4. Scales.
Hi~ No les mentire, el capítulo de hoy es muy ligero y de transición más que nada para insertarnos en el au porque se nos vienen capítulos más pesados adelante, bien pesados, entonces seamos felices mientras podemos. Hoy hace aparición dos personas que darán caos y problemas pero por separado, ya verán quienes. Mil gracias por leer.
¡Espero que les guste!
La justicia está corrupta para que un inocente vaya a prisión por un crimen que nunca ejecutó sin ni siquiera un juicio de por medio o la mínima oportunidad para defenderse aun sino sirviera de nada.
La justicia está corrupta, podrida, herida y más que nada: dañada.
O quizás, es el propio Aslan quién se encuentra dañado.
¿Dañado? Sí, desde que tenía ocho años y el entrenador de béisbol posó su interés en el niño risueño a quién su hermano mayor dejó para ir a la guerra, su padre era un irresponsable que nunca lo cuidó, Aslan estaba desesperado por cariño y se dañó apenas entró a esa mugrienta cabaña para "jugar un juego de adultos" y aun sin explicación, sabía que había algo jodidamente retorcido en lo que hacían, Griffin nunca le enseñó a jugar de esa manera, no le gustó que lo tocara o le quitara la ropa.
Menos le gustó cuando fueron a la policía y de la policía se convirtió en la ramera de Cape Cod, y de la ramera de Cape Cod pasó de hombre a hombre hasta convertirse en una superestrella hasta que Dino lo descubrió y lo hizo su propiedad.
«Naciste para esto, tienes talento para chupar penes».
¿Talento? Tenía apenas ocho años cuando...
Ja.
Entonces Dino le decía que nadie amaría a un sumiso defectuoso como Ash, dicha condición debería incitarlo a buscar placer en el dolor, no a oponer resistencia contra sus amos, pero no podía evitarlo, nunca sintió que encajara del todo en su propio género, no como los demás chicos que conoció ante los burdeles al menos, Dino decía que nadie lo amaría así, con un cuerpo como el suyo, con una cara como la suya, una mente, un asesino, un prostituto. Al final, aprendió a mandar al carajo sus insultos, no le daría la satisfacción de verlo mal ni a Golzine, ni a Marvin, ni a Evanstine, ni a nadie.
Así que se toma con calma esto de estar en prisión, no es más que una pausa para que planifique su presunto asesinato.
Matará a Dino Golzine.
Lo torturará.
Ha estado esperando esta oportunidad desde que Dino lo tomó a los once años, quiere su venganza.
Pero al menos ha aprendido un par de cosas estando en prisión: la primera es que es verdad que los dominantes son quienes establecen las normas a acatar y eligen al dominante alfa a través de peleas clandestinas cada cierto tiempo. La segunda es que a pesar de esto ha escuchado rumores sobre un sumiso que gobierna a la prisión en la oscuridad, un Lee y el apellido le suena porque hacen trabajos para Dino, por ende, resulta sospechosa la existencia de un hermano menor. Tercero, las conexiones se encuentran interferidas por lo que no puede contactarse con sus chicos y está aislado acá. Cuarto, todo apesta. ¿Todo? Sí. La comida apesta. El baño. Los libros. La biblioteca y su compañero de celda sobre todo. Pero no Eiji. Eiji es lo único que vale la pena y no han dejado de verse a escondidas sobre cada oportunidad que tiene, joder, teme que le guste, la única vez que le gustó alguien fue a los 14...
Bang.
La chica acabó con una bala en el cerebro apenas la confundieron con su novia. Pero no se preocupa, Ash y Eiji son ambos sumisos por lo que nadie sospecha (ni siquiera el propio Eiji). Todo sumiso ansía un macho alfa que lo domine, es irrebatible que Eiji no lo mira con esos ojos y esta es la quinta cosa que ha aprendido.
Eiji lo ve como un amigo.
Un colega.
Otro sumiso.
Un sumiso con dueño.
A pesar de la punzada que despierta en su corazón no cree que exista cosa peor a la sexta en la lista:
—Lo extraño mucho, Ash. —Hablando de la sexta cosa, acá está—. No puedo esperar que me venga a visitar, lo extraño.
Max Lobo está malditamente enamorado de su novio y es un dolor de culo soportarlo, ugh.
—Lo extraño tanto que podría morir.
—Entonces muérete.
—¡Oye! —El periodista gimotea apoyando una mano contra su pecho con exageración—. Eres cruel.
—No me importa.
—Pero realmente lo extraño.
—Qué me da igual tu romance, viejo.
—¡Pero es qué...!
—¡¿Acaso no me escuchaste?! —Están tratando de tomar desayuno en el comedor pero Max vuelve la tarea imposible y no solo porqué la comida sea una plasta grisácea que podría jurar se encuentra respirando en la bandeja de plástico, sino porque sus quejas sobre que su novio no puede venir este fin de semana de visita son intolerables. ¡Sí! Lo entiende, es gay y está enamorado ¿qué quiere? ¿le debe aplaudir o algo?—. Te pedí que te callaras y me dejaras comer en paz.
—Pero es que lo extraño mucho, las llamadas no son suficientes, está en un periodo de exámenes y lo entiendo, pero aún así lo echo tanto de menos.
—¿Exámenes? ¿Sales con un universitario? —Ash crispa una ceja y arrastra su bandeja lejos de Max.
—Oye, no pongas esa cara de desagrado. —Le advierte—. Mi cariño estuvo sirviendo varios años en Irak y cuando regresó a su pueblo natal se dedicó a buscar a alguien, le costó permitirse estudiar, se siente culpable de seguir con su vida a pesar de todo, no me mires como si fuera un Sugar Daddy.
—¿Alguien? ¿Algún exnovio más decente que tú?
—¿Eso qué significa? —Max entrecierra la mirada, ha levantado su cara de la plasta de desayuno.
—No lo sé. —Ash tararea, ensartando unos ¿guisantes? Para dejarlos caer en un extraño puré y aun así, esto sigue siendo mejor que la comida de Shorter—. Pero tus reportajes son horribles. —Arroja ese comentario sañoso con la intención de herir deliberadamente su ego.
—¿Eh? ¿Entonces sí me has leído? —El tiro le sale por la culata—. ¡Lo sabía!
—No te sientas tan complacido contigo mismo por eso. —Bufa, mirando sin apetito la bandeja, cree que en el comedor social dan porciones más decentes que esto, es indignante.
—¿Y a ti? —Max ensarta un ¿huevo azul? Antes de llevárselo a la boca—. ¿Quién te vendrá a visitar?
—Nadie. —Es demasiado peligroso que Shorter o el resto vengan y no los pondrá en riesgo situando la atención de Dino encima de ellos, debe haber otra forma de comunicarse—. Nadie vendrá por mí.
—Pero eres tan joven. —Max tensa su agarre contra los cubiertos de plástico—. ¿Tu familia?
—No tengo.
—¿Tu mamá?
—No tengo.
—¿Papá?, ¿algún hermano?, ¿algún tío?
—Qué no tengo a nadie, todos murieron. —O más bien, yo estoy muerto para ellos.
—¿Qué hay de Eiji? —Un espasmo toma su cuerpo apenas Lobo pronuncia el nombre y mierda, toda su cara se ha puesto caliente y avergonzada.
—¡¿Qué tiene que ver él?! —Debe controlarse, no le sirve de nada gritar cual histérico considerando que aún es nuevo estando en prisión pero diablos, Eiji lo sabe sacar de sus casillas.
—Se ven cercanos, ya sabes, wink, wink.
—No lo somos.
—Por favor. —Max le lanza una sonrisa pícara—. No puedes engañar a un viejo enamorado. —Y aun si Ash no perdería la oportunidad de arrojarle un comentario sobre el duelo de su edad, esto...duele.
—Es un sumiso. —Entonces gruñe, apuntando hacia su propia cadena—. Yo también, se supone que sumisos y dominantes son una pareja destinada. —Aslan no comprende del todo el concepto puesto que abandonó toda esperanza de encontrar su destinado luego de que Dino dejara en claro su lugar.
¿Destinado?
Ash no tiene una pareja destinada, patrañas.
—Pero aun así... —Max luce sinceramente arrepentido, eso suaviza su corazón—. Más allá de dichos géneros creo que debería importar el amor, mi novio es un sumiso y yo una persona nada más y aún no ha aparecido su destinado, creo que el amor es más fuerte que el instinto. —Ash sopla, su sonrisa es más relajada y ligera, por mucho que lo irrite Lobo han aprendido a llevarse.
—¿Otra vez hablamos de tu novio? ¿Al menos me dirás como se llama?
—¡Claro! Pensé que nunca preguntarías. —Pero antes de que Max pueda continuar...
—Hola, chico nuevo. —Aparece un oportunista—. Eres muy joven, ¿cuántos años tienes? —Max ya le contó de este sujeto, es el dominante alfa actual que tiene la prisión, supone que se había tardado en cortejarlo porque vamos, su belleza es absolutamente deslumbrante y lo sabe, no por nada utiliza sus encantos para coquetear con sus objetivos—. ¿Qué pasa? ¿Eres tímido?
—Oye Garvey, este chico... —Es raro que Max salga a su defensa, todavía no entiende qué pretende con él, si bien, al principio creyó que la amabilidad era interesada el tonto se escucha tan enamorado que le es inconcebible imaginándolo con otras intenciones.
—¿Por qué no vienes a mi celda? —Garvey se inclina, tirando de la gargantilla de Aslan—. Creo que podría hacerte cambiar de parecer sobre tu dueño, prometo cuidar muy bien de ti, te haré intocable si me eliges como tu pareja. —Pero Ash lo ignora, picando sin ganas los guisantes, tratando con toda su voluntad de no armar una escena innecesaria. Piensa en el plan. Por el plan. Sopórtalo por el plan.
—No, gracias.
—Podemos pasarla muy bien. —Entonces Garvey se inclina para entrelazar sus manos.
—He dicho que no me interesa.
—Oh vamos. —Garvey aprieta su mano y eso—. Te mimaré bastante. —Lo enfurece.
—¡Quítame tus asquerosas manos de encima, maldito!
No duda en aventarle la bandeja del desayuno en la cara antes de estamparle una patada al mentón, escucha a su mandíbula crepitar antes de arrojársele como un depredador encima, sabe que el plan era pasar desapercibido pero no puede evitarlo, hay demasiada ira e impotencia burbujeando entre sus entrañas desde que lo encerraron injustamente. Así que le estampa un puñetazo en la mejilla. Y otro. Y otro. Y otro. Y los guardias se lo llevan, pero como es un tímido y lindo sumiso termina dentro de la enfermería mientras Garvey es arrojado a la celda de confinamiento. Justicia divina finalmente.
—¡Ash!
Eiji.
Eiji está acá por él.
Pero no debería sorprenderle considerando lo protector que es el policía con él y es raro puesto que los sumisos deben querer ser mimados y protegidos, a Aslan jamás le había pasado.
Hasta ahora, claro.
—¿Puedes dejar de meterte en problemas por cinco minutos? —Ash se encuentra sentado sobre la camilla de la enfermería, no hay nadie para atenderlo, pero Eiji ha llegado con un vaso de café (café real, no ese colado de agua sucia que dan acá) y puede jurar que es un ángel—. Cada vez que te saco la mirada de encima te metes en un nuevo lío.
—Tendrás que vigilarme mejor entonces. —El vapor del café entremezclado a tan suave sonrisa es una inyección revitalizante directo a sus venas, la bebida sabe a gloria, es deliciosa—. No vas a poder sacarme los ojos de encima para asegurarte de que me mantenga al margen.
—¿Acaso eres un niño?
—Soy menor que tú ¿cierto, onii-chan? —El aludido bufa, se acomoda en la camilla al lado, se siente bien su tibieza aun si es a través de las ropas, un dulzor soporífero a inundado el cuarto, es su aroma y no debería ser tan importante, toda la prisión huele a tierra y podrido de todas maneras, es ilógico fijarse de esa manera en el aroma de alguien más, sin embargo, Eiji tiene acceso a perfumes en casa.
—Eres un descarado.
—Sería un descarado si estuviera tratando de coquetear contigo todavía.
—Pensé que eso era parte de tu acto. —No lo dice con malicia, al contrario, lo hace crispando la ceja con una sonrisa juguetona.
—También lo pensé, pero creo que tuvimos buena química.
—La suficiente para que me secuestraran contigo. —Sonríen como si se trataran de recuerdos lindos y lejanos en lugar de traumas—. Ash. —Ama cómo el apodo se desliza por su lengua para añadir una letra extra.
—¿Sí?
—Me he fijado que no recibes a nadie en los días de visita. —El tema vuelve a salir sin querer.
—Sí. —Aslan enfoca su atención en sus zapatos de cuero, la suela se está empezando a despegar, el barro se desprende hacia las baldosas en el piso, los tuvieron trabajando ayer para limpiar la cancha, se pregunta si será legal y se ríe por el contexto—. No puedo contactar precisamente a mis amigos.
—¿Por qué? —¿Cómo es posible que Eiji sea tan ingenuo y aun así haya sobrevivido en este mundo?
—Evanstine es una mierda corrupta que trabaja para mi dueño. —Brama tirando del collar—. No les daré la satisfacción de delatar a los míos, no confío en que hayan lugares seguros acá así que no hay forma de contactarlos, no sin que mi dueño lo sepa entremedio.
—Puedo contactarlos por ti.
—¿Eh?
—Puedo enviarles un mensaje si así lo deseas. —No tiene sentido ¿verdad? Y tampoco debería estar tan confiado con la oferta, hasta dónde sabe Eiji podría estar bajo el comando de un dominante para sacarle información, hasta dónde sabe todavía podría ser un acto sostenido y Ash estar embelesado.
—¿Por qué?
—Porque sé que mi jefe es corrupto pero no puedo hacer nada y eso me da impotencia, estoy harto de que me subestimen solo por mi género, no quiero eso, si me enlisté para ser policía fue teniendo fe en que puedo hacer alguna diferencia, he conocido a grandes hombres a través de los años, pero Evanstine...
—Eiji. —El sumiso está temblando y ha bajado la mirada.
—No es una buena persona, Ash. —Y de repente una necesidad irracional por consolarlo quema en su corazón—. No me gusta trabajar para él.
—¿Hay un lugar en donde podamos conversar sin vigilancia? —Su mirada salta hacia las cámaras en los rincones de la enfermería, intenta mantener la voz baja y sus labios ininteligibles.
—Sí. —Aunque su mueca constreñida le dice otra cosa—. Pero no te gustará la respuesta.
—¿Por qué no?
—Ya verás.
El baño resulta ser aquel lugar.
Patético.
Y debería ser patético estar encerrado en un cubículo de baño, apenas hay espacio para mantenerse de pie, pero mierda, están cerca, muy cerca y Eiji ha encogido los puños contra el pecho de Ash, luce nervioso y vulnerable aún con ese uniforme de policía y otra vez ese sentimiento, el mismo que salió en la bodega, al verlo saltar, al conocerlo en el bar y charlar acá a escondidas, hace aparición, todavía no sabe lo qué es y aun así, yace hipnotizado por sus ojos brillantes. Lo disimula obviamente, es Ash Lynx, es cool.
—Mi mejor amigo está en Chinatown. —Aunque no lo disimula tan bien si su voz sale entrecortada.
—¿Chinatown? —El aliento de Eiji le quema la mandíbula, Ash debe sostenerlo de los hombros para evitar que caiga hacia atrás y se tropiece con el inodoro, pero en el fondo, sabe que es una excusa.
—Shorter Wong. —Repite su nombre—. Pregunta por él e intenta explicarle mi situación.
—Lo entiendo.
—Si es muy peligroso no tienes que arriesgarte.
—No. —Y nuevamente esa terquedad ilumina sus ojos con tanto descaro que lo hace suspirar, ¿será cosa de japoneses o cosa de policías?—. Te prometo encontrarlo.
—Eiji yo... —Ash baja su mirada, intentando articular sus palabras sin exponerse demasiado—. Viste los cargos por los que me acusan, mi mundo es peligroso y no quiero que acabes muy arriesgado.
—Soy yo el policía. —Entonces Eiji se burla y es adorable cómo su gorro salta encima de sus cabellos.
—Pero un policía terrible si ni siquiera sabías a quién buscabas. —Entonces traza un puchero injusto al ser tan encantador, su respiración se ralentiza, él se ha vuelto demasiado consciente del contrario y eso es malo.
—No te veías como el lince de Nueva York.
—¿Qué diablos te imaginabas?
—No sé, alguien más...¿rudo?
—¿Estás diciendo que no me veo rudo? —Ash bromea.
—Estoy diciendo que te ves como un nerd que pasa el día entero en la biblioteca. —Vaya que el hijo de puta tiene pelotas para burlarse del líder pandillero, definitivamente no tiene menor instinto por su supervivencia y ¿qué le importa? Pero quiere que Eiji tenga cuidado y mantenga la guardia alta—. Así es, te he visto encerrarte a leer todos estos días.
—No sabía que tenía un acosador.
—Lo dice el que me tiene pegado contra su pecho en un baño, por dónde lo mires eres tú el acosador e incluso en el bar. —Ash no puede rebatir eso y le encanta que no ceda, Eiji es orgulloso y tozudo.
—Touché. —Sin embargo, Ash también es mezquino y si bien, las personas como Eiji serían personas a quién típicamente odiaría por la competencia de necedad a veces se da el caso donde la terquedad se amolda e incluso alía, Shorter es otro ejemplo pero no tan intenso—. Tienes un buen punto.
—Claro que lo tengo, estoy a cargo después de todo. —Eiji golpea con orgullo su placa y eso lo incita a sonreír—. ¿Qué? —Su flequillo rebota en sus pestañas cuando ladea la cabeza—. ¿Qué pasa?
—Es solo que eres muy lindo.
—¿L-Lindo? —Mierda, se le salió un pensamiento.
—Para ser un sumiso, claro. —Traga duro pero solo lo empeora.
—También eres lindo en ese caso. —No logran mantener contacto visual, se han puesto realmente rojos—. Para ser un sumiso, claro.
—¿Eiji? ¿Estás acá?
—Mierda, otro policía.
Aunque la mente de Ash se ha imaginado millones de escenarios de cómo escapar permite el atisbo de una chispa de malicia se encienda entre ellos dos, por lo que es infantil y aprovecha el pánico del japonés para posar sus manos en su uniforme de policía y desabrocharle los primeros botones, saca su camiseta del pantalón, le quita la gorra para desordenarle el cabello e incluso se atreve aflojar su cinturón, Eiji se ha quedado paralizado por el shock, está muy rojo y eso lo satisface. Con eso bastará para hacer creíble que han tenido un revolcón, como ambos son sumisos nadie le dará importancia, además, Aslan sabe lo que dicen de él en el cuartel.
—Quédate quieto. —Pero se permite ser más codicioso.
—¿Ash?
—Lo haré más creíble. —Y se inclina hacia el cuello de Eiji para morderlo y dejarle un chupón, hunde su nariz por debajo de su mentón y el aroma es mil veces más embriagador, es adictivo, es delicioso, no cabe duda de que el moreno podría elegir a quién quisiera de dominante.
—A-Ash. —Su jadeo es encantador para cuando termina el chupón.
—Acá vamos. —Ash se asegura de que Eiji se vea como un desastre y aprovecha de desarreglarse el uniforme también para hacerlo más creíble.
—¿Eiji? —Entonces abre la puerta del baño para encontrarse con otro oficial, es joven y alto (le tira unos dos metros si tuviera que adivinar), Aslan juguetea con su gorro de policía entre los dedos, hay más personas a las afueras y chiflan ante el espectáculo, pero debe darle un broche de oro todavía.
—Hasta luego, sweetie. —Por eso le da un agarrón de nalgas absolutamente necesario.
—M-Mi gorro. —Aun tartamudea y es tan lindo.
—Te lo devolveré la próxima vez que me visites. —Ash le guiña el ojo y se pone el sombrero encima de la cabeza, ganándose una mirada asesina del otro policía, un dominante sin duda—. Adiós.
Se siente como si acabara de hacer una rabieta, él y Eiji ni siquiera son amigos en el sentido estricto de la palabra y aún así se anda portando como un mocoso malcriado, ¿en qué pensaba? Además no vino acá a tener un romance o su alianza furtiva, quiere salir de prisión, fue estrictamente necesario para contactar a Shorter. Sí. Nada más. Pero el aroma de Eiji aun cosquillea en su nariz y el sabor de su cuello danza en sus labios.
—Ash Lynx. —Como sea, no hay tiempo para pensarlo demasiado—. ¿Verdad? —Porque al regresar a su celda hay alguien más esperándolo, es un sumiso, su aroma lo grita pero no es lo más llamativo del chico ni el séquito que lo tiene resguardado.
—Depende. —Tararea—. ¿Quién pregunta? —Sino la gargantilla de escamas de serpiente que lleva.
—Yut-Lung Lee. —Sonríe—. Y vengo a desafiarte.
Yue es un tema complicado que toma varios capítulos entender pero les prometo que es un chico bueno, de verdad, así que no se dejen llevar tanto por las primeras impresiones y más lo engrifado que está con Ash. Mañana nos vamos con Eiji por otra parte~ Y es muy lindo el capítulo tambien. Mil gracias por el cariño.
Nos vemos mañanita~
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro