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Twenty five: returned to the city

Capítulo veinticinco: Devuelta a la ciudad.

Star city, 17:33.

El sol de la ciudad costera provocó en Odelya un sentimiento de nervios debido a que ya había tocado el suelo de la ciudad en la que se hospedaba. Con la mochila puesta en la espalda y sus dos maletas a juego (las cuales Jason le había comprado para que le cayeran todas su cosas) comenzó a caminar en dirección a la vivienda de su tía. Tomó la decisión de caminar los treinta minutos de trayecto en una forma de intentar retrasar la realidad que estaba por enfrentar a solo unos cuantos kilómetros.

Y estaba aterrada.

Durante el transcurso del andar intento darse animo así misma y convencerse que ahora no estaba sola y que por primera vez en toda su vida existía alguien que le creía, que la escuchaba y apoyaba. Quería llorar del miedo que estaba sintiendo y aquella sensación aumento al ver la casa donde residía por sus estudios.

¿Qué dirían ellas? ¿Cómo la recibirían?

A pesar de todo tenía un deje de esperanza de que ellas hubieran cambiado durante estos cinco meses debido a la culpa de haberla orillado a tomar la decisión de huir.

Rogaba al cielo de que fuera así.

Caminó unos pasos más y tomó un suspiro antes de tocar el timbre.

Solo fue cuestión de segundos cuando sintió unos pasos y la puerta abrirse.

—Odelya —murmuró sorprendida y arrugó el entrecejo enojada. —Apareció la malagradecida de mi prima —gritó a viva voz la chiquilla de ojos verdosos al verla parada en la entrada de la casa.

Solo tardaron unos segundos para que la mujer malintencionada de cabello azabache apareciera en su campo de visión.

—¡Tu! —las pisadas fuerte se dirigieron hacia Odelya para luego escuchar el ruido sonoro de una cachetada que provoco que la estudiante volteara el rostro ante el impacto. Sorprendida se llevó una de sus manos a la mejilla roja y sus ojos picaron por querer llorar.

No.

Debía ser valiente.

Trabajó tanto en sí misma durante estos cinco meses de viaje a la par que aprendía cosas con Jason.

Pero aquí estaba nuevamente: bajando la cabeza y siendo humillada.

—Te di un lugar en mi casa ¡Te di de comer! ¿Y así me pagas? Largándote como una pordiosera desleal

—No comía ni vivía gratis. Mis papás le pagan para tener un techo donde dormir —se atrevió a contestarle.

—¿Quién te crees para responderle así a mi mamá?

—Tu haces exactamente lo mismo con la mía

—¡Tu...! —alzó la mano con la intención de golpearla pero antes de moverse Odelya habló.

—Inténtelo otra vez y habrá consecuencias —la mujer rio enojada.

—¿Crees que porque te escapaste como una zorra desamparada puedes llegar a mi casa y comportarte como una maleducada? —la apuntó con un dedo. —Te largas de mi casa ¡Ahora!

—Me iré gustosa pero primero debe esperar a que llegue mis papás 

—¿Crees que les tengo miedo?

—No pero debería comenzar a tenerlo —la observó con determinación. —Porque les diré la verdad sobre el maltrato que he recibido durante años por parte de ustedes dos —tomó sus maletas y se sentó en el sillón de la sala de estar con toda la confianza del mundo. —Se terminó la buena y perfecto Odelya

Y supo que las mujeres estaban sorprendidas al verla boquear.

Solo esperaba que Jason se sintiera orgulloso cuando le contara que por primera vez en todos estos años se atrevió a enfrentar a ese par de víboras. 

(...)

—¡Odelya! —el grito de su madre hizo que se pusiera de pies y corriera a abrazarla con lagrimas en los ojos. 

Solo fueron unos minutos fundidas en el abrazo hasta que Odelya la miró sintiendo como todo el tiempo perdido se desvaneció. La abrazó con fuerza como si el peso de los meses se disolviera con cada paso. Los brazos de su madre la rodearon con fuerza, con esa mezcla de amor y desesperación que solo una madre puede sentir cuando recupera algo que temía perdido para siempre.

—Pensé que no te volviera a ver nunca más —con sus manos la mujer acunó el rostro de su hija.—¿Sabes lo preocupada que estaba? —comenzó a regañarla. —¿En que estabas pensando? ¿¡Eh!? ¿Por qué hiciste esa estupidez?

—Alicia —el hombre la llamó en tono de regañó. —Puedes regañarla después —caminó hacía su hija y cuando su esposa se quitó del medio pudo abrazarla.

—Papá —Odelya enterró el rostro en su hombro cuando lo abrazó, dejando que las lágrimas cayeran sin contención. 

—Te extrañamos tanto, hija. —La voz grave de su padre tembló, quebrándose por un momento.—Estábamos preocupados

Odelya no pudo responder, su garganta estaba cerrada por la emoción. Solo pudo aferrarse a ellos, sintiendo el latir de sus corazones sincronizados con el suyo, como si ese momento sellara las heridas del pasado.

—Tu abuela también vino porque estaba preocupada

—Que bueno que vino porque así podemos señalarle lo totalmente irresponsable que fue esta otra —habló la chiquilla de ojos verdes y cabello rubio.

—Odelya —la anciana de cabello canoso entró al salón principal y en vez de abrazarla le brindó una cachetada a mano abierta a su nieta. —¿¡En qué estabas pensando mocosa malagradecida para hacer algo así!?

La foránea cerró los ojos y cubrió su mejilla con la mano donde se encontraba su anillo intentando disipar las lagrimas de dolor y rabia.

¿Qué acaso hoy era el día de golpearla?

—¿Ese es un anillo de matrimonio? —rio con burla la mujer venenosa —Creo que tantas emociones me están haciendo ver mal

Y Odelya sintió aún más rabia al oírla.

¿Qué demonios le importaba a ella? ¿Por qué tenía que ser tan chismosa?

Pero por esta ocasión le iba a dar el gusto.

—Me casé —ambas mujeres frente a ella la miraron unos segundos para luego mirarse entre ellas y estallar en carcajadas

—¿Tu? ¿Casarte? —rio aún más fuerte —No me hagas reír Odelya. A ti no te miraría ni un discapacitado 

—Karen —la llamó con tonó de advertencia a su cuñada.

—Estoy hablando con la verdad ¿Qué no tiene como veintiuno y nunca ha tenido novio? ¡Que se va a casar esta otra! —la afectada tragó el nudo en su garganta.

La castaña apretó sus puños con rabia.

No quería llorar.

No ante esos comentarios sin importancia.

—¿Quieren saber por qué me fui? —miró a sus padres. —Me fui porque ellas —apuntó a sus acosadoras. —Se han burlado y me han humillado durante todo este tiempo que vivo aquí. No me dejan vivir en paz y no hay día en que no me traten mal. Me fui porque ya no las soportaba más

》No soportaba tener que seguir aparentando ser una niña buena porque no lo soy ¿Entienden? No soy perfecta pero ustedes han intentado que lo sea. Ella me han tratado como si fuera la mayor escoria de la familia, han hablado mal de mis padres y no existe día en que no me desanimen con mis estudios 

—¿¡Cómo puedes mentir de esa forma!? —gritó la víbora.

—¿Es cierto Karen? 

—Todo lo que dijo es una mentira. Eres una mentirosa 

—¿Cómo te atreves a hablar mal de mi mamá? —su prima estaba dispuesta a agredirla.

Pero ella no se iba a dejar.

—Yo le creo a mi hija —dijo la más anciana. —Odelya es una chiquilla mimada. Todo es culpa de ti Alicia y de la forma en que la has criado —miró con enojo a su nieta. —Pídele perdón a tu tía

—No lo haré

—¡Qué lo pidas! 

—Ella no tiene por qué pedir perdón —intervino el único hombre. —Mi hija no es ninguna mentirosa 

—Tu hija lo único que quiere es destruir a la familia 

—¿Destruirla? —dijo con rabia la protagonista de todo esto. —¡Ustedes son las que llevan años haciéndolo! Con sus chismes y forma de ser tan soberbias y venenosas. Son unas víboras

—¡Odelya! ¡Pídele perdón! 

—No lo haré abuela —la miró con seguridad. —Durante mucho tiempo me calle mi opinión y permití que me pasaran a llevar pero ya no más

—Si no le pides perdón te prometo que nunca más en la vida te dirigiré la palabra ¡Ni a ti ni a tu madre! —golpe bajo. Odelya sabía que su madre era sumamente cercana a la canosa.

—Mi hija no se va disculpar —salió en su defensa el hombre. —Odelya toma tus cosas, nos vamos a casa —su papá tomó las maletas y la chiquilla lo siguió cargando su mochila en un hombro

—Que bueno que te vas ¡Así no tengo que alimentar a una muerta de hambre que no llegará a ningún lado! —le gritó cuando vio que salían de la casa.

Caminaron por el antejardín, pisándolo en proceso y mientras el hombre del hogar guardaba las maletas en el maletero de su vehículo la chiquilla miró a su madre que estaba completamente muda, como si no creyera todo lo que estaba viendo.

Tomó entre sus manos las de su madre y las acarició.

—Lo siento mamá —la chiquilla miró a su madre una vez que estuvieron afuera. —Pero no me arrepiento de nada de lo que hice

Sentía tanta pena.

Tanta rabia ante la injusticia que estaba viviendo, pero ella no se arrepentía de absolutamente nada porque por primera vez estaba siendo libre sin miedo a represarías. 

Este capitulo es muy personal y siento que es un desahogo.

Espero de todo corazón que las y los lectores que han sufrido situaciones similares sepan que a la distancia tienen a alguien que si les cree y confía en que llegaran lejos.

¿Qué les parecio el capitulo?

Aquí les dejo mas cositas sobre Unlikely Ties

Uno: Holly y Damian se conocen con antipicipacion debido a que ambos son parte de una clinica veterinaria, pero hay una situación en particular (Graciosa y peligrosa) que hace que Damian se sienta atraido por Holly.

Dos: Damian tiene la profesión de medico veterinario, la cual escogió por sí mismo.

Tres: En la historia Damian se ha vuelto más risueño desde que fue a teparia y sano sus heridas emocionales.

Cuatro: Holly es considerada una fracasada luego de haber fallado 3-4 veces el examen de ingreso a la Universidad

Cinco: La historia se desarrolla entre Colorado y Gotham.

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