarisse...
Mierda.
Ayax aumentó aún más el paso, lo que sea que había afectado su movilidad antes pareció haber desaparecido, o tal vez se debía a la presencia de Percy cada vez más cerca que lo fortalecía, no sabía que era y no tenía tiempo para pensar en ello.
Ayax se sobresaltó al sentir una explosión detrás de él que por suerte logró asimilar como los fuegos artificiales que estaban lanzando desde el campamento.
Gruñó contra el mango del arma ya que casi se había caído pero con sus brazos logró acomodarlo lo suficientemente bien.
A lo lejos logró escuchar pares de pasos y cuando dobló pasando un par de grandes árboles se encontró con la linterna que alumbraba a la distancia a Percy y Luke, aquella simple vista fue suficiente para que Ayax se obligue a si mismo a correr más rápido.
—...Y serás traicionado... Por alguien que te llama amigo. —estaba diciendo Percy justo en el momento exacto en que Ayax llegó por detrás de Luke Castellan.
Ayax respiró por la nariz y dió la vuelta al último árbol antes de abalanzarse frente al castaño, Percy estaba por terminar alguna idea, algo que estaba diciendo pero pronto se detuvo al escuchar el fuerte grito de Luke.
Ayax había logrado apuñalarlo en el hombro sosteniendo el arma con sus dientes.
—¡¿Ayax?! —gritó Percy sorprendido, acercándose un par de pasos hasta ellos, lo único que podía ver hasta ahora era el cabello oscuro de Ayax demasiado cerca del cuello de Castellan—. ¡¿Ayax que hicis-
Pero la pregunta de Percy se interrumpió cuando Ayax levantó la vista y lo miró.
Percy estudió rápidamente el rostro de Ayax y eso fue suficiente para que todo su semblante cambie, lo que antes fue sorpresa por verlo llegar ahora era una mirada más oscura y cruel.
Ayax sintió algo desconocido retorcerse en su interior pero no pudo evitar la sonrisa complacida al ver como Percy sacaba su propia espada.
El hijo de Ares se alejó de Luke Castellan, asegurándose de que el arma de su hermana siga bien clavada contra la unión del cuello y el hombro del hijo de Hermes, quién seguía quejándose en voz baja.
—¿Ayax? —volvió a llamar Percy, esta vez más suavemente—. ¿...Qué te sucedió?
Y la sonrisa de Ayax creció arrogante y con un movimiento de su cabeza.
—Fue él. —fue lo único que Ayax dijo, sintiendo su voz aún un poco ronca e inestable pero lo suficiente clara como para que Percy llegue a escucharlo.
Está bien Percy, cambié de opinión... Sálvame de este imbécil, es todo tuyo amor.
Después de esa afirmación a Percy Jackson no le tomó más de un minuto antes de arrojarse en contra de Luke Castellan.
BUENAS BUENAAAS!!
OMGGG, YA FALTA UN SOLO CAPÍTULO!
Luke está medio ooc y no me disculpo por ello, en este fic lo odiamos y fin de la historia jsjsjs
Espero que les haya gustado el capítulo, lamento la demora, estaba planeado que se suba la semana pasada pero estuve de viaje, me enfermé, jugué con nieve, pasaron demasiadas cosas que me hicieron imposible actualizar.
Y como dije en mi canal, nadie me está pagando para que actualice entonces no es mi máxima prioridad ZJAJSJS
¿Dudas, sugerencias, comentarios?
BTW, Antes de irme quería mencionar que el otro día con Iris tuve un problema con un lector que lo único que comentó fue para exigirme otro capítulo asegurando que "o actualizas o me voy" y quiero decirles que nadie los obliga a punta de pistola a que lean mi historia, siempre he dicho que tengo mis tiempos para actualizar y aquellas personitas que no sepan respetar mi escritura como lo que es; un pasatiempo, está pero que invitadisimo a retirarse.
Ahora sí, para el resto de animalitos que me apoya constantemente los súper amo y espero que tengan una muy bonita noche♡
¡NO SE OLVIDEN DE VOTAR Y COMENTAR!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro