3. Feathers.
Hi~ Vengo muy animosa porque el 14 tengo mi primer examen de post título y me dieron licencia del trabajo por burn out, así que ando aliviada porque puedo estudiar, escribir y vivir en paz al menos el resto de la semana uwu, a nadie le importa pero vivo con sobrecarga laboral y pasandome de mis horas y no tengo vacaciones así que realmente necesito dormir un poco y estoy contenta por poder hacerlo. El capítulo no pega mucho con mi happy mood eso sí. Ya, hablando del fic, hay muchas referencias del anime acá, basicamente Evanstine es despreciable y eso. Mil gracias a quienes se toman el cariño para leer.
¡Espero que les guste!
—Te recuerdo muy bien, Ash. —Todo está helado, desde las rendijas de las ventanas en la habitación de interrogatorio hasta las mohosas esposas que retienen sus muñecas, un reflejo bilioso titila sobre su cabeza debido a la precariedad de la lámpara, la sala es fea y desagradable de sobremanera, pero no tan fea y desagradable como su entrevistador—. Espero que no te sigas dedicando a prostituirte.
Silencio.
Ash guarda silencio.
—No dices nada ¿eh? Da igual. —Evanstine extiende su palma por encima del mesón, su mano obesa hace un eco chistoso contra el borde de metal cuando toma un sobre de papel—. ¿Qué me dices de esto? Encontramos algo muy interesante en la habitación de ese cerdo.
Ese cerdo.
Lo acusan del homicidio de no solo Marvin, sino todos los hombres de Dino, no tiene sentido, por lo tanto, debe ser una trampa.
—Míralo, ese cerdo tenía un gusto asqueroso.
Aslan se voltea conteniendo la respiración, no puede mirar, se pregunta si Eiji estará disfrutando del espectáculo al otro lado de la sala espejo y el corazón le llora. Intenta desviar su atención hacia otras cosas, sin embargo, su mirada termina aterrizando en el torniquete improvisado lo que arrastra toda su mente a la bodega y de la bodega pasa al bar y del bar a Eiji así que es contraproducente. ¿Y acaso fue un engaño? Pero no debería estar tan cabreado por la actuación de Eiji, Aslan también pretendía engañarlo, solo está molesto porque perdió, nada más. No le importa que Eiji sea una rata corrupta.
—También habían algunos videos. —No quiere que Evanstine ponga esa película.
No quiere que Eiji la vea.
Para. Para. Para.
¡Por favor!
—¡Para! —Entonces es lo único que puede gritar.
—¿Pasa algo? —Casi puede imaginarse esos ojos de ciervo al otro lado del ventanal, mirando cómo Ash pierde sus pocos cabales en este interrogatorio de mierda.
Pero se siente tan impotente e infantil sentado frente a Evanstine, es casi como cuando le contó por primera vez a la policía la violación de su entrenador de béisbol y ellos le echaron la culpa, diciéndole que él lo había seducido y burlándose a sus expensas cuando Aslan tenía tanto miedo.
Griff, ¿dónde estás?, ¿por qué no vienes a salvarme? ¡Ayuda! ¡Por favor! ¡Me duele! ¡Griffin! ¡Griffin!
¡No! ¡No! Es mejor si estoy muerto para Griffin.
Debo dejarlo en paz.
—Mira, ya empieza la película.
El corazón de Ash se hunde en su garganta mientras ve a su versión de diez años siendo violada ante sus propios ojos una, otra ¡y otra vez! quiere llorar, no lo hace, pero ver la sonrisa lasciva del violador o mejor dicho, de Marvin, arremetiendo en sus entrañas con su cuerpo masivo encima de Aslan que apenas era...era tan pequeño, un palillo como lo llamaba Griff, ni siquiera puede gritar, no mira nada en este punto, ni siquiera la cámara, pero escucha el clic. Clic. Clic. Clic. Y las risas de hienas mientras lo devoran. Las rodillas le fallan, no es capaz de regresar al presente, se siente demasiado real verlo y más considerando que es una grabación del suceso y que la policía otra vez...Eiji es como Evanstine y le duele haber creído lo contrario, probablemente se esté burlando al otro lado del doble ventanal aunque Aslan se mire absolutamente aterrorizado intentando luchar para dejarse caer como un pez muerto encima de la cama.
No puede moverse para quitar la mirada de la televisión.
No puede abrazarse.
No puede gritar.
Ayuda.
De pronto, Marvin está vivo otra vez. De pronto, Aslan tiene diez años de nuevo. Una camisita blanca y unos jeans son todo lo que cubren su cuerpo. Se lo arrancan. Hay moretones por doquier. Forcejea. Llora. Eso los excita. Se calla. Se queda como un pez muerto. Llama a Griff en silencio. Porque duele. Duele cuando Marvin entra y los demás graban. Sus ropas son girones. Es solo un niño. Tiene la edad de los hijos de estos pedófilos. Se orina en la cama. No es orina, es sangre. No solo sangre, es semen. Quiere matarlos a todos. Mierda. Ansía matarlos como mató al entrenador Wilson. Quiere vengarse pero aún no puede ni más adelante podrá, será un asqueroso sumiso.
Alto. Alto. Alto.
—Eres tú ¿verdad, Ash?
Tenía miedo, tenía tanto miedo que no podía hablar, su corazón gritó pidiendo ayuda, pero no pudo decir nada.
—¿Cuántos años tenías entonces?, ¿diez?, ¿once?, ¿un poco más?
Bang.
Cuando disparó lloró.
—Ese gordo de arriba es Marvin ¿verdad?
Lloró porque no sintió nada.
Nada de nada.
—Por eso lo mataste, por eso mataste a todos los secuaces de Dino en la escena, les tenías rencor, querías matarlos. —Sí, sí, ¡mierda!, quería matarlos, los quería a todos muertos—. ¿Me equivoco?
Lo violaron por ser un niño y luego por ser sumiso.
—¡Contéstame!
—¡Ah!
Aslan solo se puede levantar con violencia de la silla, ha clavado sus manos en la superficie, los dedos se le crispan, cada fibra de su cuerpo está temblando de impotencia, su estómago duele y la realidad se encuentra nublada porque joder, esto es retraumatizante y al bastardo ni siquiera le importa, ¿le parece divertido exponerlo a su propia violación infantil? ¡Sí! ¡Es hilarante! Ja, ja, ja. ¡Muere de risa!
Pero se obliga a comprimir un puño y dejarse caer otra vez en la silla. Porque Eiji...no anhela que Eiji piense mal de él aun con estas circunstancias y eso termina de romperle el alma. No quiere que Eiji...
«Tu vida importa tanto como la mía».
No quiere que lo odie. Está muy asustado y le da rabia. Porque Okumura lo engañó y por ende, Aslan debería odiarlo y querer ser odiado, no sentirse sucio y pequeño por su posible reacción, no anhelar esconderse y sentir vergüenza de que transmitieran su propia violación y el sumiso pudiera concebir asco por la escena. No debería importarle Eiji.
Pero lo hace.
Mierda.
De todas maneras lo declaran culpable.
—¡Acá viene un recién llegado!
La peste del hacinamiento es lo primero que capta su atención mientras lo arrastran en un horroroso traje naranja entre las diferentes celdas, sus zapatos se pegan en el suelo, el pasillo se llena de gritos vulgares mientras lo tironean pero sabe que tiene suerte, a pesar de lo mucho que aborrezca a Dino o sospeche que le tendió una trampa comprando a Evanstine y matando a sus propios subordinados para luego inculparlo agradece la gargantilla. Sí, ser un sumiso en condiciones regulares es mierdoso, ¿pero ser un sumiso con dueño? Ah, eso lo sube de estatus, lo hace deseable, lo pone incluso encima de los dominantes de esta pocilga quienes probablemente luchen por cortejarlo y hacerlo su propio sumiso, así sobrevivió en las correccionales juveniles, así sobrevivirá ahora.
—Hay un nuevo preso, pórtate bien. —Cuando abren su celda un anciano se encuentra tirado sobre la litera inferior, tiene un libro en la cara, una novela horrorosa que al bajarla deja una cara aún más horrorosa a la vista, vaya, ve lo agradable que será su estancia, ¿por qué siempre le tocan los raros?
—Soy Max Lobo, mucho gusto. —¿Y este payaso? Ni siquiera es un dominante, es un sujeto normal y Aslan lo puede saber por el simple aroma que desprende, Eiji olía jodidamente dulce, embriagador y adictivo, por eso fue tan fácil descubrirlo, pero ¿este tipo? Es como tierra y Axe.
—Ash Lynx. —Aun así se propone ser cortés, supone que no necesita más problemas, tal vez el viejo sea de utilidad aunque la ve difícil.
—Eres joven, ¿cuántos años tienes?
—¿Y tú, viejo? —Escamotea.
—¿V-Viejo?
—Sí, ¿o acaso te has quedado sordo? —Tararea juguetón, recibiendo ese apretón de manos—. Creo que debes ser más viejo de lo que te ves, la demencia está haciendo de las suyas.
—¡¿Viejo?! —Grita indignado—. ¡Solo tengo 35! —Ahora que lo considera el nombre le suena pero no recuerda de dónde, probablemente de alguna columna barata del diario. Como sea, Aslan analiza el cuarto y le da pena: es un camarote pegado al muro, un estante de novelas aburridas, una letrina oxidada y la llamativa colección de pornografía en la pared de Max, se las arregló con menos.
Puede hacerlo.
Sobrevivirá y luego matará a Dino, no hay marcha atrás, es una declaración de guerra.
—Viejo... —Se sube a su cama de un salto, la escalera cruje y el uniforme es áspero.
—Qué no me digas así.
—Viejo. —Insiste y escucha un suspiro de resignación.
—¿Qué pasa? —Es obvia la dolencia que escurre en su voz ante el duelo por su edad, le es gracioso.
—¿Qué sabes de un...?
No.
No va a preguntarle de Eiji.
No le interesa. Definitivamente no.
—No es nada.
Está acostumbrado a ser traicionado en esta clase de mundo, bien lo aprendió de Dino o mejor dicho de Blanca, para sobrevivir no se puede confiar en nadie y fue su culpa bajar la guardia porque Eiji se veía tan inocente, fue mejor jugador que Ash, a fin de cuentas la rata trabaja para Evanstine y ayudó para que quedara tras las rejas bajo el dominio total de Golzine. Pero sería más fácil si nunca hubiera visto ese salto o escuchado esa risa o haber compartido algo tan íntimo como sus recuerdos en Cape Cod y Griffin, sería más fácil si...¿para qué lo niega? Si Eiji no le hubiera gustado (aun siendo sumisos ambos, le gustó) diablos, quedó flechado y Aslan jamás queda flechado, de hecho, evita a toda costa temas de romance o relaciones amorosas, se perjura indomable y Eiji no será la excepción, no dejará que lo domestique aunque de todas maneras, ¿para qué piensa en el traidor? Pero Eiji, Eiji y sus ojos de ciervo y su traje demasiado grande y sus alas invisibles estornudando su nombre y coqueteándole solo un poco más de lo debido y rozando su mano por accidente y regresando a salvarlo.
Eiji y ese maldito salto con alas emplumadas invisibles.
Te envidio. Tú sí sabes cómo volar.
Niega, no quiere pensar en Eiji en estos momentos, no ahora, debe encontrar forma de comunicarse con Shorter o el resto de la pandilla y pedirles ayuda para sacarlo, no echará a perder el trabajo duro de estos meses, cree que lo único que necesitaba para confirmar una decisión que había tomado ya hace mucho era esto: una traición del "amo", encarcelarlo y humillarlo fue gota que rebalsó su vaso.
Va a matarlo.
Va a ser el primer sumiso en matar a su amo.
—¿Qué sabes sobre un guardia bonito? —Y se maldice internamente por ceder a sus instintos bajos, es débil y se siente patético al preguntarle eso a Max, pero no puede dormir porque Eiji ronda entre sus pensamientos y debió quedar realmente dolido de orgullo al ser engañado, sí, eso nada más.
—¿Un guardia bonito? —Pero probablemente Eiji no exista.
—Sí, uno con ojos de bambi, nariz de botón, piel bronceada y cabello de pluma bebé. —¿Qué carajos esa descripción? Se supone que trata de odiarlo, además, es imposible que alguien comprenda esto.
—Ah, hablas de Eiji. —Aslan da un respingo en la litera, así que le dio su nombre real, la sorpresa es imposible de disimular y Lobo lo nota al tensarse en su colchón porque Ash lo mira cuál depredador.
—¿Lo conoces?
—Todos conocen a Eiji, es el único policía sumiso y además no tiene un collar, llama la atención.
—¡El idiota no tiene ni una pizca de respeto por su propia seguridad! ¡Por eso! —Gimotea, ha bajado la cabeza para mirar a Max y aunque la sangre se le va hacia el cerebro dada la posición no se mueve porque tiene que sacarle más información—. Es idiota, se lo advertí pero es tan terco. —Debe hallar una manera de volverlo a ver, sí, le pedirá una explicación y lo confrontará y luego lo olvidará. Punto.
—Pareces cercano a Eiji.
—No. —Pero la sonrisa de Max es pícara incluso en la oscuridad y eso lo cabrea—. No soy cercano.
—¿Entonces por qué te sonrojas?
—¡Yo no me sonrojo! —Clama sacando garras—. No me trates como si fuera maricón, es asqueroso.
—No tiene nada de malo, yo tengo un novio también.
—No. —Vuelve a negar—. ¿Además...? —Ash alza una ceja y procede a mirar la pared del periodista, haciendo énfasis en las fotografías de las mujeres semidesnudas arrancadas de una playboy antigua.
—La bisexualidad es real ¿sabes?
—Pues no te ves como un tipo bisexual.
—¿Y cómo me veo entonces? —Max está entretenido con la conversación y lo nota por el golpeteo que ejerce ante esa horrorosa novela, con razón ni recuerda sus artículos, debe apestar su escritura.
—Cómo el tipo de papá que se fue por cigarros y no volvió.
—¡Oye! —Ah, se lo ha tomado personal—. Yo pago la pensión alimentaria de mi hijo. —Lo suponía, todos los padres son una reverenda mierda y Jim es la prueba viviente de aquello (aunque Cape Cod no destaca precisamente por sus grandiosos estilos parentales supone)—. Mi novio se lleva bastante bien con mi hijo y mi exmujer para tu información.
—¿Qué diablos me importa? —Bufa—. Yo te estaba preguntando por Eiji.
—Tu novio.
—Si fuera mi novio no estaría aquí, Sherlock. —Pero algo en la expresión de Max se ensombrece de repente y eso no le gusta, le eriza la piel por debajo del uniforme y convierte sus piernas en gelatina, tiene un mal presentimiento—. ¿Qué? ¿Por qué me miras así? ¿Por qué te quedaste callado? No me asustes.
—Eiji es un sumiso sin dueño. —Entonces dice—. Evanstine es su jefe y es un dominante, ¿realmente crees que no se aprovechará de eso? Mira chico, no sé qué pasó entre Eiji y tú o si llegó a pasar algo, pero no creas que todos los sumisos poseen la fortuna de ser tratados como de la realeza, he pasado el tiempo suficiente en esta pocilga para saber que eres afortunado por tu collar.
—Yo no... —La gargantilla presiona su cuello y de pronto se siente fatal—. No sabía.
—Pero si quieres ver a Eiji es fácil encontrarlo en el patio, es el único guardia que sí se preocupa por los prisioneros incluso si varios de ellos han tratado de propasarse y lo han lastimado.
¿Lastimado? ¿A Eiji el traidor?
—No me interesa.
Ni lo hace, ¿a quién diablos le importa si el chico con quién habló fue genuino en su charla? No busca involucrarse, tiene sus metas claras: va a contactar a Shorter para que lo saque de acá, luego matará a Dino y de Dino matará a todos los que le hicieron daño alguna vez. Es perfecto. No hay falla alguna.
—Ash. —Pero entonces termina en el patio y el sumiso estornuda su nombre con esa pequeña «u» al final y...
—Eiji.
Tiene muchas ganas de llorar.
Porque los ojos de Eiji brillan al verlo, luce contento de que esté a salvo ¿por qué? ¿por qué le duele?
—¿Te divertiste traicionándome? —Se esfuerza para que su voz escape impasible, no ansía exponer ni un solo sentimiento ante este chico así que arroja las letras con una impresionante crueldad como si fueran dagas y eso consigue que el rostro del japonés se constriña de dolor.
—No sabía. —Eiji tensa sus manos contra su chaqueta, viste un uniforme de policía y cree que se ve un millón de veces más adorable que con el traje—. No sabía que tú eras el lince de Nueva York.
—¿De verdad? ¿Tan pocas neuronas tienes ahí dentro para no asociarlo con Ash Lynx? Era atar cabos sueltos y ya. —Brama indignado.
—¡Pues perdóname por no tener tus 200 puntos de IQ!
—Ah, así que admites que son reales. —Entonces ambos se miran y ríen y es inútil—. Dijiste que era imposible que alguien tuviera tanta inteligencia siendo tan joven.
—Sí, bueno. —Le es fisiológicamente imposible mantener un estado de cólera con ese sumiso y aun no comprende por qué—. Me cuesta trabajo tomarte en serio si tu libro favorito es el guardián entre el centeno.
—Una novela culta para personas cultas.
—¿Me estás llamando inculto?
—Si la etiqueta te queda. —Eiji se deja caer contra la reja de metal—. Inculto.
—Idiota. —Ríe y Aslan se deja caer a su lado—. De verdad no sabía que eras tú, lo siento.
—Eiji.
—Sé que suena cómo toda una excusa pero es en serio, quería decirte lo que estaba pasando pero...
—No puedes desobedecer los comandos de los dominantes. —Ash toca su propio collar, la joya pesa contra su cuello y lo enceguece por el reflejo del sol, pero el patio está vacío por la madrugada y no se imagina una vista mejor que el moreno—. Lo sé.
—Lo siento.
—Deja de disculparte.
—Perdón, es la costumbre. —Aslan alza una ceja y Eiji se cubre la boca con ambas palmas y así sabe que lo que pasaron juntos es real y que este chico probablemente ignoraba el daño que le causarían.
—Una pésima costumbre. —La incomodidad se derrite progresivamente en la atmósfera—. Escuché que te lastimaste cuando aterrizaste, no había colchoneta del otro lado ¿eh? —Eiji aprieta su brazo, es acá cuando nota la venda bajo la chaqueta azulada.
—Sí. —Sonríe con nostalgia—. Pero tú te la llevaste peor.
—¿Lo dices por esto? —Ash bufa haciendo énfasis en su nuevo uniforme—. Sé que es difícil de creer pero no maté a todas esas personas, sé que las pruebas dicen otra cosa pero...
—Te creo. —Ni siquiera lo duda, esa misma determinación que relumbró en sus ojos de ciervo hace acto de presencia otra vez y quema la prisión entera—. Te creo, Ash.
—¿Por qué? Acabé siendo un mentiroso, era el criminal que buscabas, ¿verdad? —Irónico cómo da vueltas los papeles en este relato.
—Porque confío en ti, salvaste mi vida. —Sus hombros se relajan y es extraño, Aslan había esperado que Eiji cambiara cuando se volvieran a encontrar, se trató de imaginar la misma sonrisa torcida que caracteriza a Evanstine o una máscara cuidadosamente puesta como la suya, pero no existe ni pizca de aquello en sus facciones suaves y su voz dulce—. Además, también te mentí en ese sentido. —Es raro que se culpe por algo que escapa totalmente de su control, si alguien comprende lo involuntario que es seguir un comando ese es Aslan.
—Los japoneses son extraños. —Entonces suelta el pensamiento—. Se culpan por todo.
—Supongo.
Y Ash quiere estar resentido con Eiji.
Quiere que le duela y le duela demasiado, quiere que sea difícil verlo porque funciona con esa lógica de resentimiento, Aslan sabe odiar y sabe perfectamente qué hacer con dicho odio, pero ¿gustarle?, ¿querer ser amigos?, ¿algo más? Joder no, eso es territorio desconocido (más considerando que los hombres siempre se le acercan para pedirle algo a cambio con dueño y todo porque ¿hola? Su dueño es quién literalmente lo vende), así que es...extraño que Eiji aun quiera hablarle y luzca desesperado por arreglar este ¿malentendido? Eso significa que también hubo algo real en su interacción, lo que le es malditamente intimidante, ¿qué debe hacer con eso?
—¿Estuviste en el interrogatorio?
—¿Eh?
—¿Estuviste en el interrogatorio? —Se saca esa maldita espina—. Cuando recién me arrestaron.
—No. —Los ojos de Eiji son tan transparentes que es difícil imaginárselo pronunciando una mentira.
—¿Seguro?
—¿Debería haber estado?
—No. —Ash baja la cabeza—. Lo último que quería era que lo supieras, aunque probablemente has leído mi expediente y ya sabes.
—Ash... —Entonces Eiji quiere acomodar su mano en su hombro pero la frena, no sabe si es política de la prisión no tocar a los reos o le importa su consentimiento—. No sé de qué estás hablando pero nada de lo que hayas hecho podría cambiar mi imagen de ti. —Qué estupidez.
—Me acabas de conocer, ¿qué imagen puedes tener de mí?
—Supongo que tienes razón en eso. —Eiji sonríe con melancolía, enfocando su atención en el patio aun vacío—. Pero me gusta pensar que en la experiencia he afinado mi sentido con ciertas personas.
—¿Con qué clase de personas?
—Personas cuyas alas se han marchitado y sus plumas se han caído. —Musita—. Conozco bien este tipo de personas, me recordaste mucho a alguien que quiero y por eso me gusta pensar que no eres malo y que el chico que hizo pucheros en el bar está dentro de ese traje naranja.
—Ser tan ingenuo te va a costar caro.
—¿Qué te hace pensar que ya no me ha costado caro?
Ash se calla.
¿Quién es Eiji en realidad?
Para dejar de joderlos con advertencias la última, esta cosa de dominantes y sumisos está un poco basada en el BDSM y si bien, no hay mucho de eso en este fic, sí hay más adelante, para que consideren, esta cosa toca el sexo de tema y el dolor consensuado en el sexo. Pero ya, si con eso quieren seguir adelante ¿quién será el novio de Max? Ese será tema.
Mañana retomamos con Max y Ash porque amo el desarrollo de estos dos y pasado es el primer capítulo enfocado en Eiji yendo a Chinatown (pequeño spoiler) eso, estoy nerviosa pero muy feliz con esta dinamica porque me siento libree.
¡See ya!
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