𝟬𝟭. 𝗹𝗼𝘀𝘁
Esto no es justicia, solo es
equilibrio. Bien y mal, pues uno
no puede existir sin el otro.
— CUANDO ERA NIÑA — el ruido firme de sus pasos hacia eco en aquel lugar mientras se pasaba una manzana de una mano a otra. De fondo el sonido estridente y explosivo de la música del Dj hacia cubierta de todo aquel sonido que pueda salir de ese lugar — El padre Michael me dijo que la mejor manera de domar a una bestia es, — sus afiladas pupilas se posaron en aquel que alguna vez la miró con adoración ahora la veía con decepción y confusión — Robar su corazón. Después de todo, no hay poder más fuerte que el amor.
— Uhh como en "La Bella y la Bestia" — una joven alvina de ojos verdes hablo. Las personas la conocían como Warabihime, una de las jóvenes más codiciadas de la única okiya de la ciudad, pero para los "invitados" del club ella era Isis Yang, ex-amante del segundo al mando de Burn Knuckles, Jace Park.
— El punto, — dijo la líder del club Kiss Blood, primera filial de La Casa de Asmodeus — Es que justo ahora, aunque lo desees Daniel con todo tu apetecible corazón, no podrás lastimarnos. No solo por tus amigos, también por todos aquellos que nos entregaron su corazón, su fé, su lealtad.
— Nada nos impide darte la paliza de tu vida, Haru — dijo Zac Lee, el boxeador de la preparatoria J que alguna vez fue su amigo.
— ¿Y arriesgarse a que los maten y los devoren enteros y crudos? — pregunto la joven con burla — ¡Despierta, estas en mi territorio! Si trueno los dedos morías en un segundo.
— O incluso antes — dijo una voz masculina, con aire vago y cansado — ¿Podemos irnos? Tengo hambre.
— Ten paciencia hermano mayor — le respondió Isis — Ya pronto iremos a casa con Oka-san.
— ¿Qué hacemos? — pregunto Eli Yang, el Daddy de Hostal — No podemos con todos.
No podemos con uno solo de ellos, menos con todos los del club. Pensó Daniel con amargura.
— ¿Por qué lo hiciste? — murmuró el con los puños apretados.
— ¿Eh? — Haru miró al chico de arquitectura — ¿No es obvio? Era necesario, se metieron donde no debían.
— ¿Era necesario engañarme?¿Traicionar así? — reclamo el joven tatuado con dolor y la voz rota.
Si, lo valió. Pensó Haru aguantando más ganas de correr a los brazos de Vasco y rogar su perdón. Era la líder de todo un pueblo, una raza en peligro. Debía dejar esas debilidades a un lado.
— ¿Valió la pena? — murmuró Jace Park mirando a Isis.
— Cada maldito segundo — Alex Lee, chef del restaurante Boonpetit, extendió la mano desde su sillón negro de cuero — Johan manda saludos, cariño.
— ¿Qué le hicieron a Johan? — pregunto Zack, repentinamente molesto.
— ¿Qué le hicimos? Le dimos exactamente lo que deseaba — Haru tomó un sorbo del líquido rojizo que Luca, su segundo al mando en el club, le sirvió.
Los adolescentes mundanos sintieron arcadas al pensar en el origen de aquella "bebida".
¿Cómo terminó todo así?
— Mi más sentido pésame — la joven mujer de ojos azules y cabello negro puso una mano sobre su hombro — El padre Michael era un buen hombre.
La menor estaba tan cansada de llorar que solo se limito a asentir y recibir el pésame, sin saber con quien estaba hablando.
Claro que lo era. Michael Brow, un norteamericano que llegó a Corea a los diecinueve años y nunca se marchó. Se convirtió en hombre de dios, dando misa, rezando plegarias, difundiendo la palabra de dios y esas cosas. O al menos eso se suponía. Para Haru, el padre Michael era un gran hombre que veía el mundo como era, crudo y cruel.
— ¿Salvación? — el padre repitió la pregunta de la menor mientras seguía cocinando.
Con solo diez años, Haru tenía dudas demasiado complicadas.
— Uhm — afirmó la niña de cabellos blancos — ¿Hay salvación?¿Alguno de nosotros podrá legar al cielo?
El hombre se lo pensó unos momentos antes de responder con otra pregunta — Te tengo una mejor, y su puedes responderla, te diré la respuesta. ¿Aceptas?
— ¡Si! — exclamó la menor desde la mesa del comedor, totalmente segura de su inteligencia.
— ¿De que habla la biblia?
— De verdad y perdón, no? — Haru ladeo su blanca cabezita confundida.
— No, buen intento.
El padre miraba la verdad en los rincones más oscuros, no temía decir lo que pensaba y lo que sentía. Era una pena que un gran hombre como ese perdiera la vida por un pedazo de papel en la billetera.
— Tu eres Haru, cierto? — pregunto una voz detrás de ella.
La peliblanca aparto la mirada de la fotografía del padre y miró al hombre a sus espaldas. Tenía un traje negro con sombrero, guantes blancos y ojos de rubí firmes y confiados.
— Soy un viejo amigo de Michael — se presentó el hombre de pelos negros — Llámame Asmodeus.
La menor lo miro de pies a cabeza — El padre no se habría relacionado con demonios — dijo y regreso su mirada al frente.
— Bueno, el te acepto en su casa. Para mi eso es un comienzo — dijo con la intención de hacer una broma. Haru estaba consiente de lo que era, así que no se inmutó, al ver su indiferencia Asmodeus se paro a su lado — Tu y yo no somos tan diferentes pequeña.
— Tengo trece — respondió, irritada por ser llamada pequeña.
— Y yo más de quinientos años — el pelinegro le sonrió y soltó una risa amigable — Todos aquí son prácticamente bebés para mi.
— Dice que no somos tan diferentes — Haru lo miro — ¿A que se refiere?
El mayor sonrió. — Tu cabello es algo único Haru, es igual al de mi esposa.
Al escuchar eso, la joven lo miró intrigada.
— Crees que ahora, sin Michael, estás sola, pero no es así — Asmodeus coloco uno de sus mechones blancos rebeldes detrás de su oreja — Yo también estuve solo mucho tiempo, hasta que conocí a mi luz, tan especial.
El padre decia que yo era especial, pensó la menor y sus ojos se cristalizaron una vez más.
— Este mundo no esta hecho para las personas especiales como tu. Esta gente, — el hombre hizo un gesto con la mano, refiriéndose a las personas normales — No entiende lo que conlleva ser nosotros. Tienen miedo, y nos obligan a escondernos por ese miedo.
Michael fue debil y te escondió del mundo, pensó el mayor con amargura.
— Dime Haru, ¿te gustaría ir a la escuela con otros chicos?
— ¿Podría? — pregunto la menor esperanzada. Si había más gente como ella en el mundo, tal vez podría hacer todas las cosas que el miedo (y el padre) le impedía.
— Por supuesto. Incluso podrías pasar por la hermana menor de mi esposa, te gustaría? Ya no estarías sola. — Asmodeus saco su billetera, de esta saco unas fotografías y se la extendió a la menor — Estoy pensando en reunir a los que son como nosotros, para cuidarnos unos a los otros. Protegernos entre nosotros.
Si el padre ubiera estado presente, habría dudado de las palabras del hombre, viendo su extraña sonrisa. Pero el padre estaba muerto y Haru estaba sola, era joven y no conocía en verdadero mal que podía haber en el corazón de cualquier criatura.
— Como nosotros — murmuró la menor acariciando el rostro de la niña con cabellos de nieve y ojos esmeralda que estaba en la primera fotografía. El la segunda una mujer de piel de porcelana, cabellos como los suyos y extrañas marcas en el cuerpo saludaba a la cámara— ¿Ya ninguno de nosotros estaría solo?
— Ninguno — afirmó el demonio.
Ese día, tras la muerte del padre, Haru Park hizo un pacto con el diablo para salvar a sus iguales.
Nii_etoile :3
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