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Two: the girl on the road

Capitulo dos: La chica de la carretera.

El sonido del tic tac estaba colocando demasiado irritado al pobre hombre de hebras azabache mientras degustaba el sabor del amargo y negro café que se impregnaba en su boca, ocasionando que el líquido caliente entibiara su garganta y activara parte de su organismo. El cielo nocturno y las estrellas provocan que el estado de Oregón se viera mucho más bonito bajo la luz de la luna, a tal grado que las fotografías o la descripción en los libros no le hicieran justicia a la esencia de la ciudad. El hombre de ojos oceanos miró por el gran ventanal del restaurante que tenía frente a él mientras las personas caminaban a sus respectivos destinos. La cafetería que frecuentaba no se encontraba tan llena a diferencia de otros días, pero las mesas redondas se ven igual de inundadas por familias o grupos de amigos.

Que a comparación de él, todos ellos se veían animados y felices.

La amargura lo volvió a invadir al recordar su solitaria y patética situación que lo perseguía hace cerca de un año.

Llevaba vagando por diferentes estados del país intentando reivindicarse del error que cometió al terminar con la vida del payaso asesino que atormentaba a la ciudad gótica. Batman, el hombre que lo sacó de las calles y lo crío como un hijo, se había enfurecido bloqueando todo el acceso de Red Hood y Jason Todd a la red de la baticueva, la batifamilia y todo aliado que no fuera Roy Harper. Trabajó tan duro para construir su propio camino y una nueva identidad luego de tanto martirio que tuvo que atravesar como para que en un abrir de ojos Bruce Wayne se lo arrebatara.

Y por una decisión que creyó correcta lo perdió todo.

Su identidad como Red Hood, el respeto de las batfamily y a sus amigos. Todos ellos estaban decepcionados de la decisión apresurada que había tomado.

Bueno, todo menos Damian Wayne pero aquella era otra historia.

Bebió del último trago de su bebida caliente para arrugar su entrecejo ante la sensación amarga que le había dejado en su garganta. El ruido en el lugar se estaba volviendo terrible y Jason lo evidenciaba al oír como se opacaba el molesto ruido del reloj, así que con un chasquido de sus dientes se puso de pies tomando con una de sus manos el vaso de plástico vacío y desecharlo justo en el basurero de la puerta principal, la cual era útil como entrada y salir del lugar.

Un extraño viento frío de verano impacto el cuerpo fornido del antiheroe provocando que de vez en cuando temblara producto de la sensación que dejaba las temperatura. Por un momento sintió que la ropa que había tomado de su armario de su departamento no era del todo adecuada para el clima que caracterizaba a Oregón, pero desecho cualquier pensamiento que le trajera recuerdos al día en que partió del lugar del que alguna vez consideró un hogar.

Buscó las llaves del vehículo en su bolsillo trasero del pantalón del jeans negro y cuando por fin las tomó se dispuso a encaminarse hacia el Jeep negro que pudo comprar con el dinero que había extraído de una de las cuentas bancarias de que tenía dos caras antes de abandonar ciudad gótica. Encendió el vehículo y emprendió camino hacia el lugar donde se hospedaba los últimos días; solía cambiar de ubicación cada cierto tiempo para evitar que cualquiera de las personas de su pasado lo encontrara.

La carretera estaba cargada de la luz de la luna menguante, la cual iba acompañada de un poco de neblina y estrellas dispersas en el cielo, mientras que a sus costados solo había árboles y más árboles. La ruta era demasiado tranquila que trasmitía una sensación tenebrosa y Jason Todd se encontraba en un estado de alerta constante al sentir que en cualquier momento lo emboscarían o saldría algún enemigo de entre los árboles.

Distinguió a lo lejos una anatomía andante justo en el costado contrario de su conducción que lo hizo arrugar el entrecejo y abrir la cajuela en caso de emergencia, pero al momento de pasar junto a ella pero a la distancia de la conducción contraría, divisó a una muchacha de cabellos oscuros que en su espalda cargaba una mochila y a su costado llevaba colgando un Ukelele que le hizo arrugar aún más el entrecejo.

¿Qué hacía una chica en medio de la carretera a esa hora de la noche?

Siguió de largo porque él había aprendido a no preocuparse por personas que no son él mismo. Un claro ejemplo de qué puede pasar si lo llega a hacer es su situación actual.

Apretó con fuerza el volante.

Pero ¿Y si le ocurría algo a la chica? Después de todo él ya no era el Jason de hace diez años, tan, ese que era inmaduro en rol como Robin. No, él, a pesar de ser un vigilante asesino, era un protector de las mujeres y niños, y a pesar de que se le fue arrebatada su identidad como vigilante de la batifamilia eso no significaba que no pueda ayudar o ser indiferente ante situaciones que se requieran a un hombre.

Dio la vuelta con su auto con una destreza impecable, evitando que sus llantas rechinaran, y condujo con lentitud hacia la chica. Al paso en que se acercaba pudo divisarla un poco mejor; era aparentemente de una estatura promedio, su cabello era largo, lacio con pequeñas ondas rebeldes y de un tono castaño. Sus piernas estaban semi cubiertas por una vestido de mezclina y tenía unas zapatillas negras que se veían muy desgastadas. La parte de arriba de su anatomía estaba cubierta por un cárdigan verde musgo y Jason se preguntó como la chica no estaba muriendo de hipotermia. Detrás de ella portaba una mochila algo escolar y caminaba a un paso ni muy rápido ni muy lento.

Pasó de largo y esperó a una distancia adecuada para ver si hacía algo más pero simplemente siguió caminando, con la cabeza gacha y su mirada puesta en el piso. El azabache volvió a acomodar el vehículo, de modo que la puerta de copiloto quedara justo por el lado de la castaña.

Todd conocía todos los pro y contras de ayudar a un desconocido pero aún así decidió arriesgarse. Tocó la bocina mientras conducía lentamente y a la par del paso de la muchacha, quien saltó ante el sonido que emitió el claxon. Bajó la ventanilla para mirarla mejor y reprimió una diminuta sonrisa al ver la desconfianza en los ojos de la castaña.

-¿Necesitas ayuda con un aventón? -preguntó con una voz tranquila intentando no asustarla.

-N-no, estoy bien -le sonrió con la desconfianza emanando de sus ojos al ver como el hombre tenía una esencia que gritaba "peligro" y la J en su mejilla era una evidencia de ello.

El de mecha blanquecina suspiró mientras masajeaba el puente de la nariz.

-Sé que mi oferta se puede prestar para malentendidos pero es de noche, eres una chica y estas sola. Es peligroso

-Y-yo, uhm. Yo agradezco su amabilidad -le agradeció evitando conectar su mirada con la del ojiverde. -P-pero no creo que sea una buena... Idea

El vigilante nocturno entendió su posición. Él tampoco se fía fácilmente de las personas porque cuando lo hacia siempre terminaba apuñalado por la espalda, incluso por la propia gente que se hacia llamar su familia.

-Si no quieres -salió del vehículo con el motor aún encendido colocando en estado de alerta a la muchacha y se dispuso a quitarse su chamarra de temporada otoñina de color negro. -Utiliza esto al menos para cubrirte del frío

La joven de mirada tímida lo observó por primera vez conectando con la mirada penetrante del hombre frente a ella y se quedó sorprendida al ver como, detrás de toda la fachada imponente que tenía el azabache, sus ojos reflejaban tristeza y un deje de amargura.

Y Odelya se sintió identificada con aquella mirada porque ella también la tenía.

-Gracias -susurró tomando el abrigo negro.

-¿Hace cuánto llevas caminando?

-P-perdí la cuenta -Jason alzó una de sus cejas sabiendo que la chica estaba mintiendo. -Ce-cerca de dos horas -respondió sonrojada por vergüenza.

-Tengo unas provisiones para que puedas comer en el camino

-Yo, eh -Todd no espero a escuchar las divagaciones de la muchacha y caminó hasta el maletero de su vehículo de donde saco una bolsa de plástico blanca con alimentos enlatados y barras de cereales. -Ten

La castaña se sonrojó aún más al ver como un completo extraño se preocupaba y le tendía la mano. Sonrió con ternura y con un asentimiento se dispuso a hablar.

-¿S-su oferta del aventón sigue en pie?

-Si -el chico quedó con la bolsa en la mano. -Puedes subirte

-Gracias -le volvió a sonreír en agradecimiento.

La chiquilla estaba cohibida cuando se subió al auto. Con nerviosismo acomodó su mochila y ukelele entremedio de las piernas y se abrochó el cinturón de seguridad para que el chico a su lado emprendiera camino una vez que se subió y guardo la bolsa de alimentos.

-Puedo preguntar, ¿Por qué caminas sola por la carretera a estas horas? -fijo su mirada en la carretera.

-Esta desolado

-¿No te da miedo que te pueda pasar algo?

-He vivido toda mi vida con miedo pero estoy aprendiendo a enfrentarlo -el azabache asintió sin comprender del todo.

-¿Cómo te llamas?

-Odelya ¿Y usted?

-Jason

-Un gusto conocerlo y gracias por ayudarme -el chico solo asintió con la cabeza.

El vehículo se vio inundado por un silencio incómodo.

-¿Cuál es su edad? -la vocecita de la joven intentó sacar conversación.

-Veintisiete

-Eres mayor que yo, tengo veintiuno

-Si -Odelya se sintió cohibida.

El chico no era muy conversador.

Los ojitos castaños de la muchacha se concentraron en el bosque que había a su costado. En su mente comenzó a contar los arboles con alguna alteración para intentar entretenerse y olvidar el ambiente tenso que tenía envuelto al vehículo.

Odelya sabía que quizás ni siquiera el ambiente era tenso, solo que su parte ansiosa y su personalidad extrovertida, esa que todo su mundo señalaba como algo erróneo en ella, comenzaba a carcomerla. Ella no era una chica tímida y con poca personalidad. No, definitivamente no.

Ella poseía una naturaleza avasalladora; no le temía a pararse ante el público, pero ante el síndrome de la niña buena que estuvo padeciendo durante mucho tiempo se perdió. Sin embargo, ahora estaba encontrando a la verdadera Odelya que se vio orillada a reprimirse porque a su familia no le gustaba lo que ella era.

-¿Te gusta tocar el Ukelele?

-Si -apartó la mirada del camino para centrarse en el hombre. -En realidad no sabía tocar y hasta hace unas semanas logré sacar algunas canciones ¿Usted sabe tocar algún instrumento?

-Se tocar muchos instrumentos pero se me da bien el piano

-Una vez intente aprender a tocarlo pero falle en el proceso -Jason asintió. -¿Usted siempre ha vivido en Oregón?

-Llegué hace dos meses

-¿Esta de vacaciones? -el azabache arrugó el entrecejo ante la pregunta.

-No

-¿Por trabajo?

-No

-¿Alguna razón en especial?

-Ninguna

-¿Le estas gustando?

-¿No te han dicho que eres molesta con tus preguntas y blah, blah?

Odelya lo miró impactada al oír su voz cargada de irritación y desagrado. Sus ojos se inundaron de lágrimas y su pecho dolió ante el recuerdo de las palabras.

"Eres una molestia odelya, ni siquiera lograrás ser una profesional"

La mujer recordó las palabras de aquellas personas que dejó atrás y su pecho dolió aún más. Las lágrimas rebeldes bajaron por sus mejillas y sintió que todas las palabras que la gente malintencionada de su pasado era ciertas. Que ella era una molestia, alguien sin futuro.

Jason al ver el estado de la chica a su lado detuvo el vehículo y se regaño mentalmente por perder los estribos demasiado rápido, pero tenía justificación. Tantas preguntas relacionadas a lo que él era, no. A lo que en algún momento él fue le era difícil responder.

Porque él no sabía quién era en realidad.

Su identidad como Red Hood era errónea por el origen que tenía.

Y como Jason Todd ya no tenía rumbo fijo porque todo lo que le caracterizaba le fue arrebatado.

-Lo siento -se disculpó sintiendo remordimiento. -No fue mi intención ofenderte -no obtuvo respuesta verbal, solo un asentimiento de cabeza.

Y el ex vigilante no pudo sentirse peor porque todo lo que Bruce le había echado en cara era cierto.

Todo lo que tocaba lo destruía porque es un hombre cruel, sin emociones ni sentimientos.

Alguien que solo conoce la violencia y la muerte.

Jason Todd es un hombre que solo tiene atributos negativos.

-Yo, eh -carraspeo su garganta. -Perdón -la miró esperando respuesta pero solo vio como la muchacha se hundía más y más en lágrimas.

Sin saber mucho cómo consolar, gracias a que en muy pocas ocasiones fue consolado, entendió su mano en la espalda jorobada de la chica -la cuál tenía su rostro escondido entre sus manos. -y la acarició.

-Yo vine a Oregón porque no tengo un lugar donde ir -comenzó a explicarle mientras seguía acariciándole la espalda. -Me cuesta mucho hablar de esto, en realidad eres la primera persona a la que me abro y le cuento esto pero... -un nudo se le formó en la garganta. -Mi familia me repudia y mis amigos me dieron la espalda por un error que cometí

La de ascendencia latina se limpió las lágrimas y sorbió la nariz para poder mirar con sus ojos rojos al chico.

Él era igual a ella.

-Mi familia también me detesta y... - lágrimas volvieron a inundar sus ojos. -Siempre decían que era una molestia

-Lo siento por traer malos recuerdos -la chica negó con su cabeza.

-Lo siento yo que me puse a llorar por una estupidez

Jason se acomodó en el asiento y apartó su mano de la espalda de su acompañante.

-¿Tienes algún lugar al que ir?

-No tengo un rumbo -recibió el pañuelo que el hombre le extendió. -Estoy huyendo de mis fantasmas mientras intento encontrarme

Todd siempre se consideró un alma solitaria, alguien que prefiere caminar solo, o con su buen amigo Roy, que con compañía gracias a las malas experiencias que ha tenido que vivir, pero ahora, viendo la mirada llena de lágrimas y tristeza de Odelya, pudo verse reflejado.

Porque ella estaba igual de pérdida que él.

-Ninguno tiene rumbo -evito mirarla. -¿Por qué no vagamos juntos?

-¿Qué?

-Sé que suena super mal pero viajamos juntos porque estoy en la misma situación que tu -miro a la chica. -Yo también estoy huyendo de mis fantasmas

-¿Lo estas?

-Lo estoy

La castaña meditó por unos momentos la oferta. Por un segundo sintió un miedo tremendo ante el hombre imponente frente a ella, pero la mirada de él transmitía tristeza y quebranto, algo que definí no había visto nunca en sus veintiun años de vida.

-Es-esta bien

-¿Así de facil?

-S-si -el hombre sonrió al ver la inseguridad en la chica.

-Soy Jason, tu compañero de viaje -Le extendió la mano. -Encantado de conocerte

-O-odelya -aceptó la invitación. -El gusto es mío, compañero

Ambos solo esperaba no arrepentirse de su decisión.


Hola a todos ¿Cómo estan?

Tengo dos preguntas

¿Qué les pareció el capítulo? ¿Qué esperan de este fic? Los leo 🦁

Cuídense mucho

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