7. Tentacles.
Hi~ Vamos al día con la dinamica, debo decir que ya me prendí con esta cosa y de verdad ando muy emocionada, satisfecha y feliz por la línea coherente, pasan cosas malas cuando complico mis au's, por eso solo sé escribir traumas XD creo que este será el au más decente que tenga, ay, que lindo. Mil gracias por tanto, lean las notitas del final. Recuerden las advertencias tambien.
¡Espero que les guste!
—Si realmente les interesa lo que voy a contarles, probablemente lo primero que van a querer saber es dónde nací, y lo asquerosa que fue mi infancia. Y qué hacían mis padres antes de tenerme a mí y todas esas gilipolleces estilo David Copperfield.
Aslan suspira con los ojos cerrados mientras la voz de Eiji se derrite como melaza en su lengua, logró salirse con la suya al chantajear al policía para que le lea su novela preferida, sí, Eiji puede hacer una cara de asco con cada palabra pero eso no evita que disfrute el relato. Se ha acomodado encima del regazo de Eiji igual que un gato mañoso y disfruta de sus mimos, le gustan sus manos suavecitas, las mismas manos que envolvieron un tubo oxidado y volaron a través del cielo cepillan sus cabellos en un roce tan dulce que realmente se siente como si lo estuvieran acicalando, el aroma del japonés le da cosquillas bajo la nariz, le gusta y eso lo incita a rodear su vientre con ambos brazos y hundirle la nariz con descaro en la camisa, provocando que se sobresalte.
Mierda, le gusta la compañía de Eiji y ese es un problema.
Le gusta demasiado.
—Pero si quieren saber la verdad no tengo ganas de hablar de eso. —Aslan sonríe sobre el estómago de Eiji porque casi puede imaginarse su puchero de molestia, sí, este de mejillas infladas, ceño rígido y boca estirada, es malditamente encantador—. Primero porque me aburre, segundo, porque a mis padres les darían dos ataques de cabeza si les dijera algo personal acerca de ellos.
—¿Qué? —Entonces no puede resistir más y le pregunta—. ¿Qué pasa, onii-chan?
—No he dicho nada, estoy leyendo.
—Estás sufriendo, puedo escucharlo en tu voz.
—No es verdad, me encanta leer esto.
—Puedo escuchar tus pensamientos encriptados en tus palabras, es evidente que ansías aventarme la novela en la cara.
—No. No. —Eiji está tenso—. Es obvio que no entiendo el gusto de los americanos por esta clase de historias con protagonistas desabridos.
—Holden no es desabrido.
—Tienes razón, a mí me encantaría tener un Holden en mi vida, mira ese sarcasmo y esa actitud tan mierdosa a todos, además ni hablar del maltrato que le da a quienes son mayores. —De repente, el libro cae hasta su regazo—. ¡Ah! ¡Acabo de tener una epifanía! —Pero no le interesa suficiente como para despegarse de su vientre, puede sentir una serie de abdominales aún ante la camisa, recuerda que le comentó sobre que era pertiguista y eso lo hace sonreír con picardía.
—Muy bonito, onii-chan.
—Tú eres Holden. —Alto, ¿qué?—. ¡Sí! Ahora tiene sentido porque acomplejas tanto a Max con eso de la edad.
—¡No me compares con un mocoso de dieciséis años! ¡Yo soy mucho más maduro! —Chilla en todo un despliegue de madurez—. Tengo más de veinte años.
—Tal vez en cuerpo, pero en alma estás atrapado para siempre en la edad de Holden. —Aquel golpe hacia su ego es razón suficiente para que se levante indignado, tiene la piel erizada.
—Retráctate. —Lo amenaza.
—¿O sino qué? ¿Me atacarás con tu sarcasmo y tu actitud de mierda? Es mi pan de cada día, Ash.
—¡Pequeña mierda!
Ash se le tira encima con el objetivo de intimidarlo, sin embargo, Eiji carcajea (porque el hijo de puta tiene el descaro de carcajearle en la cara con un nulo instinto de autoconservación) y deja que Aslan lo aplaste en el suelo de la biblioteca, se ha robado una copia de la llave para entrar a horas que Ash no debería entrar pero al carajo, si ya está en prisión ¿qué van a hacerle?, ¿arrestarlo otra vez? Más si estos son los únicos momentos privados que tiene con el sumiso, vale la pena.
—Tú no tienes ni una pizca de respeto por tu propia vida, no tienes idea de a quién estás desafiando.
—Qué miedo. —Resopla.
—Deberías. —Ash lo asecha en una posición casi animal—. Podría hacerte mucho daño.
—No me harás daño. —Y Eiji se lo dice con tanta sinceridad que hiela su alma, ha quedado bastante cerca sobre una alfombra ya áspera frente a las mesas de la biblioteca y los estantes desgastados.
—¿Cómo puedes saberlo? —Entonces le pregunta y su voz escapa más pequeña de lo que pretendía.
—Porque ya me hubieras hecho daño si quisieras. —Sus piernas se entrelazan por accidente contra las de Eiji, apenas se puede mover en ese mono pero en estos momentos desearía que la tela fuera aún más ajustada solo para tocar mejor la tibieza que el policía desprende—. Tuviste oportunidades.
—No muchas.
—Las tuviste. —El terco sostiene—. Y en su lugar me diste una nalgada totalmente innecesaria y me llamaste sweetie. —Le fascina la forma en que su acento recubre la palabra, Ash siempre odió todos los apodos empalagosos, de hecho, ni siquiera supo por qué los usa tanto con el sumiso, pero apenas escucha su dulce japonés empapar las letras y estornudarlas se le hace obvio.
—Era totalmente necesario. —Se defiende—. Quería molestar a Sing.
—¿Qué tienes contra el pobre Sing?
—Se escucha como un dominante ideal.
—Pues no se acerca para nada a mi ideal de pareja. —Oh, eso lo intriga.
—¿Cómo es tu pareja ideal? —Eiji frunce la boca en un gesto pensativo, el aire está denso pero Aslan no se mueve ni un maldito centímetro de encima, su mano sostiene la nuca de Eiji (aunque pretendía molestarlo tirándosele su instinto protector lo sobrepasa).
—Me gustan los estadounidenses. —Y sabe que es tonto, aun así, escuchar eso lo hace un poco más feliz de lo que debería—. Rubios. —Okey, va bien, su cabello es rubio, Aslan es rubio ¿cierto?—. Que sea un pandillero también pero en secreto ame las cosas de nerds.
—Tu descripción es un poco específica. —Se burla con una sonrisa coqueta, hay un resqueme dulce en la boca de Eiji que lo lleva a inclinarse más abajo, su cuerpo todavía no se atreve a reclinarse por la brecha corporal, no ansía aplastar al sumiso, por alguna razón ilógica con Eiji se siente dominante.
—¿Lo es? —Tararea con falsa modestia—. No me había dado cuenta.
—Casi se escucha como yo.
—Pero no eres tú. —Eiji atrapa un mechón dorado entre sus yemas—. Mi pareja ideal odia a Holden.
—¿No me vas a dejar de molestar con eso?
—Jamás. —Y le queda claro que habla en serio, esa es la peor parte—. ¿Cuál es la tuya?
—Japoneses bonitos que andan arrancando tuberías oxidadas para usarlas como pértiga y tienen su doble vida de policía en la prisión estatal.
—Wow. —Eiji parpadea muy ruborizado—. Eso sí es específico.
—Lo es.
—Básicamente me has convertido en Hannah Montana. —Ash carcajea entre dientes, es que es tan fácil hablar con Eiji y dejarse llevar—. ¿Me equivoco?
—No te equivocas, pero no puedes ser tú.
—¿Por qué no? —La gargantilla de Ash le aprieta el cuello.
—Porque si fueras tú ya te habría besado. —Dice tanteando, nunca entiende si habla totalmente en serio con Eiji o si solo están jugando, ambos son sumisos y por mucho que quisieran no podrían estar juntos por el simple hecho de que sus cuerpos se rechazarían como polos iguales, solo sufrirían.
—Pensé que me ibas a besar ese día en el bar. —Los dedos de Ash presionan la boca de Eiji, un brillo jodidamente cariñoso enciende sus ojos cafés y apenas puede dejarlo de contemplar.
—Quería. —Se le sale el pensamiento—. Y es raro porque yo nunca quiero esas cosas, fue la primera vez que realmente quise besar a alguien ¿lo entiendes? Usualmente es un trámite para mí y... —Ash no necesita decir más, Eiji ha atrapado su mano para presionar un beso bajo sus nudillos, lo presiona contra su rostro como si se estuviera restregando y el corazón le explota.
—Nunca más tendrás que hacer eso. —Lo dice como si fuera un hecho, ni siquiera lo duda—. Tengo la impresión de que toda tu vida has estado protegiendo a diferentes personas, Ash.
—No es como si hubiera tenido otra opción.
—Entonces... —Eiji vuelve a besarle los nudillos—. Déjame protegerte esta vez, déjame ayudarte.
—No creo que me puedas salvar.
—Ni quiero salvarte. —Afirma con fiereza en sus ojos—. Quiero estar para ti y ya, eso es suficiente.
Eiji.
Mierda.
Eiji.
Aslan nunca lo admitirá en voz alta pero estar en los brazos de Eiji lo hace sentir extraordinariamente seguro y amado, a diferencia de los hombres que pusieron sus palmas grandes y violentas las palmas de Eiji nunca lo han asustado, siempre lo ha tocado con respeto, cuidado pero sobre todo con mucha amabilidad. Eiji es amable con Aslan y Aslan cree que rematando la ironía de su nombre podría haber sido domesticado. ¿Esto es que te guste alguien? ¿Esto es amar? ¿Enamorarse? No sabe la respuesta a nada de eso porque nunca antes lo ha vivenciado ni ha tenido tiempo para ciertamente lamentarse por eso que nunca tendrá. No si está marcado por Dino. Y cómo Dino dijo: ¿quién además de Golzine va a querer a un sumiso defectuoso? Pero Eiji quizás...Eiji quizás es la excepción a toda regla.
Eiji, quién le lee el guardián entre el centeno y no le teme aun sabiendo que es un criminal.
Quién más tarde descubriría que fue el único que lo defendió de Evanstine aun si lo tuvo que pagar.
Quién fue el primero en ayudarlo sin pedirle nada a cambio.
—No estoy acostumbrado a esto. —Dice, deja caer su cara sobre el pecho del japonés, consiguiendo que bote todo el aire de sus pulmones por el peso extra—. Los que me alimentaban o me daban un lugar para dormir siempre querían algo a cambio.
Sexo, más que nada.
—Solo tengo una pistola y aprendí a disparar porque era la única forma de sobrevivir. —Ese resuello suave se entrecorta por la confesión—. Te envidio por no haber necesitado un arma en tu vida. —O al menos no de manera obligatoria y ahora que lo piensa, no ha visto cargar a Eiji una pistola todavía siendo un policía—. Tú y yo vivimos en mundos diferentes. —Suelta con amargura.
—Entiendo. —La mano del moreno cae inerte sobre la espalda de Aslan—. Realmente lo comprendo pero... —Pero, ¿por qué siempre debes agregar un pero?—. Aun así, me gustaría hacerte compañía.
—¿Por qué?
—Porque tu mundo se escucha muy solitario. —La voz de Eiji escapa con firmeza y efectivamente lo confirma, este chico es una caja de Pandora que no impresiona tener final y cuya tapa es la tozudez.
—Me haces difícil dejarte de querer.
—Entonces. —Eiji lo rodea con ambos brazos, le permite reposar encima de su pecho—. No lo hagas, no me dejes de querer.
No podría dejarte de querer aunque quisiera.
Me lo haces imposible.
—No sé por qué te quiero, ni siquiera te conozco desde hace tanto.
—Tampoco lo sé bien. —Eiji musita adormilado—. Pero sé que también te quiero.
«Te quiero» son dos palabras tan ambiguas ¿te quiero como amigo?, ¿compañero?, ¿novio?, ¿cómo posible alma gemela?, ¿familia?, ¿colega? Siendo honesto Aslan no tiene menor idea de qué significa susodicha expresión puesto que la única persona que se la dijo antes y de quién lo sintió fue G-Grif...
«Aslan Jade Callenreese, perdido».
No puede quererlo más.
Está muerto para G-r...
Pero Ash no quiere pensar en esto y menos antes del combate con Yut-Lung, sabe que apenas rompa el contacto con el policía lo estarán esperando y esta puede ser la última vez...no es por ser pesimista es solo que Ash siempre está preparado para morir. Así que acomoda su nariz bajo ese cuello suave, aspira con fuerza el aroma como si fuera la última vez y lo escucha suspirar, huele tranquilizante, se supone que los sumisos y dominantes son sensibles al aroma de la casta contraria en casi feromonas, pero Aslan jamás se sintió atraído por la fragancia de nadie, hasta Eiji claro. Pero le gusta el perfume de Eiji y sus brazos suaves y sus poleras feas escondidas debajo del uniforme, su voz amable y rozarlo por accidente no tan accidente. Mierda. Si tan solo fuera un dominante...Pero no lo es.
—Tengo que irme. —Los ojos de Eiji brillan con dolor, ambos comprenden lo que pasará apenas Ash cruce el umbral e incluso en un espacio protegido deba arriesgar nuevamente su vida.
—Hablé con Yue.
—Lo supuse. —Se burla—. Pero no quiero compasión para ganar. —Sus dedos flotan por las costillas de Eiji antes de levantarse, está atardeciendo en la biblioteca y sino ha entrado nadie más es porque ha puesto llave.
—No le pedí compasión, solo... —Eiji aprieta su boca—. Por favor, ten cuidado.
—Realmente te da miedo que me pase algo. —Le es insólita la exclamación ya que bueno ¿quién se preocuparía por Aslan sino tiene ninguna obligación de por medio?—. Mañana llegará Shorter, creo que no lo habría metido más profundo en este lío sino confiara en que saldré vivo de esto a recibirlo.
—Lo sé y confío en ti y en tus habilidades, Ash. —Y es en estos momentos donde la verdadera brecha choca y Eiji debe recordarse a sí mismo que a pesar de todo, Aslan es un asesino—. Solo ten cuidado.
—Lo tendré. —Entonces Eiji lo mira como si fuera su universo entero y eso quema—. Compraré una gargantilla para ti cuando esto acabe, lo prometo. —Pero la promesa no significa nada.
—Con un dije de Nori Nori.
—Dalo por hecho, mi sumiso.
—Me gusta cómo suena.
Aun así, eligen hacerla.
—Viniste.
Efectivamente Yut-Lung lo está esperando apenas pone un pie dentro del edificio de los dormitorios, se ha armado un espectáculo en la prisión que los guardias respaldan, llevarán su batalla en la misma arena dónde los dominantes se reúnen cada cierto tiempo para elegir su alfa entre los reos. Eiji tenía razón y no exageraba sobre el tamaño del séquito de Yut-Lung, de su lado se encuentra Max, aunque eso usualmente sería fuente de desagrado para fastidiar a Lobo acá le encoge el corazón porque eso lo hace oficial, su relación queda consolidada, Max lo apoya y no a escondidas aun sino desglosa del motivo coherente. Se sentiría más seguro con sus chicos. Joder, extraña a Shorter y a la pandilla más que nunca. No se dejará amedrentar con eso. Mientras no se note esa punzada interior concibe que da igual, a fin de cuentas todo es un acto.
Yut-Lung también.
—¿Crees que puedes llegar a mi territorio y tomar a mis hombres? —Yut-Lung escupe veneno de su boca, su collar de serpiente relumbra bajo la oscuridad de la arena, los gritos cesan para que esa voz chillona retumbe en un eco, definitivamente los tiene a todos comiendo de la palma de su mano.
—No me interesa ni tu territorio ni tus hombres. —La expresión del chino le da un maldito escalofrío.
—Pero aun así. —Yut-Lung sonríe bajo—. Aun así te estás llevando a mis secuaces.
—Tus secuaces se van por su cuenta, quizás no los tienes tan bien adiestrados.
—Quizás no estoy tan bien adiestrado como la mascota preferida de Golzine, tienes razón. —Siente a su sangre hervir entre sus venas por el comentario, intenta mantener la calma presionándose con paciencia la frente y respirando, no puede perder los cabales, se lo prometió a Eiji—. No puedo dejar de preguntarme qué le gusta tanto de ti. —El más joven se pasea como un animal enjaulado a lo largo de la arena—. ¿Tan bueno eres con el dolor?
—Supongo que lo averiguarás. —Ríe—. A menos que no puedas pelear por tu cuenta, señorita. —El aludido le devuelve una sonrisa molesta y apesta, sus sentimientos se traducen en su aroma, lo hizo enfadar de verdad, maravilloso.
—Oh no. —Su estómago se llena de náuseas cuando Garvey se para frente al escenario—. No voy a ensuciarme las manos contigo, lo hará mi representante.
—¿Acaso no estaba babeando por mi atención?
—Quiere redimirse. —Yut-Lung bufa resoplando sus uñas, las gradas están llenas y la tensión resulta palpable—. ¿Quién peleará por ti, Lynx? —Su mirada sañosa se dirige hacia Max—. ¿El vejete ese?
—¡Oye!
—Yo pelearé por mí mismo. —Ash se afloja los botones del mono naranja, dando un paso firme ante la arena, escuchando los resoplidos entremezclados a los chiflidos—. Puedo defenderme solo.
—Entonces quítate el collar.
—¿Qué? —Ash palidece, por mucho que odie a Dino estar bajo su propiedad le garantiza que no va a caer en la propiedad de alguien más—. Estás loco.
—¿No se supone que quieres pelear como igual con un dominante? Entonces quítatelo. —No caerá en sus provocaciones—. ¿O tal vez debería elegir a otro campeón para que estén iguales? Sí, debería llamar a Eiji y pedirle que luche contra ti.
—Eiji no tiene collar, correría peligro.
—No sería la primera vez que queda a mi merced y de mis hombres, no te sorprendas. —Yut-Lung sonríe con malicia y de pronto, Aslan no puede concentrarse en nada—. Él sí sabe sobrevivir en esta clase de mundo, ni siquiera pone resistencia.
Clic.
El collar cae al suelo.
Su cuello está desnudo y puede oler la lascivia en el aire, tiene harta práctica resistiendo comandos de dominantes y por ende, esto no debe ser un problema. Puede hacerlo.
—Le prometí a Eiji no matarte, pero si pierdes pasarás a ser el juguete de mi campeón.
—Y si tú pierdes cerrarás esa maldita bocota. —Gruñe.
—Ja. —Yut-Lung lo repasa de arriba hacia abajo—. Tan vulgar.
—¿Vamos a combatir o qué? —Entonces Yut-Lung enfoca su mirada y sus pupilas arden con malicia.
—Acábalo.
Le ordena y Garvey le salta encima.
Pero el hijo de puta se enfrenta con Ash Lynx y no debe olvidarlo.
Para Ash es pan comido luchar contra alguien tan torpe y estúpido, aprovecha el espacio de la arena igual que lo haría con una jaula y se da impulso para clavarle una patada justo en la quijada, la siente romperse debajo de su suela y eso le roba una sonrisa, pero no se detiene, aprovechando ese estado de mareo se le tira encima para estamparle un puñetazo tras puñetazo tras puñetazo contra la boca, si fuera tramposo podría haber traído un tenedor para cortarle el pene o cortarle el pescuezo y si no lo hizo es únicamente por Eiji.
Eiji. Eiji. Eiji.
Eiji.
¿Estará viendo?
—¡Mierda! ¡Mierda! ¡Quítate de encima! —Ash no obedece, al contrario, incrusta sus garras encima del cuero cabelludo del dominante para estamparle la cabeza una y otra vez con el pavimento, lo ve teñirse de escarlata. Hay mucha sangre en sus manos. Están manchadas.
—¿Qué pasó? ¿Acaso no querías conocerme mejor? —Se burla sin detenerse, presionando su rodilla contra el vientre grasiento de aquel sujeto, la adrenalina inunda su cerebro, no va a permitirle a ese remedo de heredero quedar como lo que quiere, no va a someterse, no se sometió ante Dino, nunca va a someterse ante nadie—. ¡Pues acá me estás conociendo!
—¡Yut-Lung! ¡Ah! ¡Mierda! ¡Quítamelo de encima! —Antes de que lo patee, Ash salta.
—¡¿Con qué tienes rellena la cabeza?! —Entonces le grita el histérico—. ¡Usa tu comando!
—No funcionará. —Ash sonríe torcido—. Soy inmune a eso.
—Detente. —Pero de todas maneras Garvey lo intenta—. Para, arrodíllate ante mí.
—Tal vez deberíamos traer a otro sumiso para ver si las órdenes de Garvey son efectivas. —El joven Lee lo suelta con una sonrisa sañosa—. Deberíamos traer a Eiji ¿no te parece?
—No te atrevas. —Ash quiere matarlo, quiere matarlo, quiere matarlo. Va a matarlo.
—¿Eiji? Acércate, cariño. —Y entonces...
No. No. No.
—No te atrevas. —Le gruñe al verlo sostenido de los hombros por nada más y nada menos que aquel policía corrupto: Evanstine—. ¡Suéltalo! —Eiji impresiona ido en un trance—. ¡No lo toques! ¡Eiji!
Pánico.
Su cabeza se ve inundada de puro pánico.
—De rodillas. —Y entonces...
Toda la arena queda en silencio.
Ash cae de rodillas ante Garvey.
Perdió control de sí mismo, su propio cuerpo no reacciona, intenta recuperarse pero su atención de nuevo regresa hacia Eiji quién parece tan vacío y posee tanta rabia de que su propio amigo manipule de esa manera a alguien tan...y Eiji lo quiere. No es justo. No es justo. ¡Va a matarlo! Así como matará a Dino y a todos los otros cerdos que lo violaron.
—Eh. —Garvey lo tumba de una patada contra el suelo, la boca le sabe a óxido, se ha roto el labio—. Esto me gusta mucho más.
—Te dije. —Ve a Yut-Lung reírse en las gradas, mira a Evanstine y así sabe que esto es un castigo de Dino aunque el hijo de puta ni siquiera está acá, siempre lo tiene vigilado ¿eh? ¡JA, JA, JA! ¡Qué risa!
—De rodillas. —Entonces Garvey le sonríe repasándose la lengua y es asqueroso—. Voy a divertirme contigo. —Ash está a punto de enderezar su espalda cuando el dominante se sube encima de él para sostenerle ambas muñecas por arriba de la cabeza y aplastarle la caja torácica, se ahoga, ayuda.
Griffin.
Por favor, sálvame.
—Eres un cerdo. —Ash le escupe y Garvey le abofetea la mejilla en respuesta, su cuerpo todavía no reacciona, es como si estuviera fuera de su control, como si fuera una simple marioneta. ¿Su collar? Nunca debió quitarse esa maldita gargantilla pero se dejó provocar.
Ash intenta agitar los brazos, patalear, usar garras y dientes para luchar, pero se siente impotente y eso le recuerda demasiado su infancia, quiere buscar un arma o cualquier cosa que ayude a que este imbécil se distraiga lo suficiente para romper el comando y así saltar hacia el collar nuevamente, sin embargo, impresiona demasiado encantado con la idea de violarlo frente a los demás y lo corrobora cuando lo siente meter las manos dentro de su mono naranja y descender hacia su trasero.
—¡No me toques! —Grita iracundo—. ¡No me toques con tus sucias manos! —Pero Garvey disfruta de su lucha vacía porque sabe que el cuerpo de Aslan no puede desacatarlo y aprovecha, sus toques se vuelven aún más lascivos y la sensación de ser tocado sin su consentimiento le pone los pelos de punta, le da asco—. ¡Suéltame!
—Aww, ¿acaso estás asustado? —Escucha la hebilla del cinturón y mira a Eiji horrorizado, porque él está acá apunto de verlo.
—Llévatelo. —Le suplica—. No dejes que vea esto. —Y algo en la máscara de Yut-Lung se rompe.
—Ha ido demasiado lejos. —Quiere detener la lucha y aunque Ash sospecha que esta pelea fue más que nada una manipulación del propio Dino en el heredero de los Lee no puede importarle menos.
—No vamos a detenerlo en la parte buena ¿verdad? —Evanstine es un cerdo—. A menos que ansíes que Eiji se una, claro. —Y ahora entiende que tal vez, Yut-Lung intentaba proteger a Eiji a su manera bajo el papel falso de villano—. O tal vez quieras unirte abajo con nuestro querido Ash.
—¡Detente! —Yut-Lung le ordena a Garvey y es en vano—. ¡Ya ganaste!
—Pues ahora quiero mi recompensa. —Garvey se inclina para besarle el cuello y Ash quiere vomitar.
—¡Sácalo de acá! —El toque es caliente y asqueroso, se siente sucio y es aún peor con Eiji mirándolo, porque está bien, este es su mundo, está acostumbrado a ser abusado pero no frente a sus ojos tan dulces—. ¡Eiji! ¡Vete! —Y apenas llama su nombre el aludido se tambalea, recobrando el brillo entre sus pupilas mientras sus manos de tentáculos lo tocan por doquier, es repugnante, alto, alto, ¡basta!
—¿Ash? —Evanstine luce desconcertado ante el recobro de consciencia de Eiji, todos en realidad—. ¿Qué diablos...?
—Mejor que nos vea. —Pero Garvey todavía está encima—. Abre las piernas. —Usando el comando de los dominantes.
—¡Ash! —Yut-Lung lo ataja por la cintura porque el irracional parece querer aventarse a la arena—. ¡Ash! ¡Ash! ¡Ash! ¡No lo toques! Hay que ayudarlo ¡Yue, déjame! —Algo en la manera desesperada en que Eiji pronuncia su nombre.
—Luego tu amiguito se podrá unir. —Algo en que Eiji esté realmente en peligro...
Protégelo. Protégelo. Protégelo.
Lo rompe.
Se levanta tirando a Garvey con una sola patada, la atmósfera cambia, Aslan se siente distinto, todos se quedan quietos pegados a sus asientos, se limpia la boca con asco y escupe la sangre mientras el dominante lo mira horrorizado, Ash camina con una calma escalofriante, lee sus intenciones de huir de la pelea.
—Siéntate. —Garvey no puede moverse por mucho que quiera—. Y ahora. —Sonríe de lado, se para enfrente de su presa—. Vamos a divertirnos, ¿o acaso ya no puedes defenderte con tus tentáculos?
—¡Ash!
Es lo último que escucha antes de que todo se vaya a blanco.
Cuando recobra la consciencia Garvey está muerto y no queda nadie alrededor, ni siquiera Eiji.
Okey, tres puntos importantes. Los comandos los estoy tratando como estados disociativos ¿qué significa eso? Los estados disociativos nunca son iguales pero a grandes rasgos es como desconectarse o separarse, estos pueden venir acompañados de anmesia o confusión espacio/temporal, sentimientos de despersonalización o desrealización, perdida del sentido de identidad, recuerdos, etc. Entonces, Eiji a veces recuerda cuando es forzado a estos estados y a veces no del todo, (con Ash los comandos se dan de manera diferente por su politraumatismo igual que con Yue). En el caso de este episodio hay disociación de Eiji, pero tendremos otro donde no se podrá disociar. Segundo punto, Yue, Yue es un buen chico y si hace esto es por algo, se explica mejor mañana pero a fin de cuentas, Evanstine es el mejor de los males por así decirlo. Y con lo que paso con Ash, CHAN, punto para la primera traba de la trama.
Mañana solo se pone más intenso por la llegada de dos personas más~ Este finde se viene on fire uwu.
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