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El rubio miro su rebanada de pizza; para ser sincero no le llamaba la atención probarla sin embargo la tomo y le dio un mordisco saboreando el queso y la salsa de tomate. No sabia nada mal.
—¿Te gustó?— Pregunto un pelinegro ligeramente más bajo que Trollino, con ojos color violetas acompañados por unos anteojos redondos.
—Sabe bien.— Contestó.
—¿En tu mundo no hay pizza entonces?— Pregunto el único castaño entre ellos.
—No, en sí lo único que comemos es carne de zombis.— Respondió, los contrarios hicieron una mueca de desagrado.
—Que asco, no me imagino la consistencia de la carne.— Murmuro Mayo comiendo un poco de su pizza de peperoni.
—La carne es desagradable por si misma.— Hablo Trollino comiendo su ensalada.
Guardo silencio por unos minutos observando la relación que Mayo y Víctor llevaban, se notaba que se llevaban muy bien lo cual le resultaba curioso pues en su mundo siempre peleaban al punto de intentar matarse.
Sintió un ligero dolor en su estómago de sólo recordar su mundo, por pura inercia miro al azabache de ojos azules quien aún conversaba con sus amigos. Tan diferente a su contraparte.
[...]
Pasaron unas horas para que la noche llegará, el azabache y el ya se encontraban en su hogar sumergidos en el mismo silencio desde que Mayo y Víctor los habían ido a dejar junto a un "Nos vemos después".
Camino al cuarto de Mike y se coloco su pijama dispuesto a dormir, se encontraba cansado. Se dirigió a la habitación del pelinegro y se acostó a su lado recibiendo una mirada del contrario.
—¿Piensas dormir aquí?— Pregunto el ojiazul con el ceño fruncido.
—Pues si, siempre duermo aquí.— Contestó con obviedad.
—Pero eso era por que Mike estaba, ahora su cama esta desocupada.— Hablo, el rubio asintió levantándose de la cama.
Algo en el se atemorizo al sólo pensar que dormiría sólo. Tal vez fue su expresión o tal vez Trollino fue capaz de percibirlo por si mismo pero supo de inmediato que nuevamente había sido muy duro con el exe.
—Bueno... solamente decía si quieres puedes seguir durmiendo aquí.— Murmuro resignado, el rubio sonrió y asintió nuevamente acostándose a su lado.
—Gracias, no me gusta dormir solo.— Hablo, el pelinegro apago la luz.
—¿Por qué?— Pregunto recostándose en su almohada.
—No me gusta afrontar la oscuridad solo.— Contestó formando un silencio en la habitación.
—A mi tampoco...
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@Globit0o
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