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18. Scream.

Hi~ Luego de la intensidad de ayer les vengo a dar un capítulo de transición porque mañana nos podemos potentes pero en un sentido candente, ya van a cachar porqué, pero igual, les recuerdo por milesima vez que estas dínamicas están basadas en el sado/masoquismo y que la mención de sexo se hizo del capítulo 1. No para ahora, más adelante, pero cada quién sabrá si leer. Mil gracias por el cariño.

¡Espero les guste!

Al principio, Blanca no se dio cuenta de que era "él".

Ah, no, esa no es forma correcta de decirlo. Porque se dio cuenta rápidamente de que era "él", había crecido y se había hecho más fuerte desde que el monsieur lo metió a prisión como castigo, pero su incomparable belleza y sus ojos verdes (que nunca dejaban de hechizar a los demás) eran los mismos de aquel entonces. Y sin embargo, no pudo deshacerse de la sensación de que podía ser alguien que simplemente se pareciera a él incluso si tenía la dirección correcta y había seguido a la pandilla hacia dichoso apartamento. ¿Por qué entonces?

Porque ese "él" con quien Blanca se profesa familiarizado nunca fue un chico de expresiones faciales variadas, casi nunca sonreía y aunque en verdad era hermoso siempre llevaba una expresión severa. Por ende, le costó reconocer al joven americano delante de sus ojos que estaba desarmado y riendo despreocupadamente hasta que en un instante..."él" se dio cuenta de que estaba allí y de pronto su expresión cambió, sus pupilas verdes ardieron, su aura se encendió cual fuego, entonces "él" adoptó una postura de protección al sumiso asiático que parecía ser su amigo. Era "él" sin duda. Ash Lynx.

—Ash.

—Blanca. —Y por supuesto, no le hizo gracia verlo en su escondite, un apartamento bonito, elegante y sutil perteneciente a una pareja comprometida cuyo novio conoció en prisión al ser Max Glenreed, ¿verdad?—. ¿Qué haces acá? —Pero más que estar disgustado o molesto por su irrupción al refugio, impresiona frustrado por haber interrumpido la charla con el otro sumiso.

—Tengo noticias. —Ash no lleva un collar y sin duda huele diferente, más imponente.

—¿De Dino? —Asiente.

—Necesitamos hablar con urgencia.

—No. —Gruñe—. No me persuadirás para regresar con Dino, prefiero enfrentarte en estos instantes antes que ser arrastrado de regreso. —Blanca no iba a proponerle eso, la experiencia como homicida lo ha convertido en alguien sumamente calculador que no apuesta todos los huevos sobre la misma canasta por así decirlo y por ende, si ha venido acá es a espaldas del monsieur, no obstante, le atrapa la atención lo reticente que se muestra.

¿Por qué?

¿Qué fue lo que cambió en esa sed de venganza para que luzca tan...diferente?

—Ash. —Y entonces se hace obvio, el sumiso japonés se para enfrente, alrededor de su cuello existe una brillante gargantilla que indica que le pertenece a alguien más y huele a ese dominante además, pero aún así, se acomoda enfrente del lince sin miedo, interesante ciertamente—. ¿Quién es usted?

—Eiji, no te metas en esto, él es peligroso.

—¿Quién es usted? —Repite con un gruñido, le lanza una mirada filosa, como si estuviera dispuesto a matar a cualquiera que lastime a Aslan sin su consentimiento, protegiéndolo igual que un cristal a punto de craquelarse, es extraño, su joven pupilo no tiende a evocar esa reacción ¿acaso será alguna camaradería dado el subgénero? Pero sus ojos van al cuello del lince y algo ha cambiado.

—Eiji. —Se ha vuelto un dominante, aun así, el japonés no es su sumiso, los olores no compatibilizan.

Ash desea a un sumiso que le pertenece a otro dominante, no perderá la oportunidad dada la apatía que tiende a mostrar en las relaciones humanas, la única vez que al lince le interesó románticamente alguien fue una chica y acabó con una bala entre los ojos.

A Dino esto no le gustará.

—Lamento mi descortesía. —La situación ha captado su interés absoluto—. Soy el maestro que Ash tuvo durante su infancia, yo lo entrené. —El moreno abre los ojos de golpe y lo repasa entero.

—Pero usted... —El sumiso se inclina para olfatearlo—. No es un dominante.

—No tengo género secundario. —Una gran ventaja en el arte de matar, así no existe un instinto básico al cual someterse y puede pensar con claridad todo el tiempo a diferencia de sus compañeros dominantes que se ven seducidos por los sumisos o los sumisos sin marcar que sucumben tanto por órdenes como comandos—. ¿Qué te hizo pensar lo contrario?

—Su apariencia. —Ash luce molesto por toda la atención que el tal Eiji le da—. Lo siento, debo estar siendo muy grosero. —De pronto, se ha puesto rojo y ha retrocedido de salto—. ¿Quiere beber algo mientras charlan? Max me dijo que tenemos té y café en algún lugar.

—¿Cómo me encontraste? Estoy muerto. —Pero Aslan no se ve feliz de que se quede más, sostienen la mirada en la sala de estar, lo está desafiando, es un altanero y esa misma actitud rebelde lo metía constantemente en problemas con el monsieur—. ¿Dino sabe?

—No. —Todavía—. No le he dicho.

—Pensé que tenías un contrato con él.

—Mi contrato con él se acabó cuando tomaste el lugar de mi sucesor. —En otras palabras, Ash sirvió de chivo expiatorio para que Blanca pudiera retirarse a algún lugar pacífico como el Caribe y aun así, acá está, dispuesto a hacer un último trabajo por ese mocoso—. Soy el único que sabe que continúas con vida pero no deberías subestimar a tu dueño tampoco, no tardará en averiguar dónde estás.

—No es más mi dueño. —Escupe—. No soy un sumiso.

—¿Cómo es eso posible?

—Un switch.

—Oh. —Blanca ha tenido pocas oportunidades de estar en presencia de tan raro género secundario, se pregunta cómo Golzine podría haberlo confundido con un sumiso bien cotizado nada más y si esa naturaleza tan posesiva en su relación habrá sometido al punto de la censura al lado dominante del lince—. Tiene sentido, nunca te miraste cómodo con el dolor. —¿Qué tal ejerciéndolo?

—¿Tienes algo más para decir además de idioteces? —Se lo arroja con una inexpresividad practicada casi a propósito, es un niño conmovedoramente hosco, todavía recuerda su primer encuentro dadas las órdenes de Dino para entrenarlo, lo tocó del brazo y eso gatillo un ataque de pánico horrible, ha pasado por bastante—. Porque si no es así puedes largarte.

—Esa no es manera de hablarle a tu maestro.

—Mi maestro que me dejó pudrirme en prisión.

—Parece haberte ido bien. —Blanca alza una ceja y enfoca su mirada en Eiji, el segundo en que hace aquello todo Ash se engrifa entero. Ah, lo ha elegido como sumiso, entonces piensa.

—Bien. —Es malo que tenga un talón de Aquiles—. Tú ganas, hablemos. —Eso podría costarle la vida en algún momento más adelante.

—Gracias por tu hospitalidad.

—Jódete.

Era un día caluroso en la mansión de Dino cuando le pidió entrenarlo, Ash tenía unos 14 años, usaba el cabello engominado hacia atrás (o más bien peinado hacia atrás a fuerza), su tutor recién lo había violado dejándolo tirado en una de las bancas con su camisa rasgada, los pantalones abajo y la ropa interior manchada, Dino lo golpeó por mostrarse "indecente" y desde ahí Blanca presenció un sinfín de abusos de parte no solo del monsieur pese a ser su dominante, sino del resto del personal y sobre todo de Marvin. Una vez lo confrontó acerca de eso, cuando lo siguió hasta un motel de mala muerte y lo encontró amarrado contra la cama y desnudo, tuvo un nuevo ataque de pánico apenas sintió el roce de su piel a pesar de que carece de género secundario, pero eh ahí la huella del trauma o mejor dicho, del politraumatismo en ese caso. Recuerda haberle preguntado acerca de porqué no delataba a Marvin con Dino conociendo de antemano su reticencia a compartir.

—La diferencia radica simplemente en el tipo de sitio que prefieren. A uno le gusta hacerlo conmigo en un hotel barato que huele a orina. El otro envuelto en una colcha de plumas, pero eso no es todo. Sus ojos vacíos... absolutamente nada. Como si estuvieran contemplando un cuarto completamente vacío, totalmente oscuro. Todos tienen exactamente los mismos ojos y luego dicen las mismas cosas ¡reclamando que fui yo quién lo pidió! Esos bastardos, un día les haré pagar por todo esto.

Un día los mataré a todos.

Blanca jamás había visto tanto miedo y rabia juntos. Y en momentos en que la rabia vence al miedo, sabe que Ash se convertía en una bestia despiadada y demoníaca e incluso se lo advirtió al monsieur, que tarde o temprano si lo entrenaba podía rebelarse.

«No es necesario preocuparse, haré que obedezca por absolutamente todos los medios».

¿Qué clase de medios?

¿Ponerle un collar?

¿Atarlo con un vínculo? Ja le resultó arcaico que considerara eso efectivo aunque lo mantuvo a raya.

Pero ¿qué pasa si Ash ahora es un dominante y no es válido ni el collar ni el vínculo? Sabía que toda esa arrogancia le saldría cara y ahora quiere ver el desenlace.

—¿A qué has venido? —Claro que Ash se muestra reticente a su repentina visita, es desconfiado por naturaleza y a fin de cuentas, eso lo ha mantenido vivo.

—A ayudar. —El lince bufa con una sonrisa amarga.

—¿Ayudar? —Eiji les ha traído tazas de té antes de dejarlos a solas en el comedor, supone que nadie más está dentro de la casa, huele a sumiso y a desodorante barato, cree que la pareja anfitriona se compone por ende de un vínculo antinatural—. ¿Por qué ahora? Tú siempre me incitaste a aceptarlo tanto a Dino como a mi rol en esa casa, ¿qué cambió?, ¿qué me metí en prisión?

—Tengo un nuevo contrato. —Le explica—. Si bien, no puedo ir en contra de mi viejo cliente porque así es mi política, mi trabajo saldría beneficiado si te ayudo indirectamente.

—¿Quién...? —Aslan frunce el entrecejo y la respuesta le cae como un balde de agua fría al memorar una conversación tenida en prisión—. Yut-Lung. —Concluye.

—Tal vez. —Lo molesta.

—¿Por qué aceptar un nuevo trabajo? Dijiste que te querías retirar.

—Tal vez me enteré de lo sucedido con los hombres de Dino y sobre tu pequeño...arrebato. —Hace alusión a la masacre que probablemente ni siquiera recuerda y los informantes claramente lo hacen, estaban aterrorizados durante el reporte aunque al monsieur le dio gracia. Deja que se divierta, dijo.

—Arrebato. —Resopla, tironeando del cuello de su camiseta blanca—. ¿Así le dices a defenderse?

—Hiciste bien en fingir tu muerte.

—No es como si necesitara de tu consejo o aprobación para hacerlo. —Blanca bebe un sorbo del té, es un sabor agradablemente dulce pero fuerte al mismo tiempo, casi como el olor del sumiso nipón.

—Te ves encariñado con Eiji. —Entonces toca su fibra sensible a propósito y lo siente asesinarlo con la mirada por eso—. Es bastante adorable, trabaja para Evanstine, ¿no es así? Creo haber escuchado algo sobre Evanstine abusando de su poder para comandar sin su consentimiento a los trabajadores.

—Ni se te ocurra lastimarlo.

—No busco lastimarlo. —Es sincero—. Pero si el monsieur llega a enterarse de que te has dado una debilidad y que además es un sumiso considerando la aversión que Dino tiene por los vínculos poco tradicionales. —"Torcidos" en otras palabras—. Va a matarlo.

—No dejaré que eso pase. —Gruñe—. Y no te metas en lo que no te importa. —¿Qué no le importa?

Si bien su relación es de maestro y pupilo, en el fondo existe un sentimiento de verdadero interés o al menos Blanca ha logrado sentirse parental con Ash, cree que es mutuo el sentimiento puesto que en más de una ocasión Aslan le ha demostrado gran admiración y confianza. Por muy crudo que sea, para Blanca este chico solo podía pertenecer a este mundo y para eso necesitaba de habilidades con el objetivo de sobrevivir, la supervivencia siempre ha sido su motor más que la propia vida, aun sino es lo idóneo ha funcionado y por eso...le preocupa que esté encariñado con Eiji.

—El sumiso ya tiene un vínculo formado. —Así que es cruel y le abre la herida con tal que despierte, si incluso alguien careciente de género secundario como él puede verlo es evidente.

—No sé de qué estás hablando. —Aslan cruza los brazos contra el pecho y aunque se ha puesto toda esa fachada de indiferencia, luce herido, sus ojos se han vuelto fáciles de leer lo que es malo en esta clase de mundo, eso no nos ayuda a sobrevivir—. No insinúes cosas que no son.

—Es obvio que estás enamorado del chico. —Sus mejillas se ponen rojas y sus manos tiemblan entre la porcelana con algo similar a la rabia—. No caigas en ese error, no te enamores.

—Aunque fuera así da lo mismo. —Brama—. Me tiene miedo.

—No parecía tenerte miedo.

—Físicamente me tiene miedo.

—Oh. —Ya entiende—. No ha recibido buenos tratos de los dominantes. —Porque así funcionan los cuerpos frente a los traumas, existe un grado de evitación involuntaria que se usa deliberadamente con la finalidad de protegerse de futuras transgresiones—. ¿Se conocieron siendo ambos sumisos?

—Así es.

—Entonces cuando cambiaste ya no te reconoció más. —Es lo esperable, tanto el aroma de su pupilo como su aura han cambiado.

—Sí. —Y aunque Blanca quiere ser duro y despertarlo para que lo deje ir de una vez—. Tratamos de retomar la cercanía que teníamos pero a veces Eiji pone una cara de...como si de pronto tuviera que recordarse que soy yo con quién está hablando y no alguien malo ¿entiendes?

—Lo hago. —Ha visto muchas brutalidades a lo largo de los años después de todo y esa es una razón extra para dejarlo ir, si ni siquiera son compatibles ¿para qué?, ¿cuál es el final de aferrarse a alguien que es imposible? Pero piensa en Natasha y tiene un nudo en la garganta—. Mi esposa... —Entonces suelta y no es común que lo haga, menos considerando que tuvo una profesión en el área de la salud mental y lo que menos se hace es mostrar parte de sí mismo—. Mi ex esposa.

Se corrige puesto que está muerta.

Y Dino abusó de eso para manipularlo.

—Cuando la conocí ella le tenía terror a los soldados. —No tenía un género secundario pero era una mujer y ser mujer siempre ha sido una desventaja y sobre todo en ambiente de guerra en dónde los soldados abusan con la excusa de deshumanizar, toman lo que quieren—. Nos tomó años superarlo, ella racionalmente entendía que era yo, pero al principio costó mucho que me dejara acercarme sin tener algún ataque de pánico o una desrealización.

—¿Lo superaron? —La mataron antes de que pudieran.

—Sí. —Pero no tiene corazón para decirle eso a Ash, tal vez, a pesar de su reticencia y su lado mucho más frío espera que logre romper sus tabúes—. Lo hicimos. —Y aunque vino acá cegado por la mera curiosidad a ver qué tramaba su joven pupilo cree que pedirle regresar con Dino sería cobardía, por supuesto se le pasó por la mente decírselo pero a fin de cuentas es un hombre patético que no pudo salvar a un niño y sabe que es malo, por eso buscaba justificarse sobre que tomó la decisión correcta.

No lo hizo.

Ash no quería matar cuando recién lo conoció, temblaba y temblaba y lloraba como un bebé, cuando disparó y mató a su primer objetivo vio algo romperse claramente dentro de sus ojos, Blanca intentó restarle importancia porque no era poco común que el monsieur matara a esos niños desobedientes que secuestraba y le daban problemas innecesarios luego de grabarlos para películas pornográficas, venderlos o traficarlos e incluso si sobrevivían...nunca se volvían a sentir como niños normales. Aslan no sería la excepción, Blanca lo había presenciado mejor que nadie y por eso fue duro al incitarlo en esa idea de aceptar su rol, ya había visto las consecuencias de rebelarse demasiadas veces.

—El monsieur vendrá por ti, adelántate, atácalo primero. —Esto es lo mínimo que puede hacer para cambiar y tal vez cambiar su propio papel antagónico de paso—. Acorrálalo antes de matarlo, te he enseñado a jugar bien con tu presa y sabes que si quieres acabar con Dino y salir libre hay una serie de consecuencias que debes anticipar. —Como corsa o sus otros amigos por ejemplo.

—¿Sugieres algo?

—Aduéñate de las cosas del Club Cod para tener material de chantaje y luego veamos qué escándalo podemos armar, tal vez incluso saboteemos sus cuentas o nos metamos en su investigación. —Pese a no saber mucho sobre la presunta droga en que Dino trabaja, no es tonto y si hizo vista gorda solo se debe al contrato que tenían, un contrato que caducó el minuto que Ash cayó en prisión.

—Gracias. —Ash le sonríe bajito—. Gracias por ponerte de mi lado. —Aunque no confío en ti todavía, impresiona no añadir.

—Nos volveremos a ver. —Blanca se levanta del sillón—. Mi nuevo empleador es demandante.

—Ni siquiera tienes idea. —Bufa—. Yut-Lung es un dolor de culo.

—Al que tengo que sacar de prisión.

—¿Vas a colarte?

—Hay otras maneras de hacer las cosas además de motines, Ash. —Lo regaña sutilmente—. Aunque te enseñé a ser elegante sigues actuando como un salvaje de vez en cuando.

—Es lo que puedes esperar de un pandillero. —Bufa imitándolo, dándole a entender que es instante de irse porque probablemente el resto de su pandilla llegue pronto y deban empezar a planificar.

—Ash. —Blanca se detiene, debe advertirle sobre las consecuencias que tendrá permitirse disfrutar de alguien como Eiji.

Un lince y un conejo no pueden ser amigos.

Debe advertírselo, no funcionarán.

Pero...piensa en el chico que sostuvo cuando Marvin recién lo violó, piensa en ese bebé que inclusive antes de manifestarse fue atado con un collar a un adulto, piensa en el niño encogido en los cuartos de hoteles llorando, piensa en lo mucho que Ash tembló cuando mató a la primera víctima, en todos esos gritos de ayuda que arrojó y nadie escuchó, ni siquiera Blanca. Mira a Eiji, mira el cariño dentro de sus ojos acompañado a la frustración por sus propios síntomas de PTSD, Eiji debe ser esa primera persona en escuchar su última y desesperada señal de auxilio, ese grito. ¿Cómo puede quitarle esto?

—Nos veremos pronto. —No puede, no todavía—. La próxima vez traeré a Yut-Lung.

—Por favor no lo hagas. —Le dice, de repente, parece apenas un niño—. Gracias, viejo. —"Viejo" le ha puesto un apodo cariñoso que le saca una sonrisa y efectivamente lo hace sentir paternal, lindo.

—Cuídense.

Los deja a solas.

Aslan se arroja en la sala de estar finalmente relajado y francamente tiene sentimientos encontrados por su mentor, es cierto, lo preparó para pertenecer a este mundo y le dio dotes para sobrevivir con su condición en esta ciudad (y además, fue el único adulto que no lo abusó en esa mansión), aun así le cuesta arrancarse el mordisco de traición que aprecia por su relación con Dino puesto que al final cree haber sido una moneda de cambio, Blanca lo incitó a aceptar su rol y solía apagar sus actos por "rebeldía" con la excusa de que solo podía encajar si Dino sostenía el otro lado de la correa, hablaba de que podía tenerlo todo si se dejaba someter y obviamente para Ash eso era una mierda. De hecho sabotear a Golzine con el reclutamiento de sumisos, es decir, la situación dónde conoció a Eiji, tenía el objetivo indirecto de cabrear a Blanca y recordarle que podía hacer lo que quisiera.

Se alegra a fin de cuentas de tenerlo en su lado pero no se fía, no todavía, hay demasiado daño que compensarle en juego y la manera en que miró a Eiji no le gustó.

Es tu sumiso. Es tu sumiso. Es tu sumiso.

Es tuyo.

Odia esa asquerosa voz intrusiva en su cabeza, es jodidamente retorcido haberse convertido en eso mismo que sus agresores, sí, claro, al principio fue fantástico considerando que le permitió destrozar el vínculo con Golzine y librarse de la gargantilla a la vez, pero cada vez se somete más a sus instintos y vaya, la naturaleza de un dominante es hacer daño pero Ash no desea dañar a Eiji, es...complicado.

—Tu maestro es intimidante. —Eiji lo saca de su cabeza, estaban charlando sobre cómo aproximarse paulatinamente sin despertar sus señales corporales de hiperalerta cuando el tipejo se metió dentro del apartamento de Griff y ¿quién diablos hace eso?—. Es grande.

—Es un maniático de los músculos. —Bufa amurrado y para nada celoso—. No sabía que te gustaran tanto los hombres con cuerpo de Max Steel, bueno, si Sing es tu dominante debí suponerlo. —Habla para nada celoso por la altura casi de dos metros del otro policía.

—¿Estás celoso?

—¿Yo? —Ash ríe indignado—. ¿De sus músculos? Ja. —Su risa es jodidamente falsa, Ash se deja caer contra el sillón con un puchero un poco amurrado—. Tengo músculos en el cerebro que es dónde importa. —Aunque claro que omitirá la inteligencia de Blanca y sus extensos estudios porque vamos, no es justo que sea tan bueno en todo.

—Claro. —Pero Eiji luce entretenido y le da una de esas sonrisas de muchos dientes tan suaves que podrían iluminar toda la ciudad si lo quisiera y de hecho, así lo hace—. Tienes extenso conocimiento en animales raros como peces plátanos y cadáveres de leopardos y Holdens en tu cerebro.

—Los Holdens son personas, no animales. —Enfatiza.

—Por como trata a los mayores yo diría que es un animal.

—Lo dices porque eres un viejo también y te lo tomaste personal.

—¡Ash! —Ah, le gusta provocarlo y golpearle en su complejo de edad—. Dos años mayor. —Le gruñe al borde de la indignación.

—Cielos, onii-chan. —Ash tararea, repasando los bordes de la taza entre sus yemas—. Deberías estar en el asilo dónde metí a Max y a Griff. —El desgraciado realmente los inscribió a un club de la tercera edad por el mero placer a acomplejarlos—. Aunque ya te vistes como uno.

—¿Perdón? —Eiji parpadea con el ceño tenso, alterna su atención entre su horrendo suéter de Nori Nori hacia el lince de Nueva York—. ¿Estás diciendo que me visto como un abuelo?

—No. —Tararea con falsa inocencia—. Pero si te hubiera visto vestido así en el club probablemente hubiera salido corriendo.

—¡Ash!

—¿Acaso dirás que tus suéteres de abuelo o tus pantalones caqui no son matapasiones? ¡Por favor!

—¡Ash! —Grita y le arroja un cojín a la cara—. Pues si yo te hubiera visto vestido así habría preferido que Shorter me acompañara con una copa antes que tú. —El insulto es un puñetazo en el estómago que consigue que su sangre hierva de cólera, sabe que su mejor amigo tiene un estilo de mierda que es tan feo que incluso ha hecho llorar a algunos niños y además está calvo.

—Mi estilo es genial. —Recalca.

—Yue diría que parece sacado de wattpad.

—¿Perdón? —Okey eso es un gran insulto, ha visto las novelas de wattpad en la librería y ha llorado sangre a causa de estas.

—Estás perdonado. —Es un hijo de puta—. Menos mal en prisión tenías que usar el uniforme o sino nunca te habría coqueteado.

—Y tú ese uniforme de policía. —Recordarlo le saca una sonrisa—. Los pantalones te quedaban bien.

—Se supone que el uniforme es para imponer orden.

—Pues te veías antojable. —Eso lo hace reír—. Especialmente tu trasero.

—Te dije que hacía deporte ¿verdad?

—Por verte hacer deporte saldría de la biblioteca e iría a un gimnasio.

—Eso es lo más romántico que me han dicho en la vida. —Eiji le sigue el juego.

—¿Sí?—Tararea entretenido, inclinándose hacia el otro extremo del sofá—. Puedo ponerme todavía más romántico porque por ti estaría dispuesto a ser todo un fuckstay (como diría Bones).

—Eres un idiota. —Eiji se desliza un poco más cerca en el sillón y eso hace que su corazón se vuelque 180° aun si es un simple detalle, Ash comprende lo duro que debe ser para el sumiso retomar dicha relación como si nada hubiera pasado si su cuerpo lo arrincona—. Eres un idiota y te amo. —Suelta.

—¿Aunque todavía me desconozcas?

—No me hagas sonar como un bebé cuando su papá se afeita. —Ríe por la comparación pero claro, ¿qué otra cosa podría esperar de semejante irracional?—. Siempre. —Entonces le dice para sacarlo de las dudas, extiende su mano a través de los cojines y la aprieta, es la primera vez que lo toca tras el cambio y mierda, está tan feliz que podría llorar—. Incluso si estoy vinculado a alguien más.

—¿Si te diera un collar lo aceptarías?

—Ya no puedo aceptar un collar. —La gargantilla equipara una marca permanente—. Pero Sing aun puede tomar a otros sumisos ¿no es injusto?

—Lo es.

—Pero si pudiera...—Eiji tensa su agarre en el sillón—. Definitivamente lo aceptaría. —Y aunque Eiji no ha dicho explícitamente que lo desea de dominante Ash presiente que es de esa manera.

—Qué alivio.

Aunque no confía en Sing. Sí, es cierto que le alivia que el policía tenga todas las cartas sobre la mesa y Eiji haya sido enfáticamente claro sobre sus sentimientos hacia el lince de Nueva York con el anhelo de seguir en esta ¿relación?, ¿amistad? (está pendiente en la agenda) pero aun así, Ash ha disfrutado en carne propia lo posesivo que el instinto puede volverse cuando hay un sumiso de por medio, aun no vislumbra cómo funcionan los pares destinados, lo único que sabe es: collar = unión permanente, pero cree que si existen debe ser algo similar a lo que tienen. Tarde o temprano necesitará enfrentar al otro dominante sobre el tema, no pueden compartir a Eiji.

Eiji es suyo.

Mierda, cada vez se pone peor esto, ¿acaso se está transformando completamente?

—¿Cómo estás con Griffin? —Eiji es quién rompe el silencio poniendo el tema, sabe que logró poner en palabras su verdadera identidad y finalmente es conocida por su hermano mayor.

—Extrañamente bien. —Suelta con sorpresa genuina—. No lo esperaba.

—¿Qué te esperabas?

—No sé, que me rechazara supongo. —Fingió su muerte por más de diez años, al reencontrarse solo fue despiadado con el objetivo que lo olvidara—. Realmente quería que Griff me dejara ir o al menos una parte de mí lo pensaba, creía que lo estaba protegiendo, que estaba salvándolo de involucrarse en esta clase de mundo lleno de sangre por una simple putita pero...

—Ash, te voy a golpear si sigues hablando así de ti.

—No te atreverías y yo puedo hablar de mí como quiera.

—¿No? —Como es muy tonto o muy valiente o ambos le lanza un puñetazo encima del pecho siendo un sumiso y atentando contra su naturaleza.

—¡Auch! ¡Duele! —Y siendo franco, Aslan no esperaba que en realidad lo golpeara—. ¡Oye!

—¡Perdón! —Ambos miran sorprendidos cómo el puño ha hecho contacto con el tórax del lince, Ash no puede esconder una sonrisa entretenida por su osadía y aunque realmente no duele y este toque no le hace nada debe confesar que le sorprenden las bolas de Okumura—. No quería golpearte de verdad, pero es que me tienes enfermo hablando como protagonista de wattpad.

—¿Cuál es tu problema con wattpad?

—¡Es que suenas a protagonista de novela juvenil! —Gimotea—. Debes alejarte de mí, soy peligroso, no podemos estar juntos. —Lo imita con falso dramatismo dejándolo boquiabierto—. Lo único que te falta es la música de my chemical romance de fondo.

—¡Eiji! —Definitivamente la influencia de Yut-Lung es mala—. My chemical romance es genial o por lo menos es mucho mejor que tus canciones de k-pop.

—Es racista que asumas que me gusta el k-pop por ser japonés.

—Es racista que asumas que me gusta my chemical romance por ser americano.

—No lo asumo por tu nacionalidad. —Se burla—. Lo asumo por toda esa aura emo que desprendes, en especial cuando sales con esa clase de discursos sobre que mereces estar solo, Ash, Griff te adora, por eso te buscó durante tantos años, Max también te ama, Shorter y los chicos de la pandilla igual.

—¿Y tú?

—¿Yo? —Eiji aprieta mucho más fuerte su mano—. No tengo intenciones de irme a ningún lado, así que acostúmbrate y lidia con eso. —Básicamente le dijo: te amo, mámatelo.

Hijo de puta terco.

Lo ama.

Su pandilla efectivamente llega a la hora, le enternece de sobremanera que Eiji encaje en semejante naturalidad entre ellos y es... raro. Para empezar, Eiji es un policía e incluso los policías buenos como Jenkins o Charlie tienen ciertos prejuicios acerca de los pandilleros, más si están involucrados dentro de la mafia, por ende, esperaba la misma reacción de parte del sumiso pero al contrario, Eiji no tuvo prejuicio alguno en hacerse amigos y les sirvió té y galletas y los acogió dentro de su hogar e inclusive entendiendo la brecha que los separaba sea por ley o vivencias, los chicos lo amaron. Joder, amaron en verdad a un policía y vaya ironía, Aslan cree que en parte lo molestan para mantenerlo alrededor.

Elaboran un plan para asaltar el Club Cod, Froggy sigue siendo el encargado de las fotografías, Aslan sin duda quiere ir solo a confrontarlo pero será más creíble si lleva una pareja y siendo un dominante sería mucho más creíble que dicha pareja fuera un sumiso y el único sumiso acá es...Nop. No pasará. Ya pensará en algo más adelante.

—Lo más inteligente sería llevar a Eiji. —Entonces Shorter le dice—. Sabes que las personas pueden ser muy duras con los torcidos, si tú y yo íbamos a misiones juntos era porque entonces estabas con el modo de un sumiso.

—Lo sé pero... —Piensa, piensa, piensa—. Puedo llevar a Yut-Lung.

—¿Te imaginas a Yut-Lung como tu pareja esa noche?

—No, qué asco, ¿estás mal de la cabeza?

—¡Pero si fue tu idea! —Shorter gimotea—. Eiji es un policía.

—Al que nunca le dieron un arma. —Enfatiza—. Porque Evanstine es una mierda.

—Aun así.

—Y aunque es un policía se especializó en el área de la salud. —Y sigue siendo un terrible enfermero, claro más tarde Eiji le explicó que su tarea no era monitorear a los reos, sino la contención emocional y le hizo sentido—. Estaba ahí llenando un cargo de manera temporal, ni siquiera debió ir a la misión dónde lo conocí pero quería probarle algo a Evanstine ¿cierto? —Al voltearse para corroborarlo Eiji se ha...

Se quedó dormido sobre su hombro.

Mierda, la imagen de Eiji babeando sutilmente encima de su hombro, acurrucado, restregándose en el cuello de Aslan como si a pesar de la unión con Sing necesitara de su aroma y de su tibieza provoca que su corazón se exalte en demasía porque esto lo lleva a fantasear con que Eiji podría desearlo de pareja más adelante y no, ya tiene un collar y por ende, es imposible.

—Creo que Eiji no tendría problemas en fingir ser tu pareja, tienen buena química. —Alex decreta y ellos no tienen idea de lo rocosa que se ha vuelto su relación por el switch—. Además Eiji impresiona despertar instintos en ti.

—¿Qué?

—Ash, lo estás abrazando.

—No es verdad. —Gruñe.

—Jefe, lo está abrazando. —Y al mirar hacia abajo contempla horrorizado que le está dando mimos contra su pecho como si fuera su segunda naturaleza crear un ambiente de comodidad para Eiji, eso es definitivamente malo—. Creo que sería buena idea incluir a Eiji en la misión.

—Será una pésima idea.

—Preguntémosle entonces. —Y Ash ya sabe que perdió.

Porque Eiji es terco.

Es malditamente terco y definitivamente no le permitirá decir que no.

Última vez que hago esta advertencia en todooo el fic, hay dolor en el sexo y cosas implicitas a esto como dirty talk (mucho más adelante) y otras dínamicas de esa índole, sino está en comodidad favor retirarse. No es muy fuerte si nada, pero yo igual sentí las escenas potentes para lo que suelo escribir, por eso lo advierto tanto. Pero eso, mil gracias por leer.

¡See ya!

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