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20. Fight.

Hola mis bonitos lectores~ Nada que reportar por estos lares, solo que recuerden todas las advertencias como siempre y desearles y a mí de paso, suerte para acabar con esta dínamica que nos queda tan poquito. Mil gracias por leer.

¡Espero que les guste!

Va a ir a un bar gay.

Yep.

Es curioso, siempre imaginó que haría su primera visita a un local de dicha índole con su universidad como excusa o acompañado de algún amigo audaz y coqueto como Yue sin embargo, no se aventuró a ir en su país natal, cuando llegó a América e hizo su primer amigo real (Aka: Sing) su capricho había sido enterrado en lo más profundo de sus memorias. Por eso escuchar la petición de los chicos sobre acompañar a Ash a un club en busca de un tal Froggy lo emocionó más de lo que debería.

La misión es simple: Eiji debe ser el acompañante de Ash en una fiesta para que no sospechen de su verdadero motivo de visita y pueda recuperar unas fotografías en paz, Eiji quería preguntar con más detalles acerca de la naturaleza de dichosas fotografías pero eso lo hizo poner una expresión afligida que le rompió el corazón, pudo hacerse una idea, si son imágenes lo suficientemente delicadas para manipular a los poderosos y al mismo Dino Golzine no pueden ser buenas.

—No tienes que venir conmigo y arriesgarte así. —Fue lo que le dijo en un primer instante—. Entrar ahí será entrar en la boca del lobo ¿entiendes? —Sin duda Eiji lo comprendía, sí, claro, puede poseer un papel secundario en la prisión y nunca haber salido a patrullar como los demás, pero no es tonto.

—Ash, no es mi primera misión de encubierto.

—¿No lo es?

—¿No recuerdas cómo nos conocimos? —El lince crispó una ceja con suspicacia y Eiji esperó que no lo apretara más o tendría que confesarle que esa fue su primera (y única) misión espiando pero hey, si fue tan bueno para engañar al lince de Nueva York debe haber hecho algo bien ¿verdad?

—Tú ganas.

Eso llevó a Ash a aceptar y a Eiji a ganarse el respeto absoluto de la pandilla por haber "domesticado" al lince feroz y a su vez, lo llevó literalmente a una habitación para que Bones y Kong ayudaran para que se viera más...¿gay? Si es que tiene algún sentido.

—Creo que se ve lindo. —Bones concluye, dejando en paz su cabello.

—Eiji siempre se ve lindo. —Kong crispa su ceja antes de alejarse—. ¿De dónde sacaste el vestuario?

—Lo compré cuando fui a buscar a Shorter a Chinatown.

—¿Por qué? —Eiji se repasa de pies a cabeza, volviendo a resaltar su brillante camuflaje.

—Para pasar desapercibido en Chinatown.

—Te ves más gay, no más chino.

—¡Bones! —Eiji gimotea, alisando esa chaqueta rosa brillante hacia sus jeans oscuros que ni siquiera están rotos y por ende, no son geniales como los de Aslan pero da igual porque al menos puede usar su musculosa negra preferida debajo de la chaqueta—. No me veo más gay con este atuendo.

—Tiene razón. —Kong frunce la boca—. Le falta el toque final. —Y antes de que el sumiso refute un par de anteojos rosillos de botella son acomodados en su cabeza igual que si fuera una tiara—. Listo.

—Ahora si se ve gay. —Bones lo contempla con una sonrisa satisfecha que resalta su único colmillo.

—¿Cierto? Es una carta de amor a la homosexualidad.

—Son de lo peor. —Se queja cubriéndose la cara, su gargantilla relumbra en todo el atuendo, espera que nadie se percate de que huele a un dominante diferente a pesar de ir con Ash—. ¿Por qué tengo que ir yo y no se ofrecieron ustedes de voluntarios? —Los chicos intercambian miradas estupefactas.

—Porque no seríamos convincentes.

—¿Convincentes? —Bones se rasca la nuca, visiblemente nervioso.

—Ya sabes, el que vaya debe fingir ser la pareja del jefe y pasar un buen rato para que se traguen la actuación. —De pronto el japonés se pone rojo de pies a cabeza tan abruptamente que incluso arden sus orejas, se cuestiona si será capaz de hacer eso con Aslan considerando la distancia física que han tenido en este tiempo, pero se siente optimista por esa charla bajo la lluvia. Puede hacerlo—. El jefe nos mataría si intentamos pararnos en el mismo metro cuadrado que él.

—¡Es verdad! —Kong añade—. ¿Te imaginas de novios? Camaroncito recibirías nuestros cuerpos en una bolsa.

—¿Nuestros cuerpos? —Bones resopla—. Nuestras pelotas.

—¡Bones!

—¿Qué? El jefe es capaz de arrancarnos el pajarito con pelotas para colgarlas en su árbol de navidad.

—¡No me des esa imagen mental! —Eiji sabe que debería irritarse por el repentino desvío de trama, sin embargo, no lo hace y al contrario, lo ayuda a relajarse.

—Además... —La mirada de Bones se suaviza—. Solo mírate, eres malditamente adorable. —Y ahora sí lo atreve a repasar de pies a cabeza validando en cierta medida sus habilidades de camuflaje o tal vez, validando al propio Eiji—. Nadie va a sospechar de tus ojos de ciervo perdido o tu cara de bebé.

—¿Gracias?

—Eres un contraste perfecto para el jefe. —Ambos concluyen.

—Supongo.

—Eiji. —La voz de Shorter retumba del otro lado, están en el escondrijo temporal de la pandilla y su misión no le queda muy lejos—. ¿Estás listo? —Toma una gran bocanada de aire, no desglosa porqué está tan nervioso si ya ha estado mil veces a solas con Ash e incluso se han besado.

—Estoy listo. —Pero lo está, su corazón late como loco—. Ya voy.

—Eiji. —Y su corazón se pone aún peor cuando sale ya que Aslan...

Es precioso.

Sin duda es el hombre más hermoso que ha vislumbrado en su vida, está usando un conjunto simple, juvenil e incluso descuidado que consta de unos jeans claros con rasgaduras en los muslos, la prenda envuelve sus piernas haciéndolo lucir aún más alto y esbelto y dándole un toque cool a sus converse rojas que ya se le ha hecho hábito usar, lo único que lleva arriba es una musculosa negra que deja a la vista sus torneados y fuertes brazos, consiguiendo que Eiji trague nervioso, cree que el look resalta no solo la palidez angelical de su piel sino toda esa aura de rebelde sin causa. Luce hermoso pero es una belleza diferente a los ternos de fiesta que Dino lo obligaba a usar, esta es una belleza coherente a la imagen que Griffin le mostró cuando se conocieron mejor. Más Aslan y menos Ash.

—Se ve guapo, ¿verdad? —Shorter le pregunta orgulloso y ni siquiera se dio cuenta de cuándo llegó.

—Lo hace. —Eiji se encoge en su chaqueta—. Te ves muy guapo, Ash. —Se ha vuelto muy consciente de la brecha de belleza que los separa, francamente cree que Aslan es el tipo de beldad transparente que refleja y resalta su preciosidad aunque use un uniforme de prisión mientras que Eiji es...simplón, aburrido e incluso fofo en comparación.

—No te ves muy rudo en tu atuendo, onii-chan. —Entonces se burla y hace que le apriete el corazón.

—Tienes razón, debería cambiarme.

—¿Qué? —El lince se mira desconcertado puesto que así suelen bromear.

—Me veo mal, mejor me cambio.

—¡No! —Pero Ash lo toma del brazo y esta vez no tiembla y...—. Te queda bien. —Musita con hasta las orejas rojas, bajando su cabeza como si realmente hubiera soltado un pensamiento prohibido.

—¿Solo bien, Ash? —Shorter lo golpea del hombro, entretenido.

—Sexy. —Musita—. Es toda una mezcla entre sexy y lindo que no me deja pensar con claridad y yo...

—Ash.

—D-Deberíamos irnos. —Entonces brama y lo toma de la mano—. Nos vamos, adiós.

—¡No los esperaremos hasta tarde! —Shorter ríe porque también tienen que venir y quedarse cerca si pretenden tener éxito en la misión.

Se suben al auto todos juntos. No dejan de molestar a Ash. La rigidez es palpable en el aire. Sus risas ayudan a aligerar la tensión. Eiji aprieta la mano de Ash durante todo el camino hacia el bar. Es lindo. Por fin pueden retomar su cercanía física. Gracias a Dios.

El japonés ha pensado en confrontarlo durante varias ocasiones acerca de la naturaleza genuina que esconde la relación pero francamente no cree tener derecho a hacerlo, para Aslan debe ser doloroso verlo con el collar de otro dominante así como para Eiji es doloroso tenerlo, y a fin de cuentas no va a presionarlo en un momento tan crítico dónde está tan cerca de la libertad, menos con Dino Golzine acechando pero en el fondo teme que Aslan se aburra y busque otro sumiso, tal como Sing confrontó su exceso de supresores, lo suyo es instintivo y tiene consecuencias físicas y psicológicas muy graves no satisfacer su naturaleza y Ash es en teoría un dominante neófito (al menos hasta que cambie por ser switch). Ash tiene necesidades.

—Nosotros nos quedaremos cerca. —Alex anuncia, es quién está conduciendo la camioneta, Shorter lo mira con preocupación a través de los lentes, le sorprende que incluso habiéndose conocido hace tan poco sea tan perceptivo y preocupado con Eiji, primero pensó que era por ser un sumiso.

—¿Están bien? —Ahora entiende que es una cuestión de Shorter—. Los dos se ven como la mierda.

—Son los nervios. —Ash dice, más, lo escucha tragar duro—. Nosotros trataremos de encajar dentro de ese ambiente mientras ustedes se meten al circuito de electricidad y cortan las cámaras y luces.

—Ni siquiera lo dudes. —Wong les guiña un ojo y se aventuran hacia el club.

Entran a un bar gay.

Yep.

Se ve... normal. Okey, no es como que Eiji tenga lugares de referencia al ser su primera vez pero luce mucho menos excesivo de lo que se hubiera imaginado, hay exageradas cantidades de guardias ante cada puerta y a juzgar por su aura la mayoría son dominantes y ahora agradece tener esta gargantilla más que nunca. Aslan muestra su invitación del celular, les piden algunos datos (falsos por supuesto) finalmente los dejan entrar y es otra historia cuando cruzan la puerta principal. El aroma inunda sus fosas nasales apenas ponen un pie en el verdadero club y huele fuerte, se imagina que así deben ser los animales cuando emiten feromonas, todos están emparejados, algunos dominantes disfrutan de más de un sumiso pero todos con collares, por supuesto.

—Alto. —No los dejan ni llegar a la barra cuando los detienen—. Acá no se aceptan torcidos. —Aslan frunce el entrecejo visiblemente molesto por el comentario.

—Él es un sumiso y yo un dominante. —Indica, no es primera vez que tiran estigmas sobre las parejas en esta sociedad ¿qué diablos les importa?—. No somos torcidos.

—No pueden pasar.

—No entiendo cuál es el problema, somos una pareja malditamente normal. —Su ira hierve, se nota.

—No. —El guardia se inclina demasiado hacia Eiji y huele su collar—. Él es el sumiso de alguien más.

—Ash...

—Shh. —Musita para calmarlo—. Es mi sumiso. —Y entonces...

—No es verdad, le tendré que pedir que me acompañe a la salida.

—Él es mi sumiso. —Usa su voz de dominante, es grave y Eiji puede sentir cada vibración que emiten las palabras resonando por su interior y algo en él despierta tras escucharlo, siempre ejercieron todo sobre comandos o control en su contra, nunca para protegerlo—. ¿Entendido? —Y que Aslan lo esté abrazando por la cintura con un aura posesiva y esta mirada de: «le pones una sola mano encima y puedes considerarte muerto» desata un vuelco en su estómago.

—S-Sí. —El guardia impresiona confundido—. Perdone las molestias, señor.

—Qué no vuelva a ocurrir.

Se abren paso hacia la barra, la palma de Ash se desliza juguetonamente hacia el dobladillo del jeans y quema tal como lo hizo cuando le dio una nalgada y lo llamó "sweetie". Esto es malo.

—Lamento el inconveniente. —Aslan ordena dos vasos de alcohol sin siquiera hablarle al bartender, no tardan en llegar—. Debí saber que esto pasaría.

—¿Por qué? —El moreno juguetea con los bordes de la copa, impresiona ser un licor suave de matiz ambarino que relumbra aún más contra los cubos de hielo y las luces de neón—. No comprendo por qué le molestó si somos una pareja "normal". —Lanza comillas despectivas al aire.

—Tu aroma es demasiado obvio. —Ash suspira con un leve resqueme de frustración—. Hay algunos retrasados a quienes les molesta que un sumiso ande con otro dominante por cuestión de lealtad.

—Ya veo.

—Mierda, debí pensarlo mejor.

—Y si tú... —Eiji se hunde en la chaqueta rosa, de repente hace demasiado calor dentro del club, sí, hay algo quemándolo por debajo de su piel—. ¿Y si me impregnas con tu fragancia? —Aslan tose sin siquiera haber probado el whisky para mirarlo con pupilas muy grandes y temblorosas.

—¿Qué?

—Tal vez no pueda quitarme el collar pero podrías...inyectarlas o algo así, sé que se puede.

—Eiji, apenas puede soportarme cerca. —Entonces el aludido se toma el vaso de alcohol para darse coraje líquido—. No te vayas a emborrachar. —Y le pide, deteniéndolo antes de que le dé otro trago.

—Estaré bien. —Le asegura—. Creo que estoy más cómodo, creo que empecé a reconocerte.

—¿Seguro? Porque te escuchas forzado. —Y algo en ese rechazo indirecto por muy preocupado que pueda ser o incluso dulce...duele. Porque lo hace sentirse como un sumiso incompleto y defectuoso.

Tal como Evanstine siempre le dijo que era.

—Voy al baño a tomar agua.

Eiji se lanza agua fría en la cara con la esperanza de bajar esa creciente temperatura que no desglosa si ha aparecido por la rabia o la excitación, hay un nudo atascado en su corazón que siente derretirse progresivamente dentro de su estómago desde que escuchó al lince usar su voz de dominante y está hecho un lío. Por una parte, le da miedo de que efectivamente Aslan despierte un lado más instintivo que Eiji se ha esmerado tanto en rechazar incluso con el collar de Sing, no debería ¿hola? los collares son símbolos de fidelidad absoluta a la pareja y excitarse por otras órdenes u obedecerlas es un tabú completo. Pero por otro lado, le da miedo de que efectivamente se dé el coraje y Ash lo rechace por lo que han pasado, tal vez se cansó de encajar dos piezas que no van juntas.

Eiji se mira en el espejo, el neón hace que sus ojeras luzcan amoratadas y pierda toda gracia dudosa que tanto alabaron en casa.

—Es duro tener que estar peleando constantemente contigo. —Entonces se dice a sí mismo ante el espejo y no recibe una respuesta.

¿Qué pasa si deja de luchar contra sí mismo?

¿Qué pasa si se deja de juzgar y se permite ser un sumiso?

Prefiere echarse otro chorro de agua fría antes de regresar, el ambiente en el local es aterciopelado, seductor e incluso psicodélico, huele a alcohol entremezclado a feromonas y droga, nunca ha estado en un lugar así antes y le cuesta encajar. Mira a Aslan todavía en la barra jugando con su propio vaso de whisky, tiene la mirada clavada en el líquido ambarino, una mano sostiene su barbilla, el azulado neón que lo empapa le da un aura sublime e inalcanzable que acrecienta más el nudo en su vientre.

—Ash. —Eiji se da el coraje para encaminarse, debe mantener la atención en la misión, van a robarse unas fotografías y los chicos ya deben estar interfiriendo con las cámaras, en cualquier momento le darán la señal al cortar la luz—. Lamento la... —Sus palabras mueren en su boca al ver literalmente una manada de sumisos alrededor del lince y ¿qué diablos?

—¿De verdad no quieres bailar? —No llevan collares (por lo que supone que trabajan en la cantina), pero le molesta verlos coquetear con tanto descaro, ¿acaso él es diferente? También considera a su belleza angelical como digna de admiración, pero hay algo en esos ojos que no le agrada—. Al menos déjame invitarte una copa, guapo.

—No, gracias. —Miran a Ash como si fuera un objeto, es eso.

—¿Por qué tan serio? —Lo tocan como si él fuera...y el corazón de Eiji duele cuando mira eso—. No es como si hubieras venido acompañado.

—Vino acompañado. —Eiji no duda en pararse frente al grupo de sumisos y apartarlos de Ash, todas las miradas se han posado en él, se las ha ganado.

—Tú apestas a otro dominante, no seas descarado.

—Soy su sumiso. —Gruñe porque es terco, definitivamente no dejará a Aslan con quiénes proyecten esa clase de vacío e incluso posesión en su mirada, si quiere buscarse otro sumiso bien por Aslan sin embargo, está fuera de discusión esta clase de sumisos que lo contemplan como si fuera mercancía en un escaparate o algo bonito que adquirir. No—. Apártense de mi dominante.

—¡Tú no...!

—Ya lo escucharon. —Ash se para con su sonrisa coqueta, su mano se ha vuelto a deslizar alrededor de la cintura del japonés y le gusta, al diablo, al menos esta noche sus toques no son motivo de susto o rechazo, sino que se sienten adictivos—. Yo y mi sumiso nos vamos a bailar. —Declaran alejándose hacia la pista, hay muchas parejas empapadas por la música y las luces fosforescentes, es abrasador.

—¿Tenemos tiempo para esto? —Musita cuando están lo suficientemente lejos.

—Shorter aun no nos llama ¿verdad?

—Sí pero... —Baja el mentón y Ash no se lo permite.

—Divirtámonos un poco, onii-chan.

Todo se siente demasiado intenso en la pista de baile con Ash, su voz de terciopelo deliberadamente baja y sensual susurrándole en la oreja con la excusa de la música, sus manos estrechando con fuerza sus caderas y colándose dentro de su chaqueta rosa, sus ojos clavados en Eiji y haciéndolo tiritar por la excitación sin siquiera decir una palabra mientras el sudor convierte su pálida piel de ángel en una capa de diamantina, es hipnótico y sofocante, francamente a Eiji le es extraño el cambio en su propio cuerpo en relación al dominante, cree que finalmente lo ha superado y no teme ser lastimado y aun si eso es motivo de festejo le sorprende la prontitud con que se acostumbró, hasta a Sing le costó el llegar a ese punto. ¿Por qué Ash es diferente? ¿Por qué Ash se siente tan...bien?

Tiene un collar, no debería.

Tiene a un dominante.

—Tengo que preguntarte algo. —Entonces Ash le musita a través de la música y quema, Eiji permite que sus dedos se deslicen alrededor del cuello del dominante, es largo y pálido, está mojado gracias al sudor y huele adictivo, Eiji quiere enterrar su nariz en aquel lugar, no lo hace—. ¿Por qué escogiste ese atuendo?

—Dijiste que no se veía mal.

—Ni lo hace. —Lo siente tragar duro y desviar la mirada—. Pero te ves...

—¿Gay? —Eiji pregunta entretenido—. Bones dijo que debía verme más gay para entrar a la cantina.

—Sí pero prácticamente estás cargando una bandera del orgullo. —Eiji ríe entre dientes, Ash aprieta sus palmas contra sus caderas y eso hace que la temperatura suba demasiado, hace un calor infernal y sofocante que no se podrá quitar ni aunque se arranque la piel.

—¿Te molesta?

—Nunca dije que me molestara. —Ash crispa una ceja con coquetería—. Creo que es sexy y bonito.

Sexy y bonito.

Sí.

Como debe ser un sumiso.

—Esas personas de antes... —Los toques de Eiji se congelan sobre el cuello del lince, su palpitar está más rápido que el ritmo de la tonada y es tan violento que cree que se le saldrá el corazón—. ¿Estuvo bien que interfiriera? No quería pasarme de la raya ni nada, pero te veías muy incómodo.

—Eiji.

—Como si realmente no quisieras estar ahí y ellos te miraban tan...vacíos. —Sus dedos se tensan en los bíceps desnudos de Aslan—. Me dio rabia.

—¿Por qué? —Su mirada jade se quiebra con sus palabras—. ¿Cómo pudiste darte cuenta? Escondo muy bien mi verdadera incomodidad, he sobrevivido de esa manera. —Las palmas de Ash se tensan encima del vientre del japonés por debajo de la camiseta terminando de evaporar el nudo que yacía ahí, convirtiéndolo en alcohol efervescente y caramelo azucarado.

—Te lo dije. —El moreno se eleva en la punta de sus pies para susurrarle:—. Tus barreras no son tan altas como crees.

—Mierda.

Lo siguiente que sabe es que la lengua de Aslan se encuentra dentro de su boca y se están devorando en un apasionado y caliente beso en una de las habitaciones del club, la esencia del dominante tiene un resqueme a whisky añejo que le da vueltas en la cabeza mientras su estómago se llena de chispas, mariposas y otras sensaciones embriagadoras en paralelo al candor insoportable y hace calor, tanto pero tanto calor que Eiji incluso si se desnudara hasta el alma cree que seguiría ardiendo, las caricias de Ash solo lo hacen mil veces peor, está empapado de sudor y se siente pegajoso, acalorado y sobre todo...con ganas de ser sometido. Mierda. Realmente quiere ser sometido. Es algo físico e irracional, es como si cada poro de Eiji le gritara que se dejara sucumbir por Aslan, recuerda las conversaciones que ha tenido del tema y cree que finalmente su mente, cuerpo y corazón están en sintonía por Ash.

—Tenemos que parar. —Entonces Ash jadea pero impresiona débil y carente de verdadera voluntad para apartarlo, hay una chispa negra en sus ojos.

—Ash. —Una chispa que le grita sus deseos por poseerlo. Tómame.

—O no podré detenerme. —Tócame.

—No quiero que te detengas. —Eiji ronronea—. Quiero que lo hagas, Ash. —El nombrado lanza para atrás su nuca, dejándose derretir por los labios del sumiso contra su cuello, finalmente puede hundir su nariz en aquel lugar y la fragancia es deliciosa—. Domíname. —Hazme rogar.

—No quiero hacerlo sin tu consentimiento. —Entonces incluso a través de la bruma de excitación el japonés se las arregla para sostenerlo de las mejillas y entablar contacto visual.

—Te amo y quiero hacer esto contigo, si alguna vez va a sentirse bien creo que tiene que ser contigo.

—Eiji.

—Te prometo detenerte si algo anda mal.

—Joder.

—Hazme tuyo, no me romperé. —Tararea—. Pero sí quiero que esta noche intentes romperme.

Algo despierta en Aslan tras la confesión, todo este tiempo se ha estado conteniendo y a Eiji le queda más que claro cuando vuelven a estampar sus labios y es salvaje, este beso es violento, desesperado y rudo, hay dientes mordiendo, carne clavándose con carne, bocas bebiendo de la esencia ajena tan hambrientas que cree que se quedará seco pero no le importa, es un cóctel que lo arrastra al éxtasis tal como una marejada salvaje lo haría. Más hondo. Quiere ir más lejos. Quiere ahogarse en Ash.

—Quítate la ropa. —Entonces Ash le ordena con un comando, es tan sensual que sus piernas tiritan igual que gelatina, una sonrisa juguetona se traza entre sus labios.

—¿Toda? —Es distinto a cualquier otro estado al que lo han inducido antes, si bien, su cuerpo suplica y quema por obedecer a Ash, continúa consciente, quiere complacerlo.

—Sí. —Ash muerde su labio inferior y lo tira—. Quédate totalmente desnudo frente a mí.

—Sí, amo.

—Aslan. —Corrige—. Llámame por mi nombre real.

El lince no deja de dominarlo con su boca mientras se quita la ropa y obedece, es una excitación que hierve en cada centímetro de su piel y resulta casi delirante, quiere palpar a Aslan pero ambos están dentro de un torbellino de seducción dónde las manos de Eiji tocan cada fibra que pueden sea de la musculosa o de sus brazos desnudos mientras que Ash le tira del pelo para someterlo contra la cama y le encanta, mierda, realmente le gusta y nunca se lo imaginó, con esto se referían a que el dolor sí podía ser placentero, esto es exquisito. Más. Quiere satisfacerlo aún más.

Llévame a la locura.

Tómame.

—Manos contra la cama. —Sus brazos obedecen por sí solos, Ash usa de su propia chaqueta rosada para amarrarlo entre el soporte e inmovilizarlo, lo ve relamerse la boca como si fuera un depredador con su presa servida en bandeja de plata.

—A-Aslan.

—Vamos a jugar.

Eiji no comprende cómo termina vendado, con las manos amarradas en el cabezal de la cama y peor: completamente desnudo ante Ash, pero lo hace. Es un juego, un tipo de comunicación especial entre dominantes y sumisos usados para satisfacer los deseos del otro y construir su relación de confianza mutua, Ash debe estarse conteniendo a pesar de todo, viendo cuánto dolor o exposición es deseable en Eiji y viceversa. Esa preocupación lo hace tragar duro, no creía compatible el someterse con amor, pero realmente quiere que Ash lo empuje hasta sus límites y a fin de cuentas, tiene instintos mucho más inclinados al masoquismo, deja de pelear consigo mismo. Es un sumiso carajo, puede disfrutarlo a pesar de todo, no se quedará de víctima por siempre.

Todo está fosco a través de la venda y se siente demasiado intenso, como si miles de manos de Aslan estuvieran apretujando, azotando, adorando, besando y marcándolo para luego apartarse y tocarlo con caricias fantasmas a través de soplos o tenues brisas, Eiji aprecia el aliento de Ash respirar sobre sus pezones dolorosamente excitados o sus labios casi tocar su pene goteante y erecto suplicándole por atención, aprieta sus propias manos e intenta luchar, sabe que Aslan se está saboreando al tener esa vista, sabe que lo mira igual que un lince con la presa servida en bandeja de plata pero ni siquiera puede cubrirse al estar inmovilizado, al contrario solo puede degustar la vulnerabilidad en espasmos cuando Aslan se anima a jugar con él. Y aun con la venda encima, Eiji siente que lo come con su vista.

—Eres precioso. —La voz de Ash es áspera y dura, siente sus labios presionarle el pecho y detenerse encima de sus pezones, le duelen, Ash tira de ellos y muerde con violencia, es un dolor que envía un espasmo de corriente eléctrica por doquier y podría hacerlo correrse.

—¡Ah...! A-Aslan. —Apenas jadea, siente que su respiración sube y baja progresivamente, se derrite.

—Dime cómo se siente. —Entonces una sensación húmeda y mojada lo inunda, es inútil tirar de sus manos si están inmovilizadas, pero algo en sentir su mirada pétrea y jade clavada en sus expresiones a pesar de la venda lo hace sentir más desnudo de lo que está—. ¿Te gusta acá? —Apresa una areola entre sus dientes para tirarlo.

—¡Ah! ¡Aslan! —La excitación hace que el mundo le dé vueltas.

—¿Te gusta que chupe acá? —Sus labios succionan su pezón con hambre y es jodidamente obsceno.

—Sí. —Jadea sin pudor—. Me gusta que lamas ahí. —Crispa sus pies entre las sábanas porque arde.

Todo Ash quema.

Más.

Quiere más todavía.

—¿Eh? —Pronto, las manos de Ash juguetean alrededor de su trasero—. Estás tan mojado acá abajo, eres tan sucio, onii-chan. —Intenta cerrar las piernas.

—No mires ahí. —Gimotea nublado por el placer, sintiendo el pene duro y palpitante de Ash a través de sus jeans, así sabe que no se ha quitado ni una prenda todavía.

—No. —Pero Ash lo comanda—. Mantenlas abiertas. —Eiji agradece no poder verlo, estar vendado le ofrece cierta tranquilidad pero de alguna manera intensifica mil veces más las sensaciones y todas esas caricias arden a lo largo de sus líneas de músculos cincelados igual que el roce del fósforo contra el papel de lija, va a explotar.

Ash no tiene piedad con sus toques, lo siente besar, morder y lamer cada centímetro de piel que Eiji tiene expuesto, sus manos aprietan con fuerza sus nalgas y solo ante su aprobación se atreve a darle una nalgada, tira de su cabello de vez en cuando, más que nada muerde, lo desea y desea poseerlo, pero está bien, Eiji se muere porque lo posea entero. Aun vendado siente la polla dura de Ash dentro de sus jeans goteando y palpitando pero no puede moverse para atenderlo ni tampoco para atender su propia erección, le duele, su pene está tan duro que podría enloquecer, quiere que su dominante atienda aquella molestia.

—No puedes correrte hasta que te diga. —Se burla, ha alzado su pierna arriba de su hombro—. Esta es una vista muy tentadora ¿sabes? —La cara le arde cuando Aslan pasea su lengua contra su muslo interior, está tan cerca de su pene, puede sentir su tibia respiración y eso hace chispas.

—A-Aslan. —Entonces le suplica.

—¿No te gusta que juegue contigo? —Es obvia la burla en su tono, su sangre bombea salvajemente mientras Eiji agoniza en esos besos coquetos alrededor de sus piernas, jura que ha caído en la locura, que ya no hay salida de esto, su cuerpo en ningún sentido está bien pero a la vez... eso se siente más bien que nunca—. Te correrás cuando yo te ordene. —Mierda, que use esa voz hace un desastre ya que podría correrse solo por escucharlo.

—Por favor.

—Pobrecito. —Eiji salta cuando la boca de Ash baja un poco más—. ¿Quieres atención en este lugar?

—Aslan... —Sus ojos queman contra la venda, se siente como si finalmente hubiera despertado para caer en el pecado del deseo sexual, se concibe jodidamente débil pero en su propia piel—. Tócame.

—¿Acá? —Entonces el lince introduce un dedo en su interior, es demasiado abrumador, placentero y adictivo—. ¿Quieres que te toque acá? —Lo mueve para dilatarlo aunque está empapado.

—¡Ah! —Eiji arroja la cabeza hacia atrás y arquea la espalda, es extraño sentir esa intromisión pero a la vez es deliciosa e insoportable—. Aslan.

—Dime lo que quieres.

—Te quiero dentro. —Entonces jadea y sus piernas se abren aún más, se somete a voluntad ante el dominante, lo escucha pronunciar un ronco gruñido antes de morderle una nalga, su corazón palpita como loco en esto, Eiji sabe que se está retorciendo y derritiendo en este dolor placentero—. Quiero que me jodas. —Lo dice claramente y siente a Aslan congelar sus movimientos, dejándolo incómodo con ambos brazos sobre su cabeza, las piernas abiertas y la corriente de aire tocándolo como si fuera una pluma en cada músculo expuesto.

—Eiji, maldición. —La voz de Ash se encuentra cargada de sensualidad—. Quiero ir más lejos.

—Hazlo. —El japonés restriega sus caderas contra su amante—. Tienes mi permiso, rómpeme.

Eso es suficiente para que Aslan lo penetre con una sola estocada y Eiji grite su nombre, es casi como si estuviera siendo acariciado por miles de agujas venenosas con una droga soporífera, Aslan regresa hacia sus labios y Eiji se embriaga en estos besos acompañado de estocadas, no puede ver nada y si pudiera moverse clavaría sus uñas en la espalda del dominante y sin embargo, debe resignarse para permanecer inmóvil contra el cabezal y sentir el palpitante, caliente y grande pene de Ash arremeter en su entrada. La presión es increíble. La excitación lo tiene tan nublado que apenas recuerda cómo respirar, Ash lo llena y lo ahoga en un placer mortificante.

—¡Joder! ¡Aslan!

—Ah, parece que encontré tu punto dulce. —Eiji retuerce los dedos en las sábanas—. ¿Acá?

—¡Ahí! ¡A-Ah...! —Se siente tan bien—. Más rudo, ve más profundo.

Arremete una, y otra, y otra, y otra vez.

—Tu agujero me tiene muy apretado. —Entonces gruñe antes de atrapar el lóbulo de su oreja entre sus dientes—. ¿Tanto querías que te follara?

La cama no tarda en rechinar, los jadeos llenan la oscuridad, el cabezal se mueve por tanto forcejeo, pero Eiji lo disfruta, lo disfruta como jamás se atrevió a siquiera imaginarlo. Sus gemidos mueren en la boca de Aslan mientras lo siente ir más profundo, hacerse más grande y caliente, está tan cándido que cree que estallará un incendio en su interior, su corazón se derrite bajo los labios del dominante.

Es delicioso.

—¡E-Eiji! —Aprecia a Ash morder el collar e intentar arrancárselo para finalmente quitarle esa venda con un tirón—. Quiero correrme. —Y no debe haber nada más sensual que apreciar esos ojos verdes cegados por placer (por placer que Eiji provocó) a punto de eyacular porque Ash lo desea.

Ash lo quiere de sumiso.

—D-Déjame correrme. —Entonces el lince cae en la cuenta del comando y tuerce una sonrisa felina.

—Corrámonos juntos. —Qué vuelva a usar esa voz tan profunda, grave y posesiva.

Perecen juntos.

Eiji nunca había recibido aftercare luego de una serie de comandos u otra dinámica y no obstante al ser desatado Aslan no duda en llenarlo de besitos, mimos y halagos por haberlo soportado tan bien y Eiji quiere llorar por lo tierno que es el momento y porque en el fondo desea que la gargantilla sea un vínculo con este hombre, es en este espiral de pensamientos que cae en la cuenta de lo peligroso que fue su comportamiento, los sumisos no pueden engañar al dominante, no debería obedecer los comandos ajenos ni debería haberse sentido así de excitado y placentero por hacerlo. Eiji no debería haberse sentido así con Ash si está vinculado, pero lo hizo. ¿Por qué? Aunque no quiere ser pesimista no va a atribuírselo al poder del amor, ¿acaso Sing le dio permiso?

—¿En qué piensas? —Ash está repartiendo una serie de besitos en su cabeza cuando se lo pregunta.

—En que se sintió bien. —Musita, acurrucándose contra el pecho desnudo del lince quién por mero capricho del sumiso accedió a desvestirse antes de recostarse—. Y no debería haberse sentido bien, tengo dueño.

—Yo... —Ash desvía la mirada y tensa los toques, encendiendo las alarmas mentales de Eiji quién no duda en adoptar una posición más protectora y una actitud contenedora—. También tenía un dueño cuando era sumiso ¿sabes? Pero Dino me daba permiso para compartirme, nunca me sentí bien, de hecho, sentía que iba a morir y era horrible, pero podía compartirme, era su voluntad.

—Aslan.

—Hey. —Su mirada verde se suaviza—. No pasa nada.

—Pero si pasa. —Eiji no lo deja minimizar—. Ash yo...

Las luces se apagan.

Es la señal.

—¡La misión! —A Ash le cae como un balde de agua fría recordar porqué están acá—. Mierda. —No tarda en volverse a vestir y agarrar la pistola que escondió entre sus jeans antes de correr a la puerta.

—Ash.

—Quédate acá y vístete. —Eiji escucha el revólver ser cargado—. Volveré enseguida.

Pero ya no puede escuchar más a Aslan cuando se va, solo puede escuchar el sonido de los disparos perforando carne humana en otro cuarto.

Las cosas subieron de intensidad ¿no es así? Pues se ponen aún más potente mañana dandonos luces de a dónde iran los conflictos finales de esta trama, so, get ready, no hemos terminado, recien estamos comenzando. Y mañana de paso sabre sobre mi examen, so, i'm crying.

See ya.

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