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1. Claws.

✩ Notas del autor: ¡Hola mis bonitos lectores! Luego de un hiatus he decidido regresar con esta dínamica porque me picaban las manos por sacar un Dom/Sub verse, los detalles del au se irán explicando poco a poco, ya para los primeros diez capítulos todo debe estar más o menos claro, pero ya me conocen. Es el tercer año consecutivo que participo escribiendo algo en octubre y aunque tenía muy metido sacar el flufftober los promps no pegaban con nada a la trama, de ahí encontré el monstober de hellomelusine en twitter. Estoy nerviosa de cómo salga esto, 0% fe.

✩ Género: Dom/Sub verse/ Canon Diverge/ Slow burn/ Friends to lovers/ Drama.

✩ Ship: AshEiji/ WongLung/ MaxGriff/ Leve SingEiji.

✩ Advertencias: Como este es un canon diverge estamos conscientes de todo lo que pasó en banana fish en relación a Ash, no quiero tocarlo tan  a fondo y exhaustivamente como suelo hacerlo, i need rest de tantos traumas y síntomas, pero ya saben, sean responsables con su lectura y vean si se sienten en comodidad con los temas.

Este capítulo sirve más que nada de contexto junto al siguiente y por supuesto, para establecer buena química entre nuestros dos protas, eso, rezo para que esto no sea un vil fracaso como el mermay así que ando bien nerviosa. ¡Espero que les guste!

Plic. Plic. Plic.

Aslan escucha las gotas de whisky caer dentro de su vaso, el aroma a añejado lo hace arrugar la nariz por la amargura, su mirada pasea juguetonamente desde la pantalla de su celular hasta su expresión tensa reflejada en los lentes de Shorter.

«Aslan Jade Callenreese, perdido».

Al parecer Griffin lo sigue buscando.

Debería rendirse.

Por mucho que lo busque nunca va a encontrar a ese niño de ocho años que dejó en Cape Cod, pasó demasiado desde entonces y su verdadera naturaleza no ayudó. Mientras se obliga a sacar la página del gobierno dónde Griff publica de vez en cuando sus mismos datos acompañados de esa fotografía con un uniforme de béisbol y una gorra muy grande para su cabeza, se enfoca en los focos neón que son demasiado vulgares para un bar tan elegante. Detesta ese tipo de iluminación, le recuerda a los cuartos de moteles baratos, pero no está acá para pensar en Griff o en cuartos con desconocidos de toques desagradables y caras aún más desagradables. Está acá porque tiene una misión que cumplir.

Un sumiso.

Viene a salvar a otro sumiso de Dino Golzine.

Mira a Shorter para salir de su cabeza, pero la mirada de Shorter se encuentra clavada sobre la barra.

—¿Lo encontraste? —Le pregunta, Wong es quién disfruta acceso visual hacia el área frontal del bar en dónde su presunto objetivo debe estar siendo seducido por los hombres de Dino, tan asqueroso.

—Creo que tengo a nuestro chico en la mira.

—¿Cómo es?

—Puedes verlo tú mismo, está a tus 6 pm, es bajo y extranjero. —Musita antes de quitarse los lentes de sol—. Es lindo.

—Lindo es irrelevante. —Rueda los ojos antes de girarse, escaneando a las diferentes personas entre los comensales de la cantina, buscando alguna víctima que encaje con los estándares de Papa.

—¿Lo ves? —Ash se inclina en la butaca de cuerina, no hay muchas personas en el bar a esa hora de la madrugada lo que llama su atención, este suele ser el momento preferido de los hombres de Dino para hacer el trabajo sucio pero últimamente todo ha estado demasiado tranquilo—. Ese es el chico.

—Lo veo. —Aslan regresa su atención a Shorter—. ¿No es demasiado joven?

—¿Eso alguna vez ha detenido a Golzine? ¿Acaso no es un pedófilo?

—Tienes razón. —Aslan suspira, regresando fugazmente su atención hacia el objetivo (quién no deja de charlar y reír con el perro de Dino)—. Al menos deberían haber enviado a alguien mejor parecido.

—Dudo que Golzine tenga secuaces guapos. —La voz de Shorter retumba por sus tímpanos, hay una canción aterciopelada de fondo en el bar y le molesta, debió prevenirlo, sabe que Dino es estratégico y prefiere hacer sus negocios con cierta...discreción, sin embargo, confió en demasía en esos perfiles que Blanca le facilitó—. Tú no cuentas, tú eres un sumiso. —Ash esboza una sonrisa coqueta ante el obvio nerviosismo de su mejor amigo por la mención de su género.

—¿Eso qué quiere decir?

—Nada.

—No, adelante. —Ash estira sus zapatos italianos por debajo de la mesa, está enfundado en el mejor traje que encontró, es negro, ajustado y le sienta de maravilla—. Termina la idea.

—Nada. —Shorter está sudando, luce ansioso, debería cortar el tema y permitirle un descanso antes del verdadero asalto—. No quise decir nada. —Pero Lynx es insistente y odia perder, mucho más en contra de un dominante (aún si dicho dominante es su mejor amigo).

—¿Crees que un sumiso no puede coquetear con otro? —Tararea, repasando seductoramente aquel collar de oro negro con un jade incrustado en medio, tironeando de la joya igual que placa de perro.

—No dije eso. —Shorter disimula su nerviosismo en un trago—. Pero acaso los sumisos no prefieren, ya sabes, a alguien del otro rol. —A alguien que pueda satisfacer sus deseos, anhela decir aunque le faltan las pelotas suficientes para hacerlo.

—¿Quién sabe? —Ash juguetea con el collar, nunca le ha gustado el ostento aunque no es opcional precisamente el estar vistiéndolo.

Una gargantilla.

Una maldita gargantilla de propiedad.

Este mundo se divide en tres castas: los pertenecientes a un género especial, es decir los dominantes o sumisos y quiénes no pertenecen a ningún subgénero (la mayoría de la población). Los dominantes se encuentran asociados al sadismo, poseen un deseo instintivo de ejercer control en su compañero, les gusta castigar, alabar e incluso proteger (aunque aún no ha conocido a un dominante que cumpla y Dios sabe con cuántos dominantes ha estado). Por otro lado, los sumisos representan masoquismo y fragilidad, quieren ser castigados y mimados y son incapaces de desafiar los comandos de su pareja por la brecha de poder, situación que se concretiza con un collar, «eres de mi propiedad» eso anhela transmitir dicha joya.

Pero todo es un acto con Dino, siendo franco Ash no le cree nada, ni sus comidas de alta clase ni sus ropas refinadas ni el interior de su elegante mansión, y menos el título de dominante que con orgullo expone frente al resto de la mafia, todo es mentira, Aslan se niega a satisfacer el rol de mascota que le han asignado y por eso lo desafía, lo sabotea en secreto como si fuese un niño haciendo maldades, como si pudiera olvidar que ha vendido su misma libertad a la mafia.

—¿Entonces cuál es el plan? —Shorter juguetea con su propio vaso de whisky, viste un traje brillante y chillón de terciopelo morado que honestamente le resulta vomitivo, no es relevante ya que Wong no será quién coquetee con el sumiso bonito esta noche, sino Aslan al ser el verdadero as del equipo.

—Lo sacamos de acá y usamos toda la información que nos pueda dar mientras tú y los chicos llevan al secuaz de Dino a dar un... —Una sonrisa de Cheshire tira de sus mofletes—. Un agradable paseo.

—¿Seguro quieres quedarte a solas en el bar?

—No tienes que tratarme en menos por ser un sumiso. —Gruñe y hay saña incrustada en su voz.

—No lo decía por eso. —Odia que Shorter sea tan protector, no llegó a ser líder de su propia pandilla escondiendo su trasero detrás de los dominantes o los libres de subgénero, no necesita que lo traten de débil o vulnerable, es un maldito depredador con o sin collar—. Solo me preocupo por ti.

—No necesito que te preocupes por mí.

—Ash.

—No te preocupes demasiado o te quedarás calvo. —Bromea y eso hace que el moreno bufe, rueda los ojos y regresa su atención hacia la parte frontal de la cantina, abre y cierra la boca como un pez.

—Ahora es nuestra oportunidad, el tipo se está levantando al baño.

—Ustedes vayan por el sujeto y yo coquetearé con el sumiso ¿les parece?

—Ash. —Pero antes de que se pueda levantar Shorter lo ha apresado de la muñeca—. Ten cuidado.

—Siempre lo tengo.

—Hablo en serio. —No lo deja ir con facilidad—. Estaremos cerca, basta con que nos llames e iremos a ayudarte ¿entendido? No tienes que hacerlo solo otra vez. —Aslan se libera con un tirón.

—Sí, sí.

Odia que lo subestimen.

Sus ojos recorren con frialdad el bar, ahora que se adentra se percata de que hay más bebedores de los que había estado esperando, son hombres viejos en su mayoría, sonríen con lujuria al verlo pasar a través de las luces de neón a pesar de que tiene un collar de obvia calidad. No permite que esto le moleste en demasía. Encuentra al objetivo encogido tímidamente en la barra y eso capta su atención de manera instantánea por lo fuera de lugar que luce, tiene rasgos finos y tiene una silueta aún más fina enfundada en un traje simple de dos piezas, será pan comido sacarle información, piensa frente a la verdadera naturaleza de su víctima, será fácil acercársele y seducirlo.

Ash roba dos vasos de alcohol de una bandeja y se le acerca con su sonrisa más coqueta, va a matar.

—¿Puedo invitarte un trago? —No espera respuesta para sentarse a su lado y usurpar el puesto que antes usaba el hombre de Dino.

—¿Eh? —El chico se voltea con timidez y...

Mierda.

Es precioso.

Es tal como Shorter se lo describió, sin duda es bajo y extranjero, japonés sería su apuesta, posee el cabello negro y jodidamente esponjado, pero no la clase de esponjado desordenado con friz, sino la clase de esponjado que lo hace querer pasear los dedos por ahí, su piel se encuentra empapada bajo las luces de neón y aun así, luce atractivamente bronceada, hay un rubor adorable entre sus mejillas, Ash apuesta que es el alcohol y eso lo deja suspirando. Es precioso sin duda, no le es raro que Golzine haya querido reclutarlo para sus burdeles con engaños. Pero hay algo más además del aura angelical y etérea que emana, hay una sensación visceral reventándose en su pecho e hirviendo en su cabeza, son sus ojos. Sí, son grandes y oscuros y lucen tan amables que podría llorar. Es el chico más precioso que debe existir en la faz de la tierra.

—¿Perdón? —Entonces le pregunta, separando levemente sus labios rosáceos y carnosos, brillantes a causa del rocío de alcohol—. ¿Me habla a mí?

—Y-Yo... —Y Ash se queda en blanco con la mandíbula abierta, mientras más lo mira más encantador le parece, su cabello adquiere un resplandor suave que se mira como un halo de oro besando su piel y danzando entre los racimos de sus pestañas. De pronto, los vasos se sienten pesados en sus manos.

—¿Puedo ayudarlo? —Debe contestar algo, cualquier cosa, vino a seducirlo, ¡es Ash Lynx!

—¿No eres demasiado joven para estar bebiendo? —Es la estupidez que suelta en su lugar.

—¿Perdón?

—Sí, ¿dónde están tus padres? —Okey, eso no es lo más encantador que podría decir y aun así le es imposible detener el tren de esta catástrofe—. ¿No deberías estar en la escuela?

—¡¿E-Escuela?! —Ah, lo ha hecho enojar y es malditamente adorable—. ¿Cuántos años piensas que tengo?

—Unos quince. —Especula.

—Tengo veintitrés, muchas gracias. —Entonces el sumiso se da vuelta notoriamente ofendido hacia el otro lado de la barra y Aslan todavía no sale de su sorpresa.

—¿Eh? —Esboza una sonrisa juguetona—. Pensé que eras un mocoso.

—Mira quién habla. —Balbucea contra su propio vaso—. ¿Cuántos años tienes tú?

—Veintiuno. —Canturrea orgulloso, inclinando su vaso en el aire con un par de dedos, dándole una mirada entretenida—. Onii-chan. —El apodo lo pone rojo pero funciona para sacarle una risa tímida y diablos, el sonido es maravilloso, de repente, Aslan se siente borracho aunque no ha tomado nada.

—¿Eso no es un poco racista? —El desconocido relaja sus hombros dentro del traje, así sabe que se ha puesto más cómodo a pesar de todo.

—¿Racista pero encantador?

—¿Por qué querrías ser encantador? —Se burla, extendiendo su mano para quitarle el whisky extra que ha traído.

—Porque te estoy coqueteando. —Dice sin vergüenza, envolviendo su mano encima del vaso y le es eléctrica la sensación, como si su cuerpo hiciera efervescencia en su palma, es pequeña, se cuestiona si lo suficientemente pequeña para que ambas quepan dentro de una sola de las suyas, apuesta que sí y no debería importarle, está en una misión y Aslan no siente atracción por sus informantes ni por nadie en general—. ¿O has venido con alguien más?

—No es eso. —El sumiso traga duro y Aslan sigue el movimiento de su manzana de Adán hipnotizado de arriba hacia abajo—. Pero tú también eres un... —Apunta hacia su collar.

—¿Y qué tiene? —Aslan arroja su cuello hacia atrás, por mucho que maldice la gargantilla sabe qué hace maravillas con su imagen—. ¿Nunca has coqueteado con otro sumiso antes? —Niega—. Eso es lindo, ¿te desagrada? —Vuelve a negar.

—Pero al menos me gustaría saber el nombre de la persona que me está insultando.

—Coqueteando. —Lo corrige—. Y soy Ash Lynx.

—Ash Lynx. —Es adorable la pronunciación de estornudo que añade, es mucho más azucarada a ese tosco americano que suele escuchar o el chino desafinado de Shorter, no, eso es fascinante—. Suena a nombre inventado. —Entonces ríe y vaya, no es tan ingenuo como parece.

—Muchos nombres suenan a inventados hoy en día. —Le da crédito con una sonrisa cómplice y Dios cómo le encanta, en un sentido completamente platónico para la misión, claro.

—Soy Eiji Okumura.

Eiji Okumura.

El nombre es perfecto.

—Un gusto en conocerte, Eiji. —Permite que las letras se deslicen en su lengua como caramelo y se derritan ahí, sabe que ha tenido el efecto deseado apenas lo ve ruborizarse un poco más—. Entonces Eiji... —Sus dedos juguetean casualmente alrededor del vaso—. ¿Me dejarás invitarte un trago?

—Solo uno. —Ash sonríe victorioso.

—Uno está bien. —Un trago es todo lo que necesita.

Aslan detesta esta clase de trabajos e irónicamente incluso en su propia pandilla se los designó, sabe que es grandioso haciéndolos y en estos momentos están urgidos, cree que Dino lo tiene de la correa y le está permitiendo esos actos de irreverencia insípida al sabotear a sus nuevas adquisiciones, pero nunca le permite cruzar verdaderamente la línea, aquel día habrán consecuencias más graves, Aslan se cuestiona si valdrá la pena esa presunta libertad. A veces se encuentra más esperanzado sobre el poder liberarse de la mafia y de su dueño, otros días no, especialmente cuando el trabajo es pesado.

Pero no existe nada pesado en charlar con Eiji.

De hecho, es sorprendentemente fácil, casi natural.

Es la primera vez que no le funciona su fachada, Eiji no impresiona corresponder a la sobreactuación de galán y aunque no comprende si es por su naturaleza de sumiso o nacionalidad, permite que esta interacción se vuelva genuina, Eiji le cuenta banalidades acerca de su pasatiempo de fotógrafo y Ash le habla sobre las novelas que ha leído y existe algo en la manera en que esos ojos de ciervo lo miran mientras cuenta chistes o habla de pequeñeces que lo hace sentir como lo más interesante sobre la faz de la tierra y es tan extraño, la mayoría ya estarían irritados, la mayoría busca otra cosa de Aslan.

Eiji no.

Eiji es diferente.

Eiji es un sumiso diferente.

Un sumiso, cierto, por ende no pueden estar juntos porque probablemente Eiji quiera un dominante y además ¿en qué diablos está pensando? Cree que realmente debe estar necesitado para fantasear sobre el chico bonito que acaba de conocer en el bar cuando es obvio que son de mundos diferentes, no se volverán a ver apenas Aslan consiga lo que necesite.

—¿De qué te ríes?

—No es nada. —Tiene las mejillas aún sonrojadas por el alcohol y se ha relajado, eso le gusta—. Solo que tus libros se escuchan bastante aburridos.

—¡¿Aburridos?! —La indignación escurre en su voz—. ¿Perdón?

—Sí, sobre todo ese del niño Holden, se escucha como el típico protagonista mimado e insoportable, no creo que nadie se pueda identificar con alguien así. —Okey, es personal.

—¿Hablas en serio?

—Sí, lo lamento por decírtelo.

—Ja. —Bufa—. No debería esperar otra cosa de alguien que apenas puede decir una frase coherente en inglés, ¿has escuchado hablar de plaza sésamo? Te hace falta. —Mierda, cree que la jodió en este ataque de ira y ni siquiera ha tenido oportunidad de preguntarle por el secuaz de Dino, bravo.

—Qué lindo. —Pero Eiji solo se inclina un poco más con su sonrisa risueña—. Haces pucheros. —Sus ojos se abren de golpe ante tan insensato comentario, es obvio que carece del mínimo instinto para la autoconservación o seguridad personal.

—¡No hago pucheros! —Sin embargo, al mirar su reflejo en el vaso le mortifica darse cuenta de que efectivamente está esbozando un puchero y ¿hola? Se supone que es un asesino de elite y por ende, no debería tartamudear y sonrojarse como si fuera un virgen inexperto solo por una burla—. Cállate.

—Encuentro los pucheros adorables, no te preocupes. —Pero es terco y claro que no se calla aunque se lo pidió con amabilidad—. Eres adorable, Ash. —Nunca lo han llamado de esa manera pero sí han usado muchos otros adjetivos para describirlo.

¿Adorable?

¿Ash Lynx?

Definitivamente hay algo mal con la cabeza de Eiji.

—Tu definición de adorable me preocupa considerando tu otro acompañante.

—Así que sí estabas viendo. —Eiji no impresiona molesto, sino divertido e incluso un poco coqueto.

—Tal vez. —Ash le sigue el juego—. ¿Tu novio?

—No. —El japonés frunce el entrecejo en una mueca entrañable—. Era una propuesta de trabajo.

—Una propuesta de trabajo. —Repite y no puede disimular el asco, Ash conoce de antemano cómo estas maravillosas propuestas de trabajo terminan siendo una estafa, imaginarse a Eiji en uno de los clubes de Dino, tan drogado que apenas pueda reconocerse a sí mismo, satisfaciendo tanto fetiches como parafilias de quién lo arriende por una noche lo hace querer vomitar en su propia boca—. ¿Era una buena oferta laboral? —Se obliga a decir en su lugar.

—Bastante, es difícil conseguir un trabajo estable en nuestra condición, lo sabes.

—Sí. —Ash aprieta el vaso tan fuerte que lo siente crujir bajo sus dedos—. Debió ser una gran oferta.

—Se escucha demasiado buena para ser real, pero en estos momentos estoy en una posición difícil, así que no sé, ¿por qué no darle una oportunidad? No tengo nada que perder. —El cuello de Eiji está desnudo, todavía no ha llegado un dominante que lo consiga domar y eso solo hace que...duela. Ash comprende que habrán consecuencias graves si traspasa la línea y aún así, toma la mano del moreno con fuerza y lo mira con mucha seriedad, inclinándose para susurrarle:

—No lo tomes.

—¿Eh?

—Por favor no aceptes ese trabajo. —Susurra y Eiji se mira confundido—. Te arrepentirás.

—¿Por qué...?

—Ash Lynx. —Pero no hay tiempo para reaccionar, ha bajado demasiado su guardia en la interacción con Eiji, debería haberse dado cuenta por la manera en que Shorter no apareció con la pandilla o el silencio demasiado silencioso de la cantina—. Papa Dino nos ordenó darte una lección. —Ya es tarde para coger su arma cuando una mano se posa sobre su hombro y otras manos inmovilizan al japonés.

—Marvin. —El aludido le da una sonrisa amarillenta y sucia—. Debí suponer que estabas cerca.

—¿Por qué no nos acompañan a dar un paseo?

—¿Ash? —Los ojos de Eiji se encuentran repletos de horror—. ¿Qué está pasando? ¿Los conoces?

—Así que Dino finalmente está mostrando sus garras. —Aslan se para, atan sus manos en la espalda, el bar se convierte en una emboscada y Eiji ha quedado genuinamente atrapado a su lado, los perros de Dino destrozan el lugar antes de abandonarlo, las botellas se hacen trizas y el alcohol se derrama.

Plic. Plic. Plic.

Piensa en Griff antes de que lo secuestren junto al otro sumiso.

«Aslan Jade Callenreese, perdido».

Yeah, tenemos a un Ash y un Eiji sumisos...por el momento, ojito, las cosas se ponen más turbias cuando lleguemos a prisión. Este fic tiene basicamente dos grandes arcos: estamos atrapados en prisión y matemos a Dino Golzine. Creo que todos los personajes y temas importantes se introducen en el primero y el otro es más de desarrollo. Lo unico que deben saber porque es transversal a lo largo del fic es que acá el tema del collar equivcale a una mordida en el omegaverse por así decirlo, el dominante regala un collar pero depende del sumiso si aceptarla o no y si lo acepta es un vínculo permanente. Pero eso, el capítulo de mañana da pie a los primeros conflictos ya, pero siempre disfruto escribiendo escenas donde estos tipos se enculan del otro y esto no fue la excepción. Mil gracias por tanto.

¡Espero verlos mañana!

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