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21. Stab.

*Suena música triste de Taylor Swift* Basicamente mi día ha sido que me alargan por ocho horas para decirme cómo o cuándo será mi examen así que mi ansiedad está a mil todavía, pero a estas alturas veo más realista terminar esta dínamica antes de que me den una respuesta decente. En relación al fic, acá abrimos algo que da pie a la patita final del fic, porque again, se vienen días potentes, de hecho, mañana nos toca muy sentimental (aunque bonito).

Mil gracias por leer.

—¡Duele!

—Lo siento, ¿te duele? —Aslan contiene una mueca de indignación ante la pregunta ingenua que el japonés deja escapar ¿qué si le duele? Claro que le duele, parece estarlo curando con lejía y ni hablar de sus descuidados toques encima de su piel.

—¡Claro que sí! —Eiji se aparta de sus heridas con el algodón todavía sostenido por una pinza.

—¿De verdad?

—No sé tú. —Chilla—. Pero yo tengo un cuerpo muy delicado y duele mucho si lo haces sin cuidado.

—¿Me estás llamando descuidado?

—Si el saco te queda.

Ah, lo hizo enfadar.

Sí, lo sabe por qué ha fruncido su entrecejo e inflado las mejillas (tal como lo haría un hámster glotón llenándose y llenándose la boca con semillas de girasoles) además le está lanzando esa mirada en la que cree que es muy intimidante y lo "fulmina", cuando en realidad resulta nula en amenaza aunque siendo justo, tal vez intimide a la hierba o lo que sea que depreden los conejos. Probablemente debe estar pensando algo como: «deberían haberle herido la boca», ¿y acaso los asiáticos no son amables por naturaleza cultural? Pues Eiji es la excepción. Viejo grosero. Y casi como si leyera su pensamiento Eiji esboza lentamente una sonrisa maliciosa que le da escalofríos.

—¿Qué? —No posee oportunidad de preguntar más antes de que Eiji lo ataque con sus implementos en un despliegue de inmadurez—. ¡Eiji! ¡Eso duele!

—¡Lo siento! —No lo dice en serio al agredirlo violentamente una y otra vez con algodones y vendas.

—¡Auch! —Ash intenta defenderse en vano—. ¿Pero qué diablos te pasa?

—¡Soy un japonés muy descuidado, así que no puedo hacerlo de otra forma!

—¡Auch! —El hijo de puta no solo le pega con el algodón, sino que lo deja momificado con la gasa—. Eres cruel con tu dulce amante.

—Mi dulce amante desprecia mis cuidados así que solo me estoy acomodando a su demanda. —Eiji bufa antes de encaminarse hacia la cocina, están en uno de los escondites en Downtown y aunque acaban de salir de un tiroteo con los hombres de Dino (que era necesario discutir), el moreno insistió en que primero debía curarlo y bla, bla, bla.

—Tu dulce amante está inconforme con tu servicio de cuidados. —El punto es que nadie tuvo bolas suficientes para rebatir la terquedad de Okumura (ni siquiera el propio Ash) y antes de siquiera tener oportunidad para iniciar dichosa reunión Eiji ya estaba en la sala con sus implementos curativos listo para ofrecer sus negligentes servicios mientras los chicos esperaban—. ¿No me compensarás?

—¿Cómo quieres que te compense? —El japonés se asoma por la puerta de la cocina con una sonrisa juguetona y malditamente adorable que lo hace olvidar los malos tratos y el dolor que le provocó.

—No sé. —Ash se pone de mala gana una camisa entre tantas vendas—. Con algo de amor supongo.

—¿El americano delicado querría un sándwich preparado por un descuidado japonés? —Y claro que esa es su interpretación de darle algo de "amor", ja, va a intoxicarlo con comida, qué bonito.

—Mientras no tenga de tus dedos.

—¿Este? —Entonces el hijo de puta le levanta el dedo del medio con obscenidad, la pandilla se calla.

—Como este. —Ash lo imita y le devuelve la cortesía. Ambos carcajean como si fueran niños, diablos, Eiji le encanta demasiado y ni siquiera lo consigue disimular.

—Ejem. —Alex tose incómodo sin saber cómo lidiar con la tensión—. ¿Hablaremos de lo que ocurrió o solo veremos al jefe babear por su novio?

—Yo no babeo por Eiji. —Enfatiza—. Literalmente acabamos de insultarnos.

—Mientras ponías ojitos de corazón. —Bones lo apunta acusatoriamente—. ¡Los está poniendo otra vez! —Esta vez es Kong quién lo toma del rostro con tanta velocidad que no puede reaccionar y mira cerca, tan cerca que siente como si intentaran mirarle el cerebro a través de sus pupilas y ¿al menos Kong tuvo la decencia de lavarse los dientes? Apesta.

—Es cierto, son ojos de corazones.

—¿Esos son los ojos de cógeme?

—No, son ojos de corazones distintos.

—¡Silencio! —Aslan gimotea aunque en teoría es su culpa, sabe el efecto que Eiji tiene en la pandilla y por desgracia en el respeto que estos le tienen al ver su lado más suave—. Concéntrense en lo que pasó, no tenemos mucho tiempo antes de dar una respuesta.

Yes, boss!

Dino Golzine.

Eso pasó.

Y en retrospectiva era obvio que Dino no tardaría en atar cabos sueltos alrededor de su muerte falsa si hasta Blanca se lo advirtió pero esperaba tener más tiempo para sabotear las cuentas o chantajear a sus clientes con las fotografías que se robó de Froggy tras matarlo en el club, club dónde consiguió escabullirse con Eiji y rieron, bailaron y se besaron y todo se sintió malditamente bien y luego... traga duro, intentando quitarse la imagen de Eiji completamente desnudo, inmovilizado a la cama gracias a un amarre en las muñecas, con los muslos temblorosos y el cuerpo sensible respondiendo excitado a sus comandos y rogándole por más para poderse concentrar en la misión. Enfócate, ¿qué ocurrió?, ¿en dónde te equivocaste hoy?

Estaban chantajeando a su primer testigo cuando una bala le voló los sesos y los hombres de Golzine inundaron el apartamento de ese senador político, todos salieron mal heridos antes de volver a casa o cómo llamen el escondrijo. Probablemente Dino sepa que ha cambiado naturaleza y debe odiarlo, siempre ha sido un maniático de control, incluso del inicio, convirtiendo su relación en un calco hacia el estereotipo del vínculo en el abuso en dónde Ash estaba necesitado de refugio y Golzine encontró de la oportunidad para alimentar su ego considerando la brecha etaria y de poder, usando sus cartas para poderlo manipular. Y seguramente esperó convertirlo en un sujeto sumiso (o mejor dicho: "una esposa decente") durante su adolescencia, por eso le puso su collar pero ni siquiera así...

Ni siquiera así se sometió.

Puesto que Aslan jamás se someterá, pueden romper su cuerpo e incluso la mente pero ¿su espíritu?

No.

Jamás permitirá que rompan su hambre por libertad y de hecho, ¿qué fue lo que Dino le dijo?

—No se puede domesticar a un lince, nunca serán buenas mascotas.

Así qué ¿por qué...?, ¿cuál es el afán para mantenerse obsesionado?, ¿qué diferencia hay entre Aslan y cualquier otra persona? Aunque no puede llegar a una conclusión absoluta el lince lo concibe como algo cíclico: mientras más crece su espíritu más ganas Dino tiene de romperlo y así ambos entran en un espiral obsesivo dónde se desafían mutuamente pero solo uno sobrevivirá. Así mismo como Dino no busca genuinamente atacar a Ash para "protegerse", Ash tampoco busca matarlo para "salvarse" sino que ambos buscan probar qué espíritu es más imponente y fuerte en relación a su contrincante.

—¿Qué haremos con Dino? —Shorter es quién pregunta, se ha sentado a su lado y la venda relumbra sobre su calva—. ¿Lo emboscamos?

—Creo que es lo más inteligente, no nos queda mucho tiempo para actuar.

—Realmente trataron de matarnos. —El dominante se sostiene la cabeza—. Ash, si Dino está ligado a Evanstine lo mejor será que Eiji no vaya a trabajar.

—Lo sé. —Un instinto asesino se apodera de él apenas recuerda la tortura a la que lo sometió, Aslan no sabe cuándo volverá a cambiar a un sumiso o cómo activar el mecanismo de cambio mejor dicho, pero sabe que si se encuentra a ese policía lo desgarrará miembro por miembro sin piedad, no desea mostrarle ese espectáculo de sangre a Eiji, no otra vez—. Me prometió que no iría.

—¿Y le crees? —Bones alza una ceja—. Es terco.

—¡No iré de verdad! —Grita de la cocina—. ¡Estoy con licencia y luego renunciaré!

—Vaya pelotas que tiene para entrometerse en la conversación. —Shorter sonríe de forma altanera, arroja su espalda hacia atrás y sube ambos pies sobre la mesita del centro y ya puede escuchar a Eiji regañándolo por eso porque la limpieza es muy importante y demás, qué dolor de culo será pero ¿a quién engaña? Ama incluso los regaños—. Pero hablando en serio, fuera de las emboscadas que aún podemos montar y las fotografías que robaron, ¿tenemos algún as bajo la manga?

«Serví en Irak y creo que ese tal Dino Golzine tuvo que ver con cómo salí».

Banana fish. Banana fish. Banana fish.

—Mierda. —Ash no quería sacar el tema—. Creo que lo tenemos.

—¿Qué cosa?

—Una droga o algo así. —Pero atar cabos le es inevitable y posee sentido considerando el verdadero nivel de ambición y manipulación que regocija Golzine, una droga que controla todo—. Banana fish.

Ja.

Siempre te gustó jugar a ser Dios, ¿verdad? Incluso Blanca te lo advirtió.

—¿Pez plátano? —Bones alza una ceja aún más alto, no está impresionado—. No se escucha genial.

—Las drogas no son geniales. —Kong lo refuta.

—Sino son geniales ¿por qué vamos a robarla?

—Porque esa droga va a cambiar al mundo. —Y de pronto—. Idiota. —Una voz extra aparece dentro de su propia sala de estar junto a dos siluetas, sus presencias son imposibles de ignorar aun si desea.

—Yut-Lung. —Escupe el nombre—. Blanca.

—Te dije que la próxima vez que me vieras te lo traería.

—Debiste dejarlo en prisión.

—¡Eres un...! —Pero antes de que Yut-Lung tenga la oportunidad de estrangularlo.

—¡Yue! —Eiji corre de la cocina—. ¡Yue! —Y lo estrecha en sus brazos para girarlo y ¿por qué diablos su pareja es tan fuerte? Aunque no tiene respuesta debe confesar que lo irrita de sobremanera verlo abrazarlo en el aire mientras ambos ríen como si llevaran años apartados en vez de algunas semanas y son unos exagerados—. Te extrañé tanto.

—Te extrañé más. —Yut-Lung le llena las mejillas de besos y Aslan quiere vomitar por el asco, resulta desubicado que estén mostrando este espectáculo homosexual de cariño en medio de una reunión.

—¿Cómo es posible que cargues a esa víbora?

—¡¿Perdón?! —El aludido cae de golpe y se acerca con una mirada completamente homicida—. ¿Tú estás insinuando que yo estoy gordo? —Ash crispa una ceja debido a tan patética priorización, puff.

—Solo me sorprende que Eiji pueda cargar con tanto peso. —Canturrea con falsa inocencia.

—Te dije, solía ser deportista. —El sumiso se le acerca—. Creo que incluso podría cargarte y bueno, si te saco de la cama a rastras para que desayunes con Griff, puedo cargarte de hecho.

—No creo que... —Las palabras mueren en su boca ya que Eiji efectivamente consigue tomarlo entre sus brazos como si fuera una damisela, esto lo hace encogerse por la pura sorpresa y apoyar su oreja contra el fornido pecho del policía para deshacerse progresivamente con el abrazo, escucha su pulso y es frenético, tanto que lo hace pensar que Okumura está incluso más nervioso que él.

—Te dije. —Entonces le dice con una sonrisa de galante, vaya, nunca se había fijado en lo principesco que el sumiso podía ser, eso lo hace ponerse colorado sin razón lógica.

—¡Eiji es genial! —Bones chilla.

—¿Ves, Lynx? Si puede cargar a alguien tan... fofo como tú, puede cargar a alguien esbelto como yo.

—¿Fofo?

—No estás fofo, amor. —Claro que Eiji lo defiende—. Es el natto que te hincha.

Hijos de puta.

Pero no permite que esto lo distraiga, menos con la presencia de Blanca, quien puede jugar imparcial todo lo que quiera pero eso no hará a Ash más confiado. El plan es aislar a Dino y quitarle poder con sus influencias y su dinero para prevenir cualquier reprimenda que pueda tomar contra Ash (la droga será un seguro si es que la consigue, un as bajo la manga) Ash lo matará y luego acabarán con el clan Lee, es simple y aunque a Yut-Lung no le encanta esperar es inevitable. Dino no es un villano común, es el río principal que desata el caos, es quién logra manipular a su antojo y de esta manera conseguir que todo confluya alrededor de sus planes. Lo hace con Evanstine. Con el clan Lee. Con Griff y todos los otros soldados en Irak. Dino mueve los peones a su merced. Pero no a Aslan.

Nunca más.

—Entonces está arreglado. —Yut-Lung suspira para sí mismo en un rincón del escondrijo, es extraño salir de prisión y siendo franco podría haberlo hecho antes si quería, pero no tenía a dónde ir porque volver a la mansión Lee equipara tocar las puertas del mismo infierno y Eiji estaba ahí—. De verdad.

—Hola. —Shorter se ha acomodado a su lado, se encuentran absortos en un rincón de la reunión ya que los detalles han quedado afinados y el sumiso presenta demasiada fatiga para moverse.

—Hola. —Yue repasa de arriba hacia abajo el outfit de vagabundo del chino y no creía humanamente posible que se viera peor que con el uniforme de reo pero acá está, vistiendo ropas con estampados horrendos que además no dejan nada a la imaginación por lo poco que cubren—. Te ves fatal.

—¿Tienes que ser tan arisco siempre? —Entonces el sumiso bufa y se cruza los brazos sobre el tórax.

—Sino te gusta, no me hables.

—Pero estaba preocupado por ti. —La voz de Shorter se suaviza—. El tema de tus hermanos parece grave.

—¿Grave? —Un amargo e histérico «ja» es lanzado al aire—. Es más que eso.

—¿Cómo?

—No lo entenderías. —Y aunque la mayoría de las personas se habrían rendido dadas esas defensas tan violentas.

—Entonces... —Shorter se inclina con gentileza y vacila antes de tomarle las palmas, es extraño verlo tan preocupado por respetar su espacio personal y apreciar interés genuino en esos ojos puesto que los dominantes no son amables sin ganancia de por medio, Yut-Lung aprendió a interpretar su papel desde que mataron a su madre y se volvió astuto, no confía en los dominantes, le colocaron un collar gracias a la brecha de poder, su propio hermano, mierda—. Prometo intentar entenderte.

—¿Por qué te interesa? —Así que lo descoloca sentirse casi cómodo con Shorter.

—Porque éramos compañeros de celda. —Una sonrisa tímida nace ante tan irracional respuesta—. Anda, hazlo por los viejos tiempos, Yue. —Y aunque nunca le dio permiso para llamarlo por su apodo no le molesta de igual manera.

—¿Los viejos tiempos? —Inquiere con una expresión indignada que solo es una fachada craquelada.

—Sí, ya sabes. —Shorter frunce el entrecejo e intenta recordar—. Por todos esos buenos momentos que vivimos juntos en prisión.

—¿Cómo cuáles?

—Como esas veces que te salvé de las cucarachas que habían dentro de la celda.

—Cucarachas que acabé matando yo. —Lo confronta con ambas palmas en su cintura—. No cuenta.

—¿Qué tal la vez en que tuve que pelear contra un reo por tus productos de skincare?, ¿o la vez en que no podías dormir porque tenías "cólicos por tu ciclo" y tuve que conseguir medicina?, ¿o la vez en que tu cabello se atoró en los barrotes y tuve que desvelarme desenredándolo?, ¿o la vez en que tuviste una pesadilla y te traté de contar un cuento?, ¿o esa vez dónde robamos dulces de la cocina?

—De todas maneras fracasaste en todas las misiones. —Bufa pero algo se siente blando en la charla.

—¿Qué hay de la vez en que nos acurrucamos para mirar las estrellas a través de la celda?

—Nos dejaron en confinamiento solitario porque estábamos gritándonos, casi te ahorco.

—Ya, pero ¿acaso me negarás que no fue romántico? Incluso te quedaste dormido sobre mi pecho.

—Eres un tonto. —Finalmente Yut-Lung sonríe por sus memorias con curiosidad, definitivamente le es extraño que Shorter los recuerde con semejante romanticismo si para él fueron una tortura total.

—A mucha honra. —Y trata de confiar, Shorter no podría usar esta información en contra, por ende, es poco probable que salga mal—. ¿Entonces...?

—¿Entonces qué?

—¿Me contarás? —¿Ya qué? Al menos le sacó una sonrisa y su pasado no es precisamente secreto.

—Quiero matarlos para romper el vínculo. —El sumiso toca su gargantilla—. Es la única manera que existe para romper una unión: que uno de los dos muera. —Shorter palidece de golpe.

—¿Tu dominante es uno de tus hermanos? —Cierto, no se lo contó explícitamente ni a nadie siendo honesto, pero apuesta que Ash lo sabe y no solo eso, que Ash lo entiende en ese sentido (o lo hacía).

—Es enfermizo ¿verdad? —La mirada de Yut-Lung se clava en un punto fijo de la cocina—. Mi propio hermano me hizo su sumiso, decía que me parecía a mi madre y que eso me hacía...deseable. —Yue toma una gran bocanada de aire antes de sostener una mirada con el dominante, no va a permitirle verlo débil o frágil, no lo ha hecho con ningún dominante hasta ahora y Wong no será su excepción—. Tenía seis años cuando eso pasó.

—Mierda.

—Sí. —Yue sonríe—. Mierda.

Se quedan en silencio durante lo que impresiona ser una eternidad, Shorter parece estar batallando en buscar las palabras de consuelo correctas mientras que el sumiso lo analiza con una falsa frialdad. Desde el instante en que Shorter cruzó su celda se le pusieron los pelos de punta y no debido al aura de dominante que desprendía sino por su actitud, entró con una sonrisa bonachona, con el uniforme desarreglado, una calva y unos estúpidos lentes de sol como si quisiera hacer vida social, eso prendió sus alarmas mentales porque las personas no lo miran así nada más, ni siquiera su clan y sin embargo Yue es bueno para esperar y eso hizo. Esperó que Shorter hiciera algo y se le tirara encima e inclusive se atrevió a incitarlo. Pero no pasó nada. Día tras día. Shorter no hizo nada. No lo hirió. No lo sedujo. No intentó tomarlo. No lo manipuló. Al contrario, lo incitó a hacer tonterías a su lado como si en vez de una prisión estuvieran en un patio de juegos y fue divertido, lo más divertido que hizo en su vida.

De repente se notó a sí mismo demasiado cómodo con la presencia del invasor y aun si era Yut-Lung quién tenía el poder sobre literalmente toda la prisión por sus encantos, Shorter adoptaba la postura protectora como si fuera un instinto cuidarlo, raro ¿verdad?

—Nunca te quedas sin palabras. —Entonces se burla porque está nervioso y sino ataca primero está la posibilidad de romperse frente a alguien más y no quiere eso—. ¿Tanto te incomodó?

—Me da mucha rabia. —Yut-Lung alza el mentón con una mofa en la punta de la lengua cuando...

—¿Estás llorando? —Queda helado, está no es la reacción que esperaba.

—Me da tanta rabia. —Entonces repite con los puños apretados y la quijada tensa—. Voy a matarlos con mis propias manos, te prometo que apenas acabemos con Dino me colaré y les cortaré el cuello.

—¿Por qué te miras tan ofendido? —No lo pregunta con malicia o dureza, pero la dureza es la mejor amiga de la fragilidad en estos casos—. No te pusieron el collar a ti.

—Porque me importas y me duele. —Suelta y es casi histérico—. Y yo te juzgué tanto sin siquiera...te debí preguntar, lo lamento de verdad.

—No es la gran cosa.

—Lo es. —Lo refuta y se mueve tan rápido que de alguna manera Yue es acorralado contra la pared.

—Shorter.

—Debió ser muy duro pasar por tanto.

—No. —El sumiso intenta ponerle un alto al leer sus intenciones—. No te atrevas a sentir compasión, no la quiero, no la necesito, nunca la he necesitado y nunca la necesitaré, me da asco.

—No es compasión. —Wong le asegura y a juzgar por la manera en que tensa los puños le duele en un nivel físico no abrazarlo, supone que espera su consentimiento y a la vez se le hace ridículo—. Es preocupación y cariño, somos amigos.

—¿Somos amigos? —Su mirada es afilada—. ¿Desde cuándo? No recuerdo haberte dado ese honor.

—Bueno, te considero mi amigo. —Wong no cede a raíz de sus espinas—. Y cuando entablo amistad con alguien soy realmente leal con esa persona, cuido a quienes me importan y para tu desgracia tú me importas y te seré leal aun sino lo quieres. —¡¿Qué diablos le puede responder a esa estupidez?!

—No quiero tu lealtad, trabajas para Lynx.

—Ash es mi mejor amigo. —Le aclara—. Y siento que las cosas son distintas contigo. —Yue sabe que su cara está ardiendo en este momento y es horrible, incluso en las situaciones más obscenas nunca se sonroja, sonrojarse es para débiles de corazón blando y él definitivamente no es eso, no obstante, algo en estar acorralado contra el fornido pecho del dominante y la pared lo hace sentir adolescente.

—No soy un reemplazo de sumiso solo porque Lynx ahora es un dominante, en cualquier momento puede cambiar, no me necesitas para llenar ese vacío.

—No es eso, Yue.

—Además, aunque ambos seamos sumisos nuestras presencias son totalmente distintas, no podría parecerme a Lynx aunque quisiera para devolverte esa lealtad, pierdes tu tiempo y... —Shorter pone un dedo sobre los labios del sumiso para callarlo y arde.

—No es eso. —Algo en su mirada tan intensa hace que le duela mucho el corazón—. Te lo prometo.

¿Y qué vale la promesa de un dominante de todas maneras?

No valió cuando su hermano le prometió que si se "portaba bien" no lo marcaría, tampoco al tratarlo cual mercancía y venderlo a dominantes que tenían la edad de su padre muerto y quienes por cierto, también le prometían cosas y no cumplían, le prometían que no le harían daño, le prometían que si le hacían daño le gustaría, le prometían que lo salvarían, que lo amarían, que era valioso y que si era lo suficientemente bueno para tragarse la humillación lo cuidarían. Nunca lo hicieron. Jamás. Ni una sola vez, cree que por eso volcó tanto interés en Ash e incitó a Eiji a esa primera misión al conocerlo, si alguien entendía de promesas vacías debía ser otro sumiso aunque no le tomó mucho comprender que no eran iguales puesto que Aslan estaba enamorado. Yut-Lung no. Él es autodestructivo. Es todo lo que conoce y es todo lo que será.

No cree poder ser salvado por algo tan frágil.

Perdón.

—Quédate conmigo en el Chang Dai. —Y como si Shorter viera la catástrofe que hierve en su cabeza le dice esto—. No regreses a esa mansión, por favor.

—Planeaba quedarme con Eiji. —Qué está enlazado con Sing y probablemente quieran tiempo para arreglar ese drama, a Yut-Lung solo le gusta el drama cuando él mismo lo provoca así que no, gracias.

—No creo que sea buena idea.

—En esto te doy un punto. —El sumiso aprieta los labios ajeno al resto del ambiente, permitiéndole a Shorter inclinarse un poco más y es casi como si quisiera esconderlo del resto con ese gesto, vaya, ¿quién diría que Wong sería tan galante?—. ¿Por qué quieres que me quede? —Entonces pregunta.

—¿Acaso no te dije? —El chino le sonríe con ternura—. Te soy leal.

—Pero...

—Y parte de la lealtad tiene que ver con cuidarte, incluso si tú no puedes cuidarte a ti mismo todavía.

—No sabía que andaban de novios. —La voz de Ash rompe toda la magia, Yut-Lung se aparta con un tic en el ojo para encontrarse a toda la pandilla mirándolos con una sonrisa pícara y quiere matarlos a todos (menos a Eiji, Eiji es su chico)—. Sabía que pasaban cosas en su celda, se lo tenían guardado con toda esa fachada de llevarse mal.

—¡Cállate! —Yut-Lung brama—. No eres quién para hablar. —Ash obedece al saber que tiene razón.

Pero no es solo eso sino que Shorter tiende a anteponer a quienes ama al propio bienestar, sin darse cuenta eso lo llevó a no querer nada para importunar, se encontraba demasiado sumido en el papel de hermano mayor protector y por eso es tan reconfortante ver esa clase de mirada incluso a través de los lentes de sol, aun sin explicitarlo Aslan sabe lo que significa puesto que habla de la impotencia, crudeza y dolor generado al no poder proteger a quien se ama, es la misma que puso ante Evanstine, es la misma que puso cuando su cuerpo no cambió y supo que Eiji pagaría, la misma que debió poner cuando estaba enfrentando a Garvey en la arena y Eiji fue traído de incentivo, es una mirada que ha visto en Eiji también cuando le habla de Cape Cod, es una mirada de: «desearía haberte cuidado de todo lo malo que pasaste, pero de ahora en adelante juro protegerte con mi vida».

Una mirada de aunque-el-mundo-entero-esté-en-tu-contra-yo-siempre-estaré-a-tu-lado.

Porque tu vida es importante.

Porque a ti puede costarte amarte pero a mí me la dejas muy fácil.

Porque me importa un carajo si eres un dominante, un sumiso o un switch y yo estoy atado a alguien más, te amo. Lidia con eso.

Eiji Okumura, damas y caballeros.

Y Ash no puede evitar que su estómago se llene de mariposas caminando por Nueva York con Eiji de la mano, su mano siempre le ha agradado, es suavecita y más pequeña, lo suficientemente pequeña para que pueda sostenerle ambas palmas con una de las suyas. Y algo en estos momentos cotidianos mientras lo acompaña de regreso a su casa porque no quiere que peligre son especiales, no sabe si es porque puede engañarse a sí mismo y decirse que está paseando con su pareja en vez de cuidarlo de alguna emboscada de mafias o por la intimidad que disfruta con el sumiso.

—No sabía que a Yue le gustara tanto Shorter. —Entonces Eiji suelta con una sonrisa brillante, siguen caminando, hace frío y francamente Ash tiene ganas de sacarse la chaqueta para ponerla sobre sus hombros por el mero placer a verlo usar su ropa pero también conoce su lugar y a fin de cuentas el collar es de Sing aún—. Aunque lo sospechaba, fue extraño verlos hoy.

—¿Lo sospechabas? —Ash alza una ceja, confundido—. ¿Cómo? Parecían quererse matar, cada vez que hablaban estaban discutiendo.

—Así Yue demuestra su amor.

—Qué dolor de culo.

—¡Ash! —Y claro que lo regaña y le tira la mano—. No digas eso solo porque te sientes identificado.

—Yo no me siento identificado por eso. —Jadea completamente indignado—. Te expreso mi cariño con dulzura.

—Ajá. —Eiji crispa una ceja y frena sus pasos—. ¿No te estabas quejando de mis terribles servicios de enfermería en la mañana? —El lince se encoje de hombros, tratando de restarle importancia.

—Es un detalle. —Escamotea—. Te demuestro mi amor de otras maneras. —Eiji bufa.

—Qué conveniente. —Y algo cambia en su actitud, a Ash le toma menos de un segundo vislumbrarlo y no se debe simplemente por la transparencia del japonés, sino que lo conoce y de a poco aprende a leer este lenguaje tan desconocido para él—. Además... —Eiji empieza a juguetear nervioso con el borde de su camiseta—. Los sumisos demostramos de otras maneras el afecto ¿sabes?

—Eiji.

—Lo que pasó en el club. —Y eh acá la bomba—. Sentémonos a hablarlo.

Una serie de pensamientos catastróficos no tardan en escalar y escalar en su cabeza, confiesa haber estado escamoteando el tema porque esa noche le parece surreal, Eiji hasta hace poco apenas podía tolerarlo cerca y además, tiene dueño, por ende, ninguno de sus comandos debería haberlo excitado así que probablemente quiera charlar para patearlo por transgredir sus límites y convertirse en Dino, mierda, se juró romper el ciclo y acabó convirtiéndose en sus propios abusadores, ja, ja, ja ¡Qué risa! Sin duda es la broma más grotesca que ha escuchado.

—Me gustó. —Eiji lo suelta despacio y repleto de pánico, encogiéndose dentro de su camiseta y Ash no aguanta más no estarlo cubriendo así que se quita su chaqueta de mezclilla y lo protege, entiende que es patético ceder a sus instintos y que jamás será su sumiso—. Nunca había sentido...me lastimó lo que hicimos esa noche, me dolió pero se sintió realmente bien y creo que despertaste algo en mí, no estoy seguro, tal vez así debe ser un sumiso, pero me gustó, Ash.

—Eiji.

—Me gustó y no me quiero sentir culpable por eso. —El moreno separa los labios con lentitud como si estuviera procesando sus propios pensamientos antes de ponerlos en palabras, la bruma de copo de nieve ha puesto su nariz colorada y ha convertido su piel en caramelo dorado, es precioso y Aslan no puede hacer más que quedar embelesado, se sentaron cerca de un parque—. No sé por qué pasó o reaccioné tan bien a ti, pero lo hice y si tú lo odiaste yo...

—No lo odié. —Ash lo calma, acomodando una mano sobre la mejilla de Eiji—. Me sorprendió nada más.

—¿Qué lo hiciéramos?

—Que me dejaras estar tan cerca considerando que tu cuerpo me rechazaba.

—Oh. —Eiji se deja acariciar y es adorable—. Estoy contento por eso, siento que mi cuerpo, corazón y mente por fin están en sintonía.

—¿Eh? —Ash crispa una ceja, coqueto—. ¿Tanto me amas para darme todo eso, onii-chan?

—Sí. —Pero el tiro le sale por la culata.

—Eiji.

—Mi cuerpo, corazón, mente y alma. —El sumiso es descaradamente sincero con sus sentimientos, eso duele considerando la gargantilla que pende contra su cuello—. Te amo, Aslan Jade Callenreese.

—Sing. —Odia que el nombre brote e irrumpa su burbuja.

—Sing lo sabe, he sido muy claro con él para no hacerle daño. —Pero aún así a Ash le resulta factible que eventualmente terminen juntos, están enlazados y debe ser más sencillo enamorarse de alguien a quién está predestinado que luchar todo el tiempo contra el destino—. No, no hagas eso.

—¿Qué cosa?

—Estás pensando en algo doloroso sobre nuestra relación. —Ash sonríe, porque Eiji podrá no leerse novelas completas pero sin duda es experto leyendo la encrucijada en sus ojos—. Lo mismo debería aplicarte con Dino entonces ¿verdad? —Aborrece que tenga razón—. Estar enlazado a alguien no te obliga a amarlo ni nada similar, es más fácil, es verdad y Sing es un amigo muy importante, pero aun así no puedo aceptar a nadie que no seas tú y Sing puede buscar a otro sumiso todavía.

—Eso es injusto.

—Claro que lo es. —No lo dice con rabia, sino calma—. Pero aprendí a dejar ir esas cosas que todavía no puedo cambiar y a trabajar en el margen de libertad que tengo. —La mandíbula de Aslan tiembla ante la cercanía que disfrutan en la banca de madera, pétalos similares a los cerezos caen en la brisa y se enredan en el cabello entintado de Eiji, dándole una apariencia angelical.

—¿Cuál es nuestra elección en este caso?

—No puedo arrancarme el collar ni romper el vínculo pero elijo quedarme a tu lado, Ash. Lo he dicho en serio en cada ocasión. —Sus hombros caen rendidos dentro de su delgada camisa, ¿para qué lo trata de negar? Sin duda se enfrentaría al mundo entero por Eiji Okumura y ese sentimiento no hace más que empeorar con cada respiración que comparten—. Y si tú también me quieres a tu lado, no tengo nada más que pensar.

—¿Nunca te di miedo? —No se refiere a la reacción física en el switch—. Siempre supiste lo que era.

—No, Aslan. —Pero Eiji ni siquiera vacila al inclinarse y acomodarle un mechón detrás del oído y esa caricia se siente como un pétalo de cerezo—. Tu belleza nunca me asustó.

—Pero...

—Ni una sola vez.

Se calla.

Se rinde.

Lo acepta, no puede ganar. Así que se permite tener eso y le toma la mano con orgullo, retoman su paseo hacia la casa del japonés y sí, se deja bajar la guardia un instante y deleitarse del amor que su mirada cobriza desprende, de la devoción que brota de sus labios, la gentileza en su toque y el vuelco en el corazón. Es feliz, es el sentimiento más feliz del mundo. Y solía pensar que Eiji era del tipo ajeno en relación a las injusticias que ocurrían, que era la clase de persona que sabía que le pasaban cosas a todo el mundo y que le podrían pasar a cualquiera pero jamás a él mismo, aunque Ash ahora sabe que no es el caso y que de hecho, comparten la desgracia de pertenecer al grupo dónde pasan dichas cosas, se dejan ir y fingir que no es así.

¿Se arrepiente por saborear esto? Cree que no y que nada podrá arruinarlo, sin embargo comprende de antemano que la esperanza es una hija de puta descorazonada y cuando menos se lo espera...

—¡Ash!

No tiene tiempo para reaccionar, no tiene tiempo para tomar su arma, no tiene tiempo para pensar en absolutamente nada más que proteger a Eiji por lo que se antepone, usa su cuerpo como escudo frente a uno de los hombres de Dino que los venía siguiendo y lo protege tal como dijo que lo haría.

Lo apuñalan.

Plic.

Plic.

Plic.

Se desangra.

Pero si es por Eiji...

—¡Ash, por favor no te duermas! —Si Eiji está a salvo—. ¡No te atrevas a cerrar los ojos! Te lo ruego.

Cree que está bien perecer de esta manera.

CHAN, Ash no se muere, relax, andamos recien en los 2/3 del fic, pero si se nos viene potente ya sea por Dino y por otras cosas, mañana es un capítulo que me gusta mucho y me da mucho confort, estoy emocionada y ya el domingo...bueno, ahí verán.

See ya~

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