Hi~ Okey, muchas emociones intensas el capítulo pasado, por lo mismo quiero dejar mi notita psicoeducativa antes de entrar a este arco y es que el PTSD tiene varios sintomas, los hemos leído antes pero a nivel psicologico tambien aparecen dos cosas: riguidez cognitiva y una parcialización extrema (tambien se ve harto en el abuso sexual) entonces, si Ash lleva 13 años muerto más o menos no por ver a Griffin ahora va a correr a sus brazos, onda, es una regla de supervivencia que no puede desafiar todavía. ¿Cuándo podrá? Simple, hay que meterle ambivalencias en relación a esta regla y conseguir que se la cuestione para generar consciencia de enfermedad y en eso Eiji, Max y Shorter juegan un papel importante (junto al propio Griff obviamente) es para que tengan paciencia porque Ash está mucho rato en negación y tira comentarios muy defensivos que pueden ser interpretados como crueles sin este contexto. En el PTSD y las transgresiones sexuales la mente todo el rato está en modo: debo sobrevivir, debo sobrevivir, debo sobrevivir, si rompo esta regla me muero. Para que sean benevolentes hasta que esto sane de a poquito. Eso.
¡Espero que les guste!
No hay más que oscuridad en la mente de Ash.
La oscuridad es buena, piensa. Porque al menos la conoce, solía temerle a la oscuridad gracias a una noche de Halloween dónde se escabulló en el bosque para espantar a Griff y acabó espantado en el parabrisa de un vehículo con su propio reflejo, desde ahí le teme a las calabazas y le agarró reticencia a la oscuridad pero con el tiempo la oscuridad se volvió una especie de cobija bajo la que se escondía tanto de sí mismo como de los demás. La oscuridad se volvió su hábitat natural, lo hizo olvidar y aun si le funcionó tan bien olvidar, ver a Griffin se lo recordó todo demasiado bien.
—¿Vas a dejarme? —Recuerda que le preguntó con los ojitos llorosos, le aterraba quedarse solo con Jim, Jim no le gustaba y ante su perspectiva jamás pudo considerarlo un papá.
No me dejes. Quédate. Seré bueno. Lo haré mejor. Pero quédate, por favor. Tengo miedo.
Te necesito.
«Aunque esté lejos, nunca te olvidaré» fue lo último que le dijo.
En el fondo Ash deseaba que fuera mentira.
Que lo olvidara.
Que siguiera adelante.
Que lo odiara y no pudiera reconocerlo. Pero no pasó nada de eso y su encuentro con Gr-r... removió una infinidad de sentimientos que ni siquiera sabía que estaban ahí, los enterró tan bien en su propio bosque mental que hasta el propio Aslan olvidó dónde estaban.
En retrospectiva era obvio ¿verdad? Griff solía escribirle acerca de un Max Glenreed, le decía que lo consideraba su único amigo genuino en Irak, aunque Aslan era apenas un crío en ese entonces sabía sobre la existencia de un toque romántico entre sus letras porque conocía a Griff y Griff nunca antes se había enamorado así que cuando lo hizo...se alegró por él. Jim lo odiaba, por supuesto, decía que no había deseado un hijo marica ni lo quería cerca y otra serie de gilipolleces estilo David Copperfield dignas de Ernest Hemingway y joder, Max Lobo ni siquiera suena a un nombre real (siendo justo con Eiji, Ash Lynx tampoco lo es) así que debería haberlo sabido. No lo hizo. Mierda. ¿Por qué no lo hizo?
—Mi novio es un buen tipo. —Es lo que dice Max cuando lleva los últimos días tratando de ignorarlo deliberadamente, incluso ha intentado chantajear a los guardias para que lo cambien de compañero de celda porque a estas alturas incluso preferiría a otra basura como Garvey o a Bull el asesino más que a Max—. Griff es realmente genial, ¿sabes?
Sí, lo sé.
Lo sé mejor que nadie.
—Y él pareció muy emocionado cuando te vio.
—Me confundió con alguien más, te dije.
—Ah. —Max no sabe cómo responder, la voz de Ash es una esquirla de hielo que no teme usar como si fuera una daga ensangrentada. Plic. Plic. Plic—. Lo dijiste antes también.
—Entonces deja el tema.
—Es que Griff lleva buscando a su hermanito muchos años.
—Pues debería dejarlo. —Ash gruñe a las arribas en la litera, la luz está apagada y el trozo de sábana roñosa se siente especialmente insípido esta noche, desearía escabullirse e irse con Eiji sin embargo, están intentando alternar tanto los días de encuentro como sus escondrijos para no alzar sospechas.
—Es que tú no entiendes. —Max también está recostado en su cama y aunque hay una fila de tablas de madera separándolos junto a un par de metros, Ash puede sentir su mirada azulada quemándole la nuca y es francamente incómodo—. Griff puede ser muy terco.
—Ajá.
—Y él realmente ama a su hermano.
—Qué bueno.
—No, no me estás escuchando. —Escucha el colchón de Lobo crujir, seguramente se levantó—. Griff realmente ama a su hermano más que a su propia vida, lo adora, es su hermanito menor y lo adora.
—Se escucha como todo un duelo patológico, si fuera tú lo ayudaría a aceptar que su hermano debe estar muerto a estas alturas, eso pasa con los niños perdidos, viejo.
—Ash.
—Deberías arrastrarlo al psicólogo, he escuchado que esas estafas funcionan para los duelos y otras mierdas como la depresión o los traumas, tu novio se escucha bien jodido.
—No puedes estar seguro de que está muerto.
—He visto mierda suficiente con Dino para saber que lo está. —Intenta mantener su voz cruda igual que una fortaleza, busca ser cruel y su carácter es una espada bien afilada—. Esos niños nunca viven lo suficiente para no causar problemas, ni siquiera se alcanzan a manifestar.
—Tú sobreviviste lo suficiente.
—Yo soy una excepción.
—Aslan.
—Es Ash. —Lo corrige hundiendo sus dedos en los barrotes metálicos de la litera.
—Solo estaba pensando en voz alta. —Ambos saben que eso es mentira—. Aslan y Ash tienen cierta similitud.
—Sí, parten con las mismas letras, bravo. —Ash es un animal herido que saca garras y colmillos para poderse defender, no le gusta el tono suave con que Lobo le habla, menos recordar la mirada celeste y tan esperanzada de Griffin porque la esperanza es una perra descorazonada, no puede tolerar que la sostenga, debe dejarlo ir. Por favor, déjame ir—. Max Lobo tampoco parece un nombre de verdad.
—Porque no lo es. —Le sorprende que se sincere—. Es un seudónimo que uso para escribir, en este mundo es importante mantener protegida la vida personal.
—Ja, Max Lobo es toda una fachada.
—Igual que Ash Lynx ¿verdad?
«Ash Lynx».
«Ash» como las cenizas y «Lynx» por ese felino salvaje, porque elegía desvanecerse antes de perecer y era imposible de domar en esa jaula. Escogió un nombre cargado de significancia, algo que marcara un antes y un después, pero no era demasiado lejano porque de todas maneras se escucha como un apodo que Jim usaría para llamarlo, nunca le gustó su nombre real: Aslan Jade, se mofaba diciéndole que era demasiado pretencioso y extraño incluso para el estadounidense. Posiblemente tenía razón.
Ash Lynx.
Lince y cenizas.
Skip decía que su apodo era perfecto, que nadie podía domesticarlo, que era libre. Skip. Si Griffin no hubiera mejorado y Ash hubiera tenido que sacarlo del hospital de veteranos perjura que Skip habría cuidado bien de Griffin un tiempo, incluso podría haberle pagado. Pero no pasó.
Fue duro en un inicio, porque cuando recién llegó de Irak apenas podía balbucear unas palabras, era prácticamente un vegetal, no su hermano, le dijeron que se drogó en Irak y aunque Aslan no lo juzga por eso (y menos considerando que posteriormente tuvo sus propias aventuras en las drogas gracias a Dino) sí quedó traumatizado por su mirada, no había azul de cielo en su iris ni una noche estrellada en sus pupilas, era una cuenca vacía y chupada que balbuceaba una y otra vez esas mismas palabras: Banana Fish. Ash nunca llegó a saber qué era además de un cuento. Pero los síntomas remitieron ya que cada organismo funciona diferente con las drogas y eventualmente Griffin mejoró. Así que Aslan se prometió mantenerse muerto para que al menos... se lo debía.
Griffin no tuvo una vida normal, siempre tuvo que cuidar de Aslan y ahora que está involucrado con la mafia, si Dino sabe de la existencia de este hermano mayor con el cual manipularlo. De un sumiso.
Un sumiso de hermano mayor.
No.
Mierda, no.
—Griffin realmente ama a su hermano. —Y tener a Max repitiéndole las palabras debajo de la litera se ha vuelto una maldita tortura—. Incluso si lo encontrara en prisión o estuviera involucrado dentro de la mafia o si tuviera un collar y su dueño fuera peligroso, Griff nunca dejaría de amarlo. —Ash no quiere creer eso, necesita creer que Griffin lo odia para poderlo dejar ir, necesita alejar a Griff de su propia oscuridad.
—Tu novio se escucha como una buena persona. —Pero no puede hacer más que encogerse dentro de las sábanas, se sostiene a sí mismo tan fuerte y con tanta presión que teme que al estirar la mano para agarrar mejor el remedo de tela o siquiera moverse se desmoronará por completo.
—Él es el mejor. —El cariño gotea en la voz de Max—. Escribe una poesía maravillosa, conoce todas las constelaciones que existen, tiene un corazón inmenso, da los mejores abrazos del mundo y sabe preparar un chocolate caliente sumamente delicioso.
Ash quiere hablar de eso, anhela contarle a Max que fue el primero en conocer su poesía maravillosa aun a través de las cartas, quiere contarle cómo se recostaba con Griff en el pasto siempre-verde de Cape Cod para mirar las constelaciones y él escuchaba con oídos muy atentos todas las historias que su hermano le transmitía como si fueran tesoros, quiere hablar de su inmenso corazón y de cómo a diferencia de Jim, Griffin lo acogía, nunca le molestó que Ash se acurrucara entre sus brazos si poseía frío debido a la falta de brasero, no importaba que tan agotado llegara de trabajar (aun con catorce años y habiendo tenido que renunciar a la escuela) le leía un cuento sin falta, no importaba que tan hambriento Griffin estuviera siempre le guardaba la porción grande porque estaba "en crecimiento" y a pesar de todo Griff se esforzó por resguardarlo de la crueldad adulta. Fue hermano, mamá, padre y su familia entera.
Pero hay más, hay mucho más de lo que quiere hablarle a Max.
Quiere contarle de sus abrazos de suéteres reconfortantes, de sus risas demasiado agudas a la hora de cuentos e imitar las voces, quiere hablarle del deliciosos chocolate caliente que le preparaba solo de vez en cuando con la excusa de que era especial en vez de confrontarlo por la pobreza, Ash quiere hablarle de lo mucho que ama a Griff y de lo mucho que le dolió verlo, de lo aterrado que estaba en la idea de no ser reconocido. Pero no hace nada de eso.
Para Griffin está muerto.
Debe seguir muerto.
Griff lo odiaría si supiera por lo que está pasando, le tendría asco y francamente no lo culpa pero en el fondo sabe que es mentira y que Griff de todas maneras lo amaría, eso... eso le da más miedo que cualquier otra cosa.
¿Por qué?
Ash no lo merece.
Por favor, déjame ir.
—Deberías conocerlo mejor. —Max detecta el cambio de ambiente y Ash se obliga a salir del pasado otra vez—. Creo que le agradarías.
—No llenaré el vacío que siente por su hermano solo porque me parezco.
—Lo sé pero...
—Además, usa tu cerebro, viejo. Se supone que eres un periodista ¿qué diablos haría un crío que se perdió en Massachusetts en Nueva York? Carece de sentido, está muy apartado y también ¿cuántos mocosos rubios de ojos verdes hay en América? No intentes llenar a un niño muerto con otro. Y creo que si lo amaras tanto como dices hacerlo no alimentarías más esas fantasías enfermizas sobre aquel hermano perdido, ¿hola? Lo más probable es que esté enterrado o picado en casa de algún pedófilo que quiso conservarlo de trofeo. Creo que no lo amas.
—Para.
—Porque nadie que lo amara permitiría esa locura, eh, supongo que debe chupártela bastante bien para mantenerte a su lado a pesar de haber perdido los tornillos ¿verdad?
—¡Ash! —Ah, lo ha hecho enojar y eso le gusta.
—¿Qué? —Salta del camarote para confrontarlo—. ¿Te molesta que alguien te lo diga? Ese niño que tanto buscan está muerto y mientras no dejen al muerto morirse tu noviecito no podrá tener vida.
—Tal vez. —Max aprieta la mandíbula con tanta cólera que chirría—. Pero no tienes por qué ser tan cruel al respecto.
—¿No? —Ríe.
—No.
—Pues alguien tiene que serlo.
—Pero hay un límite para la crueldad. —Escupe con los ojos irritados por el llanto contenido—. Ash.
—Entonces deja de insinuar que soy el tal Aslan porque te llevarás una gran decepción y me asquea.
—Tienes razón. —Max impresiona dolido—. El Aslan del que Griff me habla es adorable, nunca diría algo así de cruel, el Aslan del que Griffin me habla no anda lastimando deliberadamente al resto con la excusa de que está aburrido. —Y algo en esas palabras...—. El Aslan del que Griff me habla no está enfrente mío, me equivoqué y me alegra haberme equivocado ya que no me gustaría que fueras tú.
—¿Ves? —Se da vueltas—. Te dije.
—No volveré a cometer el mismo error, Ash. —Escupe el nombre con saña.
—Me alegro.
Sale de la celda.
Y así Max no ve rodar una única lágrima solitaria.
Pero Ash jamás podrá llenar los zapatos de Aslan, es la mitad de lo que solía ser y no puede con toda esa presión silenciosa, el mismo Max lo dijo y lo escucharon...Aslan nunca podría ser cruel como Ash.
Ay.
—Ash. —Es un maldito alivio que ya haya amanecido y los reos estén saliendo al desayuno, sabe en dónde encontrar a Eiji cuando eso pasa y para su sorpresa, se ha topado con Shorter también.
—Bro. —Su mejor amigo está recostado junto al japonés, parecen estar divagando entre cosas libres de importancia y es justo lo que necesita en esos instantes: distraer su cerebro antes de que explote.
—Shorter se estaba quejando de lo mucho que odia su nueva celda. —Eiji lo integra sobre la charla.
—Sí, mi compañero es un dolor de culo, sabía que estar en prisión no sería tan fácil como ese tiempo en el reformatorio pero tampoco esperaba que fuera un infierno.
—A qué no adivinas con quién lo pusieron. —La sonrisa de Eiji le da mil años de vida—. Junto a Yue.
—Joder. —Suelta el comentario genuinamente—. Eso es tener mala suerte.
—Oh sí, a los demás dominantes de la prisión no les gustó para nada.
—Así que llevo menos de una semana y ya tengo a toda la prisión en mi contra. —Shorter bufa antes de tirarse sobre la hierba fresca, se mira húmeda y huele a tierra, anoche regaron y por ende resulta tonto vagar en un lugar como este, pero acá no hay cámaras ni guardias ni más reos y los muslos del japonés lucen mucho más cómodos que su propia almohada así que al carajo.
—¿Qué? —Claro que Eiji lo lee con una impresionante facilidad—. ¿Quieres recostar tu cabeza acá?
—Por favor, Ash no se recuesta sobre...
—Sí. —Interrumpe—. Quiero que me mimes. —Y aunque usualmente sería vergonzoso a morir dejar que Shorter lo vea en semejante estado de vulnerabilidad, lo necesita.
—Ven acá, gato mañoso.
—Sé una buena almohada, conejo terco.
Ash no lo admitirá jamás (ni siquiera a sí mismo) pero existe algo extraordinariamente reconfortante en los toques de Eiji, se siente seguro y protegido y sí, es ridículo, en el fondo Eiji tiene razón, durante toda su existencia Aslan siempre ha estado protegiendo a los demás porque la única forma que tuvo para mantenerse vivo era si le quitaba importancia a su propio bienestar y se convertía en un pedazo de carne como se lo había profetizado a Shorter. Se sumergió en una nueva oscuridad pero tal como le ocurrió con Griffin, Eiji descubrió una manera de recordarle demasiado bien eso que enterró entre sus memorias. Ese anhelo. Esas ansias. Ese Aslan.
—¿Está bien así? —La voz de Eiji es simplemente hermosa, su cuerpo se ha relajado completamente al sentir los dedos del japonés hundirse entre sus cabellos y cepillarlo con tanto cariño, piensa acerca de su naturaleza de sumiso y cómo se supone que debe anhelar los mimos, se pregunta si será esto una especie de aftercare y desea que así sea.
—Está perfecto. —No le importa ser un sumiso o dominante o no tener subgénero, solo le gustaría...
Poder encajar con Eiji.
Sí.
¿Para qué lo niega?
—Wow. —De mala gana eleva el mentón hacia Shorter quién ha abierto los ojos con tanta sorpresa que incluso sus lentes de sol se han caído hacia el pasto—. Nunca te había visto tan manso.
—Cállate. —Ash se esconde contra el vientre de Eiji igual que un niño.
—Tiene un lado lindo. —Eiji presume con orgullo.
—Nunca lo hubiera imaginado. —Y Shorter alimenta ese ego—. ¿Puedo acicalarte también?
—No.
—¡Oye! —La voz del chino impresiona falsamente dolida, actuación que comprueba cuando se lleva una mano exageradamente hacia el pecho y finge que se le rompe el corazón—. Me lastimas mucho.
—Bien. —Ash rueda los ojos con fatiga—. Pero si lo haces mal te golpearé las pelotas.
—Eres todo un encanto. —No es la primera vez que Shorter lo toca—. ¿Así está bien?
—Sí. —Pero es la primera vez que lo hace tan suave, es una sensación soporífera que drena todo su cansancio y lo revitaliza luego de la discusión con Max, pero ni siquiera debería importarle, no tiene mayores lazos con el vejete así que ¿por qué le importa?—. Se siente bien.
—Sí que lo has domesticado acá dentro. —Shorter le habla a Eiji con chispa en la voz—. Si tienes esa habilidad con las personas ¿por qué no tienes un dominante aún?
—¡Shorter! —El grito de Ash escapa histérico.
—¿Qué? —Pero su cómplice luce de todo menos arrepentido—. Sé que también tienes curiosidad.
—Sí pero... —Diablos, dejó salir el pensamiento—. Pero es de mala educación andar preguntando.
—¿Desde cuándo eres educado?
—Hijo de puta.
—¡¿Ves a lo que me refiero?! ¡Maleducado!
—Tienes razón, perdona mi falta de educación. —Ash se resigna—. Quise decir: señor hijo de puta.
—¡Ash!
Pero Eiji solo ríe ante el encuentro y esboza una expresión que Ash no sabe leer, sus dedos continúan cepillando sus mechones rubios y a simple vista impresiona tan tranquilo como el rocío con la hierba primaveral del patio de la cárcel y sin embargo, Aslan siente la tensión en su cuerpo, especialmente en sus muslos dónde tiene la cabeza apoyada, Aslan sabe que algo anda mal. Conoce a Eiji.
—¿Odias la idea de ser dominado? —Entonces cuestiona porque si hay algún problema o si alguien ha lastimado a Eiji quiere hacerlo pagar.
—No. —Pero la mentira no existe en sus ojitos cafés y eso quema—. No es eso.
—¿Entonces...?
—Creo que odio la idea de pertenecerle a alguien más. —Aslan se siente malditamente identificado con ese sentimiento porque...el collar le aprieta el pescuezo casi como si Dino le advirtiese por esos pensamientos homicidas justificados. Pero va a matarlo. Lo matará y será libre. Y luego podrá ir con G-Gr.... no, ya basta. Hablar con Max sin duda lo afectó—. ¿Qué ocurre?
—¿De qué hablas?
—Pusiste una expresión realmente dolorosa.
—¿Cómo lo notaste?
—Porque eres fácil de leer, Ash.
Shorter lo mira anonadado (no es para menos) mejor que nadie sabe que Aslan es más impermeable que una fortaleza, sus defensas resultan impenetrables e incluso a veces para él aun siendo su mejor amigo, Shorter nunca ha sabido qué hacer exactamente, ha intentado cosas y más en los momentos de desesperanza manteniéndose fiel y recordándole que pese a todo sigue siendo su mano derecha, pero hay algo en Aslan que siempre le resultó inaccesible y Shorter lo toleraba. No sabía cómo debía reaccionar luego de que Ash le estampara sus traumas en la cara haciendo bromas sobre sus abusos sufridos u otras situaciones de gravedad y al menos quería darle el placer de mantener dicha fachada frente a sus personas queridas. Pero Eiji supo inmediatamente qué hacer o decir. Eiji colocó el tema en evidencia sin temor a las consecuencias.
Sí que tiene pelotas.
Wow.
—Max. —Y lo deja aún más anonadado que Ash corresponda a semejante acogida mostrándose tan vulnerable—. Me peleé con el viejo.
—¿Por qué? ¿Quieres hablar de lo ocurrido? —Y acá entiende la diferencia entre Eiji y los demás, el japonés no lo obliga a hablar ni lo presiona, deja las decisiones en las manos del lince de una manera completamente diferente al poder de la pandilla.
—Sí. —Y para su sorpresa nuevamente, Ash corresponde—. Fue por lo que pasó en la sala de visitas.
Así que sí fuiste.
Me hiciste caso.
—¿Por el novio de Max? —Si bien, Shorter tiene algo de contexto acerca del tema no desglosa algún motivo concreto para que le afecte de esa manera, bien sabe que Aslan la ha tenido mucho peor.
—Sí. —Pero Ash se esconde como un gatito contra el vientre de Eiji—. No quiero ver a Griff, no estoy preparado.
—¿Griff?
—Mi hermano mayor. —Oh, Shorter no tenía idea, no suelen hablar de cosas densas, tienen muchas cosas densas con que lidiar en su día a día para además llevarlas al trabajo—. Cree que estoy muerto.
—¿Cuándo dejaste Cape Cod? —Ash asiente y Shorter llena progresivamente el rompecabezas, cree que esto es lo máximo que su mejor amigo lo ha dejado ver desde la correccional pero no le molesta ni tampoco se pone celoso, de hecho, hay una ternura derritiendo su corazón al verlo sereno encima del regazo de Eiji porque si alguien merece ser malditamente feliz ese es Ash Lynx—. Lo comprendo.
—Cuando vi a Griffin casi me muero. —Aun si está en el regazo del sumiso mira a Shorter cuando se lo dice y mierda, a Shorter le cuesta sostener la mirada, los ojos de Ash son de un pétreo cálido que siempre ha tenido problemas para desglosar aunque aprende poco a poco, cree que convivir dentro de la cárcel en ese sentido puede hacerles bien—. Porque Griff me reconoció.
—Claro que te reconoció, eres su hermano menor. —Se le sale el pensamiento y es un paso en falso que sube las defensas de Ash como espuma efervescente, la jodió.
—¿Tienes hermanos, Shorter? —Pero Eiji se lo pregunta.
—Sí, una hermana.
—Yo también, tengo una hermanita en Japón. —Y se mantiene impasible cepillando los cabellos del lince como si fuera un gatito—. Y creo que la reconocería sin importar qué, la amo mucho. —Pronto, Ash ya no se mira ofendido por el comentario sino que lo ha comprendido y eso es otra cosa distinta, entonces piensa.
Ash escucha a Eiji.
Realmente lo escucha.
¿Quién lo diría? El amor por un conejito puso blando al lince.
—Exactamente. —Eiji le sonríe con complicidad, lo está ayudando a propósito, gracias—. ¿Acaso no quieres verlo? —Se aventura a ir más allá, se siente como si navegara en aguas desconocidas al tocar los mechones dorados del sumiso y hacerle preguntas personales, es emocionante.
—No sé. —Por poco olvidada que cuándo lo conoció Ash era un niño berrinchudo—. No estoy listo.
—Entonces no te presiones. —Eiji le asegura—. Tendrás más tiempo.
—¿Qué pasa si no tengo más tiempo?
—Entonces, lo haremos.
¿Cómo pudo olvidarlo? Se reprocha mentalmente y supone que se sumió en su propia oscuridad ya que hacía más tolerable lo cruda que ha sido la vida de Ash. Recuerda la manera en que se le insinuó en el reformatorio cuando se mostró demasiado empático y casi resignado a pagar a cambio de su preocupación y luego cuando salieron y Ash llegaba al Chang Dai tras sus rondas con los clientes con su ropa desarreglada y los hematomas visibles Shorter sabía lo que había pasado, mierda, ¡claro que lo veía! Pero nunca pudo poner el tema, entonces se limitaba a darle un lugar dónde limpiarse, tener comida caliente y una cama en la que nadie se metería. Shorter siempre lo recibía. Esa era su manera de estar ahí, la única que conocía. Supone que no fue suficiente.
—Shorter. —Pero entonces Ash lo llama con sus ojos suaves y le dice:—. Gracias por haberte metido acá.
—No fue la gran cosa.
—Lo fue. —Frunce la boca, constipado—. Eres un gran amigo, gracias por estar ahí.
—No, siento que debí estar antes. —Entonces le lanza una sonrisa pícara que lo deja sin habla.
—Siempre es así contigo ¿verdad?
—¿Qué cosa?
—Tiendes a subestimarte. —¿Lo hace? No es consciente, es solo que Shorter acostumbra a ser una especie de hermano mayor para quiénes ama porque fue el menor demasiado tiempo y esto le pasó la cuenta a Nadia—. Eres un idiota.
—A mucha honra. —Entonces brama—. Deberías escuchar a Eiji, él tiene razón. —Y le devuelve otra sonrisa cómplice al nombrado, espera que su romance resulte independiente del género.
—Es un sabelotodo. —Ash se burla—. Eres un sabelotodo, onii-chan.
—Con 201 puntos de IQ, muchas gracias.
—¡Eiji! —Ash gimotea, más, no se desenreda—. No eres gracioso.
—No debo ser gracioso, debo ser un policía.
—Un terrible policía si andas con criminales todo el tiempo.
—Punto.
Los tres ríen.
Ash permite que lo mimen aunque esto implique saltarse el desayuno, hablan de temas banales que nunca antes han tocado, se dedican a tontear charlando de las cosas qué harán apenas salgan, cómo derrotarán a una mafia entera siendo tres niños mientras miran el sol recostados en el pasto y toda esa oscuridad previa lentamente se disipa. Está más que claro que tienen cosas que resolver porque cada uno está atormentado por sus propias brumas y aun así, se permiten compartir esto, muestran sus dolencias y las recargan. Ríen en la hierba. Juegan hasta que sus estómagos gruñen en medio de una prisión estatal. Y aunque siguen siendo los mismos sujetos que entraron por esa puerta blindada envueltos por su propia oscuridad se sienten diferentes al volver.
Mucho más niños.
El capítulo de mañana es muy pero muy lindo sin duda y da patita al conflicto de Eiji y de cómo Eiji a su vez aborda lo que pasa entre Griff y Ash, amo el siguiente capítulo y bueno, la relación con Max parte más aspera porque Max y Ash son confrontacionales los dos, pero a fin de cuentas se quieren y se nota más adelante cómo esto construye una confianza plena y tenemos family moments más adelante~
See ya.
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