17. Blood.
Hi~ El capítulo de hoy como les comente es el inicio de un nuevo arco, de advertencia tengo que poner que Ash al inicio está bien defensivo pero cambia a lo largo del capítulo, así que tenganle paciencia a mi niño que necesita terapia pero no hay preosupuesto para terapia todavía.
Debo dedicarle el capítulo a la persona que me ha tenido todo el bendito mes chillando y chillando con su propio flufftober MakikoMakiMaki, eres bakan, te simpeo mucho y tú eres la que me dio cuerda no solo con el MaxGriff sino para darle la importancia respectiva al personaje, así que te pensé, con un poquito de maldad, pero con más amor que maldad. Mil gracias por el tremendo cariño.
¡Espero que les guste!
Existe una belleza casi retorcida en que su muerte le haya devuelto la vida.
Ash está muerto, lo está desde que tenía siete años (o así se siente) escapó del entrenador de béisbol de eso no cabe duda o sino no habría conocido a Eiji para empezar pero a veces sus mentiras resultan tan verosímiles que él mismo se las cree, y cuando le dijo a Griffin que dejara de buscar a su hermano menor puesto que probablemente había muerto... hablaba en serio. Y existen días en dónde aparece una sensación de pérdida tan grande que se cuestiona haber escapado del sótano de Barba Azul, en parte cree que sí, por algo se convirtió en Ash Lynx. Pero otra parte de sí mismo cree que no lo logró y que Aslan falleció el minuto dónde fue despojado de su humanidad en sus sábanas ensangrentadas y roñosas, en un cuarto dónde no llegaba la luz, ni nunca llegó.
Griffin.
Ayúdame.
Tengo miedo, por favor.
Llamó a Griffin hasta quedarse sin voz, eso lo recuerda. Porque en el fondo, su única razón para salir con vida de eso y soportar los malos tratos de su papá luego de lo acontecido fue su hermano mayor.
—Pronto tu hermano podrá reconocerte, está respondiendo bien a las terapias.
E irónicamente cuando los médicos le dijeron que la condición estaba mejorando, Aslan no se quedó a verlo y huyó, decidió que haría su muerte un poco más real (no solo para él mismo, sino para todos los demás), decidió que lo haría libre desapareciendo y que si tenía suerte, con el tiempo lo olvidaría.
—Aslan.
Por esto, es extraño finalmente comer cara a cara con su hermano luego de mostrarse bien reticente a cualquier tema que tratara con volvérsele a acercar pero no le quedó más opción si a fin de cuentas Griffin tenía razón, si quería ganar tiempo para destruir a Dino Golzine necesitaba de un refugio que le proveyera del anonimato suficiente para regresar a matarlo y todavía le asombra que su plan haya funcionado tan bien y le molesta no haberlo pensado por sí mismo, incluso Blanca le aconsejó acerca de fingir su muerte si algún día se quería retirar para que dejaran de buscarlo.
No más: «Aslan Jade Callenreese, perdido».
No.
«Fallecimiento de Ash Lynx, líder pandillero» es lo que dicen ahora.
Y aunque literalmente están pasando su imagen con la trágica noticia de su muerte es más relevante lo que está pasando en la cocina que cualquier ajetreo periodista:
Está con su hermano a solas.
Están vivos.
Ambos saben lo que realmente son y aun así Aslan carece del coraje para sincerarse y explicitar todo lo obvio ya que lo único más terrible a ser rechazado por Griff es ser aceptado, no se podría levantar, no luego de eso, no puede recibir semejante incondicionalidad tras haber pasado por aquel infierno.
—Aslan. —Entonces Griffin repite para poder captar su atención del otro lado de la mesa y le quema.
—Ash. —Lo corrige otra vez—. Es Ash. —El mayor le devuelve una sonrisa tímida de disculpas y Griff es esa clase de persona, demasiado bondadosa para su propio bienestar, aun así Ash es defensivo y cruel puesto que necesita corroborar su distorsión cognitiva—. No quiero el nombre del crío muerto.
—Ash. —Entonces repite y le duele que lo llame de esa manera, no debería, fue él quién se lo pidió.
—Gracias.
—¿Puedo saber algo sobre tu chocolate caliente?
—Puedes, tú me obligaste a beberlo.
—¿Está bueno? —Se siente demasiado como volver a tener seis años estar saboreando ese exquisito chocolate caliente, el vapor le humea por debajo de su nariz mientras sus manos se calientan encima de la taza, hay una pequeña montaña de crema derritiéndose en aquel líquido chocolatoso y algunas chispas de colores espolvoreadas por doquier, eso lo hace sonreír—. Lo siento si exagere poniéndole mucha crema o quedó hostigoso, pero lo tomo así desde que poseo memoria y me trae tranquilidad.
—¿Por qué? —El mayor sonríe sin mirar a un punto fijo, sus pupilas azuladas yacen clavadas dentro del charco dulce como si estuviera viendo algo que solamente Griffin puede ver—. ¿Por qué algo así te trae paz?
—Me trae buenas memorias. —Entonces dice y eso le punza el corazón—. Me lleva a los momentos más felices de mi vida, por eso me pone tan contento prepararlo. —Y no quiere preguntar más sobre dichos recuerdos puesto que conoce con lujo y detalles cuáles son, aun así...
Piensa en Cape Cod y sus cielos repletos de constelaciones que no conocía pero su hermano se sabía de memoria cada historia y no dudaba en contárselas mientras se tiraban en su manta con tazas de chocolate caliente para pasar el frío, piensa en el lago, en cómo pese al peligro adoraban juguetear en el roquerío, piensa en la camioneta de Jim y cómo Griff se la robaba de vez en cuando para sacarlo a pasear aunque no tenía licencia, piensa en los trigales, en las noches de cuento y en la canción que Griff no dejaba de tararear: "Oh my darling, oh my darling. Oh my darling, Clementine". Y le da pena.
—Ya veo.
—¿Te desagrada? —La voz de su hermano tirita en el aire como si realmente le importara su opinión.
—No. —Ash le da un primer sorbo—. Está delicioso. —Porque Griffin prepara los mejores chocolates calientes del mundo y aunque solía decirle que su secreto era endulzarlos con una barrita de canela, Ash sabe que es mentira y el secreto es que Griffin los preparaba—. Está dulce.
—Lo siento, ¿prefieres más un café cargado?
—No. —Ash sonríe, aspirando con nostalgia del aroma y siendo arrastrado a las tardes en Cape Cod, cuando llegaba después de los partidos y su hermano premiaba su esfuerzo en azúcar—. Me encanta lo dulce. —Griff arquea una ceja claramente entretenido, están frente a frente en la mesa de granita.
—¿Es así?
—¿Te sorprende? Te escuchas sorprendido.
—Pues sí, eres un líder pandillero. —Resalta con obviedad aunque su voz tiene un tono tan juguetón que por alguna razón se ha puesto rojo y se siente cohibido—. Pensé que querrías algo más amargo.
—¿Los pandilleros no pueden tomar chocolate caliente? —Eso es discriminación, vaya, ya empatiza con cómo se siente Eiji cuando lanza comentarios racistas y lo llama onii-chan.
—No los que conozco.
—¿Qué tantos pandilleros puedes conocer? —Ash gimotea.
—¿Además de ti? —Asiente—. Creo que a ninguno. —Y eso lo hace reír con una tibieza que perjuró perdida en el sótano de su entrenador y ahora descascarilla esa carcasa en las nieves del Kilimanjaro.
—Claro que no, eres taaaan noble. —Pero su hermano no reacciona bien al comentario pese al tono ligero que usa tras soltarlo, ha tensado sus manos en su propia taza de chocolate caliente y lo mira con esos grandes y cerúleos ojos repletos de congoja.
—¿Crees que soy noble? —Mierda se le salió, si va a fingir que no es Aslan al menos podría no actuar como tal y mejorar el nivel de su fachada.
—Pues claro, serviste en Irak. —Pretende recordar—. El anciano me lo mencionó antes.
—¿Y crees que eso me hace noble? —Pero las palabras de Griffin sangran a través de su pregunta y eso le da un mal presentimiento que prefiere ignorar.
—Sí, eres todo un héroe.
—No. —Se mira duro consigo mismo—. No soy un héroe.
—Griffin.
—¿Cómo podría?
—¿Lo dices por lo que pasó con tu hermano? —Cuestiona bajito y con mucho miedo, no quiere traer el tema de Aslan a la mesa y aún así, permanece en el rabillo de su ojo igual que un fantasma porque sí, a pesar de toda la mierda que ha pasado, Aslan es el fantasma que más lo atormenta.
—Sí. —Aprieta la boca vacilante—. Pero no es solo eso. —¿Qué más puede ser? Simplemente escapa de su imaginación puesto que Griffin es tan bueno y por ende, merece ser feliz a diferencia suya.
—¿Entonces por qué? No entiendo.
—Porque... —Sin embargo, su hermano mayor tirita en la silla, le cuesta mantener el contacto visual, Ash se interroga seriamente sobre los fantasmas que Griff no parece tener al manejarlos en maestría pero ahora le da la impresión de que tiene y son más de los que especula—. Soy muy mala persona.
—¿Qué? —No puede creerlo, probablemente le escuchó mal—. ¿Crees que eres una mala persona?
—No lo creo, tengo la certeza de que lo soy.
—No es verdad. —Suelta una risa histérica—. No puede ser verdad, ¿de qué estás hablando?
—Lo siento, Ash. —No lo mira a la cara.
—Pero...
—Tal vez no me conoces tan bien cómo piensas.
¿Griffin? ¿Mala persona? Por muchos años que hayan pasado lejos a Ash aquel pensamiento no solo le genera indignación sino que lo enrabia, cree que Griff es la raíz de su vida, este núcleo central que a pesar de sus acciones, los traumas, las muertes que haya ocasionado y le manchen, yace una parte íntima y solo suya dónde guarda los restos de ese niño y gran parte de eso se lo atribuye al hermano que lo protegió de un mundo que solo buscaba hacerle daño. Su mente gotea y gotea.
Plic. Plic. Plic.
Plic.
Pero Griffin por otro lado... ¿cómo podría ser llamado héroe cuando sabía que tenía tanta sangre en sus manos y tenía que lidiar con eso todos los días? Ciertamente fue a terapia luego de rehabilitarse en el hospital de veteranos, le dijeron que un niño rubio estuvo cuidándolo, no dudó que fuera Aslan y por esto corrió de regreso a Cape Cod con la esperanza de encontrarlo en casa, pero no estaba en casa cuando llegó, sus cartas habían cesado meses antes de que quedara noqueado y aunque Griffin se lo atribuyó a un berrinche al notarlo más reticente, conversar con Jim fue un balde con agua fría.
—No busques más a esa puta, sedujo a su entrenador y nos arruinó a todos.
Lo llamó puta.
No podía estar hablando de Aslan, ¿verdad?
Aslan es solo un niño.
Además, Aslan adora al entrenador Wilson, lo admira en demasía.
Y el entrenador Wilson es tan bueno con Aslan y debe haberse confundido, debe seguir agotado por recién haber salido del hospital y estar aturdido. Sí, sí.
—¿Dónde está Aslan? —Pero en vez de responderle, su padre arrojó un largo suspiro de resignación, tomó una botella de cerveza y añadió:
—Te serviré un trago mientras te cuento.
Griffin murió el instante en que Jim le contó con una voz fría y una mirada pétrea lo ocurrido no solo con la policía, sino que le aconsejó además tomar dinero a cambio de las visitas al entrenador, horror es la única palabra existente para describir lo que sintió porque ¡mierda! Aslan era pequeño, su bebé nada más y escuchar que lo hayan lastimado de esa manera...tener que imaginarse la desesperación que debió sentir, el cómo trató de mostrarle a través de sus últimas cartas y Griffin ¡no lo vio! Vomitó en ese mismo instante, Jim lo llamó marica, le dijo que no valía la pena preocuparse por una "putita" y aunque Griffin aguantó mucha mierda de su padre sea por su género segundario o sus desplantes de borracho no soportó esto y no dudó en darle una paliza pese a estar en silla de ruedas. Se concibió enfermo, sabía que Jim era un imbécil y que no podía dejarlo al cuidado de Aslan, sabía que era mala idea irse, Aslan quería que se quedara, debió quedarse, vio las señales, joder, el entrenador siempre fue demasiado cariñoso con Aslan y lo felicitaba, debió verlo ¡Debió volver! Pero se drogó.
Griffin permitió que lo violaran al irse.
Fue cómplice de cierta manera.
Y Griffin nunca se perdonó por eso ni tampoco cree que se lo perdonará.
Lo siento.
—Aslan era un buen niño ¿sabes? —Así que se permite vivir esta pena aunque no piense merecerla, sus dedos juguetean alrededor del borde de la taza y le duele respirar—. Estaba a mi cuidado, amaba que lo estuviera, me sentía como un super hermano aunque no tenía nada de super, pero teníamos una vida bastante pobre, él nunca me reprochó nada, sé que le dolían las carencias, sé que aun sino me decía se comparaba con sus compañeros y le dolía, pero nunca me lo dijo y yo...
—Griffin.
—Creí que lo mejor sería ir a la guerra en busca de nuevas oportunidades y podría aguantar algunos años separados, papá estaba siendo más responsable y estaba Jennifer, nos mandábamos cartas tan seguido, creí que él estaría bien pero un día dejó de escribirme y asumí que estaba enojado. —Griff traga duro, su corazón se siente destrozado mientras habla pero ya no quiere zurcir más esto porque le duele demasiado y ese dolor no lo deja seguir viviendo, sea Aslan o Ash, se merece saberlo—. Aún estaba parapléjico cuando salí del hospital, me demoré en encontrarlo por lo mismo.
—¿Qué? —La mueca de Ash es descorazonada y familiar, lo remonta demasiado a su hermanito los días de navidad dónde no había nada bajo el árbol y su árbol eran dos ramitas arrancadas del paisaje cerca del lago «¿santa tampoco pasará este año?» le preguntaba con sus ojitos llenos de lágrimas y Griffin moría conociendo de antemano la respuesta—. ¿Quedaste parapléjico?
—Max me disparó en las piernas. —Aclara—. Me tomó mucha rehabilitación volver a andar, incluso tuve que usar silla de ruedas por un tiempo. —Y luego burritos y bastones.
—No sabía.
—No es algo que cuento a menudo. —Sonríe con tristeza—. Lo busqué por todas partes, ahí entendí que habían muchos niños fugitivos en América y que a nadie le importaban, supuse que si huían era porque tenían una clase de hogar al que no les gustaría volver y me hirió pensar que Aslan también huyó de nuestro hogar pero no lo culpo tras la reacción de mi papá, cortamos lazos después de dejar Cape Cod y nunca dejé de buscar a mi hermano ni planeo dejarlo de hacer.
—¿Por qué? —El lince le arroja una mirada rencorosa y sañosa—. Ni siquiera es tu hermano real, es tu medio hermano ¿verdad?
—La sangre no lo hace mi hermano.
—¿Por qué tomarte tantas molestias por un mocoso que ni siquiera es tu familia? Apuesto que eres mucho más feliz sin él, creo que en el fondo odiabas cuidarlo, que odiabas llegar cansado del trabajo para alimentar a una pequeña lacra, creo que odiabas sacrificar tu vida por la suya y te fuiste porque ya no lo soportabas más y en el fondo querías que él desapareciera.
—Ash. —Le advierte—. Para.
—¿Parar? —Pero el aludido no puede—. Ten las pelotas para admitirte que odiabas tener que cargar con esa putita, apuesto que realmente sedujo a su entrenador y le gustó.
—¡Aslan! —Griffin se levanta de la mesa con los ojos repletos de furia y lágrimas, sus dedos se hallan crispados sobre el listón, sus fosas nasales se abren y cierran, Ash nunca lo había visto tan enfadado en su vida—. No te atrevas a hablar así nunca más. —Lo amenaza.
—¿Por qué? —Pero Ash es cruel y necesita ser cruel en estos momentos—. ¿Te duele que te diga la verdad? ¿Crees que eso aminorará la culpa? —Ríe con saña—. ¿Crees que ayudarme con esto dejará tu conciencia tranquila luego de abandonar a tu propio hermano con un violador?
—No. —Su hermano impresiona jodidamente herido cuando se aparta de la mesa—. Nada de lo que haga jamás va a compensar haberlo dejado, lo sé, incluso llegué a considerar morir por la culpa que cargo, pero si muero sería como dejarlo otra vez y no haré eso. —Ash queda mudo porque ni siquiera llegó a concebir esa posibilidad: suicidio—. Aunque no dejo de culparme, dejé de buscar culpables.
—Griffin.
—Estaré en la sala ordenando algunas cosas si me necesitas.
Griffin se va.
Ash cae de regreso en el asiento.
Mierda. Mierda. ¡Mierda!
La jodió subestimando el sufrimiento de su hermano mayor y el amor que le posee, nunca consideró la posibilidad de que Griffin quedara parapléjico dadas las heridas, el médico le contó y aún así...Ash lo abandonó apenas recobró lucidez porque se asustó, nunca pensó que Griffin realmente se sentiría culpable por dejarlo tampoco o por drogarse, nunca pensó que podría haber sufrido más dificultades dado su género secundario, la vida de Ash fue un infierno por ser un sumiso, ¿pero un sumiso dentro del ejército? Carajo. Y menos imaginó que el fantasma de Aslan también atormentaría a Griffin, pasó tanto tiempo tratando de esconderse de su hermano al ver que todavía lo buscaba que le negó pasar por un cierre, un duelo o una despedida a pesar del funeral, Griffin nunca lo dejó ir.
¿Cómo aparece Max en todo esto?
Aunque no sabe agradece que alguien haya mantenido a su hermano apoyado porque de pronto la imagen de Griffin ahorcado en la cabaña de Cape Cod tras enterarse de que su hermanito fue violado por su entrenador de béisbol y murió, la culpa, el dolor, la impotencia, la rabia y la desesperanza...se han vuelto demasiado reales. Griffin tiene un corazón demasiado sensible, venía recién drogado con la cabeza jodida por eso de Banana Fish, venía saliendo de un cuadro de PTSD y depresión, venía de una guerra dónde se convirtió en asesino y se mantuvo vivo por Aslan y no era exagerado decir que Griffin vivía por Aslan y Aslan vivía por Griffin. Entonces... si Aslan estaba muerto y Griffin sobrevivió para regresar a sus brazos no le es ilógico que haya perdido la razón para resistir y el suicidio naciera como una tentación o un punto final al sufrimiento.
Realmente la jodió.
Lo lastimó.
Lo lastimó en serio.
Pero Ash no quería eso, Ash adora a su hermano mayor por cruel que pueda ser, solo que...le duele.
Griffin no ha sido más que amable con Ash desde que se reencontraron y aun si sospecha o más que nada, desea que Ash sea Aslan no lo sabe con certeza. Y acá está, dándole un techo contra la misma mafia y arriesgando su pellejo por un mocoso mierdoso (cómo diría Max).
—Ya llegué. —Y hablando de Max, su aparición no puede ser más inoportuna que esta—. ¿Cariñito?
—Está en la sala. —La voz de Ash escapa bajita y temblorosa, está temblando en la silla y no entiende porqué pero la conversación le hizo muy mal. Anhela que Eiji lo consuele, pero Eiji apenas lo tolera.
—Ah, también estás acá. —Max salió poco después bajo fianza—. Tú... —Lobo entrecierra su mirada azulada, viste un traje café pastoso y opaco, probablemente estaba afinando detalles finales con su abogado antes de venir, no sabe ni le importa—. ¿Estás bien?
—¿Eh? —Max se sienta a su lado, Aslan retrocede horrorizado. No me toques. No me toques. Ayuda.
—Chico. —Lo roza con cuidado, acercando su palma hacia su hombro, dándole la posibilidad de huir o rechazar el contacto en todo momento, sin embargo, Ash no lo hace, no comprende si es por susto a moverse o por una primitiva y patética necesidad de ser consolado—. ¿Estás bien? Te miras mucho más blanco de lo usual, como si hubieras visto un fantasma.
—¿Griff se trató de suicidar? —Entonces pregunta y su voz es un nudo.
—Oh. —Max adquiere una actitud que nunca antes ha visto—. Lo sabes.
—Entonces es verdad. —Ríe—. Mierda.
—No fue tu culpa. —Supone que Max debe conocerlo en cierta medida para que anticipe el sadismo.
—¿Cómo podría no haberlo sido? —Es inútil de todas formas—. Yo lo empujé a hacerlo. —Concluye.
—No lo hiciste. —El adulto se muestra comprensivo, lo ha sido desde que conoce a Ash en prisión y todavía no puede ser que no quiera nada a cambio, tal vez esto también es para aplacar la culpa que siente por haberle disparado en las piernas a su amorcito, sí, debe ser eso—. No fue tu culpa.
—Tienes razón. —Le da una media sonrisa—. Yo no le disparé en las piernas.
—Mocoso...
—Yo no lo dejé tirado en ese mugriento hospital a solas.
—No sabía que terminaría así, yo pensé que Griff recibiría la ayuda que necesitaba y volvería a casa.
—Pensaste, ja, qué excusa más patética para abandonar el desastre que tú mismo hiciste, lo dejaste parapléjico y con el cerebro podrido en droga, vaya novio de mierda que eres.
—¡Ash!
¡Sí! ¡Sí! Casi puede ver a Max saltándole encima en la mesa, golpeándolo en el rostro una y otra vez por haberle faltado el respeto en su propio hogar, dándole la paliza que tanto se merece, cerrándole las puertas de su casa y su cariño porque es un malagradecido que solo destroza lo que ama, ¡bien! Ash no lo necesita, no quiere un padre falso jugando a la casita por el puto complejo de insuficiencia que le dejó joder a su único amor. ¡No es un reemplazo para el hermano muerto de Griffin ni actuará como tal!, no lo necesita, no necesita a nadie. Ni a Griffin. Ni a Max. Ni a la pandilla. Ni a Shorter. Ni a Jenkins ni Charlie, ¡ni a Eiji! Matará a Dino él solo. ¡Hasta nunca!
—Ash. —Pero Max no se levanta para arremeter violentamente contra él—. Sé que no lo dijiste en serio y que estás lastimado. —Se lo musita con un tono bajo, lánguido, igual a un padre desesperado quién no pudo proteger ni a su hijito ni a su pareja de la crueldad—. Sé que pasaste por cosas duras.
—No sabes nada. —Suelta veneno, apretando la taza un poco más. Por favor, ya ríndete conmigo.
—Ash.
—No me importa que Griffin haya intentado suicidarse ¿sabes? No es gran cosa la muerte, me dejó solo con el entrenador, además fue su idea meterme en el equipo y podría haberme llevado, podría haber encontrado otra solución en lugar de dejarme pero no lo hizo y lo odio por eso. No le importé una mierda a nadie, ¿con qué derecho aparece ahora? Más de una década después para salirme con que esto le afectó a ese punto y sufrió, no lo hizo, estaba contento, él era feliz, tuvo una vida contigo, una vida que no arruiné, yo no... —Ash se lleva la mano hacia la boca para amortiguar esos sollozos que no sabe cuándo empezaron—. No pudo haberle afectado tanto.
—Pero lo hizo. —Dice Max, apoyando la otra palma en su hombro, atrayéndolo—. Porque él te ama.
—No puede, viste lo que soy, viste los videos, sé que lo hiciste. —Sus lágrimas caen, caen, Max tiene un impulso desmesurado de consolarlo ya que es inevitable, Ash sigue siendo el niño en la fotografía que Griffin tanto presume por muy duro que pretenda ser—. Escuchaste a Evanstine y a Dino, a Jim, papá fue el primero en llamarme...porque le cobré, Max. Le cobré y seguí yendo a la cabaña aunque sabía lo que pasaría así que tengo derecho a cuestionarme sino me lo busqué.
—Aslan.
—Yo me lo busqué. —Repite, ido.
—Aslan. —Max es contenedor—. La has pasado tan mal tú solo, es suficiente, me da pena verte así.
—Aslan. —Se burla repitiendo ese nombre—. ¿Te doy pena? ¿No es un poco hipócrita comparando lo jodido que también estás? —Sabe que lo está lastimando deliberadamente pero está enojado, no es enojo, eso es un sentimiento mucho más potente que carece de nombre, es el mismo sentimiento que lo ahogó cuando encontró a Griffin en el hospital y lo desconoció y lo vio...cansado. De repente, no era más un héroe sino un adolescente al que Ash le drenó la vida y si iba a liberarlo debía hacerlo en ese momento y dejarlo ir, cortarlo de raíz aunque lo matara hacerlo—. No quiero quedarme acá.
—Es peligroso que salgas.
—He estado en peores situaciones.
—No te dejaré salir.
—Viejo. —Le advierte, es un depredador herido y está listo para matar.
—No dejaré que sigas escapando de Griffin, tienes que enfrentarlo.
—¡No eres mi papá para obligarme! ¡Corta la mierda! ¡Estoy harto! —Y a fin de cuentas fue mucho: vivir con Griffin otra vez, jugar a la casita con Max y...
Eiji.
«Necesito tiempo para acostumbrarme a ti otra vez».
Eiji físicamente lo rechaza.
Porque Ash se ha convertido en un dominante.
Eiji no lo quiere y eso lo mata y le duele y ha estado evitando pensarlo pero...le parte el alma que el japonés haya aceptado el collar de Sing y se crea seguro, pero a Ash lo rechace. Se siente traicionado.
Se pregunta si este sentimiento de traición habrá sentido Eiji cuando se enteró de que podía cambiar a un dominante, si lo habrá empujado demasiado fuerte como siente que Griffin lo hace, forzándolo a sentarse en primera fila en su propio espectáculo de destrucción dónde las decisiones tomadas en nombre del amor son falsas, de pronto le entran unas horribles ganas de llorar, no lo hace, no tendrá sentido, tarde o temprano iba a pasarle la cuenta tanto rechazo. Pero tener que aceptar que la única decisión que creyó haber tomado por amor dejando ir a Griffin casi lo mata, no sé, es una broma un poco retorcida ¿saben? Pensó que estaba protegiéndolo de Dino y de su nuevo mundo. Pero al final siempre acaba siendo un egoísta.
—Aslan. —No obstante Max lo abraza a pesar de su desplante y lo acuna contra su pecho.
—No me toques. —No tiene fuerza para luchar—. No quiero que me toques.
—Mi niñito. —Y entonces... —. Esto es mucho que procesar.
—Lo es. —Ash lo abraza de regreso—. Perdón por todo lo que dije. —Y se disculpa—. N-No quería...
—Shh, Shh. —El más alto lo arrulla entre sus protectores brazos como Jim nunca fue capaz de hacer, ni siquiera cuando la policía se burló y lo llamó putita teniendo siete años—. Lo sé, sé que no querías.
—Perdón. —Ash se aferra al traje de Max y se hunde en su hombro, se siente patético por romperse de esa manera considerando su reputación, pero no da más, es mucho que procesar y Aquiles no es más invencible ante la aparición de su Patroclo, se ha vuelto blando y humano, duele—. Lo lamento.
—Mi pequeño hijito. —Ash llora como si fuera un bebé—. Estás tan herido.
—Sino estuviera jodido no habría lastimado así a Griffin ni a Eiji.
—A veces es inevitable lastimar a las personas que amas, es parte de estar en las relaciones, a veces lastimas sin querer y te lastiman cuando menos te lo esperas, tú me has lastimado, Ash.
—Yo lo...
—Y yo también te he lastimado. —Max lo atrae hacia su pecho—. Pero hemos hablado para poderlo sanar y eso no me ha hecho amarte menos.
—No puedes amarme, soy un asesino. —Casi mato a Griffin y lo herí más con mis mentiras.
—Puedo. —Max presiona un beso en su frente—. Puedo porque eres mi hijo.
Es todo.
Esto lo rompe.
Lo rompe y Ash no puede evitar llorar entre los brazos de Max como si fuera un bebé porque pensar en que lastimó a Griffin al punto de empujarlo al suicidio es demasiado para digerir, era apenas un bebé cuando lo obligaron a prostituirse y lo convirtieron en una estrella pornográfica, ni siquiera se había manifestado y la única explicación que le encontró a su tortura fue esa ambivalencia: tener la certeza de que Griffin estaba a salvo con él lejos y al mismo tiempo, quererlo ver por última vez (aun si fuera un accidente) y poder asegurarse de que está bien para decirse a sí mismo «tomé la decisión correcta» pero no la tomó.
Y hoy fue cruel, caprichoso y berrinchudo con sus palabras pero es una persona y nadie piensa claro en una maldita crisis, fue mucho, ni siquiera Aslan puede con tanto. Además...ser rechazado le dolió.
Eiji.
El maldito Eiji Okumura.
Y es que a Ash nunca le importó ser considerado un monstruo o un simple juguete hasta Eiji, porque cuando Eiji llegó su mundo quedó de cabezas, sin querer empezó a darle un sentido completamente diferente tanto a las cosas pequeñas como a su misma existencia y sí, Ash comprende que el rechazo es a nivel físico, él mismo lo encarnó en su propio PTSD hace años con dominantes, mejor que nadie entiende lo que es repeler contra voluntad dado los estímulos y la hiperalerta, pero no le resta dolor, amargura o saña a la situación. Le afecta que Eiji lo rechace. Le afecta que tenga otro collar. Le afecta que Griffin esté de regreso. Le afecta saber que a Griff le importó la desaparición. Le afecta que Max lo acune. Le afecta ser amado. Le afecta al punto de querer cambiar y frustrarse por no saber cómo.
Por eso prefiere absorber la calidez de Max y fingir que esto está pasando una década antes, se dice a sí mismo que Max es su papá, que Griffin está en la otra habitación defendiéndolo de la policía ya que le cree y que habrá una recuperación. Pero en ese abrazo se da cuenta de algo y es que...Griffin merece tener esa despedida que le negó con su-Aslan. Aunque duela y mucho. Aunque sea doloroso y malditamente doloroso, lo merece.
—Has sido muy valiente. —Max lo acurruca contra su pecho, lo mece igual que un bebé mientras le besa una y otra vez la frente y es raro esta clase de cariño sin nada sexual—. Mi niñito.
—¿Crees que sea muy tarde? —Entonces le pregunta en un hipeo, no se quiere separar del acurruco de Max porque tendrá que enfrentar al mundo real cuando lo haga y es jodidamente intimidante.
—Creo que tienes que hablar con él.
—Pero...
—Creo que mereces darte esa chance y no tanto por Griffin, sino por ti mismo o nunca vas a superar a ese Aslan, tal vez eres tú quién está aferrado al hermanito de Griffin y no tanto Griffin ¿no lo crees?
—Viejo sabelotodo mierdoso. —Gruñe.
—Sí, sí. —Resopla—. Puedes insultarme y todo, pero te seguiré amando aunque no lo quieras.
—Qué asco.
—También te amo.
Gracias, Max.
Me hubiera gustado tenerte de papá desde el inicio.
También te amo.
Entonces se da el coraje para caminar hacia la sala y llegar hasta Griffin, la tensión en el aire es densa y espesa y le pesa en los pulmones como si estuvieran hechos de plomo, pero no dará marcha atrás, no ahora. Griffin está visiblemente molesto por la discusión previa, lo nota desde la manera en cómo acomodó sus brazos frente a su pecho para parecer muros a su reticencia por mirarlo, lo lastimó de verdad, lo lastimó al punto de llevarlo a considerar la muerte por su propio fallecimiento.
—Griffin. —Entonces Ash comienza, piensa en cómo había escrito un punto final en su propio relato para no tener que seguir sufriendo, piensa en aquel punto inescrutable al final del libro de su vida.
—¿Qué se te ofrece? —Y sabe lo que tiene que hacer, pero le da miedo y es acá cuando comprende que incluso si no son hermanos 100% de sangre o a veces ni siquiera hay sangre de por medio como en el caso de Max y Shorter (no puede pensar en Eiji aún) aparece el significado genuino de "familia".
—Griffin. —Entonces repite, tomando su propio libro de vida.
—¿Qué?
—Soy Aslan.
Y añadiendo dos puntos más al punto final...
El capítulo de mañana es muy de transición para que veamos a dónde se dirigue la trama más que nada y es uno de los poquitos respiros que nos quedan antes de darle con nitro a la trama, así que preparense porque el fin de mes se viene potente. Mil gracias por leer.
¡See ya!
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