29. Moist.
Hi~ Me da mucho amor decir que oficialmente podre terminar esto a tiempo y no atrasarme, las dinamicas en las que me atraso jamás terminan bien y estoy muy encariñada con esta así que otra vez, agradecerles por el tremendo apoyo y cariño que le están dando, porque a fin de cuentas, aunque uno escribe para sí misma, el cariño, la dedicación y todo el trabajo de editar es para compartir, así que gracias por tanto. El capítulo de hoy es super relax, vayan con calma.
¡Espero les guste!
La valía de Eiji tiende a estar subestimada al ser...¿contraintuitiva? Sí, es disímil a los presentimientos que han garantizado la supervivencia de Aslan o Yut-Lung, esos que hacen que el lince tenga siempre una mano en el gatillo incluso si solo salen a pasear y su mejor amigo atascara su pieza con cerradura aun sin comprender del todo a su clan, la mayoría de las personas usan su instinto para sobrevivir o auto conservarse, pero Eiji no, su instinto lo impulsa a arrancar un tubo oxidado y a usarlo de pértiga, a traicionar a su propio escuadrón por el pandillero bonito que acaba de conocer, a entablar amistad con el sumiso más peligroso que ha conocido, a irse con su tutor a América, a crear un vínculo lindo y amoroso con un grupo de criminales e ignorar deliberadamente su razón gracias a sus corazonadas salvajes. Sí. Eiji es contraintuitivo en ese sentido y tiende a ser quién acoge.
Lo hizo con Shorter cuando despertó con los ojos llenos de culpa por intentar matarlo, lo hizo cuando Yut-Lung se disculpó por casi pedirle que soportara una violación en la mansión de Dino, con Alex al pasarlo a llevar en las misiones, con Bones por comerse su último pastelillo y sobre todo... con Aslan.
Su dulce, dulce Aslan.
La única persona a quien diría: «aunque el mundo entero esté en tu contra, yo siempre estaré a tu lado» y le prometería un «para siempre» aun si teme.
La persona a quién le obsequió alma, cuerpo, mente y corazón cuando apretó con espanto su mano, suplicándole y suplicándole que se quedara, musitándole un mi-alma-siempre-estará-contigo con la sangre escurriendo hacia una poza y una puñalada clavada en su pecho.
Es que Aslan, Dios, Aslan lo ha vuelto tan irracional desde que se hicieron amigos en la cárcel.
E incluso antes, cuando se encontró con los ojos verdes (más verdes que jamás vislumbró en su vida) en una cantina de mala muerte y algo en su interior se rompió por siempre o más bien, encontró su hogar, desde ahí supo que no podía perderlo y que lo amaría y Aslan... "yo te protegeré, nunca dejes mi lado" Joder. Eiji tiende a ser el sanador del grupo, la contención emocional, el desahogo o la pieza contraintuitiva que en algún punto se las arregla para encajar, pero hasta un escéptico como él debe admitir que existe algo mágico en este instante. En Ash presionando su boca sobre la coronilla de la cabeza. En Ash musitándole elogios y palabras dulces. En Ash sosteniéndolo desnudo hacia su pecho y envolviendo su cintura posesivamente. En Ash amándolo. En Ash mirándolo. En Ash besándolo. En Ash adorándolo con tanta pero tanta devoción que es demasiado.
Soy tan afortunado, entonces piensa.
—Te amo, Eiji. —Y Aslan continúa con su aftercare luego de haber pasado su primer ¿ciclo? tal como una pareja—. Amo tus cabellos de pluma de pájaro bebé. —El moreno sonríe al escucharlo pero sus mejillas tiran a causa del llanto de placer seco y todos sus besos, están agotados—. Amo también lo suavecito que te sientes y que quedes con mi olor y el sabor de tus labios o tu sabor en general.
—¿Qué más? —Pregunta mimoso, sucumbiendo a su naturaleza de sumiso.
—Amo que sigas siendo tú durante el sexo y me sigas tratando con tanto amor incluso en los juegos de roles, amo tu voz y que estornudes mi nombre y me confíes tu integridad tan valiosa. —Le musita con la boca seca—. Amo también tus músculos de pertiguista, son sexys.
—Idiota. —Ríe apenado por tan descarados elogios—. Mi americano idiota.
—Pero sobre todo, amo tus ojos y las cosas que transmiten.
—¿Mis ojos? —Eso le llama la atención, alza su mentón con pereza, no quiere salir de los brazos del dominante, se siente como un conejito regalón siendo acicalado y cree que podría acostumbrarse a dicha sensación—. ¿Por qué? Ni siquiera son atractivos para los japoneses, son demasiado grandes.
—Por eso me gustan tanto. —Los labios de Aslan abandonan la coronilla de su cabeza para presionar un beso de mariposa justo en su párpado y hace cosquillas—. Creo que tienen el poder de transmitir justamente lo que eres, son oscuros pero transparentes y es difícil de explicar, son despampanantes.
¿Despampanantes?
Son tan comunes.
—A mi me encantan los tuyos. —Entonces le confiesa, deslizando sus dedos bajo la barbilla del lince, deteniéndose justo en la punta luego de delinear cada hueso—. Verdes, un verde jade. —Sonríe tras recordar su nombre real y volver a confirmar que le sienta de maravilla, es sublime aunque angelical.
—Mis ojos solían ser un problema. —Le confiesa—. A los pedófilos les encantan los chicos rubios de ojos verdes, mientras más rara la mercancía mejor o eso es lo que Dino decía.
—No eres mercancía, Aslan. —Lo reafirma con terquedad, frotando sus dedos una y otra vez contra el mentón del dominante, pica, de tantos días encerrados teniendo sexo intenso y dándose una que otra pausa para asearse o comer han olvidado afeitarse—. Eres un delicado americano que adora ir a la biblioteca y encerrarse en libros sobre peces plátanos y leopardos muertos mientras se alimenta única y exclusivamente de mostaza, perritos calientes y ensaladas de aguacates con camarones.
—¿Qué clase de descripción es esa? —Bufa falsamente ofendido y sí, Eiji podría alabar toda belleza magnánima que lo caracteriza o su talento innato siendo pandillero o asesino pero hacer eso al final sería hacer lo mismo que quienes le hicieron daño—. No me agrada.
—Eres un nerd sin remedio que puede leer más rápido que nadie y le lucen de maravilla los anteojos, eres un tsundere e insultas a las personas que amas llamándolas "viejos" o "cabeza de mármol".
—Shorter no cuenta. —Ríen.
—Sí cuenta. —Lo refuta—. Actúas como si nada te importara pero te desmoronas si tienes que herir a quienes amas. —Recuerda sus sollozos desolados cuando todavía rechazaba a Griffin y tenía hartas defensas contra Max—. Eres valiente, eres fuerte, eres feroz pero también eres adorable y me lanzas pucheros sino te gusta algo o entornas los ojos y adoras las guerras de cosquillas, usar mis suéteres, insultar el natto, esconder las cosas en lugares más altos y solo para hacerme rabiar, eres tan infantil, me sacas de quicio y a veces incluso llegas a ser irracional.
—Eiji.
—Eres la persona más maravillosa que he conocido y te amo tanto que me duele. —Sus brazos caen tensos contra la cintura del dominante, están desnudos y calentitos debajo de las sábanas, el cuarto huele a feromonas entremezcladas e inicio de primavera—. Y odio no poderte proteger, odio no ser útil para ti, me gustaría cambiar de lugares. —Y sí, sabe que esta confesión puede avivar las defensas de su amante al darle una respuesta de: ¿tú qué diablos sabes? Eres un ignorante, o algo así.
—Oh, cariño. —Pero en lugar de eso Ash luce genuinamente conmovido, como si acabase de decirle algo absolutamente maravilloso y no el desastre que llevaba meses escondiendo en su alma—. Estoy tan agradecido de que estés a mi lado. —El collar en su cuello pica y arde cuando Ash besa alrededor de su mandíbula, siguiendo cada trazo firme hasta sus labios—. Te amo.
—Te amo más.
—Mentira. —Gruñe terco—. Yo te amo más.
—No creo que sea posible. —Eiji es más terco y obtiene la victoria silenciosa cuando el lince empieza a cepillar una y otra vez sus cabellos, es una caricia soporífera y agradable—. Tócame más así.
—¿Te gustan los mimos?
—Sí. —Eiji ronronea contra su pareja, encogiéndose aún más en el abrazo, ahogándose en su casita.
—A mí también. —Sus piernas juguetean debajo de las sábanas, el corazón del japonés todavía lanza brincos erráticos ante su cercanía, se supone que debería sentir repelo e incluso asco ante cualquier estímulo asociado a otro dominante que no sea Sing, pero acá está, deleitándose de esta tibieza con aroma a campos de trigos y girasoles salvajes, aspirando con descaro del olor de Ash al hacerlo sentir seguro y amado—. Estoy feliz de que haya salido bien, estaba nervioso.
—¿Tú? —El japonés crispa una ceja, divertido—. Te veías bastante confiado en tu traje de reo.
—Es que me metí demasiado en el papel. —Se excusa con simpleza—. Solo eso.
—Ajá. —Él no se la compra.
—Tal vez llevaba queriendo hacer eso contigo desde hace un tiempo. —Entonces confiesa sonrojado y el sumiso no comprende cómo alguien que acaba de ser tan obsceno se apena a causa de una pura confesión de amor, pero hacerlo provoca que le duela mucho el corazón—. ¿Estuvo mal desearte?
—No.
Porque hacerlo lo vuelve consciente de que probablemente es la primera persona con la que Aslan tiene sexo consensuado y no solo como dominante sino en general, siempre es duro especular sobre el pasado de su amante a pesar de haber leído de primera mano los reportes policiales, siempre hay un horror in crescendo acerca de lo mucho que tuvo que sobrevivir aquel niño, de repente se le pasa por la cabeza igual que un rayo clarificador la posibilidad de que incluso estando en el rol dominante y siendo consensuado por ambos Ash no se haya sentido cómodo en la totalidad y debe preguntarle.
—¿Estuviste bien con esto?
—¿Eh? —Su pareja impresiona genuinamente confundido por la interrogante—. ¿A qué te refieres?
—Sé que la has pasado muy mal antes y que las personas tienden a desvalorizar tu cuerpo y que eso te lastima mucho. —Entonces aborda sin tener certeza de a dónde irá este hilo de catástrofe—. Creo que debe ser duro para ti en cierta medida el sexo, no puedo imaginarme por lo que has pasado, yo sin siquiera sufrir violencia sexual acabe con miedo a los dominantes y tal vez te sentiste forzado.
—Eiji. —Su mirada jade es suave y brillante, es esa clase de mirada única y exclusivamente destinada para él que ha hecho que se gane burlas de la pandilla—. Usualmente es difícil, eso es verdad.
—Lo siento.
—No. —El lince alza su barbilla con suavidad—. Tú lo hiciste tan fácil, fue la primera vez que se sintió bien como creo que se debe apreciar, me dejé llevar, fue la primera vez que me sentí como yo mismo y no como alguien más o una fantasía, aunque no sé si eso podría haberte decepcionado si tal vez...
—No. —Es turno de Eiji de sostenerlo de las mejillas y calmarlo—. Fue maravilloso.
—¿Incluso si dolió?
—Incluso con todas las nalgadas. —Ambos ríen y se relajan—. Es lo mismo para mí. —La sonrisa que Aslan le regala es simplemente deslumbrante, es la clase de sonrisas que pueden detener el tiempo, hacer que la tierra gire al revés y crear un nuevo universo, es una sonrisa dulce e ingenua que perjuró muerta en el niño de una vieja fotografía, es una sonrisa con pecas, ojos jades y cabellos dorados de trigo, es una sonrisa Aslan, Aslan Jade y es preciosa—. Cuando esto finalmente termine, ven conmigo a Japón.
—¿Qué? —Eiji permite que esta pequeña fantasía salga de su cabeza, sabe que Ash no dejará Nueva York al ser su ciudad y más considerando que ahora tiene a su familia, pero de todas maneras... sabe que se arrepentirá sino lo dice—. ¿Japón? —No da marcha atrás y asiente.
—Allí no necesitarás una pistola. Podrás volver a nacer. —Entonces le dice, Aslan lo suelta del abrazo para que se puedan mirar, Eiji apoya ambos brazos sobre el pecho de su amante, aprecia su corazón palpitar con una ferviente ferocidad, como si considerara la propuesta—. Podrás ser libre, no quiero hacerte luchar de nuevo, no quiero que te enfrentes a más peligros.
Pero la expresión de Ash se suaviza, sus cejas se relajan igual que la mirada jade, sus hoyuelos brotan con timidez junto a una pequeña sonrisa y es casi como si creyera que Eiji hablara de algún disparate y ya se hubiera resignado a morir o peor, a quedarse estancado en estos traumas.
—Gracias. —Musita en plenitud—. Yo también quería ser como tú. Siempre deseé haber tenido una vida normal.
—¡Todavía puedes! —Y aunque Eiji no quiere desatar una pelea en la cama y mucho menos teniendo en consideración lo importante de ese ciclo—. ¡Aún no es demasiado tarde! —No consigue controlar su instinto protector cuando se trata de ese lince tozudo—. ¡Puedes lograr cualquier cosa! No quiero perderte, ¡haría cualquier cosa por ti!
—Entonces tendrás que enseñarme japonés. —Suelta en una risa, acomodando ambas manos sobre la espalda desnuda del sumiso, permitiendo que su calidez se filtre a través de las grietas en su piel.
—¡Por supuesto! Lo aprenderás rápido.
—No estoy tan seguro, las vocales son la clave en el japonés ¿no? Como Gizmo.
—Es I-zu-mo. —Ríe, acercando su rostro al de Aslan.
—¿I-zu-mo?
—Sí, sí. —Ambos apoyan su frente sobre la del otro con suavidad—. Prometo enseñártelo, todas las palabras que necesites, pero por favor... —El moreno le aprieta la mano—. No mueras.
—Eiji.
—No me dejes, te lo ruego. —Musita aferrándose aún más a la caricia—. Quiero una vida a tu lado, no tiene que ser en Japón ni en América, no me importa a dónde sea o lo que hagamos, no debe ser un apartamento lujoso ni nada, me importa que estemos juntos, te amo y quiero ese «para siempre» aunque tú me diste un «solo por ahora», por favor, inténtalo.
Y eh acá el verdadero problema.
Eiji está malditamente asustado de lo que pasará con Dino Golzine porque Ash es imprudente, suele actuar como el leopardo congelado, por mucho que adore bromear acerca de su personalidad felina Eiji vive con miedo de que haga igual que los gatos antes de morir y lo deje solo. Si bien, esa no sería la primera vez que el pandillero tomara una elección de dicha índole (la tomó con la puñalada) siente que esa sería una solución cobarde porque a fin de cuentas: Ash no será quién recoja los platos rotos de ese desastre ni habrá tenido las pelotas suficientes para des-estigmatizarse. Pero en el fondo, Eiji sabe que esta es una justificación a su propio egoísmo al querer una vida junto al dominante sea en Japón, Nueva York o cualquier otro lugar.
Le dio su alma.
¿Cómo podría concebir una vida sin Aslan? Y no es dependencia pero es natural querer construir un futuro proyectándose con las personas que se aman.
—No sé cómo sería esa clase de vida, nunca me la he imaginado.
Eso está bien, a Ash todavía le cuesta valorizarse y posiblemente encontrarle sentido a lo vivido, Eiji puede valorarlo y encontrárselo en su lugar, mientras Ash se levante pasito a pasito puede darle ese soporte, después de todo de eso se trata una pareja destinada, alguien que te inspire, te empuje, te apoye y te levante. Y mierda, Aslan definitivamente ha hecho todo lo anterior desde que lo conoció.
—¿Qué es lo primero que se te pasa por la mente?
—Griffin. —Sonríe—. Me gustaría poder ir a la boda de Griffin y Max y llevarlo al altar y lanzarle toda una serie de insultos y muecas feas al anciano para mostrarle mi desaprobación, pero en el fondo sé que es lo mejor para mi hermano, son una buena pareja, me alegra que se casen aun sino lo digo.
—Y serías el niño de las flores. —Eiji inquiere con las mejillas todavía sonrojadas y humedecidas por los besos, sus onditas se curvan cuando se inclina un poco más hacia Aslan pero es él quién acomoda un mechón de sol detrás de su oreja, le hace cosquillas, igual que las plumas de la almohada.
—Lo sería. —Gruñe de mala gana, acomodando sus palmas sobre la cadera del sumiso, justo en esa parte más baja y curva, sus toques queman—. A veces pienso en qué podría estudiar pero ni siquiera terminé la escuela primaria, no sé si es posible ir a la universidad.
—Lo es. —Eiji es su soporte emocional—. Eres la persona más inteligente que existe, puedes hacerlo y puedes hacer lo que quieras, realmente lo pienso. —El lince sonríe con tanta ternura que el sumiso pierde el aliento, es simplemente precioso, como solo Aslan sabe serlo—. ¿Qué te gustaría estudiar?
—No estoy seguro. —Tararea—. Me gustaría sentir que tengo opciones y tal vez equivocarme entre ellas, me gustaría poder llevarte a una cita normal también.
—¿Insinúas que nuestras citas en la biblioteca no son normales? —Eiji inquiere divertido.
—No, nunca dije eso. —Claro que el irracional refuta—. Pero me gustaría llevarte a un sitio tranquilo para comer o ir al cine y que podamos vivir a solas, también me gustaría que los chicos tengan alguna oportunidad real y encuentren un empleo en dónde no se deban despedir de sus familias porque se sabe que puede ser la última vez que los vean, en especial Shorter, Nadia odia que lo haga.
—Aslan...
—Y me gustaría quizás más adelante sanar y esa clase de mierdas, no sé, iniciar terapia aunque esté muy jodido y es poco probable que resulte y tal vez crear una vida que me guste y sea mía, realmente mía y ser digno algún día de esto y que si ese día existe... —La mirada de Ash lo atrapa—. Me gustaría que estuvieras a mi lado todavía. —Y a Eiji le cuesta sostenerla, porque los ojos de Aslan transmiten demasiadas emociones que si bien, es incapaz de descifrar en su totalidad, conoce el sentimiento al que aluden: mi alma siempre estará contigo. Ese mismo.
—Sing. —Pone el tema porque ya no lo pueden evitar—. Creo que deberíamos hablarle de todo eso.
—No quiero. —Ash lo aprieta con recelo en una especie de berrinche—. Sé que Sing es bueno y que es tu amigo pero odio cómo me siento cuando te veo a su lado. —Aslan no suele ser honesto con su propia fragilidad, es importante que Eiji la acoja y la haga sentir bienvenida—. Y odio verte ese collar.
—Amor. —Eiji corresponde el abrazo para transmitirle el mensaje—. Creo que Sing está enamorado de mí, no estoy seguro, por eso es tan urgente hablarlo.
—Realmente eres denso. —Bufa con molestia contra su clavícula, se ha hundido igual que un felino mañoso y no parece tener intenciones de soltarlo—. Es obvio que está enamorado de ti, hasta Bones lo notó, ¿puedes imaginarlo? ¡Bones!
—Bones no es tan denso.
—Ajá.
—Bien. —Sabe que es inútil defenderlo—. Tú ganas. —Las manos de Eiji se enredan a sus mechones dorados una y otra vez para relajarlo, funciona, poco a poco los labios de Ash dejan de presionar tan desesperados su clavícula y se aflojan—. ¿Te da miedo que hable con él? —Asiente—. ¿Por qué?
—Sigue siendo un dominante y tú un sumiso con su collar, los dominantes son celosos y te dejé muy marcado con el ciclo. —No hace alusión únicamente a los chupones y las marcas físicas, habla de un nivel mucho más íntimo y trascendental—. No quiero que te lastime.
—No me lastimará.
—Eres demasiado confiado para tu propio bienestar.
—Tal vez. —Suspira—. Pero si estuvieras en la situación inversa ¿no te gustaría que fuera sincero al menos? Aun si duele y es incómodo y es a costa de nuestra amistad prefiero ser claro y sería injusto que saliera herido solo por mi cobardía ¿no es así?
—¿Cómo puedes guardar tanto coraje en un contenedor tan pequeño? —Gimotea y eso lo ofende.
—Solo soy un par de centímetros más bajo que tú, Ash. —Gruñe colérico—. Un par de centímetros.
—Un par de centímetros, algunos metros, ¿cuál es la diferencia?
—¡Ash!
Ríen y se besan.
Diablos, los besos que Ash le planta entre risas desea que nunca se terminen, lo ama todo acerca de ellos, desde la forma en que sus labios tibios y suaves conocen los lugares correctos para hacer que Eiji se derrita anhelante hasta cómo le pide permiso con un leve tirón de dientes, la forma en que la boca de su amante delinea desde su arco de cupido y a veces baja hacia su barbilla provocando una sensación vertiginosa de cuento de hadas, Eiji nunca creyó en el romance de libros pero sabe que al escribir se refieren a esto sobre amor verdadero. Lo siente todo: las mariposas, la chispa, los fuegos artificiales y el fuego de otra clase también. Permite que el sabor de Aslan se filtre hacia su cordura, lo abraza contra su cuerpo todavía desnudo y pasea sus manos por todos los lugares que comprende que ama para ser mimados, lo hace con reverencia y ternura, tal como un amante debe hacerlo y al parecer eso le da cosquillas puesto que Aslan ríe y si Aslan ríe todo está bien.
Claro que mira lo dura que será esa charla con Sing, sea consciente o inconsciente la ha escamoteado porque le aterra perderlo y más considerando la dependencia a nivel físico a causa del collar, mucho peor, considerando la larga data de su amistad. Pero no es justo que ignore su señal de auxilio y más si la escucha con tanta claridad. No es muy Eiji de su parte hacerlo.
Pero por mientras no quiere pensar en eso, sino que quiere besar a Aslan para recargar sus energías.
Así que lo besa.
Lo besa. Lo besa. Lo besa.
Lo besa un poco más.
Y Aslan se ríe entre besos, deliciosamente receptivo a cualquier caricia que Eiji desee, lo acuna de la nuca y lo mira con tanta pero tanta intensidad que Eiji jura que el tiempo se detiene junto al latido en su corazón.
—Tú también. —Entonces le pide—. También vuelve a mí. —Es factible que tenga miedo dado aquel vínculo que tiene con Sing, están enlazados después de todo y las cosas son así—. Por favor, cariño.
—Prometo hacerlo. —Eiji entrelaza sus dedos y los besa—. Y luego mataremos a Dino y al clan Lee.
—Y luego tendremos una adorable cabaña en algún rincón y viviremos el resto de nuestros días en paz, tú como un fotógrafo tal vez y yo haciendo lo que sea que haga, pero juntos e incluso podríamos tener un perrito y ponerle uno de esos nombres clichés que tanto te gustan.
—Amo ese plan. —Eiji se inclina para extender un poco más el momento, negándose a romper todo el aftercare y por ende, regresar a la realidad en dónde la muerte ya acecha y ambos pueden perecer apenas se aparten—. Nori Nori se llamará.
—Absolutamente no. —Ambos ríen por la ligereza de la charla—. Por favor ten cuidado y si llegas a necesitarme no dudes en llamarme, de alguna manera iré y te encontraré.
—Aslan.
—Siempre lo hago.
No puede refutar nada ante esa verdad.
Porque sin importar lo perdido que esté...Aslan siempre se las arregla para encontrarlo y viceversa.
Gracias.
Sing está en casa, no hace falta que le explique nada para que lo comprenda, el aroma de Aslan yace impregnado por doquier y el cuerpo de Eiji tiene diferentes marcas que sugieren el encuentro sexual recién tenido, Sing le da una sonrisa floja, ha preparado la cena y todavía viste su uniforme de policía a pesar del calor, el japonés no sabe por dónde empezar, no es una conversación fácil, se culpa, odia haber sido tan ignorante en relación a los sentimientos de su amigo, pero entonces...¿debió siempre desconfiar de lo que Sing le dijo? Es una línea muy delgada ser considerado a sobre interpretar dicha amabilidad.
—Se te echa de menos en la estación. —Es lo que finalmente le dice, se han sentado frente a frente, las manos del dominante juguetean alrededor de las suyas y el latido de su corazón retumba con un eco febril—. ¿A dónde te gustaría trabajar ahora?
—Estoy pensando en contactar otra vez a Ibe-san, la última vez no pude por...
—El secuestro. —Ríe, tensando sus manos alrededor de los cubiertos de plata y el japonés sospecha la imposibilidad de defender su postura, lo que pasó con Dino Golzine fue grave y le ocurrió por esa cercanía que tiene con Aslan, es su talón de Aquiles, su Patroclo y ahora es evidente—. Sí, recuerdo bien esos días, fueron un infierno.
—Lo siento.
—Estaba realmente preocupado, Eiji. —Sing se pasea los cabellos hacia atrás y de repente, su mirada brillosa y rasgada luce totalmente agotada—. Casi me muero, si algo llega a pasarte no sé qué haría.
—Perdón.
—Da igual. —Niega dejando de lado el tema, no es momento para hablarlo, menos considerando el estado en que Eiji llegó—. ¿Entonces quieres regresar con Ibe?
—Supongo.
—¿Retomarás la fotografía?
—No sé si me veo capaz de hacerlo.
—¿Por qué no? Siempre has sido muy bueno con la cámara. —La voz del dominante se suaviza junto con su expresión remontándolo con demasiada vividez a sus días de estudiante—. Eres tan talentoso en todo lo que te propones, realmente creo que es una buena opción, ¿por qué tú no?
Sing es amable. Sing es seguro. Sing es protector.
Sing es tan bueno y Eiji le romperá el corazón.
Mierda, quiere vomitar, se dijo a sí mismo que estaba preparado para esto pero era una vil mentira.
—Eiji. —Nunca estará listo para lastimarlo, jamás de los jamases, aun así debe hacerlo si es que ama de verdad a su amigo—. ¿Estás bien? Te noto distraído.
No.
No estoy bien.
No estamos bien, Sing.
—¿Eiji?
—No lo sé. —Su voz tirita y solo así se vuelve consciente de lo asustado que está por enfrentarlo ya que...recuerda a Sing con tanto cariño, es su amigo a fin de cuentas, la persona que lo impulsó a ser mejor e intentar superarse aun cuando estaba incómodo con su género, fue quién limpió sus heridas luego de los castigos de Evanstine y quién siempre le hizo saber que merecía más y Eiji lo ama, pero no puede amarlo de la forma en que Sing espera—. Yo no...
—No. —Le pide, apretando su mano—. Déjame tener al menos esto. —El corazón de Eiji se destruye igual que un cristal bajo sus costillas, el ardor se acumula en sus ojos y de repente quiere llorar, sabe que ni siquiera ha pasado la gran cosa y sin embargo, tiene el presentimiento de que esta puede ser su última conversación así con Sing y que luego, habrán puros pedazos.
—Lo siento.
—Está bien. —El dominante sonríe con mucha tristeza—. Sabía que pasaría.
—Sing.
—Está bien.
Pero nada se siente bien dentro del pecho de Eiji ni mucho menos en el de Sing, el dominante aprecia el rumbo que tomará esta interacción y le duele, mierda, le duele mucho, desearía poder solo tomar la mano del japonés y fingir que es suyo solo por un instante, por un segundo pequeñito, Sing anhela fingir que tienen una vida de pareja casada dentro de la casa de piedra rojiza, que Eiji anhela el collar y vínculo entre ellos dos y el chino se pregunta cuándo ese cariño protector e incluso admiración se convirtió en desesperación por llenar su vacío. Se volvió codicioso. Hambriento y posesivo. Y es muy tarde para lamentarse.
Eiji ama a Ash.
Eiji puede tener su collar y encontrarse unido por el resto de su vida a Sing, pero su ¿corazón? jamás va a ser suyo y eso lo mata.
Sing cierra los ojos para contener sus propias lágrimas, quiere ponerle fin a estos sentimientos, sabe que es doloroso para los dos, que se está lastimando a sí mismo y a Eiji (lo que es peor) pero se mira incapaz de controlarse a sí mismo sin derrumbarse, debe ser fuerte y lo comprende ya que es injusto que siempre sea el sumiso quien vele por los demás y nadie lo cuide o escuche sus señales de auxilio, no quiere que Eiji lo consuele, es él quien debería consolar a Eiji y disculparse por colocarlo entre la espada y la pared, pero...incluso ahora, estableciendo contacto visual, mirando sus ojitos cafés rojos por el llanto contenido y su boca reseca a causa de la pena es la imagen más hermosa que Sing podrá pedir y eso lo hace consciente de lo duro que se ha enamorado y que el tiro le salió por la culata, Eiji no necesita de Sing, es Sing quién necesita de Eiji. Y esa certeza lo hace mierda. Lo ama y lo ama con una fuerza que entiende que jamás será para nadie más, lo ama con la misma intensidad que tal vez Eiji ame a Ash y viceversa.
Ja.
Así que esto es enamorarse unidireccionalmente.
—¿Sing? De repente te quedaste en silencio y pusiste una expresión muy dolorosa. —Claro que dice esto y se preocupa por él incluso si es una mierda y destruyó su amistad con su enamoramiento, Eiji es así y por eso irónicamente lo ama tanto—. ¿Quieres que te prepare algo?
—Te amo. —Entonces dice sin más porque ya no se puede contener y el rostro del sumiso se quiebra en angustia, han soltado los cubiertos y dejado la cena de lado, Sing arrastra su silla para quedar en frente del japonés, sus rodillas se tocan y la voz en su cabeza, esa que le dice que es su sumiso y aun si huele a Aslan nunca se lo podrá quitar suena demasiado fuerte—. Estoy enamorado de ti, Eiji.
—Sing. —Su nombre es una súplica lastimera.
—Lo siento. —Quiere llorar, no obstante, debe recoger sus pedazos y lidiar con el hambre dolorosa que crece dentro de él y lo roe desde las entrañas—. Lo siento mucho, no quería enamorarme de ti, no quería hacerte las cosas más difíciles, sé que la has pasado mal y sé que amas a Ash pero no pude evitarlo, desde que tenemos el vínculo realmente te he sentido cerca y eso me gustó.
—Oh, Sing.
—Me gusta ser tu dominante. —Se siente asqueroso por decirlo en voz alta y de pronto el calor que hierve en su corazón y se arremolina en sus venas se derrite y se convierte en algo vil y desconocido, son celos, celos por Aslan—. Me gusta estar enlazado a ti.
—Lo siento.
—Sí. —Sing sonríe—. Yo también.
Se quedan en silencio con las manos apretadas frente a frente en la silla, con sus rodillas tan encima que encajan entre la otra y solo por este ínfimo segundo, se permite soñar y fantasea con que Eiji lo ama de regreso y también lo desea, fantasea sobre un mundo en dónde no existen injusticias por el género y aceptó el collar por el mero cariño que se tienen, se imagina enamorarse como las personas dicen que se enamoran, se imagina quedando prendado por la belleza de Eiji en medio de una clase, se imagina estando jodidamente nervioso y tartamudeando al intentar charlar a la salida, se imagina enamorándose de a poco de sus detalles, de esos detalles que hacen de Eiji tan Eiji, de esos chalecos feos con caricaturas y sus platillos apestosos, de la manera en que ata su cabello en una cola cuando va a cocinar, de cómo puede actuar tan protector y ser frágil, se imagina enamorándose de sus ojitos de gacela tan perdidamente que hasta memoriza los matices, se imagina a su corazón saltando luego de proponerle vivir juntos y se lo imagina aún más trepidante luego de aceptar y se da cuenta carajo.
Se enamoró de Eiji probablemente del primer día pero siempre fue demasiado cobarde y nunca hizo nada, confiando que Eiji siempre lo necesitaría porque él... siempre necesitará a Eiji.
Quiere llorar al pensar esto pero ríe.
Ni siquiera puede odiar a Ash, incluso con su aroma encima...no puede odiarlo por enamorarse si él también lo hizo. Pero Eiji es maravilloso y merece ser feliz y Sing quiere verlo feliz solo que de verdad quería que esa felicidad fuera a su lado. No lo es. Es al lado de Ash. Y no puede hacer más que mirarlo irse y dejarlo ir.
Quienquiera que necesites que sea, haré lo mejor para ti.
Si quieres un amigo, un confidente, un colega o un dominante, puedo serlo, seré lo que quieras.
Pero no me pidas que no te ame, porque no puedo tanto.
Perdón.
Perdón, pero realmente te amo.
La fantasía se agrieta cuando vuelve a oler a Ash pero siempre ha sido de esta manera en relación a Eiji, marcándolo con muestras inocentes e incluso cuando ambos eran sumisos en la cárcel había un brillo peligroso en sus ojos verdes que se lo advertía, consiguiendo que Sing se paralizara y la bilis le subiera a la garganta, en ese entonces no lo tomó en serio, pero sus pupilas jades le advertían de su naturaleza posesiva con Eiji. Es mío, le gritaba. Eiji es mío y pertenece a mi lado. Y aunque Sing creyó que estaba bien con esto ahora se ha confesado y es un maldito desastre arruinar así la felicidad de la persona más importante que tiene.
Debería estar feliz, tan, tan feliz por Eiji. Aun así...no puede evitarlo y no puede ignorar más la forma en que su corazón se hace trizas y su mundo se desmorona alrededor con una punzada de dolor frío e interminable.
—No te estoy diciendo esto porque quiera lastimarte o interponerme. —Y Sing odia la forma en que su corazón se hunde cuando entabla contacto visual con el sumiso, odia la manera en que cada fibra de su ser le suplica para aferrarse al contrario y no soltarlo jamás, odia la forma en que ansía golpear la puerta de Aslan y arrastrarse para suplicarle más tiempo. Déjame quedarme a su lado, te lo ruego, solo un poco más—. Pero ya no puedo seguirnos mintiendo, sé que estás enamorado de Ash además es tu pareja destinada y todo eso...solo...no sé qué quería lograr diciéndote esto, lo arruiné todo.
—No, Sing. —Eiji lo acuna contra su pecho y es cruel que sea así de reconfortante—. Nada se arruinó entre nosotros. —¿Cómo podremos seguir siendo amigos entonces? Nunca nada será igual. Pero no consigue formular nada ni hacer nada más que humedecer el hombro del sumiso con la pena y sentir a su vez, gotitas de pena humedeciéndole la nuca—. Lo arreglaremos.
—¿Cómo? —Le pregunta con la voz quebrada—. ¿Cómo podemos arreglar esto?
—Tampoco quiero perderte.
—No puedes perderme si jamás me tuviste.
—Sing.
—Lo siento, no quise ser cruel. —Se disculpa y besa su collar, hay un fuego corriendo debajo de toda su piel cuando Eiji se aferra con la misma desesperación que Sing siente a su chaqueta y quedan tan cerca que incluso siente los latidos de su corazón y el tibio aliento del japonés rozarle el cuello en la sensación más eléctrica que ha encarnado en su vida, no quiere ser el villano, no quiere que ninguno de ellos sufra, solo quiere...no sabe. Pero esto no es—. Te amo.
—Yo también te amo, Sing. —Pero no de la misma forma, nunca de la misma forma—. Cuando esto se acabe podremos charlarlo con más calma.
—¿Cómo nos las arreglaremos ahora? Me necesitas físicamente y yo lo compliqué todo, es peligroso que te vuelvas a llenar de supresores, no quiero eso, por favor no hagas eso. —Apenas reconoce su voz gracias a los sollozos entrecortados que penden en el aire, ni siquiera se dio cuenta de su tristeza corriendo por su rostro hasta que Eiji lo acuna del mentón y le limpia las lágrimas.
—Eres importante para mí, Sing, —Entonces le dice—. Nunca podrás perderme. —Aunque deberían consolarlo esas palabras no puede evitar que el sufrimiento destelle su mente y la amargura bordee por doquier, porque sabe que Eiji puede pertenecerle ahora pero apenas se separen irá con Ash.
No vayas.
No me dejes.
No lo elijas.
—Lo siento por lastimarte, Sing. —El nombrado quiere alejar a Eiji, pedirle que se detenga, suplicarle piedad, desea retroceder en el tiempo para confesarse antes o en su defecto, esconder mejor de sí mismo sus propios sentimientos, pero no pasa nada de lo anterior ni tampoco aparta al japonés, de hecho, hace todo lo contrario, aferrándose a Eiji como si fuera un salvavidas ya que es egoísta y está dispuesto a tomar lo que sea que pueda darle—. Lo arreglaremos.
—Sí.
Tal vez esto es todo lo que necesite para desenamorarse, tal vez esta es la última vez que se permite anhelar a Eiji de esta manera, tal vez puede seguir adelante.
Pero sabe que eso es mentira.
Lo ama y lo ha elegido como su sumiso.
Y sabe que en el fondo...si le puso un collar fue con la esperanza de que Eiji también lo amara.
Se acabaron las vacaciones, los últimos dos capítulos son largos, intensos y bien pesados, uno del punto de Ash y otro en el punto de Eiji, así que get ready, octubre se viene con todo en su cierre.
See ya~
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