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8. Fog.

Hi~ Estoy subiendo esto muy temprano porque tengo clases hasta bien tarde hoy y necesito concentrarme, el capítulo que subió Maki en su fluff me dejo demasiado destrozada así que ando bajando mi ansiedad acá, terrible (ESE FLUFF ME TIENE AL BORDE, AYUDA). Este capítulo da pie a otro conflicto pero es muy lindo, los siguientes días estaremos metidos en este tema a full, espero que les guste.

¡Gracias por leer!

Hay muchos momentos dónde Ash ha tenido que disociarse en su vida.

La disociación es un mecanismo defensivo primitivo que usa el cerebro cuando una situación resulta intolerable y necesita desconectarse o mejor dicho, despegarse del sufrimiento momentáneamente como si se pudiera guardar en una cajita, enterrar en la tierra del inconsciente para luego dejarle un mapa del tesoro a su yo-futuro. Sí, Ash vivía disociado tras lo del entrenador, aprendió a desconectar cuerpo y mente como si tuviera un interruptor y cada vez fue mejorando el arte, afinándolo para las peleas y los asesinatos. Aslan se disociaba a voluntad, es enfermizo haber convertido un mecanismo involuntario en algo que puede manejar a su antojo ¿cierto? Pues al parecer no ha afinado la defensa tanto como cree sino recuerda lo que pasó en la pelea.

Garvey estaba muerto cuando reaccionó.

Había sangre, mucha sangre.

Estaba solo.

Fue como si un interruptor se hubiera prendido dentro de Ash pero Ash fue el único que no se quedó para ver qué hacía dicho interruptor. Recuerda que logró que un dominante obedeciera su comando y sabe que tenía puesto el collar de regreso al "despertarse" y no hubo consecuencias con Evanstine.

Pero Eiji no ha querido hablar del tema. Ni Max. Ni ningún otro sujeto de la prisión, ja, ¿cómo supone que debe saber lo que pasó si nadie le quiere contar?

Aun así, se niega a preguntarle a Yut-Lung, lo odia.

—Eiji no lo sabe. —Pero al menos Max le cuenta esto en la confidencialidad de su litera tras semanas ejerciendo presión psicológica contra el periodista—. Pero su amistad con Yut-Lung es el arma doble filo que usan por acá.

—¿Amistad? —Ash crispa una ceja totalmente indignado, aun si su mente se siente como una niebla más que nada sí recuerda la mirada vacía de Eiji, lo remontó en demasía cuando Griffin volvió de la guerra y fue inyectado por una droga ¿qué dijo? Banana Fish. Ja. Ni siquiera tenía sentido (fue suerte que se recuperara espontáneamente antes de que lo dejara)—. Pues tienen ese concepto retorcido en este lugar si piensan que eso es amistad, literalmente él lo tiró a la arena.

—Eiji nunca está en peligro real cuando se trata de Yut-Lung.

—¿Por qué pareces saber más? —Entonces Max deja escapar un profundo suspiro de la tráquea, su palma se encuentra forjando un nudo encima de su mono y tiene la sensación de que se arrepentirá de preguntar, pero debe saberlo, si Eiji está en peligro necesita saberlo—. Viejo.

—No es la primera vez que Evanstine deja a Eiji en ese estado de trance.

—¿Qué? —Su cuerpo pierde fuerza, sino estuviera apoyado contra la pared para poder mirar mejor a Max se habría caído de espaldas.

—Está acostumbrado a dar esta clase de espectáculos, en un inicio trató de... —Lo mira tragar duro, no le gusta el rumbo de la conversación—. Muchos dominantes lo pidieron de premio, Eiji es bonito y no tiene collar, por eso Yut-Lung insistió tanto en acercarse a él, no sé, creo que fue empatía dentro del propio género, desde ahí Yut-Lung finge ser el malo y quién manipula a Eiji pero no le han tocado un solo pelo gracias a lo mismo.

—No puedo creerlo. —No puede creerlo.

—Puedes preguntarle a cualquiera y lo saben.

—¿Tan así?

—Sí. —No vacila—. Mientras Yut-Lung ronde cerca, Eiji es intocable para cualquiera que lo desee.

—¿Por qué respetarían eso?

—Bueno... —Max se rasca la nuca y suda a montones, oculta algo más, Ash se para con el entrecejo tenso y los brazos cruzados frente al anciano—. Dicen que Eiji es la perra de Yut-Lung.

—¿Dicen qué? —Pregunta con una sonrisa torcida mientras siente a la ira escaldarle entre las venas, está furioso de que esa sea la única forma en que Eiji pueda ser valorado, claro, todo por la falta de collar pero si Ash fuera un dominante se aseguraría de ofrecerle la gargantilla más jodidamente cara, ostentosa y bonita que el dinero pueda pagar. Aunque probablemente Eiji no querría eso.

—Ash... —Probablemente Eiji querría algo simple porque no necesita joya alguna para esconder esa belleza surreal—. Ah, estás pensando en Eiji otra vez, ya veo.

—¿Cómo puedes saberlo? —Siente las mejillas quemarle como fuego vivo.

—Porque pones una cara de baboso que da risa.

Ash conoce esa voz.

—¡Shorter! —Es imposible disimular su sonrisa al ver al nombrado y es aún más imposible contener una carcajada al ver que efectivamente...—. Estás calvo.

—Las viejas costumbres nunca mueren ¿verdad?

—Supongo que es la tradición.

Conoció a Shorter en un contexto similar, tenía catorce años, Dino acababa de encerrarlo dentro de la correccional ya que ¡sorpresa! El psicópata lo enjaula cual mascota que acaba de morder a su amo cada vez que hace algo que le desagrada, en ese entonces mandó a Arthur por la cabeza de Ash, recién se había manifestado de sumiso y al no tener collar se divirtió jugando a ser la puta de los reos y prendiendo su chispa de discordia entre ellos, los dominantes (y hombres en general ¿para qué ser racistas?) se enfadaban tanto si se defendía:«¿Cómo te atreves a arruinar mis fantasías?» gruñían. Ni siquiera pensaban que fuese una persona real. No los culpa, a Ash le tomó tiempo sentirse como una persona real y no cree que lo hubiera hecho sin este cabeza de mármol que se masturba con tarjetas de ángeles navideños, ¿quién lo diría?

—¡No juegues con los sentimientos de las personas! ¡Ni sigas manipulando a la gente de esa manera! Porque si lo haces, no eres diferente a los imbéciles que odias.

Aunque al inicio le dio tanta rabia y decidió mandarlo al infierno con una sola patada sobre su cabeza de melón tenía razón en cierto sentido.

¿Acaso fue masoquista para elegirlo de amigo?

No sabe.

Pero sí sabe que no estaría acá de no ser por Shorter, su primer amigo, el primero en derrumbar esa creencia negativista tan arraigada en su alma sobre que no valía nada y era un trozo de carne con el único objetivo de ser devorado: un sumiso. Y acá está otra vez para desafiar su creencia cuando más lo necesita, con muchas más perforaciones y músculos, con un gusto para vestir aún más horroroso que en su adolescencia, con más altura y menos cabello esta vez pero acá está. Shorter siempre está cuando Aslan lo necesita, esa es la cuestión. Es su bro. Gracias.

—Así que Eiji logró meterte después de todo. —Aslan sonríe por lo bajo, Shorter se cuela en la celda y eso pone malditamente nervioso a Max, supone que no debe querer a otro pandillero puberto tan involucrado en el tema—. No puedo creer que de verdad estés acá.

—Claro que sí. —Shorter le extiende la mano, Ash se la aprieta para chocar los puños, son maduros.

—¿Entonces tienes un plan brillante para sacarme de acá?

—Mis planes son siempre brillantes. —Sonríe por lo bajo, su mirada se detiene en Max, Shorter alza sus lentes de sol (los que no tiene idea cómo ha metido aunque sospecha de Eiji)—. ¿Y este vejete?

—¡Esta generación! —Max se arroja en su cama como un crío berrinchudo—. No puedo esperar esa hora de visita para recargar energía en mi lindo novio.

—Ah, es el anciano meloso del que tanto te quejas.

—¿Perdón? —Max crispa una ceja visiblemente ofendido—. Lo de viejo es discutible pero ¿meloso?

—Así es.

—Ajá.

—¡Pero si te pasas todo el día balbuceando sobre lo mucho que amas a tu novio y lo gay que ustedes son por el otro! Sí, me quedó más que claro, son melosos y se aman mucho, bravo.

—En primera. —Lobo eleva su mano al aire como si el gesto pudiera conferirle mayor seriedad (un spoiler: no lo hace)—. Soy bisexual y creo que las playboy lo dejan más que claro.

—Uy, qué masculinidad más frágil. —Ash se burla puesto que adora cabrearlo, sin embargo, Max se esfuerza por ignorarlo.

—Y en segundo lugar. —Sigue con una obvia irritación cargada en la voz—. No eres quién para hablar o quejarte de otras parejas melosas si tú le pones a Eiji una mirada de corazón.

—¡Yo no hago eso! —Pero entonces el hijo de puta número dos (Shorter) se inclina sin sus anteojos y la cara de Ash estalla en llamas.

—Ah. —Balbucea—. Es verdad, tiene ojos de corazones y los puso cuando escuchó su nombre.

—¡¿Qué?!

—¡Te dije! ¡Te dije! Y ni siquiera has visto cómo se come a Eiji con la mirada cuando lo ve caminar.

—¿Eh? Necesito burlarme de eso.

—Entonces nos llevaremos muy bien, cualquier cosa por bajarle el ego a Ash.

—Es una alianza.

Hijos de puta los dos.

Pero a fin de cuentas logran su cometido de avergonzarlo adecuadamente el resto de la tarde gracias a los balbuceos sobre lo lindo que es Eiji. Si bien Ash no esperó haber sido suficientemente arrogante para creer que había logrado ocultar apropiadamente sus sentimientos en su corazón (incluso de su mejor amigo) le sorprende lo transparente que ha resultado ser. No debería sorprenderle que Wong se haya dado cuenta, ya que por denso que Shorter pueda llegar a ser también es perspicaz y sobre todo cuando se trata de Ash, comprende que este número que arma con Max es para poner el tema en la mesa, lo conoce y aprecia que Aslan no lo abordará por sí mismo, lo agradece en cierta medida. En la misma medida que lo odia.

—Entonces... —Y esa idea se vuelve aún más fuerte cuando quedan a solas, Max se ha ido a preparar al baño como una colegiala enamorada para su cita y les permitió esta privacidad—. Eiji.

—Eiji. —Repite su nombre y quema—. Supongo que tuviste la oportunidad de charlar con Eiji si estás acá.

—De hecho charló con toda la pandilla. —El pánico cae en su vientre igual que una piedra.

—¿L-Lo hicieron? —Es imposible esconder el horror ante la serie de pensamientos catastróficos con cada uno escalando a algo peor que el otro, ¡Dios!

—No te preocupes, te dejaron bien. —Shorter le guiñe un ojo y Ash entrecierra los dos—. Quedaste como todo un fuckstay.

—¿Un qué?

—Un fuckstay, ya sabes. —Dice como si fuera lo más obvio del mundo—. Esos que fuck y se quedan.

—Voy a matarlos. —Ash va a matarlos apenas salga de acá, claro que lo hará—. ¿Cómo veré a Eiji a la cara otra vez? —Chilla, se han sentado en el suelo usando la litera de apoyo, Ash enrolla las piernas para utilizar sus rodillas de almohada y posible escondite para su cara contra la vergüenza.

—Estoy seguro de que Eiji quedó encantado.

—Son unos traidores.

—Debiste verlos, fueron muy lindos queriendo ayudar a su boss con su romance.

—Voy a arrancarles las pelotas cuando regrese. —Medita—. Y a Bones los colmillos además, apuesto que fue él quien inició esa tontería ¿cierto? —No se imagina al sensato de Alex o al fiel Kong diciendo dichas idioteces a menos que se encuentren catalizados por una terrible influencia, es decir: Bones.

—Pues a mi me pareció lindo lo que dijeron de ti.

—Te hace gracia. —Shorter le pega en el hombro.

—Claro que me hace gracia, no todos los días se ve al gran lince de Nueva York flechado por alguien.

—No estoy flechado por Eiji.

—¿Entonces qué es? —Shorter crispa una ceja y las palabras mueren en la lengua de Ash—. Necesito que me expliques qué es para no tener la idea incorrecta.

—Te odio. —Dice en su lugar porque...

¿Qué diablos siente por Eiji de todas maneras?

Ciertamente no son amigos o no es el tipo de amistad que ha entablado con Shorter o los demás en la pandilla pero tampoco son algo más allá. No es solo ser sumisos, pertenecen a mundos diferentes, aunque al inicio no fue una traba bueno...no esperaba conservar contacto con Eiji, hay muchas cosas que debe considerar todavía. Eiji debe saber lo irracional que es mantenerse a su lado o involucrarse con Aslan, ya debió haberlo sentido tras la confrontación, Ash no tiene pensado en traspasar aquella línea, pero aun así sigue traicionándose a sí mismo, permitiendo que Eiji lo toque y salte estos muros (¿qué otra cosa podría esperar de un saltador de pértiga de todas maneras), permitiendo realmente que lo vea y permitiéndose verse además. Y duele. Duele esta ambigüedad. E incluso si se admitieran que se gustan y llega a ocurrir el milagro de que se correspondan esta es una guerra contra la mafia y por ende, el romance no es prioridad.

No.

Ash no necesita un talón de Aquiles o peor, un Patroclo.

—No he podido hablar con Eiji últimamente. —Y aún así le dice eso a Shorter porque lo lastima esta lejanía de la que no comprende nada—. Creo que hice algo malo y no lo recuerdo pero tampoco...no sé cómo debo abordarlo, no se me dan estas cosas como hablar con sinceridad.

—Pues deberías ir al salón de visitas en ese caso. —Shorter es preciso y directo, no da rodeos, puede que por eso encaje tan bien con la personalidad afilada del lince—. Le toca hacer guardia ahí.

—Pero no tengo visitas.

—Pero Eiji estará ahí.

—Pero no sé qué decirle.

—¡Por favor!

—¡Es verdad! —Gimotea—. No tengo idea de qué debo decirle o cómo empezarle a hablar ¿y si jodo la relación?

—¿Más jodida de lo que ya está? —El desgraciado tira un «ja» al aire—. Solo dile lo mismo que me estás diciendo a mí. —Y así es la vida para Shorter Wong: sencilla. Aslan nunca lo ha visto sufrir algún colapso catastrófico o apocalíptico por los podría, el chino no se arrepiente—. No es tan difícil.

—Lo haces sonar como si fuera tan fácil. —Resopla—. Por eso.

—Es fácil. —Shorter es un imbécil—. Anda, veo que te importa mantener bien esa relación y ambos sabemos que no eres el mejor enfrentando los problemas de comunicación, mientras más pase peor será la cosa, te lo puedo prometer.

—Te odio. —Pero es un imbécil con razón (es decir, el peor tipo de imbécil).

—Me amas, por eso me dejaste venir acá. —Ash sonríe y se permite abrazar por su mejor amigo.

—Un poco.

Así que va a la maldita reunión.

Joder, está nervioso.

En parte es porque aún no ha sido capaz de darle sentido a sus propios sentimientos, en parte es ya que no tiene idea de qué diablos pasó en la arena con Garvey, al menos comprende que eso le regala otra clase de recursos para proteger al sumiso y no es que Eiji deba ser protegido aunque...Max dijo que esto era frecuente así que ¡al diablo! Sí necesita de más recursos para protegerlo.

—Ash. —Y acá está otra vez, estornudando su nombre con la misma calidez de siempre, con sus ojos tan oscuros que podría perderse ahí mismo—. No esperaba verte por acá.

—Shorter me dijo que te tocaba turno acá.

—Entonces solo... —Eiji crispa una ceja, están dentro de la sala de visitas dónde las emociones están a flor de piel—. ¿Solo pasaste por encima de mi colega? Se supone que hay una lista de los reos acá.

—Hey, él no me cuestionó más allá.

—Ajá.

—O tal vez falsifiqué un poco mi nombre. —En lugar de enfadarse Eiji se ríe y es bueno que lo haga, nada malo puede pasar si Eiji se está riendo con las mejillas rojas y el cabello esponjoso, con su lindo uniforme de policía y ahora que lo considera, ni siquiera le ha devuelto el gorro.

—Eres un problemático. —Lo regaña con ternura—. ¿Cómo te debo sacar de acá sino mantienes un perfil bajo por algunos días?

—¿Estás tratando de sacarme de acá? —Ash crispa una ceja con picardía.

—Tal vez. —Eiji le devuelve el gesto y al igual que luego del encuentro en el bar las cosas solo fluyen, no existe incomodidad ni resquemes de amargura, tienen todas las cartas puestas encima de la mesa y es cuestión del contrario elegir si entrar a la partida o no—. Lamento mucho lo que pasó. —Y claro que el primer instinto de Eiji es disculparse aunque no se encuentre involucrado en el incidente.

—No es necesario.

—Te prometo que Yue no es una mala persona. —Insiste desesperado—. Sé que suena extraño pero también está en una situación difícil y sino mantiene ciertas apariencias pueden lastimarlo. —O a ti, se abstiene a decir porque esa es la cuestión de tener a un Patroclo, no tiene problema en colocarse el casco y meterse en la batalla con tal de proteger y resguardar a su Aquiles.

—Lo sé, el viejo me explicó un poco.

—¿Entonces no estás enojado? —Y la pregunta le encoge el corazón, ¿cómo diablos podría enojarse con Eiji? Mierda, lo ha intentado tantas veces, no cree que sea posible estarlo o ese enojo rencoroso al que tanto acostumbra al menos, esto es más...inocente.

—Oh sí, estoy bastante enojado. —Pero Ash ama molestarlo—. No se me pasará pronto.

—Ash. —Y Eiji gimotea y no debe ser consciente de lo lindo que es gimoteando.

—No, estoy furioso.

—Debe haber algo que pueda hacer o decir para arreglarlo. —Entonces una sonrisa felina se dibuja entre sus mejillas y sabe perfectamente qué es lo que desea.

—Un beso.

—¿Eh?

—Quiero un beso en la mejilla. —No hay forma de que Okumura obedezca puesto que es un gallina.

—¿P-Por qué? —Eiji tiene que esforzarse para no arrojar un grito histérico.

—Me preguntaste lo que quiero, eso es lo que quiero. —Responde con simpleza—. A menos que no quieras besarme, claro, en ese caso...

Pero los ojos de Eiji brillan y de repente apoya su mano sobre el hombro de Ash, se alza en la puntita de sus pies (porque es bajo) y presiona un beso de mariposa sobre la mejilla del lince, nunca esperó que realmente lo hiciera y el toque quema, toda la calidez del mundo, universo y cosmos se presiona en aquel beso y todo el aire de sus pulmones se escapa. Es un beso simple e inocente sin duda. Pero es lo suficientemente poderoso para que Ash sienta que el resto de la existencia dejó de importarle.

Solo son Eiji y él.

Eiji. Eiji. Eiji.

Mierda.

Eiji lo ha besado y Ash está malditamente feliz.

—¿Mejor? —Y el sumiso parece jodidamente satisfecho con el efecto de aturdimiento que provocó, pero Ash no puede estar enfadado en estos momentos, se encuentra flotando por el roce y le resulta patético considerando que ha recibido mucho más que besos de hombres que ni siquiera conoce.

—Considérate perdonado.

—¿Eh? —Eiji crispa la ceja entretenido—. Debería besarte más a menudo en ese caso, te hace dócil.

—Deberías.

—¡Chico! —El grito de Max rompe la atmósfera, hay niebla dentro del cuarto pero para su desgracia la voz del periodista es estridente y atraviesa sin problemas la capa grisácea que tanta magia le dio.

—Max es siempre tan inoportuno. —Bufa.

—¡Ven a conocer a mi novio! ¡Le he hablado mucho de ti!

—Qué flojera. —Gimotea queriendo mantenerse enrollado a Eiji.

—Te caerá bien, te lo prometo. —El moreno le sonríe y Ash se derrite en esa sonrisa—. Vamos.

Obedece.

Hay mucha niebla en el cuarto.

Es una niebla densa y asfixiante, el tipo de niebla que solo ha leído en libros escritos por Hemingway.

—¡Muchacho! —Pero de todas maneras logran llegar hasta un contento Max y otra silueta—. Quiero presentarte a mi novio, anda, dale la mano.

La niebla se esfuma.

Entonces Ash alza su mirada hacia dónde se encuentra Max y lo ve. Queda helado. Los ojos le arden. El corazón duele como si hubiera un jodido taladro encendido atravesándole las entrañas. Mientras más lo mira más gira y más duele. No es un dolor agradable. No el tipo de dolor que le recuerda que a pesar de todo salió con vida de la cabaña del entrenador Wilson y podría haber sido enterrado con los demás niños en el sótano. Esta es la peor clase de dolor. Es esperanza. Y la esperanza es una hija de puta que juega con los corazones sin piedad. ¿Qué más siente? Cansancio. Sí. Es un cansancio de estar atrapado en un laberinto del que se corre y corre en busca de la salida solo para darte cuenta de que estás otra vez en el inicio y que todo el recorrido ha sido en vano. Es eso que lo hace cuestionarse si alguna vez efectivamente salió de esa cabaña porque a veces no se siente así.

Griffin está acá.

G-Grif...

Y no debería.

No cuando Aslan prefiere estar muerto para él. Cuando Aslan prefiere estar muerto para todas las otras personas en realidad.

Griffin. Griffin. Griffin. Griffin. Griffin. Griffin. Griffin. Griffin. Griffin. Griffin. Griffin. Griffin. Griff. Gri...

¿Por qué ahora?

Encontrarse con esos ojos azules lo ahoga. No sabe nadar y Griffin no lo puede sacar, no pudo sacarlo cuando gritó y gritó por ayuda con su entrenador encima, ni podrá hacerlo ahora que es mucho más pesado y tiene tanta carga que hay días dónde apenas consigue respirar.

Se esconde detrás de Eiji.

Está temblando.

No quiere que Griffin lo vea. No quiere que Griffin siga publicando anuncios para buscarlo. No quiere que Griffin lo recuerde. No quiere que Griffin sufra por su vida. Prefiere seguir muerto y entonces él desea realmente haberse muerto en la cabaña del entrenador para no tener que lidiar con eso, para no ser un ancla para su hermano puesto que no existe dolor más grande que este. Y de repente mira que las señales han sido obvias, recuerda el chillido de Max, era evidente, si hubiera querido saberlo podría haber atado cabos sueltos con su intelecto y deducir que el novio de Max era Griff. Recordaba las cartas que su hermano le mandaba sobre el tal Max, lo recuerda, lo llamó su único amigo genuino en ese desierto de muerte y drogas y aun así...tal vez una parte suya, una egoísta, pequeña y mucho menos trastornada y enferma quería verlo una última vez. Tal vez para comprobarse a sí mismo que Griffin no lo recuerda ni lo reconocerá aunque lo tenga enfrente. Tal vez para refutar lo contrario. Y lo único que sabe es que necesita resolver dicha duda para avanzar.

Pero entonces los ojos de Griff se despegan de la mirada azulada de Max para encontrarse con jade y...

—Aslan.

No puede ser verdad.

No puede...porque eso significa que Griffin nunca dejó de amarlo y Aslan no puede tolerar esa idea.

Se va a desmoronar. Va a romperse en miles de pedazos. Debe mantenerse fuerte. No puede. No va a soportarlo. Quiere llorar. Quiere huir. Quiere meterse bajo la colcha y quedarse ahí. Quiere olvidar estos últimos años de su vida. Quiere borrar los primeros. No quiere ser Aslan. Tampoco es Ash Lynx. Se muere de ganas por abrazar a Griffin. No quiere. Está muerto. Debe permanecer muerto. No sabe hacer otra cosa más que arruinarlo. Ya lo jodió lo suficiente. Debe dejarlo ser libre. Soltarlo.

Está mejor sin ti, está mejor sin ti, está mejor sin ti, está mejor sin ti, está mejor sin ti, está mejor sin ti, está mejor sin ti, está mejor sin ti, está mejor sin ti, está mejor sin ti, está mejor sin ti y ¡está mucho mejor sin ti!

—¡Aslan! —Pero entonces ¿por qué? ¿por qué se levanta de la mesa como si el alma le regresara al cuerpo? Va a vomitar.

Van más de diez años desde que desapareció, no puede creer que todavía siga vivo.

—¡Aslan! —Pero Griffin lo toma de los hombros con los ojos muy abierto y Ash está llorando, mierda, no puede dejar de llorar por mucho que se limpie las lágrimas con los puños, se odia por ser patético, pero sus manos físicamente duelen por no poder abrazar a su hermano, si le abraza le dará la razón, debe mentirle y dejarlo libre, no puede afirmarse de él si ambos caerán por la cornisa.

—Lo siento, me debe estar confundiendo con alguien más.

—No, conozco... —Griff luce frenético, batallando por ordenar los pensamientos y pegar las palabras correctas en el hilo de su voz—. Conozco ese color de ojos.

—Hay muchas personas con los ojos verdes. —Entonces dice y hace un esfuerzo sobrehumano para apartarse pero sus pies están clavados a las brillantes baldosas de la sala de visita como si estuviera hundiéndose en arenas movedizas que con cada movimiento lo devoran aún más—. No soy el chico al que está buscando, lo lamento.

—Tu nombre. —Lo sacude y lo suelta con brusquedad apenas se percata de eso—. ¿Tu nombre cuál es?

—¿Por qué debería dárselo a un desconocido? —Le da una sonrisa cruel, debe matar al niño dulce que abandonó en Cape Cod si realmente lo quiere convencer—. ¿Tanto te gusté para insistir? —Se concibe enfermo por su propio comportamiento.

—Por favor. —Pero Griffin le suplica y cae de rodillas y eso le hace mierda el corazón.

No. No. No.

Ya basta.

Ya vete.

Déjame muerto.

—Ash, no Aslan.

—Ash. —Repite su nombre con el ceño tenso antes de darle una mirada repleta de esperanza, pero la esperanza es el sentimiento más cruel, es lo que te mantiene atrapado en el laberinto sin importar las veces que corras y regreses al inicio, es lo que te mantiene flotando aunque tus tobillos están en grilletes hacia el fondo, es lo que te mantiene deseoso de amar aunque carezcas de un corazón para hacerlo, no te queda humanidad—. Te pareces a mi hermanito.

—Ash. —Eiji intercede saliendo del shock—. ¿Quieres que...? —Le está preguntando si Griffin lo está molestando y desea hacerlo pagar.

—No es necesario. —Ash lo aparta de un manotazo y retrocede—. Estoy bien.

No estoy bien.

No estoy bien.

No estoy bien.

Pero cuando Ash se encamina hacia la salida para regresar a la celda absolutamente nadie se percata de que no está bien. Y eso es todo lo que importa.

Griffin es un tema que aparece bien duro en este fic y eventualmente Max igual mete su cuchara de paternidad, pero este es uno de mis puntos favoritos definitivamente, el cómo esta relación se da, ahora, les advierto que Ash no está terapiado, anda en prisión, tiene un PTSD terrible y por ende, con muchos sintomas, así que golpearé a la persona que salga con cuestiones estigmatizadoras, friendly reminder de que los transtornos no son voluntarios y hay cogniciones arraigadas en post de supervivencia, para eso la terapia. Pero más adelante se verá porqué digo esto, mañana tenemos un capítulo muy adorable y relax.

See ya y muchas gracias por leer.

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