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3.3

En un observatorio. Los mercenarios del Regimiento plateado recorrían sus pasillos y habitaciones con orgulloso andar, enfilando por las terrazas y campos exteriores, en una vigilancia que era más para el agrado de su gran maestro, que para conmemorar su victoria misma.

Lograr arrancar parte del patrimonio cultural del imperio Doi era un gran mérito. Nunca nadie había logrado hacer retroceder a las fuerzas del imperio..aunque bueno, para tales momentos críticos, no es como si hubiese mucha resistencia a la hora de tomar el observatorio del gran emperador Michael Liozle.

Se rumoraba que los soldados de Doi se estaban organizando para una gran campaña..ya solo tenían dos grandes enemigos. Los virtuosos lanceros al servicio del gran Octaviusz Mirlick, y los salvajes cerdos humanoides que se arremolinaban en sus desperdicios haciendo burdas masacres.

Aun así, eran dos fuerzas a tener en cuenta, pues hasta que no fueran erradicadas, Doi no podría comenzar a recomponerse de la crisis que sufría.

La capital estaba atestada de refugiados, y semana tras semana, las reservas de recursos se hiban agotando, al ser las cosechas tan miserables como para dar abasto a los millones de residentes de la capital.

El emperador, no podía ignorar durante más tiempo tal crisis..y tampoco le tomaría tanto tiempo tomar una decisión severa.

Sus enemigos caerían y su ejército se alzaria victorioso.

....

Un anciano de mirada penetrante contemplaba a su ejército desde la torre principal que rodeaba una de las casas cerca del observatorio,
Se trataba del gran maestro Octaviusz.

Su largo viaje sabiduría e incontables victorias contra todos sus enemigos lo habían conducido hasta ese momento.

El Regimiento plateado alguna vez pertenecio al imperio Doi. Cuando el padre de Michael era quien dirigía las riendas.

Octaviusz era su mano derecha, y, viendo la decadencia de la situación, aconsejo a su amigo que considerará ponerlo a el como sucesor por si algo salía mal..después de todo, el antiguo emperador era conocido por encabezar las batallas contra los ejércitos enemigos y sin el apoyo de una guardia personal.

El gran maestro se preocupaba por su amigo, pero también veía los riesgos de la imprudencia de este,
El padre de Michael terminaba sus conversaciones en torno a este tema con grandes carcajadas, diciéndole que su hijo sería quien tomara el control de su imperio.

Pero Octaviusz no pensaba lo mismo, el jóven Liozle aún era muy inexperto, y el gran maestro prefería administrar el mando total hasta que Michael obtuviese la sabiduría suficiente.

Al final, el anciano poco a poco fue desplazado, su amistad con el antiguo emperador se fue apagando, y sus consejos terminaron convirtiéndose en discusiones..

Siempre siendo enviado junto a sus hombres a batallas cada vez más crueles y lejanas de su tierra natal, hasta el punto en el que Octaviusz paso años sintiéndose exiliado.

Para cuando su amigo murió, el gran maestro y el Regimiento plateado había pasado al olvido.

Poco a poco..sus esperanzas de ser llamados de vuelta a Doi fueron perdiéndose..al igual que su bondad.

Octaviusz Mirlick reunió a un gran ejército, decidido a plantarle cara al patrimonio de su viejo amigo, pero para cuando lo hizo, la gran guerra de exterminacion en Doi habia comenzado, y se vio ocupado por la tarea de hacerse conocer triunfando contra los clanes y tribus salvajes.

Pronto comprendió que a pesar de todo, le sería imposible derrotar a Michael, pues, aunque Doi se hallaba en aquella crisis de guerras y hambrunas..El propio imperio se resistía a caer, y mantenía sus filas con gruesas formaciones dispuestas a morir día con día.

......

Octaviusz siguió contemplando a sus hombres. Todos darían la vida por el,
Muchos, ni siquiera eran natales de Doi, si no que fueron integrados durante la época de exilio, el gran maestro los cobijo y les ofreció algo mejor que pan para comer.

Si no que les ofreció a millares el conocimiento de una vida mejor que mendigar y someterse a la incertidumbre.

"Octaviusz Mirlick ★6".

-Es un buen lugar el que conseguiste-.
Le dijo una voz tranquila e imperiosa, le pertenecía a un hombre de expresión humilde, pero aspecto poderoso.

Octaviusz se giro levemente, y asintió sin cambiar su expresión seria y grave.

-Admito que tus guerreros también me han impresionado, no sé consigue esa disciplina hoy en día, sobre todo, de hombres y mujeres provenientes de culturas tan distintas, ¡je!, te envidio en eso-.
El gran maestro siguió sin contestar, no quería admitir que las palabras de aquel elfo lo llenaban de orgullo.

Prudentemente, espero a que el emperador Zero continuará.

Después de todo, era su invitado, y el, le mostraría la mejor de las hospitalidades gracias a la alianza que habían forjado.

El Regimiento plateado se haría con el control de todo Doi, pero serían los principales proveedores de alimentos para Crysantum.

Zero tenía grandes planes en mente, y no deseaba desperdiciar ni una sola hectárea que le fuese útil, en su pensar, todo Nirrua era suyo, y lo tomaría a la fuerza si era necesario.

Claro, necesitaría aliados de confianza a quienes encargarle la administración de ciertos estados, y era por ello que Octaviusz acepto ser uno de estos primeros precursores de la conquista del continente.

Doi era el primer paso..una tierra tan prospera como en crisis, que marcaría el inicio de una gran Era para el conquistador elfo.

"El padre de la prosperidad" permaneció con su sonrisa tranquila, mirando el terreno que se extendía frente a el.

Los mercenarios al mando del gran maestro Octaviusz estaban bien entrenados, contaban con excelente equipamiento, y además, el mismo había traído un gran ejército como muestra de su poder.

Si hiban a luchar contra Doi, demostrarían un coraje implacable y una fuerza devastadora.

Octaviusz suspiro, consciente de la masacre que se avecinaba. Al fin, decido hablar.

-Supe que viniste con uno de tus hijo, Zero-.
Su tono neutral evocaba su sabiduría, mientras sus ojos seguían escudriñando sus dominios.

-Si..Tytusz es el mejor para la misión que recomendaste-.

-¿En serio?...-.
Dijo Octaviusz con extrañeza, pero pronto volvió a su tono normal, con casi desinterés para tratar de ocultar que realmente se preocupo por el muchacho.
-Sabes que Albor no es alguien con quien se pueda negociar, ¿cierto?-.

-Necesitaremos a todos los que sean necesarios para enfrentar a Michael, se de buena fuente que el joven retoño de Mickael a heredado el poder de su abuelo-.

-...Un hecho desafortunado para nosotros...-.

-Así es...¿Tu sabes mas sobre eso, no?-.

-.....Mickael nunca quiso admitirlo frente a mi..pero se le veía en la cara que ardía de rabia por no haber sido digno del poder de ese titan-.

-..¿Titan?..-.

-Así es..cuenta la leyenda que seres de gran poder incomprensible alguna vez rigieron nuestro plano existencial..y se desconoce el como, pero desaparecieron para solo dejar a sus siervos con parte de su poder..y la familia Liozle, heredó la escencia de uno de estos Titanes-.

-Déjame adivinar-.

-Así es-.

-Cosmos....pff, eso explica el como han regido su imperio a corde a una religión extinta..esos titanes no tiene más poder aquí que el que una droga potenciadora le da a los dichosos berserkers..su influencia, su poder, su bendición, no es más que un azar-.

-Zero, lo dices como si los odiaras-.

-No..lo digo porque es nuestro destino acabar con todos aquellos que porten la escencia de algún Titan, no deben quedar más siervos de estos entes en el mundo, Octaviusz, conoces la profecía..-.

El gran maestro del Regimiento plateado guardo silencio, asintió..confesando sus inquietudes.

El emperador Michael era sin saberlo..un siervos del poder de los titanes, y eso, lo convertía en un muy probable retador del caos..tal cual dictaba la profecía,traería la destrucción a todo el mundo como se conocía..y por ello.

Debían Matarlo.

.................................

"Lanzas de plata ★2".

Orgullosos y diestros en el combate. Estos ávidos danzantes de la muerte se mueven con gran agilidad entre la marea de enemigos, replegando sus fuerzas y repartiendo muerte sin misericordia alguna.

Solo le son leales a Octaviusz Mirlick, y lo seguirían hasta el fin del mundo por haberlos salvado cuando otros los habrían abandonado a su suerte.

Estos hombres y mujeres seguían una ley de vida sencilla, y apreciaban los breves momentos de paz que se les confería.

Pero como todo. Esto no podía durar demasiado, y sus poses mostraban lo preparados que estaban para la siguiente contienda.

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