Capitulo veintisiete: El rescate con un nuevo comienzo.

Jason llevaba contado los ochos días desde que él y Odelya tuvieron que separarse por cuestiones de fuerza mayor y estaba angustiado al no haber recibido ningún tipo de mensaje como señal de que aún seguían juntos. Sabía que probablemente los números que le escribió en la mano con el marcador se borraron por equis motivo, sin embargo, él estaba ahí totalmente ido por culpa de su castaña en medio de una misión con la batfamily para encontrar el deposito de armas más grande de Gotham.

Solo esperaba con ansias que el día treinta llegara pronto para poder verla aunque no le costaba nada investigar la dirección de la chiquilla y verla cara a cara pero no podía hacer aquello porque quedaría como un maldito psicópata y lo más seguro es que la chica le preguntara cómo lo hizo para encontrarla.

Así tomaría todo su autocontrol y paciencia para ponerla en practica.

Estaba en medio de la baticueva observando a sus hermanos adoptivos entrenar. Se había percatado que el ambiente hacia el era diferente y agradecía al cielo que ningún miembro preguntara por el paradero de su compañera de aventuras, aunque estaba más que seguro que ya le investigaron toda la vida y la de su familia.

Vio entrar a Alfred con una bandeja en sus manos.

Iba a decirle un comentario bromista hasta que su celular vibro en su bolsillo.

Numero desconocido

Jason

¿Quién carajos eres?

Sacame de aquí, Jason

Ven a rescatarme

¿Odelya?

No espero respuesta y marco al numero de teléfono mientras se alejaba del lugar donde estaban todos los miembros del equipo de vigilantes nocturnos bajo la atenta mirada de los presentes.

—¿Odelya?

—Jason —lo llamó con un susurro lastimero.

—Cariño ¿Qué pasa? ¿Estas bien? ¿Dónde estas?

—Estoy en casa, en Gotham. Ven a buscarme por favor

—La dirección

—Te la enviaré por mensaje —su voz se escuchara como si estuviera conteniendo el llanto.

—¿Qué sucedió preciosa?

—Mi familia... —sollozó y sintió a través de la línea como se cubría la boca. Tomó un suspiro antes de hablar. —Mi tía...

—No digas nada más, iré a sacarte de allá.

—Jason

—Alista un bolso Odelya, te vas conmigo

—Te amo

—Y yo te amo mucho más preciosa, solo aguanta unos minutos ¿Si?

—Si

—Si ocurre algo más llámame ¿Bueno?

—Bueno

—Colgaré. Llego pronto

Cuando colgó caminó a pasos apresurados hacía el ascensor que lo sacaría de ese lugar.

—¿Dónde vas?

—Mi participación en la misión termina aquí

—Jason ¿Qué carajos? —batwing agregó.

—¿Por qué tan de la nada? ¿Qué sucedió? —el antihéroe tocó el botón del ascensor provocando que las puertas se abrieran de inmediato.

—Sucede que mi esposa me necesita —y no escucho más comentarios cuando se cerraron las puertas del elevador.

—¿Dijo esposa o mis oídos escucharon mal? —Tim miró a su familia confuso.

—Dijo esposa, sordo —Damian lo ataco.

Y una nueva discusión inició

(...)

Jason sabía que se saltó demasiados semáforos en rojo y que lo más probable que le llegaría una gran multa por aquello pero sinceramente a él aquello no le importaba, no cuando ahora su prioridad era rescatar a Odelya de las garras de su disfuncional familia. Cuando doblo en la calle que el GPS en su celular le indicaba se percató que la casa de la chiquilla estaba a unos cuantos metros, aceleró y una vez que llegó puso el freno de manos, apagó el motor y se bajo cerrando con fuerza la puerta.

Ingreso por el antejardín que estaba completamente abierto y tocó con fuerza la puerta principal, luego se dio cuenta que había un timbre que por la ansiedad y angustia no lo vio pero tocó demasiadas veces. Bastaron unos segundos cuando sintió unos pasos apresurados se acercarse y gritar.

—¡Ya voy! Dios, van a botar la puerta... —abrió la puerta una chiquilla de ojos verdosos, cuerpo de modelo y estatura alta, pero que a los ojos de Jason no era bonita como su chica. —Hola —lo saludó sonriéndole pero no hubo respuesta.

 —¿Dónde esta Odelya? —entró como si aquella casa fuera suya.

—¡Oye! ¿Qué haces? —la chica intentó detenerlo. —¡Mamá! —gritó asustada. 

Cuando Jason terminó de caminar por el pasillo de la entrada y llegó al comedor vio como una anciana maldecía y gritos en el segundo piso se oían.

—¿Dónde esta Odelya?

—¿Quién e...?

—¿¡Dónde mierda esta Odelya!? —gritó totalmente ofuscado provocando que la mujer totalmente asustada apuntara con su dedo hacia el segundo piso.

El antihéroe no esperó más y subió de dos escalones la escaleras llegaron a velocidad luz a la segunda planta. Miro a su costado derecho y vio a un hombre de edad adulto golpeando una puerta totalmente furioso mientras que a su lado había dos mujeres igual de enojadas maldiciendo a la chiquilla.

Con grandes zancadas llegó hasta la puerta y de un movimiento quitó al padre de la su chica.

—¿Quién diablo eres tu?

—El hombre que viene a salvar a Odelya de su familia de mierda —golpeo a puño cerrado la puerta de madera provocando que el sonido fuera más fuerte y duro. —Odelya soy Jason

Y solo basto unos segundo para que la chica corriera el escritorio, se colocara su mochila a la espalda y el bolso al hombro para abrir la puerta.

—Jason... —lo llamó con lágrimas en los ojos y el hombre sintió su pecho arder de ira al ver el moretón en la mejilla de su esposa. 

—¿Quién demonios es él Odelya? —habló su padre al mirar al hombre que fijo le sacaba una cabeza y media.

—¿Qué significa esto? —su madre intervino gritando.

La pareja vio como la abuela y la chica de ojos verdes aparecían en el segundo piso. Jason se colocó delante de Odelya cubriéndola con su cuerpo para que no sintiera los ojos juzgadores y palabras hirientes salir de sus bocas.

—¿Quién es él, Ody? —preguntó en tono melodioso su prima.

—Soy su esposo

—Así que es cierto que andabas de zor... —y Jason no la dejó terminar porque la tomó de su chaqueta y la acercó hacía él con fuerza asustando a todos.

—¡Llamen a la policía! 

—Ten cuidado en la forma en la que le hablas a mi mujer —la soltó con fuerza haciendo que cayera al suelo. —A partir de ahora Odelya ya no tiene familia —la mencionada comenzó a llorar en silencio. 

—¡Yo no te críe así! ¡Te estas convirtiendo en una suelta!

—Usted podrá ser su padre, señor —lo miró con ojos asesinos provocando que el canoso cerrara la boca. —Pero no voy a permitir que absolutamente nadie la trate así, ni siquiera tu y usted —miro a la anciana. —Es una vieja de mierda que se deja envenenar por ese par de víboras —nadie se atrevió a responder y se volteó a mirar a su mujer.

—¿Tienes todo lo que necesitas?

—S-si —asintió mientras se limpiaba con una de sus manos las lagrimas.

—Nos vamos —tomó el bolso con sus manos y con la otra cubrió la espalda baja de la chica guiándola y protegiéndola de cualquier situación.

—No te la puedes llevar

—Puedo y lo estoy haciendo

—Esto es secuestro 

—No, no lo es —se detuvo y miró a Odelya quién tenía la mirada baja y estaba en total silencio. —Odelya, cariño —la chica alzó su vista aún estando de espaldas a su familia y siendo cubierta por el cuerpo de su pareja. —¿Quieres irte o quedarte? 

—Quiero irme —murmuró con la voz quebrada.

—Ya la oyeron 

—¡Cuando él se canse de ti no vuelvas como una muerta de hambre! —gritó doña serpiente.

Y a la cabeza de Jason se le vino una fantástica idea, así acunó el rostro de su castaña y estampó sus labios con los de ella.

Se permitió disgustarla mientras que con su pulgar limpiaba las lagrimas rebeldes que bajaban por los mofletes de la chica. Le mordió en labio inferior y adentró su lengua de forma salvaje provocando un ruido sucio en sus boca y un gemido por parte de la chica, bajo una de sus manos al cuello de la chiquilla y con la otra le apretó con fuerza el trasero generando que el cuerpo pequeño y delgado de la contraría se pegara más al de él. Una vez que estuvo satisfecho se separó de la chica quienes estaba algo desorientada por el beso caliente que acaba de darse con el hombre y se puso colorada al recordar como su familia.

—Dudo mucho que me pueda aburrir de ella y le aseguro que la pasaremos muy bien —le sonrió con malicia y simplemente bajaron las escaleras escuchando gritos e insultos.

Ambos salieron de la casa siendo seguidos e insultados por la familia Zaharie, pero la pareja hacía el esfuerzo de no escucharlos. Jason le abrió la puerta de copiloto a Odelya 

—Sube muñeca, tu príncipe a llegado a rescatarte

Una vez acomodada el hombre cerró la puerta. Abrió la de los asientos traseros y dejó el bolso ahí, luego trotó hacía la puerta de piloto y una vez arriba bloqueó las puertas pero no encendió el motor.

—¿Lista?

—¿Para qué? —lo miró con tristeza

—Para emprender nuestro viaje para alcanzar tus sueños, alma errante

—Jason —lo llamó con lagrimas en sus ojos.

—Te amo Odelya y a partir de ahora —le tomó la mano. —Soy tu familia. Soy tu esposo, tu amante y mejor amigo

—Te amo —le dijo llorando olvidándose totalmente de los gritos y maldiciones que emitían su familia.

Jason encendió el motor del vehículo y comenzó a andar iniciando de esta forma una nueva aventura.

Y escribiendo una nueva historia junto a Odelya Zaharie, la mujer que vagaba aquella noche de verano en medio de la noche y que de una u otra forma llegó para cambiar su vida.

Falta el epilogo y ya