08.
'Cause my monsters are real, and they're trained how to kill
And there's no comin' back and they just laughed at how I feel
And there's no goin' back, if I get trapped I'll never heal
Yeah, my monsters are real
🎼🎼🎼🎼🎼🎼
(Shinedown)
Bucky abrió los ojos y dio una mirada a su alrededor, preocupado.
«¿Dónde diablos estoy?»
El lugar era un asco, parecía una mazmorra.
«¿Cómo llegué hasta aquí?»
—No te asustes, James —la voz de Saori a su espalda. ¿O a su lado?
No estaba seguro de nada.
Levantó la vista y la sensación de caer comenzó a marearle.
«¿Qué estaba ocurriendo?»
Arriba era abajo, abajo no existía. ¿Estaba en el suelo o en el techo?
Se puso en pie, se tambaleó y alguien le sujetó del brazo.
—Calma, calma. Despacio —otra vez Saori.
—¿¡Qué sitio es este!? ¿¡Qué me hiciste!?
—Tienes que calmarte. No te he hecho nada. Estamos en tu mente, James.
—¿Por qué me llamas así? ¡Sácame de aquí! —estaba desesperándose. Quería regresar a la realidad, en este lugar no se sentía seguro.
—Tu nombre es James Buchanan Barnes. Necesitas retener eso, es lo más importante, todo lo demás llegará por sí solo.
La pelirroja salió de entre las sombras. Tomándole de la mano, comenzó a andar hacia el interior del lugar.
Era un sitio de verdad deprimente, lúgubre y hacía frío.
«¿Cómo era posible que esta fuese la mente de alguien?»
Se detuvieron frente a una puerta bloqueada por varias cerraduras.
—Esta es tu psique, James. Sé que te preguntas por qué se ve de este modo. Se debe a lo que piensas de ti mismo, no te has perdonado por las cosas que sucedieron y eso se refleja en tu interior —explicó Saori— Detrás de esta puerta están tus recuerdos: quién fuiste y quién eres. Es decisión tuya abrirla o no.
—Pero... HYDRA... Lo que hicieron...
—Las memorias son tuyas, nadie puede borrarlas, solo ocultarlas; eso fue lo que hizo Zola. Las encerró aquí para que creyeras que no podías llegar a ellas. Sino ¿por qué crees que necesitaban la máquina?
—¿Cómo sabes...?
Saori repitió aquel gesto con las manos con que le restaba importancia a todo. Señaló el portón oxidado.
—Tu decisión y de nadie más. ¿Quieres ver lo que hay del otro lado o no?
Bucky estaba nervioso, se acercó, respiraba en jadeos. De un golpe rompió las cerraduras, dejando que la puerta se abriese por sí sola: oscuridad y unos peldaños era lo único que se alcanzaba a ver. Miró extrañado a la chica y esta le indicó que bajara.
La corta escalera de caracol llevaba a una sala llena de estanterías que se perdían en las alturas.
«¿Cómo es posible que hayamos bajado menos de veinte escalones y a este lugar no se le vea final?»
Las preguntas lo estaban acosando. Su acompañante rió.
—No es un sitio real, James. Aquí no hay tiempo ni espacio, percibes las cosas como tú quieras —hizo un gesto señalando los inmensos archivadores.
—Aquí están tus respuestas. Me he tomado el atrevimiento de hacer que los veas de este modo para facilitarte las cosas. Están ordenados por fechas.
Él volvió a mirar a su alrededor, no estaba seguro de querer adentrarse más. ¿Y si no le gustaba lo que veía?
Quería sus recuerdos de vuelta, su vida, pero se sentía abrumado. Nunca intentó escudarse tras las cosas que HYDRA le había hecho. Quería conocer sus culpas y sobrellevarlas, sin embargo en el fondo estaba aterrado.
—Que conste, no tienes que revisar todo esto ahora. No quiero que tu mente colapse. Con dejar la puerta de arriba abierta bastará. Habrá retazos que se escapen y lleguen hasta ti, a partir de ahí reconstruirás lo demás. ¿Entiendes lo que digo?
Asintió al tiempo que se acercaba a uno de los archivos y dejaba correr los dedos por la etiqueta mecanografiada al frente, rezaba *BROOKLYN*. Le provocó un nudo en la garganta.
—Supongo que no necesitas que te explique por qué parecen tan polvorientos algunos de ellos.
Intentó sonreírle, entonces lo vio: un archivo enorme, de un color negro deslustrado, con la inscripción *WINTER SOLDIER*. Comprendió que aquello también era parte de su historia y no había manera de ignorarlo.
Saori le tocó el hombro con delicadeza.
—Puedo esconderlo tras algo, una cortina si quieres, pero no puedo borrarlo.
—No. Tarde o temprano también tendré que mirar ahí. Prefiero saber dónde están.
—Ahora debemos volver, hay prioridades. Mi hermana debe haber regresado ya con la información —la chica comenzó a subir las escaleras.
Bucky pensó en Raven, quería contarle sobre este lugar. Sería agradable poder traerla y mostrarle algunos de sus recuerdos de la niñez. Tenerla cerca cuando revisara otros que con seguridad serían dolorosos.
Dio un último vistazo y algo en el suelo llamó su atención. Se acercó, lo tomó, comenzó a darle vueltas en las manos, hasta que decidió llevárselo. Si podía regresar a la realidad con él, tendría por donde comenzar a recordar.
Volvió a despertar, esta vez en un lugar conocido. Estaba en el despacho de Blackie, en Helvete, realmente nunca se habían movido de allí. La pelirroja se había marchado hacía un rato, probablemente para dejarle dormir.
«Tu nombre es James Buchanan Barnes.»
La frase que antes dijera Saori lo golpeó como un mazazo.
—James Buchanan Barnes —incluso dicho en voz alta sonaba extraño, como si lo hubiera robado.
Sintió algo en la mano, la abrió y allí estaba lo que había encontrado en el suelo del otro sitio: las placas identificativas que le dieran cuando se alistó en el ejército. Las apretó con fuerza. Al menos sería un comienzo.
.......................................................................
Tres horas desde que Raven regresara con la maldita lista y aún no encontraban nada útil. Todos empezaban a perder la paciencia, el tiempo se estaba agotando. El cerco se cerraba.
James quería contarle sobre los avances que había —o creía haber— hecho con su memoria. Igual que antes cuando se quedaban juntos en aquel piso abandonado y ella le escuchaba divagar hasta que lograba dormirse, sin embargo la notaba diferente, distante.
«¿Qué había sucedido con ese mercenario al que fuera a ver? ¿Cuál era la historia de Rave con él?»
Recordó las palabras de Saori: «Detesta que un hombre intente controlarla», pero no podía evitar sentirse inquieto.
—¡Creo que he hallado algo! ‐Snyder sonaba satisfecho— ¿Alguno reconoce el nombre Ulysses Klaw?
Los presentes se encogieron de hombros.
—Es un traficante de armas, también un inventor —explicó el nerd— Lo curioso es que su nombre está en la lista y no lo había notado hasta ahora —se dio una palmada en la frente— Tengo que disculparme por eso...
—Al grano, Nyder.
—Si, si, lo siento, Crow. Bueno, el caso es que he rastreado un poco su compra y los pagos que ha realizado. Resulta que ha saltado otra liebre: Batroc.
—A ese imbécil francés sí que lo conozco —comentó Blackie con una mueca.
—Deja ver si entiendo —Saori se paseaba por la estancia mientras hablaba— Este tal Klaw compra un inductor de imágenes, se lo envía a Batroc y le paga por... ¿qué?
—Por suplantar mi identidad, atacar la embajada de Wakanda y asesinar a todas esas personas —Bucky se sentía molesto. Tuvo que contenerse para no dar otro puñetazo a la pared.
Raven se quedó pensativa, chasqueaba la lengua mientras se retorcía las manos. La visita a Master y el recuerdo del plazo que diera Logan la ponían irritable.
—¿Nyder, tienes la localización actual de ese francés? —el otro comenzó a teclear a toda velocidad, luego hizo una seña afirmativa— Alguien tendrá que ir y hacerle un par de preguntas "delicadas".
Blackie se puso en pie, comenzó a rebuscar en uno de los cajones del escritorio hasta dar con una tarjeta plateada con una carabela grabada al fondo.
—Ni pienses que irás tú, Crow. Lo mismo para ti novato. Siéntate y respira profundo, vuelve a meditar con Saori o lo que se te pegue en ganas. Ya tengo a alguien que nos hará el favor gustoso.
—¿Frankie? —a la mercenaria el nombre le arrancó una sonrisa extraña.
El viejo buscó su teléfono móvil, marcó el número que había en la cartulina y esperó. Dos tonos después una voz ronca contestaba. Puso el manos libres.
—¿Qué diablos quieres, Black?
—Voy a ser directo, Castle, no tengo mucho tiempo. ¿Recuerdas que me debes un favor desde la última vez?
Un gruñido de asentimiento del otro lado.
—Pues bien, hay un francés del que necesito cierta información. Su nombre es Batroc. Seguro que te suena.
—¿Dónde lo encuentro?
Raven volvió a sonreír; Blackie había escogido bien a su interrogador. Nadie más directo ni más letal que Punisher.
Respondió antes que el viejo lo hiciera.
—Un amigo te enviará las coordenadas de su ubicación. Hola, Frank.
—¿Sigues viva, pequeña? Supongo que eso es bueno. ¿Qué quieres que haga con el hombre una vez tenga tu información?
Ella se encogió de hombros.
—Lo dejaré a tu imaginación.
—Hecho. Dame un par de horas. Yo te llamo —y colgó.
☆☆☆☆☆☆☆☆☆☆☆☆☆☆☆☆☆
Playlist:
➡️ Canción Monsters / Intérprete Shinedown
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro