Como una explosión de inquietud certera. Todo el bosque acallo de repente...

No quedo rastro alguno de los monstruos aberrantes que cayeron del espacio ni de su enfermizo rastro de muerte y contaminación.

Ni los tribales ni los clanes elficos y hadas pudieron encontrar respuestas para el entramado caos de aquel día.

La desaparición se tantos inocentes, guerreros e incluso figuras importantes habían dejado completamente devastadas a un centenar de familias.

De repente, el bosque se había sumido en un profundo silencio. Y esta vez, durante una larga temporada.

Ajenos a las tragedias del exterior, los habitantes del mundo subterráneo se hallaban internados en una lucha infernal contra una maraña de plagas que había descendido a los cavernosos reinos de los hombres rata, topos y alimañas.

Goblins y cavernarios albinos pelaban los ojos con horror al descubrir que uno de los principales pasos de sus mundos que conectaba con el exterior, estaba plagado por una cámara de carne viviente colosal de la cual pulsaba energía insana.

Aberraciones fungicas brotaban de ella. Y poco a poco, las paredes del subterráneo se hiban moldeando.

Ninguno pudo adivinar la horda pesadillesca que se les hecharia encima. Ni que las profundidades de la tierra cambiarían tanto.

Un terraformeo subterráneo completo. Que extendió el ancho de las paredes, los túneles y pasajes. Que agrando las cámaras y las adapto para un nuevo ecosistema.

El mundo subterráneo se ganó pronto su título, y un nuevo imperio se asentó en el.

Para cuando campeones de las salvajes tribus del subsuelo fueron enviados a combatir esta nueva amenaza.

....Opis los recibió con gusto y los "ayudo" a formar parte de su imperio.

Como una enfermedad sin cura. Los infectados fungicos se esparcieron rápidamente. Sellando las salidas al mundo exterior.

Confinados. Los habitantes del submundo no tuvieron peor destino, más que el verles negada la muerte, y unirse a su nueva ama.

..............

En un trono hecho con los cráneos de cientos de campeones tribales. Tórax huesudos de infantes y una amalgama acolchada de carne y pus palpitante.
La emperatriz Opis disfrutaba del lamento de sus víctimas.

En las paredes ahuecadas de su gran recamara. Adornos vivos se removian y gimoteaban pidiendo clemencia...diariamente, aquellas decoraciones eran cambiadas. Reemplazadas por nuevos especímenes.

Opis elegía cuidadosamente a aquellos a los que juzgaba los sujetos más aptos, y los asignaba a diferentes ramas en su imperio.

Había convertido a miles de criaturas en amalgamas monstruosas para terraformar el subsuelo. Para crear sus dominios plagados. Había infectado a otros tantos más, para que nutrieran a las nuevas sepas hongoides que se desarrollaban con los patrones genéticos que ella había diseñado.

La emperatriz bebio tranquilamente los sesos licuados de un sabio hombre topo. Los conocimientos ancestrales de la biblioteca runica que protegía la hicieron sonreír.

Secretos robados llegaron a su mente, y toda una riqueza en historias de civilizaciones olvidadas acudieron a sus recuerdos y los abrazo como propios.

-Nirrick...así que tu ya estabas aquí antes de que llegáramos nosotros-.
Se relamio los colmillos agrietados como zarpas erráticas, y con su lengua le dio una nueva probada a su bebida.
-Jhmmm..eso es trampa-.
Se carcajeo.
-Si yo hubiera llegado al planeta con tanto tiempo de anticipación..creo que toda esta roca plagada de vida cursi me pertenecería.. pero bueno...Todo sea por mantener entretenidos a los grandes observadores, ¿no?-.

Cuando hubo terminado su bebida, se levantó gracilmente de su trono y le hecho una ojeada a todos los seres retorcidos que imploraban piedad clavados en las paredes como trofeos de una guerra grotesca.

Ya casi era el tiempo...la llegada de los campeones del caos solo significaba una cosa.

El mundo estaba condenado, y todos los reinos que lo habitaban serían consumidos por las pesadillas del caos que habían sido arrojadas contra ellos.

Cuatro campeones de increíble poder retarian a los elegidos por el destino...y se determinaría la sentencia de aquel mundo.

Pero ni Opis ni ningún otro campeón del caos se rendiría tan fácilmente. Todos ellos tenían una razón para arrazar con la vida entera de aquel planeta.

Todos ellos tenían una ambición inconmensurable, y serían recompensados si lograban tener éxito en su misión.

Opis revoloteo, y recorrio con su vista a cada espécimen atrapado.
Reconoció algunos usuarios interesantes que valía la pena adaptar para las ramas especiales de su ejército,
Magia y esparcidores de plaga. Masas de formaciones enteras y caballeros blindados.

Toda una materia prima estaba a su completa disposición. Día con día. Las ebras infecciosas de la emperatriz atrapaban a los habitantes de la superficie, y los traía a ella junto con montones y montones de recursos.

Equipaba a su ejército con recursos naturales o trofeos de guerra. Formaba las mentes con un instinto genético hecho para la batalla.

No había temor..no había remordimiento. Solo un puro e insano deseo de matanza y contaminación.

Ellos eran la plaga que provenia más allá de la luna...eran los vástagos de la emperatriz Opis Roze.

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Cerca de la entrada a las cavernas de la tierra profunda y colosales grutas. Un enorme cúmulo de "rocas" se agitaba ligeramente. Casi de manera imperceptible, como si respirara.

Urrgoth. Convertido en el guardia real de su emperatriz, recibió una mejora genética, pues ya no era solo el gigantesco y bruto ogro plagado de colonias fungicas. Ahora era una colosal máquina de matar cargada de una sola mente. Su nueva conciencia fusionada y en armonía con todos los parásitos que un día lo conformaron, ahora le daban un razonamiento estratégico rápido, y un instinto de lealtad mucho mayor.

Ya no luchaba para alzarse como el más fuerte. Si no que luchaba para proteger a su ama. En su mente buia su propia personalidad, pero también una gran devoción por lo que Opis estaba construyendo.

Pronto, El imperio se expandiria...pero por el momento, aguardarian la señal del caos.

.....

Mientras tanto. Zhapheryn, nombrada la ejecutora real de la espora lunar. Vigilaba los escuadrones salvajes y bloques de guerra organizados por los clanes del bosque en el que moraban.

Sonreía, inquietando los cuerpos mutados que conformaban a la especie plagada de amasijos deformes que eran sus súbditos.

"Plagas ★1".

La elfa infectada forzó su sistema respiratorio destruido. Y disfruto el placer que un ser no vivo como ella ya no gozaba de manera natural.

Capto el aroma almizclado de los guerreros tribales..El perfume aromático de los elfos y hadas.

Y su estómago gruño con hambre...esos serian aperitivos que agradarían a su emperatriz.