Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

30. Eldritch.

Hi~ Como les comentaba, estos días se vienen super intensos y mañana además lograré darles una sorpresita por ahí en la mañana, así que ando emocionada. Lo más probable es que esta cosa tenga un epilogo ¿a quién engaño? Igual quedan puntos que tratar aunque el final es muy largo, pero ya lo sacaría el fin de semana, mi cerebro se quemó de lo mucho que he estado escribiendo, pero ya cacharan mejor mañana porqué les digo esto. Mil gracias por leer.

¡Espero que les guste!

[Querido Aslan Jade:

Últimamente he estado pensando mucho en ti o más bien, en todas esas cosas que podríamos haber tenido pero nos fueron negadas, gracioso, ¿no? He estado disociado desde los ocho años y la ventaja de eso irónicamente era que no tenía que pensar en mi historia y en lo que perdí o más bien...lo que me arrebataron. Pero últimamente lo he hecho, he estado dando vueltas y vueltas entre las sábanas, no sé si se debe a la presencia de Griff o la de Max, tal vez ambas, he estado revolviendo en las duras páginas de mi libro, buscando ese último instante dónde fui feliz, pensando en momentos donde mi cuerpo seguía siendo mío y yo me seguía sintiendo real.

Creo que fue a los seis años, con Griffin cocinándome su famoso chocolate caliente tras una práctica extensiva de béisbol, antes de Barba Azul, Dino Golzine, los switch y los asesinatos, con una piel pura y limpia que no está repleta de cicatrices y nadie ha tocado sin su consentimiento aun, me veo sano, peor, me veo a mí mismo feliz mientras Griff se limpia su propio bigote de crema y yo carcajeó llenito de azúcar listo para irme a la cama con un cuento (de Hemingway obviamente).

Y me lo pregunto, si pudiera retroceder el tiempo y congelar mi vida justo en ese instante, si duermo esta noche y despierto en Cape Cod usando una jardinera, con un corte de principito y pecas en una constelación alrededor de mi nariz, si tomara decisiones distintas, si me metiera en el bolso de Griff para que no me dejara y me negara a soltarlo, si le contara todo lo que ocurrirá apenas salga por la puerta y se quedara a mi lado, si pudiera tener una infancia "normal" y jamás de los jamases tuviera que lidiar con violaciones, muertes y delitos (o no de primera mano al menos)...¿sería feliz entonces?

No sé.

Pero me lo he estado preguntando.

Dando vueltas en mi cama una y otra vez, mirando a Griffin y sintiendo a mi corazón hacerse añicos por el tiempo que nos robaron, buscando la última vez que me sentí yo mismo y lamentándome por las pérdidas, pensando en la tumba de Aslan, en Cape Cod, en Dino y otro montón de gilipolleces de estilo David Copperfield.

¿Sería feliz sino me hubieran violado de niño?

¿Sería feliz si nunca hubiera matado?

¿Estaría sano?

Por más que rebusco no encuentro la respuesta, ni siquiera yo la tengo pero algo que sé es que pese a haber sufrido lo que sufrí, soy feliz. No felicidad como un continuo pleno, pero creo que soy ¿feliz? en cosas pequeñas, lo soy cuando Max actúa como todo un papá, cuando Griff me trata igual que al hermanito que perdió en Cape Cod, cuando Shorter me cocina y habla de cualquier tontería, cuando la víbora me insulta y lo insulto de regreso, cuando Blanca me habla de literatura, cuando la pandilla pierde un poco el respeto y se burlan de mí, cuando estoy con Eiji. Mierda, Eiji. Con Eiji debe ser algo mucho más potente que la felicidad.

Es un sentimiento de aunque-el-mundo-entero-esté-en-tu-contra-yo-siempre-estaré-a-tu-lado.

Pero creo que soy feliz a mi manera o de a poco ¿quién sabe? Fui a una primera sesión de terapia lo que fue una estupidez por cierto porque ¿hola? Estamos en plena guerra de mafias pero Griff insistió y luego Eiji se le unió y los bastardos no me dieron chance. Me dijo que debía escribirme a mí mismo lo que sea pero que fuera compasivo y es duro ser compasivo, te he odiado toda mi vida y ni siquiera porque hayas hecho algo malo, eras un niño, lo sé. Pero es duro amarte, amarte implica que vales y si vales algo lo que te ocurrió es injusto, ¿entiendes? Dame crédito, hasta partí la carta con un apodo que no era despectivo, sino con un "querido" y fue un dolor de culo, podría haber empezado con un apodo estilo Jim como "querida putita" y partí bien, Aslan.

Lo que te quiero decir es que creo que estoy listo para iniciar esto y empezar a hablar contigo, quería ser pesimista y salirte con ese discurso de leopardo atrapado, sin embargo, Eiji me lo tiene prohibido y contra Eiji no puedo luchar.

«Mi alma siempre estará contigo» fue lo que me dijo, así que no puedo morir enfrentando a Golzine, no así.

De cualquier manera, espero hablarte pronto, espero salir vivo y aún más, espero recordar cómo se sentía eso de vivir en vez de sobrevivir todo el tiempo.

Te deseo lo mejor, Aslan.

Ash Lynx.]

Ash deja la carta encima del escritorio con una sensación...rara, no acostumbra a hablarse ni mucho menos a ser tan benevolente con su pasado, pero piensa en Eiji y en lo duro que es físicamente estar atado a Sing y aun así desafiarlo para quedarse a su lado, tiene pelotas aunque ¿acaso no las poseen todas las personas que lo rodean? Griffin sin su collar, Max sabiendo que no es una pareja destinada, Shorter en rehabilitación, Yut-Lung dispuesto a matar a sus hermanos e incluso el anciano de Blanca ha logrado desafiar el papel autoimpuesto. Por ende, no puede quedarse atrás para ser un leopardo.

Los humanos pueden cambiar, tienen sabiduría que los leopardos no tienen.

Además, tú no eres un leopardo, ¿verdad?

—¡Aslan! ¿Dónde estás?

—¡En mi cuarto!

—Aslan. —Es Griffin quién entra a su habitación, el pánico lo lleva a esconder la carta porque si bien, acabó yendo a terapia para que su hermano mayor dejara de joderlo, jamás admitirá que está siendo un niño bueno y haciendo las tareas terapéuticas, ¿hola? Tiene una reputación que mantener—. Ibe acabó de recopilar la información necesaria.

Shunichi Ibe.

Cuando Eiji finalmente se dio el coraje para contactar al susodicho se dio la maravillosa coincidencia de que el reportero se encontraba trabajando para el New York Times, ¿qué mejor medio de difusión que el diario más importante del país? Si va a joder a Dino, va a joderlo bien.

—Terminó de escribir el último borrador con Max y dicen que está listo para presentárselo al editor.

—Perfecto. —Ash se levanta del escritorio, las patas de la silla sueltan un alarido agudo ante el suelo de madera, quedará marca y se lamenta, a Eiji le gustan mucho esos pisos y luego le da entre tristeza y gracia asumir que sobrevivirá y podrá preocuparse por su piso flotante o el cuchicheo de amas de casa, sería una vida agradable, entonces considera pero apenas palpa su cuello desnudo se lamenta, conoce a Dino demasiado bien—. Voy a verificar los detalles antes de publicarlo.

—Aslan. —Su hermano lo detiene con un agarrón sobre la muñeca, no es brusco ni demandante, no cree que Griffin pueda ser esas cosas aunque lo intente.

—¿Qué ocurre? —Griff separa la boca y vacila en su mirada, está nervioso, lo nota por la presión en sus hombros y su abdomen, además, para ser un soldado apesta mintiendo siendo franco.

—¿Por qué crees que puedes matarlo ahora?

—¿Qué?

—¿Cuál es la diferencia? ¿Por qué podrías matarlo ahora? Tuviste años para... —Su hermano aprieta sus puños contra la pretina de sus jeans y el movimiento es tan brusco que se le marcan venas azules alrededor de los nudillos, todavía se pueden apreciar marcas moreteadas por la adicción a las drogas en su piel, es la primera vez que se fija y debe ser ciertamente duro—. ¿Por qué estás seguro de que podrás hacerlo y saldrás libre de represalias?

—No espero salir libre de represalias, no soy tan ingenuo. —Ríe—. Pero esta es mi única posibilidad de tener una vida normal, los demás siguen creyendo que estoy muerto, es ahora o nunca, será muy tarde si seguimos esperando y vendrán por mí. —O peor, vendrán por ustedes.

—No te estoy reprochando. —Su mirada jade se suaviza, sí, claro, Griff puede ser físicamente mucho más grande y robusto dado su servicio en Irak, pero ante las pupilas de su hermanito es... frágil, igual que un diente de león contra un vozarrón—. Solo quiero estar seguro de que volverás.

—Estaré bien. —Le asegura.

—Lo mismo dijiste la otra vez y llegaste herido.

—No. —Espeta—. Yo no fui quién llegó herido, ese fue el viejo por intentar contradecir su naturaleza de momia y saltar hasta romperse la espalda.

—¡Max no es una momia! —Gimotea alterado, es divertido verlo en un estado tan infantil, Griff solía esforzarse de sobremanera por mantenerse siempre en su rol de adulto aun siendo un niño.

—Claro que lo es. —Así que Ash lo provoca—. Si está más cerca de los 50 que de los 20 es una momia al borde de la fosilización.

—¡Aslan! No le faltes el respeto así a tu cuñado.

—¿Seguro lo quieres como esposo? Probablemente deba tomar viagra el resto de su vida romántica.

—Sí, pero eso sigue siendo demasiado cruel para el pobrecito.

—Así que admites que apenas se le para.

—Es por el estrés laboral, ha estado sometido a mucho últimamente gracias a cierto jovencito.

—¡Los estoy escuchando, eh! —Los hermanos Callenreese intercambian un mohín maldadoso antes de soltar una carcajada, es lindo apreciar esta clase de complicidad con el poeta—. ¡Me las pagaran!

—Para hacer que paguemos debe mover su culo del sillón y venir a la habitación. —Ash susurra con falsedad.

—Si ese es el caso deberíamos preparar algo para comer, está viejito y se demora. —Griff es un hijo de puta y aunque existía una añoranza casi maravillosa en idealizar a su hermano y recordarlo como el héroe que fue es aún más maravilloso esto, el verdaderamente conocerlo a nivel humano siendo imperfecto, es obvio que todavía hay muchas cosas que le faltan trabajar todavía—. Aslan.

—Estaré bien. —Eso lo hace admirarlo, desde Barba Azul se esforzó a dejar de creer en superhéroes, pensó que su hermano era uno y vendría a rescatarlo, cuando eso no pasó Aslan simplemente murió, ahora lo comprende diferente, ahora sabe que Griff se equivocó en muchas cosas, sin embargo, hizo lo mejor que pudo, lo sigue haciendo y eso... es más que suficiente—. Lo prometo.

—Eso no responde mi pregunta anterior.

—Bueno, sabes que Dino Golzine es el jefe de la mafia y tiene toneladas de conexiones y dinero ¿no es así? —Y eso que se encuentra omitiendo tanto sus clubes de pedofilia, sus burdeles y ese respaldo que disfruta de los otros capos de Corsa, es un monstruo guiando otros monstruos.

—Lo sé.

—Nunca podría haber sido capaz de vencerlo, incluso si lo matara a tiros su legado seguiría ahí solo que bajo una cara diferente, lo que necesitaba era una carta de triunfo, algo realmente sucio y turbio que hiciera a sus demás compañeros dar un paso al lado para que se hunda solo, es ahí donde entran Ibe y Max con el artículo del Banana Fish, tenemos pruebas y eso agitará hasta la casa blanca, puedo matarlo en paz sin temor a que me siga atando una vez lo haga.

—Lo entiendo. —El mayor suspira—. De verdad lo entiendo.

—¿Pero...? —Ash alza una ceja.

—Tengo miedo.

—No permitiré que esto te persiga.

—Tengo miedo de perderte otra vez, Aslan. —Entonces lo corrige—. No por mí, sino por ti.

Y que a su hermanito le sea tan duro aceptar lo mucho que lo adora le duele. Siempre se culpó sobre lo pasado en Cape Cod, solía flagelarse a sí mismo reprochándose por no esforzarse más y realmente buscarlo, pensando en cómo Jim le dijo a su hijo traumatizado y recién violado que le pidiera dinero al mismo monstruo que lo... entonces además le dijo que había muerto e intentó enterrarlo, mierda, Max sabe que lo hizo múltiples veces: en terapia, en un funeral, en sus pesadillas. Griffin quería vivir el duelo y seguir con su vida pero entonces pasaba un chico rubio por la calle, pero no era un dorado de trigo, entonces veía un verde pero no era un verde jade, entonces era 12 de agosto, entonces los pensamientos de muerte o de consumo aparecían. No pienses en Aslan se rogaba mientras sollozaba hecho un bulto en la cama, apretando una fotografía de su hermano, sosteniendo una inyección, un frasco de pastillas o una cuerda.

No pienses en As-sl...

No pienses en él.

Entonces hubo un dorado trigo y un verde jade, ese verde jade que tan bien conoce, un verde Aslan.

Y entonces... puede perderlo otra vez y ya no es tan fuerte como para soportar esa idea. No cuando por fin puede darle una vida normal, no cuando han estado hablando de universidad, terapia, sobre vivir juntos y de cómo hacer esa vida. No cuando todavía ve al niño del que tanto hablaba escondido tras una expresión dura y ensayada intentando contener los traumas ya que al momento de soltarlos pueden ser demasiado. Aslan merece sanar. Merece estar bien. Merece ser amado. Por ende, ¿dejar que muera?

No.

—Aslan... —Pero cuando su mirada salta al cuello medio amoratado de su hermanito y piensa en lo asqueroso que debe ser estar atado así a su violador, un vínculo solo se rompe definitivamente dada la muerte de uno de los integrantes ¿y qué derecho tiene para privarlo de su libertad?—. Ve a revisar el artículo, no dudo de la calidad de Max o Ibe, pero confío más en tu criterio.

—Gracias. —El adolescente le palpa el hombro y se va.

«Aslan Jade Callenreese, perdido».

No quiere estar publicando otra vez en la página del gobierno su nombre ni andar pasando una foto de su hermanito ni tener que escuchar mierda sobre soltarlo de la terapeuta ni de nadie. Solo anhela mantenerlo a salvo, ¿por qué es tan duro o reprochable eso?, ¿por qué es tan malo querer defender a un niño que no pudo defenderse y querer corregir sus errores? No volviendo atrás, no puede, pero tal vez haciendo las cosas mejores, de a poquito mejor. No busques más a esa putita, ya está muerto.

—Cariño. —Le toma tiempo darse cuenta de que no se quedó a solas en la habitación.

—Max.

—Perdón por no demorarme tanto en mover mi culo hasta acá. —Gruñe con sarcasmo—. Pero juro que lo mantendré a salvo.

—Lo sé. —El más joven se derrite entre los fornidos brazos de Lobo, permitiéndose acunar y además, permitiéndose sostener, siente los latidos del corazón de su pareja y piensa en toda la comprensión que le ha dado, Max vio lo terco y determinado que fue persiguiendo un fantasma, aun si no era tan sano, lo apoyó—. No puedes dejarme viudo antes de la boda.

—No me atrevería. —Max presiona un beso encima de sus cabellos y le hace cosquillas—. El mocoso tampoco me dejaría en paz, estoy seguro de que encontraría una manera de atormentarme inclusive después de la muerte para reprocharme por haberte lastimado.

—Tienes razón. —Ríe—. Eso suena a algo que Aslan haría.

—Claro que sí, el mocoso te adora.

—Entonces ya sabes. —Musita—. No puedes dejarme hasta que realmente seamos unos viejitos.

—No puedo morir sino te he visto de blanco todavía.

—Audaz de tu parte asumir que yo usaré blanco. —Griffin juguetea sin despegarse de su musculoso pecho, quiere quedarse aquí para siempre y verdaderamente lo considera.

—¿Estás diciendo que debería usarlo yo?

—Se te vería bien. —Max le presiona una serie de besos en la coronilla y para él también es doloroso.

Esos hermanos con un apellido de trabalenguas son su perdición, pero ya no hay marcha atrás ni en relación a sí mismo, ni con Griffin ni Aslan.

Matarán a Dino Golzine esta misma noche.

—¿Qué tal? —Mientras los viejos comparten intimidad Ash se dedica a repasar meticulosamente el borrador del artículo corrigiendo algunas fallas menores, Ibe parece saber lo que hace aunque claro está que podría hacerlo mejor.

—Aceptable.

—Mhm. —La pandilla estará esperándolo en su escondrijo, no puede tardar más—. Ya veo, entonces lo arreglaré y lo mandaré.

—Perfecto.

—Ei-chan...

—¿Ei-chan? —Asume que se refiere a Eiji pero el apodo se le hace... lindo.

—Él parece muy afectado con todo esto, no le gusta la idea de que vayas. —Y claro que Ash lo sabe, puede estar acostumbrado a arriesgar su vida e incluso hallarse disociado de la muerte, sin embargo, si algo ha aprendido gracias a su enamoramiento es el terror garrafal que te genera la simple chance de poder perder a alguien a quien amas, Eiji debe estar aterrorizado—. ¿Tú le pusiste el collar?

—¿Qué? —El japonés se planta enfrente con dureza, conoce su reputación y aun así, lo encara, vaya.

—¿Tú le pusiste el collar? —Entonces repite fingiendo ser intimidante—. Él odiaba la idea de atarse a un dominante de esa manera y si tiene una gargantilla debe haberse sentido muy presionado.

—No es mío el collar. —Repite con tristeza.

—¿Pero eres su novio? —Su cara quema y de repente se lo pregunta, ¿lo es? Ciertamente no lo pidió de una forma tradicional, pero sabe que Eiji lo ama, lo ama con un ardor e incondicionalidad gigante, es lo suficientemente potente para morir y matar por él y esto es viceversa por supuesto.

—Creo.

—¿Creo? —Esa respuesta no le gusta—. No te atrevas a ser inseguro con respecto a él. —Y Ash sabe que su aura de dominante es incluso intimidante para los sin género secundario y que los japoneses son cautos por naturaleza, aun así, este hombre le estampa un golpecito en el pecho—. La ha pasado muy mal y no permitiré que la pase peor, estoy dispuesto a ayudar con todo eso de la mafia con esa condición, que cuides de Ei-chan.

—Es lindo que se preocupe así por él. —Entonces sonríe—. Suena protector.

—Lo soy, aun si me alejé de él y nos distanciamos no cambia el hecho de que haya sido su tutor.

—Me alegro. —Y algo en el semblante de Ibe cambia.

—Deberías hablar con él antes de irte. —No es una sugerencia, es una orden—. No te perdonará si te vas sin despedirte.

Pero Ash nunca ha sido grandioso con las despedidas.

Honestamente tampoco iba a darle un adiós, su plan original era esfumarse y si tuvo que enfrentarse a su hermano fue impulsado por el mordisco de culpa en relación a sus años "muerto" y no obstante, la presencia de Eiji en el panorama dificulta mil veces más las cosas porque Yut-Lung tenía razón esa vez que le advirtió que era increíblemente fuerte cuando lo atacaban a él, pero que cuando atacaban a sus seres queridos era realmente débil. No puede evitarlo. Ash juró que nunca dejaría que alguien lastimara a Eiji. Eiji le juró que nunca dejaría el lado de Ash. Siempre. Para siempre. Incluso si ambos acaban atados por collares diferentes. Y es egoísta, pero en este instante no tiene cabeza para tener que vislumbrar la impotencia en sus ojitos de gacela. No quiere. No es tan fuerte. Huirá.

Sa-yo-na-ra.

—Si me dejas me quitaré el collar. —Pero claro Eiji es un irracional, no debería esperar una respuesta coherente de sus labios y aun así...lo hace.

—No puedes quitarte el collar. —Le recuerda.

—Sí, sí puedo.

—No, no puedes. —Joder, este nivel de irracionalidad—. E inclusive si lo haces no mitigará el vínculo.

—No importa, si te vas sin mí te prometo quitarme el collar e ir directo a la mansión de Dino. —Ash parpadea sin poder creer semejante insolencia, ¿realmente se escucha a sí mismo? Está totalmente loco, pero siendo justos, si lo trae tan loco es por algo—. Y también regresaré a mi viejo empleo.

—Eso es chantaje. —Se queja—. No puedes negociar así tu propio bienestar.

—Claro que puedo. —Bufa—. Mírame hacerlo.

—Eiji. —Le advierte e intenta seguir la lógica—. Te dejaré ahí dentro, si tú te metes en un lío prometo que no iré a tu rescate.

—No te creo. —Lo tienta.

—¿Por qué?

—Te lo dije la primera vez que nos encontramos en la prisión, confío en ti, salvaste mi vida.

—Eso no significa nada.

—Aslan. —Entonces Eiji se planta con firmeza enfrente de él y Aslan queda deslumbrado, de alguna u otra manera este chico se las ha arreglado para dejarlo sin palabras desde que lo conoce, es difícil no hacerlo considerando su extraña mezcla, le recuerda a un conejito salvaje: adorable por su pelaje felpudo y sus movimientos de naricita pero feroz por sus garras—. Te confío mi vida, mi cuerpo, mi alma y mi corazón.

Mierda.

No quiere mirarlo, sabe que si lo mira será su perdición y habrá perdido la batalla sin siquiera darla.

Pero sus ojos vagan inmediatamente al balcón y le arde el alma ya que incluso en esas circunstancias Eiji luce encantador con la luz moribunda de la ciudad acunando su silueta, el sol agonizante salpica desde su reluciente collar hacia su bronceado sublime, se mira etéreo, igual que esa vez que le salvó la vida con una tubería oxidada y de repente la idea de dejarlo es demasiado horrible, ¿quién hubiera esperado que un pesimista de corazón se volvería tan cursi como Max y hablaría del poder del amor? Eiji es el sumiso de Sing a fin de cuentas pero Ash lo ama y ha dejado de torturarse por amarlo. Mira sus ojos con eso en mente, deseando poderle transmitir seguridad y devolverle el para siempre, han salido de la mansión de Dino antes y no es que vaya solo o poco preparado. Por ende, saldrá bien el plan y luego...quizás Japón se escuche como una buena idea.

No necesitarás una pistola para vivir.

Podrás hacer cualquier cosa.

Japón ¿eh? Me gustaría ir algún día.

—Sino regresas a salvo prometo vender toda tu colección de novelas horribles y tirar esas converse viejas directo a la basura y quemar junto a Yue tus camisetas, dice que son roñosas y que le haríamos un favor a la humanidad si las quemamos y prometo que si mueres en lugar de flores te dejaré natto en la tumba y que en lugar de un traje usarás un suéter de Nori Nori en tu funeral.

—¡Eiji!

—Y me encargaré de darle a los chicos esas fotografías tan adorables que te tomé y no solo eso, las publicaré para que todos vean que el temible líder pandillero es un gato bajo el nombre de «Ashu».

—¡Eiji! —Sus peticiones irracionales realmente funcionan puesto que de repente, quiere salir a salvo del drama con Dino para estrecharlo entre sus brazos, anhela flores en una boda, quiere usar algún traje galante para invitarlo a bailar, quiere ver sus fotografías publicadas y que la gente sepa que es un gato mimoso, quiere seguir haciendo pucheros por el natto y quejarse del feo pajarraco pero no puede si arrastra a Golzine—. Eso se escucha como demasiado castigo, no podría reencarnar bien.

—Y te juro que si reencarnas me aseguraré de torturarte por esto mismo, no podrás tener una nueva vida en paz, te seguiré atormentando por dejarme. —Le espeta—. Si me dejas prometo ir a la sección de Hemingway solo para insultarla aunque...probablemente no pueda pisar esa biblioteca sin pensar en ti y eso sea doloroso. —Sus pestañas se empañan de lágrimas contenidas, su respiración se vuelve errática y dolorosa, casi como si esto lo matara—. Tampoco podría comer natto sin recordar tu cara de disgusto o ver tus pucheros ni mirar a un Nori Nori sin oír tu voz en mi cabeza insultándolo, haces eso, ¿sabes? Haces pucheros cuando insultas.

—Eiji.

—Tampoco podría ver girasoles sin pensar en ti o calabazas, imagínate lo duro que sería Halloween de esa manera, tampoco podría oler el aroma salado de Cape Cod ni ver una Coca-Cola sin regañarte porque son malas para tu salud y tú no cuidas tu salud. —Esas palabras impresionan escapar a duras penas de su boca, la tiene reseca, repleta de un escozor amargo, sus labios se aprecian adormecidos y es casi como si los tuviera cosidos—. No creo poder vivir sin ti, Aslan.

Podrías, quiere decirle.

Aprenderías a hacerlo igual que los demás.

—Estoy seguro de que al igual que Griffin lo hizo te buscaría en cada chico rubio, en cada ojos verdes, en cada peca desteñida, en cada camiseta blanca, en cada jeans roto, en cada converse rojiza, cada puchero, cada libro, cada chillido, cada caricia, en absolutamente todo, mi mirada siempre te estaría esperando, lo sé.

—Eso se escucha un poco dramático. —El japonés ríe aunque lo hace sin gracia.

—Quizás. —Eiji se pone enfrente del lince, lo acuna de los hombros, luce simplemente hermoso aun con sus pupilas rojas por el llanto, es dos años mayor pero se siente... pequeño contra sus brazos y de repente las posiciones cambian, su lado dominante hace de las suyas y ahora es Ash quién tiene contra su pecho al sumiso—. ¿Puedo decirte algo grosero?

—No sabía que podías ser grosero, onii-chan. —Mentira, el hijo de puta le levantó el dedo del medio.

—Me importa un carajo si el collar me une a otro dominante o quién resulte ser mi pareja destinada, eres la persona a la que he elegido amar, nada ni nadie podrá hacerme cambiar de opinión. —Y por supuesto que actúa completamente irracional respecto a eso—. Y si realmente me amas como dices amarme no puedes dejarme, no está permitido, Aslan.

—Eres un terco sin remedio. —Suspira, presionándole un beso encima de la frente, aferrándose con fuerza porque Dios, Eiji, siempre es Eiji, es impresionante que ese contacto gentil se las arregle para desbaratarlo al instante, lo mata, lo aniquila, simplemente rompe su carcasa—. Si llegamos a formar una familia más adelante no quiero que le enseñes eso a nuestros hijos.

—No te preocupes. —Eiji se acurruca, restregándose una y otra vez contra su pecho, impregnándose de su aroma solo por si acaso—. Nori Nori no será tan tozudo como yo.

—Holden, querrás decir.

—¿Holden? Creo que quieres decir Yut-Lung junior.

—Ni de joda, Hemingway será. —Ambos ríen por lo floja de la charla, existe algo sumamente bonito en que esto sea lo que reciba de Eiji antes de irse y que sin importar cuánto Aslan en el fondo vacile por su vida, Eiji no dude que regresará a casa como si fuera un hecho—. Apestamos en los nombres.

—Podemos pedirle a Max y a Griff ayuda.

—¿Para qué se llame Clementine? Olvídalo. —Sonríen—. Prometo volver a casa. —Dice y lo dice en serio, sostiene su mirada, hay una oleada de emociones estrangulándolo y no existe nada que desee más que volver a su lado siendo un hombre libre ¡y joder!, es casi irritante la forma en que lo impulsa a ser mejor, ¿no se cansa de hacerlo buena persona?

—Te amo. —Entonces Eiji le dice—. Te amo tanto, Aslan.

—También te amo. —Musita despacio—. Quiero besarte.

—No. —Su corazón se hace trizas cuando Eiji se aparta con una sonrisa trémula, luce herido, es casi como si acabara de recibir un disparo en el pecho por Aslan—. Bésame cuando regreses, solo cuando regreses a mis brazos.

—¿Me dejarás con la trompita estirada? —Ash se burla, apuntando a sus propios labios.

—Puedes besar a Max o a Griff si te sientes tan triste.

—Qué asco. —Excepto su hermano, por supuesto, aunque tampoco lo besará, es un adulto crecido.

—¡Chicos! ¡Ya nos vamos! —Como si hubieran convocado al periodista, Max les grita desde la sala—. La pandilla ya llegó y están esperando abajo.

—Todavía no entiendo por qué tú irás. —Ash gimotea, si una ventaja tuvo el género secundario de Eiji, Griff (e incluso la víbora) es que logró convencerlos para que se quedaran, tener a algún sumiso dentro de su bando los pondría en desventaja y si bien los tres se molestaron al escucharlo (los hirió) lo comprendieron y fueron relativamente razonables, no le fue tan bien con Max—. No necesito de un anciano que me esté retrasando, suficiente tengo con Shorter.

—¿Tienes que insultar a las personas que amas de esa manera?

—Sí. —Max alza una ceja—. Tengo que hacerlo.

—De cualquier manera, iré contigo.

—No, no irás.

—Iré. —Max no parece dar a torcer el brazo—. No puedo dejar que mi pequeño corra riesgo ¿cierto?

—Viejo de mierda. —Gracias Max, eres un grandioso papá, te amo.

—Mocoso de mierda. —No hay de qué hijito, también te amo.

—Vuelvan a salvo.

Se van.

Pero inclusive si tiene en mente todas esas promesas y sabe que se lleva consigo el alma de Eiji junto al corazón de Griff le es imposible concentrarse en su totalidad, el toque fantasma de su collar coloca sus nervios de punta, piensa en Dino y en lo jodida que se ha vuelto su relación en escalada: al recién conocerlo Dino lo trató como un prostituto más, si tuviera que marcar un comienzo para su obsesión sería cuando notó su talento con las armas y su intelecto, su posesividad lo incitó a marcarlo aunque no se había manifestado todavía, lo usó como su desahogo sexual, su putita preferida. Aun así, Aslan sabe que algo cambió cuando cumplió la mayoría de edad, quizás el pene de Dino dejó de funcionar o ya no lo prendía como antes al no ser un "jovencito" de cualquier forma su estrategia cambió y en vez de escupirle y menospreciarlo ahora lo trataba como una esposa trofeo ¿cómo le dijo? Ah cierto:

—Me tomaré el tiempo para enseñarte, te convertiré en una esposa casta.

Una esposa casta.

Ja.

Esa es la descripción perfecta, Dino no lo ve como un inodoro de semen y al contrario, lo corteja con cenas elegantes, regalos costosos e inclusive con un collar de jades reales, llamándolo "sweetheart", presionándole besos castos en la mejilla. Lo odia, Es una concepción enfermiza del amor, Dino no lo ama, no lo cree capaz de amar a nadie, Dino ama el poder y el control y cómo Ash lo desafía dado a su alma salvaje esto lo mantiene interesado. Pero no lo ve como una persona real, ni a él ni a ninguno de los otros niños en su posesión, solo son juguetes para ser desechados.

—Te ves ansioso. —Entonces es Shorter quién lo calma cuando su cuerpo tiembla demasiado ya que en alguna medida debe seguirle afectando pensar en Golzine, está mucho menos disociado a causa de Eiji y si bien, eso tiene muchas cosas buenas... no es lo ideal para un asalto.

—Estoy un poco nervioso. —Asustado, más bien, pero nunca lo admitirá frente a sus chicos, confían en él para hacer la labor de líder.

—¿Por ver al anciano?

—Sí. —Aprieta la boca—. Pero me da ansiedad hacer un switch, todavía estoy sometido y por ende, sus comandos tienen poder si paso a ser un sumiso.

—Qué complicado. —Shorter bufa y Aslan arruga la nariz, no hace falta que pregunte para entender dónde ha estado, apesta a la víbora, sin duda es un sumiso posesivo—. Aunque para eso nos trajiste, no estás solo en esto.

—Sí. —Se escucha inseguro e intenta volver al automóvil, mantenerse concentrado en la indicación que Alex le da sobre la ubicación de Dino mientras conduce o en el peso del revólver entre la pretina de sus jeans, puede defenderse, esta vez es diferente, es diferente, Griff—. Tienes razón.

—¿Te da miedo tener que regresar con él? —Esta vez es Max quién le pregunta, se ha sentado a su lado y aun si impresiona quererle apretar las manos y estrecharlo como Jim nunca pudo hacer, sabe que para el lince es importante su imagen inquebrantable y la respeta.

—Me da nervios que encuentre otros usos para mí. —Musita—. No quiero que me haga el heredero de su fundación ahora que descubrió que puedo ser un dominante, no quiero que me haga algo así como su...hijo. —El simple pensamiento lo hace vomitar en la boca, qué broma más grotesca—. Dino antes me trataba como simple mercancía porque era un sumiso, cambiar según la situación amerite es un arma de doble filo sino lo puedo controlar. —Y él odia el descontrol.

—Estaremos bien, chico. —Agradece que hable en plural—. Muero por abrirle un agujero justo entre las cejas.

—Lo primero es lo primero, tenemos que asegurarnos de que cualquier información sobre el Banana Fish no pueda ser usada por ninguno de esos cerdos. —Traga duro—. En especial por Evanstine.

—Jefe. —Alex para el auto—. Ya llegamos. —Ash acaricia con la punta de sus dedos el arma.

—Vamos.

La escolta de Dino los está esperando dentro de la mansión lista para desatar el infierno. No. Aunque Aslan sabía a qué venía, entra en el modo de supervivencia en el que no siente...nada. Los escombros levantan demasiado polvo. Polvo tras los disparos. Su revólver se siente pesado. Apesta. La peste le es familiar. Es el olor de la muerte. Sangre. Pero no ve de quién es la sangre. No puede oír claramente ni tampoco ver. Escucha las vísceras explotar contra las balas. El pitido de la munición reventándole el cráneo a alguien es inconfundible. Los ojos le escuecen por el polvo levantado. Arde. Duele. Punza. El tiempo se desliza como agua. O el agua ensangrentada se desliza alrededor de él. Es difícil saberlo. Se ahoga. Ash se siente irreal. Nunca se siente real cuando mata. Pero continúa. Es un asesino. Es lo que sabe hacer. Es para lo que tiene talento. Es una superestrella.

Hay sangre.

Mucha sangre.

Grita. Shorter. Shorter está enfrente junto a Max. Pero sus manos se sienten pesadas. Muy pesadas. Como si estuviera arrastrando cada cadáver nuevo que deja. Están pegajosas. Hay sangre. Es mucha sangre en sus manos. Las mismas manos que usó para tocar a Eiji. Las mismas manos que se pasean por su cabello de pluma de pájaro bebé. Manos que aman. Manos que curan. Manos que se rebosan de besos. Manos que merecen ser amadas. Bang. Bang. Manos con tanta sangre que no siente nada. Nada de nada. Hay sangre. Hay una mancha roja coloreando el pavimento. Es pintada con la sangre de alguien que ama. De Max. De Griff. De Shorter. De su pandilla. De Eiji. Su dulce y lindo Eiji. Le juró que llegaría a salvo. Le dijo que sobreviviría. Debe sobrevivir. Su alma siempre está con Ash. ¿Y cómo podría faltarle a esas palabras? Porque Eiji...

¿Te doy miedo?

Nunca.

Dios, Eiji.

—¡Jefe! —El grito de Alex lo saca de ese estado de ensueño, Ash regresa de golpe a la realidad y ahí se percata de lo sucedido—. Está sangrando demasiado, es peligroso.

Lo hirieron, ¿cuándo lo hirieron?

No sabe pero su camisa previamente prístina se encuentra oscurecida de rojo, goteando de su pecho hasta su estómago, con la tela de su hombro izquierdo luciendo casi negra por la cantidad coagulada y esto no le gustará a Eiji, hará que se esfuerce demasiado de enfermero y aunque Ash entiende que es un hijo de puta al momento de ser paciente, le gusta que Eiji lo sane, le gustan sus manos gentiles, manos que tocaron su cuerpo, manos que lo limpiaron. Sus manos están pegajosas. Están podridas. Lo están desde que mató a Barba Azul con el arma de papá. Pequeña putita.

Si alguien intenta hacerte lo mismo, cállate y déjalo. Pero hazlo pagar.

—¡Ash! —Shorter lo estampa contra un pilar de la mansión—. Amigo, sabes que siempre respeto si tienes algún episodio pero este no es el instante para irte.

—Lo sé. —Intenta respirar junto a su mejor amigo, recordarse por qué está acá, pero está empapado de sangre, sucio y pegajoso y ni siquiera recuerda haber matado, ja, probablemente hasta su modo automático y disociado esté entrenado para esto—. Ya estoy bien.

—¿Seguro?

—Sí. —Se para firme—. Vamos.

Regresan otra vez a la contienda, su mano tiembla y tiene espasmos, está malherida, se la joderá de manera irreparable si sigue disparando. Pero no se detiene. Abre agujeros en la cabeza de esos tipos apenas los ve. Se abre paso en un pasillo de cadáveres hacia Dino. Mátalo. Mátalo. Mátalo. Escucha a una bala atravesarle el bíceps pero no la siente, no siente nada además del zumbido en su cerebro. Eiji. Debe regresar con Eiji. Eiji lo ama. Dino ni siquiera sabe qué es el amor. Nunca lo respetó (ni una puta vez). Nunca lo trató como un humano. Era un objeto. ¿Para qué comunicarse con un objeto de la casa? Nunca escuchó su "no". Si había algún límite que no quisiera pasar lo obligaba. Peor. Golzine lo prestaba a sus amigos. Plic. Plic. Plic. Hay sangre. Mucha sangre. Hay cadáveres. Hay vísceras entre las paredes. Hay pesadillas. Hay muerte. Hay dolor.

De repente, llega al salón de Dino. De repente, Dino está ahí. De repente, sus hombres han quedado afuera. De repente, están en desventaja. De repente, no le importa nada.

Va a matarlo, lo hará pagar por el puto infierno que lo hizo pasar, ha estado esperando ese momento desde los diez años.

Eleva el revólver.

—Baja el arma.

—No.

—Es una orden. —Y su cuerpo...

Las personas "normales" nunca comprenderán la impotencia, la rabia y el rencor que surgen cuando tu cuerpo deja de pertenecerte. Las personas "normales" jamás entenderán lo que escuece enfrente de un estímulo aversivo. Las personas "normales" nunca comprenderán que el abuso sexual (y sobre todo el infantil) no es cuestión de voluntad, sino que cuándo alguien te toca te tira de regreso hacia el momento de la violación para que la experimentes una y otra vez. Las personas "normales" jamás conocerán el horror de ver cómo incluso quienes amas se deforman en monstruos hambrientos. Las personas "normales" sobre todo nunca entenderán lo que es estar jodidamente cerca de la libertad y tener un retroceso porque en el fondo, tu cuerpo recuerda a tu agresor y no puedes evitar temblar cuando te ordena y tu cerebro induce cambios, no te pregunta si los quieres, no te pregunta si estás preparado, te tira a ellos. Así que Ash baja el arma y cae de rodillas otra vez.

Hace switch.

Es el sumiso de Dino, gracioso, la esperanza realmente puede ser una hija de perra descorazonada.

—Así me gusta. —Dino le da una sonrisa lánguida y malditamente grotesca, Aslan quiere levantarse, quiere saltarle a la cara y arrancarle el cuello con los dientes si es necesario—. Has sido desobediente estos meses, pensé que se trataba de un capricho pero te metiste con algo delicado.

—Lo merecías. —Gruñe, sus chicos están siendo desarmados en el pasillo, Max está gritándole algo, pero no puede escucharlo, si lo matan Griff estará muy...triste, le dijo que se llevaba su corazón con el vejete, por ende, no puede morir protegiéndolo. No mates a mi papá, por favor.

—Este tiempo has estado divirtiéndote con un sumiso, ¿no es así? —Su cuerpo se eriza, saca dientes y garras mientras gruñe. Eiji. Eiji. Eiji—. Veo que estoy en lo correcto.

—Ni se te ocurra acercártele.

—La cosa es que no eres el único que has sido... infiel, en nuestra relación. —¿Infiel? ¿Así se le llama a la relación entre un proxeneta y su puta preferida? Ja. Ja. Ja.

—No me hace gracia.

—Ni debería. —Están en la biblioteca personal de Papa—. Porque tu falta de respeto te costará.

La puerta se abre. Ash no tarda en asesinar con la mirada a Evanstine, por supuesto está acá, aunque hay otra silueta y le es un tanto familiar. Cierto. Lo conoce. Aslan solía aborrecerlo. Se autoproclamó como su némesis pero desde hace un tiempo no lo veía. No desde que entró a prisión. Y le extrañaba que estuviera en tanto silencio. ¿Esto eligió? ¿Usurparle esa posición bajo el ala de Dino? Es patético.

—¿Qué hace Arthur acá?

—Supo convertirse en un perro fiel. —Dino pasea sus manos por encima de sus hombros y es en ese momento, cuando las pupilas vidriosas del pandillero chocan con sus jades que...

—Lo inyectaste. —Reconoce demasiado bien esa droga.

—Lo hice un perro fiel. —Por eso no supo de Arthur en todo este tiempo, probablemente estaba en un laboratorio mugriento siendo una rata de experimento—. Lo convertí en un arma para castigarte.

—¿Qué?

—Toma. —Dino le lanza un cuchillo—. Demuéstrame que tu vida todavía vale la pena.

—Estás bromeando.

—Demuéstrame que todavía puedes ser una esposa digna. —El veneno hierve en sus venas tal como un geiser, revolviéndose en una masa de espuma furiosa que no hace más que subir y subir, le lanzan otra cuchilla a Arthur, se ponen frente a frente en la biblioteca, la furia de Ash es incontrolable, odia que Dino pueda ser un titiritero—. Es un comando. —Sin embargo, se para y obedece.

No es como si su opinión importara.

Arthur se le abalanza encima igual que Shorter lo hizo con Eiji ese día, la única diferencia es que esta droga no tiene cura, si el pandillero no concreta el cometido sufrirá una agonía insoportable (aunque según recuerda Dawson fanfarroneó de todas maneras acabará en el suicidio). El rechinido del metal es lo único que retumba dentro de la habitación, piensa en cómo Arthur solía odiarlo y la forma bajo la que susodicho odio deformaba su mirada, Arthur le tenía envidia y eso era evidente: Ash fue quién lo impulsó a tal grado, humillándolo y despojándolo de su reinado, cercenándole los nudillos cuando intentó hacer trampa. Arthur nunca fue un adversario digno, de hecho, Ash solía aborrecerlo y desde los 14 le hizo la vida imposible. Aun así...

—Quiero que lo mates.

Este es un final indigno.

La respiración de Ash se siente mareada, está cansado por la pérdida de sangre y eso le está pasando la cuenta, le cuesta mover sus músculos, su cuerpo se siente pesado, tan pesado como si sus huesos se encontraran recubiertos por cemento. Pero aún así, sigue. Alza la navaja. Arremete. Lo acuchilla en el vientre. Arthur grita. Lo ataca de regreso. Lo corta en el pecho. Ash no siente nada. Hay sangre. Sangre cayendo de su propio pecho. Plic. Plic. Plic. Piensa en el goteo en el bar.

«Aslan Jade Callenreese, perdido».

Plic. Plic.

Plic.

—¿Qué pasa? —El tono de Evanstine es burlón y viscoso, el ambiente está pesado por las feromonas de tantos dominantes, pero Ash es un sumiso, el sumiso de Dino—. Te ves cansado.

—Jódete.

—Arthur. —Ríe—. Acábalo.

Entonces sus ojos azules de muñeca de vidrio se enfocan en Ash antes de que arroje un grito gutural, alce la navaja y corra para apuñalarlo, el lince permite que la furia explote en su interior, quemando, consumiendo y arremetiendo cada poro, fibra, hueso y filamento. Mátalo. Mátalo. Mátalo. El ataque es tan feroz que es imposible seguir las cuchillas con la vista. Ash arremete arriba. Arthur se agacha. Arthur arremete hacia su hombro. Ash retrocede de un salto. El cuarto se siente raro. Su latido. Ash ya no siente más su latido. Hay caos. Gritos. Hay voces horrorizadas. Shorter. Shorter le está gritando algo. Suena herido. Huele a sangre. ¿Están dentro de la habitación?

—Deberíamos usarlos como ratas de experimento y mostrárselos a Ash para disciplinarlo, monsieur.

—¡Hijo de puta! —Ash conoce esa voz, es un chino...desafinado y saltado, lo conoce bien ¿de dónde?

—Especialmente contigo, te salvaste de los efectos pasados pero no pasará otra vez.

Shorter.

Van a inyectar a Shorter. Lo dejarán como Arthur. Vacío. Hueco. Desconectado. Ido. Los pondrán en contra. No otra vez. Ash no quiere matarlo. No quiere volver a sentir... Y Ash nunca olvidará la mirada repleta de sufrimiento que Shorter le lanzó antes de arrojarse a Eiji una última vez. Libérame. Le dijo que dolía mucho. Y casi puede imaginarse su cabeza abierta en una mesa de autopsia. Recuerda con extrema vividez el aullido de dolor que desgarró su garganta cuando casi le dispara. Porque recuerda lo que Griff paso. Recuerda la sonrisa de Shorter y sangra. Ash estuvo a punto de quitárselo. No otra vez. No puede enfrentarse a su mejor amigo. No puede. Lo siento. Lamento haberte lastimado, pero no quería. Estuve a punto de... ¿cómo se lo explicaría a Nadia? A Yut-Lung, mierda. A Eiji. A Skip. Skip te adora y es apenas un niño. Carajo. No mereces morir. N-No mereces.

—¡Aaaaah! ¡Alto! ¡Duele! ¡Basta!

¿Quién está gritando?

—¡Para! ¡Por favor!

Ah, es él.

Es la navaja de Arthur enterrada cerca de su corazón mientras Aslan lucha con sus manos frenéticas, Eiji se pondrá triste si se entera que lo han apuñalado otra vez. Va a desangrarse. Escupe sangre con una sonrisa. La vomita. Su garganta se siente desgarrada. A carne viva. Los sollozos son ásperos. Sus pulmones se aprietan. Cae de rodillas. Eiji. Lo siento por no poder estar a tu lado. Cae contra el suelo de golpe. Tose sangre. Pero la sangre lo ahoga. ¿Puede morirse ahogado por su propia sangre? Griff, Griff también se pondrá triste. Acaba de encontrarlo. Lo está dejando de nuevo. No quiere que pase otra década repartiendo folletos y cargando con la fotografía de un crío muerto. Hay un reflejo cerca del piso. Es una superficie reflectante en uno de los estantes.

Se ve a sí mismo, se ve con ocho años encogido en las sábanas de su entrenador, llorando y llorando.

A ti tampoco pude protegerte, ¿eh?

Lo siento.

Quería escribirte otra vez, Aslan. Quería hablar contigo.

Piensa en cómo Dino lo llamaba Fatum dada la naturaleza irremisible del destino, pero aun estando en una carcasa congelada...cambió gracias a Eiji. Y fue estúpido puesto que sabía lo efímero de dicha libertad y creía que merecía eso, que tuviera final porque Ash se culpa de muchas cosas y ahora más que nunca, mirando los ojitos horrorizados de Aslan en el reflejo no sabe quién es en realidad. A Eiji eso nunca le importó, le dio cariño, consuelo y lo creyó merecedor de amor. Recuerda esa noche en que lo rescató del cuarto de Dino. Eiji le pidió un arma.

Un asesino es suficiente. Yo te protegeré.

Nunca dejes mi lado.

Piensa en el poder de esas palabras mientras Arthur se acomoda encima de Aslan y levanta su navaja como si fuera una estaca que clavará directo en su corazón. Eiji. Eiji. Eiji. Lo siento por dejarte. Quería ir a Japón contigo, quería tener un final feliz, quería...perdón, perdón, no valgo la pena.

Tu vida importa tanto como la mía.

Tus barreras no son tan altas como crees y tus espinas no son tan eficientes.

Tal vez a ti te cueste amarte, pero a mí me lo dejas muy sencillo.

Tu belleza jamás me asustó.

Dino aplaude cuando Arthur eleva la navaja aún más. La espalda de Ash se siente fundida contra esa alfombra. ¿Le dio un comando? ¿Por eso no se puede levantar? Su cuerpo no responde. No obedece más sus órdenes. Se queda tirado. Ahí. Agonizando. Es el sentimiento más feliz del mundo. Se siente pesado. Arthur lo tiene aprisionado contra el piso. Ve su reflejo en el cuchillo. Evanstine se regodea. Está carcajeando. La pandilla grita. ¿Es por dolor o así se escucha su nombre? La cuchilla baja. Y esto es todo. Va a matarlo de verdad.

Ten cuidado, si te pierdo a ti me volveré loco.

¡Vuelve a salvo! ¡Te estaré esperando...!

Siempre.

Protégelo. Protégelo. Protégelo. Vuelve con él. Lo prometiste. Algo se destroza irreparablemente en Aslan. Es una sensación mucho más agobiante al primer switch que sufrió en la prisión. Es implacable o al menos, Ash se ha vuelto implacable. Su mirada de dominante ha congelado a Arthur. Aun lucha. Ash cambia de posiciones. El asesino. El dominante. El monstruo. Siempre estuvo ahí. Las diferentes partes que luchaban entre sí. La rabia. La impotencia. El odio. Ash odia. El odio lo consume. Para de reprimirlo. Deja que se lo trague entero y que sea hasta divertido ser quien sostenga el arma encima de Arthur.

—¡¿Qué diablos estás haciendo?! Mátalo, tienes enfrente a tu enemigo.

Ash ríe.

—Ash... —Pero cuando Arthur lo llama agonizante—. Por favor, mátame.

El segundo que se miran es eterno porque al final... ambos son iguales, ¿verdad? La mierda que Dino eligió chupar para desecharla, a ambos los forzaron a matar, los explotaron, los usaron, los drenaron de su humanidad y de cada maldito derecho humano. Eiji hizo la diferencia. E-Eiji. Caos. Gritos. Plic. Plic. Plic. Voces horrorizadas. Suenan familiares. Sus ojos arden. La navaja ya ha cortado la garganta de Arthur. Tiene sangre en las manos. En la cara. En el pelo. Su mirada está hueca. Como Griffin bajo una mugrienta camilla. Como Shorter. Mátalos. Mátalos. Mátalos. Lo merecen. Sí. Aslan está riendo. No. Está llorando. Pero nada duele. Solo hay sangre entre sus dedos. Solo está temblando.

¿Me tienes miedo?

Ash ríe entre dientes, pensando en que Eiji no le respondería más "nunca", sí, te tengo miedo. Estoy aterrado de ti, eres una escoria, un dominante, igual que Evanstine. Evanstine y Dino. Ja.

—De rodillas. —Ash se levanta del cadáver de Arthur con una mirada pétrea y desconocida, el cuarto queda en silencio—. Es momento de pagar.

Recuerda las palabras de Yut-Lung «puede que te termine gustando demasiado ejercerle dolor a los demás y sino aprendes a controlarlo podrías terminar lastimando a Eiji de verdad». Ja. Ja. Ja. Mátalo. Mátalo. Mátalo. ¡Va a matarlos a todos!

—¡AAAAAAAAAH!

Los chicos se obligan a sí mismos a guardar silencio ya que aunque acaban de presenciar el asesinato de Arthur, se sienten como si estuvieran viendo a Ash suicidarse.

¿Qué haces aún acá? Sigale, el capítulo tiene un anexo.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro