Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

13. Alternate dimension.

Hi~ Bueno mis bonitos lectores, luego del intenso día de ayer necesitamos procesar algunas cosas si es que no varias y para eso vamos hoy, nos quedan como dos capítulos más en prisión y salimos así que preparense. Mil gracias a las personas que se tomaron el cariño para leer.

¡Espero que les guste!

Eiji tiene una gargantilla alrededor del cuello.

Eiji ha aceptado un dominante.

Y el corazón de Ash muere en ese instante.

Ja.

Debería haberlo sabido.

Porque las cosas buenas nunca le pasan a Aslan y Eiji era demasiado bueno para ser real, ¿no es así?

«Tu vida importa tanto como la mía».

¿Qué pretendía de todas maneras? ¿Qué podría matar a Dino y huir con Eiji a un lugar seguro? ¿Qué al policía no le importaría amar no solo un asesino sino un sumiso? Cuando lo único más inadmisible que huir del pasado es huir de lo que es e incluso si fuera tan ingenuo para creer que es un switch y puede encajar con Eiji de nuevo, debería darle lo mismo porque no son nada. Piensa en Griff, Skipper y Shorter. En Bones, Kong, Alex y en todos sus seres queridos, en lo mucho que sufren al involucrarse en este mundo de asesinato y violencia y sabe que ese collar es lo mejor.

Eiji no puede pertenecerle.

Y Ash ya le pertenece a alguien más, por ende, fue una fantasía de Romeo y Julieta del inicio.

Pero aun así...duele. Este dolor de corazón roto no deja de hervir en su estómago abrumadoramente fuerte, haciéndolo contener una arcada cuando Eiji pisa su celda con sus ojitos cafés tan dolidos que quiere llorar, desplomarse y simplemente rendirse como si fuera un niño escondiéndose en la colcha con la esperanza de ser protegido. Y finalmente, se vuelve obvio eso que siempre lo fue. Sí, fue obvio desde el instante en que Aslan se aproximó con dos vasos de alcohol para chocar con sus ojos dulces, oscuros y amables, los más amables que jamás había visto que además eran tan sinceros que perjuró que podrían ver toda la mierda de su alma y aun así, quedarse. El deseo fue patético. Pero Ash luego se ofreció a entregarse a cambio de la seguridad de Eiji porque se había rendido consigo mismo y el hijo de puta le negó el placer al romper una tubería y salir volando. No sabía que los humanos podían volar. No sabía qué podías hacer eso. Te envidio. Tú-sí-sabes-cómo-volar.

Y otra vez en prisión cuando intentó convencerse de que Eiji era igual a Evanstine acabó equivocado, y luego empezaron a verse a escondidas en la biblioteca y le habló de Griffin y de Cape Cod y después Eiji arriesgó su trabajo y su vida yendo al Chang Dai solo para ayudarlo. Y luego empezó a consolarlo, primero a nivel de palabras y luego...lo tocó. Y esos toques, joder. Ash los deseó. Luego carcajeó tras contarle de su miedo a las calabazas y le habló del pueblo con dioses que te hacen pobre y tiene ese nombre de Gremlins:

«I-zu-mo» le dijo entre risas.

No Gizmo.

Y mirándolo bajo el tenue resplandor del foco de la cárcel, con sus rostros cerca mientras Eiji repetía una y otra vez el nombre de la prefectura Ash lo vio con suma claridad, no pudo arrancarlo del pecho por más que quisiera, Eiji se quedó ahí como un puñal.

Está enamorado de Eiji.

Está malditamente enamorado de Eiji Okumura cuando se prohibió a sí mismo tener esas emociones al considerarse indigno. Pero solo pasó. Y eso explica su repentino interés por ser dominante, anhela poder encajar con Eiji y pertenecerle, quiere la unión conjunta. Quiere ser elegido y también amado.

Pero Eiji le pertenece a alguien más y Ash quiere llorar.

Eiji le rompió el corazón al final.

—Ash. —Y que enuncie su nombre con esa pronunciación de estornudo lo hace todo más horroroso porque sería mucho más fácil si fuera un desalmado que solo pretendía jugar hasta destrozarlo, pero Aslan sabe que no es así por lo cristalizado y vacío que lucen sus ojos de gacela. Mierda. Que le guste tanto su mirada oscura es un problema, lo hace débil, le da ese talón de Aquiles que podría matarlo.

—Eiji. —El nombrado retrocede, ha venido a verlo a su celda, todos han acordado dejarlos solos, de repente la fragancia que tanto adoraba del japonés apesta a otro dominante, le da tanta frustración. Debería ser yo. Debería ser yo. Quería ser yo. Me duele—. Hola.

—Hola. —Hay un pánico ciego que lo deja indefenso ante Eiji y lo consume por completo...¿por qué las cosas tenían que terminar de esta manera?—. Te he venido a ver.

—Así veo.

—Sí...

—Te ves bien.

—Gracias. —No hay nada más que puedan decirse, el daño está hecho y el dominante está aceptado pero de todas maneras no eran nada, así que da igual—. Ash.

—Eiji.

—Realmente lo siento. —No hay nada de qué disculparse, Eiji es un sumiso libre que está en derecho de elegir a quién se le plazca de dominante y de dónde se mire Sing era la opción más lógica.

—Sí. —Ash se deja caer inerte sobre su litera—. Yo también lo siento.

Aslan comprende que no había otra salida, de hecho, lo más inteligente era que Eiji buscara a alguien que lo marcara al garantizarle protección contra Evanstine o cualquier otro degenerado que quisiera abusar de su casta, Ash vio cómo Eiji se rindió a los comandos sin poder hacer nada, Ash lo vio siendo prisionero de su cuerpo y joder, él también ha estado ahí.

Pero eso no evita que le dé pena.

Y le duela.

Duele amar a alguien así.

Se miran a través de la oscuridad en la celda, Eiji no se ha movido del portón, Ash no se puede mover de la cama, hay demasiado silencio llenando el aire, nunca le han perturbado los silencios con Eiji al contrario, le han permitido admirarlo mejor y a fin de cuentas, enamorarse más. Pero esa gargantilla brilla contra el fulgor de la luna y las estrellas, Ash desea gritar. Nada se siente bien. Ni confiable. Ni estable. Jamás lo ha hecho pero Eiji le dio cierta noción de solidez que ahora se desmorona bajo sus pies sin que pueda hacer nada, si sigue pensando en eso habrá un desborde de lágrimas, no necesita que Eiji lo vea vulnerable. ¿Para qué? ¿Para qué ilusionarse y clavarse a sí mismo la navaja? Ya basta.

—Es una gargantilla bonita. —Entonces dice aunque no con mala intención, se pregunta cómo habrá sido la que Ash le habría conseguido si hubiera podido ser un dominante y se ríe de su propia idiotez.

—Gracias. —Eiji se sienta a su lado, están incómodos, tan incómodos que podrían morir.

—¿Lo aceptaste de dominante?

—Yo se lo pedí.

—Oh.

—Es un vínculo consensuado.

Un vínculo entre dominante y sumiso sellado por un collar usualmente se puede romper poniéndole fin a la vida de uno de los dos, es el equivalente a una marca o un matrimonio, es sagrado y perpetuo.

Eiji aceptó a Sing y Sing aceptó a Eiji.

Pero Ash no es quién para criticar ¿verdad? Está unido a Dino y además sigue siendo un débil sumiso.

—¿Es tu persona destinada? —Lo pregunta en un susurro, está aterrado por la respuesta y obtenerla lo matará, solo lo sabe. Hay algo sangrando en sus heridas de este primer amor, algo Romeo y Julieta que lo habría impulsado a tomar el veneno antes que aceptar esto, pero el daño está hecho.

—No sé. —Y ahora Julieta le pertenece a la muerte y su Patroclo perece entre sus brazos, ¿acaso no aprendió nada de My Own Private Idaho? Las personas como él o Mike no quedan bien paradas bajo los enamoramientos—. Creo que me daría cuenta si fuera así. —Pero hay vacilación en la voz de Eiji.

—¿Lo harías?

—No sé. —Ja. Hay muchas cosas que Eiji no sabe. Piensa en Blanca y casi se imagina lo que le habría dicho en estas circunstancias.

«Un conejo y un lince no pueden ser amigos».

Son de mundos diferentes, Ash le dijo.

Por ende, debería dejarlo ir (¿dejar ir qué? Nunca le perteneció) él sabe que Sing sería un maravilloso dominante para el sumiso, su mirada irradia ternura e inclusive sobreprotección y a veces encuentra a Sing esbozando una expresión que Aslan conoce demasiado bien mientras contempla a Eiji, porque es la misma expresión que él bosqueja cuando lo ve dormir en su biblioteca, comer perritos calientes de contrabando o mirarlo tomar café y que se queme la lengua. Amor. Esta es la expresión. Y aunque Ash sabe que incluso si fuera un switch nada cambiaría, odia el aroma que Sing deja sobre el japonés. Odia esa gargantilla. Odia que escuche otros comandos. Odia no haberlo podido defender mejor en la oficina de Evanstine. Odia su naturaleza débil. Odia ser un sumiso. Odia querer ser un dominante. Odia no pertenecerle a Eiji. Odia que Eiji no le pertenezca. Y sobre todo... odia lo mucho que lo ama.

A pesar de todo, entonces piensa.

Es un hijo de puta masoquista sin duda alguna, ja, tal vez le quede como guante el papel de sumiso.

—Te ausentaste algunos días. —Ash habla, no soporta más la incomodidad, está al borde del colapso y le sorprende lo profundo que el japonés se las arregló para calar al destrozarlo todo, sus zapatillas golpetean las baldosas húmedas de la celda y no puede dejar de tiritar—. Shorter creyó que te había pasado algo malo, él estaba preocupado porque tú nunca te ausentas.

—Lo siento.

—No a mí, a Shorter, a mí no me importó. —Se ha vuelto un cascarón de sus propias mentiras.

—Entonces podrías entregarle mis disculpas a Shorter.

—Entrégaselas tú mismo.

—Tienes razón. —Carajo, va a llorar, se está portando como un imbécil pero no es voluntario, activó su modo de supervivencia y ahora no comprende cómo bajar las defensas al estar muy herido—. No quedé bien luego del incidente con el jefe, por eso falté. —No quiere presionarlo a hablar.

—¿Evanstine fue demasiado cruel? —Pero de todas maneras pregunta, se arrepiente apenas refiere en voz alta.

—Se podría decir que sí.

—Lo siento por no haberte podido proteger.

—No era tu responsabilidad protegerme, no quiero que te culpes por eso. —Algo en estas palabras...

—Sí. —Es demasiado real, es cruel—. Tienes razón, yo no soy un dominante después de todo, ¿cómo podría haberte protegido? Probablemente me hubiera excitado por el castigo como una buena puta.

—No quise decir eso, Ash.

—¿Entonces qué quisiste decirme? —Su voz sube más tonos de los que desearía, sus uñas incrustan su palma para dejar cinco mordeduras mientras sus dientes chocan con tanta presión que teme que podría romperlos si frunciera un poco más—. ¿Qué quisiste decirme, onii-chan? —Escupe con cólera el apodo y eso lastima a Eiji, mierda, eso era lo último que quería. Pero duele. Todo duele acá, ahora.

Necesita que Eiji lo odie o no podrá dejarlo ir.

Y debe dejarlo ir.

—Lo lamento, no quise que se interpretara de esa manera. —No quería lastimarte y te lastimé.

—No tienes nada que sentir, no es como si tuviéramos algo, ni siquiera sé porque estamos hablando de algo tan incómodo si nunca deberíamos habernos juntado, fue divertido jugar el rato pero ambos sabíamos que las cosas acabarían de esta manera, nunca te tomé en serio. —Quiere lastimarlo y tal vez si lo lastima lo suficiente será digno de un dominante ¿no? Sí, eso debe ser. Pero al elevar la vista y encontrarse con los ojos de Eiji su corazón cae, porque el japonés está llorando en serio y haberlo provocado hace que se profese totalmente enfermo—. ¿Qué? ¿Crees que esas lágrimas te servirán?

—No es eso. —Lo mata lastimarlo y aborrece aquel instinto protector que lo hace querer golpearse.

—¿Entonces qué es? —Prefiere gruñir y cortar el lazo, sin embargo en el silencio de la celda, estando lado a lado ante la cama, los sollozos de Eiji son estremecedores, dolorosos y se vuelven de animalito herido a medida que se prolonga la mirada de esquirla que el jade pétreo le da y casi puede escuchar sus pensamientos destructivos en la cabeza: «lo siento mucho. Es mi culpa. Es mi maldita culpa. Ash, no te mereces esto. No quería...»—. Necesito aire, me iré. —Si fuera más valiente, fuerte y mejor se quedaría para confrontar al sumiso y a sí mismo.

No lo hará.

No puede.

Yo no estaba jugando. —Eiji dice apretándose el pecho, su voz es débil y luce demacrado—. Creo que leí completamente mal la situación, lo siento, pensé que...

—¿Pensaste qué? ¿Qué querría estar en una relación con un torcido? —Ash tensa los puños encima del traje de reo lo suficientemente fuerte para que los huesos le duelan, traga saliva con fuerza, esta conversación no está tomando el rumbo que debería. No quiero lastimarlo—. Qué asco. —Pero Ash es autodestructivo por naturaleza y ahora que ha encontrado una manera de alejar a Eiji la tomará.

—¿Asco?

—Es repugnante que dos sumisos estén juntos, prefiero seguir siendo prostituto o pertenecer a Dino porque al menos, ahí alguien sí me puede satisfacer. —Eiji parpadea anonadado y lastimado—. ¿Qué diablos creías? ¿Realmente pensaste que algo del acto en el bar era verdadero? Estaba muy aburrido y tú eras una víctima patéticamente fácil, ¿qué otra cosa te imaginabas?

—Qué te gustaba.

—¿Tú? ¿Gustarme? —Suelta una risa amarga y nunca ha querido esto, sabe cuántas dificultades Ash le ha causado a Eiji y no puede soportarle la idea de causarle más—. ¿Por qué mierda pensaste esto? No eres más que una carga para mí.

—Porque tú me gustas.

Oh no.

No. No. No.

No es justo que le diga esto. No ahora. No cuando es demasiado tarde y es imposible que ellos dos...

—Tienes una pareja, deja de joderme.

—La tengo. —Eiji impresiona más recompuesto inclusive a través de esa crueldad, su cara se ha visto salpicada por lágrimas robustas y adoloridas que caen y caen con un finito—. Pero no puedo evitarte querer a pesar de todo, lo siento si te desagrada, sé que es extraño, sé que no es natural, comprendo sino me quieres volver a ver luego de que te lo diga. —El sumiso vacila para tomar su palma, está al lado en la litera de Aslan y el silencio es mortificante—. Te quiero, creo que te habría querido aunque fueras de cualquier otra casta, te quiero por quién eres y también me lastima porque a pesar de que para ti fue un juego, yo fui sincero con mi amor.

—Para.

—Te quiero como jamás podría querer a nadie más.

—Eiji.

—Te quiero incluso si no me puedes querer de vuelta y lo siento si te herí para decir tantas mentiras.

—No estaba mintiendo con lo que dije.

—¿Entonces por qué estás llorando también?

Porque me quieres.

A pesar de todo...me quieres también.

Aun siendo un sumiso, un asesino, un criminal, un prostituto, un mentiroso y un cúmulo de traumas.

Me quieres.

El corazón de Ash se termina de romper cuando Eiji sostiene sus manos llorando y no es justo porque incluso luego de esos comentarios crueles acá está con su corazón desnudo y sangrante.

Acá está Eiji, rompiendo corazones y dándole su corazón a quien no lo merece, ya no puede levantar sus barreras contra quien tiene alas y vuela. No sirve. No sirve de nada mentirle a Eiji y mucho menos mentirse a sí mismo sobre que es capaz de lastimarlo y dejarlo ir.

—Lo siento si hice algo malo durante el tiempo que compartimos juntos, te prometo que no quería...

—No, Eiji. —Y de repente la voz de Ash escapa temblorosa y rota—. No hiciste nada malo, yo debería disculparme, yo... —Y es Aslan quién está llorando porque ser cruel con Eiji rebasó su límite de cierta manera—. Mierda.

—Ash. —El moreno lo llama despacio—. ¿Realmente me desprecias?

—Te amo. —Y lo suelta—. Y estoy dolido por ese collar.

—Ash.

—Estoy enojado porque quiero ser tu pareja, estoy frustrado y me siento impotente, estoy con rabia conmigo mismo por sentirme de esa manera porque sé que no podía evitarse, que es buena solución y que Sing es un buen tipo, pero te amo y te quiero y estoy hecho un desastre, nunca tuve que lidiar con tantas emociones y los celos, estoy tan celoso que apenas puedo respirar.

—Oh, Aslan. —Es la primera vez que usa su nombre real en voz alta desde que se lo confesó la tarde que el cielo brilló demasiado y hablaron de constelaciones y Cape Cod—. Es lo mismo para mí.

—¿Lo es? —¿Por qué lo sería?

—Claro que sí. —Sus frentes chocan y sus manos se entrelazan—. También me siento de esa forma.

—No puedes...

—No puedes decirme lo que puedo o no puedo sentir. —Entonces el hijo de puta lo declara dándole un golpe juguetón en el hombro—. Tal vez a ti te cueste amarte, pero a mí me lo dejas muy sencillo.

—Eres un irracional.

—Muchas gracias.

—No era un cumplido. —Y de repente, las cosas vuelven a sentirse más ligeras.

—Pues me lo tomaré como tal. —Blanca se reiría sin duda por haber caído tan duro en el amor luego de evitarlo, recuerda que fue motivo de varias conversaciones. Aquiles no debe amar a Patroclo. Un lince no puede querer a un conejo. Y Ash no puede anhelar a Eiji.

—Eiji... —Pero la voz de su cabeza se apagó—. Quiero abrazarte. —Se ha vuelto caprichoso y egoísta.

—Ven acá. —Pero Eiji lo recibe con los brazos abiertos—. También muero por abrazarte, Aslan. —Y joder, qué bien se escucha su verdadero nombre si es Eiji quién lo llama.

Se queda acurrucado sin intercambiar otra palabra, Ash teme romper la magia, le aterra en demasía que esto no sea real, que no sea más que otra de sus dolorosas fantasías y amarlo lo está matando, se está desgarrando en miles de pedazos entre la ternura de aquel abrazo y la peor parte es que sin importar cuánto busque sus piezas (incluso si se atreve a anhelarlas todas para remendarse) no las encontrará porque siempre le faltará una, la más importante, la más grande y la más indispensable, esa que dejó reposando junto al corazón de Eiji, esa que no se inmortalizó ante una gargantilla y hoy no significa nada. Piensa en el Dios sádico que lo hizo sumiso o peor, que seguramente lo hizo switch como Yut-Lung tanto presume y aun así, no fue capaz de ayudarlo a cambiar cuando más lo necesitó.

Piensa en las parejas destinadas.

Piensa en Sing, un dominante.

Mira la gargantilla de Eiji.

Evita llorar.

—¿Qué hacemos ahora? —Entonces le pregunta aterrorizado, no es capaz de despegarse del pecho fornido y bronceado del moreno, le gusta en demasía escuchar cómo Ash puede acelerarle el pulso.

—No estoy seguro. —Eiji acaricia sus cabellos sin romper el abrazo, sus dedos gatillan espasmos con pura electricidad a través de sus nervios, consiguiendo que sonría a pesar de la tragedia, Eiji tiene la innegable habilidad de hacer que se sienta como la única cosa en el mundo que importa y de repente lo considera—. No vine a tu celda con un plan armado en la cabeza.

—¿Qué? —El policía se encoge de hombros, restándole importancia—. ¿Entonces qué esperabas al venir conmigo?

—Solo sentí que debíamos hablar sobre el tema.

—¿Cómo pudiste saberlo? Nunca trazamos ninguna línea ni aclaramos nada.

—Ash, soy ingenuo, no tonto. —Le aclara un tanto molesto y es adorable—. Además me mentiste y no fuiste muy amable que digamos.

—Lo siento. —Vaya, él debe ser la primera persona con la que se disculpa en años—. ¿Cómo supiste?

—Porque soy ingenuo, no tonto.

—¡Eiji!

—Y te conozco, Aslan. —El afecto burbujea en su estómago ante esas palabras, Eiji no ha soltado su agarre de manos ni un solo instante y Ash está completamente embelesado por el sumiso que posee enfrente, un pequeño mechón de cabello cae frente a su rostro mientras sostiene el contacto visual, el brillo en sus ojos nunca impresiona desaparecer cuando lo mira—. Tus barreras no son tan altas como crees y tus espinas no son tan eficientes, no para quiénes te aman.

—Eres un cursi. —Entonces gimotea y su aliento queda atrapado en su garganta.

—Tal vez. —Musita, la palma del japonés queda contra el pecho de Ash, sintiendo la fuerte conexión a los latidos, a la tierra y al mismo cosmos en el roce—. Puede que ahora mis palabras no signifiquen nada, pero recuerda esto.

Eres injusto.

—Aunque el mundo entero esté en tu contra, yo siempre estaré a tu lado.

Eres tan injusto.

—Yo permaneceré a tu lado. Claro, sino te molesta. —Y Ash muere en este momento, sabe que aquí es dónde descansará su corazón congelado en el tiempo el resto de la eternidad sin importar si Aslan queda encerrado en una carcasa como un leopardo, acá su corazón está a salvo, es puro, es adorable y más tierno de lo que sin duda merecerá. Pero de todas maneras se limpia las lágrimas con el brazo.

—¿Eso quiere decir que tendré que seguir comiendo esos sándwiches asquerosos? —Y lo anhela.

—Sí, así que alégrate. —Se admite anhelarlo—. Los sándwiches de tofu son muy sanos, tu salud está a salvo conmigo. —Ash deja que sus músculos sucumban al agotamiento emocional de su encuentro y se desmorona en el regazo de Eiji, esconde su rostro entre sus brazos con la esperanza de al menos poder mantener algo de resistencia en esta caída de amor. Pero él no cayó enamorado de Eiji porque caerse implica en cierta medida volverse a levantar. Él sucumbió en ese amor. Se hizo cenizas y voló.

—Quédate a mi lado. —Se pregunta si podrá renacer de la ceniza—. No tiene que ser para siempre, aunque solo sea por ahora.

«Para siempre».

Se quedan acostados en la cama de Ash, sabe que podrían meterse en problemas dada la naturaleza de su relación, Ash es un reo sumiso y Eiji sigue siendo un policía que le pertenece a alguien más. Le da igual al menos en estos momentos que repasa el rostro del sumiso, es indiscutiblemente precioso pero de nuevo, no en el sentido magnánimo o bestial de Aslan. No. La belleza de Eiji es distinta, cree que eso lo atrapó del inicio, se quedan tocando el uno al otro en silencio, Ash piensa en dimensiones alternativas o mejor dicho, en vidas diferentes. Sí, eso le gustaría.

Le habría encantado poder conocer a Eiji en otro contexto, siendo simplemente personas que quizás se coquetearon en la barra del bar y se terminaron gustando o tal vez universitarios que se conocen por accidente, Eiji le dijo que fue saltador de pértiga y Ash probablemente habría caído embelesado por eso, se pregunta si habrá una realidad alterna dónde lo de Barba Azul jamás ocurrió y Griff volvió cuando Ash aún seguía bien, se cuestiona si lo habría llevado a estudiar a Nueva York con Max como el novio vejete y si en ese entonces se habría enamorado de Eiji, tal vez tendrían pandillas enemigas (aunque le cuesta imaginar a Eiji pandillero así que culpa a Yut-Lung) o tal vez se enamoraron porque sostendrían por accidente el mismo libro, sin duda sería el guardián entre el centeno. O tal vez existe un universo donde son linces y conejos y ellos a pesar de todo se enamoran ahí, tal vez existe dónde sean una pareja destinada y puedan estar juntos. Y tal vez, incluso es feliz en alguno de esos mundos.

Piensa en una dimensión alternativa dónde puede confesarle a Griffin que sí es Aslan.

Piensa en una dimensión donde nace dominante y Eiji usa su collar.

O más lejos, piensa en una dimensión donde no existen subgéneros y solo son...personas. Y le gusta.

—¿Te gustaría que considerara la fianza más que el motín? —Entonces le pregunta a Eiji porque Ash quiere salir de prisión lo más pronto posible para acabar con Dino, no puede perdonar que inclusive estando enjaulado haya movido un peón para lastimarlo y Okumura fuera el medio.

—Podrías hablar con el abogado de Max.

Puff. —Arroja un resoplido que hace saltar su cabello de pluma de pájaro bebé—. Si ese abogado es tan bueno ¿por qué sigue en prisión?

—Max se irá pronto.

—Oh. —Si Max se va pronto tampoco volverá a ver a Griffin, por ende, es lo mejor que podría pasarle en la vida, se ahorra problemas a futuro, es perfecto—. No sabía.

—Están peleados. —Claro que Eiji lo concluye.

—Le dije cosas crueles la última vez que hablamos y le he estado haciendo la ley del hielo desde ese entonces

—Ash. —Hay un leve reproche impregnado al estornudo—. ¿Por qué siempre arreglas las cosas de esa manera ? ¿Acaso no se te ocurre la posibilidad de que la gente que te ama sale herida?

—Max no me ama. —Es extraño siquiera considerarlo—. He sido un dolor de culo desde que llegué.

—Podría haber pedido un cambio de celda.

—Tal vez le dio flojera.

—Podría haberte tendido una trampa con los otros reos o con Yut-Lung. —Los toques de Eiji penden encima de su mandíbula y eso le derrite el corazón, Ash desearía fingir que están en su apartamento, que están dentro de la comodidad de sus sábanas en lugar de una apestosa celda y sin embargo, los uniformes marcan en demasía sus diferencias—. Podría haberte atacado él mismo.

—Esperé que me atacara. —Entonces suelta el pensamiento al vivir en un constante estado de alerta involuntaria—. Pero luego empezó a balbucear sobre lo mucho que amaba a su novio y no sé...pensé que Max tal vez no buscaba eso en mí pero entonces no entendí lo que buscaba, creo que solo quiso apoyar a Griff en ese sentido, ya sabes, tratando bien a su hermano para engatusarlo.

—No creo que Max haya sabido quién eras.

—No existe otra razón para tratarme bien. —Se pone a la defensiva y sus muros vuelven a romperse.

—Creo que la hay. —Porque Eiji lo abraza y eso se siente demasiado bien, Aslan enrolla sus piernas entre las de su compañero y se ahoga contra su cuello, siente el roce helado del collar, detecta aquel aroma suave de Sing y de repente quiere llorar otra vez. No lo hace. No arruinará este momento tan bello con sus inseguridades—. Y creo que sabes cuál es.

—Tal vez el viejo esté planeando vengarse.

—Ash, Max vino directamente a pedirme que hablara contigo.

—¿Qué? —El lince se aparta con sus ojos brillantes y confundidos.

—Sí, dijo que te había notado especialmente deprimido en mi ausencia y que tenía miedo de que te murieras por abstinencia de Eiji.

—Hijo de puta. —Gimotea rojo al ser verdad—. Solo quería humillarme. —Ash se esconde contra el pecho del japonés, deleitándose con los latidos de su corazón, construye un refugio acá, lo hace una casita, su casita.

—Es mentira, ya deja de ser tan tsundere y admítelo.

—Jamás. —Entonces Eiji ríe y Ash disfruta de los mimos que le da, siempre es suave y gentil, casi se siente como si fuera costumbre recibir esta especie de toques, hunde su nariz aún más cerca de Eiji para atesorar los débiles restos que quedan de su aroma y lo estrecha con fuerza—. No me gustaría admitir eso, necesito pensar que Max me estaba usando.

—¿Por qué tiene que ser así?

Porque sabe que si existe una dimensión dónde Max es su papá, Ash es feliz.

Y ese pensamiento...duele.

Mañana se nos viene un día intenso emocionalmente en relación a Ash, so et ready, tenemos dos capítulos antes de salir a prisión y pasaran...cosas antes de que eso ocurra, cosas importantes sobre todo para la relación entre Ash y Eiji.

¡Nos vemos mañanita!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro